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El Green Deal y su impacto en Latinoamérica: un nuevo round

Melisa GALVANO QUIROGA

Consultora independienteDocente Universitaria.

El 11 de diciembre de 2019, horas antes de que el mundo empezara el año que marcaría un antes y después en lo que va del Siglo, Unión Europea estableció el Green Deal o Pacto Verde. Una estrategia elaborada para alcanzar la neutralidad climática hacia el año 2050.

Entre sus objetivos se señala la transformación de la economía y la sociedad de la Unión Europea hacia un futuro sostenible. Incluye políticas para descarbonizar la energía, la industria, el transporte y la agricultura, promoviendo la conservación de la biodiversidad, con la meta de reducir las emisiones de gases de efecto invernadero y proteger el medio ambiente. Del otro lado de la orilla, uno de los principales temas afectados que pasó a estar en el foco es el comercio exterior generando debates hasta donde ciertas medidas tan fuertes podrían o no impactar en el comex e incluso desde una visión legal hasta qué punto podrían o no aplicar como medidas encubiertas a frenar el comercio.

Entre los principales objetivos se señala: 1) Neutralidad climática para 2050: Lograr que para 2050 no haya emisiones netas de gases de efecto invernadero; 2) Reducción de emisiones: Establecer objetivos ambiciosos, como una reducción del 55 % para 2030, en comparación con 1990; 3) Transición justa: Asegurar que la transición hacia una economía verde no deje atrás a ninguna región o sector; 4) Descarbonización: Descarbonizar la producción de energía, la industria, los edificios, el transporte y la agricultura; 5) Energía limpia: Inversión en fuentes de energía renovables y mayor eficiencia energética.

6) Industria sostenible: Apoyo a la industria para que adopte modelos de negocio sostenibles y competitivos.; 7) Agricultura y alimentación: Fomento de una agricultura y una cadena alimentaria más sostenibles, desde la granja hasta la mesa; 7) Conservación de la Biodiversidad: Medidas para proteger y restaurar los ecosistemas naturales.

Con todo esto, mirando unos meses en el tiempo en junio de 2019 se había firmado el Acuerdo Estratégico entre MERCOSUR –UNIÓ EUROPEA, lo cual generó un impacto de lleno en el capítulo de comercio y sostenibilidad en especial por el Reglamento de Deforestación. El Reglamento de Deforestación de la Unión Europea en vigor desde el 29 de junio de 2023 con aplicación efectiva desde 30 de diciembre de 2025. El mismo, prohíbe la comercialización de ganado, cacao, café, palma aceitera, caucho, soja y madera, así como productos derivados de ellos tanto si provienen de tierras deforestadas o degradadas después del 31 de diciembre de 2020. Entre los principales requisitos las empresas que comercializan estos productos en la UE deben cumplir con tres obligaciones: 1) Libres de deforestación: Los productos no deben haberse obtenido de tierras que hayan sufrido deforestación o degradación forestal después del 31 de diciembre de 2020; 2) Producidos legalmente: Deben haberse producido de conformidad con la legislación del país de origen, incluyendo leyes sobre uso del suelo, derechos de terceros y medio ambiente; 3) Debida diligencia: Las empresas deben realizar un proceso de debida diligencia para demostrar que sus productos cumplen las dos condiciones anteriores.

De mira a la pronta aplicación, de las últimas negociaciones la Unión Europea excluyó a Latinoamérica de la lista de países de “alto riesgo” de deforestación en su primera lista de referencia de la Ley contra la Deforestación. Aunque esto representa un alivio para los países latinoamericanos, la Comisión Europea determinó que ninguno de los países de Latinoamérica es de “alto riesgo”, lo que significa que sus exportaciones a la UE serán sujetas a controles más bajos. Como conclusión podemos observar que hay responsabilidades compartidas pero diferenciadas y que nuestra región es muy poco el impacto en contaminación ambiental que aporta versus la fuente de alimentos que da al mundo en especial Argentina. Al momento esta exclusión parecería ser una salida airosa de la Unión Europea de una situación tensa que generó, lo cual abre muchas preguntas como por ejemplo si está en condiciones de perder a los principales socios alimentarios en un contexto de retracción y alta belicosidad. La Unión Europea de hoy no es la del 2019…al igual que el mundo de hoy tampoco lo es.

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