Periódico Domine Cultural N° 54

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EDICION NACIONAL

Año 6 - No 54 Julio 2010

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PERIÓDICO MENSUAL DE CULTURA COLECCIONABLE DISPONIBLE EN PUESTOS DE DIARIOS Y REVISTAS DE TODO EL PAÍS

DECLARADO

DE INTERÉS

CULTURAL POR LA SUBSECRETARÍA DE CULTURA DE MAR AUSPICIADO POR LA UNIVERSIDAD NACIONAL DE JUJUY

DEL

PLATA

¿QUIEN Y COMO SE GESTIONA LA ALTERNATIVIDAD CULTURAL? Por Lic. Jorge E. Padula Perkins (Argentina) Pág. 2

GEA SE QUEJA Por Felicidad López Vila (España) Pág. 3

ARTISTICO POR NATURALEZA Por Prof. Liliana Claudia Fernández (Argentina) Pág. 4

GEORG FRIEDRICH HAENDEL, 250º ANIVERSARIO (12° Parte) Por Prof. Leonardo Chanú (Argentina) Pág. 4

PRIMERAS ESTANCIAS EN LA ZONA DE MAR DEL PLATA (1ra Parte) Por Armando Maronese (Argentina) Pág. 6

Columnas de Página 8 Por Ana Leguísamo Rameau Costumbres de 1810 (Segunda Parte) Por Santiago Federico Richetti Reflexiones acerca del buen gusto Por Laura Pisani (Argentina) “Poemas”


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¿QUIEN Y COMO SE GESTIONA LA ALTERNATIVIDAD CULTURAL? POR JORGE EDUARDO PADULA PERKINS

cultura desde una perspectiva sociológica que involucra a todas las prácticas sociales y demanda lineamientos políticos, en medio una amplia gana de profesionales dispuestos a hacer valer su formación del modo que fuere siempre que se les asigne el rol coordinador del quehacer cultural. Sin embargo todos bajo el común denominador de ser gestores de la cultura “vigente” en cuyo marco se capacitaron como tales. Pero ¿Quién gestiona las culturas alternativas? ¿necesitan éstas de gestores culturales? ¿desean los gestores culturales incursionar en la alternatividad o la contracultura? ¿cómo se gestiona una cultura de esa índole? Vicente Romano (2005) plantea una forma de alternatividad cultural revolucionaria por entender que “la cultura predominante del neoliberalismo propugna e impone la unificación de la economía y del pensamiento a nivel mundial”, razón por la cual invita a “organizar una cultura que permita a los seres humanos ser lo que desean ser, y no lo que los condicionamientos y penurias actuales les imponen. Esta hermosa tarea tiene que ser. necesariamente, solidaria y colectiva, es decir, humana en el sentido estric-

to del término. Pues la solidaridad y la cooperación es lo que distingue a los seres humanos del resto de los animales” Sigue diciendo que “ahora impera la cultura de la competitividad, la explotación, el interés particular, la discriminación, la comercialización de los sentimientos y de la intimidad, etc.” Y que “como alternativa a esta cultura deshumanizada existe el humanismo revolucionario. La visión humanista del futuro, el aspecto positivo de la utopía, parte de la rebelión contra esta civilización, por mutilar los rasgos más humanos de las personas y por ser la causa de los vencidos de hoy. La cultura humanista contiene y propugna valores alternativos como la igualdad, la amistad, el respeto a la propia persona, a la diversidad, etc.” Jessica Kreimerman (2005) tiene otra mirada en torno de la alternatividad cultural. Se pregunta antes que nada ¿alternativa de qué? Y responde que “en general, es de una manera de vivir que no permite que los individuos seamos libres, nos conectemos a la divinidad interna, y confiemos en nuestra intuición y corazón para las decisiones que nos conciernen” y afirma que el camino para el cambio se transita “recuperando sabi-

Ba M nd ad on er eo as ne s

¿Quién gestiona las culturas alternativas? ¿necesitan éstas de gestores culturales? ¿desean los gestores culturales incursionar en la alternatividad o la contracultura? ¿cómo se gestiona una cultura de esa índole?. Todo parece indicar que quien se presupone atento a la detección y promoción de emergente culturales auténticos, mira al mundo cultural con los “anteojos” que la sociedad le ofrece para ello y no con las lentes atrevidas y francamente revolucionarias de la contracultura. -Formemos gestores culturales, -seamos gestores culturales-, garanticemos la gestión cultural…parecen ser las consignas con las que se manejan los intelectuales del siglo XXI tras haber dotado de esta abarcadora denominación a todos aquellos que se ocupan por diseñar, planificar, ejecutar y evaluar proyectos de características culturales. Es entonces que las instituciones educativas forman especialistas en tal sentido a través de la generación de nuevas carreras para esta naciente disciplina y se supone que los públicos, los artistas, los políticos, los productores, los ciudadanos en general, demandan la pronta y efectiva intervención de los gestores culturales para satisfacer sus necesidades en tal sentido Un ejército de gestores de la cultura egresa de los centros de formación dispuesto a llevar adelante una lucha sin cuartel contra la exclusión cultural, a defender los bienes patrimoniales, a reivindicar las expresiones intangibles y a apoyar las manifestaciones culturales emergentes de distintos sectores de la sociedad. Algunos más orientados al diseño y administración de canales de expresión artística mediante la utilización de herramientas del marketing, otros persuadidos del valor identitario y liberador de la

