El riego sanguíneo está garantizado por las arterias dentarias (una por diente, abriéndose en la pulpa) y cada arteria va acompañada por dos venas satélites. La casa de los dientes es la boca, la cual constituye el primer segmento del tubo digestivo. La boca como cualquier otra casa está dividida en dos partes por las arcadas gingivodentarias: el vestíbulo de la boca, delante de los dientes y las encías y limitado por los labios y las mejillas, y la cavidad bucal propiamente dicha. El vestíbulo de la boca está tapizado por la mucosa bucal, que presenta, delante y en su línea media, un pequeño repliegue: el frenillo labial.
corona. La pulpa a su vez está compuesta de dos partes: La parte central está constituida por tejido conjuntivo; las células que la componen son fibrosas (fibrositos, fibroblastos) y fusiformes. La parte periférica está formada por células conjuntivas, paralelepipédicas, con un gran núcleo y numerosas mitocondrias: los odontoblastos (blastos significa germen) de donde parten las prolongaciones llamadas fibras de Tomes. El marfil que rodea la pulpa dentaria se compone de una sustancia elemental: la dentina, en la cual las fibras de Tomes, rodeadas por una vaina caliza, forman pequeños canalillos; los canalículos de Tomes. La dentina es la que confiere el color a los dientes. El esmalte, formado sin duda por células epiteliales especializadas, los adamantoplastos (también llamados ameloplastos) es un cuerpo vitrificado y transparente; envuelve el marfil dentario de la corona (pero no de la raíz). El cemento es una 40
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sustancia comparable químicamente al hueso y que recubre el marfil radicular. El diente no está hundido en la mandíbula como un clavo en la madera. El maxilar está perforado por alvéolos, en los que se albergan las raíces de los dientes, que están unidas al hueso alveolar y por numerosos fascículos fibrosos (ligamentos alveolares).
Los dientes humanos están dispuestos dos a dos, como los brazos de unas tijeras; es lo que se llama psalidoncia
Los maxilares inferior y superior también están revestidos con una mucosa, gruesa y muy resistente, de color rosado, en continuidad con la mucosa bucal: la encía. Ambos maxilares presentan unos alvéolos en los que están implantados los dientes. Cada diente está rodeado por la encía en todo el contorno del orificio alveolar. Y como sabemos, el número de dientes es de 20, que se desprenden entre los 6 y los 11 años de edad para ser reemplazados por los definitivos, que en el adulto son de 32, 20 que sustituyen a los de leche y 12 molares. La cavidad bucal propiamente dicha está limitada por delante con la arcada alveolodentaria, por arriba con la bóveda palatina o velo del paladar, y por abajo con la lengua y el suelo de la boca. En su parte superior comunica con la faringe a través de una abertura: el istmo de las fauces. La lengua es un órgano muscular revestido con una mucosa lingual, rica en glándulas y terminaciones nerviosas específica del gusto. Por su gran movilidad, la lengua interviene en la masticación y la deglución. Su musculatura está constituida por 17 músculos. Todo esto se encuentra en ese pequeño orificio por donde nos alimentamos. Es un mundo, en el que un pequeño descuido permanente, basta para que empiece a destruirse.