Revista de Comunidades Educativas 130

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Diciembre 2020 / Año XXVII / Nº 130

Nuestra visión, nuestra pasión, nuestro futuro


Editorial

Reflexionemos

Educación al día

Identidad Lasallista

Creciendo Juntos

Escuela en Pastoral

Presenta la opinión del consejo editorial respecto al contenido que se trata o algún tema de interés que se desee abordar.

Formación pedagógica y didáctica, prestando especial atención a innovaciones educativas. Espacio para dar tratamiento a contenidos prácticos que ayuden al maestro en el desarrollo de su trabajo.

Actividad distrital y local. Se expone el trabajo de las instituciones y se da seguimiento a los planes y programas distritales.

Géneros informativos o de opinión, entrevistas y reportajes con la finalidad de hacer análisis de la realidad social, educativa y cultural.

Un espacio para beber de las fuentes inspiradoras; nuestra Espiritualidad y nuestro Estilo Educativo Lasallista. El objetivo de esta sección es la profundización y promoción del sentido de identidad lasallista.

Pretende motivar la vivencia de una escuela en pastoral, invitándonos a la formación en nuestra identidad como instituciones de inspiración cristiana al estilo lasallista.

Uno de los objetivos de esta revista es compartir las buenas prácticas y generar el diálogo al interior de las comunidades educativas. Comparte con el resto del Distrito aquello que estás haciendo, o aquella idea que te hace reflexionar, y puede ser fuente de inspiración para otros en su quehacer educativo. Las colaboraciones pueden ser artículos de opinión, síntesis de investigación, crónicas de actividades, divulgación de innovaciones educativas, reportajes o entrevistas, referentes a la vida de una sección, una institución o del Distrito en general. El material deberá tener una extensión máxima de cinco cuartillas en letra “Calibri” número 11, con 1.5 de interlineado. Las imágenes deben ser enviadas en su archivo original (jpg, png, etc.) evitando insertarlas en el documento del texto. Manda tus artículos, comentario o sugerencias al correo electrónico: revista@lasalle.edu.mx


EN ESTE NÚMERO... Editorial

Tú eres parte del milagro: nuestra visión, nuestra pasión, nuestro futuro

Educación al día

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La Neuroeducación, un camino ineludible para el Desarrollo Sostenible.

Creciendo Juntos

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Festival virtual de arte CIZ 2020.

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Reflexionemos

Horizontes pastorales a la Luz del Pacto Global Educativo. Luces para el camino hacia el pacto educativo global. El mundo se detuvo y la educación empezó a girar. Unidad y Pluralidad: ¿caminos irreconciliables? Una Propuesta Pneumatológica para la Reconciliación Ontológica y Política Reinventarse.

Identidad Lasallista Reencontrándonos con la fe. Publicaciones del Instituto.

Escuela en Pastoral

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Servicios Educativos y Administrativos A.C. Paseo de las Américas 2912, Col. Contry La Silla C.P. 67173, Cd. Guadalupe, N.L.

Consejo Editorial

H. José Gabriel Alba Villalobos H. Gerardo de Jesús Dávila de León H. Luis Valdivia Parada H. Domingo de Alba Suárez H. David Alejandro García de la Peña

Revisión

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Esperando una navidad a la Covid.

Mtro. Juan René Pérez Yanes Lic. Alejandro Alanís Rodríguez

Portada

Hno. Jesús Oswaldo Serrano Hernández

Diseño

Jorge David Montemayor G.

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Comunidades educativas

E d i t o r i a l

“TÚ ERES PARTE DEL MILAGRO: NUESTRA VISIÓN, NUESTRA PASIÓN, NUESTRO FUTURO” H. Domingo de Alba Suárez Comisión MEL

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Comunidades educativas Editorial

Durante el presente año escolar hemos venido reflexionando y proclamando el lema: “Tú eres parte del milagro: nuestra visión, nuestra pasión, nuestro futuro”. Con ello queremos decir que día a día, en las obras lasallistas del mundo, se obran milagros. Pero, ¿cuáles y en qué consisten esos milagros? Sin dudar, podemos afirmar que son esas pequeñas o grandes acciones que mejoran la vida de las personas, que buscan proteger el medio ambiente y que hacen que el Evangelio se convierta en un canto de pasión por la vida. (Cfr. http://www.relal.org.co) El Consejo General del Instituto por medio de la “Reflexión Lasallista No. 6”, profundizando sobre el conocido milagro de la multiplicación de los panes y peces (cfr. Mt 14,13-21) nos hace tomar consciencia de los que nos ofrece la Providencia a los lasallistas para compartirlo, en la lógica de hacernos cargo de quienes nos han sido encomendados para educarlos, en especial quienes más nos necesitan. Esta narración de Mateo presenta signos que, por sus significados, iluminan el apostolado lasallista al que nos hemos asociado. Primeramente, la comida que para nuestro caso, no es otra cosa sino la formación y el estudio que ofrecemos; en seguida, la saciedad como señal de la presencia de Dios en los años que lleva la educación lasallista en el mundo; y por último los canastos sobrantes, dan la posibilidad que al compartir lo que somos y lo que hacemos a causa de la presencia del Señor, la misión educativa lasallista sea un alimento capaz de seguir remediando el hambre de muchos niños, jóvenes y adultos que demandan nuestra atención. Aunado a lo anterior, encontramos otros dos elementos fundamentales para el milagro de los panes y peces. Por un lado, la compasión y la actitud de acogida por parte de Jesús como principio del milagro; por otro, la colabo-

ración modesta pero determinante de alguien de entre los que se encontraban reunidos. Jesús privilegia el signo de la fraternidad, pues es más importante para obrar un milagro, el hecho de compartir por encima del simplemente dar. Y es que no se trata sólo de instruir o enseñar, sino sobretodo aprender a compartir y aprender de forma colaborativa. Hoy toca a nosotros, llamados por Jesús y a ejemplo suyo, manifestar nuestra abundancia realizando muchos “milagros educativos”, sin embargo, para ello, vale la pena responder con honestidad las siguientes preguntas: • ¿Soy sensible ante las necesidades de mis alumnos? • ¿Soy capaz de darme cuenta lo que ellos necesitan? • ¿Cómo es mi mirada hacia mis alumnos que muestran cualquier tipo de necesidad? • ¿Soy capaz de desprenderme de “mis panes y mis peces”, para compartirlos con mis compañeros maestros y para beneficio de mis alumnos? • ¿Soy capaz de poner lo “poco” que soy o que tengo al servicio de los demás? • ¿Estoy multiplicando los dones que Dios me ha dado, siendo diligente y creativo en las clases que me toca impartir? • El signo de la multiplicación de los panes, ¿a qué me compromete en medio de los procesos educativos que parecen obsoletos y que carecen de sentido para muchos de nuestros alumnos? Que el lema de este curso nos impulse apasionados abrir nuestros ojos y nuestros corazones a Jesús, para que Él sea la inspiración y la esencia de los milagros que, por medio de nosotros, realiza en todos y cada uno de los que han confiado por educase en las instituciones lasallistas.

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Comunidades educativas

Educación

al

día

LA NEUROEDUCACIÓN, UN CAMINO INELUDIBLE PARA EL DESARROLLO SOSTENIBLE “La neurociencia educacional podrá aportar a una transformación significativa de los sistemas educativos… tanto para responder a las dificultades como para desarrollar habilidades en millones de docentes y estudiantes” Anna Lucía Campos

Mtra. Susy R. Gutiérrez Bueno1 Colegio Dominicano De La Salle y Politécnico San Juan Bautista De La Salle Santo Domingo, Republica Dominicana.

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Comunidades educativas Educación al día

Eliminar la pobreza, proteger el planeta y garantizar la prosperidad de forma equitativa, son algunos de los Objetivos de la Agenda del Desarrollo Sostenible, a ser lograda para el 2030 con el fin de alcanzar calidad de vida para toda la humanidad. Al hablar de Desarrollo Sostenible se hace referencia al nivel de crecimiento y progreso que satisface las necesidades del presente, sin comprometer la capacidad de las futuras generaciones, garantizando el equilibrio entre el crecimiento económico, el cuidado del medio ambiente y el bienestar social, una meta ambiciosa que podría convertirse en utopía a menos que se consolide el objetivo que busca garantizar una educación Susy R. Gutiérrez Bueno. Lic. en Psicología Escolar, con Máster en Intervención Psicopedagógica y en Dirección de Centros Educativos. Estudiante de término del Máster conducente a Doctorado en Filosofía en un Mundo Global, y del Diplomado Practitioner en Neuroeducación. 1

inclusiva, equitativa, de calidad, que promueva oportunidades de aprendizaje durante toda la vida para todos. Un gran desafío que nos lleva a preguntarnos: ¿Qué educación necesitamos en el Siglo XXI? Este panorama nos insta a la reflexión desde un pensamiento crítico. Nuevos paradigmas abren las puertas a una visión innovadora en el campo educativo, necesitamos rescatar la esencia humanista de la educación, que contribuya a lograr el modelo de Desarrollo Sostenible para una existencia digna. A pesar de lo maltratada que ha estado la educación, es incuestionable su influjo como generadora de pensamiento, constructora y transformadora de vidas, por lo cual podemos tener la convicción de que desde la escuela se puede crear el modelo educativo que se necesita para que los Objetivos planteados por la ONU sean alcanzables. Con esperanza podemos decir: “Por medio de la enseñanza todo tipo de cambio es posible”.

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Comunidades educativas Educación al día

La ampliación de nuevos horizontes de conocimiento, en lo relativo a los avances de la neurociencia, cada vez son de mayor interés para la comunidad educativa, y esto se debe al hecho de que traza un camino que favorece la comprensión de las interacciones entre los procesos biológicos y el aprendizaje humano. En este contexto, es perentorio conocer el incipiente desarrollo de la neurociencia y sus aportaciones en el ámbito educativo, algunos autores la definen como el estudio científico del sistema nervioso (principalmente el cerebro) y sus funciones, planteando que el cerebro humano es la estructura más compleja en el universo, tanto, que se propone el desafío de entenderse a sí mismo2. Al respecto, Carlson (2010) enuncia que “la última frontera de este mundo -y quizá la mayor- está dentro de nosotros. El sistema nervioso humano hace posible todo lo que podemos hacer, todo lo que podemos saber y todo lo que podemos sentir”. Dado que en las últimas décadas hemos aprendido más sobre el funcionamiento del cerebro que en toda la historia de la humanidad, se hace cada vez mayor la posibilidad de construir un mundo mejor, y en esto la escuela se ha de convertir en un agente protagónico.