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duría milenaria de tantas tradiciones como culturas han habido en el mundo” y “reparando heridas que venimos cargando de generación en generación” “El movimiento de la cultura alternativa –continua diciendo- se dirige hacia el amor sin miedo y hacia la salud total: de mente, cuerpo, emociones, voluntad y espíritu. Las herramientas son múltiples pero la meta es la misma: reconectarnos, cada uno de nosotros, a la Fuente Primordial”. La búsqueda misma de manifestaciones que se autodenominen de cultura alternativa o de contracultura, implica el hallazgo de fuentes poco ortodoxas que, paradójicamente, habrán de citarse tratando de seguir los parámetros académicos reconocidos por la cultura vigente. En este sentido, en el canal http://www.myspace.com/culturaycontra se hace referencia a la música electrónica como expresión contracultural. Su responsable define la contracultura señalando que refiere a “los valores, tendencias y formas sociales que chocan con lo establecido”. Advierte que el vocablo debe entenderse en dos sentidos, uno como “ofensiva contra la cultura (oficial)” y el segundo como “cul-

tura a la contra” que permanece “al margen del mercado y de los medios masivos”. Se trata entonces, afirma de “manifestaciones culturales que se presentan como una alternativa a la cultura predominante”, por lo general “preservadas y transmitidas por pequeños grupos sociales” “La cultura alternativa tiene su revista” asevera la publicación on line “24 CON” al presentar a “Como loca mala”, un producto gráfico autodefinido como dedicado “a la difusión de los artistas en movimiento, los escritores alternativos y la cultura independiente”, desde “una mirada estética, periodística y literaria”. “Cultura alternativa” se denomina un completo blog sobre “tatuajes, piercings y otras modificaciones corporales” y “cómo afectan la manera en que lucimos y cómo las ve la sociedad”. Con una fuerte convicción ideológica en cuanto al poder de la hegemonía cultural imperante, Federico Pollieri (sin fecha), se pregunta ¿Cuál es el lugar que ocupa la cultura alternativa, de oposición o contracultura? Y responde que “puede decirse que todas o casi todas las iniciativas y contribuciones, aún cuando sean manifiestamente alternativas o de


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oposición, en la práctica se hallan vinculadas a lo hegemónico. He aquí la profundidad de la hegemonía cultural. Para decirlo más simple: la cultura dominante produce y limita a la vez sus propias formas de contracultura”. No obstante destaca que “de todas formas, y aún asumiendo la profundidad de las hegemonías culturales, sería un gran error descuidar la importancia de las manifestaciones culturales que, aunque se encuentren afectadas por los límites y las presiones hegemónicas, constituyen -al menos en parte- rupturas significativas y aún cuando pueden también en parte- ser incorporadas o neutralizadas, en lo que refiere a sus elementos más activos pueden mantener su independencia y originalidad. (Ibidem). “Una hegemonía es siempre un proceso compuesto de experiencias, relaciones y actos y no se produce de modo pasivo: es permanentemente desafiada y resistida por otras presiones que constituyen los momentos contrahegemónicos o de hegemonías compartidas”, sostiene al respecto Portantiero (2008) y agrega que “si la hegemonía, por definición, siempre es dominante, jamás lo es de modo total o exclusivo...por lo que los procesos culturales no deben ser vistos como simplemente adaptativos” sino dotados de una complejidad en la que se articulan “la dominación y la resistencia” (Ibidem.) A la luz de las referencias presentadas, se aprecia que la expresión “cultura alternativa” es francamente polisémica en cuanto a qué es aquello que representa la alternatividad. Sin embargo, queda claro que se trata de formas culturales, por lo general productos de una cosmovisión particular, discrepantes con la cultura preponderante en la sociedad en su conjunto. La cultura alternativa parece entonces provenir de lugares muy diferentes entre si, cuyo común denominador es solamente la oposición a las formas hegemónicas. Economías sustentables, medicina complementaria, desarrollos ecológicos, propuestas revolucionarias, arte no convencional, pacifismo, misticismo, naturalismo, humanismo, vanguardias, son sectores sociales que de una u otra forma pueden encuadrarse en el concepto general de contracultura o cultura alternativa. En este sentido, la identidad cultural, que sería el factor aglutinante y a la vez diferenciador de esos grupos de culturas alternativas, aparece “como una adscripción ‘fluida’, que

se genera en la interacción social”, y “se forma libremente entre pares” (Lomnitz, 2008). Según Raymond Williams (citado por Auyero y Benzecry, 2008), una cultura incluye “elementos dominantes (los hegemónicos dentro de la sociedad), residuales (aquellos que provienen de períodos pasados pero que aun se mantienen relativamente activos) y emergentes (aquellos que son parte del futuro y contradictorios con los elementos hegemónicos del presente de la sociedad). Paradójicamente, esos emergentes sociales contraculturales, no suelen ser planificados por gestores culturales sino por líderes sociales o artísticos provenientes de una clara externalidad respecto de la cultura socialmente imperante. El gestor cultural es producto de la cultura hegemónica o de las formas, también concentradas, de contrahegemonía, institucionalizadas al fin. Como en un laberinto paradojal, quien se presupone atento a la detección y promoción de emergente culturales auténticos, mira al mundo cultural con los “anteojos” que la sociedad le ofrece para ello y no con las lentes atrevidas y francamente revolucionarias de la contracultura. Los actores socioculturales alternativos suelen ser, por el contrario, radicalizados en su rechazo a todo lo proveniente de la estructura y de la dinámica de la sociedad como colectivo imperante. La alternatividad se vincula también a la no aceptación de los procesos de significación y atribución de valores, construcción del conocimiento, interacción y difusión y en ellos está involucrado el gestor cultural, con todo su bagaje proveniente de una la cosmovisión generalizada de la que la contracultura reniega y se aparta. Un post titulado “Por un movimiento contracultural en las organizaciones” (http://dsanchez. blogs.mondragon.edu/ 2009/06/14/ por-un-movimientocontracultural-en-las-organizaciones/) caracteriza lo contracultural en base a conceptos provenientes del libro “La contracultura a través de los tiempos”, de Ken Goffman. Entre otras cosas se señala que “las contraculturas conceden la primacía a la individualidad por encima de las convenciones sociales y las restricciones institucionales”, “desafían el autoritarismo tanto en sus formas obvias como en las sutiles”, “están a favor del cambio” e incluyen la práctica de “lo que

Nietzsche llamó ‘transvaluación’, una filosofía y un modo de vida que supone experimental continuamente con el cambio de sistemas de valores, las percepciones y las creencias como un fin en si mismo”. ¿Cuál es el espacio de acción que tendría un gestor cultural en ese contexto filosófico y vivencial?. Posiblemente ninguno o por lo menos ninguno mientras pretenda hacer ejercicio formal de su rol asignado por la sociedad hegemónica. “La contracultura –afirma un comentario en dicho post- no es una cultura en el sentido que no busca destilar unos valores de un colectivo sino aceptar con naturalidad los que cada uno trae consigo. No hay gestión cultural en la

contracultura, no es sustituir unos valores por otros sino entender que cada persona tiene sus creencias y no hay motivo para buscar un mínimo denominador común en todas ellas.” (°) Licenciado en Periodismo por la Universidad del Salvador, Buenos Aires, Argentina

