Revista de Comunidades Educativas 131

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Juventud lasallista

Abril 2021 / Año XXVII / Nº 131


Editorial

Reflexionemos

Educación al día

Identidad Lasallista

Creciendo Juntos

Escuela en Pastoral

Presenta la opinión del consejo editorial respecto al contenido que se trata o algún tema de interés que se desee abordar.

Formación pedagógica y didáctica, prestando especial atención a innovaciones educativas. Espacio para dar tratamiento a contenidos prácticos que ayuden al maestro en el desarrollo de su trabajo.

Actividad distrital y local. Se expone el trabajo de las instituciones y se da seguimiento a los planes y programas distritales.

Géneros informativos o de opinión, entrevistas y reportajes con la finalidad de hacer análisis de la realidad social, educativa y cultural.

Un espacio para beber de las fuentes inspiradoras; nuestra Espiritualidad y nuestro Estilo Educativo Lasallista. El objetivo de esta sección es la profundización y promoción del sentido de identidad lasallista.

Pretende motivar la vivencia de una escuela en pastoral, invitándonos a la formación en nuestra identidad como instituciones de inspiración cristiana al estilo lasallista.

Uno de los objetivos de esta revista es compartir las buenas prácticas y generar el diálogo al interior de las comunidades educativas. Comparte con el resto del Distrito aquello que estás haciendo, o aquella idea que te hace reflexionar, y puede ser fuente de inspiración para otros en su quehacer educativo. Las colaboraciones pueden ser artículos de opinión, síntesis de investigación, crónicas de actividades, divulgación de innovaciones educativas, reportajes o entrevistas, referentes a la vida de una sección, una institución o del Distrito en general. El material deberá tener una extensión máxima de cinco cuartillas en letra “Calibri” número 11, con 1.5 de interlineado. Las imágenes deben ser enviadas en su archivo original (jpg, png, etc.) evitando insertarlas en el documento del texto. Manda tus artículos, comentario o sugerencias al correo electrónico: revista@lasalle.edu.mx


En este número... Editorial

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Juventud Lasallisa, protagonistas de la Misión Educativa

Educación al día

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El maestro ante una sociedad seducida por la cultura de la ligereza.

Creciendo Juntos

Título de la portada: Necesidad de confluir Inspiración: Juventud Lasallista; el protagonismo y la centralidad de los jóvenes en la Misión Lasallista. Si nuestros sentimientos y corazón son puestos a manera de un jardín dentro del alma, las plantas fungen como estado de ánimo y un sinfín de sensaciones que convergen entre sí, formando la personalidad de cada ser humano.

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¿Qué es el Consejo Internacional de Jóvenes Lasallistas? UPAH Xmas El CIZ, La Salle, educando en las nuevas realidades.

Reflexionemos

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El acompañamiento. Vía regia a la conciencia comunitaria La mejor política, capítulo 5 de Fratelli Tutti Replanteamiento de la perspectiva trinitaria-pneumatológica. Construyendo el NOSOTROS.

Escuela en Pastoral

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Pastoral Juvenil en tiempos de COVID-19 Cambio epistemológico para una nueva concepción e interpretación de la teología aplicada a la educación católica.

Servicios Educativos y Administrativos A.C. Paseo de las Américas 2912, Col. Contry La Silla C.P. 67173, Cd. Guadalupe, N.L.

Consejo Editorial

H. José Gabriel Alba Villalobos H. Gerardo de Jesús Dávila de León H. Luis Valdivia Parada H. Domingo de Alba Suárez H. David Alejandro García de la Peña

Revisión

Mtro. Juan René Pérez Yanes Lic. Alejandro Alanís Rodríguez

Portada

Hno. Jesús Oswaldo Serrano Hernández

Diseño

Jorge David Montemayor G.

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Comunidades educativas

E d i t o r i a l

Juventud Lasallisa, protagonistas de la Misión Educativa H. Domingo de Alba Suárez Comisión MEL

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Comunidades educativas Editorial

En la actualidad nadie duda que se está creando un nuevo perfil de sociedad, del cual estamos siendo protagonistas y donde se ha pasado de procesos piramidales y jerárquicos a múltiples procesos que nacen desde la asociación y la cooperación, invirtiéndose así el sentido de lo que tradicionalmente venía sucediendo y se concebía como “normal”. A este respecto, desde hace algunos años en el Instituto y en los Distritos Lasallistas no hemos estado ajenos a estos cambios, dando origen a iniciativas que poco a poco se han ido consolidando en nuestro Distrito y donde los jóvenes son principales protagonistas. El 45° Capítulo General resalta la importancia de los jóvenes en la Misión Educativa, no solo como destinatarios de ella, sino como protagonistas. La Propuesta 10 señala: “Que el Instituto apoye la representación de Jóvenes Lasallistas en estructuras del Sector, del Distrito y de la Región”. Según el plan de acción trazado por el Hermano Superior y el Consejo General, en la Circular 470, en el mes de noviembre se deberían haber celebrado dos eventos internacionales exclusivos para jóvenes: El 4.º Simposio Internacional de Jóvenes Lasallistas y Asamblea de Hermanos Jóvenes. Las razones de no haberlas podido llevar a cabo son bien sabidas por todos.

El Simposio de Jóvenes Lasallistas celebrado en el año 2014 afirmó que el Movimiento de Jóvenes Lasallistas tiene como objetivo despertar la conciencia del itinerario vocacional, personal y comunitario, de los y las adolescentes y jóvenes adultos involucrados en la Misión Educativa Lasallista. Este movimiento nos compromete a nivel personal, profesional y espiritual a ir más allá de nuestras fronteras, para conseguir que nosotros, y aquellos a quienes acompañamos tengan vida, y la tengan en abundancia. (Informe ISYL 2014, Pg. 5) Diversos documentos del Instituto como son las Actas del 45° Capítulo General, los informes del 3er Simposio Internacional de los Jóvenes Lasallistas (2014), de la Asamblea Internacional de Hermanos Jóvenes, y de la Asamblea Internacional de la Misión (2013) emergen cuatro áreas prioritarias para el crecimiento del Movimiento de los Jóvenes Lasallistas. 1. Cultura de las vocaciones: Promover y asegurar la calidad y las experiencias apropiadas para el desarrollo de la formación y el acompañamiento permanente de los Jóvenes Lasallistas a todos los niveles del Instituto. 2. Servicio a los pobres: Capacitar a los Jóvenes Lasallistas a todos los niveles para conocer y ser sensibles a las necesidades de otras personas, especialmente los que viven en la pobreza o en otros tipos de vulnerabilidad.

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3. Comunicaciones y Redes: Ofrecer mecanismos y canales que garanticen a los Jóvenes Lasallistas, dentro y entre las Regiones, una mayor colaboración e intercambio de recursos. 4.Crecimiento orgánico sostenible: Redefinir las relaciones y fortalecer los vínculos entre los diferentes movimientos de Jóvenes Lasallistas regionales, distritales y locales para fomentar los procesos y estrategias que garanticen la continuidad y sostenibilidad de los programas y esfuerzos de los Jóvenes Lasallistas. De igual manera la Circular 470 pide al Secretariado de Asociación y Misión del Instituto,

fortalecer el movimiento de los Jóvenes Lasallistas mediante el apoyo a la representación de los jóvenes a nivel de Sector, Distrito, y dentro de las estructuras regionales con el fin de involucrarlos aún más en la Misión Educativa con los pobres. A nivel Distrital, se conformó el Comité Distrital de Jóvenes (en respuesta al XIV Capitulo Distrital) tienen como principales objetivos renovar y reintegrar en cada uno de sus componentes el Plan de Formación del Movimiento Infantil y Juvenil Lasallista, perfilando así una mejora continua al proceso vivencial y espiritual de quienes formen parte de los movimientos pastorales. El Comité Distrital está llamado a ser partícipe de las diferentes orientaciones que la Iglesia Católica, el Instituto, la RELAL y el Distrito llame a formar. Estudiando y generando documentos, escritos y diversificando la construcción de un Plan Pastoral con mayor fortaleza y presencia. No hay duda cuando un joven lasallista se siente parte de un proyecto, se involucra y desea participar. Su participación en el desarrollo del Distrito seguramente logrará una mejor visión y acciones en favor de la Misión Educativa Lasallista. ¡Enhorabuena el protagonismo de los jóvenes lasallistas!

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Comunidades educativas

Educación al día

EL MAESTRO ANTE UNA SOCIEDAD SEDUCIDA POR LA CULTURA DE LA LIGEREZA OLGA MARTHA TREVIÑO CANTÚ Alumna de la Maestría en Gestión y Desarrollo Organizacional del CESLAS

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La movilidad y el internet son dos aspectos que conforman un nuevo paradigma en la sociedad actual, han permitido el acceso a la información de una manera más rápida y generalizada. Sin embargo, vale la pena reflexionar sobre su impacto en los diversos ámbitos de la sociedad pues aún y cuando aligeran la carga que generan ciertas actividades en la vida cotidiana, afirma Lipovetsky (2016) que pueden venir acompañadas de ciertas amenazas y servidumbres. El ámbito de la educación no es la excepción y la modalidad virtual adoptada en respuesta a la pandemia del COVID-19 ha permitido confirmar esta premisa. El presente ensayo pretende exponer algunas de las características de la sociedad y del contexto en el que los maestros desempeñan su labor docente en la actualidad, así como los desafíos que les presenta la nueva realidad que se construye a un ritmo más acelerado que nunca y que en este período de virtualidad ha obligado a reflexionar sobre el rumbo que debe tomar el quehacer educativo.

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La sociedad actual se conoce como posmoderna. Esta además de caracterizarse por ser individualista y despolitizada se distingue por ser una sociedad de consumo que utiliza una lógica de seducción. La cultura de la seducción privilegia la pluralidad y diversidad ofreciendo gran cantidad de opciones atractivas y a la medida, de tal modo que los individuos tienen una sensación de protagonismo y libertad. Es así que la seducción prescinde del uso de la fuerza y opera dando al sujeto la sensación de que es el quién tiene la última palabra. A decir de Darós (2018) la seducción es una nueva forma de control social. Un ejemplo de esto es el deseo de cambiar el teléfono celular cada vez que sale un nuevo modelo, a sabiendas de que esos aparatos tienen una vida útil larga y que es un gasto superfluo e innecesario. Hay una aspecto que sobresale en esta dinámica de seducción y consumo; a medida que el orden comercial se apodera de la cotidianeidad, la insatisfacción y la decepción entorpecen el intento de aligerar la vida


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el lugar en el que se encuentre. Este es uno de los aspectos fundamentales de la sociedad actual y que ha dado pie a un nuevo paradigma que Lipovetsky (2016) refiere como nomadismo digital. Es en este contexto y bajo el influjo de estas herramientas que la juventud se desenvuelve y va configurando una nueva forma de ser de la sociedad. La inmediatez que brinda la navegación en internet, la capacidad de respuesta en las comunicación por esta vía, la disponibilidad constante que brinda el nomadismo digital ha desarrollado en esta generación una baja capacidad de tolerancia a la frustración dando lugar a lo que Lipovetsky (2016) denomina dictadura de la inmediatez de respuesta. Otros aspectos que caracterizan a estos jóvenes que Fernández-Cruz y Fernández-Díaz (2016) denominan como generación Z es que rechazan la verdad absoluta, se rebelan contra la autoridad suprema, flexibilizan la moda y las costumbres, defienden con tenacidad el derecho a las diferencias y denuncian las desigualdades reivindicando a las minorías dejando ver que tienen la capacidad de reflexionar con respecto a problemáticas reales y trascendentes del contexto, aún y cuando lo social aparece solo “como un telón de fondo” (Darós, 2018, p. 63), un ejemplo de esta denuncia de desigualdad son las manifestaciones en pro de los derechos de la mujer y la equidad de género.

de las personas, pues a causa de la sobreinformación surge la reflexividad consumista; un consumidor crítico, vigilante que de forma constante evalúa y coteja los productos y riesgos a la hora de realizar sus compras. Por ejemplo la adquisición de alimentos, ahora se revisan etiquetas nutrimentales, se prefieren los alimentos orgánicos, se verifica que su procedencia o contenido no sea cuestionable. Esto es un ejemplo de cómo se empieza a manifestar la desaparición de la verdad única dando paso a una correspondencia flexible entre las cosas, según Lipovetsky (2016) se empieza a gestar una cultura crítica y de reflexión.

En el mismo sentido, el maestro se encuentra en primera instancia con una enorme brecha digital con respecto a sus alumnos. Espinosa Brito (2017) señala que mientras el docente es un migrante digital, sus alumnos son nativos digitales. Además, la migración a la modalidad virtual ha acentuado lo que Darós (2018) llama desubstancialización de la realidad, que en un principio trataba de transparentarla, sin embargo, ahora la realidad se ha desplazado a la virtualidad. A esto se le suma también una gran cantidad de conocimientos que se adquieren a través de internet: “…una educación ligera, centrada en las demandas y apropiaciones individuales…” (Lipovetsky, 2016, p. 323).

Uno de los principales insumos de esta sociedad consumista es el acceso a internet. La cantidad de información que se puede encontrar en la red con una gran facilidad es abrumadora. Información de todo tipo proveniente de diversas fuentes que igual pueden o no ser confiables y que se encuentra al alcance de cualquier individuo que tenga acceso a un dispositivo electrónico con conectividad a internet sin importar

Para finalizar, a medida que se consolida la era posmoderna la educación rigorista queda obsoleta y el maestro debe adoptar una práctica donde predomine la comunicación, se promueva una mayor iniciativa, participación y se fomente la autonomía creadora; pues menciona Darós (2018) que el docente debe procurar la formación de individuos polivalentes, aptos para innovar y adaptarse.

