Revista Fraternidad Vol. 10

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Fraternidad, una revista para el clero de la arquidiócesis de Bogotá - 1 Semana Santa 24 Nuestros hermanos mayores Monseñor Gustavo Ferreira 26 Historias de vida Padre Mario Leonardo Peresson Tonelli 23 Conversaciones Monseñor Hernán Jiménez Arango, historia viva de la Arquidiócesis 16 Perfiles Diácono Abel Dueñas Padrón 20 Parroquias Cristo Salvador San Jerónimo 14 Detrás del Pastor Homilía del Señor Cardenal en Misa Crismal 2019 4 Conociendo la curia 6 Por las vicarías Acción Misionera Vicarial 8 La Iglesia en obras Red Misericordia, acción social y caridad de la Iglesia 11

La sencillez en el sacerdocio

Tal vez no exista ninguna misión más sublime en la tierra que aquella que recibe un hombre a través del sacerdocio. Que un ser humano sea escogido por Dios para obrar, hablar, amar en nombre de Él es algo realmente increíble.

Tal vez no exista ninguna misión más sublime en la tierra que aquella que recibe un hombre a través del sacerdocio. Que un ser humano sea escogido por Dios para obrar, hablar, amar en nombre de Él es algo realmente increíble. Pero sucede a cada día. Y, no obstante tener la vocación sacerdotal su origen en Dios y su fuente en Cristo, es el modo de vida que más está llamado a brillar por su sencillez y humil dad. No puede ser de otra manera y cualquiera otra propuesta para darle presenta ción al sacerdocio no hace sino distorsionarlo. La vida misma de Cristo, sacerdote entre Dios y los hombres, debió en buena medida sus enormes frutos a tener esas dos características de sencillez y humildad. Quizás el asunto no tenga nada de com plejo: con estas dos cualidades lo único que salta a la vista es Dios mismo y precisa mente de eso se trata, tanto en Cristo como en el sacerdocio que dejó en su Iglesia.

Mucho, quizás demasiado, se está hablando hoy en día acerca de los sacerdotes y del sacerdocio. Se escuchan toda clase de propuestas, se dictan toda clase de nor mas, se expiden protocolos, se siembra la sospecha por doquier, supuestamente para que los sacerdotes sean lo que debe ser. Poco se ha hablado de la necesidad de que el sacerdocio, los sacerdotes, no dejen que este inmenso tesoro de la Iglesia y de quien lo ha recibido, pierda su sencillez original. El modelo es Cristo sin tan ta exégesis rebuscada o refundida en lingüística. Cristo caminante, Cristo pobre, Cristo maestro, Cristo predicador, Cristo deteniéndose para escuchar y atender a los pobres y a los enfermos, Cristo orante. No se trata de otra cosa ni son deseables otras cosas. Es una pro-existencia, según la expresión del gran Papa Benedicto XVI. Un Cristo que vivió y murió por la humanidad.

Quizás al sacerdocio y a los sacerdotes actuales habría que liberarlos de tanta arandela y maleza que les ha dificultado ese querer ser otros cristos, en sencillez y humildad. Hay que hacer hasta lo imposible para que el sacerdote no se vuelva un hombre sofisticado. No hay que facilitar una embadurnada en mil ciencias, ecle siásticas o no, que terminan por hacer ver el sacerdocio del servicio como cosa de poca monta. Se requiere un cuidado inmenso para no ocupar a los sacerdotes como burócratas que viven para los trámites, las representaciones legales, las reuniones, los planes, las estrategias, la firma de cheques. Tampoco se debe dar pie para que los buenos señores curas vivan en mil ocupaciones que consumen tiempo y energías que deberían emplearse en el humilde oficio de atender lo sagrado y a las personas que los requieren. Y no está de más insistir en que hay que dejarlos en paz para que hagan su misión. Hoy desde muchas instancias externas a la Iglesia e internas a ella los tienen al rojo vivo con un juicio implacable sobre sus vidas. Sin caridad el sacerdocio se vuelve aún más difícil.

Sin embargo, todos los sacerdotes, cada uno en particular está llamado a hacer gala de sencillez y humildad. El eje de su vida diaria debería ser la parroquia, al menos en el clero diocesano. Su alegría no debe ser otra que la gente que tiene a su cargo para todo lo que lo requieran. Su intimidad no puede ser llenada sino por la oración y el encuentro con Cristo. Su misión de santificar debe animarlo cada día a administrar los sacramentos con dedicación, delicadeza y prontitud. No debería nunca dejar de predicar pues de allí nace la fe, según el Apóstol. Tampoco debe olvidar el impartir la catequesis, es su tarea más noble en la evangelización. Ningún enfermo y ningún agonizante deben quedarse privados de su visita. Todos los po bres deben llenarse de alegría al encontrarse con el señor cura. Nada de lo anterior es espectacular ni causa gran admiración mundana. Pero es la obra de Dios en sus manos y si se hace con sencillez, porque es obra grande, pero humilde, los frutos serán del ciento por uno. Un sacerdote sencillo y humilde, otro verdadero Cristo, es lo que Dios pide y su pueblo desea.

Editorial 2 - Fraternidad - Mayo de 2019

El Vicario que congrega y enseña

Monseñor Daniel Delgado es el Vicario de la Inmaculada Concepción, vicaría que atiende pastoralmente el centro de Bogotá. Mensualmente reúne a sus diáconos permanentes para una charla de formación.

Monseñor Delgado ha sido maestro desde siem pre, de hecho, fue su primera profesión y vocación, nacida en el seno mismo de su familia. Ejerció por unos años antes de tomar la determinación de ir al seminario.

Por su condición de Vicario Episcopal le corres ponde la función de dirigir, santificar y enseñar; esta última la disfruta y ejerce con varios grupos en su vicaría. Los primeros sábados del mes tiene un grupo, ya inmenso, que empezó con los miem bros de los EPEM y fue creciendo con muchos entusiastas de otros grupos parroquiales, amigos, curiosos, etc. se llama la Cátedra del Vicario.

Los segundos martes del mes recibe al grupo de diáconos permanentes que prestan sus servicios pastorales en el territorio vicarial. Estas charlas mensuales han tratado diversos temas filosóficos y antropológicos destinados a fortalecer y actualizar la formación diaconal.

Hablan, comparten, se forman, aprenden. Son ellos Héctor Reyes, Germán Giraldo, Didier Ho yos, Leonardo Peña, José Antonio Rocha, Hum berto Saavedra y Gonzalo Sandoval (en la foto).

Monseñor Daniel es, además, el director del Ob servatorio arquidiocesano de evangelización, de la publicación Faro, que recoge la actividad de los Diálogos en la ciudad, una de las acciones deriva das del trabajo del Observatorio.

Preparando el Nuevo Ritmo

En la Vicaría de Cristo Sacerdote se realizó la primera socialización del tercer momento del Plan E, el Nuevo Ritmo. Monseñor Pedro Salaman ca presentó “la primera versión” de este itinerario evangelizador, ante presbíteros y laicos que han estado en el trabajo permanente de la cons trucción de este programa vital para la Arquidiócesis Como una propuesta para ser leída, estudiada y comentada se presentó el itinerario del tercer momento del Plan E, el Nuevo Ritmo.

Ante un auditorio de unas 50 personas en la Vicaría de Cristo Sacerdote se socializó la temática del tercer momento del Plan E, el Nuevo Ritmo, cuya meta está planteada para que el pueblo de Dios se integre en es pacios y en los diversos escenarios de esta sociedad plural, que vivan la comunión y participación con una clara conciencia diocesana, ejerzan su compromiso evangelizador inculturadamente y con espíritu misio nero, y, logren generar una nueva presencia de la Iglesia en la ciudad.

Durante la presentación se recordó que el Plan E ha propuesto diferen tes modos de ser, así, el Gran Giro propuso una nueva mentalidad; el Nuevo Rumbo una nueva manera de hacer y para el Nuevo Ritmo ca minar juntos y sintonizados con la ciudad.

El texto bíblico que ha animado esta reflexión es el Camino de Emaús.

Todo lo anterior ha de ser estudiado, comentado y debatido antes de ser presentado como un documento final que ilumine estos tres últimos años del Plan E.

Notas

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arquidiocesanas
"Hoy se ha cumplido esta escritura que ustedes acaban de oír"
Homilía
Detrás del Pastor
del Señor Cardenal en Misa Crismal 2019 4 - Fraternidad - Mayo de 2019-

Estas palabras de nuestro Señor Je sucristo en la sinagoga de Nazaret se hacen realidad hoy.

Hay un hoy que es el hoy de Dios, que se hace hoy permanente a lo largo del tiempo y del espacio. Hoy el Señor cumple en nosotros su Palabra.

Yo quisiera que reflexionáramos un momento sobre lo que significa ese cumplimiento de la Palabra del Señor en nosotros. ¿Qué dice la Palabra? El Señor Jesucristo es, por excelencia, aquel que ha sido ungido por el Es píritu de Dios. Él es el Cristo. Ustedes saben bien que la palabra “Cristo” sig nifica ungido. Él es el Cristo, es decir, el Mesías, el ungido por el Espíritu del Señor para poder cumplir la misión que el Señor le ha encomendado.

Con su muerte y con su resurrección, el Señor hace posible que el amor mi sericordioso de Dios llegue a todos los seres humanos, de todos los tiempos, de todos los espacios. Es un hoy que se hace realidad permanentemente en el corazón de cada uno de aquellos que abren su espíritu para recibir el amor de Dios. Y esa unción que recibe el Se ñor Jesucristo, hace que se prolongue en aquellos que los siguen, que son sus discípulos. De tal manera que noso tros somos cristianos, es decir, ungi dos en el Cristo, ungidos por el Espí ritu. Esa unción la hemos recibido en el sacramento del bautismo, la hemos recibido en el sacramento de la confir mación, la permanentemente cada vez que levantamos nuestro corazón hacia el Señor y Él responde a nuestro anhe lo, a nuestra súplica derramando sobre nosotros su Espíritu. Somos cristiano, ungidos por el espíritu de Dios.