Bibliografía y fuentes: Auyero, Javier y Benzery, Claudio (2008): voz “Cultura”. En: Altamirano, Carlos: Términos críticos de sociología de la cultura, Paidós, Bs.As. Kreimerman, Jessica (2005): “Introducción a la cultura alternativa”. En línea: http://www.redplanetaria.com/4/ content/view/1108/11/ [Consulta: 17-doc-2009] Lomnitz, Claudio (2008): voz “Identidad”. En: Altamirano, Carlos: Términos críticos de sociología de la cultura, Paidós, Bs.As. Pollieri, Federico (sin fecha):

http://www.gramsci.org.ar/12/polleri_heg_ cult_lucha.htm [Consulta: 18-dic-2009] Portantiero, Juan Carlos (2008): voz “Hegemonía”. En: Altamirano, Carlos: Términos críticos de sociología de la cultura, Paidós, Bs.As. Romano, Vicente (2005): “Valores para una cultura alternativa”. En línea: http://www.rebelion.org/noticia.php?id=2 2965 [Consulta: 17-dic-2009] http://www.myspace.com/culturaycontra [Consulta: 17-doc-2009] http://www.24con.com/conurbano/nota /25144-La-cultura-alternativa-tiene-surevista/ [Consulta: 17-doc-2009] http://www.comolocamala.com.ar/inde x.php?option=com_content&view=section&id=7&Itemid=7 [Consulta: 17-doc2009] http://culturaalterna.blogspot.com/200 4/08/el-tatuaje-maori.html [Consulta: 17doc-2009] http://dsanchez.blogs.mondragon.edu/ 2009/06/14/por-un-movimiento-contracultural-en-las-organizaciones/ [Consulta: 18dic-2009]

GEA SE QUEJA Por Felicidad López Vila

Los efectos de las agresiones al medio ambiente son ya tan visibles que no pueden negarse. La biosfera está siendo agredida constantemente y la tierra soporta día tras día el azote desgarrador de productos venenosos que la debilitan. El smog envuelve las urbes causando trastornos en la respiración de gran parte de la población y los mares, los océanos, los ríos y los lagos se utilizan como vertederos. Mareas negras de “alta y baja intensidad” llegan con sus tentáculos hasta cualquier costa del mundo y el cambio del clima es el causante directo de la fundición de los polos. La contaminación que los seres humanos vamos creando, va generando en la capa de ozono un agujero que se hace más grande por momentos. El cambio climático está provocando graves desastres naturales y está desestabilizando las estaciones con todas las consecuencias que eso conlleva.

¿Se puede llegar a solucionar todos estos problemas? ¿Debemos hacer que recaiga toda la responsabilidad de esos sucesos, sobre las espaldas de los políticos del mundo? Sin lugar a dudas ellos tienen todavía mucha faena que hacer, pero nosotros también. Deberíamos ir frenando el ataque permanente contra el planeta e ir tomando conciencia de que algunos daños pueden ser irreparables. Si unimos las fuerzas, tal vez, logremos solucionar muchos de los problemas que nos afectan de manera directa. Si no lo hacemos, quizá, las futuras generaciones hereden en vez de un paraíso un infierno. El alma de Gea sufre y la madre tierra se queja: vomita lava de sus volcanes, inunda con sus lloros desmesurados ciudades y arrasa campos con sus tornados. Gea nos da cobijo y nos alimenta y nosotros deberíamos ser más considerados con ella.


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ARTISTICO POR NATURALEZA

El objetivo para el cual el edificio que aloja actualmente al Museo de Arte de Tigre fue construido nada tiene que ver con la creación artística, sin embargo este lugar es en sí mismo una obra de arte. Su historia se remonta a 1909, año en que se conforma una sociedad con el fin de fundar un club para la práctica de deportes y el esparcimiento, incluyendo un casino a la manera euro-

pea. El lugar elegido fue el predio ubicado en el Paseo Victorica junto al entonces Tigre Hotel, y es así como en 1927 este espacio es habilitado al público. El edificio de dos plantas abunda en columnas dóricas simples, semi columnas, pilastras, arquerías, y motivos ornamentales de palmetas, guirnaldas de flores, hojas de laurel y de encina. Sus esquinas se completan por dos torres

salientes desde el primer piso, que rematan en una cúpula con un coronamiento de hierro y una aguja. A la magnificencia de su arquitectura, se suman además obras de otras expresiones del arte como lo son el marouflage del pintor español Julio Vila-Prades en la bóveda oval del primer piso, en el que un grupo de ninfas interpretan melodías con sus diferentes instrumentos, o la escultura de bronce burilado de la Fundición Fonderies Du Val Dósne de París. En el año 1978 la Municipalidad de Tigre se hace cargo del edificio, declarado Monumento Histórico Nacional en 1979, y en 1990 comienzan las obras de recuperación con el objetivo de albergar allí un museo de arte. Actualmente, se reúne en este bello lugar una colección de arte argentino figurativo que abarca los siglos XIX y XX. Conforman dicho

patrimonio obras clásicas de quienes fueran los precursores de la pintura en nuestro país como Carlos Pellegrini, Juan León Palliére, Juan Mauricio Rugendas, José Aguyari, Eduardo Sívori, Ángel Della Valle y Graciano Mendilaharzu. Además se pueden apreciar el arte de Benito Quinquela Martín, Pío Collivadino, Alfredo Lazzari y Justo Lynch, Fernando Fader, Luis Cordiviola, Juan Carlos Castagnino, Florencio Molina Campos, Antonio Berni, Raúl Soldi, Eugenio Daneri, Marcos Tiglio, Fortunato Lacámera, Miguel Carlos Victorica y Luis Aquino, entre otros. Por otra parte, ningún lugar mejor que este museo para exhibir aquellos artistas que tomaron al Tigre y su particular paisaje como referente estético: Horacio Butler, Carlos Barberis, el acuarelista Jorge Larco y Fermín Eguía. Es de destacar también la acti-