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De igual forma el docente hoy más que nunca debe estar consciente de que el alumno tiene acceso a una enorme cantidad de información con una gran rapidez y por esta razón se vuelve indispensable un mediador que le permite aprender a elegir, organizar, ordenar e interpretar esa información, que como menciona Lipovetsky (2016) solo se logra con el aprendizaje de principios básicos, referencias fundamentales y reglas metodológicas. También debe tener claro que sin el acompañamiento o estímulo de un profesor es muy probable que el estudiante lejos de establecer contacto con quienes motiven un debate o intercambio de ideas diferentes, estos terminarán por interactuar únicamente con quienes piensen igual que ellos.

Vivimos en una época de incertidumbre en la que el contexto sigue modificándose y adaptándose a la realidad que vivimos cada día. Los maestros pueden ser los protagonistas en este contexto, siendo los puentes que como señala Espinosa Brito (2017) conecten dos generaciones integrando lo mejor de ambas y favoreciendo la continuidad y el desarrollo.

En conclusión los maestros se encuentran frente a una sociedad que necesita educadores que faciliten a la juventud la adquisición de los conocimientos básicos; como indica Lipovetsky (2016) que enseñen a argumentar, a usar de forma precisa los conceptos que enseñen a los alumnos a aprender. Tienen el desafío de facilitar herramientas a la juventud para que esta busque un sentido de vida y logre consolidar una “autonomía individual responsable” (Darós, 2018, p.71) consciente, entre otras cosas, del impacto negativo y la carga agresiva que representa para el planeta el consumo desenfrenado de productos propios de la sociedad de la ligereza que señala Lipovetsky (2016).

Espinosa Brito, A. (2017). Profesores” migrantes digitales” enseñando a estudiantes” nativos digitales”. MediSur, 15(4), 463-473.

Referencias Darós, W. (2018). La educación entre la posmodernidad globalizada y la sociedad seductora según G. Lipovetsky. Cultura Económica, 36(95), 59-74.

Fernández-Cruz, F. J., & Fernández-Díaz, M. J. (2016). Los docentes de la Generación Z y sus competencias digitales= Generation’Z Teachers and their Digital Skills. Los docentes de la Generación Z y sus competencias digitales= Generation’Z Teachers and their Digital Skills, 97-105. Lipovetsky, G. (2016). De la ligereza (Vol. 501). España: Anagrama.


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Creciendo Juntos

¿Qué es el Consejo Internacional de Jóvenes Lasallistas?

Tomado de: http://relal.org.co/index.php/instituto/ consejo-internacional-de-jovenes-lasallistas

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Es un equipo de 7 jóvenes representantes de las 5 regiones del Instituto, la IALU (Asociación Internacional de Universidades Lasallistas por sus siglas en inglés) y un Coordinador Internacional de Jóvenes Lasallistas; los cuales comparten sus visiones acerca de los distintos movimientos de jóvenes lasallistas alrededor del Instituto y se esfuerzan por crear marcos comunes, así como espacios para dialogar entre ellos. Integrantes del CIJL: • Damian Khoury representando a la Región Asía-Pacífico (PARC). • Alice Gravelle Viera de la Asociación Internacional de Universidades Lasalliennes (IALU). • Eleonora Munareto, representando a la Región Europa-Mediterráneo (RELEM). • Sarah Laitinen representando a la Región de América del Norte (RELAN). • Hno. Bako Pierre Aymard, representando a la Región de África (RELAF) • Hno. César Pablo Campos Flores, representando a la Región de Latinoamérica (RELAL) • Keane Palatino, coordinador internacional de Jóvenes Lasallistas.

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Funciones del Consejo Internacional de Jóvenes Lasallistas: Servir al Instituto y a la Familia Lasallista defendiendo y movilizando el potencial y la riqueza de los adolescentes y los jóvenes adultos de la Red Lasallista. Prestar sus servicios como asesores del Superior General y su Consejo con respecto a los asuntos relacionados específicamente con los jóvenes, y otras áreas pertinentes, incluida la asistencia para promover la misión internacional de jóvenes dentro de la Familia Lasallista. Apoyar e informar al Coordinador Internacional de los Jóvenes Lasallistas en cuanto a eventos, programas e iniciativas para los adolescentes y jóvenes adultos en de todas las Regiones. Asumir los proyectos e iniciativas propuestos por el Superior General, el Consejo General, el CIAMEL, y proponer los suyos propios. Objetivos prioritarios del Consejo:


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Proyecto Indivisa Manent: Seguimos Unidos Este proyecto surge queriendo dar respuesta a la crisis del COVID-19, el cual, aunque ha sido muy desafiante, nos ha presentado una gran oportunidad para fortalecer nuestra colaboración a través de varias plataformas en línea. Esta es la razón por la cual el CIJL está lanzando la propuesta “INDIVISA MANENT: Seguimos unidos” un proyecto global de los jóvenes lasallistas en línea. El proyecto se ha desarrollado a través de diferentes encuentros por medio de plataformas virtuales, los cuales se han desarrollado de la siguiente manera: • Primera reunión. Explicación del proyecto. • Segunda reunión. Testimonio de tres jóvenes lasallistas • Tercera reunión. El secreto Lasallista y la canción “Be brave, be La Salle” • Cuarta reunión: Oración lasallista internacional • Reunión: Respondiendo al racismo, un diálogo lasallista 1. Explicación del proyecto. Se hizo invitación a un grupo de jóvenes lasallistas a tomar parte en una reunión en línea con la intención de dialogar el proyecto de Solidaridad Internacional de “COVID-19: La respuesta lasallista”. Esta tuvo lugar el lunes 4 de mayo de 2020 a las 14:00 horas de Roma. El Hermano Craig Franz FSC, Director Ejecutivo de la Fundación Internacional La Salle, fue el principal orador. Aquí puedes acceder al vídeo de la Reunión: https://www.facebook.com watch/?v=540187446667608 2. Testimonio de tres jóvenes lasallistas. Durante la segunda reunión, llevada a cabo el lunes 11 de mayo de 2020, se tuvo un momento de diálogo en pequeños grupos donde se compartió la diversidad de respuestas con las que los lasallistas de todo el mundo han buscado proseguir la misión a pesar de tener muchas de las escuelas cerradas por las cuarentenas sanitarias.

Así mismo tres jóvenes lasallistas compartieron su testimonio de este tiempo de COVID-19. En el sitio web de la RELAL puedes encontrar estos testimonios: • http://relal.org.co/images/Consejo_de_jovenes/Hno_Brinesh.pdf • http://relal.org.co/images/Consejo_de_jovenes/Kaiyum_Chem.pdf • http://relal.org.co/images/Consejo_de_jovenes/Joseph_G.pdf 3. El secreto Lasallista y la canción “Be brave, be La Salle”. La tercera reunión se llevó a cabo el 15 de mayo de 2020 con la intención de celebrar la fiesta del Fundador San Juan Bautista de la Salle, Patrono Universal de los Educadores Cristianos. Animaron jóvenes lasallistas de nuestro distrito y de la RED IALU de Universidades La Salle. Aquí puedes ver el vídeo de la canción “Be brave, be La Salle”: https://www.facebook.com/ watch/?v=1334821310240645

4. Oración lasallista internacional. La cuarta reunión estuvo animada por la Región Lasallista de Europa y el Mediterráneo (RELEM) llevada a cabo el 22 de mayo de 2020. En esta reunión se invitó a los lasallistas a tener un momento de oración en los distintos idiomas que conforman las nacionalidades de la RELEM. 5. Respondiendo al racismo, un diálogo lasallista. RELAN. Desde la RELAN (Región Lasallista de América del Norte) cuatro educadores lasallistas —un profesor de idiomas globales, un director de asuntos multiculturales, un profesor de ética cristiana y un director de diversidad— nos ayudan a comprender y aprender a actuar en respuesta al racismo sistémico. Aquí puedes ver el vídeo del evento: https://youtu.be/XabjRfQYvxo

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Creciendo Juntos

UPAH Xmas

Dra. Norma Verónica Campos Patiño Coordinación Central

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Los niveles que participaron en este encuentro fueron preescolares con los siguientes talleres: n Deportes n Pastoral n Cooking n Handcraft De 1º. a 3º. grados de primaria con los talleres: n Origami n Cooking n Handcraft n Artes La pandemia provocada por COVID-19 ha traído consigo emociones y sentimientos de incertidumbre, lejanía y frialdad… sin embargo, ya los fines de la educación para el siglo XXI nos invitaban a trascender los paradigmas de la enseñanza, acompañando a nuestros alumnos para el desarrollo de habilidades sociales interpersonales e intrapersonales, como ciudadanos del mundo para actuar con resiliencia, responsabilidad y compromiso. Nuestros alumnos han demostrado y nos han enseñado a responder con estas actitudes y habilidades ante una dinámica de vida sorpresiva y nueva que utiliza la tecnología para estrechar lazos y relaciones a pesar de la lejanía física. Este es el parteaguas del proyecto UPAH X-mas que tuvo como objetivo generar un espacio de convivencia familiar, en la que los alumnos participaran en talleres, desarrollando su creatividad, promoviendo el bienestar, a través del movimiento y enriqueciendo su espíritu con los valores lasallistas. “Enseñarlos a vivir bien…” SJBS, aprovechando los entornos virtuales y promoviendo un sentido de pertenencia a la comunidad La Salle, estrechando vínculos entre los Distritos Antillas México Sur y México Norte y al mismo tiempo, poner en práctica el uso del idioma inglés.

De 4º. a 6º. grados de primaria con los talleres: n Cooking n Storytelling n Handcrafts n Make your Christmas story n Christmas Carols Choreography Originalmente se tenía pensado hospedar una audiencia de 1800 alumnos, al finalizar el proceso de inscripción se lograron aceptar 2000 estudiantes. Los estudiantes se mostraron entusiasmados con las diversas actividades, además de expresar su emoción por encontrarse con compañeros de otras localidades, esto último referido por los maestros.

El evento se llevó a cabo bajo la organización de los colegios: La Salle Benavente, La Salle Galicia y Colegio La Salle Cristóbal Colón Lomas Verdes, con los siguientes procesos y fechas: n Las inscripciones tuvieron lugar del lunes 30 de noviembre al viernes 4 de diciembre a través de un formulario de Google. n Los talleres se desarrollaron los días 9, 10 y 11 de diciembre a partir de las 17:00 horas tiempo de la Ciudad de México.

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Creciendo Juntos

El CIZ, La Salle, educando en las nuevas realidades. Lic. Imelda Retiz Colegio Ignacio Zaragoza Saltillo, Coahuila

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El 4 de febrero de 2021 el Colegio Ignacio Zaragoza se unió al Concierto Inaugural 2021 presentado por la Orquesta Filarmónica del desierto del Estado de Coahuila titulado “Valses & Oberturas para celebrar un Coahuila en pie. Dicha Orquesta es dirigida por el maestro Natanael Espinoza, orgullo coahuilense. Todo esto de manera virtual. El programa fue compuesto por las siguientes piezas: Caballería ligera(Obertura) de Franz Von Suppé; Danubio Azul Op. 314 de Johann Strauss II; Intermezzo (Pagliacci) de Raggiero Leoncavallo; Semiramide (Obertura) de Gioacchino Rossini; El Murciélago (Obertura) de Johann Strauss II; Vals Emperador Op. 437 de Johann Strauss II; Intermezzo Manon Lescaut SC. 64 de Giacomo Uccini; y Obertura 1812 Op. 49 de Pyotr Tchaikovsky. Todas las piezas fueron interpretadas con excepcional maestría por la orquesta que ha representado a Coahuila en escenarios nacionales e internacionales. El objetivo de este concierto fue mostrar que a pesar de la pandemia y todo lo que implica, hombres y mujeres seguimos en pie, dando batalla lo que sea que impida nuestro total desarrollo. Que mirando todo con los ojos de la fe y con la mira puesta en Dios podemos tener los mejores resultados y así influir en nuestro medio social en el que nos desenvolvemos. El Colegio Ignacio Zaragoza se sumó virtualmente al concierto invitando a sus familias y obsequiando a las mismas mil

boletos que les permitió unirse a las notas musicales interpretadas magistralmente, esto con el fin de solidarizarse con la cultura expresada a su máximo nivel para así presentar a sus estudiantes y sus familias un ejemplo a seguir que los guiará en sus acciones cotidianas a sabiendas de que la música estimula el cerebro para tomar decisiones creativas, es una medicina emocional que acompaña los malos momentos que nos acarrea la pandemia, sus melodías aumentan el optimismo siempre necesario para la vida diaria y aumenta el rendimiento físico necesario para las tareas escolares. Así pues, los alumnos de todas las edades y sus familias se conectaron a la pantalla para disfrutar de tan admirable concierto, detrás de las pantallas se pudo contagiar la emoción de las interpretaciones y culminación de cada obra con un aplauso. Además hubo cierta retroalimentación mediante el chat del grupo del Concierto. El evento terminó siendo todo un éxito dejando un claro ejemplo a seguir por todos quienes presenciaron su interpretación. ¡Enhorabuena por los geniales artistas!

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Reflexionemos

EL ACOMPAÑAMIENTO. VÍA REGIA A LA CONCIENCIA COMUNITARIA In memoriam de Juan Lafarga Corona, maestro y modelo de vida. A poco más de seis años de su fallecimiento.

