Su técnica Puesto que estamos ante un grupo de pinturas murales bastante heterogéneo, su técnica será también totalmente dispar en buena parte de ellos. No se han hecho aquí análisis científicos, como ocurrió en Sayago y en Salamanca, por lo que nuestro juicio no ha podido ser más que organoléptico y fotográfico. De los conjuntos visitados una parte, quizá la más importante (Muga, Vivinera, Molezuelas y Monumenta), presenta evidentes concomitancias con el resto de la pintura transfronteriza. Es decir, se realizó conforme a una técnica mixta fresco-seco. Sobre el soporte más o menos regular del muro (como se aprecia en Monumenta) se aplicó una capa de mortero de distinto grosor. Este revoco tenía que estar húmedo y fresco para aplicar sobre él los colores disueltos en agua pura o en agua de cal.
La pintura al fresco requería de una enorme preparación técnica puesto que no permitía rectificaciones. En el caso de que se tuviesen que realizar habría de eliminarse el enlucido y volverlo a aplicar de nuevo para poder pintar “al fresco” sobre él. En no pocas ocasiones para evitar este laborioso proceso se utilizó otra técnica pictórica que se superponía a la original, pudiéndose apreciar estos “arrepentimientos”, aplicados en seco. Sobre este soporte base, en seco, no sólo se realizaron estos petimenti, pues mediante trazos de dibujo superpuestos, se añadieron detalles o se remataron algunas composiciones. Aquí los pigmentos se mezclaban con agua de cal (mezzo-fresco). Quizá dónde mejor se aprecian estos detalles sea en algunas de las escenas del testero de Vivinera
Detalle de las distintas técnicas pictóricas utilizadas en las pinturas de Vivinera
Detalle de la preparación pictórica del muro de Monumenta
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Dos de los conjuntos, Tamame y Malillos, al haberse ejecutado ya a comienzos de la centuria siguiente muestran el empleo de una técnica pictórica diferente, de base