Sostenible, y en consecuencia, un mundo cargado de oportunidades para los que hoy subsisten separados de la vida por una enorme brecha de miseria. Bibliografía Campos, A. L. (2014). Los aportes de la Neurociencia a la atención y educación de la primera infancia. Cerebrum Ediciones, Lima, Perú. Carlson, N. (2010). Fundamentos de la fisiología de la conducta. Pearson Education, S. A. Madrid, España. Gómez Cumpa, J. (Coord.) (2004). Neurociencia cognitiva y educación. Fondo Editorial Fachse. Lambayeque, Perú. Manes, F. & Niro, M. (2014). Usar el cerebro: Conocer nuestra mente para vivir mejor. Planeta. Argentina Maya, N. & Rivero, S. (2010). Conocer el cerebro para la excelencia en la educación. Innobasque. España. Ocampo, J. C. (2019). Sobre lo “Neuro” en la Neuroeducación: De la psicologización a la neurologización de la escuela”. Sophía: Colección de Filosofía de la Educación, (26), México, pp. 141-169. http://doi. org/10.17163/soph.n26.2019.04 UNESCO (2015). Replantear la educación: ¿Hacia un bien común mundial? París: UNESCO. 93 pp. Recuperado de http://www.includ-ed.eu/sites/default/files/ documents/replantear_la_educacion_unesco.pdf

La multidisciplinariedad de la neurociencia ha permitido su incursión en el ámbito educativo. Esto ha traído posiciones encontradas, algunos autores a favor y otros en contra de la irrupción de otras disciplinas en la educación. Algunas de las críticas versan en torno a que, desde este enfoque, el individuo es reducido a su cerebro y el cerebro es ensalzado como propiedad definitoria de este; otras posturas manifiestan el paso de la psicologización a la neurologización3 de la escuela, instando a los educadores a estar en la vanguardia, encauzando el desarrollo de la incipiente disciplina. Sin embargo, los aportes han sido notables, por tanto, la neuroeducación cada vez gana más adeptos que apuestan por el trabajo colaborativo. Campos (2014) plantea que “actualmente podemos identificar el fortalecimiento de cuatro distintas ramas de la neurociencia: la cognitiva, la afectiva o emocional, la social y la educacional”. A partir de los estudios realizados en cada una de estas ramas, el sistema educativo tiene la posibilidad de transformarse y fortalecerse, además de poder generar grandes cambios en la cosmovisión humana de la educación. Todo esto nos lleva a apuntar que estamos en un momento de gran oportunidad para la transformación social; el desarrollo de la Neurociencia Aplicada a la Educación está abriendo un camino de renovación, que puede ayudarnos a ser y a formar agentes de cambio en la sociedad, dando respuestas acertadas a las necesidades actuales, garantizando así el Desarrollo Humano

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Referencia I Diplomado Practitioner en Neuroeducación del instituto Centro Internacional de capacitación Profesional y el Instituto Universitario de la Frontera – IUFRONT Neuroeducación –Tutor: Msc. Carlos Méndez Z

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Maya, N. & Rivero, S. (2010). Ocampo, J. C. (2019).


Comunidades educativas

Creciendo Juntos

FESTIVAL VIRTUAL DEL ARTE CIZ 2020. OTRA FORMA LASALLISTA DE EDUCAR.

Dulce Elena Martínez Moreno Categoría: Preparatoria Vespertina. 1er Lugar en Pintura.

José Rodolfo Peña Zertuche Categoría: Prepa CIZ 1er Lugar en Pintura

Lic. Imelda Retiz Colegio Ignacio Zaragoza Saltillo, Coahuila.

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Fátima Rodríguez Ortiz Categoría Preescolar Primer lugar en Pintura.

Daniela Díaz de León Categoría: Secundaria Primer lugar en Modelado.

En los pasados días el Colegio Ignacio Zaragoza tuvo la maravillosa oportunidad de practicar las Bellas Artes acompañados de grandes maestros de talla local, nacional e internacional. Niños de preescolar, primaria, secundaria y preparatoria realizaron valiosos trabajos de esculturas vivientes, cuenta cuentos, modelado, baile, pintura y canto, todos ellos fueron entregados virtualmente y versaban sobre el tema de los Valores Humanos. El arte es una de las mejores formas de educar en la sensibilidad, en las emociones y valores, así pues el practicar estas manifestaciones culturales brinda grandes beneficios como apropiarse del pensamiento alternativo, la búsqueda de soluciones creativas a los problemas, valores como la tolerancia y sensibilidad, ayuda a apreciar la diversidad y logra que se abra un diálogo intercultural, además de desarrollar otras habilidades intelectuales y creativas en los alumnos. El Festival Virtual del Arte CIZ 2020 fue acompañado por grandes personalidades pues no podría ser de otra manera, el arte requiere de grandes maestros. Las palabras iniciales fueron pronunciadas por don Armando Fuen-

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Edgar Javier González Tobías Categoría: Preescolar Primer lugar en Esculturas Vivientes.

Estrella Natalia Moreno Ramírez Categoría: Preescolar Primer lugar en Canto.

Luis Fernando Ríos Barrientos Categoría: Primaria Primer lugar en Cuenta Cuentos.

Renata Zoe Dávila Quijada Categoría: Primaria Primer lugar en Cuenta Cuentos.


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Gabriela Hernández Menchaca Categoría: Primaria. Primer lugar en Modelado

Anabella Villarreal García Categoría: Primaria Primer lugar en Baile.

Leonardo Poncelagos Aguilar Categoría: Primaria Primer lugar en Esculturas Vivientes

Rodrigo Ríos López Portillo. Categoría: Prepa CIZ Primer lugar en Esculturas Vivientes. tes Aguirre, “Catón” quien dijo que la belleza, junto con la verdad, la justicia y el bien determinan nuestra vida, pues el hombre no está completo sin ellas. Así que nos invitó a aspirar a metas valiosas en este FVACIZ2020.

Carla Jhoselyn Salazar Cárdenas Categoría Preparatoria La Salle Primer lugar en Baile.

Además tuvimos grandes testimonios que han predicado con su ejemplo los grandes frutos que el arte aporta, así, hubo motivaciones de grandes artistas como son el Maestro José Luis Ulloa Pedroza, orgullo coahuilense y ganador de la Presea Manuel Acuña 2020. Desde Gómez Palacio nos motivó Nanatzin, Abuela Josefina. Hasan Erkek, poeta, dramaturgo, profesor de teatro y narrador nos invitó, desde Turquía, a la práctica de las artes.

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Comunidades educativas Creciendo Juntos

Diego Raúl Lumbreras Hernández Categoría: Prepa CIZ Primer lugar en Canto.

María del Pilar Martínez Valdés Bailarina profesional y ganadora del Premio Municipal de la Juventud 2020

Sinecio Verdecia

Mario Villanueva, exalumno CIZ, artista exitoso nos da unas palabras y su ejemplo. Así como la escritora cubana Ketty Blanco, desde Portugal, en el marco del VI Encuentro Internacional de Poesía al Sur-Olhao 2020 nos conmina a viajar acompañados del arte. Sinecio Verdecia, distinguido escritor cubano, Director de la Casa de la Poesía de la Oficina del Historiador de la Habana, Cuba, nos dijo que ¡El arte nos salva! Cada uno de los alumnos mostró sus mejores obras artísticas motivados por sus padres, maestros, coordinadores de sección, del Director General del Colegio, el Hermano José Antonio Mellado Moya y de la Maestra Imelda Rétiz, quien se encargó de organizar los esfuerzos para hacer de este Festival un éxito.

Eliana Amezquita. Jefa del departamento de Educación Artística del Colegio La Salle Bogotá.

Hubo premios en medallas de oro, plata y bronce y diplomas que ostentaban el lugar de cada uno de los ganadores así como la difusión de su obra creada. De la misma manera hubo grandes jurados, expertos en cada uno de sus rubros. De la modalidad de Pintura el veredicto estuvo a cargo de la colombiana Eliana Amézquita, artista plática, jefa del Departamento Artístico de La Salle, Bogotá.

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César Alonso Valdés Escritor y artista plástico.

César Pinales Arispe Artista y cantautor


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Víctor Antero Flores Zertuche Ecritor, dramaturgo, locutor y productor.

Don Armando Fuentes Aguirre “Catón”

En la modalidad de Cuenta Cuentos el encargado de emitir la sanción fue José Cruz Almonte Ayala, mejor conocido como “Pepe Tachas” quien es experto en el tema y nos guio para ser mejores en un futuro. En los trabajos de Modelado el jurado, quien dio el veredicto fue César Alonso Valdés, artista plástico, actor y experto en el tema de las figuras de plastilina.

Hasán Erkek

José Luis Ulloa.

Nanatzin Abuela Josefina

José Cruz Almonte Ayala Escritor, narrador y tallerista.

El licenciado Victor Antero Flores Zertuche, escritor, dramaturgo, locutor y productor de radio tomó la decisión de la modalidad de Esculturas vivientes. En el caso de Canto, nos acompañó como jurado César Pinales Arizpe, artista y cantautor. Fue María del Pilar Martínez Valdés quien nos orientó en la decisión de la modalidad de Baile. Ella es bailarina profesional, ganadora del Premio Municipal de la Juventud Saltillo 2020. Las palabras de clausura estuvieron a cargo del Maestro Natanael Espinoza, actual Director de la Orquesta Filarmónica del Desierto quien felicita a todos los participantes y los motiva a seguir expresando sus emociones mediante cualquiera de las Bellas Artes. ¡Enhorabuena por los futuros artistas!

Ketty Blanco

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Comunidades educativas

Reflexionemos

ENCUENTRO HORIZONTES PASTORALES A LA LUZ DEL PACTO GLOBAL EDUCATIVO RESEÑA

Educar es en sí mismo un acto de esperanza, no solo porque se educa para construir un futuro apostando a él, sino porque el hecho mismo de educar está atravesado por ella. Papa Francisco

Comité Organizador

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Comunidades educativas Reflexionemos

presenta una nueva oportunidad para trabajar apasionadamente en el campo de la educación y nos llama a colaborar en un pacto educativo. Concluyó su intervención invitándonos a que esta convocatoria papal no sea solo una moda pasajera, sino que que sea una herramienta que dinamice nuestros centros educativos para dar una mejor respuesta a demandas de la sociedad y de la iglesia. El pasado 5 de noviembre de 2020 el Distrito México Norte realizó este evento virtual con la intención de favorecer el diálogo y la reflexión en torno al Pacto Global Educativo convocado por el Papa Francisco. El mismo Santo Padre señala, en su más reciente encíclica, “porque de todos se puede aprender algo” (Fratelli Tutti, 215). En este espacio de aprendizaje mutuo se congregaron un poco más de doscientas personas que representaban a ciento dos instituciones educativas u oficinas provinciales de República Dominicana, Guatemala, Estados Unidos, Brasil, España, Italia y México; Una verdadera experiencia de Hermandad y comunión en la fe y en la misión. Al inicio del Encuentro los participantes se unieron en oración reconociendo nuestra identidad de hijos e hijas de Dios proclamando que “somos bautizados y testigos de Dios, somos expresión sublime de la presencia amorosa de Dios, somos bautizados para anunciar toda verdad”. Posteriormente el Hno. Domingo de Alba Suárez, Secretario de Asociación y Misión Educativa Lasallista del Distrito México Norte dirigió el mensaje de apertura, recordando que hace algunos años, la Conferencia del Episcopado Mexicano publicó el libro “Educar para una nueva sociedad”, en donde los Obispos de nuestro país afirmaron que la visión cristiana del hombre nos puede ayudar a recuperar la idea de educación que responda a la dignidad y naturaleza de la persona humana. También comentó que algunos años después la Sagrada Congregación para la Educación Católica presentó el documento “Educar hoy y mañana, una pasión que se renueva”, el cual subrayaba las principales características de las escuelas y las universidades católicas y los desafíos que debían afrontar. Por último, señaló que actualmente el Papa Francisco, nos