Dr. Sandro Mina Muñuz1

Coordinador, docente e investigador en Universidad La Salle Laguna. Filósofo y psicólogo. Maestro en Psicología Humanista y Doctor en Ciencias del Desarrollo Humano. Actualmente director en el Instituto Francés La Salle, Gómez Palacio, Durango, México. 1

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La conciencia es un don supremo, un tesoro tan precioso como la vida misma. La conciencia nos hace humanos. Por la conciencia el ser humano se da cuenta de sí mismo y de su entorno. Sin embargo, parece que el hombre contemporáneo posee dificultades serias para dar el salto cualitativo hacia una mayor conciencia del otro y, por ende, hacia una conciencia comunitaria. Ahora bien ¿Cómo transitar de la autoconciencia hacia una conciencia comunitaria? La dificultad del hombre contemporáneo para convivir El ser humano no puede vivir aislado. Sin embargo, basta con leer los periódicos para darse cuenta de que poseemos dificultades para vivir juntos sin estar en conflicto. La pregunta es, por qué. Todo parece indicar que dichas dificultades son el resultado del ambiente cultural en el que vivimos y nos desarrollamos. En la dinámica del materialismo, un individuo obtiene cierto reconocimiento social por el único hecho de ganar mucho dinero. Esto hace que las aspiraciones más profundas del hombre vayan siendo gradualmente materiales y se deslicen poco a poco hacia valores menos trascendentes o de corto alcance, como los incluidos en el consumismo. Por otra parte, en el campo de las relaciones humanas, “dejó de verse en el otro al portador único e incanjeable de la dignidad humana, sino únicamente un medio utilitario de aprovechamiento que se desecha cuando deja de ser útil, cuando su capacidad de aprovechamiento se ha agotado” (González-Carvajal, 2006, pág. 81). Lo anterior, ha provocado que cada día impere con más fuerza un nuevo modelo de héroe: El triunfador. Que aspira al poder, fama y fortuna por encima de todo y de todos. El típico héroe de las series, cuyas motivaciones primordiales son el éxito, el triunfo, la admiración social y, especialmente, ese poderoso caballero que es el dinero. Vale entonces preguntar ¿Puede un hombre así, ser generoso, espontáneo y calurosamente humano en sus relaciones? La respuesta es bastante obvia. Desde luego que no.

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Haciendo uso de las palabras de Mounier (1992, pág. 208): “Un hombre así, no es apto para el pecado ni para la gracia; tampoco para la desgracia o la alegría”. Por supuesto, tampoco para el amor. En la vida del materialista, el amor no desempeña papel alguno. Se relaciona, pero la convivencia para éste es tan sólo una transacción necesaria en el mundo del business. Pareciera que atestiguamos el surgimiento de un nuevo tipo humano: Un hombre sin vínculos, descomprometido, en el que la indiferencia estética se alía con la desvinculación de casi todo lo que le rodea. “Un ser humano rebajado a la condición de objeto, repleto de consumo y bienestar, cuyo fin es despertar admiración o envidia” (Lipovetsky, 1986, pág. 62). Otro elemento de enorme peso, en el comportamiento del hombre actual, es el individualismo. Desde pequeño se le instruye para entenderse conceptualmente como un indivi-


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duo específico, particular y separado de todos los demás, que ha de realizarse siguiendo su camino. Dicha educación individualista, es necesariamente aisladora y, por tanto, no es de extrañar que los individuos formados así, en el fondo de su corazón, siempre se sientan solos y, a su vez, generen una sociedad prácticamente indiferente al dolor ajeno, donde cada quien se siente con pleno derecho a pelear por lo suyo. Hoy se vive con una conciencia separada yendo cada quien por su propio camino. El hombre contemporáneo parece imposibilitado para sentirse unido en esencia a alguien. Cada cual se concentra en alcanzar sus metas personales e ignorando que, a fin de cuentas, todos buscamos satisfacer la misma necesidad: Realizarnos y ser felices. Desgraciadamente, no nos interesamos realmente por el bienestar de la sociedad sino sólo por la seguridad y satisfacción personal. No buscamos acompañar, sino que nos acompañen, o queremos alevosamente sacar ventaja unos de otros.

Saber acompañar A pesar de todos los condicionamientos culturales, lo cierto es, como bien lo dijo Buber (1974), que el encuentro es una parte medular e inevitable de nuestra existencia. Lo mismo puede decirse del acompañamiento. Es decir, mucho de nuestro éxito y felicidad en las relaciones sociales tiene como medio ideal la capacidad de saber acompañar. Sin embargo, no se nace con un talento natural para acompañar, antes bien esta habilidad debe adquirirse y perfeccionarse con una práctica asidua. El acompañamiento supone una serie de competencias esenciales. En palabras de Armendáriz (2004), dichas habilidades son: saber comunicar; saber escuchar; saber cómo y cuándo confrontar; saber respetar el proceso de vida en que me encuentro y reconocer y respetar el de los demás; finalmente, pero no menos importante, flexibilizar mis intereses a fin de acompañar.

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Cualquiera que recién se inicia en el arte del acompañamiento puede preguntarse ¿Basta con adquirir y perfeccionar estas habilidades? La respuesta es sencilla, claro que no. Para que estas habilidades surtan el efecto esperado (esto es, la experiencia en el otro de sentirse acompañado), son necesarias ciertas condiciones. Condiciones indispensables en el acompañamiento El primero en estudiar las condiciones curativas del acompañamiento fue Rogers, quizá bajo la influencia del pensamiento existencialista de Martin Buber. Se dice, que dicha influencia fue tal, que Rogers llegó a considerar que la psicoterapia (lo mismo que el acompañamiento) está constituida por una experiencia genuina de persona a persona, con efectos cicatrizantes (Castanedo, 2005). “La calidad del encuentro es el elemento que determina hasta qué punto estamos viviendo una experiencia que libera o promueve la evolución y el desarrollo personales” (Rogers, 2008, pág. 92). Pero, ¿cuáles son esas condiciones indispensables en el proceso de acompañamiento? Rogers agrupó dichas actitudes con el título de actitud no directiva. Esta no directividad o centrarse en la persona es una actitud a través de la cual el terapeuta o facilitador se rehúsa a orientarla en

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una dirección determinada, y a considerar que la persona está obligada a pensar, sentir o actuar de una manera específica. Definida de un modo positivo, “es una actitud por la cual el terapeuta testimonia que tiene confianza en las capacidades de autodirección de la persona” (Castanedo, 2008, pág. 275). Estar centrado en la persona significa adoptar sistemáticamente la actitud definida por los imperativos siguientes: a) Acogida y no iniciativa. b) Centrarse en la vivencia y no en los hechos que se evocan. c) Interesarse por la persona y no por el problema. d) Respetar a la persona y manifestarle una consideración real. Para adoptar una actitud no directiva, es necesario, dirá Rogers, que estén presentes las tres condiciones o actitudes que a su vez la definen: Congruencia, comprensión empática y aceptación. La primera de estas condiciones, la congruencia, consiste en “que los sentimientos expresados por el facilitador son accesibles para él y a su conciencia, que es capaz de vivirlos, de consustanciarse con ellos en la relación con otro individuo, de comunicarlos si fuese oportuno; significa que el facilitador entra en un encuen-


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tro personal directo con el otro, un encuentro de persona a persona; significa que es él mismo, que no niega su personalidad” (Rogers, 2008, pág. 93). La segunda condición esencial de la relación, la empatía, “es que el facilitador comprenda con exactitud el mundo privado del otro y sea capaz de comunicar algunos de los fragmentos importantes de dicha comprensión. Empatía es la capacidad de percibir ese mundo interior, integrado por significados personales y privados, como si fuera el propio pero sin perder nunca ese como sí” (Rogers, 2008, pág. 95). Por último, la tercera condición, la aceptación, “es una actitud cálida, positiva, benigna hacia lo que existe dentro del otro. Esta actitud significa que el facilitador aprecia al sujeto, como persona, con un sentimiento parecido al de un progenitor hacia su hijo, estimándolo como individuo sin entrar a considerar su conducta en ese momento; significa que se preocupa por él de un modo no posesivo, confiando en sus capacidades” (Rogers, 2008, pág. 97). Según Rogers, sólo en virtud de la existencia de éstas tres condiciones y de la experiencia que la persona tenga de éstas a través del ejercicio del facilitador es que el encuentro surte un efecto terapéutico. Es decir, sólo gracias a estas tres condiciones es que se vuelve posible que la persona modifique y reorganice la concepción que tiene de sí mismo; se acerque a la experiencia; experimente afecto hacia sí mismo; brote la creatividad constructiva; acepte la experiencia completa de una relación afectuosa; y, descubra que el centro de su personalidad es de naturaleza positiva. A manera de conclusión preliminar Mucho se ha dicho de Rogers y de su Enfoque Centrado en la Persona. Algunos de sus críti-

cos más acérrimos lo han presentado como un individualista extremo, tratando de reducir al mínimo su aportación a la Psicología. Sin embargo, en el ambiente cultural en el que vivimos, sus aportaciones cobran especial importancia. Pues el salto de la conciencia separada a la conciencia comunitaria será una realidad, sólo si la persona reconoce la existencia del otro y se atreve a coexistir. Sólo si reconoce su interdependencia y la asume. Justo por esta razón, se vuelve indispensable, saber acompañar. Lo anterior, no significa que todos tengamos la necesidad de convertirnos en acompañantes o facilitadores profesionales. Ser honesto, empático y aceptante no son requisitos exclusivos de un profesional de la conducta, sino una condición existencial para cualquier persona. Por lo anterior, me atrevo a pensar que el saber acompañar constituye la vía regia hacia la conciencia comunitaria. Referencias Armendariz, R. (2004). Aprendiendo a acompañar. México: Pax. Buber, M. (1974). Yo y tú. Argentina: Nueva Visión. Castanedo, C. (2005). Psicología humanística norteamericana. Herder. Castanedo, C. (2008). Seis enfoques psicoterapéuticos. México: Manual Moderno. González-Carvajal, L. (2006). Ideas y creencias del hombre actual. España: Sal Terrae. Lipovetsky, G. (1986). La era del vacío. España: Anagrama. Mounier, E. (1992). Revolución personalista y comunitaria. España: La Pléyade. Rogers, C. (2008). Persona a persona. Argentina: Amorrortu.

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Reflexionemos

LA MEJOR POLÍTCA Capítulo quinto de Fratelli Tutti Rumbo a la contienda electoral más grande de la historia del país, vale la pena reflexionar desde la conciencia cristiana lo que debe entenderse por política, por ello reproducimos textualmente el capítulo 5 de la Carta Encíclica Fratelli Tutti (Consejo Editorial)

Papa Francisco

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154. Para hacer posible el desarrollo de una comunidad mundial, capaz de realizar la fraternidad a partir de pueblos y naciones que vivan la amistad social, hace falta la mejor política puesta al servicio del verdadero bien común. En cambio, desgraciadamente, la política hoy con frecuencia suele asumir formas que dificultan la marcha hacia un mundo distinto. Populismos y liberalismos 155. El desprecio de los débiles puede esconderse en formas populistas, que los utilizan demagógicamente para sus fines, o en formas liberales al servicio de los intereses económicos de los poderosos. En ambos casos se advierte la dificultad para pensar un mundo abierto que tenga lugar para todos, que incorpore a los más débiles y que respete las diversas culturas. Popular o populista 156. En los últimos años la expresión “populismo” o “populista” ha invadido los medios de comunicación y el lenguaje en general. Así pierde el valor que podría contener y se convierte en una de las polaridades de la sociedad dividida. Esto llegó al punto de pretender clasificar a todas las personas, agrupaciones, sociedades y gobiernos a partir de una división binaria: “populista” o “no populista”. Ya no es posible que alguien opine sobre cualquier tema sin que intenten clasificarlo en uno de esos dos polos, a veces para desacreditarlo injustamente o para enaltecerlo en exceso. 157. La pretensión de instalar el populismo como clave de lectura de la realidad social, tiene otra debilidad: que ignora la legitimidad de la noción de pueblo. El intento por hacer desaparecer del lenguaje esta categoría podría llevar a eliminar la misma palabra “democracia” —es decir: el “gobierno del pueblo”—. No obstante, si se quiere afirmar que la sociedad es más que la mera suma de los individuos, se necesita la palabra “pueblo”. La realidad es que hay fenómenos sociales que articulan a las mayorías, que existen megatendencias y búsquedas comunitarias. También que se puede pensar en objetivos comunes, más allá de las diferencias, para conformar un proyecto común. Finalmente, que es muy difícil proyectar algo grande a largo plazo si no se logra que eso se convierta en un sueño colectivo. Todo esto se encuentra expresado en el sustantivo “pueblo” y en el adjetivo “popular”. Si no se incluyen —junto con

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una sólida crítica a la demagogia— se estaría renunciando a un aspecto fundamental de la realidad social. 158. Porque existe un malentendido: «Pueblo no es una categoría lógica, ni una categoría mística, si lo entendemos en el sentido de que todo lo que hace el pueblo es bueno, o en el sentido de que el pueblo sea una categoría angelical. Es una categoría mítica […] Cuando explicas lo que es un pueblo utilizas categorías lógicas porque tienes que explicarlo: cierto, hacen falta. Pero así no explicas el sentido de pertenencia a un pueblo. La palabra pueblo tiene algo más que no se puede explicar de manera lógica. Ser parte de un pueblo es formar parte de una identidad común, hecha de lazos sociales y culturales. Y esto no es algo automático, sino todo lo contrario: es un proceso lento, difícil… hacia un proyecto común». 159. Hay líderes populares capaces de interpretar el sentir de un pueblo, su dinámica cultural y las grandes tendencias de una sociedad. El servicio que prestan, aglutinando y conduciendo, puede ser la base para un proyecto duradero de transformación y crecimiento, que implica también la capacidad de ceder lugar a otros en pos del bien común. Pero deriva en insano populismo cuando se convierte en la habilidad de alguien para cautivar en orden a instrumentalizar políticamente la cultura del pueblo, con cualquier signo ideológico, al servicio de su proyecto personal y de su perpetuación en el poder. Otras veces busca sumar popularidad exacerbando las inclinaciones más bajas y egoístas de algunos sectores de la población. Esto se agrava cuando se convierte, con formas groseras o sutiles, en un avasallamiento de las instituciones y de la legalidad. 160. Los grupos populistas cerrados desfiguran la palabra “pueblo”, puesto que en realidad no hablan de un verdadero pueblo. En efecto, la categoría de “pueblo” es abierta. Un pueblo vivo, dinámico y con futuro es el que está abierto permanentemente a nuevas síntesis incorporando al diferente. No lo hace negándose a sí mismo, pero sí con la disposición a ser movilizado, cuestionado, ampliado, enriquecido por otros, y de ese modo puede evolucionar. 161. Otra expresión de la degradación de un liderazgo popular es el inmediatismo. Se responde a exigencias populares en orden a garantizarse votos o aprobación, pero sin avanzar en una tarea ardua y constante que genere a las personas los


