

Queremos que esta jornada sea justamente un encuentro que nos anime e impulse en nuestra misión, en nuestro día a día y juntos, en comunidad, podamos celebrar la vida en abundancia que se nos regala.
¿Viste el lema que nos convoca? Es una pregunta: Y tú ¿Qué buscas?
Cuantas veces te has visto frente una encrucijada y te has preguntado por aquello que te motiva en la vida: ¿Qué es lo que busco cada día? ¿Cuáles son mis proyectos, mis sueños? ¿Será que buscamos algo que le dé sentido a nuestra vida?
Es necesario, vital, hacernos estas preguntas, tener un corazón abierto, no uno que se acomoda y se conforma, si no un corazón que busca cosas grandes, que apunta alto.
Y en esa búsqueda constante tenemos la posibilidad de que, poco a poco, encontremos no algo sino Alguien…
Alguien que nos pregunta: ¿Qué buscas? Y que con Su propia vida está dispuesto a darnos respuestas.
¡Te invitamos a este hermoso desafío! Seguro será una experiencia maravillosa ¡Te sorprenderás!
9.00
Acreditación
Música y animación
Bienvenida
Oración inicial
Charla “Y tú ¿Qué buscas?
Pausa activa musical
¡Trabajemos juntos!
Misa
¡Rico almuerzo!
Música
Vengan y vean ¡Increíbles testimonios!
El Santísimo nos visita
Concierto con Estenez
Video final y otras sorpresas
Evangelio según San Juan 1,35-39
Al día siguiente, Juan se encontraba de nuevo en el mismo lugar con dos de sus discípulos.
Mientras Jesús pasada, se fijó en él y dijo: “Es el Cordero de Dios.” Los discípulos le oyeron decir esto y siguieron a Jesús.
Jesús se volvió y, al ver que lo seguían, les preguntó: “¿Qué buscan?” Le contestaron: “Rabbí (que significa Maestro), ¿dónde vives?”
Jesús les dijo: “Vengan y lo verán.” Fueron, vieron dónde vivía y se quedaron con él aquel día. Eran como las cuatro de la tarde.
Palabra del Señor
Y tú ¿Qué buscas?
¿Te has hecho alguna vez esta pregunta? ¿Qué busco de la vida? ¿Cuál es el camino que debo seguir? ¿Te has visto frente alguna encrucijada? Escribe tu respuesta y compártela con quienes tienes a tu lado.
Nos preguntamos:
En el hoy ¿qué estás buscando y por qué?
Lo que has encontrado ¿ha llenado tú corazón?
En tu vida, ¿has buscado a Jesús? ¿Te has encontrado con Él?
¿Quién te ha mostrado al Señor?
Hoy ¿hay algún compromiso nuevo que quieras asumir? (buscar a Jesús, hablar con la asesora, iniciar un camino hacia los sacramentos, participar activamente en la pastoral, servir en un voluntariado, etc....)
de abril de 2024
“Tener vida”: ¿qué significa?
Todos queremos tener vida, pero existen diversos puntos de vista sobre cómo lograrlo. Por ejemplo, hay quien reduce la existencia a una carrera frenética para gozar y poseer muchas cosas: comer y beber, divertirse, acumular dinero y objetos, sentir emociones fuertes y nuevas, etc.
Este es un camino que a primera vista parece atractivo, pero que no sacia el corazón. No es así como se “tiene vida”, porque siguiendo los caminos del placer y del poder no se encuentra la felicidad. De hecho, quedan sin respuesta muchos aspectos de la existencia como, por ejemplo, el amor, las experiencias inevitables del dolor, las limitaciones y la muerte. Y, además, no se hace realidad el sueño que todos tenemos en común: la esperanza de vivir para siempre, de ser amados sin fin.
...El Evangelio dice que esta plenitud de vida, a la que cada uno de nosotros está llamado, se realiza en Jesús: es Él quien nos da la vida plena. Pero ¿cómo acceder a ella, ¿cómo experimentarla?
Veamos lo que les sucedió a los discípulos (...) Están atravesando el momento más trágico de su vida: después de los días de la Pasión, están encerrados en el
Cenáculo, asustados y desanimados. El Resucitado se presenta en medio de ellos, y, en primer lugar, les muestra sus llagas: son los signos del sufrimiento y del dolor, podrían suscitar sentimientos de culpa, y, sin embargo, con Jesús se convierten en canales de misericordia y perdón. Así, los discípulos ven y tocan con la mano que con Jesús la vida vence siempre, la muerte y el pecado son derrotados. Y reciben el don de su Espíritu, que les da una vida nueva, de hijos amados -vida de hijos amados-, hecha de alegría, amor y esperanza. Les pregunto: ¿tienen esperanza? Que cada uno se pregunte: ¿cómo va mi esperanza?