GEORG FRIEDRICH HAENDEL La cantata es una forma de la música vocal que junto con la ópera y el oratorio nacen en Italia durante el período del barroco temprano. La cantata italiana, que pertenece al género de cámara y, como el oratorio, es una especie de escena lírica de concierto, careciendo por lo tanto de representación escénica y consistente en la variada combinación de uno o dos recitativos y arias. Puede estar escrita para una o dos voces y un conjunto instrumental con bajo continuo, y puede ser de temática sacra o profana. Los principales compositores de cantatas fueron desde sus comienzos Giacomo Carissimi, Luigi Rossi y Claudio Monteverdi, reconociéndose varias escuelas: romana, veneciana, boloñesa y napolitana; ésta última refleja en sus cantatas la gran creatividad de Alessandro Scarlatti, quien termina con la rutina de la sucesión recitativo-aria, mediante la incorporación de ariosos de formidable expresividad. Obviamente, no podemos dejar de mencionar la gran colección de cantatas italianas compues-

tas por Haendel, sobre todo durante su estadía en Italia entre 1706 y 1709. Muchas de ellas fueron escritas para el marqués Ruspoli, su más importante mecenas en Roma y para ser ejecutadas en las reuniones de la Academia de la Arcadia, una sociedad integrada por nobles y artistas dedicadas a enaltecer el arte, especialmente en el ámbito de la música y la poesía. Otros mecenas que participaron junto a Haendel como autores de los textos de sus cantatas fueron los cardenales Pamphili y Ottoboni. La cantata fue el género dominante en la composición musical de Haendel durante aproximadamente los tres años que vivió en Italia y esto se debió probablemente a que la ópera fue relegada por el papa a la representación de óperas de tema histórico o mitológico en Roma, prueba de lo cual son solamente las dos óperas que Haendel compone en Italia: Rodrigo (1707) y Agrippina (1709). Sus temas son pastorales mitológicos o escenas amorosas, y en general, se componen de una serie de arias -escritas

para una o dos voces solistas y bajo continuo, a veces un instrumento concertante y sin coros- unidas por recitativos. Ejemplo de este tipo de cantata es la llamada “Amarilli vezzosa o Il duello amoroso”, cantata dramática para soprano y alto castrato, compuesta en Roma en agosto de 1708, con texto de autor anónimo y ejecutada por primera vez durante una conversazione (sesión musical) en el Palazzo Bonelli, Roma, sede del marqués Ruspoli, en octubre de 1708. La parte de Amarilli fue cantada por la soprano Margarita Dutastanti y el papel de Daliso estuvo a cargo del castrado Marc’Antonio Pasqualino. Consta en total de veintiocho números: sonata, cinco recitativos, tres arias, dos ariosos y un dueto. El acompañamiento instrumental está integrado por un pequeño grupo de primeros y segundos violines y continuo. El pastor Daliso, enamorado de la fría pastora Amarilli, profesa su amor a ésta y trata de seducirla, mientras que

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POR LILIANA CLAUDIA FERNÁNDEZ vidad su Departamento Educativo, cuyo objetivo es ser el puente para que las ideas y emociones que transmiten las obras lleguen al espectador a través de visitas didácticas y participativas. Por ello, el Museo de Arte Tigre se ha dedicado a trabajar el vinculo entre los chicos y el arte, ofreciendo distintos programas educativos con el fin de acercar el arte a la comunidad siendo el museo el nexo entre ambos. Tigre ha sido siempre un atractivo turístico para todos los argentinos por su diversidad natural. Es bueno saber que ahora además nos ofrece la posibilidad de asomarnos al mundo del arte de la mano de los más destacados artistas nacionales. Paseo Victorica 972, Tigre Tel. 4512-4528 museodearte@tigre.gov.ar Miérc. a Vier. de 9 a 19 hs. Sáb, Dom y Feriados de 12 a 19 hs.

(12º PARTE) POR LEONARDO CHANÚ

Amarilli se muestra indiferente y le rehuye. Ante la insistencia del pastor, Amarilli parece ceder a sus requiebros, pero finalmente se comprueba que sólo era una treta para entretener a Daliso y que

diera tiempo a que llegase el padre de la muchacha, Silvano, interrumpiéndose así el cortejo. Después de este ardid, Daliso le reprocha ásperamente su actitud y Amarilli le rechaza para siempre.


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TURQUIA LA RIVIERA TURCA 1: NATALIA

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Dos coincidencias inesperadas nos permitieron hacer otros tantos viajes a Turquía en el lapso de seis meses. La primera fue una invitación como suscriptores de la revista Der Spiegel, ofreciendo un recorrido de una semana por el sur y el oeste, desde Antalya hasta Efeso, Aphrodisias, PamúkkaleHierópolis y Belek. (1) Nosotros agregamos un “crucerito” por el río Manavgat y una visita a las ruinas de Aspendos. Hay oportunidades que no se pueden desperdiciar: el paquete incluía el vuelo de ida y vuelta, hoteles de 4 y 5 estrellas con pensión completa o “all inclusive”, todo el transporte terrestre, guía de habla alemana (excelente) y entradas a museos y monumentos. Del 4 al 11 de noviembre, todo por menos de 300 euros! Al regreso de ese viaje, se nos presentó la segunda oportunidad,

esta vez a través de la revista Focus (tenemos una suscripción anual gratuita, ganada por llenar una encuesta de Lufthansa!). La nueva propuesta incluía Antalya (destino obligatorio por ser el aeropuerto de entrada turística del sur de Turquía (2). El resto de las características similares a las del viaje anterior, salvo que no incluía los almuerzos. Viajamos la última semana de abril 2010. Cabe aclarar que estos viajes están subvencionados por el gobierno turco –de otra manera no se podría explicar el costo- y asociado con un público lector de revistas de determinado nivel (además de las arriba mencionadas, National Geographic, Financial Times, etc.). A nosotros

no nos entusiasman mucho los viajes colectivos, pero debemos reconocer que ninguno de los compañeros desentonó. Había médicos, abogados, ingenieros, empresarios, y hasta una lingüista y un paleontólogo!!! A los efectos del relato, no voy a respetar el recorrido cronológico, sino comenzando por Antalya y Alanya, en la llamada “Riviera turca” sobre la costa del Mediterráneo, y luego hacia el oeste hasta Efeso, retornando por el el centro hasta Pamúkkale y Capadocia en el centro de Anatolia. Así se verán paisajes

otoñales y primaverales, dependiendo de la época de ambos viajes. En Antalya, además de atravesar la ciudad, -la más importante de la costa sur, con unos 600.000 8 habitantes-, visitamos la ciudad vieja o lo que queda de ella. Un monumento ecuestre representa a Seljuk Sultan I (11641211), conquistador de la ciudad en 1207 y fundador de la Armada turca. Otro monumento representa al personaje más venerado en Turquía: Mustafá Kemal “Atatürk” (3), (18811938) que, con mano de hierro, occidentalizó al país, introduciendo el alfabeto latino, separando la religión del estado, etc. En el transporte público llama la atención el uso de tranvías que, según nos dijeron, son los que, hace