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recursos para su propio desarrollo, para que puedan sostener su vida con su esfuerzo y su creatividad. En esta línea dije claramente que «estoy lejos de proponer un populismo irresponsable». Por una parte, la superación de la inequidad supone el desarrollo económico, aprovechando las posibilidades de cada región y asegurando así una equidad sustentable. Por otra parte, «los planes asistenciales, que atienden ciertas urgencias, sólo deberían pensarse como respuestas pasajeras». 162. El gran tema es el trabajo. Lo verdaderamente popular —porque promueve el bien del pueblo— es asegurar a todos la posibilidad de hacer brotar las semillas que Dios ha puesto en cada uno, sus capacidades, su iniciativa, sus fuerzas. Esa es la mejor ayuda para un pobre, el mejor camino hacia una existencia digna. Por ello insisto en que «ayudar a los pobres con dinero debe ser siempre una solución provisoria para resolver urgencias. El gran objetivo debería ser siempre permitirles una vida digna a través del trabajo». Por más que cambien los mecanismos de producción, la política no puede renunciar al objetivo de lograr que la organización de una sociedad asegure a cada persona alguna manera de aportar sus capacidades y su esfuerzo. Porque «no existe peor pobreza que aquella que priva del trabajo y de la dignidad del trabajo». En una sociedad realmente desarrollada el trabajo es una dimensión irrenunciable de la vida social, ya que no sólo es un modo de ganarse el pan, sino también un cauce para el crecimiento personal, para establecer relaciones sanas, para expresarse a sí mismo, para compartir dones, para sentirse corresponsable en el perfeccionamiento del mundo, y en definitiva, para vivir como pueblo. Valores y límites de las visiones liberales 163. La categoría de pueblo, que incorpora una valoración positiva de los lazos comunitarios y culturales, suele ser rechazada por las visiones liberales individualistas, donde la sociedad es considerada una mera suma de intereses que coexisten. Hablan de respeto a las libertades, pero sin la raíz de una narrativa común. En ciertos contextos, es frecuente acusar de populistas a todos los que defiendan los derechos de los más débiles de la sociedad. Para estas visiones, la categoría de pueblo es una mitificación de algo que en realidad no existe. Sin embargo, aquí se crea una polarización innecesaria, ya que ni la idea de pueblo ni la de prójimo son categorías puramente míticas

o románticas que excluyan o desprecien la organización social, la ciencia y las instituciones de la sociedad civil. 164. La caridad reúne ambas dimensiones —la mítica y la institucional— puesto que implica una marcha eficaz de transformación de la historia que exige incorporarlo principalmente todo: las instituciones, el derecho, la técnica, la experiencia, los aportes profesionales, el análisis científico, los procedimientos administrativos. Porque «no hay de hecho vida privada si no es protegida por un orden público, un hogar cálido no tiene intimidad si no es bajo la tutela de la legalidad, de un estado de tranquilidad fundado en la ley y en la fuerza y con la condición de un mínimo de bienestar asegurado por la división del trabajo, los intercambios comerciales, la justicia social y la ciudadanía política». 165. La verdadera caridad es capaz de incorporar todo esto en su entrega, y si debe expresarse en el encuentro persona a persona, también es capaz de llegar a una hermana o a un hermano lejano e incluso ignorado, a través de los diversos recursos que las instituciones de una sociedad organizada, libre y creativa son capaces de generar. Si vamos al caso, aun el buen samaritano necesitó de la existencia de una posada que le permitiera resolver lo que él solo en ese momento no estaba en condiciones de asegurar. El amor al prójimo es realista y no desperdicia nada que sea necesario para una transformación de la historia que beneficie a los últimos. De otro modo, a veces se tienen ideologías de izquierda o pensamientos sociales, junto con hábitos individualistas y procedimientos ineficaces que sólo llegan a unos pocos. Mientras tanto, la multitud de los abandonados queda a merced de la posible buena voluntad de algunos. Esto hace ver que es necesario fomentar no únicamente una mística de la fraternidad sino al mismo tiempo una organización mundial más eficiente para ayudar a resolver los problemas acuciantes de los abandonados que sufren y mueren en los países pobres. Esto a su vez implica que no hay una sola salida posible, una única metodología aceptable, una receta económica que pueda ser aplicada igualmente por todos, y supone que aun la ciencia más rigurosa pueda proponer caminos diferentes. 166. Todo esto podría estar colgado de alfileres, si perdemos la capacidad de advertir la necesidad de un cambio en los corazones humanos, en los hábitos y en los estilos de vida. Es lo que ocurre

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cuando la propaganda política, los medios y los constructores de opinión pública persisten en fomentar una cultura individualista e ingenua ante los intereses económicos desenfrenados y la organización de las sociedades al servicio de los que ya tienen demasiado poder. Por eso, mi crítica al paradigma tecnocrático no significa que sólo intentando controlar sus excesos podremos estar asegurados, porque el mayor peligro no reside en las cosas, en las realidades materiales, en las organizaciones, sino en el modo como las personas las utilizan. El asunto es la fragilidad humana, la tendencia constante al egoísmo humano que forma parte de aquello que la tradición cristiana llama “concupiscencia”: la inclinación del ser humano a encerrarse en la inmanencia de su propio yo, de su grupo, de sus intereses mezquinos. Esa concupiscencia no es un defecto de esta época. Existió desde que el hombre es hombre y simplemente se transforma, adquiere diversas modalidades en cada siglo, y finalmente utiliza los instrumentos que el momento histórico pone a su disposición. Pero es posible dominarla con la ayuda de Dios. 167. La tarea educativa, el desarrollo de hábitos solidarios, la capacidad de pensar la vida humana más integralmente, la hondura espiritual, hacen falta para dar calidad a las relaciones humanas, de tal modo que sea la misma sociedad la que reaccione ante sus inequidades, sus desviaciones, los abusos de los poderes económicos, tecnológicos, políticos o mediáticos. Hay visiones liberales que ignoran este factor de la fragilidad humana, e imaginan un mundo que responde a un determinado orden que por sí solo podría asegurar el futuro y la solución de todos los problemas. 168. El mercado solo no resuelve todo, aunque otra vez nos quieran hacer creer este dogma de fe neoliberal. Se trata de un pensamiento pobre, repetitivo, que propone siempre las mismas recetas frente a cualquier desafío que se presente. El neoliberalismo se reproduce a sí mismo sin más, acudiendo al mágico “derrame” o “goteo” —sin nombrarlo— como único camino para resolver los problemas sociales. No se advierte que el supuesto derrame no resuelve la inequidad, que es fuente de nuevas formas de violencia que amenazan el tejido social. Por una parte, es imperiosa una política económica activa orientada a «promover una economía que favorezca la diversidad productiva y la creatividad empresarial», para que sea posible acrecentar los puestos de trabajo en lugar de reducirlos. La especulación financiera con la ganancia fácil como fin fundamental sigue

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“tenemos que volver a llevar la dignidad humana al centro y que sobre ese pilar se construyan las estructuras sociales alternativas que necesitamos” causando estragos. Por otra parte, «sin formas internas de solidaridad y de confianza recíproca, el mercado no puede cumplir plenamente su propia función económica. Hoy, precisamente esta confianza ha fallado». El fin de la historia no fue tal, y las recetas dogmáticas de la teoría económica imperante mostraron no ser infalibles. La fragilidad de los sistemas mundiales frente a las pandemias ha evidenciado que no todo se resuelve con la libertad de mercado y que, además de rehabilitar una sana política que no esté sometida al dictado de las finanzas, «tenemos que volver a llevar la dignidad humana al centro y que sobre ese pilar se construyan las estructuras sociales alternativas que necesitamos». 169. En ciertas visiones economicistas cerradas y monocromáticas, no parecen tener lugar, por ejemplo, los movimientos populares que aglutinan a desocupados, trabajadores precarios e informales y a tantos otros que no entran fácilmente en los cauces ya establecidos. En realidad, estos gestan variadas formas de economía popular y de producción comunitaria. Hace falta pensar en la participación social, política y económica de tal manera «que incluya a los movimientos populares y anime las estructuras de gobierno locales, nacionales e internacionales con ese torrente de energía moral que surge de la incorporación de los excluidos en la construcción del destino común» y a su vez es bueno promover que «estos movimientos, estas experiencias de solidaridad que crecen desde abajo, desde el subsuelo del planeta, confluyan, estén más coordinadas, se vayan encontrando». Pero sin traicionar su estilo característico, porque ellos «son sembradores de cambio, promotores de un proceso en el que confluyen millones de acciones grandes y pequeñas encadenadas creativamente, como en una poesía». En este sentido son “poetas sociales”, que trabajan, proponen, promueven y liberan a su modo. Con ellos será posible un desarrollo humano integral, que implica superar «esa idea de las políticas sociales concebidas como una política hacia los pobres pero nunca con los pobres, nunca de los pobres y mucho menos inserta en un proyecto que reunifique a los pueblos». Aunque molesten, aunque algunos “pensadores” no sepan


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cómo clasificarlos, hay que tener la valentía de reconocer que sin ellos «la democracia se atrofia, se convierte en un nominalismo, una formalidad, pierde representatividad, se va desencarnando porque deja afuera al pueblo en su lucha cotidiana por la dignidad, en la construcción de su destino». El poder internacional 170. Me permito repetir que «la crisis financiera de 2007-2008 era la ocasión para el desarrollo de una nueva economía más atenta a los principios éticos y para una nueva regulación de la actividad financiera especulativa y de la riqueza ficticia. Pero no hubo una reacción que llevara a repensar los criterios obsoletos que siguen rigiendo al mundo». Es más, parece que las verdaderas estrategias que se desarrollaron posteriormente en el mundo se orientaron a más individualismo, a más desintegración, a más libertad para los verdaderos poderosos que siempre encuentran la manera de salir indemnes. 171. Quisiera insistir en que «dar a cada uno lo suyo, siguiendo la definición clásica de justicia, significa que ningún individuo o grupo humano se puede considerar omnipotente, autorizado a pasar por encima de la dignidad y de los derechos de las otras personas singulares o de sus agrupaciones sociales. La distribución fáctica del poder —sea, sobre todo, político, económico, de defensa, tecnológico— entre una pluralidad de sujetos y la creación de un sistema jurídico de regulación de las pretensiones e intereses, concreta la limitación del poder. El panorama mundial hoy nos presenta, sin embargo, muchos falsos derechos, y —a la vez— grandes sectores indefensos, víctimas más bien de un mal ejercicio del poder». 172. El siglo XXI «es escenario de un debilitamiento de poder de los Estados nacionales, sobre todo porque la dimensión económico-financiera, de características transnacionales, tiende a predominar sobre la política. En este contexto, se vuelve indispensable la maduración de instituciones internacionales más fuertes y eficazmente organizadas, con autoridades designadas equitativamente por acuerdo entre los gobiernos nacionales, y dotadas de poder para sancionar». Cuando se habla de la posibilidad de alguna forma de autoridad mundial regulada por el derecho no necesariamente debe pensarse en una autoridad personal. Sin embargo, al menos debería incluir la gestación de organizaciones mundiales más efi-

caces, dotadas de autoridad para asegurar el bien común mundial, la erradicación del hambre y la miseria, y la defensa cierta de los derechos humanos elementales. 173. En esta línea, recuerdo que es necesaria una reforma «tanto de la Organización de las Naciones Unidas como de la arquitectura económica y financiera internacional, para que se dé una concreción real al concepto de familia de naciones». Sin duda esto supone límites jurídicos precisos que eviten que se trate de una autoridad cooptada por unos pocos países, y que a su vez impidan imposiciones culturales o el menoscabo de las libertades básicas de las naciones más débiles a causa de diferencias ideológicas. Porque «la Comunidad Internacional es una comunidad jurídica fundada en la soberanía de cada uno de los Estados miembros, sin vínculos de subordinación que nieguen o limiten su independencia». Pero «la labor de las Naciones Unidas, a partir de los postulados del Preámbulo y de los primeros artículos de su Carta Constitucional, puede ser vista como el desarrollo y la promoción de la soberanía del derecho, sabiendo que la justicia es requisito indispensable para obtener el ideal de la fraternidad universal. […] Hay que asegurar el imperio incontestado del derecho y el infatigable recurso a la negociación, a los buenos oficios y al arbitraje, como propone la Carta de las Naciones Unidas, verdadera norma jurídica fundamental». Es necesario evitar que esta Organización sea deslegitimizada, porque sus problemas o deficiencias pueden ser afrontados y resueltos conjuntamente. 174. Hacen falta valentía y generosidad en orden a establecer libremente determinados objetivos comunes y asegurar el cumplimiento en todo el mundo de algunas normas básicas. Para que esto sea realmente útil, se debe sostener «la exigencia de mantener los acuerdos suscritos —pacta sunt servanda—», de manera que se evite «la tentación de apelar al derecho de la fuerza más que a la fuerza del derecho». Esto requiere fortalecer «los instrumentos normativos para la solución pacífica de las controversias de modo que se refuercen su alcance y su obligatoriedad». Entre estos instrumentos normativos, deben ser favorecidos los acuerdos multilaterales entre los Estados, porque garantizan mejor que los acuerdos bilaterales el cuidado de un bien común realmente universal y la protección de los Estados más débiles. 175. Gracias a Dios tantas agrupaciones y organizaciones de la sociedad civil ayudan a paliar las