He aquí qué hacer cada día para “tener vida”: basta con fijar la mirada en Jesús crucificado y resucitado, encontrarlo en los Sacramentos y en la oración, reconocerlo presente, creer en Él, dejarse tocar por su gracia y guiar por su ejemplo, experimentar la alegría de amar como Él. Cada encuentro con Jesús, un encuentro vivo con Él nos permite tener más vida. Hay que buscar a Jesús, dejarse encontrar -porque Él nos busca-, abrir el corazón al encuentro con Jesús.
Es posible que muchas veces te preguntes donde encontrar a Jesús y no hayas tenido ninguna respuesta. Pero sabes, lo puedes encontrar más rápido de lo que piensas: en lo profundo de tu corazón, en la creación, en los sacramentos... Hoy queremos contarte cuales son alguno de esos “lugares” especiales donde ir a buscarlo.
“Hagamos espacio dentro de nosotros a la Palabra de Dios. Leamos algún versículo de la Biblia cada día. Comencemos por el Evangelio; mantengámoslo abierto en casa, en el velador, llevémoslo en nuestro bolsillo o en el bolso, veámoslo en la pantalla del teléfono, dejemos que nos inspire diariamente. Descubriremos que Dios está cerca de nosotros, que ilumina nuestra oscuridad y que nos guía con amor a lo largo de nuestra vida”. (...) “Lo importante es leer la Palabra de Dios […]: es Jesús quien nos habla allí”. (Papa Francisco 26.01.2020).
Cuando amamos profundamente a alguien quisiéramos darle todo nuestro ser. Queriendo que nuestra vida no termine, Jesucristo se ha dado por completo, su regalo de amor no es cualquier detalle sino toda su existencia. En la Eucaristía no se nos da “algo”, sino que Jesús se da a sí mismo de manera personal. “Mi carne es verdadera comida y mi sangre verdadera bebida. Quien come mi carne y bebe mi sangre permanece en mí, y yo en él” (Jn 6, 55-56).
La Eucaristía es el lugar privilegiado del encuentro con Jesucristo. Con la Eucaristía Jesús nos atrae hacia sí y nos hace entrar en su dinamismo hacia Dios y hacia el prójimo.
3. En la oración:
En general quien cree lo hace porque se ha encontrado en algún momento con Dios. Este encuentro, para ser completo, necesita de una respuesta. La oración es la respuesta que da el creyente a Dios y la relación que se crea entre ambos.
Esta relación personal implica unos momentos especiales, concretos, determinados, para establecer un diálogo con Dios como Padre y amigo. Necesitamos un tiempo para expresar nuestro amor, nuestra fe a quién tanto nos ama. La oración personal y comunitaria es el lugar donde el discípulo, el amigo, es alimentado por la Palabra y la Eucaristía, cultiva una relación de profunda amistad con Jesucristo. Encontramos a Dios en lo profundo de nuestro corazón, en el silencio y en el diálogo que tengo con Él en la oración. Que la oración sea la brújula que orienta, la luz que ilumina el camino y la fuerza que nos sostiene.
Jesús está presente en medio de una comunidad viva en la fe y en el amor fraterno. Allí Él cumple su promesa: “Donde están dos o tres reunidos en mi nombre, allí estoy yo en medio de ellos” (Mt 18, 20). La condición es: estar reunidos en su nombre, en su Amor. Es decir, lo encontramos vivo en aquella comunidad en la que se vive el amor fraterno. Allí experimentamos su luz, su paz, su alegría. Él está en todos los discípulos y amigos que procuran hacer suya la existencia de Jesús, y vivir su propia vida escondida en la vida de Cristo (cf. Col 3, 3). Te invitamos a conocer cómo vivían los primeros cristianos...
Nos dice la Escritura: ““Estaba desnudo y me vestiste; enfermo y me visitaste, en la cárcel y viniste a verme. Entonces los justos le responderán: “Señor, ¿cuándo te vimos hambrientos y te dimos de comer? o sedientos, ¿y te dimos de beber? ¿cuándo te vimos forastero, y te acogimos o desnudo, ¿y te vestimos? ¿cuándo
te vimos enfermo o en la cárcel, y fuimos a verte? Y el Rey les dirá: “En verdad les digo que cuando hiciste esto a uno de estos hermanos míos más pequeños, a mí me lo hiciste”.