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años, dieron “de baja” en la ciudad de Colonia (Köln) en Alemania. Del casco medieval fortificado no queda mucho, salvo un par de torres (4). Las banderas parecen denunciar de dónde viene la mayoría de los visitantes (5). La cantidad, variedad y el arte con que presentan las especias y dulces, dan ganas de llevarse todo, si no fuera que después se podría hacer una comida sólo con el olor de la valija! (6). En las calles de más tránsito, los semáforos tienen una curiosidad: muestran el tiempo restante de la luz, en este caso la verde nos anuncia que quedan dos segundos (7). Lo mismo ocurre con la luz roja. Un sistema práctico que, junto con algún cartel de Pare (DUR) (8). Nos permite sacar alguna foto desde el ómnibus, como esta alfarería (9)


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PRIMERAS ESTANCIAS EN LA ZONA DE MAR DEL PLATA (1RA PARTE) P A M OR

EL GAUCHO: No tendría sentido hablar de las primeras estancias y de los grandes terratenientes, si primero no habláramos del gaucho. De la conquista española surge un nuevo tipo de hombre, netamente americano y exclusivamente nuestro: el gaucho, hijo directo de españoles. Fue enemigo del indígena desde el principio de su vida y al final su vencedor, para caer vencido a su vez por la pujanza de la gente de la nueva Argentina.. La conquista que España realiza en el nuevo mundo y luego la formación de sus colonias, lo hace a expensas de sus soldados, aventureros en su mayoría, nobles empobrecidos y segundones que traían la espada y la ambición, atraídos por las tierras del oro y de la plata. España tenía que colonizar a toda costa sus nuevos dominios y trae una numerosa expedición y los primeros planteles colonizadores integrados por matrimonios españoles. Estos fueron los primeros pobladores de las pampas o de la provincia de Buenos Aires y del litoral bonaerense y la descendencia de ellos, arranca el criollo que luego fue designado GAUCHO. Este personaje típico del campo argentino aparece en una imprecisa fecha como un tipo humano definido. La palabra gaucho, ha sido preocupación de muchos filólogos para encontrar su etimología. Pedro Inchauspe lo define como un modismo de uso común en nuestro país, para designar al habitante del antiguo campo abierto; el hombre del caballo, del lazo, de las bolea-

doras y del facón que necesitaba para campear por su respeto, en un ambiente lleno de peligros y donde cada individuo se encontraba librado a sus propias fuerzas. Ricardo Rojas en sus escritos dice, que el nombre gaucho ha prosperado de las etimologías del francés “gauche” y del árabe “chaouch”. El filólogo Lenz, se inclina al pehuenche (“cahu”), que significa amigo, camarada o la voz “cauche” (también de los indios araucanos y patagónicos) que la empleaban para definir al hombre fino y astuto....y después de otras consideraciones, termina diciendo: “gaucho es el hombre que goza de su libertad en la pampa argentina”. Esta teoría de Rojas dice Pedro Inchauspe- coincide con la sustentada por Azara y Concolorcorvo, quienes ya en el

siglo XVIII usaron la palabra “gauderío” para designar a los jinetes rioplatenses. En cambio Paul Groussac escribió, que gaucho es una corrupción por trasliteración de vocales de la palabra “guacho”, del idioma quichua, que significa abandono, huérfano. Y así, otras definiciones que quisieron sacar a la luz el origen de la palabra gaucho. Pero sea lo que fuere, era el hombre popular argentino del campo, que trabajaba con la hacienda vacuna. Carlos Octavio Bunge, sociólogo, abogado, profesor y publicista argentino, hizo un detenido y profundo estudio del gaucho: “Era fuerte por su complexión física; cetrino de piel tostada por la intemperie; mediano de estatura, recio y sarmentoso de músculos por los continuos y rudos ejercicios, agudo

en su mirada, habituado a sondear las perspectivas del desierto. El gaucho se entregó al pastoreo, su medio de subsistencia, pero en una forma peculiar, distintas de las hasta entonces y por los vacunos dispersos en estado cimarrón y su fácil propagación sin los cuidados del hombre. El gaucho dividía su faena entre apresamiento del ganado salvaje o en domesticación a campo raso; en cambio desdeñaba la agricultura que apenas conocía. El gaucho, hijo de españoles puros, se formó en la inmensidad de la pampa. Así como el “roto” es chileno, el “cholo” peruano, el “llanero” venezolano, el gaucho es el arquetipo popular argentino. El gaucho fue la persona que los grandes estancieros y hacendados usaron, para la lucha contra el indígena El avance de la “Frontera Sur”,

RMANDO

ARONESE

estuvo ligado a la apropiación de las tierras de la zona por parte de hacendados y comerciantes de la ciudad de Buenos Aires. Avances y retrocesos estuvieron marcados por las relaciones, muchas veces conflictivas, entre indígenas y blancos, como se vio en el capítulo anterior. Las fuerzas militares ubicadas en fortines y la ocupación económica del territorio sobre la base de grandes estancias, fueron las formas mas comunes de consolidar el dominio de la sociedad criolla, por sobre el territorio conocido por los indígenas. Las estancias se ubicaban en las proximidades de los indígenas que, desde la perspectiva del hombre blanco, pasaban de condiciones pacíficas a belicosas con extrema facilidad, al no distinguir los estancieros las diferencias entre las distintas tribus que poblaban la región. En el año 1810, el río Salado era la frontera entre indígenas y blancos. La Revolución de 1810 cortó por un tiempo la continuidad de su cuidado que venía desde el año 1790. Pero en el año 1817, se lleva a cabo la fundación de la “hoy” ciudad de Dolores, el primer centro de población surgido al sur del río Salado. Se necesitaba de hombres adinerados, hacendados o estancieros, que pudieran disponer de armas y hombres para la lucha contra el indígena. En el año 1820, el entonces gobierno nacional, derrumbado, dio autonomía a Buenos Aires y ésta heredó los ingresos fiscales. Esto permitió el retorno a una política mucho mas activa de expan-


