Edición N°4

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EDICIÓN N°4 DE CABEZA 2015

“SANGRE POR SANGRE”, la película del rubio que quería ser moreno, donde lo único intransable es la lealtad. La vida, en cambio, se compra y vende a vil precio.

Aunque tenía claro quiénes eran sus amigos y enemigos, el “mero mero” no parecía haber comprendido la magnitud de la guerra en la que era apenas un soldado. La guerra por el control de la Garra Blanca. *** La Garra Blanca, fundada en 1986, no fue la primera barra de Colo-Colo. Antes habían existido por lo menos un par de barras oficiales que no pasaban de ser una entusiasta agrupación de hinchas. Nada de bombos ni cánticos. La Garra Blanca (nombre robado a la hinchada del Corinthians de San Pablo: la Garra Negra) fue, entonces, la primera barra brava de Colo-Colo. Aunque tuvo algunos momentos de gloria por sus “proezas”, no fue hasta el 6 de diciembre de 2000 que alcanzó público reconocimiento como una organización violenta: la imagen del “Huinca” acuchillando al “Barti” a plena luz de día, en el sector norte del Estadio Monumental, dio la vuelta al mundo. Se trató, como había ocurrido antes y como volvería a ocurrir, de una disputa interna por el liderazgo. Sin embargo, el beneficiado con ese intento de asesinato no fue ni el Huinca ni el Barti: quien tomó la posta del poder fue Francisco Muñoz, alias “Pancho Malo”, el reverso de lo que uno podría imaginar como estereotipo del barrista. Pancho Malo tuvo otras alternativas en la vida, no proviene de las poblaciones marginales de Santiago, sino de un barrio de clase media. Es, por así decirlo, un barrabrava por vocación. Sus convicciones políticas tampoco se condicen con las luchas sociales

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que, según defienden algunos, se dieron a fines de los 80s desde las barras bravas de Colo-Colo y la U: Pancho Malo es un admirador de Augusto Pinochet y un entusiasta participante de la Fundación que lleva el nombre del dictador. ¿Cómo es que un tipo así logró validarse y mantuvo el poder por más de 10 años –a través de su organización Coordinadora Garra Blanca– de la barra brava más popular de Chile? Pancho Malo entendió, desde el principio, que las barras bravas podían ser una manera muy rentable de ganarse la vida. “Profesionalizó” el negocio, repartió siempre con mesura e inteligencia. Internacionalizó a la barra, hizo alianzas con clubes argentinos (su amistad con los siniestros Rafa Di Zeo y Mauro Martín –ambos de la barra de Boca y enemigos entre sí– es bien conocida, como lo es también su cercanía con Bebote Álvarez, líder de la hinchada de Independiente). Dotó, además, a la Garra Blanca de un código de conducta, uno tan simple como tajante: lealtad, respeto a los líderes y limitaciones al tráfico de drogas. Es que a Pancho Malo, como a Vito Corleone en la primera edición de El Padrino, no le gustan las drogas. “Las drogas son sucias, si nos vinculamos a eso perdemos apoyo y credibilidad” dijo en marzo de 2012 al semanario The Clinic. Gracias al poder que consiguió dentro de la barra, Pancho Malo logró negociar ventajosamente con conspicuos representantes de nuestra elite. La privatización del club y la llegada de la concesionaria Blanco y Negro fue terreno fértil para aumentar los


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