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de inclusión es hablar de políticas públicas y cambio cultural

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DEPORTE MUNDIAL

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División de Comunicación del CAID siglo a la actual «persona con diversidad funcional», es muy largo el trecho recorrido. Y mucho el trabajo, las emociones y la energía invertidos por los colectivos de personas con discapacidad en favor de la inclusión.

Lastimosamente, las palabras también sirven para encubrir la realidad. «Inclusión» puede estar en el lenguaje, y es bueno que lo esté, pero no necesariamente está en la conciencia de la gente y de los principales actores sociales, y este es un grave problema. Frecuentemente, la inclusión se dice, pero no se actúa, por lo que en su nombre suelen cometerse errores que conspiran abiertamente en su contra.

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Pero ¿qué es la inclusión? Comencemos por decir lo que no es: la inclusión no es que las personas con discapacidad encajen en la organización y estructuras sociales, como si fueran las responsables de su condición y deban adaptarse a lo que las personas sin discapaci- dad aparente han definido como «normal». Eso no es incluir. A lo sumo, sería «integrar».

Puesto que lo anterior no es inclusión, digamos, grosso modo, lo que esta es según el modelo social de la discapacidad: «[…] la inclusión significa la eliminación de barreras físicas, principalmente barreras sociales expresadas en las actitudes de la sociedad en general». Esto así porque la visión con perspectiva de derechos sostiene que la discapacidad es una construcción social que produce prácticas materiales y una narrativa incapacitante. Para que nos hagamos una idea: una ciudad con accesos que no toman en cuenta las necesidades de las personas en silla de ruedas es la que impide que estas disfruten del espacio público, no su condición. Lo mismo cuando utilizamos palabras, todavía comunes, como minusválido (que vale menos) u otras del mismo tenor. La inclusión no se trata tampo- co de lograr privilegios para las personas con discapacidad. El privilegio es una excepción que puede ser otorgada por mera condescendencia y que nada tiene que ver con el reconocimiento del valor de la persona en sí misma. Podríamos decir más: el trato privilegiado en función de una condición de discapacidad suele tener un efecto contrario al que buenamente se persigue: oculta las verdaderas razones por las cuales ese trato privilegiado debe ser otorgado. Es decir, nos hace inmunes al lugar inferior al que la sociedad relega a las personas con condiciones de discapacidad.

Hablar de inclusión implica, pues, hablar sobre un cambio radical en la manera en que la sociedad «normal» se relaciona con la discapacidad. Para que la inclusión sea real y no mero «porno inspiracional» (del que tendremos oportunidad de hablar en otra ocasión), la socie- dad, y esto incluye al Estado y al gobierno, deben crear las condiciones para que las personas con diversidad funcional puedan desarrollar y aplicar sus capacidades en entornos adaptados. Esto se logra con políticas públicas robustas, legislaciones plausibles y el cambio de la mirada social a la discapacidad.

No basta con buenas intenciones porque, como dice el viejo adagio, «de buenas intenciones está empedrado el camino al infierno».

En una sociedad inclusiva, la persona con discapacidad no tendrá necesidad, por ejemplo, de afirmar su presencia para recibir servicios en condición de igualdad con el resto de la gente, como si fuera un cuerpo defectuoso y potencialmente amenazador del que hay que despedirse lo antes posible, y no un sujeto de derechos. Por eso tenemos que no solo hablar de inclusión sino, sobre todo, pensar, sentir y vivir la inclusión. No basta con buenas intenciones porque, como dice el viejo adagio, «de buenas intenciones está empedrado el camino al infierno». 

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Ramírez Martínez, I., Jaliri Castellón, C. Accesibilidad y discapacidad en espacios recreativos: imaginarios excluyentes, en ¿Quién es el sujeto de la discapacidad?: exploraciones, configuraciones y potencialidades / Paula Mara Danel... [et al.] ; compilado por Paula Mara Danel; Berenice Pérez Ramírez; Alexander Yarza de los Ríos; prólogo de Blanca Estela Zardel Jacobo Cúpich. 1a ed. , Ciudad Autónoma de Buenos Aires: CLACSO, 2021. Libro digital, PDF.

Agenda

● 200 pm. Inauguración de la Exposición Océanos. Lugar: Centro Comercial Galería 360

Caliente

Una Yuri reinventada brilló la noche del sábado en el Teatro Nacional durante su gira “Euforia”. La cantante mexicana con 45 años de trayectoria actuó primero en el Gran Teatro del Cibao este viernes y cerró la cita en República Dominicana en el TN. Quienes fueron a ver a la intérprete y actriz sabían que iban a corear canciones de amor y despecho popularizadas en los 80 y 90, pero quizá no tenían en cuenta que este 2023 Yuri vino renovada con un show complementado con luces, ocho bailarines, un concepto estético al estilo Las Vegas y vestuarios de Giannina Azar. Cantó por dos horas y media una veintena de éxitos incluyendo “La maldita primavera”, “Detrás de mi ventana” y “Es ella más que yo”.

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