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Periódico de cultura Año 6 N º 54 Buenos Aires, julio de 2010

sión sobre el territorio indígena. Tomando como puntos de referencia a los fuertes de Laguna de Potroso o Fuerte Federación (hoy ciudad de Junín), el Cruz de Guerra (hoy 25 de Mayo) y el Fuerte Independencia (hoy Tandil), se fue formando la línea fronteriza, la que se uniría mas tarde con las fortificaciones Laguna Blanca y Azul. Así, la zona de frontera quedaba situada en la retaguardia de los actuales partidos de Rojas, Junín, Bragado, 25 de Mayo, Azul, Tandil y La Lobería. Con la incorporación de los territorios entre el río Salado y la primera cadena de las sierras pampeanas, se produce el abandono por parte de los indígenas de las tolderías concentradas desde el Vuulcán (hoy Puerta del Abra), hasta el Cairú (sierras del Tandil), arreando y protegiendo su ganado y sus vidas, hacia el interior del territorio. A partir de allí, el comercio indígena se fue concentrando en el Oeste y en el Sur. Con el paso del tiempo, fueron los puestos y pulperías de la frontera los que acapararon tal actividad. A fin de 1814 y principios del año 1815, con la instalación de la “Estancia de Miraflores” en la laguna de Kaquel Huincul (hoy Partido de Maipú), comenzó un progresivo avance sobre la región. El nuevo asentamiento tuvo muchísimos conflictos con las tribus dominantes y con algunos dispersos pobladores “blancos” que se habían aventurado en la zona. Los problemas con los indígenas fueron salvados transitoriamente por el estanciero Francisco Ramos Mexía, mediante negociaciones que permitirían una convivencia pacífica y que incluían un fructífero intercambio comercial (1). Los restantes habitantes, ante la alteración del uso del territorio, se vieron obligados a arriesgarse mucho mas allá de la línea de frontera. Siempre por influencia o por rango militar, pudieron acceder a nuevas tierras al otro lado de la línea fronteriza. Quienes accedieron en un primer momento a las tierras, fueron aquellos hacendados o estancieros que vivían en las inmediaciones o dentro de los límites de los terrenos solicitados y que disponían de armas, hombres y ganado suficien-

tes como para realizar las poblaciones necesarias. Un ejemplo de esto, es el del Coronel Pablo Ezeyza que recibe del Estado una donación de 96 leguas cuadradas (260.000 hectáreas) en el actual partido de Mar Chiquita, casi su totalidad, en octubre del año 1815 (2), como reparación por la pérdida de otras estancias de su propiedad en Entre Ríos y la Banda Oriental, en el conflicto con Artigas. Esa cantidad de tierras, equivale casi a la totalidad de las tierras del actual Partido de Mar Chiquita. Esta forma de acceso a la propiedad de las tierras, denominada “merced”, era una vieja tradición colonial. El rey de España la otorgaba en forma de premio por acciones de guerra o servicios prestados a la Corona de España. Los distintos gobiernos revolucionarios que se sucedieron desde 1810, acuciados por problemas políticos, económicos y sociales, fueron extendiendo este uso hasta principios de la década de 1820. Esta continuidad estuvo condicionada, por ser los hacendados y saladeristas de Buenos Aires, los pocos interesados en ocupar esas tierras o porque no estaban dispuestos a arriesgar su capital donde la amenaza del indio era constante. A su vez la voluntad del Estado provincial por poblar y poner en producción las tierras de la zona, encontraba en ese sistema una forma de seducir a los ganaderos con grandes extensiones, ajenas a su control (3). El Estado reglamentó el otorgamiento de estas donaciones, el 15 de noviembre de 1818, con vistas a poner en disponibilidad las tierras ubicadas hasta las proximidades de la sierra del Vuulcán (Volcán). Las obligaciones para quienes las solicitaban estaban encuadradas dentro de ciertas normas, como mensurar, poblar, establecer vínculos con los indígenas con vistas a su pacificación y fundamentalmente, estar en plena disponibilidad para la defensa común contra los malones. Los hacendados solicitaron enormes extensiones de tierra en la zona, las cuales variaban entre las 12 y 40 leguas cuadradas (la legua cuadrada equivale a 2.700 hectáreas). Explicaban en su solicitud que destinarían esas tierras para la cría del ganado, reservando de ese modo las que poseían en zonas mas cercanas a Buenos Aires para el engorde del mismo (invernada). Esto está detallado en las solicitudes de Pedro Alcántara Capdevila,

quien solicita tierras en esta zona para trasladar ganados que tiene ubicados en la localidad de Quilmes y de Lorenzo López, quien exponía sobre los grandes riesgos que representaba invertir su capital en un establecimiento ganadero tan lejano (4). En el año 1819, en esta región que hoy se ubica el Partido de General Pueyrredón, solicitaron sus “mercedes” Pedro Alcántara Capdevila, Lorenzo López, Pedro Trápani y Patricio Linch. Estos eran importantes saladeristas con creciente prosperidad vinculada al incremento de las exportaciones de cueros y tasajo. Ellos desconocían la zona y sólo se guiaban por las referencias de la región que habían hecho algunos expedicionarios, como el Coronel Pedro Andrés García, que había estado por estos territorios en el año 1811. Con el tiempo, Lorenzo López vendió su “derecho” a la Sociedad Rural Argentina, quien litigó con Pedro Trápani hasta el año 1838 por las tierras del llamado Rincón de los Lobos, ubicadas entre Punta Mogotes y el Arroyo Las Brusquitas (actual límite sur del Partido de Gral. Pueyrredón). Relativamente estabilizada la frontera con la disminución de los malones, accedieron a las tierras, importantes comerciantes, barraqueros, saladeristas y hacendados, que vieron en su incorporación la posibilidad de una inversión a largo plazo. Los nuevos propietarios completaban de esta forma los negocios que realizaban en la región norte de la provincia, en partidos como los de Quilmes y Ranchos. Esto les permitía criar en nuestra región el ganado, engordarlo en Quilmes o Ranchos y faenarlo y comercializarlo, en la ciudad de Buenos Aires. Otros propietarios se limitaban, en cambio, a solicitar las tierras a bajo o nulo valor y luego transferirlas a medida que los indígenas de la región, permitían la expansión y población de las estancias, obteniendo de esto importantes beneficios. En estas condiciones reciben tierras en los límites del actual Partido de Gral. Pueyrredón, Pedro Antonio Capdevila, Pedro Trápani y Lorenzo López, quedando como vecinos de éstos, las estancias de Pablo Ezeyza, al Norte y Patricio Linch, al Oeste. Hubo dos casos llamativos. Uno fué el del Dr. Francisco José Planes, quien solicitó en el año 1813, las tierras baldías ubicadas “...de esta ciudad como 90 leguas