La conferencia magistral con el título “Desafíos y retos de la Misión Educativa y Pastoral a la luz del Pacto Global Educativo” estuvo a cargo del Hermano Juan Antonio Ojeda Ortíz. En un primer momento presentó los antecedentes que presidieron al pacto, como el llamado al cambio al que nos invitaba el Papa Francisco en 2015: “La educación está dirigida a una generación que está cambiando y, por lo tanto, los educadores y también los sistemas educativos, están llamados a cambiar en el sentido de poder comunicarse amorosamente a los niños y jóvenes que tiene debate, con sus realidades concretas”. El Hno. Juan Antonio añadió que es de todos conocido que vivimos en un mundo complejo e incierto, por lo que no debemos abordar la realidad educativa de manera fragmentada como lo hacíamos en el pasado, tenemos que colaborar mucho más, trabajar juntos, establecer redes, conjuntar esfuerzos para responder a los desafíos que se nos presentan. Señaló que ante esta nueva realidad la Escuela Católica pierde legitimidad, autonomía, identidad y significatividad, por lo que es necesario: arriesgarse, dialogar, acoger a todos, flexibilizarse, liberarse, ir contra corriente, innovar, colaborar, crecer y transformarse. La escuela debería ser un oasis donde se genere esperanza. El Hermano señaló que el Papa Francisco nos invita a entender la educación como un acto de amor, que genera esperanza, ilumina, sana y transforma. Sobre los docentes indicó que deben ser competentes, que estén al día pero fundamentalmente tienen que ser testigos antes que maestros. La figura de buen pastor nos ayuda a entender el estilo de educador a la que nos invita el Papa, lo que él llama “docentes con alma”. En su conclusión afirmó que es necesario, ineludible y urgente ponernos de acuerdo y para lo

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cual el pacto se nos presenta, no como una tarea sino como una oportunidad de cambio, de recobrar la ilusión tal vez perdida. Urge poner en acción, llevar al aula, lo que sabemos y todo lo que se ha dicho. El siguiente momento del encuentro fue el trabajo en doce salas temáticas, llamadas horizontes, donde los participantes tuvieron la oportunidad de compartir experiencia, dialogar y generar conclusiones que a continuación compartimos junto con un pequeño texto inspirador para cada una de ellas: 1. LA EVANGELIZACIÓN Y LA CATEQUESIS, MISIÓN Y COMPROMISO CON LA HUMANIDAD Por propio mandato evangélico (Mt. 28, 19-20) todos los creyentes estamos llamados a anunciar la buena nueva a toda la humanidad. Este llamamiento se traduce en la vida diaria desde lo que hacemos en la propia trinchera, periferia o labor. Esta misión no es una tarea para después, sino que implica y representa un compromiso con nosotros mismos(as) y con la humanidad aquí y ahora.

“La pedagogía en nuestras instituciones debe reconocer la dignidad de las persona, respetando su individualidad y fomentando su crecimiento espiritual.” 3. LA EVANGELIZACIÓN EN EL MUNDO DIGITAL. Vayan y hagan a todos los pueblos mis discípulos (Mt. 28, 19), es el mandato evangélico que nos proyecta y envía, que no excluye a nadie, ni especifica los medios para hacerlo, de manera que hoy el mundo digital, las redes sociales y los entornos interactivos, se convierten en el punto en entre dicho, para algunos grandes herramientas y para otros, principio de disipación humana. “Es indispensable vencer miedos, romper muros, actualizar e involucrarse en el mundo digital, convirtiéndonos así en ejemplo y testimonio de lo que significa ser un evangelizador en épocas actuales, motivando a su vez a nuestros alumnos a potencializar su creatividad y llegar a ser también influencers evangélicos.”

“Actualmente, se está en la búsqueda de que la catequesis esté encarnada en la realidad, que nuestros niños y jóvenes vean y sean el rostro de Jesús en sus entornos. Para ello, la vivencia y el testimonio, tanto del catequista como de los papás, es la mayor influencia para los niños. El testimonio de ambos agentes hará que el niño/adolescente/joven, capte los gestos, acciones de Jesús. Habremos de estar muy llenos de Él para poder lograrlo. No podemos dar lo que no tenemos.”

4. LA FAMILIA, RAÍZ Y ORIGEN EN LA FORMACIÓN

2. PEDAGOGÍA CONTEMPORÁNEA EN CLAVE PASTORAL

“Tomar en cuenta la realidad de las familias y su contexto, propiciando que los estudiantes sean agentes de cambio, evangelizadores dentro de su misma familia, colaboradores de salvación. Además, acompañar de manera virtual y cálida a cada familia, abriendo el espacio para el diálogo, buscando soluciones en sinergia con el departamento de pastoral, el departamento de psicopedagogía y el personal docente de cada colegio. Comunicación y flexibilidad. La tecnología no se va, se queda.”

La educación y más particularmente la pedagogía, han evolucionado con el paso de los años, teorías, prácticas y estrategias se han transformado para responder hoy a las exigencias de los tiempos actuales y lo que se cree puede traer el futuro. ¿Dios y su Evangelio tienen cabida dentro de esta vorágine que nos mueve a la inmediatez por cumplir planes y programas oficiales y desarrollar emprendi-

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mientos globales con fines de seguir siendo “vigentes”?

Es por todos conocido que la familia es el núcleo de la sociedad, la primera comunidad cristiana, un espacio privilegiado para la vivencia del Evangelio; no obstante, hoy la familia se encuentra cuestionada, polarizada entre diversos modelos y componentes, necesitada de cuidado, de atención, de la presencia del Evangelio en su día a día.


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5. LA CULTURA VOCACIONAL EN LA COMUNIDAD EDUCATIVA Por siglos se creyó que la vocación era un tema sólo de algunos, planteamiento auténtico desde su época de concepción, pero hoy, nada más alejado de la realidad. Hoy valoramos, descubrimos y acompañamos los distintos itinerarios vocacionales, donde cada uno(a) de los implicados es la expresión misma del llamado hecho por Dios. “La cultura vocacional se vive desde el compromiso y el testimonio de cada uno, que decanta en la capacidad de que el otro logre encontrarse y descubrirse como persona para poner su proyecto de vida delante de Dios.” 6. DESAFÍOS Y RETOS DE LOS GRUPOS Y MOVIMIENTOS INFANTILES Y JUVENILES. Por décadas los grupos infantiles y juveniles han sido semilleros vocacionales, espacios privilegiados para la formación humana y la evangelización. Hoy en día las técnicas, dinámicas y propuestas que en su momento fueron de eficacia plena, se ven cuestionadas y fuera de contexto por una juventud con sed de inmediatez, a la cual pareciera que sólo hay que entretener. “Los grupos infantiles y juveniles siguen vigentes, siguen siendo esperanza. Sin embargo, urge una revitalización de prácticas, cambiar paradigmas, alejarse de lo seguro y explorar líneas de acción que permitan tener objetivos claros para cada grupo, según las necesidades particulares de cada edad. Indispensable establecer metas tangibles, alcanzables, prácticas.” 7. LA RESPONSABILIDAD SOCIAL EN LA INSTITUCIÓN EDUCATIVA. Las instituciones educativas deben ser diferenciadoras para cambios y transformaciones en la sociedad, por ello, la responsabilidad social educativa debe ser un eje transversal del diseño curricular para formar la conciencia ética que derive en iniciativas de impacto social. La responsabilidad social no debe ser una moda o tendencia. “La responsabilidad social parte de la conciencia y el compromiso personal para res-

ponder a las necesidades del prójimo, se inicia a temprana edad desde casa, tiene que desarrollarse y llevarse a la comunidad. Lo primordial es hacer todo desde el enfoque del amor y la entrega a los demás.” 8. LA FORMACIÓN DE AGENTES PASTORALES Y DE EVANGELIZACIÓN. Los agentes responsables de la evangelización, catequesis y pastoral deben ser, ante todo, verdaderos testigos del Evangelio y, a partir de su experiencia de encuentro con el Resucitado, formar sus rasgos y expresiones apostólicas para asegurar la predicación fiel y sus efectos en sus destinatarios. “Hay que formar líderes que estén convencidos para que puedan convencer, que tenga una formación profesional y humana, que se anticipen a las necesidades y planifique, entender que evangelizar es de todos por lo que es importante construir comunidades que caminan juntas.” 9. LITURGIA Y PIEDAD POPULAR La celebración litúrgica es manifestación activa y consciente de la fe en el misterio pascual; es expresión clara de la voluntad de compartir con los demás la totalidad de la vida a semejanza de Cristo; es acción de gracias por los beneficios recibidos. La piedad popular es expresión cultural de la fe del pueblo con relación a Cristo y al testimonio de vida de los santos. La piedad popular expresa la identidad cultural de una comunidad. “Preparar con anterioridad con temas pequeños y prácticos para los niños y jóvenes cada uno de los momentos que se van a vivir durante la celebración para que puedan

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dimensionar lo que está sucediendo específicamente para que la experiencia sea más significativa y se comprenda a qué lo va a llevar concluir o ganar espiritualmente. Evitando el rigorismo.” 10. EDUCACIÓN EN LA INTERIORIDAD La vida interior es la dimensión en la que cada uno conoce su verdad (personal, social, psicológica, emocional, espiritual) a la luz del llamado que Dios hace para estar con Él y ser felices en su amor. La interioridad es el lugar de encuentro con Dios dándose una confrontación consigo mismo desde la verdad de la vida propia que se revela. Es el lugar donde residen los pensamientos más profundos, los deseos, las esperanzas, los sentimientos de fracaso y frustración; pero también, es donde se recapitula la historia personal, encontrando las raíces de identidad y experimentando la riqueza de la vida personal desde la relación con Dios. “Acompañar a la persona no solo educando, sino capacitando, integrando y motivando a vivir el silencio para el encuentro con Dios y consigo mismo. La interioridad será el camino que le ayudará a vivir el discernimiento, el ejercicio espiritual y su relación con el cuerpo y los sentidos. Todo esto fundamentado desde su unión al Evangelio.” 11. NUESTRA CASA COMÚN. La existencia del género humano se realiza en un hábitat cuyos elementos particulares son esenciales para la formación y desarrollo de quienes se sitúan en él. Se trata del ámbito situacional en el que se gesta un intercambio que debe ser sustentable, dándose con ello un equilibrio que permite manutención, dignidad y cuidado en cada componente del ecosistema, y desde luego, en los seres humanos que lo habitan. “Todo trabajo pastoral que busque crear la conciencia del cuidado de nuestra casa común debe ser un diálogo claro y permanente entre lo que se dice y lo que se hace. El testimonio de los agentes de pastoral en lo que concierne al cuidado de nuestro hábitat será tanto o más importante que todos los conceptos y argumentos que se puedan compartir en espacios de diálogo y encuentro. Así como Jesús transmitió con autoridad el mensaje de amor del Padre, así todos tenemos la

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responsabilidad de encontrar esa autoridad en la coherencia entre lo que decimos y lo que vivimos en todo momento y en todo lugar”. 12. LA ADMINISTRACIÓN PASTORAL La gestión de la escuela católica (es decir, gestión directiva, administrativa, académica, extraacadémica, etc.) Se distingue por ser una acción pastoral en la totalidad de menesteres, es decir, por tratarse de una gestión humanista con una sensibilidad en su accionar acorde a los principios evangélicos expresados por la imagen de Jesús el Buen Pastor que da la vida por sus ovejas. Por ende, la cultura organizacional de la institución debe denotar el sentido de iglesia: misión, comunión, misericordia. “La pastoral es el centro de nuestras instituciones, todos los integrantes de la comunidad Educativa somos agentes de pastoral con el compromiso de vivir y contagiar nuestro carisma a través del ejemplo, la capacitación y el acompañamiento para así poder alcanzar una transformación social.” Por último se contó con la participación de un panel de expertos que presentaron una síntesis en diversos rubros relacionados con la educación, que marcan el rumbo para identificar hacia dónde debemos avanzar en este pacto educativo. En el próximo número de esta revista se compartirán las principales ideas que surgieron de este foro de expertos. Copia el siguiente vínculo o escanea el QR para descargar el libro:

“Luces para el camino. PACTO EDUCATIVO GLOBAL. Una educación de, con y para todos. Hacia una sociedad más fraterna, solidaria y sostenible”.

https://www.lasalle.org/nueva-publicacion-de-la-oiec/


Comunidades educativas

Reflexionemos

LUCES PARA EL CAMINO HACIA EL PACTO EDUCATIVO GLOBALi

Hno. Juan Antonio Ojeda Ortiz, fsc. Responsable de Educación de la OIEC (Oficina Internacional de la Educación Católica) y Consultor de la Congregación para la Educación Católica.

