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a Navidad tiende a ser la temporada de la buena voluntad y el optimismo de los inversionistas. Un sondeo de diciembre del 2014 realizado por Bank of America Merrill Lynch entre administradores de fondos encontró que la mayoría esperaba un crecimiento económico más fuerte y una inflación baja en el 2015. Los inversionistas se mostraron entusiasmados con las acciones, particularmente en Europa, pero negativos con los bonos gubernamentales. El consenso a menudo se equivoca, y esta no fue la excepción. No todas las apuestas terminaron mal, pero la mayoría de las predicciones tomó la dirección contraria. El crecimiento económico mundial ha decepcionado una vez más, aunque en gran medida gracias a un mal desempeño por parte de las economías emergentes, en vez de las desarrolladas. Las predicciones han sido revisadas constantemente a la baja. La estimación más reciente de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos para el crecimiento mundial en el 2015 es de 2,9 por ciento, muy por debajo del índice promedio de 3,6 por ciento durante los últimos 30 años. Cuando se trató de predecir la clase de activos de mejor desempeño del 2015, los inversionistas tuvieron pocas dudas. Dos tercios de los administradores seleccio-
naron a las acciones y solo 4 por ciento a los bonos gubernamentales. Qué lástima, en términos de dólares, los inversionistas accionarios han perdido dinero. Para el 15 de diciembre, el rendimiento total de las acciones en el mundo desarrollado, en términos de dólares, era de -1,4 por ciento. Los mercados de bonos gubernamentales también han sufrido una pequeña pérdida, aproximadamente a la par de la sufrida por las acciones. Quienes invirtieron su dinero en el bono de referencia de la Tesorería a 10 años realmente registraron una pequeña ganancia. A los inversionistas que optaron por activos más exóticos generalmente les fue mal. Las acciones en mercados emergentes se desempeñaron de manera terrible, con un rendimiento negativo de 17,3 por ciento, incluido un calamitoso descenso del 32 por ciento en Latinoamérica. Quienes compraron bonos de alto rendimiento también perdieron dinero. Para ser justos, los administradores de fondos fueron pesimistas sobre las materias primas hace un año y, vaya, estuvieron en lo correcto:
Los inversionistas europeos y japoneses pasaron un mejor momento que sus contrapartes estadounidenses. Los mercados bursátiles de la zona del euro subieron en términos de la moneda local, al igual que las acciones en Tokio. La declinación en el euro y el yen frente al dólar significa que estos mercados se desempeñaron mal en términos de dólares, pero también significa que las carteras internacionales de los inversionistas europeos y japoneses parecen más rentables en términos de la moneda local; menos, por supuesto, para aquellos que compensaron su exposición monetaria. Para los inversionistas basados en dólares este ha sido un año decepcionante. Incluso la buena noticia –una pronunciada caída en los precios del petróleo– no ha sido tan útil como se habría esperado. Los precios más bajos de la gasolina han actuado como un recorte de impuestos para los consumidores occidentales, estimulando a las economías desarrolladas, pero estas difícilmente están en auge. Mientras tanto, la debilidad de los precios energé-
Las utilidades corporativas también se han visto afectadas. Según Société Générale, un banco francés, las utilidades del cuarto trimestre en las compañías del S&P 500 probablemente habrán caído en 3,6 por ciento de un año a otro. el oro cayó en 10 por ciento en el año y el índice de materias primas de Bloomberg descendió en 26 por ciento.
ticos ha puesto un freno a la inversión, porque los productores de materias primas fueron los responsables de 39 por
TORIA/SHUTTERSTOCK
Bien o mal portados: los inversionistas basados en dólares reciben carbón de regalo de Navidad ciento del crecimiento del gasto de capital en el 2014, y ha causado algunos tambaleos en el mercado de bonos corporativos. Las utilidades corporativas también se han visto afectadas. Según Société Générale, un banco francés, las utilidades del cuarto trimestre en las compañías del S&P 500 probablemente habrán caído en 3,6 por ciento de un año a otro e, incluso sin las acciones financieras y energéticas, las utilidades subirían solo en 0,1 por ciento. A falta de utilidades más altas, los mercados bursátiles necesitan valuaciones más altas si desean generar rendimientos positivos, pero Wall Street empezó el 2015 con una proporción de precios-ingresos ajustada cíclicamente de 26,8, comparado con el promedio histórico de 16,6. Terminará el año, según el profesor Robet Shiller de la Universidad de Yale en New Haven, Connecticut, en 26,6. El sentimiento de los inversionistas se ha resentido tanto que, hasta ahora, diciembre no ha producido la tradicional recuperación de “Santa Claus” que impulsa a las acciones en las últimas semanas del año. Quizá el Grinch se la robó. La muy anticipada retracción de la política monetaria por parte de la Reserva Federal, anunciada el 16 de diciembre, también podría haber inducido a la cautela.
tan optimistas sobre el 2016 como lo fueron sobre el 2015. Más de ellos siguen pensando que la economía mundial se fortalecerá en vez de debilitarse, y solo 7 por ciento prevé una recesión mundial, pero la economía de China es una gran causa de preocupación, con un 43 por ciento neto de los administradores esperando un crecimiento más débil ahí. Las predicciones para el crecimiento de las utilidades son las más débiles desde julio del 2012.
El sondeo más reciente de Merrill Lynch sugiere que los inversionistas no son
Pese a esas preocupaciones, los inversionistas están haciendo más o menos las
mismas apuestas. Siguen inclinándose fuertemente por las acciones, particularmente las europeas, y menos por los bonos gubernamentales y las materias primas. Esa no es una posición completamente coherente. Si las materias primas colapsan más, eso debería ayudar a mantener baja la inflación, lo cual debe ser bueno para los bonos gubernamentales. La gran apuesta a las acciones quizá sea un signo de desesperación, no de confianza: las perspectivas de todas las demás clases de activos parecen deprimentes en comparación.