Y también para nosotros esa unción es para que podamos cumplir una mi

sión, una tarea. La misión de Cristo fue la de asumir sobre sí todos nuestros pecados, toda nuestra miseria para destruir el pecado y la muerte y darnos la posibilidad de tener la vida de Dios en nosotros. Él la describe diciendo: El señor me ha enviado para cruzar un año de gracia, para dar la vista a los cielos, el oído a los sordos, la libertad a los cautivos. Imágenes con la cual el Señor nos explica el sentido profundo que tiene su tarea liberadora, salvado ra. Esa tarea que nos hace libres del pecado y de la muerte para poder vivir y vivir en plenitud. Y el Señor quiere que nosotros, ungidos, cristianos, dis cípulos suyos, unidos profundamente los unos a los otros, constituidos en un pueblo sagrado, como lo hemos escuchado tanto en la primera lectura del libro de Isaías como en la segun da lectura del libro del Apocalipsis, podamos cumplir nuestra tarea, tarea de salvación para el mundo que nos rodea.

La Iglesia, queridos hermanos, es un misterio, y conviene que hoy en el mundo en que vivimos tomemos conciencia de lo que implica la Iglesia. Porque podemos correr el peligro de pensar que pertenecer a la Iglesia es lo mismo que pertenecer a un club o per tenecer a un movimiento o a un parti do político o a una asociación, pode mos pensar que pertenecer a la Iglesia es algo sin importancia porque pode mos relacionarnos directamente con Dios sin necesidades de intermedia rios. Pero no, la realidad profunda es que el Señor a querido, no salvar a los seres humanos, cada uno por su lado, individualmente, sino reunirnos en un pueblo, en un pueblo que lo conozca, lo alabe, lo siga. Un pueblo de consa grados, de ungidos por el Espíritu del

Señor, Un pueblo santo, un pueblo que es la Iglesia, la Iglesia por lo tanto, sa cramento de salvación, es decir, signo e instrumento de la unión íntima con Dios y de la unidad de todo el género humano.

Por eso queridos hermanos, en esta Santa Misa, en la que el obispo bendi ce los óleos y consagra el crisma con los cuales se administrarán los sacra mentos. La iglesia quiere que nosotros tomemos conciencia una vez más de que pertenecemos a un pueblo santo, de que somos los ungidos por el Señor. Los consagrados, que constituimos una nación santa enviada a llevar al mundo el mensaje de salvación, envia da a ser instrumento de liberación y de redención para la humanidad. Y esto significa para todos y para cada uno de nosotros un compromiso grande: el compromiso de que hoy, no solo los sacerdotes renueven sus compromisos sacerdotales, sino que también todo el pueblo santo de Dios renueven su compromiso de servir al Señor de co razón íntegro y de comprometerse de finitivamente en la construcción de un mundo mejor, esas no son palabras va cías en el contexto que vive nuestra Pa tria y que vive el mundo. Tenemos que ser portadores del Evangelio, es decir, del mensaje que nos anuncia que Dios nos ama, que Dios es un Padre miseri cordioso que viene a nosotros, que nos libera del pecado y de la muerte y que nos une profundamente los unos a los otros para que podamos ser signos de salvación para el mundo, para que po damos llevar libertad, justicia, frater nidad, solidaridad, para que podamos ser artífices de un mundo en paz.

El Señor hoy renueva en nosotros su salvación, el Señor hoy nos unge de nuevo con su Espíritu. Aceptemos plenamente esa unción, ese amor misericordioso del Padre, recibá moslo plenamente en nuestro cora zón y comprometámonos a ser como Iglesia signos e instrumento de amor para el mundo. Participemos de esa manera en la Celebración que esta mos viviendo. F

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Notas

Conociendo la curia Mater Fátima

En el centenario de la Pascua de Francisco Marto, el pastorcito de Fátima que dedicó su corta, pero fructífera vida a adorar al Santísi mo, Mater Fátima convocó a una jornada de oración y de rezo del Santo Rosario a nivel mundial. En Bogotá se unieron muchas parro quias, entre ellas Nuestra Señora del Rosario de Fátima

Nuestra Señora de Fátima dijo a los pastorcitos que la oración sal varía al mundo y Francisco lo tomó como el hecho de su vida, así que es uno de los patronos de los adorado res del Santísimo. Francisco, muy niño, dedicó su vida a la oración por la paz del mundo y por intenciones muy propias de su momento histó rico.

La comunidad católica, retomado su ejemplo, pide, entre otras cosas, por el fin del aborto, la conversión de las sociedades ateas y, por su puesto, por la paz del mundo.

El padre Juan Abelardo López Za bala, párroco de Nuestra Señora de Fátima, en Bogotá, albergó a quie nes se sumaron a esta cadena mun dial de oración y se mostró sorpren dido por la cantidad de fieles que acompañaron el Rosario, a pesar del día y la hora.

Dimensión social de la Evangelización

Las oficinas de la Vicaría de Evangelización están a la espalda del edificio histórico, conocido como Palacio Arzobispal. Hay que subir cuatro pisos, por una amplia escalera, las oficinas son muy modernas. Allí están Olga Monroy y monseñor Jaime Mancera. Y también un sinnúmero de coordinadores de los distintos proyectos, de los campos de trabajo, de los talleres, las trabajadoras sociales, las practicantes, los que piden, los que consultan Para conocer un poco mejor el trabajo realizado por esta coordinación, Fraternidad habló con monseñor Mancera. El trabajo de la oficina podría catalogarse de infinito, tan extenso y complejo como la realidad humana y sus necesidades físicas y espirituales.

Para empezar, tratemos de resumir los proyectos: las comunidades eclesiales que disciernen y generan proyectos sociales orgánicos. Comprenden desarrollan y organizan el compromiso social de los discípulos misioneros. Las comunidades eclesiales reconciliadas y reconciliadoras; las que cuidan la casa común. También los proyectos que han trascendido la Arquidiócesis y se trabajan en conjunto con la Provincia Eclesiástica: Esperanza Viva, Red eclesial de la cuenca del río Bogotá y humanización y acompañamiento de los habitantes de calle. Y también otros campos de desarrollo como el de la cultura de la vida; Justicia, reconciliación y paz; Vida económica; Acción solidaria; Movilidad humana y el mundo penitenciario.

Quienes están a la cabeza de estos proyectos son presbíteros y diáconos permanentes que han asumido el compromiso de la conversión misionera de la comunidad arquidiocesana.

arquidiocesanas 6 - Fraternidad - Mayo de 2019

El equipo de Dimensión Social: (Atrás izquierda a derecha) Padre Carlos Jiménez, Juan Manuel Zea, monseñor Jaime Mancera, Olga Monroy, monseñor Pedro Salamanca, Diana Guzmán.

(Adelante de izquierda a derecha) Sandra Liliana Sánchez, Gloria Stella Rodríguez, Claudia Patricia Cardozo, Luz Esperanza Ruiz y Diana Marcela Suárez.

La Vicaría de Evangelización de la arquidiócesis de Bogo tá es un organismo que cumple la misión de apoyar, ayu dar y dirigir toda la acción evangelizadora en la ciudad...

La vocación propia de la Iglesia es la evangelización, por esta razón, esta vicaría arquidiocesana cumple la la bor de construir, señalar, guiar y conducir acciones evan gelizadoras conjuntas en una ciudad tan amplia y diversa como Bogotá. Es así como un grupo de profesionales de distintas especialidades forman el equipo encargado de la marcha evangelizadora de la Iglesia en Bogotá, conocido como el Plan E, Plan de evangelización de la arquidiócesis de Bogotá.

Son más de 20 personas, entre laicos y sacerdotes, que aplican sus conocimientos, su amor y su fe a la Iglesia y se unen a este arduo trabajo en esta vicaría, guiada desde hace más de tres años por monseñor Pedro Salamanca Mantilla quien es uno de los obispos auxiliares de la arquidiócesis de Bogotá.“A mí como vicario de evangelización me corres ponde coordinar y animar a todo un equipo permanente de servidores de la evangelización, es un reto diario, coordino además todas las acciones y el trabajo de los distintos cen tros que conforman la Vicaría de Evangelización”. Puntua liza monseñor Pedro.

Transformación Misionera

Esta obra evangelizadora confiada a esta vicaría, maneja tres grandes centros estratégicos: El Centro de Anuncio, Formación y Diálogo con la Cultura; el Centro de Comunión y Participación y el Centro de Dimensión Social.

Estos centros enriquecen y desarrollan lo trazado por el Plan E, nutrido con otras acciones como lo que desa rrolla puntualmente la Escuela de Animadores de Evan gelización, o la dirección de Diálogo con la Cultura, Ini ciación Cristiana o la Oficina del Buen Trato a menores y, por supuesto, el Centro de Dimensión Social Acción Solidaria.

La apuesta y la meta está en atender todos los pun tos neurálgicos en la tarea evangelizadora de la Iglesia. Y, poner en marcha la transformación misionera de la arquidiócesis. Por esta razón, el trabajo conjunto cubre varios frentes. En una pablara, la Vicaría de Evangeliza ción es el corazón de la arquidiócesis de Bogotá.

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Orientar, animar y apoyar la acción evangelizadora

Por las vicarías

Acción Misionera Vicarial

Representantes de cada una de las ocho vicarías episcopales territoriales, que conforman la arquidiócesis de Bogotá, realizaron un taller de formación, espiritualidad y trabajo conjunto para compartir experiencias asertivas a nivel pastoral Luego de un trabajo de reflexión y análisis, tres integrantes de cada vicaría compartieron las formas y medios utilizados para que las acciones pastorales hayan sido exitosas en las parroquias y a nivel vicarial se haya dado la acción misionera evangelizadora.

Asertiva comunicación

La Vicaría de Cristo Sacerdote  Resaltó la importancia y la utilidad de for talecer todos los canales de comunicación para una información más eficaz, rápida y puntual. Dieron a conocer un trabajo de gestión en el que prima la creatividad, la planeación y la organización de diferentes acciones pastorales.

Todas estas acciones acompañadas por los carismas y talentos puestos a dis posición de Dios y de la comunidad, porque tienen bien claro que una Vicaría es un lugar de servicio a los demás.

Herramientas comunicativas

La Vicaría de San Pedro  A través de un plan operativo de trabajo y de un equipo base, realiza y pone en marcha todos los proyectos y líneas de acción enmarcados en 16 capítulos de trabajo.

Se ha enfatizado, además, en la formación de los animadores de la evangeli zación, grupo en el que se pueden encontrar niños, jóvenes, adultos, diáconos permanentes y sacerdotes. Son muy creativos en la utilización de recursos au diovisuales, manejo de redes, realización de videos, organización y encuentros vicariales en los cuales se muestran realidades de la ciudad y cómo la Iglesia sale al encuentro y aporta su experiencia y labor evangelizadora.