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En estos últimos días se ha reactivado el Pacto Educativo Global y se cuenta con un tiempo extra para la reflexión y la búsqueda común. Reconstruir el pacto es cosa de todos, no sólo de las jerarquías, autoridades o expertos. Todos hemos sido convocados a expresarnos, debatir, cribar, llegar a acuerdos, establecer prioridades; pero también convocados para actuar, para llevar la práctica, de cada día, esas luces que vamos acordando y probarlas en la práctica, para experimentarlas y aprender de la propia experiencia, sin miedo, aprendiendo tanto de los éxitos como de los fracasos, con la humildad atenta para corregir los errores que podamos cometer en cada quiebro del camino. El mejor servicio educativo-evangelizador que podemos prestar es anticiparnos. Quiero presentaros adecuadamente este libro que hemos construido más de 220 personas de 45 países, de los cinco continentes, para ir desbrozando el camino, no con el ánimo de elucubrar, sino con el firme propósito de ofrecer luces que hay que debatir y poner con urgencia en práctica, matizándolas, enriqueciéndolas o cambiándolas por otras, siempre con el concurso de todos, teniendo en cuenta la diversidad, al tiempo que nos abrimos a la universalidad. El libro se titula: “Luces para el camino: Pacto Educativo Global. Una educación de, con y para todos”, lo he coordinado desde la OIEC (Oficina Internacional de la Educación Católica) y ha sido publicado por Sm-PPC. Un lugar de encuentro y genialidad colectiva Tal y como nos indica el cardenal Óscar Rodríguez de Maradiaga en el prólogo, el presente libro es un lugar de encuentro, de búsqueda y de diálogo comuni-

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tario, de creación colectiva, en el que se incluyen aportes diversos, que muestran e interrelacionan una sociedad cada vez más plural. Se trata de compartir caminos y metas universalizadoras que humanicen la sociedad, la vuelvan más fraterna y solidaria, construyan nuevas relaciones de las personas con la naturaleza, cuidándola y mejorándola. En línea con lo que nos decía el papa Francisco en Laudato Si’ (215): “la educación será ineficaz y sus esfuerzos estériles, si no se preocupa por difundir un nuevo modelo de ser humano, de vida, de sociedad, mejorando las relaciones con las personas y el medioambiente”. Sin duda, necesitamos repensar el modelo de personas, de sociedad que queremos y que se ajuste a los desafíos del Evangelio de Jesús. Para lograrlo, necesitamos nuevos docentes,


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más competentes, más apasionados, más humanos y más espirituales, más comprometidos y amorosos, que den vida a lo que nos decía el Papa en Evangelii Gaudium (258): “docentes con alma”, marcados a fuego para esa misión de iluminar, bendecir, vivificar, sanar, liberar, decididos a fondo a ser con los demás y para los demás. Un libro incompleto, a completar por todos.

diferentes agentes y demás implicados en la misión educativa formal o no formal, de manera homogénea (niños, profesores, familias, etc.) o de modo heterogéneo, agrupando niños con profesores; niños-profesores-familias; profesores y ciudadanos del barrio o ciudad donde se ubica el centro; profesores de los diferentes colegios de la localidad, convocados juntos para soñar y compartir, etc.

Ha sido construido de forma participativa y colaborativa, surge con el propósito de ser un libro abierto, incompleto, que persigue inspirar a todos, contagiarlos, para animarlos a compartir sus visiones, para dialogar, debatir, buscar y trabajar juntos, desde cualquier rincón del mundo.

Y no sólo para hablar, sino también para compartir proyectos o crear juntos otros nuevos y, comprometerse a implementarlos en los diferentes colegios, para aprender desde la experiencia. Proyectos que mejoren las relaciones entre las personas, les ayuden a ser mejores personas y a comprometerse en la reconstrucción social y ambiental.

Se trata, por tanto, de construir juntos un nuevo escenario educativo, involucrándonos nosotros e involucrando a otros. En nuestros centros educativos hemos de propiciar reuniones, foros, seminarios, presenciales o virtuales, animados por expertos o entre todos; convocando a los

Mons. Angelo Vicenzo Zani, Secretario de la Congregación para la Educación Católica, nos dice en el primer capítulo, que hemos de responder colectivamente a una “emergencia educativa” que se ha vuelto más compleja y aguda, a la que el Papa calificaba, el 15 de octubre, de “catástro-

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fe”. Zani nos invita a dialogar y renovar la pasión por la educación, para formar protagonistas de una sociedad más fraterna. Deja claro que hemos de afrontar los desafíos con responsabilidad y debemos trabajar juntos. Nos anima a una educación en salida, con espíritu abierto, de encuentro, inspirada en las obras de misericordia. El Instrumentum laboris canaliza la reconstrucción Lo hemos incluido en el libro, dado que puede canalizar e impulsar la reflexión, la búsqueda y la creación individual y colectiva, al menos en parte. En el libro ofrecemos dos modalidades para trabajarlo. Ambas nos permiten abordarlo de forma participativa y creativa, inspirándonos para dar las respuestas adecuadas y contextualizadas en torno a los cuatro ejes en que se divide dicho documento: primero nos sitúa en el proyecto de reconstruir el pacto educativo global, respondiendo a la “emergencia educativa”, transformando las personas y sus contextos, para vivir con los demás y para los demás; el segundo eje nos invita a reflexionar sobre el contexto próximo o lejano, para dar sentido, significado y perspectiva a la educación; el tercero nos hace mirar más allá de forma abierta, amplia y panorámica, para tejer juntos una nueva visión, en la que prevalezca la cultura del encuentro, la educación integral y el escuchar los gritos de los jóvenes y de la Tierra; por último, la misión en la que se indica que hemos de poner a la persona en el centro, afrontar la crisis relacional y ambiental, seguir la pedagogía del cuidado, educar para transformar y servir a los demás. Principales propuestas comunes que emanan de esta construcción colectiva Al afrontar este apartado, lo hago sin ánimo de anular toda la riqueza y amplitud de la información aportada por las diferentes personas que han plasmado en el libro sus reflexiones, conocimientos y experiencias, de forma sintética pero muy iluminadora. Cada uno de sus aportes son de gran sabiduría, fraguada desde una honda experiencia y un gran bagaje teórico y/o

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investigador. Me limitaré a resaltar algunas aportaciones que se repiten frecuentemente y que nos introducen en algunas de las posibles luces a acordar por todos y poner en práctica. Estas aportaciones se recogen en cuatro capítulos, a continuación, resalto, por capítulo, algunas de las propuestas más comunes: a) Escuchando a los niños: Les escuchamos en el capítulo cuatro. Han participado 65 niños/jóvenes de 17 países de cuatro continentes. Impresiona oírles decir que quieren aprender lo que no les enseñamos, por lo general y de forma sistemática, en las aulas. Quieren aprender a ser personas, a ser buenas personas, con valores y virtudes. Quieren ser empáticos, aprender a ponerse en el lugar del otro e incluso, llegar a ser compasivos, bondadosos, acogedores, comprensivos, respetuosos y cuidadosos de los demás. Quieren aprender a relacionarse, a convivir de forma fraterna y solidaria. Desean combinar teoría, con experimentación y acción comprometida y les gustaría pasar, desde ¡ya! a la acción y transformar así, sus personas y contextos, porque quieren, saben y pueden. Piden que les escuchemos y confiemos en ellos. Todo esto contrasta con nuestra forma de enseñar, tan anclada en el pasado, memorística y rutinaria, centrada en un currícu-


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lo mercantilista y trasnochado, de espalda a las necesidades de los jóvenes y de una nueva sociedad fraterna y sostenible. En esas escuelas los niños/jóvenes escuchan pasivamente y no son escuchados. Hacen lo contrario de lo que nos viene diciendo el Papa en los últimos años, que hemos de escuchar a las nuevas generaciones y aprender de ellas. Merece la pena dejarnos interpelar por sus palabras, las de estos niños y jóvenes que escribieron y la de otros muchos que tenemos en nuestras aulas y fuera de ellas, cerca o lejos de donde educamos. Escucharles, confiar en ellos, darles voz y permitirles que “hagan lío” como nos ha sugerido el Papa en varias ocasiones. b) Escuchando a personas del mundo: En este capítulo participaron 94 personas de 25 países: ministros o ex ministros de educación; presidentes de Conferencias Episcopales; obispos; presidentes de escuelas católicas de diferentes países; directores; profesores; padres o madres, etc. Todos ellos coinciden en que es urgente alcanzar una alianza educativa y que no es una opción, sino la única vía posible para mejorar la educación, adecuarla a los tiempos de hoy y mañana; y, responder a los desafíos y necesidades actuales. Para ello hay que dialogar, con una escucha humilde y activa, poniéndose en el lugar de los otros para comprender y acoger sus ideas. Proponen educar el ser, no tanto el saber; que eduquemos integralmente, no sólo la mente, sino que partamos del corazón y le llevemos a la acción y

al compromiso. Indican que hay que dar participación activa y autonomía a los niños/jóvenes y facilitar su colaboración, el trabajar juntos. Insisten en educar en valores. Quieren una escuela abierta a la vida, capaz de ir y traer la vida a la escuela. Desean humanizar al aula y propiciar un trato cariñoso a los estudiantes, ayudándoles a dar sentido y significatividad a su vida, capacitándoles para servir a la comunidad. Una gran mayoría indica que urge colaborar entre las escuelas; comunicar e intercambiar las mejores prácticas; elaborar y abordar proyectos juntos, crear redes de apoyo y trabajo conjunto, para innovar y transformar las sociedades locales y sus contextos ambientales. Igualmente indican que se necesitan docentes competentes y apasionados, maestros de vida, dadores de amor y esperanza, que testimonien, con su vida y obras, lo que enseñan. Impresiona ver que, todas estas personas que han aportado sus reflexiones y testimonio, con diferentes perfiles, de distin-

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tos países y culturas, coincidan tanto y marquen caminos de mejora tan próximos y claros. c) Escuchando a los Superiores y Superioras Generales: Participaron 25 Superiores y Superioras Generales, ellos indican que debemos poner la persona en el centro y afianzar el proyecto de una escuela a “tiempo completo” en la que podemos integrar la educación formal y la no formal, sirviendo al barrio o ciudad donde se ubican. Una escuela abierta, que salga a la vida y sea capaz de traer la vida a la escuela, una escuela que escucha y acoge (cultura de encuentro). Nos indican que hay que redefinir el modelo de persona y de sociedad. Insisten en apuntalar la educación integral, que realmente eduquemos a la persona toda: cabeza, corazón, manos, para propiciar una educación fraterna, solidaria y sostenible. Prácticamente todos coinciden, directa o indirectamente, en que hemos de trabajar juntos, que dejemos de actuar aislada y competitivamente entre las instituciones o incluso, dentro de la propia institución. Debemos empezar a tejer caminos colaborativos y crear redes, que posibiliten un trabajo intercongregacional. Para ello proponen aumentar el conocimiento mutuo, la interacción, el compartir proyectos o programas y empezar a trabajar juntos.