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debilidades de la Comunidad internacional, su falta de coordinación en situaciones complejas, su falta de atención frente a derechos humanos fundamentales y a situaciones muy críticas de algunos grupos. Así adquiere una expresión concreta el principio de subsidiariedad, que garantiza la participación y la acción de las comunidades y organizaciones de menor rango, las que complementan la acción del Estado. Muchas veces desarrollan esfuerzos admirables pensando en el bien común y algunos de sus miembros llegan a realizar gestos verdaderamente heroicos que muestran de cuánta belleza todavía es capaz nuestra humanidad. Una caridad social y política 176. Para muchos la política hoy es una mala palabra, y no se puede ignorar que detrás de este hecho están a menudo los errores, la corrupción, la ineficiencia de algunos políticos. A esto se añaden las estrategias que buscan debilitarla, reemplazarla por la economía o dominarla con alguna ideología. Pero, ¿puede funcionar el mundo sin política? ¿Puede haber un camino eficaz hacia la fraternidad universal y la paz social sin una buena política? La política que se necesita 177. Me permito volver a insistir que «la política no debe someterse a la economía y esta no debe someterse a los dictámenes y al paradigma eficientista de la tecnocracia». Aunque haya que rechazar el mal uso del poder, la corrupción, la falta de respeto a las leyes y la ineficiencia, «no se puede justificar una economía sin política, que sería incapaz de propiciar otra lógica que rija los diversos aspectos de la crisis actual». Al contrario, «necesitamos una política que piense con visión amplia, y que lleve adelante un replanteo integral, incorporando en un diálogo interdisciplinario los diversos aspectos de la crisis». Pienso en «una sana política, capaz de reformar las instituciones, coordinarlas y dotarlas de mejores prácticas, que permitan superar presiones e inercias viciosas». No se puede pedir esto a la economía, ni se puede aceptar que esta asuma el poder real del Estado. 178. Ante tantas formas mezquinas e inmediatistas de política, recuerdo que «la grandeza política se muestra cuando, en momentos difíciles, se obra por grandes principios y pensando en el bien común a largo plazo. Al poder político le cuesta mucho asumir este deber en un proyecto de nación» y más aún en un proyecto común para la

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humanidad presente y futura. Pensar en los que vendrán no sirve a los fines electorales, pero es lo que exige una justicia auténtica, porque, como enseñaron los Obispos de Portugal, la tierra «es un préstamo que cada generación recibe y debe transmitir a la generación siguiente». 179. La sociedad mundial tiene serias fallas estructurales que no se resuelven con parches o soluciones rápidas meramente ocasionales. Hay cosas que deben ser cambiadas con replanteos de fondo y transformaciones importantes. Sólo una sana política podría liderarlo, convocando a los más diversos sectores y a los saberes más variados. De esa manera, una economía integrada en un proyecto político, social, cultural y popular que busque el bien común puede «abrir camino a oportunidades diferentes, que no implican detener la creatividad humana y su sueño de progreso, sino orientar esa energía con cauces nuevos». El amor político 180. Reconocer a cada ser humano como un hermano o una hermana y buscar una amistad social que integre a todos no son meras utopías. Exigen la decisión y la capacidad para encontrar los caminos eficaces que las hagan realmente posibles. Cualquier empeño en esta línea se convierte en un ejercicio supremo de la caridad. Porque un individuo puede ayudar a una persona necesitada, pero cuando se une a otros para generar procesos sociales de fraternidad y de justicia para todos, entra en «el campo de la más amplia caridad, la caridad política». Se trata de avanzar hacia un orden social y político cuya alma sea la caridad social. Una vez más convoco a rehabilitar la política, que «es una altísima vocación, es una de las formas más preciosas de la caridad, porque busca el bien común». 181. Todos los compromisos que brotan de la Doctrina Social de la Iglesia «provienen de la caridad que, según la enseñanza de Jesús, es la síntesis de toda la Ley (cf. Mt 22,36-40)». Esto supone reconocer que «el amor, lleno de pequeños gestos de cuidado mutuo, es también civil y político, y se manifiesta en todas las acciones que procuran construir un mundo mejor». Por esa razón, el amor no sólo se expresa en relaciones íntimas y cercanas, sino también en «las macro-relaciones, como las relaciones sociales, económicas y políticas».


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“La caridad social nos hace amar el bien común y nos lleva a buscar efectivamente el bien de todas las personas, consideradas no sólo individualmente, sino también en la dimensión social que las une”

182. Esta caridad política supone haber desarrollado un sentido social que supera toda mentalidad individualista: «La caridad social nos hace amar el bien común y nos lleva a buscar efectivamente el bien de todas las personas, consideradas no sólo individualmente, sino también en la dimensión social que las une». Cada uno es plenamente persona cuando pertenece a un pueblo, y al mismo tiempo no hay verdadero pueblo sin respeto al rostro de cada persona. Pueblo y persona son términos correlativos. Sin embargo, hoy se pretende reducir las personas a individuos, fácilmente dominables por poderes que miran a intereses espurios. La buena política busca caminos de construcción de comunidades en los distintos niveles de la vida social, en orden a reequilibrar y reorientar la globalización para evitar sus efectos disgregantes.

185. La caridad necesita la luz de la verdad que constantemente buscamos y «esta luz es simultáneamente la de la razón y la de la fe», sin relativismos. Esto supone también el desarrollo de las ciencias y su aporte insustituible para encontrar los caminos concretos y más seguros para obtener los resultados que se esperan. Porque cuando está en juego el bien de los demás no bastan las buenas intenciones, sino lograr efectivamente lo que ellos y sus naciones necesitan para realizarse.

Amor efectivo

La actividad del amor político

183. A partir del «amor social» es posible avanzar hacia una civilización del amor a la que todos podamos sentirnos convocados. La caridad, con su dinamismo universal, puede construir un mundo nuevo, porque no es un sentimiento estéril, sino la mejor manera de lograr caminos eficaces de desarrollo para todos. El amor social es una «fuerza capaz de suscitar vías nuevas para afrontar los problemas del mundo de hoy y para renovar profundamente desde su interior las estructuras, organizaciones sociales y ordenamientos jurídicos».

186. Hay un llamado amor “elícito”, que son los actos que proceden directamente de la virtud de la caridad, dirigidos a personas y a pueblos. Hay además un amor “imperado”: aquellos actos de la caridad que impulsan a crear instituciones más sanas, regulaciones más justas, estructuras más solidarias. De ahí que sea «un acto de caridad igualmente indispensable el esfuerzo dirigido a organizar y estructurar la sociedad de modo que el prójimo no tenga que padecer la miseria». Es caridad acompañar a una persona que sufre, y también es caridad todo lo que se realiza, aun sin tener contacto directo con esa persona, para modificar las condiciones sociales que provocan su sufrimiento. Si alguien ayuda a un anciano a cruzar un río, y eso es exquisita caridad, el político le construye un puente, y eso también es caridad. Si alguien ayuda a otro con comida, el político le crea una fuente de trabajo, y ejercita un modo altísimo de la caridad que ennoblece su acción política.

184. La caridad está en el corazón de toda vida social sana y abierta. Sin embargo, hoy «se afirma fácilmente su irrelevancia para interpretar y orientar las responsabilidades morales». Es mucho más que sentimentalismo subjetivo, si es que está unida al compromiso con la verdad, de manera que no sea «presa fácil de las emociones y las opiniones contingentes de los sujetos». Precisamente su relación con la verdad facilita a la caridad su universalismo y así evita ser «relegada a un ámbito de relaciones reducido y privado». De otro modo, será «excluida de los proyectos y procesos para construir un desarrollo humano de alcance universal, en el diálogo entre saberes y operatividad». Sin la verdad, la emotividad se vacía de contenidos relacionales y sociales. Por eso la apertura a la verdad protege a la caridad de una falsa fe que se queda sin «su horizonte humano y universal».

Los desvelos del amor 187. Esta caridad, corazón del espíritu de la política, es siempre un amor preferencial por los últimos, que está detrás de todas las acciones que se realicen a su favor. Sólo con una mirada cuyo horizonte esté transformado por la caridad, que le lleva a percibir la dignidad del otro, los pobres son descubiertos y valorados en su inmensa dignidad, respetados en su estilo propio y en su cultura, y por lo tanto verdaderamente integrados en la

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sociedad. Esta mirada es el núcleo del verdadero espíritu de la política. Desde allí los caminos que se abren son diferentes a los de un pragmatismo sin alma. Por ejemplo, «no se puede abordar el escándalo de la pobreza promoviendo estrategias de contención que únicamente tranquilicen y conviertan a los pobres en seres domesticados e inofensivos. Qué triste ver cuando detrás de supuestas obras altruistas, se reduce al otro a la pasividad». Lo que se necesita es que haya diversos cauces de expresión y de participación social. La educación está al servicio de ese camino para que cada ser humano pueda ser artífice de su destino. Aquí muestra su valor el principio de subsidiariedad, inseparable del principio de solidaridad. 188. Esto provoca la urgencia de resolver todo lo que atenta contra los derechos humanos fundamentales. Los políticos están llamados a «preocuparse de la fragilidad, de la fragilidad de los pueblos y de las personas. Cuidar la fragilidad quiere decir fuerza y ternura, lucha y fecundidad, en medio de un modelo funcionalista y privatista que conduce inexorablemente a la “cultura del descarte”. […] Significa hacerse cargo del presente en su situación más marginal y angustiante, y ser capaz de dotarlo de dignidad». Así ciertamente se genera una actividad intensa, porque «hay que hacer lo que sea para salvaguardar la condición y dignidad de la persona humana». El político es un hacedor, un constructor con grandes objetivos, con mirada amplia, realista y pragmática, aún más allá de su propio país. Las mayores angustias de un político no deberían ser las causadas por una caída en las encuestas, sino por no resolver efectivamente «el fenómeno de la exclusión social y económica, con sus tristes consecuencias de trata de seres humanos, comercio de órganos y tejidos humanos, explotación sexual de niños y niñas, trabajo esclavo, incluyendo la prostitución, tráfico de drogas y de armas, terrorismo y crimen internacional organizado. Es tal la magnitud de estas situaciones y el grado de vidas inocentes que va cobrando, que hemos de evitar toda tentación de caer en un nominalismo declaracionista con efecto tranquilizador en las conciencias. Debemos cuidar que nuestras instituciones sean realmente efectivas en la lucha contra todos estos flagelos». Esto se hace aprovechando con inteligencia los grandes recursos del desarrollo tecnológico. 189. Todavía estamos lejos de una globalización de los derechos humanos más básicos. Por eso la política mundial no puede dejar de colocar entre sus objetivos principales e imperiosos el de aca-

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bar eficazmente con el hambre. Porque «cuando la especulación financiera condiciona el precio de los alimentos tratándolos como a cualquier mercancía, millones de personas sufren y mueren de hambre. Por otra parte, se desechan toneladas de alimentos. Esto constituye un verdadero escándalo. El hambre es criminal, la alimentación es un derecho inalienable». Mientras muchas veces nos enfrascamos en discusiones semánticas o ideológicas, permitimos que todavía hoy haya hermanas y hermanos que mueran de hambre o de sed, sin un techo o sin acceso al cuidado de su salud. Junto con estas necesidades elementales insatisfechas, la trata de personas es otra vergüenza para la humanidad que la política internacional no debería seguir tolerando, más allá de los discursos y las buenas intenciones. Son mínimos impostergables. Amor que integra y reúne 190. La caridad política se expresa también en la apertura a todos. Principalmente aquel a quien le toca gobernar, está llamado a renuncias que hagan posible el encuentro, y busca la confluencia al menos en algunos temas. Sabe escuchar el punto de vista del otro facilitando que todos tengan un espacio. Con renuncias y paciencia un gobernante puede ayudar a crear ese hermoso poliedro donde todos encuentran un lugar. En esto no funcionan las negociaciones de tipo económico. Es algo más, es un intercambio de ofrendas en favor del bien común. Parece una utopía ingenua, pero no podemos renunciar a este altísimo objetivo. 191. Mientras vemos que todo tipo de intolerancias fundamentalistas daña las relaciones entre personas, grupos y pueblos, vivamos y enseñemos nosotros el valor del respeto, el amor capaz de asumir toda diferencia, la prioridad de la dignidad de todo ser humano sobre cualesquiera fuesen sus ideas, sentimientos, prácticas y aun sus pecados. Mientras en la sociedad actual proliferan los fanatismos, las lógicas cerradas y la fragmentación social y cultural, un buen político da el primer paso para que resuenen las distintas voces. Es cierto que las diferencias generan conflictos, pero la uniformidad genera asfixia y hace que nos fagocitemos culturalmente. No nos resignemos a vivir encerrados en un fragmento de realidad. 192. En este contexto, quiero recordar que, junto con el Gran Imán Ahmad Al-Tayyeb, pedimos «a los artífices de la política internacional y de la economía mundial, comprometerse seriamen-