Jesús considera que cualquier cosa que hagamos con nuestros hermanos se la hacemos a Él, por lo tanto, en cada hermano o hermana podemos encontrar el rostro vivo de Cristo, en cada persona podemos amarlo concretamente.
6. En María:
María nos ayuda a mantener vivas las actitudes de atención, de servicio, de entrega y de gratuidad que deben distinguir a los discípulos de Jesús, su Hijo. (...) Ella crea comunión y educa a un estilo de vida compartida y solidaria, en fraternidad, en atención y acogida del otro, especialmente si es pobre o necesitado, así podremos ver la vida de Jesús a través de los ojos de María y encontrarlo.
7. En tu corazón:
“Pero tú, cuando ores, entra en tu pieza cierra la puerta y ora a tu Padre que está allí, a solas contigo. Y tu Padre que ve en lo secreto te premiará” (Mt. 6, 6). Es el lugar más íntimo del ser humano, que da acogida a las cosas más importantes, En tú corazón está la presencia de Dios, pero para encontrarlo tienes que abrirlo a esa presencia de Él, en ti, a esa presencia del Amor en ti, dejarte amar por Jesús.
“Somos como niños pequeños que intentan caminar y caen al suelo, y siempre necesitan que su papá los vuelva a levantar. El perdón del Padre vuelve a ponernos en pie: el perdón de Dios, la Confesión, es el primer paso de nuestro viaje de regreso al Señor” (Papa Francisco).
¡MIRA ESTE VIDEO!
Este didáctico vídeo nos recuerda la bendición que significa recibir (siempre que lo necesitemos), el perdón y la misericordia de Dios. Si lo trasladamos a la experiencia humana, entender la naturaleza de este sacramento es tan difícil como perdonar incontables veces a la misma persona que nos ofende; incluso repitiendo las mismas faltas. Humanamente esto sería imposible. Pero para Dios no lo es. Esta es una de las mayores riquezas de la confesión: el perdón sin límites y con la única condición de estar verdaderamente arrepentidos y querer cooperar con la gracia que Dios nos regala.
Dios en medio de su infinita bondad sabe que los seres humanos necesitamos de signos sensibles para poder experimentar de manera concreta las realidades invisibles. Nadie se siente perdonado si al pedir disculpas recibe a cambio el silencio de quien le ha hecho daño; necesita un gesto, una palabra, un signo de perdón. Este signo sensible del perdón de Dios se hace concreto en las palabras del sacerdote en el momento de la absolución.
Dios realmente nos perdona, borra de nuestro corazón la herida de pecados reales, de faltas conscientes y vergonzosas; pues su misericordia es capaz de restablecer nuestros corazones y devolvernos un espíritu nuevo, renovado en su gracia, en amistad y cercanía con Él.
En esta breve guía encontrarás una ayuda para prepararte a recibir con fruto el sacramento de la Reconciliación: incluye una explicación de los pasos para acercarse a la Confesión, unos exámenes de conciencia y textos para meditar en la grandeza del perdón que Dios nos quiere dar.
Recordemos las palabras del Papa Francisco: “Dios no se cansa nunca de perdonar, somos nosotros los que nos cansamos de pedir perdón”.
Cómo hacer una buena confesión:
5 pasos para hacer una buena confesión:
Nos ponemos en presencia de Dios y tratamos de recordar todos los pecados cometidos desde que nos confesamos por última vez.
El recuerdo de nuestros pecados nos mueve a un profundo arrepentimiento, a pedirle perdón a Dios de todo corazón.
Nos proponemos hacer todo lo que esté de nuestra parte, esforzarnos por no volver a pecar.
CONFESIÓN
Una vez que estamos preparados, nos acercamos al sacerdote y con confianza y sinceridad confesamos nuestras faltas. El mismo Señor Jesús nos perdona en la persona del sacerdote.
Después que recibimos la absolución, rezamos las oraciones que el sacerdote nos va a indicar, para que, de esta forma, reparemos el mal introducido por nuestros pecados, se llama “acto de contrición”.
Te invitamos a hacer tu examen de conciencia ayudado por algunas preguntas.
