MORVS ALBA L..
MORERA
Cast., moral. Cat., morer. Vasc, laar. Port., amoreira. Características: Árbol de hasta 15 m., de copa aovada o redondeada y tronco resquebrajado en ejemplares añosos, de color grisáceo o pardoblanquecino. Hojas caducas, de 6 a 18 cm., alternas de forma aovada o con profundos lóbulos, que la pueden hacer palmeada. Dentada, de color verde claro por el haz y algo más pálida por el envés, con pelos en la unión de los nervios. Las flores son muy pequeñas, se agrupan en espigas alargadas u ovoides, muy densas; las femeninas tienen una envuelta formada por dos pares de piezas, y un pistilo, que se prolonga en dos largos estigmas salientes; las espigas son ovoides, con un rabillo casi tan largo como ellas. Las espigas masculinas son alargadas, subeilíndricas, con flores de 4 estambres y envuelta de 4 sépalos. Los frutos, las moras, son de color blanco, rosa o púrpura, y tienen un pedúnculo tan largo como la mora. Existe otra morera o moratera, la Morus nigra L, de hojas aovadas a acorazonadas, y fruto sentado, sin pecíolo, de color rojo oscuro. La Morus alba es originaria de China y la Monis nigra de Pcrsia; crecen en huertas y paseos, en suelos preferiblemente sueltos; resisten bien la sequía y el frío. En el Altoaragón, hasta el siglo pasado, fue un cultivo tradicional muy extendido. Los morerales, como los llama Ignacio ASSO, constituían la base de la producción de seda, pues sus hojas sirven de forraje para los gusanos de seda, que hacia el siglo XVIII tenían una producción importante en los partidos de Benabarre y Barbastro; este último encuadraba todo el Sobrarbe. Desaparecieron totalmente del paisaje altoaragonés con la llegada de los nuevos tejidos y, ya con el principio de este siglo, la Cámara Agraria Provincial de Huesca, como ya había pedido Joaquín COSTA, manda plantar los bordes de caminos de carro y herradura con árboles frutales: la Ceratonia siliqua en el Somontano, y las moreras, desde los Somontanos. incluidos, hasta los valles pirenaicos. Con el ensanchamiento de los caminos, se van cortando las moreras, que hoy constituyen un árbol prácticamente desaparecido, relegado a algún paseo o parque.
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