Videos Tutoriales

La Vicaría de San Pablo  Trabaja de manera coordinada y articulada den tro del ámbito de la Dimensión Social con los animadores parroquiales. Cada grupo con su pastoral social estudia los proyectos y los pone en práctica, los convierten en una realidad donde se le apuesta a una vida digna y feliz. Utilizan como recurso audiovisual y pedagógico los videos cortos y tutoriales para mos trar las explicaciones -tanto teóricas como teológicas- para ser consultadas por cada párroco y poner en práctica cada uno de los proyectos pastorales bajo los lineamientos del Plan E.

V.E.T. de Cristo Sacerdote V.E.T. de San José V.E.T. del Padre Misericordioso V.E.T. de la Inmaculada Concepción V.E.T. del Espíritu Santo V.E.T. de San Pablo V.E.T. de Santa Isabel de Hungría V.E.T. de San Pedro
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Activos en Redes Sociales

La Vicaría del Espíritu Santo  A través de las redes so ciales en las que es muy activa, maneja y visualiza el tra bajo pastoral y gran parte de la acción evangelizadora, el trabajo con los grupos juveniles que son replicados por medio de la comunicación digital: grupos de WhatsApp, canal de youtube con videos, Instagram y demás herra mientas comunicativas.

Algo para destacar son las visitas pastorales, en las cua les realmente se sale al encuentro, se acoge, se escucha y se visita a comunidades dentro de la ciudad, como los comer ciantes, los que trabajan en el sector de la belleza y el sector salud, entre otros. Se rompen esquemas y se vive una ver dadera Iglesia que va en busca del otro. Se acompaña -en tre otras acciones- a cada uno de los animadores o de los equipos dentro de la vida parroquial que conforman esta vicaría territorial.

Líneas de acción evangelizadoras

La Vicaría de Padre Misericordioso  Utiliza un plan tác tico integral para facilitar todas las líneas de acción dentro del plan de evangelización arquidiocesano. Su guía es un cronograma macro para poder conocer qué se realiza en cada una de las parroquias para así lograr convocar y luego articular la acción pastoral para poder finalmente conso lidar un plan general de acción evangelizadora. Todos los proyectos son relacionados o guiados por la línea de acción del Plan E y cada actividad parroquial tiene, ante todo, un acento misionero.

Medios Digitales

Para la Vicaría de Santa Isabel de Hungría  Toda su ac ción pastoral y evangelizadora está basada en los verbos convocar y consolidar. Utilizan los medios digitales, como las redes sociales, para fortalecer la convocatoria de los grupos parroquiales y de los sacerdotes. Y con la consolidación se han logrado fortalecer todos los equipos parroquiales de evangelización misionera.

Los EPEM, por ejemplo, articulan todos los procesos y las acciones que se desarrollan en las parroquias de las dife rentes acciones pastorales. Realizan un trabajo conjunto para aterrizar y poner en práctica todas las acciones evan gelizadoras guiadas por el Plan de Evangelización de la ar quidiócesis de Bogotá.

Comunicación y formación

La Vicaría de la Inmaculada Concepción  Tiene por lema: “La vicaría, una casa y una escuela”. Una casa desde la cultura del encuentro y de acogida para atender a cual quier persona que necesite de algún servicio dentro de la Iglesia. La comunicación y el fortalecimiento de todas las herramientas digitales también caracterizan a esta vicaría. Lo mismo el manejo de la información a través de las dife rentes redes sociales.

Algo que caracteriza a esta vicaría es el tema de la forma ción, por ejemplo, se llevan a cabo encuentros o cátedras para los diáconos permanentes y para los fieles, los vicarios y animadores o servidores parroquiales donde se renuevan y actualizan conocimientos; como los ministros de la sagra da comunión o ministros lectores, liturgia entre otros.

Trabajo articulado

La Vicaría de San José  Con una dinámica diferente, visualizó un trabajo vicarial articulado, en el cual las ac ciones parroquiales, los proyectos arquidiocesanos de pas toral social y por supuesto el plan E se articulan para ser asimilados, elaborados y puestos en marcha bajo una sola línea de acción coordinada. Esto ha redundado en una la bor conjunta y con óptimos resultados del trabajo en equi po que ha caracterizado a esta vicaría.

Un ejemplo a seguir

La Vicaría de Evangelización  Se caracteriza por el diá logo y el encuentro como premisa. Y a lo largo de estos años ha logrado propiciar espacios de encuentro, de escu cha, de trabajo conjunto y de construcción de proyectos y acciones evangelizadoras en los cuales la voz de los laicos se ha valorado y tenido en cuenta en muchos espacios.

Aquí se muestra toda la acción misionera y evangeliza dora de la Iglesia con hechos contundentes como la pasada Asamblea arquidiocesana, que convocó y reunió a más de 10.000 asistentes en el MovistarArena. O la visita del papa Francisco, en la que la Vicaría de Evangelización tuvo a cargo gran parte de la logística.

El centro de Dimensión Social, por ejemplo, hace visible ante los organismos nacionales, internacionales y distrita les toda la acción de la Iglesia arquidiocesana. Sensibiliza, apoya y ayuda a comunidades, migrantes y toda clase de acciones sociales.

Por las vicarías

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La revelación bíblica nos enseña que es en la historia en donde ocurre el encuentro entre el Dios eterno, que se revela, y el ser humano en su cotidianidad.

La salvación en la historia

Terminada la cincuentena pascual, el calendario litúrgico hace el tránsito hacia la cotidianidad a través de cuatro cele braciones: la santísima Trinidad, el Cuerpo y Sangre de Cris to, la fiesta de Cristo sacerdote y la solemnidad del Sagrado Corazón; estas celebraciones nos ayudan a reconocer cómo la Pascua de Cristo está manifestándose en el diario vivir de la existencia cristiana.

Ocho días después de recibir el don del Espíritu Santo como liberalidad del Resucitado a sus discípulos, la solemnidad de la santísima Trinidad es ocasión para comprender la salvación como obra de las tres divinas personas actuando en la historia; y a partir de ello asumir el término ‘misterio’ como el designio amoroso del Padre que se está realizando en el tiempo de cada uno de nosotros por el envío del Hijo, Palabra de verdad, y por el envío del Espíritu, santificador. La solemnidad de los san tísimos Cuerpo y Sangre de Cristo puntualiza que el misterio pascual de Cristo se actualiza en el banquete de la Eucaristía y su presencia bajo las especies del pan y del vino es benevo lencia divina para entrar en comunión real con este misterio de vida entregada.

Aunque los textos eucológicos van más en la línea del sa cerdocio ministerial, no estaríamos alejándonos del sentido litúrgico si hacemos notar que la fiesta del sumo y eterno sacerdocio de Cristo manifiesta que todos los cristianos, al ser bautizados, participamos del sacerdocio de Cristo y que esta condición del sacerdocio común nos habilita a todos en la Iglesia para unir nuestra entrega a su único sacrificio, de modo que la vida cotidiana de un bautizado, por la Pascua de Cristo, puede llegar a ser ‘ofrenda permanente’ agradable al Padre.

El pasaje para hacer el tránsito del tiempo de Pascua hacia el tiempo corriente concluye con la celebración del amor de Dios manifestado en la entrega de su Hijo ‘elevado en la cruz’ para que de su costado abierto naciera «el sacramento admi rable de toda la Iglesia» (Sacrosanctum Concilium, 6).

Vista en su conjunto, estas celebraciones litúrgicas nos im pulsan en la comprensión de la salvación como realización de un proceso de conversión que Dios está ejecutando con su

gracia en cada cristiano. Los diferentes relatos bíblicos mani fiestan a Dios revelándose en la historia porque Dios se ade cúa a la realidad de la existencia del hombre, existencia que es histórica, de modo que la alianza que Él propone al ser huma no se va realizando a la manera como el hombre es consciente de su vida como proyecto histórico, es decir, ‘llamado a…’, a partir de un aquí y ahora concretos.

Las condiciones de nuestra cultura que privilegia la con ciencia del individuo son humus que favorece la presentación de la salvación en Cristo como proyecto que acontece en la intimidad de una relación con Dios para acoger su gracia y dejarnos transformar por ella a fin de tener una vida fecunda.

El servicio de la evangelización que presta la Iglesia al mun do, en algunas situaciones, debe principiar por llevarnos a ser conscientes de la historia de cada ser humano como lu gar teológico y de esta manera estimular en los hermanos la búsqueda de Dios desde el lugar más próximo para cada uno de nosotros dónde experimentar su amor que es ciertamente nuestra vida misma. La revelación bíblica nos enseña que es en la historia en donde ocurre el encuentro entre el Dios eter no, que se revela, y el ser humano en su cotidianidad.

Por la revelación cristiana conocemos que es de Dios de quien recibimos, a través de la Pascua de Cristo, la gracia como capacidad para hacer el bien y, precisamente poniendo por obra la justicia de Dios es como una persona manifiesta que ha acogido la revelación prestándole la obediencia de la fe. El ciclo litúrgico Cuaresma Pascua nos ha llevado a com prender nuestra existencia como llamado a realizar el proyec to de Dios esclarecido por la revelación del Verbo encarnado y actualizado por la acción del Espíritu santificador. La trans formación del pan y del vino llevados al altar que realiza la fuerza liberadora de resurrección continúa en la persona que se alimenta de la Eucaristía para transformarla en miembro del cuerpo de Cristo.

En continuidad con la celebración de la Pascua, llegamos a percibir que el efecto del carácter sacramental del bautismo nos configura con Cristo sacerdote para hacer de nuestra exis tencia cristiana una ofrenda a Dios.

Tadeo Albarracín, Pbro. Doctor en Liturgia
10 - Fraternidad - Mayo de 2019

Red Misericordia,

acción social y caridad de la Iglesia

En la Coordinación para la Dimen sión Social de la Evangelización hay una oficina especial: cinco estudian tes de trabajo social de la Universidad Colegio Mayor de Cundinamarca y su maestra se han dedicado a bus car y visitar todas las organizaciones laicas y religiosas de ayuda y soporte humanitario y de caridad que pres tan sus servicios en el territorio de la Arquidiócesis; de este trabajo queda una excelente experiencia personal y profesional y un directorio organiza do por zonas vicariales.

Este inventario y el Directorio permitirán la creación de una red de fundaciones que trabajan por el bien común, lideradas por la Iglesia ar quidiocesana, que ya empieza a ser una realidad gracias al trabajo de las jóvenes profesionales en formación de Trabajo Social del Colegio Mayor de Cundinamarca, su maestra Am paro Barrios y el Centro para la Di mensión Social de la Evangelización.