¿Qué pecados has cometido desde tu última confesión? Trata de no quedarte en lo exterior, sino en las actitudes del corazón y las omisiones.
Dios nos ama de manera misericordiosa, infinita e incondicional ¿y tú?
¿Amo y busco a Dios en el día a día?
¿He descuidado mi vida de oración, esos momentos de encuentro con Dios?
¿He ocultado mi fe ante los demás por vergüenza o por temor?
¿He jurado por Dios en vano o falsamente?
¿He sido irrespetuoso con las cosas sagradas?
Es clave para encontrar a Dios dedicarle tiempo y espacio
¿He sido irrespetuosos en los espacios o momentos de oración?
¿Busco algunos espacios sencillos y significativos de encuentro con Dios?
El amor a Dios también se refleja en el amor a los demás
¿He faltado el respeto a mis padres, o sido ingrato y desobediente con ellos, o les he negado mi ayuda?
¿He fomentado conflictos en mi familia?
¿He atentado contra la vida o la integridad física de otra persona?
¿He practicado, inducido o recomendado el aborto?
Clave para ser quien tengo que ser es cuidar mi corazón
¿He realizado lecturas, o visto imágenes o películas, o acudido a espectáculos impuros?
¿He robado?
¿Me he apropiado de cosas que no me pertenecen?
¿He sobornado para obtener algún beneficio?
¿He mentido?
¿He hablado mal de otra persona?
¿He consentido pensamientos, deseos o imaginaciones morbosas?
¿He sido envidioso alegrándome por el mal ajeno o sintiendo pesar por el bien del prójimo?
Te invitamos a una conversación de corazón a corazón, esto quiere decir colocarte frente al santísimo y ante Él hablarle desde el corazón, en un espacio de oración sencillo, sincero y profundo. ¡Ábrele tu corazón a Jesús! Él siempre dispone su corazón misericordioso a cada uno de nosotros y nosotras. El desafío consiste en poder acercarte durante esta semana al Señor sacramentado, visitando la capilla de tu sede y teniendo un momento de oración. Aquí te explicamos cómo hacerlo:
La adoración al Santísimo es común en la Iglesia desde sus primeros inicios. Es una manera de compartir el amor que las personas tenemos a Dios, y percibir el amor que Dios tiene por todos nosotros. En la adoración al Santísimo Sacramento estamos en la presencia real, viva, activa, de Cristo, se presenta en la forma de un pan consagrado (hostia) ¡Él está ahí realmente!
¿Qué hacer en una adoración al Santísimo? En primer lugar, por supuesto, está la oración. Simplemente, un diálogo sincero y sencillo donde hablar a Él de nuestras cosas y escuchar lo que nos va sugiriendo. También puedes leer la Biblia, meditar, cantar himnos, rezar el rosario, etc. También está la oración de contemplación: «Yo le miro y Él me mira»; simplemente sentarse en silencio y contemplar la presencia de Dios en el Santísimo Sacramento para que él entre en nuestra vida.
Te compartimos unas sencillas preguntas que pueden ayudarte en un momento a solas con Jesús sacramentado. Piensa que es Jesús quien te hace estas preguntas y ábrele tu corazón.
¿Necesitas pedir un favor por alguien?
Y para ti, ¿necesitas alguna gracia, algún regalo?
¿Qué necesitas hoy?
¿Sientes tristeza o mal humor?
¿Y no tienes una alegría que contarme?
¿Tienes alguna promesa que hacerme?
¡Mira este video sobre la Adoración al Santísimo!
¿Cuántas veces te han invitado a una Misa y te surge decir que no tienes tiempo para ir o prefieres otro panorama “más entretenido”?
Participar en una Misa no es una invitación más, es una experiencia clave para descubrir quién tengo que ser y encontrar mi original. La Misa es el centro de la vida cristiana y la acción de gracias que presentamos a Dios por su gran amor hacia nosotros.
Alguien puede decir “Es que no entiendo la Misa”. No te preocupes, mientras más participes la irás entendiendo. Lo único que debes entender ahora es que Jesús se hace realmente presente entre nosotros. ¿Cómo? Cristo está realmente presente en la misma asamblea congregada en su nombre, en la
persona del ministro que la celebra, en la palabra pronunciada de las Sagradas Escrituras y, más aún, de manera sustancial y permanente en su Cuerpo y Sangre, que es el pan y vino consagrado por el sacerdote. Para saber aprovechar los grandes frutos espirituales que se nos dan a través de la celebración eucarística, de este gran banquete, hay que conocerla, entender sus gestos y símbolos, y participar en ella con reverencia.
