INTRODCCCIÓN
XCIII
cantes santos entre las filas de los cazadores, con la excepción descalificada de San Eustaquio, lleva a postular, en el extremo contrario, la pesca como solución más edificante desde el punto de vista moral: La mesma glosa da la razón: porque es más lícito y honesto el pescar que no el ca~ar, porque no trae tanto desasosiego ni regozijo, ni tanta beodez de espíritu , y por tanto dize la glosa que entre tanto que el hombre anda ca<;;ando no puede pensar en Dios.' 36 Este esquema es el que desarrolla Basurto en la defensa de la pesca que hace el anciano dialogante ; pero no combatiendo la ejemplificación de cazadores ilustres, sistema seguido en el PolicraticllS, sino construyendo una nueva lalldatio del arte basada en las figuras evangélicas, con Cristo y los apóstoles como pescadores de almas a la cabeza: P.- (. ..) que aunque príncipes ni señores no han seguido mi exercicio, que no han faltado santos y apóstoles que en tiempos passados le siguieron (. .. ). Si no, mirad a Sant Pedro e a Sant Andrés si fueron pescadores quando Nuestro Señor los llamó diziendo que le siguiessen. (f. 7 rO) En lo que sí que vuelven a coincidir ambos autores es en el recorrido que nos conduce hacia los días en que redactan sus obras. Aunque el mecanismo ejemplificatorio es semejante, en el caso de Juan de Salisbury se halla abortado por la abbreviatio: También en nuestro tiempo nos enseñan luctuosos ejemplos a abstenernos de semejante impulso, ya que la ira divina , por medio de diversos y verdaderos milagros, hirió a nuestros grandes mientras 13 6 Pedro de COllARRI ' IlIAS. op. cil .. f. XXXI
y O.