El trabajo que han venido desa rrollando es difícil, puesto que se ha tratado de conocer, investigar y unir una serie de fundaciones de diverso tipo, que tienen una cosa en común: y es el trabajo social por las personas y comunidades en condiciones difí ciles ya sea por discapacidades o por problemas económicos.

Ahora viene la conformación de un nuevo equipo, pues estas jóvenes ya terminan su período de formación académica, pero la base del trabajo, que ha sido buscar, investigar, contac tar, organizar y presentar un directorio ya está hecha.

La Universidad y la maestra, la doc tora Barrios, están comprometidas en terminar este compromiso para el beneficio de las personas más pobres y necesitas de Bogotá; el Centro para la Dimensión Social de la Evangeli zación, en cabeza de monseñor Jaime Mancera, ha promovido este trabajo, y los que vienen como complemento, para que el servicio que presta no se quede en la buena fe y las buenas in tenciones si no que, siendo una red, adquiera fortaleza y su atención sea puntual y oportuna.

Amparo Barrios es trabajadora so cial, con especialización en salud ocu pacional y gerencia administrativa, lleva doce años liderando procesos de formación, ahora acompaña esta prác tica de comunidades de las futuras tra bajadoras sociales del colegio Mayor de Cundinamarca, estudiantes que lle van ya un año desarrollando este pro yecto: Nicole Fajardo, Laura Blandón, Luisa Forero, Nataly Hernández.

Lo más enriquecedor de este proceso según Nataly Hernández es el haber podido conocer las instituciones que prestan tan diferentes servicios, a través de llamadas y visitas, pues han constatado la cantidad maravillosa de gente que de corazón se dedica a auxiliar a sus hermanos en necesidad, en especial a los adultos mayores y a los niños, labor que desempeñan con mucha disciplina y generosidad sin límites.

La dificultad más grande que encontraron a lo largo de su trabajo fue la dispersión –geográfica y de objetivos- de las fundaciones e instituciones que lograron indexar, dificultad que empezaron a solucionar con la primera feria de este sector, realizada en las instituciones de la Fundación Caminos de Libertad.

La iglesia en obras

Fraternidad, una revista para el clero de la arquidiócesis de Bogotá -
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Notas arquidiocesanas

Santo Domingo Savio a cielo abierto

“Construyamos juntos la casa del Señor”

El templo parroquial de Santo Domin go Savio se está renovando. La obra se ha hecho por la prescripción del Dis trito sobre las normas de sismorresis tencia. Se espera que en pocos meses -de mucho trabajo- el templo esté de nuevo al servicio de sus fieles.

Monseñor Pedro Mercado se ha echa do al hombro la remodelación del tem plo de Santo Domingo Savio, construi do hace cincuenta años por los mismos habitantes de los barrios Pasadena y Santa Margarita, sobre planos del muy importante arquitecto Víctor Schmid.

Era una remodelación que la comu nidad pedía y exigía la ley, porque a partir de los años noventa, el Estado colombiano solicitó a las parroquias que se adecuaran para que fueran sis morresistentes, pero sólo hasta ahora Santo Domingo Savio ha empezado el proceso de esta adecuación, con nue vos cimientos, nuevas columnas y nuevo techo, pero conservando el es tilo, pues la idea es mantener el aire familiar que el templo tenía y los fieles tanto aprecian.

El proyecto debe estar culminado para el próximo mes de septiembre, los tra bajos avanzan con mucha puntuali dad y cumpliendo el cronograma.

Este año se cumplen cincuenta años de la creación de la parroquia y el templo debió empezar a construirse unos tres o cuatro años antes, así que la comunidad está en año jubilar. La comunidad y su párroco invitan a todos los fieles a vincularse a este importante empeño, siempre con la mira puesta en la evangelización y la dignidad y belleza del culto.

12 - Fraternidad - Mayo de 2019

Y sí, están haciendo lío

Ya pasó Panamá, pero no ha pasa do ni el entusiasmo ni el compro miso. En la parroquia la Epifanía se reencontraron los jóvenes pe regrinos de Puente J y compartie ron sus experiencias, iniciativas y compromisos. Los acompañaron monseñor Pedro Salamanca y el padre Jorge Páez.

Estar con un grupo de jóvenes vitales es contagiarse de vida. El pasado sábado 6 de abril se reu nieron algunos de los jóvenes que participaron en la Jornada Mun dial de la Juventud de Panamá.

Volverse a encontrar y comen tar sus anécdotas, compartir sus experiencias y hasta reírse de las “embarradas” fue todo uno con es tos muchachos. Estaban invitados a una celebración: la celebración de la memoria agradecida por el viaje, por la experiencia, por la amistad, así que celebraron con un brindis “zanahorio” dirigido por el padre Páez.

Dentro de las actividades progra madas estuvo el escribir en un gran lienzo la respuesta dos in quietudes: ¿Quién eres después de la JMJ? Y ¿Qué quieres seguir siendo hoy para tu Iglesia? Los asistentes escribieron desde su corazón, incluso el obispo Pedro, con su particular sentido del hu mor, acompañó la actividad es cribiendo lo suyo: “Un obispo con vencido del valor de los jóvenes para la Iglesia y el mundo”.

Notas arquidiocesanas

El Teleférico vuelve a funcionar

El servicio del teleférico al Santuario de Mon serrate reinició operaciones días antes de la Se mana Santa cuando el cerro espera tradicional mente más de cien mil visitantes.

Este atractivo medio de transporte para acce der a la cumbre lleva funcionando 63 años, en los cuales no ha faltado nunca la revisión y el mantenimiento mes a mes.

Durante el evento de reinauguración del ser vicio, Alexandra Moreno, directora de comuni caciones y mercadeo de la compañía Teleférico a Monserrate S.A., hizo una explicación sobre la renovación del teleférico, que incluyó, no sólo la revisión técnica –que garantiza el seguro y per fecto funcionamiento de la línea-, también la renovación de la imagen, que incluyó pinturas y dibujos tradicionales y precolombinos.

Fraternidad, una revista para el clero de la arquidiócesis de Bogotá - 13

Parroquias

¿Dónde quedará la periferia?

Después de leer el documento de Aparecida y de oír al papa Francisco la pregunta es obligada. La arquidiócesis de Bogotá ha puesto la brújula y con la creación de diversas parroquias ha llegado a las periferias, tanto geográficas como existenciales. Cristo Salvador y San Jerónimo son parroquias cuyos templos han sido recientemente consagrados por el Señor Arzobispo.

Tienen en común ser comunidades nuevas, encomendadas a pastores también nuevos, en sectores populosos y de gran crecimiento en obras actuales y futuras, son parroquias creadas con visión y proyección.

Sus comunidades están conformadas por familias con una situación socioeconómica difícil, jóvenes que reciben educación de baja calidad y que no tienen oportunidades, pobres, desempleados, migrantes, desplazados, campesinos sin tierra y personas con empleos informales, mayoritariamente.

Cristo Salvador

Cristo Salvador fue creada por el carde nal Rubén Salazar Gómez en septiem bre de 2013, con territorio tomado de la parroquia María Madre de Misericor dia, en la localidad de Usme, Vicaría Episcopal Territorial de san Pablo, su templo fue consagrado el pasado Do mingo de la Misericordia.

La parroquia de la vereda El Uval está recostada sobre los cerros de Usme, allí ya empieza a oler a campo, está rodea da de construcciones humildes y culti vos propios de La Sabana.

Llegar a las periferias, este es uno de los puntos más profundos de la pastoral misericordiosa propuesta por el Papa; así que la Iglesia está cubriendo toda el área urbana y rural arquidiocesana, hay parroquias en todos los sectores, de norte a sur, y una de las comunidades nuevas, por donde va creciendo Bogotá, es la de los barrios y veredas como el Tuno, El Uval 1 y La Huerta.

El párroco, padre Edward Francisco Cristancho Vásquez, nació en la ciudad de Bogotá hace 38 años. Es ingeniero electrónico de la Universidad Distrital Francisco José de Caldas. Hoy está encargado de la atención pastoral en las parroquias Cristo Salvador y María Madre de Misericordia.
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La casa de Dios en el barrio

La parroquia de San Jerónimo ha ter minado la primera fase de la construc ción de su templo; el Domingo de la Misericordia el señor cardenal Rubén Salazar Gómez lo bendijo y consagró.

El templo está en lo alto de una de las casi imposibles y empinadas calles del barrio Ramajal, de la localidad San Cristóbal.

Su arquitecto, Gabriel Vargas, de Gal vark Ltda., explica que es un doble ci lindro que representa los rollos en que escribió San Jerónimo la traducción de la Biblia, conocida como la Vulgata. La unidad arquitectónica tiene, ade más del templo, un edificio con salo nes para las reuniones de formación, parqueaderos y una casa cural, que ya vendrán. Por ahora ya está listo lo más importante: el templo, que como dijo el Cardenal en su homilía, es la casa de Dios entre nuestras casas.

El padre John Fredy Morales Amaya es el párroco de San Jerónimo. Es un joven sacerdote lleno de fe, de energía y con un espíritu formidable que le ha permitido en cuatro años formar una comunidad que sustenta la construcción de este templo inaugurado y consagrado.

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Parroquias
CONVERSACIONES Monseñor Hernán Jiménez Arango, historia viva de la Arquidiócesis 16 - Fraternidad - Mayo de 2019

Monseñor Hernán nació en Berlín, Alemania, en 1926, cuando su padre era embajador; muy niño volvió a Bogotá y estudió con “las hermanas de la Caridad, vivíamos muy cerca” y, luego con los hermanos de La Salle hasta que entró al seminario. Fue orde nado por monseñor Emilio De Brigard en 1949. Entonces, apenas a los 23 años, fue a estudiar Derecho en Roma, en la Universidad de Letrán.

Volvió en 1953 para trabajar en el Tribunal, como capellán en el Asilo de Locas y miembro de la dirección de El Catolicismo, el cual era dirigido por “el padre Revollo, que después fue car denal, trabajamos hasta el año 66. En ese momento hubo una cierta crisis en la Arquidiócesis –era arzobispo el cardenal Luis Concha- que nos pidió a Mario Revollo y a mí, que nos retirára mos… creo que el periódico continuó unos años, luego en el 70 me volvieron a llamar para el periódico”.

