De la Urbe 62

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23 Los arreglos de Pello Torres y su célebre trompeta le dieron a la canción un sabor al polvo que se levanta de la rueda de fandango, un olor a ron y a corral y un calor como el del manojo de velas que Ya no le es necesario acompaña el baile y hace sudar los cuerpos en una noche de fiesta aventurar porque el sabanera. Por eso, Dairo Meza, director de la Banda Departamental maestro Fontalvo ha hecho, de Sucre, dice que en El Balay se conjugan varios elementos como una linda melodía, una buena historia y la utilización del ritmo más aparentemente, lo que ha autóctono: “es un lamento por una pérdida y está grabado en ritmo de porro, que es el ritmo original de las fiestas de corraleja”. querido. Como muchos de Fontalvo es simple a la hora de responder cualquier pregunta, los juglares de su época, lo que no significa, necesariamente, que su interés sea poco. Es un asistir a una escuela nunca hombre espontáneo. -¿Por qué le gusta El Balay, maestro? fue una preocupación - Porque es bonito-, responde sencillamente y le insiste a su hijo que muestre Río crecido y Río seco, las dos producciones que más lo fundamental. Alcanzó a llenan de orgullo. cursar hasta tercero de Permanece sentado en su silla y, pese a sus manos temblorosas, saluda y se despide con un fuerte apretón. Hace siete años murió su primaria “porque salió a esposa, luego de padecer un cáncer. Miguel, quien vive en la misvagabundear desde niño”. ma casa con su familia, se encarga de cuidarlo pues sus hermanos están fuera de Sincelejo. Él espera que su padre disfrute los últimos años que le quedan. Por eso prefiere no “acosarlo” con tratamientos ni medicamentos que lo hagan sufrir. “Papi ya está en sus últimos años y quiero que los viva bien. Él es malo porque sabe que yo lo complazco mucho y por eso hace cosas para llamar la atención”, afirma. En el rostro del maestro se reflejan los años: el bigote negro ahora es blanco como su cabello; sus ojos son más pequeños de lo que eran hace una década; su postura corporal es menos erguida y por eso ha perdido algunos centímetros de estatura; y su caminar, ese que lo condujo sin temor a tantos lugares, se transformó en pasos lentos y cansados. Miguel está orgulloso de su padre Las aventuras del Toro Balay como el maestro de sus canciones. Una Más adelante, Los Graduados le de ellas consiguió que el Toro Balay, grabaron Capullo de rosa blanca; Julio uno de los símbolos de la tradición sabaJaramillo grabó el bolero Corazón coranera, quedara inmortalizado. Ese toro zoncito; Los Cañaguateros, El Bolivarende raza criolla, tan sabanero como el se; y así muchas canciones del maestro Miguel Fontalvo tuvo su cuarto de hora en la música mote de queso, recorrió las corralejas salieron a la luz pública. Sin embargo, de Turbaco en Bolívar, Sincé en Sucre, un encuentro con uno de los ganaderos Cereté en Córdoba y se lució en su pamás renombrados de la zona marcó el tio, el 20 de enero en Sincelejo. Pero un nacimiento de una leyenda de las corralamento quedará por siempre porque el Balay murió en tierra cordobesa. Y como él, lejas; uno de los mayores aportes de Fontalvo. Así nació el porro El Toro Balay, en también permanecerá en sus canciones la memoria del maestro. honor a un toro rejugao, ligero como un rayo, criollo y de color bayo, de propiedad de don Arturo Cumplido Sierra. La portada del elepé, que muestra con mucho orgullo Miguel, y que conserva como una reliquia, tiene la fotografía de su padre quien, sonriente, señala hacia un extenso campo en el que se ven pastar toros y vacas. “Con este LP se conoció por *Esta crónica hace parte de la serie radial El Alma del Porro. Por los caminos primera vez la canción”, dice Miguel mientras suena en una pequeña grabadora un de la tradición presentada como trabajo de grado para aspirar al título de CD en el que se conserva la primera versión del porro. Periodista, en la Facultad de Comunicaciones de la Universidad de Antioquia. César Cumplido, hijo de Arturo Cumplido Sierra, afirma que el compositor fue Asesor: Marina Quintero. a la oficina de su padre para ofrecerle una canción. Don Arturo le dijo que en vez de homenajearlo a él, cosa que ya habían hecho varios músicos, prefería que le cantara a un toro muy querido de su ganadería que había muerto hacía algún tiempo. Se trataba de El Balay, un toro arriesgado, bravo pero noble, que murió en el corregimiento de Carrillo, jurisdicción