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Ojalá encontremos pronto las acciones y procesos más adecuados para construir redes, educar y evangelizar juntos y no de modo tan fraccionado o enfrentado. Este escenario de alianza, pacto, “todos hermanos”, nos facilita este encuentro y trabajo colectivo. d) Escuchando a los expertos mundiales: Hemos recogido las aportaciones de 37 expertos internacionales. Ellos también coinciden en poner a la persona en el centro del proceso educativo y que urge recuperar el enfoque humanista de la educación. Dan mucha importancia a educar integralmente, que la educación sea de calidad y equitativa para todos. Propugnan la colaboración frente al individualismo y la competencia. Indican que hemos de repensar el currículo, los métodos, la organización y los espacios. Hablan igualmente de la creación y fortalecimiento de redes entre profesores y entre escuelas. Señalan la pasión por los últimos y dicen no al descarte, no a la exclusión. Apuntan que urge contar con buenos educadores: humanos, profesionales competentes y espirituales. Hay que recuperar y consolidar el liderazgo pedagógico, gestor, moral y espiritual, en las escuelas. Indican iniciativas válidas como Nazaret Global Education, Design for Change, Aprendizaje servicio… Nos invitan a educar y construir la ciudadanía global.


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Merece la pena dejarse interpelar por sus ricas y variadas aportaciones. Su identificación y análisis pueden inspirarnos y ayudarnos a decidir el camino eficaz que nos lleve a una alianza válida y duradera, sirviendo a las personas y comunidades locales y globales. Evidencias de que una nueva educación es posible: En el último capítulo se muestran 65 proyectos o programas que se están implementando a nivel local, nacional o internacional y que muestran cómo se les da confianza, protagonismo y empoderamiento a los niños/jóvenes para que cambien sus vidas y sus realidades sociales o ambientales; programas en favor de los más pobres o excluidos, que atienden a niños de la calle, encarcelados, niñas sin dignidad o excluidas de la escuela, o cómo combaten el bullying; escuelas en salida que atienden realidades de frontera, atendiendo a niños y niñas excluidos, creando una cultura de paz, de reconciliación y solidaridad; escuelas rurales, escuelas interculturales o con inmigrantes o con indígenas o en campos de refugiados, iniciativas en pro del derecho a la educación; programas de reforestación, de cuidado y mejora de la “casa común”… Todos ellos ponen los cimientos de una sociedad más humana, reconciliada, fraterna, que se solidariza de los más pobres y necesitados y una sociedad comprometida en el cuidado y mejora del medio ambiente. Primeras conclusiones: Podemos comprobar que al leer todos y cada uno de los 220 testimonios, éstos están muy alineados con lo que nos dijo el Papa Francisco el pasado 15 de octubre y con lo que nos viene diciendo la Iglesia en los últimos tiempos; así como, con lo que nos viene insistiendo la sociedad civil a través de la UNESCO, ONU, y sus Informes Internacionales: Humanizar la educación; incluir a todos; poner en el centro a i

la persona; escuchar a los niños y jóvenes; educar integralmente; predilección por los últimos; educar principalmente dos de los cuatro pilares de Delors: aprender a ser y aprender a convivir, a los que añadiríamos un quinto pilar: aprender a cuidar la “casa común”; colaborar, trabajar juntos, crear redes; formar docentes con alma que acojan, sanen, sirvan; alentar una educación transformadora y comprometida. Aprovechemos esta oportunidad que nos ofrece el pacto, movilicémonos, anticipémonos y comencemos esta reconstrucción y replanteamiento educativo desde abajo, desde cada escuela y comunidad educativa, desde cada pueblo y ciudad, creando una gran red. Me alegra que sean estas páginas de Religión y Escuela un foro, un ágora, para impulsar y reconstruir esta alianza de, para y con todos. Es momento de co-crear, de implicarnos, de abrir nuestra mente, de formarnos para el cambio, de acometer juntos la transformación, superando las barreras, bloqueos o intereses que nos han separado y dividido en el pasado.

Artículo publicado en la Revista Religión y Escuela, número 344, noviembre de 2020, Ediciones PPC, Madrid (España).

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EL MUNDO SE DETUVO Y LA EDUCACIÓN EMPEZÓ A GIRAR1

Mtra. Adriana Bolañoz Hernández Centro de Estudios Superiores La Salle Monterrey, N.L.

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Marzo del 2020… parecía todo tan normal. Sí, habíamos escuchado del COVID-19 pero, como siempre sucede cuando algo no nos afecta directamente, lo veíamos muy lejano. Sucedía allá en China, ¡qué complicación! Europa, ¡qué caray! Pero nuestra vida seguía. Estábamos más enfocados en otras situaciones que se vivían en ese momento en los entornos universitarios a raíz del día internacional de la mujer. Tan ocupados estábamos que las noticias nos pescaron desprevenidos. Lo que inició gota a gota, pronto se convirtió en un raudal: que tal institución suspende clases, que tal otra adelanta vacaciones de semana santa, que ésta ya sacó un comunicado, que aquélla ya publicó en las redes un desplegado. Estábamos reunidos todos los Vicerrectores y Directores Académicos de los Centros de Estudios Superiores y Universidades Lasalle de México y de pronto nuestra atención cambió de foco. ¿Qué debemos hacer? ¿Adelantar las vacaciones? Ni pensarlo. ¿Suspender? Tampoco era opción. Nos decidimos por el cambio de modalidad, con todos los retos, desafíos y preguntas que eso suponía. No fue fácil la decisión, pero por un lado sabíamos que debíamos garantizar la seguridad de todos los miembros de nuestra comunidad educativa y de sus familias; y por el otro, teníamos ante nosotros el reto de asegurar que la educación que seguiríamos ofreciendo siguiera teniendo la impronta lasallista: el alumno al centro, la fraternidad en las relaciones, el acompañamiento, la excelencia académica, la conformación de una comunidad, el servicio, la integralidad en la formación. Pensamos que sería una situación de un par de semanas; que al regresar de vacaciones de pascua las cosas volverían a la normalidad… ¡Normalidad! palabra que cambió totalmente de significado. Y mientras el mundo se detuvo, mientras todos empezamos a permanecer en nuestras casas y a trabajar desde ahí, la educación empezó a girar y con ella nuestras vidas. De pronto nuestro hogar se convirtió en nuestro espacio laboral; el orden y los horarios establecidos y bien diferenciados se empezaron a mezclar; olvidar o desatender el teléfono ya no era opción. La dinámica de las reuniones, juntas, clases, todo fue diferente. Tuvimos que integrar la tecnología de una manera que no nos hubiéramos imaginado antes. Y todos los cambios se empezaron a suscitar a una

velocidad asombrosa. Entramos en un ritmo vertiginoso en donde había un mundo por aprender, por considerar, por organizar tanto a nivel personal como laboral Nuestros alumnos universitarios del Centro de Estudios Superiores La Salle (CESLAS) que estudian Educación, como la mayoría de los jóvenes de su edad, se adaptaron rápidamente a las plataformas tecnológicas. Para sus docentes, sin embargo, fue un reto lograr que no fuera sólo una adaptación, un traslado de lo presencial a lo virtual. El desafío fue hacer una propuesta pedagógica diferente, cuya experiencia fuera un aprendizaje para nuestros alumnos que se están formando como docentes. El cierre del semestre se logró de una manera adecuada. Cada vez éramos más conscientes de que la situación no tendría un rápido final. La palabra que más nos definía era: incertidumbre. No obstante, una cosa sí sabíamos: que esta experiencia nos había sacado de forma brusca y sin piedad de nuestra zona de confort, que nos estaba exigiendo modificar nuestra práctica educativa, que requeríamos para ello capacitarnos y, como nunca, volver a sentirnos alumnos practicantes. El verano se nos ofreció como una oportunidad de prepararnos para que el siguiente semestre no nos volviera a tomar desprevenidos;

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para hacer una primera revisión de lo vivido y analizar las líneas de acción tanto de manera personal como institucional. El contacto con los docentes y directivos de otras instituciones de nuestro distrito México Norte hizo que tomáramos conciencia de la enorme necesidad de capacitación; por lo que ofrecimos cursos a los docentes tanto para el manejo de las herramientas digitales como para realizar la planeación considerando el diseño instruccional. Desde la Comisión de Misión Educativa Lasallista del Distrito México Norte, el trabajo fue acompañar a los directivos de las instituciones para tratar de ver el horizonte con mayor claridad e identificar aquellas áreas que era necesario considerar: los protocolos, la capacitación docente, las plataformas tecnológicas a utilizar, la comunicación con los padres de familia, la conformación de equipos colegiados y en la base de todo ello, las grandes preguntas: ¿cómo garantizar que el alumno siga recibiendo una formación integral con la calidad que debe caracterizar a toda institución lasallista? ¿cómo acompañar a distancia a los alumnos, a los docentes, al personal, a los padres de familia? ¿cómo crear comunidades en donde se viva la fraternidad cuando no podemos estar físicamente cercanos? Preguntas que aún siguen resonando en nuestras mentes y, sobre todo, en nuestros corazones. Ya han sido ocho meses de esta situación y, por lo menos en México, no vemos aún la luz al final del túnel. Ahora nos encontramos fi-

nalizando ya este semestre y percibimos cómo el cansancio se va haciendo presente en los docentes, en los estudiantes, en los padres de familia, en la sociedad en general. Nos hemos enfrentado con múltiples situaciones que si bien antes nos incomodaban, no eran tan importantes como lo son ahora: la dificultad en la conexión a internet, las fallas de la energía eléctrica, la importancia de los dispositivos móviles, los ruidos ambientales propios del ámbito doméstico y un largo etcétera. Frente a esta realidad, estamos llamados a revivir la experiencia del Señor De La Salle: dejarnos impresionar por la situación que vivimos y hacer un proceso de volver a darle sentido a cosas esenciales. Resignificar el carisma lasallista que tenemos como herencia; repensar el significado de la escuela o mejor dicho, recordar que lo importante es la educación. Dimensionar lo que implica una educación integral: que tan importantes son los contenidos a aprender como la necesidad de dar significado y sentido a lo que se vive; la relevancia de formar personas que sepan vivir, servir y transformar el entorno en el que se encuentran. Este alto obligatorio que cimbró nuestra manera de vivir y de trabajar ojalá nos permita ver bajo otra realidad nuestro actuar docente y la misión