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“amar al más insignificante de los seres humanos como a un hermano, como si no hubiera más que él en el mundo, no es perder el tiempo” te para difundir la cultura de la tolerancia, de la convivencia y de la paz; intervenir lo antes posible para parar el derramamiento de sangre inocente». Y cuando una determinada política siembra el odio o el miedo hacia otras naciones en nombre del bien del propio país, es necesario preocuparse, reaccionar a tiempo y corregir inmediatamente el rumbo. Más fecundidad que éxitos 193. Al mismo tiempo que desarrolla esta actividad incansable, todo político también es un ser humano. Está llamado a vivir el amor en sus relaciones interpersonales cotidianas. Es una persona, y necesita advertir que «el mundo moderno, por su misma perfección técnica tiende a racionalizar, cada día más, la satisfacción de los deseos humanos, clasificados y repartidos entre diversos servicios. Cada vez menos se llama a un hombre por su nombre propio, cada vez menos se tratará como persona a este ser, único en el mundo, que tiene su propio corazón, sus sufrimientos, sus problemas, sus alegrías y su propia familia. Sólo se conocerán sus enfermedades para curarlas, su falta de dinero para proporcionárselo, su necesidad de casa para alojarlo, su deseo de esparcimiento y de distracciones para organizárselas». Pero «amar al más insignificante de los seres humanos como a un hermano, como si no hubiera más que él en el mundo, no es perder el tiempo». 194. También en la política hay lugar para amar con ternura. «¿Qué es la ternura? Es el amor que se hace cercano y concreto. Es un movimiento que procede del corazón y llega a los ojos, a los oídos, a las manos. […] La ternura es el camino que han recorrido los hombres y las mujeres más valientes y fuertes». En medio de la actividad política, «los más pequeños, los más débiles, los más pobres deben enternecernos: tienen “derecho” de llenarnos el alma y el corazón. Sí, ellos son nuestros hermanos y como tales tenemos que amarlos y tratarlos». 195. Esto nos ayuda a reconocer que no siempre se trata de lograr grandes éxitos, que a veces no son posibles. En la actividad política

hay que recordar que «más allá de toda apariencia, cada uno es inmensamente sagrado y merece nuestro cariño y nuestra entrega. Por ello, si logro ayudar a una sola persona a vivir mejor, eso ya justifica la entrega de mi vida. Es lindo ser pueblo fiel de Dios. ¡Y alcanzamos plenitud cuando rompemos las paredes y el corazón se nos llena de rostros y de nombres!». Los grandes objetivos soñados en las estrategias se logran parcialmente. Más allá de esto, quien ama y ha dejado de entender la política como una mera búsqueda de poder «tiene la seguridad de que no se pierde ninguno de sus trabajos realizados con amor, no se pierde ninguna de sus preocupaciones sinceras por los demás, no se pierde ningún acto de amor a Dios, no se pierde ningún cansancio generoso, no se pierde ninguna dolorosa paciencia. Todo eso da vueltas por el mundo como una fuerza de vida». 196. Por otra parte, una gran nobleza es ser capaz de desatar procesos cuyos frutos serán recogidos por otros, con la esperanza puesta en las fuerzas secretas del bien que se siembra. La buena política une al amor la esperanza, la confianza en las reservas de bien que hay en el corazón del pueblo, a pesar de todo. Por eso «la auténtica vida política, fundada en el derecho y en un diálogo leal entre los protagonistas, se renueva con la convicción de que cada mujer, cada hombre y cada generación encierran en sí mismos una promesa que puede liberar nuevas energías relacionales, intelectuales, culturales y espirituales». 197. Vista de esta manera, la política es más noble que la apariencia, que el marketing, que distintas formas de maquillaje mediático. Todo eso lo único que logra sembrar es división, enemistad y un escepticismo desolador incapaz de apelar a un proyecto común. Pensando en el futuro, algunos días las preguntas tienen que ser: “¿Para qué? ¿Hacia dónde estoy apuntando realmente?”. Porque, después de unos años, reflexionando sobre el propio pasado la pregunta no será: “¿Cuántos me aprobaron, cuántos me votaron, cuántos tuvieron una imagen positiva de mí?”. Las preguntas, quizás dolorosas, serán: “¿Cuánto amor puse en mi trabajo, en qué hice avanzar al pueblo, qué marca dejé en la vida de la sociedad, qué lazos reales construí, qué fuerzas positivas desaté, cuánta paz social sembré, qué provoqué en el lugar que se me encomendó?”.

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UNIDAD Y PLURALIDAD: ¿CAMINOS IRRECONCIALIABLES? Una Propuesta Pneumatológica para la Reconciliación Ontológica y Política Segunda parte de siete

Hno. José Luis Esquibel, fsc. Colegio Miguel de Bolonia San Juan de Los Lagos, Jalisco.

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2. REPLANTEAMIENTO DE LA PERSPECTIVA TRINITARIA-PNEUMATOLÓGICA. “En ese esfuerzo de búsqueda y creación de nuevas perspectivas se insertan la mayoría de temas y autores que hemos presentado ahora. Su análisis nos permitirá ir descubriendo algunas de las líneas centrales que fueron sirviendo de base para la elaboración de un nuevo paradigma trinitario”. (Zarazaga, 2004, p. 551). No cabe duda, teológicamente, ¡la complejísima perspectiva trinitaria, que tantos dolores de cabeza les ha dado y, les sigue dando, a los teólogos, filósofos y otros pensadores del mundo, de la cultura y la religión, es fuente de reflexión, de debate, de búsqueda incesante del misterio de Dios que se nos desvela-apokalipsis y se nos oculta. El misterio trinitario sigue provocándonos, lanzándonos más allá de lo que, en sentido racional, nos permite vislumbrar; pero nos queda ‘chica’ la razón. Siguen lo mistérico, sin desvelar, con un halo de oscuridad que, para algunos, es motivo de desánimo, de ‘conformismo’ barato, porque, como no se logrará entender, mejor es aceptar irracional, conformista mente. Por el contrario, para las torres-fortaleza del pensamiento cristiano y que permean en occi-

dente, lejos de renunciar a pensar, el pensamiento trinitario se convierte en estímulo, en fuente de búsqueda, de estudio, de profundización de sentido; no racional-fáctico, sino de razonable, con sentido, con valiosa lógica interna. En el pensamiento del potente teólogo suizo H. Küng, lo asevera con una claridad meridiana: “la fe cristiana no es racional, pero sí es razonable”. Acorde a Zarazaga, la búsqueda y creación de nuevas perspectivas las debemos, entre otros, al influyente pensador teológico que fue K. Ranher. Considerado con razón, por no pocos pensadores actuales, como el mayor teólogo del siglo XX. Entre algunos de los grandes, de la talla de J. Ratizinger, H.H. Von Balthasar, Y. Congar, entre otros. El “nuevo paradigma trinitario” se convierte para nosotros en fuente de comprensión de la realidad humana-personal; humana-comunitaria de tal manera que afecta las esferas más íntimas tanto de la persona, como individuo; las comunidades como grupos de referencia; y la sociedad, constituida por personas y por grupos, llegando a una ‘complejidad’ difícil de comprender en su conjunto. El paradigma trinitario llega a ser un paradigma de la persona-uno, única, irrepetible, interconectada, en el modelo pericoresis, que expresa la interrelación entre el Padre-Hijo-Espíritu. El difícil

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misterio trinitario, en donde “una sola persona con tres naturalezas”. El todo en Uno; el Uno indivisible en su ser personal y distinto, expresado en la fórmula nicena-constantinopolitana así: “Son tres personas en un solo Dios verdadero”. Unidad y diversidad que se complementan pero que no se rebasan ni se superan. La unidad del Uno con lo Tripersonal. Tres personas distintas pero un solo Dios verdadero. Esta clásica fórmula que expresa una verdad dogmática de la primitiva comunidad cristiana; como una honda síntesis con raíces judías: un solo Dios verdadero, “Yo soy”; cristianas, el Padre-Creador; el HijoRedentor; y el Espíritu-Santificador, los núcleos de la fe cristológica. Raíces que se han expresado con la doctrina de la perijóresis, la interrelación de Uno en Tres personas, cada una con su ser único y Uno a la vez. El estudio teológico del Espíritu (=Pneumatología), se mantiene vigente el replanteamiento del ser y el ente (=Ontología); y las interrelaciones personales y sociales, en el entramado del poder y a autoridad (=Política), organizada en torno al bien común; al menos así debería ser.

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Desde una perspectiva ‘irreverente’, ¿cómo dirigir la mirada, el pensamiento, en torno a estos tres ejes del pensamiento, que toca el terreno teológico y el filosófico a la vez, tratando de descubrir los complejos entramados que explican parte de la realidad. Irreverencia en cuanto al atrevimiento de acercar estas áreas del saber y del ser que, a primera vista, pudiera considerarse irreconciliable. Irreverencia en tanto que su propuesta lanza a una comprensión que pudiera pensarse imposible.


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Construyendo el NOSOTROS Mtro. Julio C. Chapa Martell Coordinación Central

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El significado de lo que es el hombre en sí mismo, no se puede definir si se prescindiera de la relacionalidad que existe entre el hombre y la naturaleza, pero de sobremanera, la relación entre el hombre y los demás hombres. De esta manera tenemos que entender que para definir al hombre tenemos que contemplarlo como una entidad global, hablando ya no de hombre a secas, sino más bien de HUMANIDAD. En este artículo abordaremos un planteamiento sobre el fundamento de la relacionalidad, pues desentrañando todo lo que está detrás de dicho concepto nos hará comprender más fácilmente el SENTIDO DE PERTENENCIA que nos interpela y así habremos de consolidar nuestra aceptación por el otro, por el que vive y convive conmigo, pero sobre todo, plenificaremos nuestro ser cristiano al rendir tributo y conservar la esencia misma de nuestra vocación cristiana expresada en el llamado a ser hermanos: «La multitud de los creyentes tenía un solo corazón y una sola alma. Nadie consideraba sus bienes como propios, sino que todo lo tenían ellos en común» (Hch 4,32). Como un preámbulo a nuestra reflexión decimos que antropológicamente el hombre considerado como un “yo” es esencialmente relacional, pues es imposible percibir y conocer al hombre como una sustancia únicamente individual, prescindiendo de la cualidad propia de relación, pues existencialmente todo ser humano es relación ya que únicamente así definimos la identidad del hombre, cuando un “yo” proyecta su ser siempre en relación a un “tú”, además de proyectar igualmente su ser a todo objeto material donde le imprime su sello humanizante1 ; de esta forma descubrimos sus potencialidades y su existencia. En efecto, decimos que el hombre es igual a relación, pues en su proceso de humanización siempre extiende lazos que concatenan a otros sujetos y objetos para construir una cosmovisión que desarrolla una historia, ya sea solidaria o conflictiva con otros. El hombre es un TODO-EN-RELACIÓN lo cual, esa totalidad exalta su ser en la dimensión relacional cuando ésta se adecúa a su perfeccionamiento integral como decíamos con antelación. El hombre como ente activo configura su

ser en la relación SUJETO-OBJETO asumiendo su ámbito material para un ascenso humanizante rumbo a su perfección, determinando así que toda la creación inferior a él es ordenada a fraguar todo elemento constitutivo en el hombre para que este sea totalmente plenificado. Sin embargo, esta plenificación no es absoluta ya que el hombre como un ser activo requiere de otro ser activo común a él para sobresaltar una relación SUJETO-SUJETO y desentrañar una plenitud en su dignidad de creatura superior; de esta manera surge una actividad relacional en la que el hombre completa la unidad de su cosmos. Así que, en esta relación intersubjetiva, cada uno es principio y término a la vez, ya que el fundamento relacional es la perfección total del hombre. Con ello afirmamos que en donde dos o más seres activos se introducen dentro de una interacción necesaria y trascendental, es notable la constitución esencial de los sujetos.

1 Inferir mis dones en la naturaleza creada, significa plasmar mi identidad en ella para que de este modo se forje un progreso humanizante, es decir, se contribuya en la perfección humana.

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arreglo de valores y fines, y atendiendo a formas de producción universales basadas en los conocimientos científicos y la producción artística y no solamente para reproducir la vida de su especie2. En esta relacionalidad es donde a medida que se construye un mundo al servicio de la humanización dentro de la historia, se reconoce la conciencia del otro, fusionando toda perfección a una sola experiencia donde el afecto y el espíritu trascienden al universo por la libertad de ser, donde la relación entre “yo” y “tú” es abierta a todo ser y es capaz de entrar en comunión con las demás personas. Es así como esta capacidad relacional en el hombre llega a su perfeccionamiento y esto es necesario en él. Llamado a ser NOSOTROS: Consecuencia sociológica.

En esta vinculación SUJETO-SUJETO, el hombre sublima todas sus potencialidades actualizándolas, pues en el encuentro del “yo” con el “tú” hay un conocimiento en el que se afirma una relación en donde los entes activos ya no se considerarían SER-EN-SÍ, sino más bien SERPARA-SÍ. La relacionalidad en la vida humana no se centra en una mera pulsión natural de esta, distinguiéndose de las relaciones entre los seres irracionales (en cuanto que el animal sólo modifica la naturaleza para solventar sus necesidades inmediatas y mantener su vida, confundiéndose con ella) en la capacidad de producir proyectando la idea en su cerebro y construyendo un mundo propio, con

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Los filósofos como Aristóteles y Tomás de Aquino han descrito al ser humano como un “animal social”, esto indica que un hombre como un “yo” tiende naturalmente a involucrarse con un “tú” y viceversa en aras a la satisfacción de un apetito mutuo, como bien lo puede ser la misma conservación de la especie, o el someter la misma creación para un beneficio común, o el construir una identidad peculiar y característica de ese conjunto funcional del “yo”-“tú” que lo plenifique y trascienda. Así pues, la tesis de estos filósofos se refiere a que la naturaleza del hombre es social y su prueba radica en la necesidad de convivir con los demás. En efecto, hay en el ser humano la tendencia innata a su propia realización en sus facultades corporales e intelectuales. Esta plena realización es inalcanzable sin la cooperación de y con los demás. Al hablar de realización estamos considerando el acabar o completar la aspiración real del hombre que lo determina como tal, y este proceso de realizar la esencia

Cfr. IGLESIAS, S., Conciencia y Sociedad; Editorial Tiempo y Obra, México, 1981, p.42.