del municipio de San Pelayo, Córdoba. Por su renombre y coraje, recorrió varios pueblos. Fue bautizado así por la forma de sus cachos que recreaban la figura del balay, un cedazo formado por un aro de bejuco y un tejido de tiras de hoja de palma o de mimbre que usan los campesinos para cernir maíz, trigo o arroz. Cuentan quienes lo conocieron que, en una ocasión, el toro hirió a un arriesgado manteador quien murió días después. Por venganza, su hermano decidió poner veneno en una banderilla y se fue a Carrillo a terminar con la vida de El Balay. El toro recibió en su cuerpo una cantidad del tóxico que lo dejó tendido sobre la arena y, pese a los esfuerzos, murió en tierra cordobesa, como lo relata Fontalvo en el porro. El Balay había nacido en la hacienda Iberia, pero se crio en la hacienda Santa Teresa, corregimiento de Puerto Viejo, en Santiago de Tolú. Se murió El Balay en tierra cordobesa y quedó su cuerpo tendido en la arena, compa, él nació en la hacienda de Santa Teresa, dice Arturo Cumplido, de una raza buena, compa… “A Julio se le vino la melodía de El Balay en un bus de Sincelejo a Medellín mientras viajaba a cumplir con compromisos musicales. Ahí nació ese porro, en el puesto de los músicos”, cuenta Cumplido. Ni Miguel ni su padre recuerdan a ciencia cierta en qué año fue grabada la canción por primera vez. Pero sí saben que fue con la voz y el acordeón de Rodrigo Rodríguez y con los arreglos y la trompeta del maestro Pello Torres. Pronto, el porro se convirtió en un clásico de la música sabanera. Rodrigo Rodríguez, desde la distancia, hace memoria sobre aquellos días en el estudio de grabación en los que las notas de su acordeón y su voz acompañaban la popular letra del maestro Fontalvo. La grabación se hizo en Unisón, propiedad de Calixto Récord, gerente de Discolombia. Para la época, el estudio estaba copado por muchos grupos y Conrado Marrugo, director artístico de la CBS, separó los turnos de grabación. “Recuerdo que se hizo en bloques, no como ahora que se graba por canales. Los arreglos estaban escritos en las partituras, pero el maestro Pello Torres, muy sabiamente, los hizo todos con la boca. Cantaba las figuras y cuando ya estaba todo grabado, los músicos que interpretaban los instrumentos doblaban los sonidos hechos por la voz. La grandeza también hay que abonársela al maestro Julio Fontalvo porque él recogió unas vivencias de la región. Inclusive parte de los arreglos se los dictaba al maestro Pello Torres y él los escribía. Además, ayudó a que se conservaran las raíces de nuestra música sabanera”, relata Rodríguez. sus familiares y amigos; tampoco las masacres de sus coterráneos ni ver que en Las Palmas ya no se morían de viejos, sino porque a los grupos armados se les ocurría que alguno era colaborador del enemigo o que, definitivamente, su presencia en ese punto estratégico de la región obstruía el tráfico fluido de droga. No vio cómo el corregimiento se convirtió en uno más de los tantos pueblos del país agobiados por la guerra y condenados a la soledad y al olvido. La finca en la que vivían sus familiares aún les pertenece, pero a raíz del desplazamiento de que fueron víctimas no volvieron nunca más. Como tampoco lo hizo el maestro. La casa a la que llegó en Sincelejo es la misma en la que vive hoy. “En Las Margaritas había un programa de vivienda, y así fue como la adquirió. Hay algo que recuerdo y es que Julio siempre llegaba adonde quería. Él salía de Bogotá para la Costa y solo llevaba el pasaje hasta Medellín. Ahí encontraba a alguien que lo ayudaba”, cuenta Gilberto Torres, músico y amigo. Lo mismo ocurría si iba de Sincelejo a Venezuela. El pasaje le alcanzaba hasta Maicao; allá conseguía el resto. Pero su éxito como músico y compositor se inició en 1974 cuando Emiliano Zuleta y su conjunto, en la voz de Poncho Zuleta, grabaron Río Crecido y Río Seco, dos de las canciones más conocidas del maestro. Ambas, compuestas en aire de paseo, elevaron el nombre de Fontalvo y permitieron que fuera reconocido por toda la región. Recientemente, Río Crecido también fue grabada en ritmo de porro por el cantante de música vallenata Jean Carlos Centeno. Cuando el río está crecido es porque está lloviendo y si se le nota horrible, es porque arrastra piedras. Y si me ven afligido, es porque estoy sufriendo; no me mates corazón, no dejes que yo muera.

Facultad de Comunicaciones Universidad de Antioquia


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