de la costa sur entre Cabo Corrientes y el Cabo San Agustín”. Pero como el cabo San Agustín no existía, el Dr. Planes no pudo obtener las tierras que solicitaba. El otro caso que llama la atención, es el del Sr. Lorenzo López. Su pedido dio lugar a un largo pleito con el Sr. Pedro Trápani, por las tierras ubicadas en el denominado “Rincón de los Lobos” (Zona sur del hoy Ptdo. de Gral. Pueyrredón) que finalizó recién en el año 1838. En el curso del litigio, aparecía como prueba de la posesión de las tierras, un singular testimonio de un indígena, por el cual se dejaba entrever que el Sr. Lorenzo López habría comprado sus tierras del “Rincón de los Lobos” al Cacique Negro o Yampilcó. El manuscrito en cuestión, entregado a Juan Manuel de Rosas en el año 1833, expresaba que: “...Lorenzo López debe todavía cincuenta yeguas, cuarenta pesos plata y dos sacos de yerba, que le falta pagar por las tierras que le vendió en el Rincón de los Lobos cuando estaba en las Dos Islas, cóbralo también hermano...”. Esta situación era común para las costumbres de la época, ya que la convivencia de los criollos con algunas tribus indígenas venía de largos años y distintos estancieros de la región mantenían vinculaciones con los indígenas del lugar, tal como Ramos Mexía, al establecerse en Kakel Huincul (actual Partido de Maipú), en los años 1814/1815. Estos primitivos intentos de ocupación fracasaron como consecuencia de sucesivos levantamientos indígenas y fue posible recién, con la instalación del “Fuerte Independencia” (actual ciudad de Tandil) en el año 1823. Ya hacia 1825 se pudo garantizar la instalación de las estancias en la zona, con la expedición cívico-militar de Rosas, Lavalle y Senillosa. La característica de nuestros territorios se mantuvieron sin variaciones hasta la década de 1850, en que la explotación del ganado vacuno dio paso al ovino. La organización de las estancias fue la típica para la época, una población principal con los corrales para el ganado y algunos puestos ubicados en los límites de la propiedad. La vida social se realizaba en algunas de las pulperías que existían en las inmediaciones, siendo la primera que se tiene noticia, la que ubican Cramer y Chiclana en el año 1836, cuando miden la estancia de la Sociedad Rural y dan cuenta de la “Pulpería Barroso”.

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REFLEXIONES ACERCA DEL BUEN GUSTO POR SANTIAGO FEDERICO RICHETTI

¿Es posible hoy desarrollar una teoría del gusto? Si bien ponemos el punto fundacional de la estética, aquella disciplina filosófica encargada de teorizar acerca del arte, en las teorías acerca del gusto desarrolladas por los empiristas ingleses hacia fines del siglo XVII, las cuales tuvieron un importante auge en el terreno intelectual del siglo XVIII, y en la interpretación romántica de las categorías de lo Bello y lo Sublime, presentadas por Kant en la Crítica del Juicio, parecería hoy ridículo plantear una teoría del arte bajo este tipo de conceptos. El arte actual dista mucho de aquello que durante el siglo XIX la

academia denominó “bellas artes”, imponiéndole ciertas normas según las cuales la belleza, unida a cierta pretensión de moralidad, era condición necesaria para que un objeto pudiera ser rotulado como “obra de arte”. Ya Baudelaire revolucionó la concepción clásica del arte separando las nociones de belleza y bondad, lo cual derivó en una obra tan bella e inmoral como fueron Las Flores del Mal. Pero el quiebre mayor se produjo a principios del siglo XX, con las vanguardias artísticas, que poco interesadas estaban en alcanzar un ideal de belleza, y, sobre todo, con la obre de Duchamp, la cual posibilitó la “popularización” del arte que se dio en los años sesenta con movimientos como L’art sociologique de Hervé Fischer en Canadá, el grupo Fluxus y el Pop Art en Europa y los Estados Unidos, que intentaron llevar al arte al terreno de la banal y lo masivo, y lo llevado a cabo en el Instituto Di Tella en Buenos Aires, para dar algunos ejemplos.

Mínimos II III Y los seres buenos que se van vuelven a veces de otra forma en un pedazo de canción en la penumbra silenciosa de una tarde en una risa en una aroma en la curiosa realidad de un sueño

Pero, ¿acaso nos es posible explicar el hecho de que la belleza y el buen gusto se hayan convertido en algo ajeno a la reflexión estética contemporánea porque el arte ha escapado de los límites de una elite académica popularizándose? Si bien sería estúpido no reconocer que no existe un valor de belleza en sí, porque toda concepción de lo bello no es más que parte de un discurso de una elite intelectual, no sería tampoco serio resolver nuestra problemática de ese modo; la falta de buen gusto, que en vano añoramos con aires románticos, no puede explicarse con la popularización del arte: prueba de ello está en que, a diferencia de hoy en día, todavía hace cincuenta o sesenta años atrás la música popular argentina, como para dar un ejemplo, estaba dominada por el tango, estilo musical que, guste o no, ha logrado obras musicalmente harto elaboradas, mientras que hoy el mismo gusto grotesco de la llamada cumbia villera se respira en algunas de las más importantes galerías de arte de Buenos Aires.