En 1959 fue nombrado párroco en Santa Helena, al sur de la ciu dad. Participó de la experiencia parroquial de asistencia social y pastoral conocida como la Unión Parroquial del Sur. Gobernaba la Junta Militar, la población del sur de Bogotá pasaba grandes necesidades y hambre. Los párrocos que prestaban sus servicios pastorales, desde San Cristóbal hasta el barrio Ricaurte, que eran dieciocho parroquias, resolvieron reunirse y trabajar en común, primero para resolver la situación social de esas personas “por ese tiempo había unas ayudas de Estados Unidos que consistían en harina de trigo y leche en polvo, se consiguió un convenio con el Ejército para que la harina que recibían las parroquias la be neficiaran e hicieran pan. En cada parroquia se había estableci do un local para entregar pan y leche a las familias”. La mayoría lo recibía gratis. El éxito permitió que los párrocos se asociaran para pasar de lo asistencial a lo pastoral.

Durante años las parroquias del sur trabajaron de forma muy unida, tenían incluso una oficina y comisiones. Fue una expe riencia notable, tanto que, venían obispos de otros países que habían oído de esta experiencia y querían conocerla.

En 1964 fue nombrado como capellán en la Universidad Na cional, época por demás efervescente, reemplazó al padre Ca milo Torres. Su labor fue bien recompensada, uno de sus pupi los fue Luis Madrid Merlano, hoy arzobispo emérito de Nueva Pamplona.

Siendo un gran observador y crítico del acontecer eclesial en Bogotá, hoy día ve la arquidiócesis “en manos de un gran Arzo bispo”.

Monseñor Hernán Jiménez Arango vive rodeado de libros, sabiduría y paz. Fraternidad lo visitó en su apartamento de la Casa San Damián, en la parroquia de Santa Clara de Asís. Habló con entusiasmo de su historia, de la historia de la Arquidiócesis y de su presente.

Fraternidad: Monseñor, cuéntenos algo de su infancia y sus estudios: Monseñor Hernán Jiménez: Mi papá era embajador en Berlín cuando nací yo. Realmente no conocí Berlín porque me trajeron muy niño, de unos 2 años, de tal manera que yo siempre me he considero bogotano. Mi papá era de Paipa, boyacense, y mi mamá antioqueña de Medellín, pero toda la vida he vivido aquí en Bogotá. Estudié primero con las hermanas, porque vivíamos a la vuelta, las Her manas de la Caridad. Vivíamos en la carrera sexta entre calles 9 y 10; des pués estudié en el Instituto de La Salle hasta que entré al Seminario cuando tenía 15 años. Me sentí llamado al sacerdocio y con la gracia de Dios he perseverado.

Fui ordenado en el año 49 e inme diatamente fui a estudiar, junto con el padre Ernesto Umaña, que se or denó el mismo día y posteriormente se retiró; pero estuvimos estudiando en Roma. Yo estuve desde el año 49 hasta el 53. Estudié derecho canónico en la Universidad de Letrán. Estudié también algo de historia allá.

Fraternidad, una revista para el clero de la arquidiócesis de Bogotá - 17

Conversaciones

F: Usted estuvo vinculado con las comunicaciones, con El Catolicismo.

MHJ: En materia de comunicación, lo que sucede es que cuando llegué a Bogotá, en el año 53, inmediatamen te me nombraron para el periódico El Catolicismo, que lo dirigía en ese tiempo Mario Revollo, que después fue Cardenal, Gabriel Calderón y Enrique Acosta -que también poste riormente se retiró- entonces por eso desde el año 53 estuve trabajando con ellos y trabajando en el periódico has ta el año 66.

En ese momento hubo una cierta crisis en la Arquidiócesis, era Arzobis po el cardenal Luis Concha, que nos pidió a Mario Revollo y a mí que nos retiráramos, de manera que renuncia mos a la dirección del periódico, hasta que en el año 71 me volvieron a nom brar a mí y ahí me ayudó hasta el año 98, el padre José Vicente Chávez qué murió en Fontibón, de dónde era.

F: ¿Cómo era el trabajo periodístico entonces?

MHJ: El periódico era un semana rio. Yo era al mismo tiempo párroco de Santa Beatriz, entonces yo tenía que combinar el trabajo de parroquia con el trabajo del periódico, cosas que pude hacer con un cierto esfuerzo y, pues, dedicando mucho tiempo que era necesario para todo eso.

Tuve colaboradores como el pa dre José Vicente Chávez; posterior mente me ayudó el padre Brigard, Rafael De Brigard, él trabajaba en el S eminario, era uno de los forma dores del Seminario, de manera que trabajé con él en el periódico hasta que en el año 98, o una cosa así, el Arzobispo, que era el cardenal Ru biano, prefirió suprimir el periódi co, creo que en buena parte por razón de costos, le parecía bastante oneroso, bien, de tal manera, contemporánea mente con mi retiro de la parroquia fue mi retiro del periódico.

F: Usted hizo parte de la Unión Pa rroquial del Sur, que ha sido un hito en la Arquidiócesis.

MHJ: En el año 58 fui nombrado párroco de Santa Elena. Eso coinci dió con que hacia el año 57 estaba gobernando la junta militar y des pués el general Rojas Pinilla, la situa ción del sur era muy penosa, la gente estaba sin trabajo, con hambre, con dificultades; entonces se reunieron los párrocos del sur, eran 18 parro quias, desde san Cristóbal hasta el barrio Ricaurte. Eran 18 parroquias que resolvieron reunirse para, pri mero, tratar de resolver un poco la situación social de esas personas. Por ese tiempo había unas ayudas de Estados Unidos que eran harina de

trigo y leche en polvo. Entonces se logró un convenio, un contrato con el Ejército para que la harina que re cibían las parroquias, la beneficiara cocinando pan, de tal manera que todos los días se ofrecía a la gente pan y leche y en algunos casos gratis, en otros c asos a unos costos suma mente bajos, de manera que pudie ran pagarlos.

El éxito que tuvo esa ayuda sirvió también para que los párrocos se agruparan ya con una finalidad, no solamente asistencial, sino con una finalidad pastoral, de manera que se creó la Unión Parroquial de Sur que tenía su director, que tenía sus comi siones, tuvo su sitio propio en la calle sexta sur, abajo de la Caracas, de ma nera que durante años funcionó en una forma muy unida en cuestiones de catequesis, en cuestiones de pre dicación y todo eso.

Esa unión Parroquial del Sur fue una experiencia pastoral sumamente notable, tanto que recuerdo que ve nían obispos extranjeros que habían oído hablar de la unión parroquial, a visitarla, a conocernos.

F: También fue capellán la Univer sidad Nacional, en una época eferves cente.

MHJ: Una época de mucha eferves cencia porque acababa de ser capellán

Conversaciones
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Camilo Torres, que creo que lo mata ron en el año 65 o 66, pero con todo y eso había un grupo de estudiantes universitarios muy adictos a la cape llanía, tanto que uno de esos pupilos míos, es hoy día arzobispo de Nueva Pamplona, estudió medicina, pero se fue a trabajar con el obispo del Cho có y allá fue sacerdote.

F: Con una vida tan bien e intensa mente vivida, ¿qué momentos difíci les recuerda?

MHJ: Me acuerdo que en los años de seminario, hacia el año 41, la Iglesia colombiana estaba dividida porque to davía había mucha influencia de la po lítica partidista, entonces la Santa Sede quería una reforma del Concordato, pero muchos de los obispos conser vadores se opusieron a esta reforma. Muchos obispos de Colombia estuvie ron en esa posición, en tanto que otros como el arzobispo de Bogotá monse ñor Perdomo y monseñor Luis Con cha, obispo de Manizales eran parti darios de la Santa Sede.Entonces esa fue una época supremamente dura, de mucha división y muy amarga.

Posteriormente otra época de cri sis que fue con el Concilio Vaticano II, porque yo tengo la impresión de que en general el episcopado tuvo un poco de lentitud en aceptar el Conci lio, nosotros el padre Mario Revollo y yo teníamos constantemente no ticias acerca del Concilio, es decir, cosas nuevas en la Iglesia y lo publi cábamos… eso fue lo que no gustó. Entonces el cardenal Concha nos pi dió la renuncia, porque no estaba de acuerdo con la forma en que estába mos publicando las noticias. Al poco tiempo llegó el arzobispo Muñoz y encontró una diócesis totalmente fragmentada.

Fue el gobierno maravilloso el del cardenal Muñoz, que por medio de reuniones, de retiros, de oración lo gró reagrupar la arquidiócesis y reor ganizarla y dictar una legislación que es la que está en la base de la organi zación actual de las vicarías. F

Edificar sobre la roca

El pasado domingo 7 de abril, el señor cardenal Rubén Salazar Gómez, ar zobispo de Bogotá, bendijo la capilla del sagrario de la parroquia San Pedro Claver, pedida insistentemente por la comunidad

El padre Jorge Armando Ruiz Ampudia, párroco de San Pedro Claver, parro quia que sirve a los barrios Samper Mendoza, Panamericano, Usatama y Colse guros estaba realmente feliz. Había terminado la obra de adecuación del espacio para la capilla de adoración al Santísimo Sacramento, había hecho varias activi dades, una de ellas la rifa de una imagen del Sagrado Corazón de Jesús, cuadro que fue entregado a la ganadora al final de la Eucaristía.

La comunidad parroquial estuvo presente, el templo lleno y la eucaristía muy emotiva, acompañada por el coro parroquial, muy bello. Las personas se acer caron con mucho fervor a la bendición de su capilla, pues la habían pedido por mucho tiempo. Fue el padre Ruiz quien pudo realizar la obra.

Notas arquidiocesanas

El Señor Cardenal presidió la eucaristía y al final bendijo la custodia, que, en procesión, fue llevada al sitio donde permanecerá para la adoración permanente del Santísimo. F
Fraternidad, una revista para el clero de la arquidiócesis de Bogotá - 19una revista para el clero de la
Perfiles Abel Dueñas Padrón es médico, político, maestro, padre, esposo, abuelo, y diácono permanente de la arquidiócesis de Bogotá; próximo a cumplir cien años ha compartido con Fraternidad recuerdos y experiencias de vida. Cien años de recuerdos, bien contados 20 - Fraternidad - Mayo de 2019

Abelito, como cariñosa y respe tuosamente es conocido, ha llega do a la venerable edad de un siglo. Su vida ha estado marcada por la presencia de Dios, desde cuando niño era el único de los hijos que acompañaba a la mamá a misa de seis de la mañana en su natal Ce reté.

