CHANCHITO, EL HADA CERDITO

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S. Servant

Gracias a mis hadas Izia, Émilie, Pascale, Chantal, Laure, Madeleine, Lætitia, Pascal, Janik, y a todo el equipo de Didier Jeunesse.

Stéphane Servant Lætitia Le Saux

Chanchito El hada

cerdito

Había una vez un cerdito llamado

Chanchito que tenía un sueño desde chiquito: quería ser un hada.

–¡Algún día seré un hada!

Sus padres siempre le decían:

—Vamos a ver, salchichoncito, las hadas son chicas y tú pareces un chico…

Hasta que un día Chanchito respondió:

¡AbracaDaBoinc!

¡La primera hada cerdito seré yo!

Sus padres siempre insistían:

—Vamos a ver, Chanchito, ya sabes que en la familia Cerdito todos somos albañiles.

Hasta que un día el gorrinito respondió:

¡AbracaDaBoinc!
¡La primera hada cerdito seré yo!
REFORMAS OINC
Albañiles desde 1969

Por las noches, Chanchito soñaba con tener una varita y dos alitas para ayudar a todo el mundo a cumplir sus sueños.

A Chanchito no se le daba bien poner ladrillos. Las paredes y las chimeneas siempre le quedaban... ¡torcidas!

—¿Cómo te las apañarás cuando llegue el lobo feroz? —solía preguntarle su profesor.

Chanchito se encogía de hombros.

¡AbracaDaBoinc!

— —le contestaba.

Siempre leía todos los cuentos que encontraba en la biblioteca. Por eso las hadas y los deseos no tenían secretos para él.

Los demás alumnos se burlaban de Chanchito:

—¡El hada cerdito! ¡La única hada que huele a salchichoncito!

¡Pero nada detuvo a Chanchito! Hizo el examen de ingreso a la escuela de hadas y... ¡aprobó a la primera!

¡AbracaDaBoinc!

Toques de magia, vuelos acrobáticos, nubes de purpurina: el gorrinito tenía un gran talento. Todo el mundo lo admiraba.

Llegó el día en que Chanchito se graduó, y la mismísima Reina de las Hadas le entregó su primera varita mágica en forma de espiral.

Pero las cosas no son tan sencillas.

Para ser una buena hada, se necesitan clientes: príncipes que salvar, enamorados que juntar, deseos que conceder.

Lo malo era que nadie le pedía ayuda a Chanchito.

Nadie necesitaba a un hadito.

¡Y menos aún a un hada cerdito!

Una noche, mientras Chanchito se lamentaba, resonó un grito en el pueblo:

—¡El lobo! ¡Viene el lobo feroz!

¡Escondeos! ¡Huid!

El lobo feroz llegó a buen paso, aulló, aporreó las puertas, golpeó las chimeneas.

Pero el pueblo estaba desierto. Sólo había luz en una casa: la de Chanchito.

Furioso, el lobo abrió la puerta.

—¿Se puede saber qué haces aquí?

¿No me tienes miedo a mí?

Chanchito sonrió, intentando no temblar demasiado.

—No, no tengo miedo.

¡Porque yo soy Chanchito, el hada cerdito!

—¿El hada QUÉ?

—El hada cerdito, y puedo hacer realidad todos tus deseos.

—¿En serio? ¿Puedes hacer eso?

—gruñó el lobo—. ¿O te burlas de mí con esa varita en forma de espiral?

Chanchito movió su varita y soltó una nube de purpurina.

¡AbracaDaBoinc!

¡Soy el hada cerdito! Si no se cumple tu deseo, te devolveré el dinero.

Buscaba la fórmula mágica para transformar a un lobo en felpudo, cuando, de repente, el lobo abrió mucho la boca…

… y se dejó caer en el sofá, resoplando.

—Si supieras lo harto que estoy… Siempre que llego a algún sitio, todo el mundo sale corriendo. ¡Pero yo nunca quise ser un lobo feroz! Lo único que quiero es... tener amigos.

Chanchito pensó:

«Fácil no será, pero se intentará».

Dicho y hecho, el lobo cerró los ojos, Chanchito levantó su varita…

¡AbracaDaBoinc!

Pero no pasó nada.

A veces, la magia no es suficiente.

De pronto, Chanchito tuvo una idea.

El lobo y él se parecían bastante.

Sabía que para ser querido a veces bastaba con aceptarse a sí mismo. Y con atreverse a mostrarlo.

¡AbracaDaBoinc!

Ya puedes abrir los ojos, ¡deseo concedido!

—Eh… ¿estás seguro? Todo sigue igual…

Dentro de una nube de purpurina, Chanchito sonrió.

—¡Sí, fíjate bien! ¡Yo estoy aquí!

El lobo dudó si zamparse o no al cerdito, pero se dijo que un salchichoncito no era tan importante como un amigo.

Además, un salchichón de hada, rebozado de purpurina, no le abría mucho el apetito.

Desde aquel día, siempre hay una larga cola en el puesto de Chanchito, el hada cerdito, que hace magia con su varita en forma de espiral.

¡AbracaDaBoinc!

Título original: Chonchon, le fée cochon

Texto: Stéphane Servant

Ilustraciones: Laetitia Le Saux

© Didier Jeunesse, París, 2024 Publicado con acuerdo de Isabelle Torrubia Agencia Literaria

© Editorial Éccomi S.L, Barcelona, octubre de 2025. Para la presente edición. Traducción: Helena Aguilà Ruzola

ISBN:978-84-19262-84-4

Depósito Legal:B 7813-2025

Nº de Orden: ECC:0085

Reservados todos los derechos. Prohibida la reproducción total o parcial.

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