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desde los dos frentes: como estudiantes y en sus prácticas pedagógicas que en este semestre también han tenido que realizarse a distancia. Esta experiencia nos ha llevado a darnos cuenta de la importancia que tienen para la formación integral esos momentos informales de encuentro en los pasillos, de organización de actividades y eventos, de vernos a la cara y compartir cosas “intrascendentes”, pequeñas cosas que van construyendo lazos, sentido de pertenencia y que van creando recuerdos. Cuando regresemos a la “nueva normalidad” espero que hayamos aprendido lo realmente importante: que la cercanía y la fraternidad con las personas educa; que las celebraciones y la posibilidad de compartir nos permite acercarnos a las personas y que esta cercanía enriquece nuestra visión del mundo y de nosotros mismos. Ojalá que cuando el mundo se vuelva a poner en marcha, la educación no se detenga y regrese a lasallista a la que hemos sido llamados. Sólo así podremos ofrecer una educación que se adapte a la realidad en la que nos encontramos. Necesitamos recordar que, tal y como nos lo dijo La Salle, el educador es alguien que acompaña, es ese hermano mayor, ese ángel custodio que camina junto a sus alumnos y que va compartiendo su experiencia, llamando la atención sobre aspectos del sendero, ayudando a descubrir a Dios presente en todo y en todos; animando a construir y a descubrir el sentido de las cosas que se van viviendo. Para ello tenemos que aprender a mirar, a escuchar, a descubrir, a compartir, a disfrutar. En estos momentos inciertos debemos seguir siendo testigos para nuestros estudiantes. En nuestro caso, desde el CESLAS, testigos de que la docencia es una profesión que debe estarse reinventando constantemente para ser pertinente y adecuada al momento y a las circunstancias en las que se encuentren nuestros alumnos. Que el ser educador implica una voz profética que ayude a descubrir cómo la realidad nos ofrece un medio para aprender a ser mejores personas, cómo nos exige crecer y buscar nuevos caminos para conformar comunidades fraternas que luchen para que la educación realmente marque un diferencial en la vida de las personas. Nuestros alumnos han tenido que experimentarlo

su estado anterior. Que al ver en retrospectiva esta situación vivida podamos dar gracias por todo lo aprendido, pedir perdón por lo desperdiciado y tener claro cómo podemos ser mejores educadores lasallistas que, con creatividad, propongan nuevas formas de hacer realidad el sueño de La Salle en el aquí y el ahora. Así que, en este momento, ¿qué hemos aprendido de esta experiencia que estamos viviendo? i

Artículo presentado en la 1ra. Expedición Pedagógica Lasallista Latinoamericana, noviembre 2020.

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UNIDAD Y PLURALIDAD: ¿CAMINOS IRRECONCIALIABLES? Una Propuesta Pneumatológica para la Reconciliación Ontológica y Política

Hno. José Luis Esquibel, fsc. Colegio Miguel de Bolonia San Juan de Los Lagos, Jalisco.

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Ensayo realizado como fruto del seminario doctoral, de la Universidad Católica de Argentina: “Las irreverencias del Espíritu: Ontología, Política y Religión”. “La teología política se ha convertido en un tema de moda en las últimas décadas. Los términos soberanía, decisión, estado de excepción, religión política tienen buena aceptación y un nivel de circulación antes desconocido”. (Geréby, 2008, p. 7). 1. ¿TEOLOGÍA Y POLÍTICA? ¿TIENE ALGO QUÉ VER CON NOSOTROS FSC?

mismo”, afirma la encíclica Fides et ratio de Juan Pablo II, como introducción a este medular documento pontificio de 1998. Estamos de acuerdo, en gran medida, con la postura de Marx: no se trata de interpretar solamente, sino de transformar. Un pensamiento, una filosofía, una reflexión que sólo piensa, contempla, observa, explica; se queda corta, a medio camino. No concreta en lo más importante, el cambio, la transformación, encaminada hacia la “mejora continua”, por la que tanto propugnan las corrientes de liderazgo de la calidad desde hace tiempo.

Importante constatación: la teología política va ganando terreno, ha ganado terreno en las últimas décadas. Cuando, anteriormente; y todavía, por desgracia, se siegue viviendo una peligrosa ‘esquizofrenia’, personal y social, entre la vivencia espiritual, por un lado; y lo político, por otro, en donde la ‘mezcla’ de los dos terrenos, vienen a ser, quizá para la mayoría, áreas irreconciliables. Mientras que, para algunos, el terreno de lo espiritual, lleva al ‘intimismo’, al sentimiento: “sentir bonito”; “experimentar la tan ansiada paz perdida”. Para otros se trata más bien del “compromiso que deviene de la fe en el Jesús liberador”; “una fe que vaya a la transformación de lo público”, porque, como captó con agudeza K. Marx: “Los filósofos se han dedicado a interpretar la realidad, cuando de lo que se trata es de transformarla”. Estas expresiones, entre muchas otras, sirvan como botón-muestra de dos de los polos de la mentalidad de nuestra época. Vamos avanzando en el reconocimiento, en la integración de la política y la espiritualidad; no como terrenos separados, contrarios, irreconciliables. Por el contrario, avanzamos lentamente, hacia una integración; no como polos antípodas, sino complementarios, que se necesitan como “la fe y la razón, dos alas con las que el espíritu humano se eleva hacia la contemplación de la verdad y, en definitiva, de conocerle a Él para que, conociéndolo y amándolo, pueda alcanzar también la plena verdad sobre si

También estaos de acuerdo con la postura expresada por el pensamiento de Juan Pablo II, en su documento pontificio: la fe y la razón ‘alzan’, elevan al espíritu humano hacia la contemplación de la verdad. En la línea de J.H. Newman, podemos afirmar que, la verdad, no se crea, se descubre y se ciñe a ella, con espíritu, con conciencia formada, honesta y crítica. La verdad nos es dada; de lo que se trata es de descubrirla, partiendo desde la interioridad honesta que busca, en la línea de Agustín de Hipona.

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Ni denigrar la verdad ni denigrar la razón. Ni someter la razón al “imperio del relativismo”; denunció J. Ratzinger, en los funerales de Juan Pablo II; ni caer en el extremo contrario, ‘utilizar’ la verdad como pretexto para someter la razón, en aras de lo común, como si se contradijera con la sana razón. En efecto, en este escrito analizaremos la ‘problemática’ relación entre la unidad, como camino de la comunidad, la común-unión entre los humanos que logran colocar sus intereses ‘individuales’ de lado, -digamos-, como camino a la reconciliación, en cierto sentido, a la subordinación de lo que importa en primera instancia, -la personal-, como camino necesario al encuentro de lo común. Lo ‘individual’, que, en la época postmoderna, ha llegado a colocarse como el centro de la vida, es decir, donde lo que primero y más importa es el proyecto del individuo; ¿en contraposición con lo comunitario, con la unidad? ¿En verdad se puede afirmar que son caminos contradictorios? ¿Se puede conciliar la unidad y la diversidad, o son dos caminos incapaces de unirse? ¿Necesariamente se tiene qué ‘divorciar’ el proyecto común del proyecto individual-plural?

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Estas son las cuestiones-base que indagamos. Tomar partido tanto a favor de lo común; versos lo plural, lo individual; o viceversa: lo plural-individual vs. Lo común-colectivo, nos parece, de entrada, insuficiente en sus direcciones opuestas. Optamos, decididamente, por el camino de la ‘reconciliación’, del in médium is virtus declara la Ética nicómana de Aristóteles. De ahí una tradición retomada por Horacio y Agustín. Optar por la postura que nos parece más saludable, centrada; evitando los caminos de los extremos, que terminan por ‘rasgar’, excluir, denigrar una parte, en vez de integrar, unir, conciliar. El camino de la reconciliación, en los tiempos presentes que, amenazan, que apuntan la exclusión, a la uniformidad que puede romper con la riqueza de la diversidad; o, el camino contrario, apostar tanto a la diversidad, a lo personal, que rompa con la comunidad. Ni uno ni otro camino nos parece el acertado, el saludable, el razonable. Decididamente optamos por el camino médium, lo virtuoso, lo conciliable. El punto que une las partes. Fijamos de una vez postura. Ni el camino que usa lo comunitario como pretexto para im-


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rato’ para quien utiliza lo plural-individual para justificar una postura; y quienes utilizan lo común-autoritario para imponer sus puntos de vista, secuestrando a la ‘comunidad’, ejerciendo la autoridad como poder; no como servicio. Necesitamos, en la línea platónico-agustiniana y aristotélico-tomista, avanzar en el in medium is virtus de lo mejor de la tradición helenístico-cristiana que, trabajosamente, logran conciliar los grandes pensadores del cristianismo como son: Pablo de Tarso, Orígenes de Alejandría, Agustín de Hipona, Tomás de Aquino, por mencionar sólo grandes pensadores creyentes de la antigüedad y del medioevo.

poner los intereses de los que ‘mandan’; ni el camino de los que usan lo común, como pretexto para imponer sus propios criterios, ‘santificándolos’, validándolos bajo el mote de “la comunidad quiere…”. Los dos caminos nos parecen ‘peligrosos’, desviados, convirtiendo dos principios, con valor, con sentido ambos; en camino ‘ba-

Por supuesto, quedamos en deuda con luminosas figuras que lograron equilibradas síntesis del pensamiento primitivo, medieval, moderno y contemporáneo. Para los intereses que aquí perseguimos, nos quedaría corto el estudio de tantos y, sobre todo, tantas de las que hoy por hoy, nos han legado una veta inagotable de explorar. Retomamos sólo botones-muestra de una larga, rica y profunda tradición que nos supera y nos ilumina a la vez. Como muchas otras veces, quedamos aquí en deuda con ‘pensadoras’ originales, mujeres que se abren brecha en un mundo kiriocéntrico, machista que pretende marginarlas.

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REINVENTARSE

Hno. Luis Fernando Guerra Santoscoy, fsc Alumnos del Centro de Estudios Superiores La Salle Monterrey, N.L.

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Hace unos meses tuve la oportunidad de subir el cerro Tetacawi en San Carlos, Sonora junto con unos amigos donde hubo un momento en que, al ir subiendo, el camino no se veía claro y tuvimos que tomar otra ruta para llegar a la cima, nuestra sorpresa fue que al cambiar un poco la ruta encontramos algunos árboles con cuerdas para apoyarse y subir más fácilmente. Quizás si nos hubiéramos aferrado a subir por donde se supone era el camino iba a ser más complicado. Así como en otras ocasiones que hemos tenido que tomar vías alternas para continuar con nuestro recorrido y llegar a la meta, considero que este momento se trata de eso, de abrir nuevas vías y dejarse reinventar, dejándonos encontrar con lo nuevo que venga y que, si nos quedamos aferrados y no nos queremos reinventar, lo más seguro es que nos quedemos atrás. Durante nuestra vida llegaremos a vivir momentos de prueba. Las crisis que se nos presentan a lo largo de la vida nos ayudan a hacer cambios profundos en nuestro interior, es una oportunidad para redireccionar y redirigir nuestros pasos, sin miedo a lo desconocido y sí con la esperanza de que lo que venga sea positivo. No toda crisis tiene que ser negativa, sin embargo, tendemos a ver las crisis como dolorosas, alarmantes y como momentos que nos dejan un mal sabor de boca, sin embargo, es una nueva ventana y una puerta que se abren para, como ya mencioné, hacer un cambio profundo en nuestras vidas. En la vida, siempre es necesario hacer un alto en el camino, detenernos y mirar hacia dónde vamos, tomar decisiones, reinventarnos, abrir nuestras alas y pensar, ¿En qué dirección queremos volver a empezar a volar? Durante este tiempo que el mundo entero se ha visto contrariado frente a la pandemia, es más que necesario el reinventarse. Las reglas del juego han cambiado y no podemos seguir jugando como antes lo hacíamos. Sería un error o sería ingenuo el pensar que vamos a regresar a como todo era antes. El ser humano tiene la capacidad de adaptarse al entorno que lo rodea y a una situación en específico, en este caso esta nueva normalidad, la cual nos ha llevado a la necesidad de reinventarnos, además de que han sido largos meses de “habitar con nosotros mismos”.