Estudió medicina en la Uni versidad de Cartagena, de la que luego fue decano por siete años. Estudió en Chile salubridad y en Estados Unidos se preparó como educador médico.

Luego de algunos años ingresó a la política y fue representante a la Cámara, entonces volvió a Car tagena y creó el departamento de medicina preventiva, el cual dejó para dirigir una división en la Aso ciación Colombiana de Facultades de Medicina, luego fue al Depar tamento Nacional de Planeación y creó la División de Salud, entonces fue cuando ingresó al Ministerio de Salud y fue Secretario General. En diferentes períodos fue asesor

de la Organización Panamericana de la Salud y de la Organización Mundial de la Salud, en materia de salud pública, principalmente.

Estando como Director Ejecuti vo de la Asociación Colombiana de Facultades de Medicina afloró su vocación al Diaconado. En su parroquia se enteró de la convo catoria al sínodo y su párroco, el padre Santiago Granados, lo en roló en las actividades propuestas para los laicos, además había co nocido al padre Adriano Tarra rán, con quien elaboró el plan de la pastoral de la salud, en la arqui diócesis bogotana.

El padre Granados le propuso entrar al Diaconado, el doctor Dueñas no sabía bien qué era, pero dio el sí. Luego se vería ya muy docto explicado que no era un cura chiquito, que tenía ver daderas y propias obligaciones pastorales.

De su comienzo en la Escuela Diaconal recuerda con especial afecto a monseñor Alirio López y al padre José Gabriel Meza, quie nes lo encarrilaron y con gran de dicación lo formaron para el ejer cicio pastoral.

El papá de Abel era un hombre emprendedor y muy buen mozo, así que conquistó a una de las ni ñas elegantes y de familia adinera da de Cereté, enlace que la familia materna rechazó, pero ellos nunca se vieron desfavorecidos, en cam bio sí se acostumbraron a trabajar y a estudiar. Abel fue el primero de su curso en Cartagena y había pen sado siempre en estudiar Derecho, ese era su anhelo, sin embargo, a la hora de decidir se acordó de lo que le decían en su casa: estudia medi cina, sé alguien, ayuda a la gente. La carrera la terminó en 1949.

Tres años después viajó a traba jar a Magangué, allí le esperaba una niña, la reina de la simpatía,

Élida Dueñas, quien desde 1952 es su esposa; tuvieron seis hijas, 18 nietos y cuatro bisnietos. Cuando la conoció no le dio mucha impor tancia, él iba a su trabajo y no que ría perder el tiempo con las niñas de una ciudad desconocida, pero el destino era otro.

Después de una carrera brillante y de recibir decenas de honores, reconocimientos y condecoracio nes, dejó todo, regaló los libros, excepto los escritos por él y “colgó la bata” y se ocupó solo de su mi nisterio en la pastoral de la salud y en su parroquia.

De la actividad intelectual es pera no retirarse. Con la misma disciplina de estudio que le dejó su profesión, lee todos los días do cumentos eclesiales que analiza y sobre los que escribe artículos y comentarios.

Hasta hace unos dos años llega ba manejando su carro a los en cuentros de formación permanen te en el diaconado, declara a las carcajadas que es muy vanidoso y por eso ni usa bastón ni se deja llevar del brazo, pero que sus hijas no lo dejan ya decidir y le pidieron que no maneje: hizo caso; que no suba al presbiterio porque se pue de caer, le costó mucho; que no salga, por lo menos solo… ahí va con esa nueva disciplina.

Como buen médico ha sido mal paciente, sin embargo, sigue haciendo ejercicio con una fisio terapeuta y él mismo se controla su presión, pulso y signos vitales. Cuando encuentra algo fuera de lo normal solo tiene que ir al aparta mento de enfrente en donde vive una de sus hijas, médico como él para que le atienda. Recuerda que hace años, siendo estudiante del diaconado sufrió un infarto y a los ocho días ya estaba otra vez en cla se para asombro de todos. F

Fraternidad, una revista para el clero de la arquidiócesis de Bogotá - 21

Reflexiones

Atraer nuevos jóvenes a la experiencia del Señor

Hace poco fue publicada la Encuesta Intergeneracional Latinoamericana, realizada por el Grupo de Diarios de Améri ca (GDA), que analizó 4.667 encuestas digitales hechas en los 11 países que conforman la red de esta organización. Esta en cuesta arrojó, entre otros muchos resultados, que los jóvenes se han ido alejando de las instituciones religiosas y que un buen número de la llamada generación z, los más jóvenes, no se reconocen siquiera interesados en la espiritualidad, enten dida de manera genérica. No sólo la Iglesia católica u otras confesiones religiosas resultan poco atrayentes para las nue vas generaciones; tampoco los partidos políticos, por ejemplo, son valorados en relación con la vida social.

Además, la mayoría de los jóvenes se declara de izquierda y manifiestan tener mente abierta frente a debates sociales y éti cos como el aborto. Se preocupan por la corrupción, por los temas ecológicos, por el respeto de los derechos humanos y, es pecialmente los más jóvenes, por el futuro de la humanidad. En general, afirman que no son suficientemente tenidos en cuenta y se sienten escépticos y discriminados por diversas razones.

En contraste con estos datos, llama la atención el primer lugar de la favorabilidad de la Iglesia católica en el concierto de las instituciones en Colombia, el éxito de algunas inicia tivas kerigmáticas para jóvenes o el crecimiento notorio de algunos movimientos juveniles, la presencia un poco mayor de jóvenes en las celebraciones de Semana Santa y el protago nismo de los jóvenes en la marcha por la vida del 4 de mayo: más del 80 por ciento eran muchachos. Son signos esperanza dores que no deben, sin embargo, llenarnos de un optimismo ingenuo y mucho menos de una actitud triunfalista.

No podemos hablar de una presencia masiva de jóvenes en nuestras celebraciones litúrgicas o en la vida de nuestras co munidades parroquiales. Si somos honestos, debemos recon ocer la veracidad de la encuesta en relación con la escasa vin culación de los jóvenes a la Iglesia.

Frente a esta realidad, el papa Francisco nos ha invitado a “la búsqueda, la convocatoria, el llamado que atraiga a nuevos

jóvenes a la experiencia del Señor”. Y esto bajo el impulso de dos convicciones fundamentales: el valor del Evangelio para los jóvenes y la confianza en el potencial renovador de los jóvenes para la Iglesia y para el mundo. “Jesús es joven en tre los jóvenes para ser ejemplo de los jóvenes y consagrarlos al Señor”, afirma el Pontífice, citando en Christus vivit a San Ireneo. Los jóvenes pueden ayudar a la Iglesia a “mantenerse joven, a no caer en la corrupción, a no quedarse, a no enor gullecerse, a ser más pobre y testimonial, a estar cerca de los últimos y descartados, a luchar por la justicia, a dejarse inter pelar con humildad” (CV 38).

Así mismo, en la Arquidiócesis estamos comenzando la implementación de Puente J, el proyecto arquidiocesano de evangelización de los jóvenes. Un proyecto que más allá de sus programas y actividades concretas es una invitación a salir hacia el mundo de los jóvenes, a revisar nuestros imaginarios con relación a las nuevas generaciones, a procurar el encuen tro y el trato con ellos. Si los jóvenes desconfían de las insti tuciones en general, no será por el camino de lo puramente formal y de las propuestas tradicionales que les vamos a lle gar: los pastores y los jóvenes ya creyentes, debemos ir a su encuentro de manera honesta, sencilla y dialogante, debemos buscarlos allí donde se encuentran y en el hogar digital en el que suelen habitar. Indudablemente que el encuentro con los jóvenes nos confronta respecto de la claridad y la trasparen cia en nuestra vivencia del Evangelio, pues ellos son especial mente sensibles a los valores de la coherencia, la lucha por la justicia y al trabajo en favor de los pobres y descartados, como lo afirma el Papa en Christus vivit.

El simposio recientemente celebrado sobre la juventud y la Iglesia nos ha proporcionado insumos para proseguir la re flexión y el discernimiento.

No temamos ir al encuentro de los jóvenes. Dios está pre sente en ellos y, lo sepan o no, aguardan el Evangelio como plenitud de la vida y como camino de felicidad. Veamos en el reto de la evangelización de los jóvenes una oportunidad para renovar nuestra fe y nuestro ministerio. Confiémosles, como reza el objetivo de Puente J, el tesoro del Evangelio para que sean puentes en la Iglesia y en la sociedad. F

No podemos hablar de una presencia masiva de jóvenes en nuestras celebraciones litúrgicas o en la vida de nuestras comunidades parroquiales.
Pedro Manuel Salamanca Mantilla, obispo auxiliar
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La Eucaristía fue presidida por el obispo emérito de Girardot, mon señor Héctor Julio López Hurtado, S.D.B. y concelebrada, entre otros, por Pedro Salamanca, obispo au xiliar de la arquidiócesis de Bo gotá, Francisco Nieto, obispo de Engativá y el padre Jaime Morales, inspector salesiano, quienes estu vieron acompañados por más de cien sacerdotes, además de amigos y familiares, quienes brindaron el último y sentido adiós al padre Mario Peresson.

Durante su homilía, monseñor López destacó los dones del padre Peresson “Él poseía una serie de dones y carismas que lo hicieron prodigarse de muchas formas, en el cumplimiento de este envío del Señor. Y podemos ver en esta vida que se extinguió hace unas horas, un ejemplo de pedagogo y una voz de ánimo”.

De padres italianos, el presbíte ro Mario Peresson nació el 27 de noviembre de 1940 en Mosquera (Cundinamarca). Estudió en el Colegio de las Hijas de los Sagra dos Corazones y la secundaria en el aspirantado salesiano. Una vez ordenando sacerdote ejerció su ministerio en diversas casas de la inspectoría como catequista, vica rio, profesor, ecónomo, coordina dor de pastoral, rector, inspector y

catedrático en el seminario Mayor de Bogotá y la Universidad Jave riana.

La familia y la educación recibi da en la casa de San Juan Bosco, hicieron de él un hombre de Dios con vocación de amar y de servir, lo que lo impulsó a consagrar ge nerosamente su vida al servicio de la Iglesia en la sociedad salesiana. Durante toda su vida se destacó por su profundización en la edu cación, convirtiéndose en un gran escritor sobre temas salesianos, eclesiales y pedagógicos.