¡Mira este video sobre la Misa!
Puedes encontrar toda la información que necesitas sobre este sacramento en el librito disponible en tu kit.
12 OCT
Peregrinación al Santuario de Teresa de los Andes
19 OCT
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22 OCT
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8 NOV AL 8 DIC Mes de María
Encuentro Anual de Titulados 07 DIC
22 NOV
Misa confirmaciones RM
Inicio campaña Navidad Solidaria
Misa de Navidad
3 - 9 ENE
Misiones
Solidarias
DESDE EL 5 MAR 2025
Vive la Cuaresma
21 – 26 ENE
JNJ - La Serena “Jóvenes peregrinos de la esperanza”
*¡Postula aquí a las Misiones
de Verano 2025!
MAR 2025
Misa de San José, patrono de Duoc UC
13 AL 20 ABR
Semana Santa
MAR 2025
Voluntariados
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Oración Año de Jesús en Duoc UC
Señor Jesús, Dios y hombre verdadero, Tú que viniste a este mundo para iluminar nuestras vidas, te queremos conocer, seguir y amar.
Maestro y Amigo, en este año dedicado a ti educa nuestro corazón y haznos alegres discípulos misioneros, para estar al servicio de los demás, y anunciar que Tú eres Camino, Verdad y Vida. Amén.
Padre Nuestro
Padre nuestro que estás en el cielo, santificado sea tu nombre; venga a nosotros tu reino; hágase tu voluntad, en la tierra como en el cielo.
Danos hoy nuestro pan de cada día; perdona nuestras ofensas como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden; no nos dejes caer en la tentación, y líbranos del mal. Amén.
Ave María
Dios te salve María, llena eres de gracia, el Señor es contigo.
Bendita eres entre todas las mujeres y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús. Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros los pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén.
Gloria
Gloria al Padre, y al Hijo y al Espíritu Santo. Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
En nombre del Padre, en nombre del Hijo, en nombre del Santo Espíritu estamos aquí. (2)
Para alabar y agradecer, bendecir y adorar, estamos aquí a tu disposición.
Para alabar y agradecer, bendecir y adorar, estamos aquí, Señor, Dios trino de amor.
Abre tu jardín traigo una buena noticia, novedad sin fin, corramos a recibirla. ¡Ven, levántate!
Abre tu jardín, pon flores en tu ventana. Canta una canción, hoy día se murió la muerte. Es día de fiesta, hoy es día de vida.
No te quedes hoy encerrado en tus costumbres, como en el sillón de las antiguas verdades, Vive la palabra, luego vivirás.
Vamos por ahí, cantando la buena nueva, ama de verdad como a ti te están amando. Nace un nuevo día, ¡Ven a renacer!
Mira cómo aclara en la cordillera
Cómo florece el resplandor del Sol. Cómo la fría mañana se entibia
Cómo Dios nos da un día más de amor.
Y su luz recorre campos y florestas
Abarcando hasta el último rincón
Penetrando por tinieblas, dando vida Y jamás detiene su calor.
Aclaró, en el último rincón de mi pieza
Aclaró,
En el último rincón de mi corazón.
Aclaró, la eterna oscuridad del camino
Aclaró,
Un día más de vida nos ofrece Dios.
Y de nuevo despertamos a la vida
A entregarnos por entero a la labor
Si pudiera detener esta rutina
Y dar gracias porque existo hoy
Cambiaría como todo, cambiaría
Por completo nuestra posición
De egoísmos y de falsas apariencias
Cambiaría nuestro falso amor.
Aclaró, en el último rincón de mi pieza
Aclaró,
En el último rincón de mi corazón
Aclaró, la eterna oscuridad del camino
Aclaró,
Un día más de vida nos ofrece Dios.
Tú, que has sido enviado a sanar los corazones afligidos, /Señor, ten piedad de nosotros/
Tú, que has venido a llamar a todos los pecadores /Cristo, ten piedad de nosotros/
Tú, que estás sentado a la diestra del Padre para interceder por nosotros /Señor, ten piedad de nosotros/
Aleluya, Aleluya
Aleluya, Aleluya
Cante la tierra entera a nuestro Dios y Señor.
Lleguen con himnos de gozo
Él trae la Salvación.