LA COLUMNA DE ANA LEGUISAMO RAMEAU

Costumbres de 1810 Matrimonio criollo. Hacia el Bicentenario de los cambios (Segunda Parte) Retomando el artículo anterior, dijimos que los rioplatenses somos todos cosmopolitas. Descendemos de los inmigrantes de la vieja Europa, otros tienen ascendencia más oriental, y allí nos derivamos hacia el tema tratado durante el mes de Junio, que fue el menú desde 1810 hacia nuestros días. Pero la historia no termina en el ahínco del buen gourmet sino también en otras costumbres, que nos llaman la atención a través del tiempo. Las condiciones económicas y sociales no han cambiado mucho, si nos centralizamos en ciertos aspectos, pero debemos recordar que, en épocas de antaño, el horario de almuerzo de los pobres era a las 12:00 del mediodía, mientras que los de clase media degustaban lo suyo a las 13:00, y los más ricos saboreaban las más exóticas comidas a las 15:00. De ese modo, los almuerzos marcaban, a través de sus horarios, la diferencia entre diversas clases sociales y económicas. Las familias más acomodadas poseían un menú especial donde no faltaba el aire español y francés. El toque de estas comidas combinadas era una verdadera exquisitez en el arte del buen gourmet, y eso en la alta sociedad quedaba muy bien. Además (por cuestiones de imagen y dinero) éstas tenían sus propios esclavos. Los amos disponían de ellos a su uso y antojo ya que, obviamente, los esclavos vivían en sus propias casas. Era ya un hábito, que las ricas familias, luego del almuerzo, hicieran sobremesa (hasta la caída del sol) la cual se extendía casi a la hora del té, entonces luego se procedía a la vida religiosa. Allí, todos frecuentaban la iglesia, porque era deber del “buen rico” y porque ser religioso quedaba bien ante una sociedad de completa apariencia. En aquellos tiempos, las mujeres de la alta sociedad, asistían a misa acompañadas de sus esclavas, quienes llevaban la alfombra sobre la cual se arrodillaba la señora. Èsto se debía a que no existían en las Iglesias los bancos para sentarse. Buenos Aires, por aquellos tiempos, poseía tan sólo siete parroquias, dos conventos integrados por monjas, y otros cuatro compuestos por religiosos, franciscanos, dominicos y betlemitas. La iglesia incluía funciones sumamente importantes, tales como ocupar un lugar en la vida de la gente a través de las misas, o bien, distraer al público con su evangelización. No es novedad saber que los pactos han existido siempre a través de los tiempos, y lo mismo ha ocurrido con los grandes tronos del mundo, y eso era lo que sucedía también en la Argentina en épocas de antaño donde hablar de matrimonio era apostar a las buenas costumbres. Por eso, las familias más acomodadas solían elegir el hombre o la mujer para sus propios hijos. De ese modo, el matrimonio quedaba establecido y convenido a puerta cerrada. Por supuesto, nadie tenía derecho a la protesta si los padres así los habían decidido. Cabe destacar aquí la presencia de Mariquita Sánchez de Thomson, (quien marca un corte definitivo en la historia de las tradiciones), mujer a la cual ya le dedicamos un capítulo entero por merecerlo en su integridad y fuerte carácter. La traemos a la memoria pues Mariquita Sánchez a los 14 años, fue quien se animó a negar un casamiento convenido por sus padres. Era toda una heroína de la

historia. Por ello, se negó rotundamente a aceptar al hombre que le propusieron como marido, y allí fue cuando estableció pelea con sus propios progenitores. Perdidamente enamorada del Señor Thompson, su primo, se desprendió de todas las formalidades y estructuras, que las circundaban. Sin embargo, la historia no terminó ahí pues, fue tal el enredo de amores y discusiones, que debió intervenir el mismo virrey, quien decidió apostar al amor y obró a favor de Mariquita. Quien escribe este artículo se suma a la subjetividad de la memoria y felicita también al obispo del lugar quien, a su vez, se pronunció por el casamiento de la futura Señora Mariquita Sánchez de Thompson. Diríamos, en aquellas instancias, que la situación de vanguardismo estaba dando sus frutos a una mente mucho más abierta y comprensiva en el mundo rioplatense. Este capitulo tiene también su costado penoso pues tristeza hallaban las que quedaban solteras. Ese era un tema escabroso pues a estas mujeres se las consideraban un peligro para la sociedad. Eran un verdadero problema moral y social para todos. Muchos estaban convencidos que las solteras se volvían pecadoras o futuras prostitutas. Para que ello no ocurriera y para evitar un caos familiar, los padres recurrían a la felìz decisión de internarlas en un convento y, de ese modo, las almas estaban salvadas de la corrupción popular. (También del qué dirán) En fin, costumbres y preconceptos los hubo siempre, también los hay en la actualidad, aunque no se puede vivir de lo que piensan los demás. Por eso también, existía la diversión a través de reuniones, que se llamaban tertulias y eran características en la época, las cuales fueron reemplazas en el tiempo por las concurrencias al club. En la tertulia participaban hombres y mujeres de todas las edades. En una de ellas, la esposa de Rodríguez Peña lo obligó a Saavedra para que inicie los actos de la Semana de Mayo. También existían las fiestas con mucha música donde no faltaba la guitarra. Las notas en las familias más populares sonaban de un modo diferente, incluso por intermedio de las vidalitas, que era una especie de protesta inadecuada en los ricos. Pero en las clases más arregladas se interpretaba de manera más culta (como los ricos le llamaban). Con el tiempo, se insertó la opera italiana. También eran muy comunes los bailes y los paseos a caballo por las costas de San Isidro y San Fernando. Allí, los jóvenes de la sociedad porteña, que siempre se vestían a la europea, se ponían la ropa de gaucho como particularidad de su status. Costumbres y cambios los hubo siempre, pero desde el año 1810 hasta nuestros días, si nos ponemos a pensar, las situaciones no han trocado demasiado. Matrimonios por arreglo los sigue habiendo. También, las comidas siguen siendo las mismas de antes con ciertos ingredientes o aires más orientales, en ciertos aspectos, como los escribí durante el artículo de la semana anterior respecto del sushi u otras minutas. En fin, vivimos en un país cosmopolita donde nos debatimos entre las costumbres orientales y occidentales, por ello también adquirimos hábitos de hipocresía como lo hacían los más conocidos reyes en sus mejores tronos del viejo mundo.

Trío de Guitarras Intérpretes Daniel Cabrio – Walter Fida – Diego Liotto C o n t r a t a c i o n e s : Te l : ( 0 0 5 4 -11 ) 4 6 3 5 - 4 410 / We b : w w w. t r i o d o m i n e . c o m . a r / E - m a i l : t r i o d o m i n e @ g m a i l . c o m


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