Entre sus múltiples publica ciones, A la escucha del maestro (2012), editada conjuntamente por la CIEC, la CLAR y PPC, ha sido una de las síntesis de peda gogía cristiana de mayor impacto en el continente, durante los últi mos años.

Con los salesianos fue Inspector (provincial) y lideró diversos pro yectos educativos y catequéticos, además de coordinar investigacio nes para analizar la realidad juve nil en Colombia.

Será recordado como un salesia no de trato amable, cálido, genero so, siempre dispuesto a acompañar procesos espirituales, pedagógicos humanos y familiares. Un trabaja dor incansable. F

Fraternidad, una revista para el clero de la arquidiócesis de Bogotá
El último adiós al padre Mario Leonardo Peresson Tonelli Cenizarios La parroquia Cristo Rey dispone de una bella cripta con cenizarios para la venta. Mayor información en el despacho parroquial: Transversal 18 No. 96-90 Teléfono: 2579144 En el santuario de Nuestra Señora del Carmen se realizaron las exequias del padre Mario Peresson, recordado por su gran compromiso con la juventud y la educación.
- 23 Historias de vida

Semana

Lunes Santo, Misa Crismal

La eucaristía estuvo presidida por el señor cardenal Rubén Salazar Gó mez, arzobispo de Bogotá y conce lebrada por los obispos auxiliares Pedro Salamanca y Luis Manuel Alí. Además, con monseñor Fadi Abou Chebeles, exarca apostólico maroni ta para Colombia y monseñor Ceci lio Raúl Berzosa, obispo emérito de Ciudad Rodrigo, España.

En su homilía, el Señor Cardenal recordó a todos los sacerdotes la im portancia de pertenecer a la Iglesia “Somos los ungidos por el Señor, los consagrados que constituimos una nación Santa, enviada a llevar al mundo el mensaje de salvación. Y eso significa un compromiso gran de, no solamente que los presbíte ros renueven sus votos sacerdotales, sino que todo el pueblo santo de Dios renueve su compromiso de ser vir al Señor con un corazón íntegro. El Señor hoy renueva en nosotros su salvación, aceptemos plenamente ese amor misericordioso del Padre y recibámoslo plenamente en nuestro corazón”.

Jueves Santo, en la cena del Señor

En la Eucaristía, Jesús nos ha deja do el sacramento para hacer memo ria de su entrega, de su muerte y de su resurrección. En el ministerio sa cerdotal Jesús nos deja la posibilidad de poder tener repetidamente, hasta que Él vuelva, la celebración de la Eucaristía. En el mandato de amar nos como hermanos, Jesús nos deja el signo por el cual los hombres han de distinguir a los cristianos..

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Santa

Viernes Santo de la Pasión del Señor

Meditamos la Pasión del Señor y adora mos la Cruz. Contemplamos aquello que decían los padres de la Iglesia: "Del costa do de Cristo dormido en la Cruz, nació la Iglesia". Este es un día de ayuno y absti nencia, pero diferente al ayuno cuaresmal; hoy es ayuno de preparación inminente a la resurrección del Señor. Jesús había di cho: "¿Acaso los invitados a una fiesta de bodas pueden ayunar mientras el novio está con ellos? Mientras el novio está con ellos, no pueden ayunar. Pero llegará un día en que les quitarán al novio; entonces sí ayunarán".

Vigilia Pascual y Domingo de Pascua

La noche comienza en torno al fuego.

Fuera de la iglesia se enciende una hoguera, se bendice en fuego nuevo y de él se toma lumbre para encender el cirio pascual, en el que están gra bados unos signos: la Cruz; las letras ‘alfa’ y ‘ome ga’, (primera y última letras del alfabeto griego, respectivamente), para expresar que Cristo es el principio y el fin de la historia; las cifras del año, para expresar que la Pascua de Cristo produce fruto en nuestro tiempo.

Se inicia la procesión hacia el interior de la igle sia, precede el cirio encendido, de la misma ma nera como nos cuenta el relato del libro del Éxo do (13, 21), que el pueblo de Israel, de noche era guiado por una columna de fuego en su travesía por el desierto. Cuando entramos en la iglesia, lle vando uno cirio en la mano, lo encendemos to mando fuego del cirio pascual, unos a otros no vamos pasando el fuego que, por más que se re parte, no se agota. F

Fraternidad, una revista para el clero de la arquidiócesis de Bogotá - 25

Nació en Bogotá el 2 de abril de 1925. De sus doce hermanos cuatro fueron sacerdotes. Realizó sus estudios de primaria en el Liceo de la Salle de Bogotá e ingresó al Seminario menor en 1945 donde realizó sus estudios secundarios y en 1947 entró al Seminario Mayor. Terminó sus estudios en Roma donde fue ordenado por monseñor Emilio De Brigard.

En 1950 continuó sus estudios en la Universidad Gregoriana de Roma, donde obtuvo la licenciatura en Teología Dogmática y en 1952 obtuvo la de Derecho Canónico en la Universidad Lateranense de Roma. Monseñor Gustavo Ferreira estuvo al frente de los Tribunales eclesiásticos de Bogotá y Superior de Colombia por más de 50 años. Toda una vida trabajando y orientando a parejas en su vida matrimonial. mayores

Nuestros hermanos
Más de 50 años al servicio de la familia 26 - Fraternidad - Mayo de 2019

Al regresar al país fue nombrado por el arzobispo Crisanto Luque como prefecto general del Seminario Mayor de Bogotá. Posteriormente, fue como promotor de justicia, defensor del vínculo en 1963. Además, fue capellán del Colegio Helvetia y de las Hermanas Dominicas de la Presentación.

En 1970 fue nombrado como juez del Tribunal Eclesiástico Regional de Bogotá. Diez años después fue llamado para ser el viceoficial del Tribunal Eclesiástico Superior de Colombia, del cual, posteriormente sería elegido como su presidente por más de 20 años.

Fueron más de 50 años como defensor del matrimonio “Ese miedo que yo tuve cuando monseñor Perdomo me propuso que estudiara derecho canónico, se me convirtió en la satisfacción más grande de mi vida, nuestro Señor sabe hacer sus cosas, porque realmente lo que pensé de una labor que no me llenaría mi deseo de apostolado, fue todo lo contrario. Una labor llena de satisfacción de ayuda a los matrimonios de orientación a parejas que iban en busca de consejo”.

Como emérito estuvo por más de 15 años colaborando con el padre Andrés Vargas en la parroquia de la Inmaculada en el Chicó, atendía confesiones y celebraba eucaristías. Actualmente, monseñor Gustavo Ferreira vive tranquilo en su residencia con monseñor Daniel, su hermano. “Siento que hice todo lo que pude respondiendo a mi compromiso sacerdotal”. A los seminaristas que inician su vida pastoral les aconseja “Sepan que entran a cumplir en la iglesia una labor indispensable, si fallamos a nuestros deberes, si damos malos pasos todo eso va en detrimento de la Iglesia y debemos en cambio luchar a diario por ser solidarios con ella en todas sus necesidades entre otras, está de contar con sacerdotes convencidos generosos entregados a su vocación”, indicó monseñor Ferreira.

“… Estudié unos años de cursos elementales en el Liceo de la Salle y en el año 1938, monseñor Ismael Perdomo -venerable en el camino a la beatificación- instituyó lo que se llamó por

mucho tiempo la escuela apostólica de san Benito, ahí estudié primero, segundo y tercero de bachillerato y el cuarto de bachillerato ya pasé al seminario menor de Bogotá, que funcionaba entonces en la calle 12, en un edificio de estilo gótico. Ahí hice todos mis estudios de bachillerato y pasé al Seminario Mayor en el año de 1943 y en septiembre del año 47 me avisó el rector, monseñor José Manuel Díaz, que había sido escogido para ir a Roma a estudiar.

El señor Perdomo me preguntó qué pensaba yo estudiar y entonces le dije: me gusta mucho la filosofía, me interesaría ir a estudiar filosofía. El derecho me aburría, tenía esa idea, esa mala idea de que el derecho me aburría. El señor Perdomo, muy discretamente me dice: ‘necesito canonistas, te pido que estudies derecho’ es orden para uno la voluntad de su superior eclesiástico; entonces entré a estudiar derecho. Me nombraron para el Tribunal Eclesiástico, o sea que era prefecto del Seminario Mayor y defensor del vínculo del Tribunal Eclesiástico, para los juicios de separaciones y de nulidad… defensor del vínculo. En ese oficio estuve como 11 años”. F

Fraternidad, una revista para el clero de la arquidiócesis de Bogotá - 27

Notas arquidiocesanas

La Escuela Arquidiocesana de Evangelización –ESAE- presen ta un balance más que positivo y sigue creciendo y desarrollán dose sobre las expectativas, cada vez más grupos, más parroquias, más miembros.

Cuenta monseñor Juan Álvaro Zapata que la Escuela es una importante y sentida respuesta a la necesidad de formación, ha llenado un vacío grande. Ade más, es un formato muy sencillo y práctico para que cada grupo que decida formarse tenga fácil acceso, no hay que desplazarse de su parroquia, no tiene costo (apenas el valor de la cartilla), no hay horarios, más que los acor dados por el equipo, etc.

Por otro lado, el estudio y la for mación han trascendido al espa cio parroquial, pues comunidades religiosas, grupos de laicos y aun trabajadores que después de su jornada se reúnen a desarrollar los talleres están comprometidos en el cambio de estructuras y en el acercamiento a la formación.

Este primer estadio comprende cuatro módulos y la mayoría ya va por el tercero. El cuarto saldrá en pocos meses y luego, finali zando el año empezarán las es pecializaciones.

Monseñor Pedro Mercado es el vicario judicial de la arquidiócesis de Bogotá y habló para Fraternidad con el fin de explicar y contextualizar el contenido del texto papal con el momento arquidiocesano.

El papa Francisco no ha dejado de to car ninguno de los difíciles temas de la Iglesia, entre ellos, el más doloroso es tal vez el abuso de los menores y las personas vulnerables. Sobre la protec ción de niños y personas vulnerables es una carta apostólica en forma Motu Proprio, que ha dado claridad sobre la conducta que deben adoptar los miem bros del clero.

Para empezar, monseñor Mercado ex plica en qué consiste este documento: “Es un texto de carácter jurídico y pas toral que el papa da para la Iglesia en el campo de su jurisdicción universal, en el cual establece una serie de me didas que deben ser, por todos, obser vadas”. El Papa, siendo jefe de Estado, hizo una ley para los ciudadanos del Estado Vaticano.

