De la Urbe 82

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“No es en contra del desminado, es a favor

de la vida”

Habitantes de una región que fue piloto en la erradicación de las infames minas antipersonal sembradas por guerrilleros de las Farc ahora temen que la desmovilización del grupo insurgente traiga como consecuencia la llegada de otros violentos. Juan David Tamayo Mejía Estudiante de Periodismo Juandatamayo17@gmail.com Fotografías: Juan David

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ranscurría mayo de 2015, cuando funcionarios del gobierno colombiano acompañados por el Batallón de Desminado del Ejército (BIDES) y los delegados de la oenegé Ayuda Popular Noruega llegaron a la vereda El Orejón, en Briceño. Por esta vez, la presencia militar no fue motivo de preocupación en la zona. Al contrario: era la expectativa de que los estruendos de los cañones de la guerra fueran reemplazados por los estruendos de minas antipersona detonadas controladamente. Briceño es un municipio del norte de Antioquia que limita con Yarumal, Ituango, Toledo y Valdivia; está conformado por 34 veredas y El Orejón es una de ellas. Para llegar allí, es necesario llegar a Toledo, tomar un campero y recorrer durante una hora una carretera destapada cuyo estado depende del clima. Después siguen dos horas más de camino a pie o en mula hasta llegar a lo alto de la montaña donde está la vereda. Desde este punto es posible divisar el cañón del río Cauca y las altas cumbres del Nudo del Paramillo que une a Antioquia con Córdoba: un punto clave en el transporte de tropas, armamento y cultivos ilícitos, sector estratégico de los grupos armados. El Orejón y el municipio Santa Elena, en el Cauca, fueron los sitios escogidos para implementar el plan piloto de desminado humanitario. Dicho plan terminó en El Orejón en diciembre de 2015. Sin embargo, el proceso estuvo plagado de dudas desde su inicio, no solo por la elección de los puntos sino por el escaso acompañamiento que se le permitió a la comunidad en ese proceso y porque el gobierno no entregó ningún territorio certificado como libre de minas. Gregorio Echavarría, habitante de la vereda y líder comunal, explica que una de las razones por las cuales se implementó este plan piloto fue la construcción de la central hidroeléctrica Hidroituango y que ese fue un factor clave para que se mirara a Briceño cuando por muchos años la presencia del Estado ha sido nula. “Ahí es donde a uno le siembran dudas, y es que buena parte del desminado se ha dado en los terrenos que ellos, HidroItuango, compraron, y es injusto porque se les está dando seguridad a ellos pero a nosotros nos dejan con una inseguridad tremenda”, dice Echavarría refiriéndose a los caminos veredales que se pidieron como zonas para desminar y que no se incluyeron en el plan piloto. Luego de meses de trabajo, el batallón BIDES desactivó cerca de cuarenta minas, cifra mucho menor a la que esperaban los habitantes de la vereda, sobre todo si se tiene en cuenta que El Orejón es uno de los lugares más minados de Antioquia. Las dudas con respecto a este proceso aumentaron cuando en Chiri 1, uno de los puntos que debía quedar libre de minas, una vaca estalló en pedazos debido al contacto con una mina antipersona. Aun así, según las estadísticas otorgadas por la Dirección Para la Acción Contra Minas Antipersonal, desde hace dos años en El Orejón no se reportan víctimas ni heridos por minas. Las razones de un NO Aunque la primera fase del piloto ya terminó, el campamento de desminado sigue instalado en la vereda. No obstante, en palabras de muchos habitantes hay preocupaciones más grandes que las propias minas sembradas en su territorio. Desde hace treinta años el Frente 36 de las Farc hace presencia en esta zona del departamento y, ante el abando-

No. 82 Medellín, diciembre de 2016


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