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peculiar del hombre no puede lograrse jamás en un nivel aislado donde el “yo” también realiza la función del “tú”. Así pues, este continuo realizarse comienza a existir por la cooperación de otros seres humanos, de tal modo que aisladamente el hombre no podría satisfacer sus exigencias corporales de alimentación, habitación, vestido, trabajo, recreación, descanso, defensa, y otras. El hombre solitario no podrá tener las oportunidades de cultivar sus facultades espirituales, instruirse y educarse mejor, orientarse con facilidad hacia su fin último. El hombre aislado no sabría lo que él es y lo que significa para el otro, consideraría sus límites de espacio y tiempo como una circunstancia que lo va llevando a un acabamiento sin sentido. El “yo” con su inteligencia y voluntad libre percibe que tiene capacidad de amar al “tú” y de ser amado por él, con la inclinación de comunicarse (para lo cual cuenta con medios aptos como el lenguaje), con la capacidad organizadora para dividir ocupaciones, responsabilidades e iniciativas, de modo que, redundando en utilidad de cada uno se ayuda a los otros. Asimismo, cuando en la conjugación del “yo” con el “tú” se presenta un sistema de relaciones que los interconectan trasladándolos a una unidad que genera circunstancias determinantes a la realización unitaria, conceptualmente ya no solo

hablamos de un “yo” entrelazado con un “tú” que en un vínculo total, ambos buscan continuamente determinar su ámbito vital en aras a una plenitud; ya no nos referimos únicamente a un “yo” que podría reflejar cierta identidad particular e individual y que constantemente busca fundirse con un “tú” con rasgos y actitudes similares para encontrar sentido a su existencia, aportando su individualidad en beneficio de esa unidad relacional. Tenemos ahora que exaltar el sentido de pertenencia, esa asociación donde la facultad intelectual y volitiva del “yo” define lo que es el “tú” y viceversa; dónde se plasman las identidades para dar a luz una sola identidad; donde esa misma voluntad busca y tiende al bien que suscitará felicidad desentrañando de sí un amor que afirmará esa pertenencia de ambos sujetos del conjunto relacional, perfeccionándose en la medida que este amor que configura la pertenencia «ponga al sujeto fuera de sí mismo»3. Es así como se instaura el NOSOTROS que dentro de la historia temporal es un agente activo, consciente de que su realidad esencial ha sido construida por la actividad relacional de sus sujetos. Esta realidad esta cimentada en la nota de la efectividad, definiendo lo eficaz como «aquello que genera efectos prácticos; lo eficiente es potenciador de recursos para la multiplicación de los resultados»4 . Así pues, el “nosotros” como «realidad social, siendo construida, es un resultado de la acción eficaz de la especie humana»5. Es así como podemos afirmar que la efectividad de los sujetos es proyectada en el “nosotros” siendo tal realidad destinada a una perfección no solo en sí misma, sino también irradiando perfección que sostiene y armoniza al cosmos. La conjugación del “yo-tú” que desprende un “nosotros”, como uniones humanas tienen unidad, puesto que en ellas se da un orden (cooperación de medios a un fin). Si bien algunas uniones sólo poseen una unidad física o de yuxtaposición, otras tienen unidad moral, es decir poseen vínculos propios de personas humanas en cuanto tales: obligaciones y exigencias en función de un fin y que se distingue en beneficiar a todos (principio del Bien Común). Defini-

VERNEAUX, R.; Filosofía del hombre, Ed. Herder, Barcelona, 1988. IGLESIAS, S.; Construcción del objeto sociológico, Instituto Michoacano de Ciencias de la Educación, Morelia, 1998, p.70. 5 IBIDEM, p. 70. 3

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tivamente el “nosotros” como existente posee un fundamento práctico que enraíza y fortalece esta unitariedad de su existencia en el ámbito espacio temporal donde nace, crece y se desarrolla como tal; esta praxis moral define al “nosotros” y le da identidad, pues se forja en una estabilidad que suscita una vinculación del “yo-tú” de manera permanente. Si se analiza más profundamente el hecho de estas uniones morales estables, se puede encontrar con que algunas se orientan a un fin particular, mientras que otras tratan de obtener un fin común (al logro del cual todos participan y de cuya obtención todos también participan). Cuando detectamos una de estas uniones morales estables, orientadas a la consecución de un fin común por la cooperación de todos sus asociados, descubrimos una corresponsabilidad y un proceso de socialización que nunca acaba, donde el influjo mutuo es latente y se desprende una eficacia para la consecución de este fin común. En esta unidad moral, el “nosotros” como continuo societario, se transforma en un depósito o fuente de hechos, experiencias, objetos, acontecimientos y de todo lo que pue-

de ser generado en la vida humana6 ; además se transforma en un depósito dador de oportunidades a cuántos se interrelacionan con él, pues toda oportunidad es una opción que genera vida en quien la posee, por ello la percepción de esta unidad moral es de una fuente dadora de vida. Con este trasfondo donde el “nosotros” adquiere consistencia e identidad, el “yo” como persona se configura como «asiento de la dignidad, ya que la persona concentra las fuerzas del pensamiento, la moral, el respeto a la integridad física y mental, el ejercicio de la expresión, la manifestación y la asociación»7 . Si bien es cierto que la unión del “yo-tú” es la unidad básica en la construcción de la dimensión del “nosotros”, también es cierto que el “nosotros” adquiere sentido y se traslada a una perfección mediante el bagaje moral de los elementos que lo conforman. El “yo” sostiene este imperativo categórico, exclusivo del pensamiento kantiano8 , de la moral dentro de una libertad, «...de allí la importancia de los impulsos, las pasiones, los afectos y sentimientos en la formación de esa intención

Cfr. ibid, p. 19. IBID, p. 22. 8 «El imperativo categórico en la ética de Kant (se refiere) al precepto moral interno...La formulación más conocida es ésta: “Obra de tal modo que la máxima (sentencia) de tu voluntad pueda servir siempre a la vez de principio de una legislación general”» MÚLLER; M., o.c., p.238-239. 6 7

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moral que impregna a todas las relaciones personales»9 . Así pues, todo el bagaje natural del “yo”, es decir todos sus apetitos, instintos y reacciones se canalizan y se adhieren en el interior de cada cual, de tal modo que es así como surgen las aptitudes, facultades, capacidades y habilidades susceptibles de ser desarrolladas por cada sujeto, el cual mediante el uso de la razón y la praxis contribuirá al ascenso humanizante dentro de la historia del “nosotros”. Los sujetos que interactúan e intercambian experiencias dentro del “nosotros”, por medio de funciones productivas, educación, actividades culturales, de salud, etc., van generando mediante una conciencia ética, costumbres, normas y las vías de relación que hacen destacar los proyectos individuales en la vida social. Es así como la tendencia principal del individuo que consiste en volverse activo y sostener iniciativas, marca la condición necesaria para que la vida del “nosotros” tienda al enriquecimiento y se vuelva capaz

de desenvolverse entre los vértices de la producción, el trabajo y las necesidades generales10 . Si la dimensión del “nosotros” se levanta sobre el sujeto personal y tiene como fin la conservación, esta dimensión también se levanta sobre los objetos y se orienta, igualmente, a la reproducción de las condiciones de vida pudiendo entrever la producción económica. Sin embargo, el “nosotros” por el hecho de existir, posee como parte de su esencia la dimensión política que se levanta en la decisión libre de cada uno de quienes conforman la unidad, de vivir colectivamente, de pertenecer a la vida misma del “nosotros”. En esta dimensión se funda la igualdad entre el “yo” y el “tú”, pues tal igualdad ha de ser generada en la acción, en la organización, donde la educación política debe estar a la vanguardia de las exigencias generadas en esta misma acción. Si dentro del “nosotros” el sujeto posee dentro de su conciencia interior la moral y el deber ético, indispensablemente debe poseer la conciencia

IGLESIAS, S., Construcción del objeto sociológico, Instituto Michoacano de Ciencias de la Educación, Morelia, 1998, p. 23. 10 Cfr. Ibidem, pp. 23-24. 9

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política que se levanta sobre lo que es racional, pues esta conciencia suscitará necesariamente los segmentos de una constitución política; de tal manera que a la razón política le corresponde la organización voluntaria de los miembros del “nosotros”; le corresponde la organización de igualdad de iniciativa y participación, las relaciones fundadas sobre la decisión histórica del “nosotros”, las fuerzas y formas de organización social constituidas por él. Todo esto se concretiza en los principios y las normas que son convicción y modo de vida de un pueblo en particular11 . «...La relación política es vida mediada por los demás, no atomizada ni sometida a la dependencia forzada; orientada hacia lo colectivo, lo público, no la simple agregación de fuerzas por conveniencia, por simple cooperación, por mando o liderazgo. Se funda sobre el sujeto ciudadano y la acción pública; tiene como contenido a la constitución de la organización social general y como fin al perfeccionamiento de sus diferentes formaciones, para potenciar la vida del ser humano»12 . Así pues, con este fundamento dentro del ámbito moral, ético y político, el “nosotros” inmerso en la historicidad determinada por tales dimensiones que le son propias, se perfilará a la consecución de su progreso y realización (sinónimos de perfección), los cuales resumen ampliamente el fin común que persiguen los sujetos entrelazados en esta unitariedad, de donde nace primeramente el fin particular que persiguen sus miembros. Hasta aquí se ha hablado de igualdad entre los sujetos del conjunto social como determinantes en la generación de los ámbitos posibles para el perfeccionamiento de cada uno de sus miembros; igualdad para progresar sin excluir a nadie. Sin embargo, cada sujeto activo dentro de la unidad social posee un bagaje de información, de ideas, de costumbres, de desarrollos que forjan personalidades distintas; ¿cómo compensar las diferencias tan marcadas?; ¿cómo sopesar los inconvenientes? Bien sabemos que la unidad se puede dar en la diversidad, pero la naturaleza personal e individual siempre tiende a la autoconservación, lo cual significa que nuestras 11 12

huellas o nuestro paso tienen que permanecer vivos en la existencia. De aquí surgen actitudes un tanto egoístas en lo que se refiere a decidir alguna situación imprescindible para la existencia del “nosotros”, pues cuando se busca la permanencia personal deseamos que nuestra palabra sea la que culmine la decisión final. Y entonces pueden surgir los malos entendidos y los roces que pueden agravarse en la ruptura de la unidad añorada, de suerte que prevalecerían las condiciones óptimas para el desarrollo de una guerra sin sentido. Hablemos pues del bien común. Todos tendemos al beneficio personal, tendemos a satisfacer aquello que descubrimos como falto de afirmación, sea físico o espiritual, de aquí que planeamos la estrategia que posibilite y facilite la consecución de lo que percibo como BUENO para mi intención, y para alcanzar aquello que me atrae requiero de otros que faciliten el camino; es así como también éstos contribuyen en la satisfacción de mis intereses o deseos. A veces nuestros egoísmos nos consumen y no pensamos que el otro, es decir el “tú”, también posee ciertos elementos constitutivos que no han tenido la oportunidad de emerger y de afirmarse; poseyendo esta actitud somos incapaces de mirar más allá de lo que nos atañe y nada de lo que al “tú” le aqueja nos conmueve.

Cfr. Ibid, pp. 24-25. IBID, p. 25.

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Sin embargo, también esto es una realidad; decimos que hay en el interior del hombre un sentimiento de pertenencia que se realiza principalmente por el instinto de conservación existente en la naturaleza humana, y que dentro de la evolución histórica esto se detecta en la efectividad que contiene toda realidad social y que se prolonga en el progreso humano; efectividad por supuesto en la conservación de la especie, pero trascendiendo a una plena humanización como se veía anteriormente. Y es que todo ente objetivo que está al alcance del hombre tiene la forma propiciada por éste, ya que él mismo adecua tal realidad objetiva a su esencia y a su existencia. El “yo” en este sentido produce objetos y contribuye a crear condiciones que bien pudieran adjetivarse como sociales por su uso humanizante, de tal modo que este movimiento intencional posee la plena conciencia de su proyección no a su interior, sino a su exterior, donde el “tú” se beneficie y por ende se establezca un lazo de unión surgida por una sola necesidad: la conservación del NOSOTROS. «Piénsese en la satisfacción de la necesidad nutritiva y lo que ésta significa como forma de vida social que obtiene sus bienes de consumo por la vía de la caza, la agricultura, la ganadería; o la generación de utensilios, el uso del fuego, la disposición de las cosas del hogar y los objetos necesarios para alimentarse. Se ve la manera como lo natural, vuelto efectivo culturalmente, a la manera social humana, potencia o propicia y mueve a la permanente generación de efectos entre el sujeto y el mundo construido»13 . Esta combinación que atañe a la conservación del género humano, va forjando una totalidad abierta donde el “yo” y el “tú” imprimen una pluralidad de caracteres que fortalecen esa totalidad global que se realza y se construye mediante esa apertura. Pero para que se realice tal apertura se tienen que reconocer las posibilidades de cada cual: por un lado, el “tú” tiene que pensar qué es lo que posee para colocarlo en la mesa donde se planifica la humanización y por otro lado, tiene que realizar un extraordinario acto de humildad, donde también sea consciente de lo que no posee para valorar lo que el “tú” le puede aportar en esa planeación que conllevará al desarrollo humano. 13

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IBID, pp. 72-73.

Lo anterior destacará la conciencia de fraternidad requerida, pues amo lo mío ya que contribuye a la edificación del otro, además amo lo que el otro aporta. De aquí que el engranaje humano facilitará un mundo de ideales indispensables para que la praxis humana facilite de igual modo la plenitud buscada. ¿Será posible realizar el NOSOTROS en nuestra praxis educativa?

