Dossier • Septiembre • 2019

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LA ENTREVISTA

¿En qué clase de mundo vivimos hoy? El mundo experimenta hoy dos grandes transformaciones. Por un lado, estamos viviendo lo que se conoce como la cuarta revolución industrial. Fenómenos tales como la nanotecnología, la biotecnología, el internet de las cosas, la big data,el bitcoin han hecho un mundo mucho más cerrado, muy competitivo, donde se hacen necesarias más que nunca las llamadas STEM (sigla en inglés para ciencia, tecnología, ingeniería y matemática). Por otro lado, vivimos algo que podríamos denominar “darwinismo tecnológico”. Aquellos que no sepan innovar y adaptarse van a perder oportunidades, con lo cual es imperioso enseñar innovación y adaptabilidad. ¿Hay capacidad de innovación en la Argentina? Nosotros tenemos sistemas muy duros, muy pesados. Supongamos que logremos ponernos de acuerdo y decidimos que la robótica es la clave y durante un año comenzamos a hacer robótica, buscamos los profesores, preparamos los contenidos, identificamos a los alumnos, logramos las aprobaciones, etcétera, pero para sacar la primera cohorte nos va a llevar diez años. En ese tiempo, en este mundo, pueden pasar muchas cosas, con lo cual me parece que la velocidad de adaptar los sistemas educativos es también fundamental.

ROBERTO DIB ASHUR

“Tenemos qu preparar a lo chicos para enfrentar est mundo”

¿Qué pasa en materia de inversión? En la década del 2000, América Latina y El Caribe achicaron la brecha de desigualdad con el resto del mundo. Los países desarrollados, sin embargo, están haciendo hoy una inversión en capital humano y en tecnología muy grande, muy superior a la que estamos haciendo América Latina. La inversión que hacemos nosotros en investigación y desarrollo es del 0,6 por ciento del PBI mientras que en Israel es del tres por ciento. En general, podemos decir que los países en desarrollo invierten en estas áreas en una relación de tres a uno. Además hay mucha inversión en capital humano no solamente en investigación y desarrollo. De esa forma se produce un gap. Si un país invierte en capital humano, en conocimiento, mientras que otro no lo hace, esa brecha se va a abrir en el tiempo.

En las provincias del NOA, la pobreza y la ruralidad, y las dificultades de los pobladores para acceder a la secundaria, ponen a los habitantes del norte en una situación de desventaja enorme, señala en esta entrevista Roberto Dib Ashur.

¿Qué porcentaje termina la primaria, la secundaria, las carreras universitarias? La población económicamente activa (PEA), que es la que se presenta al mercado laboral, en la Argentina es de aproximadamente un 42 por ciento del total. De ese porcentaje, el 49 por ciento tiene el secundario incompleto, sólo el 27 por ciento completa el secundario y apenas un 17 por ciento tiene estudios universitarios. Y entre estos últimos, las carreras preferentes no siempre están vinculadas a las ciencias, la tecnología, la ingeniería o las matemáticas. Sin embargo, estas son las áreas que nos permitirán competir en la cuarta revolución industrial. Son las áreas preferentes para el desarrollo.

Dib Ashur tiene un Master en Economía y un MBA en Liderazgo Estratégico. Fue Ministro Educación Ciencia y Tecnología de la provincia de Salta entre 2011 y 2016, Secretario Financiamiento Internacional entre 2009 y 2011 y Vicerrector administrativo de la Universidad Católica de Salta (UCASAL) entre 2016 y 2017. Actualmente se desempeña como profesor de grado y post grado en las universidades de Buenos Aires (UBA) y Nacional de Salta (UNSA). Es Senior Executive Fellow en la Universidad de Harvard.

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Septiembre 2019

Por Héctor Vanolli y Rodrigo España

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