Este tema es particularmente cercano a la arquidiócesis bogotana, tenien do en cuenta que el señor cardenal Rubén Salazar fue quien expuso, en el encuentro de los presidentes de las conferencias episcopales, la responsa bilidad de los obispos frente a los abu

sadores y monseñor Luis Manuel Alí es miembro de la Comisión Pontificia por la tutela de los menores. “El papa Francisco ha tenido en cuenta el traba jo que se ha hecho en la arquidiócesis de Bogotá, que no es un trabajo recien te, si no que se retrotrae a más de diez años. Precisamente en estos textos se establece un manual de conducta, que existe ya en la Arquidiócesis”, ha dicho monseñor Mercado.

Monseñor Pedro dice que “debo afir mar que en Bogotá la lucha contra la pedofilia y la protección de menores no ha iniciado ahora; inició hace más de diez años; en primer lugar, con una formación muy buena, recta y cohe rente que enfocó desde el principio la dimensión humana del candidato al sacerdocio, hay que hacer un gran reconocimiento al gran trabajo del equipo de formadores del Seminario Mayor”.

En cuanto a las demandas que están en curso, son seis o siete y ya se han emitido algunas sentencias condena torias. F

La Escuela de Evangelización, en continuo crecimiento
El Papa y su último Motu Proprio sobre la protección de menores y personas vulnerables
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28 - Fraternidad - Mayo de 2019

Capilla del Seminario Mayor. Seminario Mayor, 1939, edifi cio gótico de la calle 12. F

En imágenes

Fraternidad, una revista para el clero de la arquidiócesis de Bogotá - 29

Todo este proceso de avance secular nos puede llevar a una revisión serena y provechosa del espíritu de nuestra liturgia, de nuestra predicación y del modo como vivimos interior y exteriormente nuestros tiempos sagrados.

La ciudad secular

En los días de la Semana Santa hice una llamativa constata ción en mi barrio y en los alrededores: la ciudad, a pesar del notable descenso de la población cotidiana, seguía movién dose a un ritmo casi normal. Incluso los días jueves y vier nes los establecimientos comerciales abrieron en un horario particular y la oferta cultural se desplegó en cines y teatros. ¡Supe incluso del funcionamiento de un circo! Los parques y las ciclovías estaban concurridos y los restaurantes atendían una nutrida afluencia. Hasta Usaquén activó los mercados de los días festivos con toda naturalidad y los toldos de San Pe layo convivieron con el tradicional viacrucis, al que muchos simplemente veían pasar con notable indiferencia.

Lejos parecían los tiempos de mi infancia en que la ciudad se paralizaba y la única actividad corría por cuenta de los templos. En aquellos años, las costumbres se modificaban por el carácter sagrado de los días de la Pasión y las tradicio nes propias de cada región expresaban una simbiosis firme entre cultura y religión.

Hoy las cosas han cambiado y la secularidad ha llegado a la Semana Mayor. Quizá en todos los lugares de Bogotá lo estemos notando, con distinta intensidad. Frente al número de creyentes que se acercan a las celebraciones católicas, hay ahora una creciente ola de personas que prescinden de lo sa grado y se dedican más bien al ocio, a la lectura, a la familia o al turismo o sencillamente continúan sus jornadas laborales. El contenido religioso ya no es obvio para todos y el lengua je cristiano parece eclipsarse ante el aplanamiento laico del tiempo y el espacio. El paso entre lo sagrado y lo profano que explicaba Mircea Eliade como necesario para la experiencia religiosa, se está desdibujando a favor del concepto secular de la actividad y la pausa como simples intervalos funciona les de una civilización material.

Creo que no volverán los días santos como los conocimos. Nuestras solemnes celebraciones habrán de compartirse con decenas de propuestas civiles y cada vez menos podremos apoyarnos en un “natural y social cristiano” para evocar litúr gicamente los misterios de nuestra salvación. Estamos frente a una sociedad que se seculariza cada vez más y el proceso parece imparable, pero no es en todo negativo. Creo con fir meza que es una oportunidad para mostrar la originalidad del Evangelio y recuperar su pureza y vigor ante formas caducas de representación social, usos ajenos al espíritu de Cristo y dependencias del poder estatal.

Todo este proceso de avance secular nos puede llevar a una revisión serena y provechosa del espíritu de nuestra liturgia, de nuestra predicación y del modo como vivimos interior y exteriormente nuestros tiempos sagrados. La nostalgia o la repetición anodina de modelos no parecen ser la respuesta, tampoco el simple anclaje en la tradición: hay que leer los sig nos de los tiempos y desarrollar, a partir de nuestros lugares teológicos, las propuestas para cumplir con la vocación evan gelizadora de la Iglesia en toda circunstancia. La Tradición, con mayúscula, siempre lo ha hecho así y ha encontrado for mas maravillosas de comunicar al Señor y pregonar su Reino. La belleza, la música, el arte, la acertada oratoria siguen siendo medios válidos y habrá que desarrollar algunos más conforme a los tiempos, guardando lo esencial. La secularidad progresi va de nuestra sociedad puede ser, en verdad, el camino de una teología más histórica, más social y más solidaria que encarne en un mundo que parece sin Dios, el mensaje siempre válido del Evangelio. Sólo con humildad creativa podremos afrontar las nuevas situaciones que nos trae el devenir de la historia y los llamados de la gracia, para que en todo se vea que la fuerza es del Señor y no nuestra (2Cor 4,7). F

Martín Gil, Pbro. Párroco en Santa Gema Galgani
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La Iglesia cuenta su historia

La diagramación moderna, con imágenes a color, fuentes claras y de buen tamaño hacen que su presentación no sea pesada y su lectura amable.

La revista La Iglesia es el órgano oficial de comunicación de la arquidiócesis de Bogotá, nació en 1905 siendo arzo bispo monseñor Bernardo Herrera Restrepo y su primer director el padre Rafael Salomón Camargo.

De los primeros cuadernillos que vieron la luz en 1905 queda muy poco, tal vez el tamaño, que en sus 114 años jamás ha cambiado.

La Iglesia era un flaco ejemplar de unas 34 páginas, de publicación quincenal, con temas que se trataban a lo largo del año, así que para leer un artículo completo había que ser fiel y adquirir la revista cada vez que aparecía.

En el índice del número 4 de marzo 15 de 1910 se anun cia un artículo sobre la unión y acción católicas desde el punto de vista de un cura francés; la instrucción sobre las obligaciones económicas de los religiosos ¡en latín!; las no ticias de los acontecimientos del Vaticano en el año inme diatamente anterior, entre ellos la publicación de la encí clica Communium rerum, del papa Pio X y la beatificación de Juana de Arco; las lecturas propias de los seminarios y el obituario del cardenal Francesco di Paolo Satolli; los nom bramientos en la Arquidiócesis, valga mencionar que el “presbítero doctor don José Joaquín Ortiz” fue nombrado en Ubaté; el ceremonial de los párrocos, también en latín, y finalmente, una novela de folletín: “Mi nuevo coadjutor” de Patricio Herrán. Publicidad de vino de consagrar, venta de cíngulos, etc.

La portada fue inamovible durante mucho tiempo: el es cudo de armas del arzobispo Herrera Restrepo.

Monseñor José Manuel Díaz asume la dirección en 1927, siendo ya una publicación semestral. En 1934, es director el padre José Manuel Marroquín, y hojeando el ejemplar se encontró entre los nombramientos, que el padre Daniel Arturo Delgado (¡!) era el párroco en El Peñón.

La Comisión del Arte Sagrado fue creada en 1944, los especialistas en liturgia eran Monsieur Arturo Landínez, Carlos José Romero y Mario Germán Romero.

Monseñor José Retrepo Posada dirige la revista en 1943 y hasta 1973, treinta años en los cuales debió informar so bre el Concilio Vaticano II y la primera visita papal, entre muchos acontecimientos.

En el año 1975, con “la asesoría de monseñor Mario Re vollo Bravo, obispo auxiliar de Bogotá y el padre Cándido López” asume la dirección el padre Héctor Luis Gutiérrez Pabón, tenía 38 años. Uno de los grandes cambios es el diseño de la portada, en la cual aparecen los templos em blemáticos de Bogotá y, aunque tímidamente, aparece el color.

Después de monseñor Gutiérrez vino el padre Guiller mo Umaña Díaz y monseñor José Ignacio Ortega Franco. Cuando murió monseñor Ortega La Iglesia estuvo “para da” unos años hasta su resurrección, de la mano del siem pre joven, amable y divertido historiador monseñor Ger mán Pinilla Monroy.

Monseñor Germán aceptó el reto luego de dejar la Uni versidad del Rosario, después de estar allí por más de 40 años. Lo primero fue poner al día la revista, siete años sin publicarse era un trabajo grande, con la investigación del historiador Daniel Guillermo López los temas fueron lle gando y las publicaciones saliendo.

El cambio es notorio, pues ya no sólo aparecen los de cretos, ahora hay más información, si se quiere llamar pe riodística, se consignan los hechos más relevantes como la visita del Papa, las imágenes en color de la portada, las ayudas internas “para la navegación”, pestañas indicado ras -cornisas-; las nuevas secciones como “La historia en tiempo presente” en la que se cuenta -casi que día por díalo que va pasando en nuestra Arquidiócesis. Artículo con firmas de escritores relevantes sobre los documentos pon tificios; el desarrollo del Plan E; las celebraciones jubilares; las ordenaciones y los obituarios. F

Notas arquidiocesanas

Fraternidad, una revista para el clero de la arquidiócesis de Bogotá - 31

Notas arquidiocesanas 360° de arte religioso o el Rollo de Fili

El pasado 3 de abril, eltiempo. com hizo el registro de cuatro fo tografías en 360 grados de Iglesias que son joyas arquitectónicas, re ligiosas y artísticas en el centro de Bogotá.

Las fotografías son de la parro quia de Santa Bárbara, la Catedral Primada de Colombia, la Iglesia de San Ignacio –de los jesuitas- y el templo de San Agustín –de la orden de san Agustín-. Fotografias acompañadas también de datos históricos.

El autor de este trabajo fotográ fico es el señor Filiberto Pinzón Acosta, fotógrafo profesional des de hace 40 años, con amplia expe riencia en fotografía digital y es pecialista en fotografía paisajista, moda, retrato y gastronomía.

Este muy bien logrado trabajo puede verse en www.eltiempo.com

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