Sin duda, para algunos han sido tiempos complicados, en todos los sentidos, emocionalmente, afectivamente, económicamente y han llegado crisis que se nos han presentado y que primero hemos tenido que identificarlas y nombrarlas para poder enfrentarlas nosotros mismos y también dejarnos acompañar por aquellos que nos rodean. Es necesario empezar por uno mismo, lo cual no es nada sencillo. Durante todo el confinamiento hemos tenido retos, ansiedades, estrés, nos hemos sentido tristes, el hecho de extrañar a muchas personas que veíamos a diario nos ha afectado, en especial a nuestros seres queridos y amigos más cercanos, pero también ha sido un tiempo privilegiado para poder hacer un arreglo dentro de nosotros, para viajar a nuestro interior y hacer introspección, para poder identificar aquello que nos ayuda a seguir en comunión con nosotros mismos y qué es lo que nos ha ido poco a poco desarmonizando. Sin perder nuestra esencia sigamos caminando, sigamos viajando con espíritu de viajeros, la vida hoy nos pone a prueba, cuando sintamos que no podamos más démosle reiniciar, cuando tenemos algún problema informático, reiniciamos la computadora y se soluciona. Tampoco estaría mal que lo aplicáramos a nosotros mismos. ¡Reiníciate! ¡Reinvéntate!... y ¡Sigamos volando!

Todo empezó con un “Ven”. El primero de muchos. 33


Comunidades educativas

I de nt idad

L asallist a

REENCONTRÁNDONOS CON LA FE Mtro. Fernando Leyva García Centro de Estudios Superiores La Salle

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Comunidades educativas Identidad Lasallista

Los tiempos que vivimos ciertamente han venido a modificar no solo las estructuras laborales sino las personales, familiares, comunitarias etc. Para muchas personas este tiempo ha sido una oportunidad para replantearse, reestructurar, modificar y establecer lazos. Pero incluso para muchos Lasallistas, el “Milagro” ha sido el darnos la oportunidad de profundizar en nosotros mismos en la Fe. Esta profundización de la fe me ha hecho recordar algunas ideas no sobre lo que creo sino sobre lo que quiero vivir: como es pues la fe lasallista que quiero vivir: El espíritu y fin de este Instituto, tiene como fundamento la imitación radical de Cristo. El espíritu de fe es el que mueve a cada lasallista a no mirar nada sino con ojos de fe, hacer todo con la mira en Dios y atribuirlo todo a Dios.

Es este encuentro personal con Cristo, que no se queda simplemente en la oración, sino que va a desarrollarse por completo en el servicio educativo de los niños y jóvenes pobres el que da sentido a la misión que realizamos. Todo lasallista tiene una característica muy importante que es el amor tan grande por la juventud; es el mismo Jesucristo al que quiero imitar, el que ha visto, mostrado, amado y enseñado que es en los niños y principalmente en los pobres y más necesitados en donde radica y llaga a su plenitud el reino. La Salle también supo ver en los niños pobres la voluntad de Dios para con él; pero, ese ver la voluntad de Dios (espíritu), no debe quedarse solo en descubrir voluntades; sino que debe ir más allá, debe de ex-

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presarse esa fe en la manifestación de Jesús a través de las obras; y que mejor de la educación cristiana. Es en la comunidad donde nos encontramos con Dios, comunidad que ahora no sólo es mi institución sino mi propia CASA, es en la comunidad educativa – familiar en donde la misión y la finalidad de educar a los niños más necesitados se lleva a cabo más plenamente, porque podemos compartir todo lo que vivimos, soñamos, sentimos, amamos; es en donde le damos plenitud a la fe, es en donde podemos vivir guiados por Dios, movidos por su espíritu y con la intención de agradarle a Él Fe no es solo creer en Dios, tiene que llevarse a la plenitud con las obras; toda fe sin obras está muerta. La educación es un gran medio porque permite poder formar en todos los aspectos a la persona, haciendo que desde su realidad se encuentre con Dios mismo. Por tanto el Espíritu y fin del Instituto es la imitación de Cristo que a través de la fe, llevamos a plenitud por medio de la educación humana y cristiana de los niños y jóvenes especialmente los más pobres y desamparados. Nosotros somos mensajeros de Dios, no hay que olvidar mirar todo como Dios lo ve, amar como Dios ama, y adorar en todo su voluntad.

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Redescubrir nuestra fe no es otra cosa más que decir Dios aquí estoy “Hágase en mi según tu palabra”


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Comisión MEL

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Declaración sobre la Misión Educativa Lasallista, Desafíos, Convicciones y Esperanzas

Hablemos de Familia Lasallista: profundizando nuestra identidad

Criterios de identidad para la vitalidad de las obras educativas lasallistas

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Escuela en Pastoral

ESPERANDO UNA NAVIDAD A LA COVID Mtro. Julio Chapa Martell Coordinación Central

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El devenir del tiempo no se detiene, no hay tregua; suceden los días, se aceleran los meses y seguimos confinados. La enfermedad y la muerte son el pan de cada día; el COVID 19 acecha las puertas de nuestros hogares, aproximándose amenazante. ¡Cuántos contagios y fallecimientos de personas cercanas a cada uno de nosotros! Cuando anteriormente veíamos lejana la posibilidad de contagio y de muerte, la desobediencia ante las medidas precautorias ha provocado una guerra sin cuartel, enseñoreando a un enemigo invisible que se posiciona en la pared, en la ventana, en el cerrojo de la puerta. Ni siquiera lo vemos, pero en cualquier lugar está. Y mientras tanto, el cronos sigue su marcha sin descanso, conduciéndonos a la conclusión del 2020, provocando deseos expectantes por el advenimiento inminente del año 2021, bajo el augurio infantil de un tiempo nuevo y una vida nueva sin COVID 19. Pero el coronavirus seguirá entre nosotros como parte de la vida cotidiana; seguirán los contagios y las muertes, continuarán los gritos de exhortación de las autoridades sanitarias tratando de disuadirnos para no bajar la guardia. Sin embargo, no pequemos de pesimistas ante el panorama que percibimos. Posiblemente en el inminente 2021 tendremos la vacuna que combatirá el SARS-COV-2; hay esperanza y fe que así sea, pero todos poseemos una vacuna que puede detener el amedrentamiento del coronavirus: responsabilidad sanitaria. No obstante, existe una vacuna aún más poderosa y que los cristianos poseemos. Es la Palabra de Dios que se ha encarnado en nuestra realidad humana afectada por su inherente debilidad, transformando nuestros pensamientos, sentimientos y deseos, nos habilita para la responsabilidad cristiana de fomentar un clima saludable en todos los sentidos, en el cual proyectemos nuestra opción por el ser humano y por la creación que nos envuelve; esto significa reconocimiento de la dignidad humana de todo hombre y mujer, su respeto y cuidado, su sostenimiento e impulso a condiciones de vida favorables; junto con ello, el trabajo incansable para la sostenibilidad del hábitat que nos envuelve y que, desde una relación equilibrada entre el ser humano y

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el medio físico en el que se sitúa, asegura el bienestar integral del ser humano. En efecto, a pesar de la existencia de un virus mortal que ha hecho estragos en el género humano, poseemos el antídoto, en virtud de la gracia de Dios recibida por los sacramentos de la Iglesia, para curar toda contingencia generada por la enfermedad y también por la necedad humana: «Id por todo el mundo y proclamad la Buena Nueva a toda la creación. Estas son las señales que acompañarán a los que crean: en mi nombre expulsarán demonios, hablarán en lenguas nuevas, agarrarán serpientes en sus manos y aunque beban veneno no les hará daño; impondrán las manos sobre los enfermos y se pondrán bien» (Mc 16,15.1718). En realidad, no hay que interpretar de manera literal el anterior texto evangélico; de ser así, anduviéramos por la calle sin cubrebocas y sin respetar la sana distancia, pensando que la fe y la gracia nos hacen invulnerables ante la presencia del coronavirus. El antídoto consiste en asumir totalmente la integridad de la vida cristiana que recibimos desde la fe, por la gracia divina, cumpliéndose a cabalidad el anuncio evangélico: «…los ciegos ven y los cojos andan, los leprosos quedan limpios y los sordos oyen, los muertos resucitan y se anuncia a los pobres la Buena Nueva» (Mt 11,5). El Evangelio nos ha rehabilitado, iluminándo-


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nos para comprender el significado y valor de la vida humana tan trastocada por la enfermedad, pero, sobre todo, por la maldad y egoísmo. Al mismo tiempo, el Evangelio nos capacita continuamente para el ejercicio de la alteridad en una solidaridad sin límites. Además, la fuerza del Espíritu Santo nos fecunda para transformarnos en apóstoles de Cristo, enviados a la sociedad para curarla y renovarla, que pueda ser posible la fraternidad sin condición. Efectivamente, el antídoto para erradicar todo aquello que puede acabar con la humanidad consiste en el amor cristiano encarnado en todas las realidades humanas y en los ámbitos de desarrollo y convivencia entre todos. Pero volvamos a lo vertiginoso del cronos. El tiempo acelerado enmarcado por la incertidumbre, nos jalona hacia el término del año civil, y en las familias de nuestro entorno comienzan a irrumpir preguntas fundamentales en torno a las próximas fechas navideñas: ¿podrá ser posible la cena navideña en familia?, ¿cuál será la forma de reunión recomendada por las autoridades sanitarias?, ¿y si de todos modos nos reuni-

mos, aunque el COVID ande rondando? Son cuestiones importantes que tenemos que atender con seriedad, con responsabilidad. Sin embargo, como cristianos, la finalización del año civil, pero, sobre todo, el cierre del Año Litúrgico, mediante sus elementos propios, nos permite una recapitulación de lo que vivimos desde su propio adviento hasta la consumación del mismo ciclo en la solemnidad de Cristo Rey; esto significa realizar un examen de conciencia sobre la trascendencia de nuestra vida de fe, reconocer lo que sembramos, lo que disfrutamos, lo que cosechamos, lo que compartimos, lo que finalmente, le ofrecimos y entregamos a Dios. Pues bien, más allá de responder las válidas cuestiones sobre sí nos reuniremos o no en Navidad o el fin de año, lo más importante es hacer un alto en nuestro itinerario cristiano, aprovechando las líneas de reflexión que nos propone la liturgia de la Iglesia, para contemplar la fecundidad de nuestra fe en la vida que hemos compartido de manera especial, en este tiempo de pandemia y ante muchos decesos. Y es que la muerte ha estado como nunca, cerca de nosotros. En efecto, todos hemos tenido tan