Aleluya, Aleluya
Aleluya, Aleluya
Margaritas comenzaron a salir y me anunciaron lo que está por venir. Como una linda primavera de color llegaron los tiempos que el Señor nos anunció.
Serán los tiempos de la hermandad, serán los tiempos de la tranquilidad, serán los tiempos de la felicidad, y florecerán como las margaritas.
C: Señor, escúchanos
A: Te presentamos nuestra oración
Dios de la Vida, Dios del amor
Juntos nos acercamos a esta mesa para ofrecer todo lo que tenemos que es para Ti.
Es nuestra vida, nuestra esperanza, nuestro dolor y amor, deja que nuestras manos lleguen a Ti.
El pan que es tierra, fruto y trabajo
Tu cuerpo ya será, dánoslo y nuestra vida renacerá. El vino convertido en Tu sangre dánoslo a beber y se hará fecundo nuestro dolor.
Como el pan y el vino que se transforman en este altar, transforma nuestras vidas y nuestro hogar.
Santo, santo es el Señor. Dios, Dios del universo.
Llenos están
El cielo y la tierra de su gloria. Hosanna en el cielo.
Bendito, bendito es el que viene
en el nombre del Señor.
Hosanna en el cielo.
Llenos están
El cielo y la tierra de su gloria. Hosanna en el cielo.
/: Cordero de Dios, cordero de Dios
Tú que quitas el pecado del mundo ten piedad de nosotros:/
Cordero de Dios, cordero de Dios danos la paz, danos la paz.
Señor, toma mi vida nueva, antes de que la espera desgaste años en mí.
Estoy dispuesto a lo que quieras, no importa lo que sea, Tú llámame a servir.
Llévame donde los hombres
Necesiten tus palabras, necesiten mis ganas de vivir, donde falte la esperanza, Donde falte la alegría, simplemente por no saber de Ti.
Te doy mi corazón sincero
para gritar sin miedo, tu grandeza, Señor.
Tendré mis brazos sin cansancio, tu historia entre mis labios y fuerza en la oración.
Llévame donde los hombres...
Y así, en marcha iré cantando por calles predicando Tu grandeza Señor.
Señor tengo alma misionera, Condúceme a la tierra
Que tenga sed de Dios.
Los lirios del campo y las avesdel cielo
No se preocupan porque están en mis manos Ten confianza en mí
Acá estoy junto a ti.
Ama lo que eres y tus circunstancias
Estoy contigo, con tu cruz en mi espalda
Todo terminará bien
Yo hago nuevas todas las cosas
Yo vengo a traerte vida
Vida en abundancia, en abundancia
Yo soy el camino, la verdad y la vida
Vida en abundancia, en abundancia.
No hice al hombre para que esté solo
Caminen juntos como hermanos
Sopórtense mutuamente
Ámense unos a otros
La felicidad de la vida eterna
Empieza conmigo en la tierra
Sentirte vivo
La fiesta del reino comienza acá
Yo vengo a traerte vida
Vida en abundancia, en abundancia
Yo soy el camino, la verdad y la vida
Vida en abundancia, en abundancia
MARÍA MIRAME
María mírame, Maria mírame. Si tú me miras Él también me mirará.
Madre mía mírame, de la mano llévame muy cerca de él que ahí me quiero quedar.
María cúbreme con tu manto que tengo miedo no se rezar. Que por tus ojos misericordiosos tendré la fuerza, tendré la paz.
María mírame, Maria mírame. Si tú me miras Él también me mirará.
Madre mía mírame, de la mano llévame muy cerca de él que ahí me quiero quedar.
Madre consuélame de mis penas es que no quiero ofenderte más,
que por tus ojos misericordiosos quiero ir al cielo y verlos ya.
María mírame, Maria mírame.
Si tú me miras Él también me mirará.
Madre mía mírame, de la mano llévame muy cerca de él que ahí me quiero quedar.
Qué silencio más delicado amor del amor más escondido.
Eres Mujer, Puerta del Cielo tres colores adornan tu manto.
Bajan las cascadas de los árboles que caen hasta el suelo y llegan al Santuario.
Quieres dar la mano y yo pedir la tuya.
No puedo estar sin ti, sin tu mirada pura.
Tu voz me llena el alma, María de la alianza, palabra hecha flor.
He cambiado todo mi canto tan sólo para soñar tu brisa y no soy más que polvo en el camino, aunque no soy polvo de tu olvido.
Quiero ser un puente hacia el Cielo hecho de barro y fuego que nace en el Santuario.