Referencias bibliográficas. IGLESIAS, S., Conciencia y Sociedad; Editorial Tiempo y Obra, México, 1981 IGLESIAS, S.; Construcción del objeto sociológico, Instituto Michoacano de Ciencias de la Educación, Morelia, 1998 VERNEAUX, R.; Filosofía del hombre, Ed. Herder, Barcelona, 1988


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Escuela en Pastoral

Pastoral Juvenil en tiempos de COVID-19 H. César Pablo Campos Flore, FSC. Colegio Regiomontano Contry

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Sin duda una de las características más visibles dentro de los grupos de jóvenes en la segunda década de los años dos mil, es la necesidad de estar constantemente actualizados y conectados; esta tendencia se ha agudizado gracias a las restricciones de reuniones impuestas para contener al COVID-19: los jóvenes se vuelcan a las redes sociales primero para enterarse acerca de las últimas tendencias y después para ser parte de ellas, comentándolas, difundiéndolas y volviéndose parte de esa vorágine que un día destruye algo sin pensarlo y al día siguiente lo olvida buscando su siguiente objetivo. Dentro de Fratelli Tutti 49, el Papa Francisco expresa esta tendencia como un riesgo para la comunicación humana, pues al estar en todo momento con tecleos, mensajes rápidos y ansiedad para hacerlo, se va creando un nuevo estilo de vida en donde cada quien elige lo que le gusta y crea un entorno virtual agradable pero sesgado, en donde sólo verá aquello que quiere ver, pero no la realidad tal como es (Francisco, 2020) Si se enlaza esta característica con la pastoral, es posible entender cuáles son los movimientos que de esta tienen más éxito entre los jóvenes durante el aislamiento: aquellos que vibran con las tendencias del momento, que ofrece un repertorio de reflexión que no es estático ni procesual a simple vista, sino más bien es una pastoral que atrapa a los jóvenes porque es llamativa, hace referencia a los movimientos en boga, colorea de

evangelio a las redes; y es que de algún modo es así como se comienza a trasminar el evangelio gota a gota. Atrás quedan los espacios pastorales largos en módulos, en etapas, en momentos largos. Ahora los jóvenes piden rapidez, fluidez con lo negativo que pudiera denotar esto, al poder caer en la superficialidad. A lo largo de varios meses de pandemia, es palpable observar como los acontecimientos cotidianos se convierten en explosiones de opiniones, de memes, burlas, impresiones que parecen flashazos. La misma cultura pop lo atestigua: los servicios de streaming como Netflix, Disney Plus, Amazon, entre otros, sacan estrenos cada semana y lo nuevo pareciera que entierra a lo del ayer. Ante esta velocidad, muchas de nuestras costumbres de hacer pastoral desmenuzando temas, recordando lo anterior, se queda muda ante el acelere actual, acostumbrados a hablar de un tema por lapsos de más de 60 minutos sin distracción, otra costumbre que al joven se le complica pues pareciera que el celular le llama, le pide que lo consulte. Sumado a estas tendencias, esta la imposibilidad de tener procesos pastorales de manera presencial, limitándose a espacios virtuales en general a través de video llamadas, las cuales son también el medio de conexión para las clases de todos los días. Al inicio muchos de los jóvenes líderes promovían los encuentros virtuales, entre más tengamos, será mejor, pero con el paso de los meses de educación en línea todos los días se han ido minando las ganas y el cansancio pandémico se ha hecho presente, disminuyendo la participación de los jóvenes en

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estos espacios, quedando atrás el impulso de reunión; ahora pareciera que queda el suspiro de “me gusta esto, pero lo prefiero presencial”. El panorama no se pinta quizás de muchos colores, pero se pinta con los colores que existen y con ellos es necesario avanzar, diseñar, soñar; pues mientras más añoremos los espacios de antes, más nos cansará la incertidumbre de la espera por lo presencial, por los espacios más cotidianos de antes. Algunas pistas que pueden aportar e iluminar nuestro caminar en este sentido podrían ser: - Guarda las estructuras antiguas, toma la oportunidad de crear espacios nuevos, temas nuevos, momentos antes poco trillados, que lo tradicional que se hacía siempre y que los jóvenes les gustaba deje de ser el parámetro. - Has que los procesos no sean tan lineales, no pasa nada si a veces no hay secuencia A-B-C ni seguimiento exacto de sesiones-reuniones. - El programa se puede romper y no pasa nada. - En los entornos virtuales a veces menos es mucho más, para un joven el escuchar una charla sin interacción por más de 30 minutos es casi insoportable y más con la computadora, celular y redes enfrente. Atrévete a trabajar con charlas de 5 minutos, con cronómetro en mano. - Escucha a los jóvenes, pregúntales que quieren, pero lo más valioso toma en cuenta sus sugerencias y cerciórate de que ellos vean que es así. - No fuerces los momentos, si obligas entonces la pastoral pierde su magia.

- Cambia los planes establecidos, usa lo que está de moda, introduce el evangelio con lo que está pasando, con lo que está cautivando “secularmente” a los muchachos. La pastoral con jóvenes pasa por un momento de crisis, de cambio y de adaptación. Me parece que lo más valioso en este momento es que los jóvenes sientan que allí atrás de la pantalla hay alguien que los valora, que está dando de su tiempo por ellos. La experiencia del contacto con Dios sólo es posible si se vive previamente un contacto humano. Ante lo fugaz que parece este mundo, seamos pilares que están allí a pesar de la tormenta, que perseveran y alientan, “los jóvenes son nuestra principal preocupación” (HEC, 2020 Pág. 28) desde ellos y su realidad surgen nuestros planes y no al revés. Que estos momentos nos descentren, nos descoloquen y nos hagan ver aquellos huecos que quizás antes no veíamos o no queríamos ver. Obras citadas: Francisco Papa, Fratelli Tutti (2020), Vaticano. Obtenido de: http://www.vatican. va/content/francesco/es/encyclicals/documents/papa-francesco_20201003_enciclica-fratelli-tutti.html Hermanos de las Escuelas Cristianas. Circular 475, De la esperanza al compromiso (2020) La Salle. Obtenido de: https://www. lasalle.org/wp-content/uploads/2020/02/ Circolare_475_ESP_ARLEP.pdf

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Cambio epistemológico para una nueva concepción e interpretación de la teología aplicada a la educación católica En el mes de noviembre de 2020 se realizó el Encuentro Horizontes Pastorales a la luz del Pacto Educativo Global, en el número anterior de esta revista (130) se publicaron dos artículos en relación a dicho evento. Además de la participación del Hermano Juan Antonio Ojeda Ortiz, que ya fue reseñada, se contó con la participación del Teólogo español, José María Castillo. A continuación, se trascribe su ponencia (Consejo Editorial).

Dr. José María Castillo

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Ante todo, quiero agradecer sinceramente la invitación que se me ha hecho para participar en este foro, lo que es para mí un reconocimiento y una oportunidad para hablar de cuestiones de enorme importancia que a todos nos conciernen. El tema que vamos a tratar es un cambio epistemológico para una nueva concepción e interpretación de la teología aplicada a la educación católica. Lo primero que quiero decir es que cuando hablamos de un cambio epistemológico, la episteme es el conocimiento. Debo indicar que, por supuesto el conocimiento es fundamental, es muy importante, pero la educación abarca más que el mero conocimiento, educar es conducir… conducir a la persona, conducir toda la vida de la persona, eso es la educación. La mera epistemología seria la información, informar, dar conocimientos, pero como mención antes, la educación es conducir a la persona, conducirla para interpretar, en este caso la teología, es decir, lo que sabemos de Dios, de nuestras creencias, y lo que más importa en este momento y a lo que más obligados estamos en esta situación, hablar de teología no es hablar de mera epistemología o conocimientos, sino que es hablar de una educación que orienta a la persona entera, esto tendría que ser la teología. Desgraciadamente con demasiada frecuencia no lo es, pero este tema sería para otro foro, lo que yo quiero destacar es que cuando hablamos de teología, en este momento es conducir, educar, pero educar para practicar. Hago aquí una distinción que me parece enteramente fundamental, ¿educamos para practicar y vivir la religión o educamos para practicar y vivir el evangelio? Esta distinción es fundamental porque cualquier persona que haya leído los evangelios sabe que son una selección de relatos relativos a lo que fue la vida, la muerte y la resurrección de Jesús de Nazaret, pero teniendo en cuenta que la religión no es el evangelio, ni el evangelio se identifica con la religión, ni siquiera se puede decir, este es mi punto de vista, que el evangelio es un componente de la religión. Debemos tener en cuenta que, si leemos los relatos evangélicos, con frecuencia no caemos en la cuenta del enfrentamiento de la religión

con Jesús, de tal manera que llegó el momento en que los hombres de la religión, los hombres del templo, los sacerdotes, se dieron cuenta y tomaron conciencia de que Jesús y ellos eran incompatibles. Por eso vemos después del relato de la devolución de la vida a Lázaro, que ellos se reunieron de urgencia en sanedrín y decidieron y vieron claro que había que matar a Jesús, porque si no lo mataban, Jesús y lo que Él representaba acabaría con el templo y acabaría con ellos. ¿Educamos para la religión, para practicar la religión o educamos para vivir el evangelio? Esta es la primera gran pregunta que tenemos que hacernos y repito, la religión es sumisión, sumisión de todo a rituales a ceremonias y a los dirigentes de esos rituales y ceremonias, que son los hombres consagrados, el clero que llamamos en el cristianismo y realmente Jesús no fue por ahí. El evangelio no es sometimiento a ritos, es liberación para hacer el bien. No se trata de tranquilizar la conciencia sometiéndose rituales y ceremonias. Cuando hablamos del evangelio hablamos de libertad y liberación, no para uno mismo, sino para los demás. Concretamente en este momento en que el mundo entero se ve torturado por la pandemia del virus que nos azota, hay una semejanza con lo que fue el evangelio de Jesús. Si nos fijamos con detenimiento, Jesús centró su vida en torno a tres cosas fundamentales, ante todo la salud, que tanto nos preocupa ahora. De ahí la cantidad de relatos de curaciones en las que, lo menos importa es la historicidad, lo importante es tomar conciencia y caer en cuenta de que la primera gran preocupa-

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ción de Jesús fue la vida, la salud, devolver la vida a quienes la perdían. Dignificar la vida, esta fue la primera gran preocupación y el primer gran bloque de relatos del evangelio. El segundo bloque, la segunda gran preocupación de Jesús, que también compartimos nosotros, es la economía. Jesús enfrentó y confrontó a cada cual, con el problema del dinero, de la riqueza, de la situación agónica de tantos y tantos que no pueden comer cada día. Por eso, y yo lo he publicado en un libro que considero que es importante: “La humanización de Dios”, es central en el cristianismo tomar conciencia de que Dios, que es trascendente y no está a nuestro alcance, entró en la inmanente haciéndose como uno de tantos, tal como explica la carta a los Filipenses: “y se hizo como uno de nosotros”. En Jesús, que era Dios, pero que era también un ser humano y que era la humanización de Dios, que nos viene a decir esto: Dios está en lo humano, en lo más profundamente humano y que la educación que tenemos como tarea fundamental es humanizar este mundo, humanizar la convivencia de los seres humanos, llevar toda una vida que responde más y mejor a lo que tanto anhelamos los humanos. He dicho que eran tres las preocupaciones primero la salud, segundo la economía, es decir, actitud de Jesús ante el problema de los pobres, de la riqueza, del sufrimiento por causa de la pobreza; y la tercera gran preocupación es: la convivencia de los seres humanos. Los grandes discursos o sermones de Jesús: el sermón del monte en Mateo, el sermón de la llanura en Lucas, las parábolas, los discursos … ¿De qué nos hablan? De la convivencia, de las relaciones humanas, ahí es donde encontramos a Dios, donde encontramos a Jesús. Vivimos el evangelio y esa tiene que

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ser la educación, la conducción de nuestras vidas para ser este mundo más habitable y nuestra convivencia más gozosa. Lo último que tendría que decir, y me parece que de alguna manera es lo más importante de todo, es que en el fondo y en el centro de lo que acabo de decir el problema capital, es el problema de Dios. ¿Por qué digo el problema de Dios? Porqué Dios es trascendente, y lo trascendente está más allá del horizonte último al que nosotros podemos llegar, lo inmanente. Por tanto, cuando nosotros hablamos de Dios, en realidad de lo que hablamos es de representaciones humanas que hacemos de Dios. Pero a Dios en sí no lo podemos conocer. ¿Dónde lo encontramos y cómo lo conocemos? Lo conocemos en la encarnación que es la humanización de Dios. Dios se humanizó, se hizo como uno de tantos, se despojó de su rango y el evangelio de Juan, que es el que llega más lejos en este orden de cosas, a Dios nadie lo ha visto jamás, el hijo único Jesús nos lo ha dado a conocer. Recordemos el diálogo entre el apóstol Felipe y Jesús después de la última cena: el apóstol le dijo “muéstranos al Padre, muéstranos a Dios…” y le dice Jesús: “pero, ¿no me conoces todavía? Felipe el que me ve a mi está viendo a Dios”. ¿Qué estaba viendo Felipe? un hombre que acababa de cenar, un hombre que se cansaba, que le tenía miedo a la muerte. Era un ser humano, pero tan profundamente humano, que en lo humano es donde se revela y donde encontramos a Dios siendo cada día más humanos. Ésta es la gran tarea que tienen ustedes, la suerte de llevar adelante, la educación, que es humanizar, no es meramente enseñar, es humanizar y humanizar es, en definitiva, lo que nos enseña el evangelio: humanizarnos nosotros y humanizar el ambiente en que vivimos.



La Declaración sobre la Misión Educativa Lasallista nos ayudará a intensificar nuestra vocación y nos llenará de pasión por construir comunidades educativas con los jóvenes en el centro. Hermano Robert Schieler, FSC Superior General

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