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solo un conocido, amigo o familiar que, habiéndose infectado y con ello, desencadenado una serie de complicaciones, fue llamado por Dios a la Pascua eterna. Nos asombramos con dolor y lamento que un día convivimos con alguien y en unos cuantos días nos enteramos de su contagio, gravedad y muerte. Pero ¿cuál es nuestra respuesta ante tal circunstancia?, ¿de qué forma compartimos la vida frente al dolor y sufrimiento de quienes son infectados y de quienes han perdido algún ser amado? Estas son solo un par de preguntas de muchas más que deben calar hondo en nuestra consciencia al momento de encarar nuestra realidad humana en el ejercicio de recapitulación de la vida misma al término del Año Litúrgico y comienzo de un tiempo nuevo en la Iglesia. La mejor manera de involucrarnos con el sentido y significado de la Navidad es dando respuestas conscientes y realistas a las preguntas que, más allá de brotar de nuestra vida interior, son cuestionamientos fuertes cuyo origen es el corazón de Dios. Estamos de acuerdo que las reuniones de Navidad y fin de año son acontecimientos importantes, pero más importante y crucial es recuperar nuestra sensibilidad hacia nuestra vida en relación con los demás, en especial si han sido víctimas del coronavirus. Probablemente no sea posible la tradicional reunión familiar, pero lo que sí se puede, a tiempo y a destiempo, es el ejercicio de la alteridad y la construcción de la comunión entre todos en estos tiempos de pandemia. Para iluminar esto, el Papa Francisco nos ha regalado de manera muy oportuna su carta encíclica Fratelli Tutti en un contexto caracterizado por un acontecer global en el cual el género humano se encuentra fragmentado ideológicamente, polarizándose y con ello, siendo perjudicados quienes no han tenido oportunidad de un desarrollo digno, sumiéndose una y otra vez en la miseria y el descarte. El mensaje de la carta encíclica responde a la urgencia de abrir la mente y el corazón a todas y a todos, entendiendo y respondiendo al llamado divino para crear una fraternidad universal, más allá de las fron-

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teras de la diversidad cultural e ideológica. En realidad, la celebración de la Navidad nos llena de júbilo al contemplar la solidaridad de Dios que, al amarnos infinitamente, ha asumido nuestra condición humana, encarnándose en la frágil naturaleza de todos los hombres y mujeres por medio de su Hijo. Y tal gozo enmarca la vida de todas las familias que han proclamado toda una tradición el cenar y convivir en armonía, intercambiando regalos y disfrutando del sentimiento de unidad. Es posible que en la cena navideña, tras la contemplación del misterio del recién nacido en un pesebre paupérrimo, y habiendo enemistades familiares, el sentimiento de humildad llegue a doblegar el orgullo y se realice el milagro del perdón. La cena familiar en Navidad y fin de año es toda una liturgia de fe y amor entre todos. Pero el confinamiento como medida sanitaria, pone en tela de duda el poder llevar a cabo tal celebración anual, provocándonos un sentimiento de zozobra y de desánimo: ¿Nos privaremos en este año 2020 de una reunión navideña y de convivencia familiar tan necesaria para fortalecer los lazos de unidad entre cada miembro de las familias que la conforman? Para responder el cuestionamiento anterior, el Papa Francisco en su carta y como una fuerte llamada de atención, nos recuerda que el COVID 19 ha dejado al descubierto la necesidad que tenemos todos de todos, más allá de lo común o familiar, al desmoronarse el andamiaje de seguridades materiales e ideológicas que nos encerraban en un cuartel en el que únicamente se encontraban los socios interesados en nuestros proyectos y negocios, dejando afuera la oportunidad de un encuentro de vida con los demás (cfr. FT, 32). El Papa nos impulsa a aprender, en definitiva, del acontecimiento terrible de la pandemia, ya que, tras las anteriores guerras mundiales, pareciera que la humanidad no aprendió la lección de que el único camino para el aseguramiento del bienestar y desarrollo para todos es la fraternidad (cfr. FT, 10). Con mayor claridad el Papa lo expresa:


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Pero olvidamos rápidamente las lecciones de la historia, «maestra de vida». Pasada la crisis sanitaria, la peor reacción sería la de caer aún más en una fiebre consumista y en nuevas formas de autopreservación egoísta. Ojalá que al final ya no estén “los otros”, sino sólo un “nosotros”. Ojalá no se trate de otro episodio severo de la historia del que no hayamos sido capaces de aprender. Ojalá no nos olvidemos de los ancianos que murieron por falta de respiradores, en parte como resultado de sistemas de salud desmantelados año tras año. Ojalá que tanto dolor no sea inútil, que demos un salto hacia una forma nueva de vida y descubramos definitivamente que nos necesitamos y nos debemos los unos a los otros, para que la humanidad renazca con todos los rostros, todas las manos y todas las voces, más allá de las fronteras que hemos creado (FT, 35). Por lo tanto, siendo fieles a lo que hemos recibido de parte de Dios y que poseemos a manos llenas, la celebración del misterio de la Navidad nos está esperando en cada uno de los miembros de nuestra familia en casa; claro que podremos reunirnos, cada familia en su propio hogar. Al mismo tiempo y, sobre todo, las festividades navideñas y de fin de año se robustecerán de sentido si tenemos cercanía y acompañamiento, aunque sea virtual, con aquellos que seguramente vivirán fechas de tristeza y nostalgia al sentir en el hogar el vacío de sus familiares que, en este año 2020, vivieron su Pascua al ser víctimas de la enfermedad. Una llamada,

un mensaje, una presencia constante son regalos de vida eterna que se ofrecen al pequeño Jesús, cuyo nacimiento pobre y humilde nos ilumina para entender de una vez por todas, que el camino de la concordia y de la paz es la solidaridad sin límites, y ¡vaya que Él ha sido solidario con nuestra humana fragilidad! Jesús nos ama incondicionalmente en nuestra debilidad. En síntesis, un itinerario que nos puede conducir a celebrar dignamente las festividades navideñas es el siguiente: 1. El presupuesto es reconocer nuestra verdad: cada uno somos hijos en el Hijo; amados hasta el extremo. Débiles pero ungidos por la gracia de un Dios solidario que, por medio del Espíritu Santo, nos habilita para amar en el perdón, en la compasión y en la misericordia sin condición y hasta el extremo. Por supuesto, el ejercicio de reconocer quién soy yo desde la revelación de Dios en el Evangelio, implica además un reconocimiento de esa misma dignidad en cada hombre y mujer, independientemente de su personalidad, preferencia o credo. Es así que, al tiempo que se realiza el ejercicio de auto reconocimiento de la verdadera identidad, se acepta en los demás esa misma identidad, procurando así, todo aquello que favorezca su respeto, cuidado, atención amorosa. De este modo se actúa como antídoto en tiempos de COVID-19: el cuidado y la preservación del otro.

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2. Durante las primeras semanas de noviembre que corresponden a las últimas semanas del Año Litúrgico, hacer la recapitulación del tiempo que se consumará en la solemnidad de Cristo Rey. Se trata de examinar en profundidad la propia consciencia en torno a las experiencias de vida y a los intercambios realizados con quienes se compartieron proyectos, anhelos, alegrías, desilusiones, enojos, miedos, tristezas. Dos preguntas que pueden ayudar a la reflexión son: ¿qué fue aquello que se ofreció a Dios desde el corazón?; ¿cuáles son los frutos cosechados de todo lo que se ha vivido durante el tiempo que casi culmina? 3. Durante el Adviento, tiempo que inaugura un nuevo ciclo litúrgico, dialogar con los miembros de la familia para preparar la gran celebración navideña que incluirá en los pensamientos, sentimientos y propósitos de cada uno, a todos aquellos familiares y amigos que sufrieron durante el año que casi concluye, la pérdida de seres amados a causa del coronavirus u otra enfermedad o circunstancia. Pensar en la forma de cómo estar cercanos a ellos en las fechas celebrativas. 4. En el tiempo litúrgico de la Navidad, realizar acciones solidarias en aquellos que sufren la ausencia de quienes padecieron la muerte a causa de la enfermedad. Organizar video llamadas o escribir mensajes en redes sociales; ser creativos para hacerse presentes en los sentimientos de dolor de quienes experimentarán en tales fechas, el vacío irreparable. Finalmente, si de algo podemos estar seguros es que esta Navidad será diferente, inédita; no tanto por la cuestión de mantener la sana distancia

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y con ello la imposibilidad de reunirse en familia como antes se daba de manera tradicional. Esta próxima Navidad será más cercana a la fragilidad, al dolor, a la angustia, a la ausencia; se podrá experimentar fuertemente la frialdad de los acontecimientos que enmarcaron el nacimiento del Hijo de Dios en la oscura cueva de Belén. Ser solidarios con los episodios de incertidumbre y desolación que experimentaron José y María en el umbral del nacimiento de Jesús, es un aliciente para favorecer una nueva cultura para todos: la fraternidad universal. Porque Dios sigue derramando en la humanidad semillas de bien. La reciente pandemia nos permitió rescatar y valorizar a tantos compañeros y compañeras de viaje que, en el miedo, reaccionaron donando la propia vida. Fuimos capaces de reconocer cómo nuestras vidas están tejidas y sostenidas por personas comunes que, sin lugar a dudas, escribieron los acontecimientos decisivos de nuestra historia compartida: médicos, enfermeros y enfermeras, farmacéuticos, empleados de los supermercados, personal de limpieza, cuidadores, transportistas, hombres y mujeres que trabajan para proporcionar servicios esenciales y seguridad, voluntarios, sacerdotes, religiosas… comprendieron que nadie se salva solo (FT, 54). Referencia bibliográfica: Francisco. Carta encíclica Fratelli Tutti sobre la fraternidad y amistad social. Octubre 3 de 2020. Obtenido de: http://www.vatican.va/ content/francesco/es/encyclicals/documents/ papa-francesco_20201003_enciclica-fratelli-tutti.html


Por la fe, Señor, creemos que: Tu obra es nuestra obra y que somos parte vital de la misma. Nos has concedido el don de la difusión del Evangelio a todos pero sobre todo a los pobres y a los jóvenes. Una aventura evangélica experimentada de forma única por cada persona. Una peregrinación evangélica abierta y receptiva a los diferentes credos y culturas de nuestro mundo. Queremos ser Lasallistas sin límites. Nos enfrentamos con dificultades y desafíos al igual que en tiempos de nuestro Fundador. Como los discípulos en el camino a Emaús, somos tardos de corazón para creer. Sin embargo, tú Señor, todavía crees en nosotros, nos cuestionas, nos desafías y nos envías, haciendo arder nuestro corazón dentro de nosotros. Nosotros los lasallistas, independientemente de nuestra edad, nos sentimos llenos de esperanza y alegría para la misión. Nos alegramos cuando la misión se expande en el ambiente cada vez más amplio de los lasallistas. Celebramos las nuevas iniciativas educativas y los ministerios destinados a los pobres. Sí, Señor, hemos sido testigos de tu gran amor desde la época de nuestra carismática fundación. Ese evento nos ha convencido de que grandes cosas son todavía posibles. Te damos gracias por habernos llamado y enviado una y otra vez, para regresar a Jerusalén, para vivir la promesa de vitalidad, vivir nuestra visión, nuestra pasión y nuestro futuro en favor de la misión que nos has confiado. Amén.


La visión lasallista consiste en ver abundancia donde otros ven escasez, y llevar aliento donde no lo hay Reflexión Lasallista 6, p.5.

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