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Las momias del Dr. Knoche

Las momias del doctor Knoche

La única foto que se tiene del doctor Knoche y atrás el mausoleo familiar.

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Un día de diciembre de 1971, nos encontrábamos en el liceo un grupo de amigo y yo. Una de las tareas de lenguaje era buscar un tema sobre Caracas o sus alrededores para realizar una trabajo y se nos ocurrió buscar el libro “Caracas la ciudad que no vuelve” del cronista de la ciudad, José Guillermo Schael.

Comienza la historia

Allí entre tantas interesantes historias encontramos la Historia del doctor Gottfried Knoche , un médico alemán que vino a Venezuela en el siglo XIX, a mediados de 1840. Luego de recibirse de médico en la Universidad de Halle (Alemania) en 1845, Gottfried Knoche es tentado a cruzar los mares para atender a otros alemanes que vivían en las costas del mar Caribe, en una población venezolana conocida como La Guaira, una pequeña franja de tierra entre el mar y la montaña. Además de tan tentadora oferta se especuló que venía huyendo de la grave situación política en su país.

El doctor Knoche inmediatamente hace la reválida como médico general en la Universidad Central de Venezuela y comienza a ejercer su carrera. En poco tiempo fue conocido por todos por su solidaridad con la gente humilde a quienes curaba gratuitamente.

“Ofrezco servir gratis el destino de Médico Cirujano del Hospital Militar, sin que por esto

preste mis servicios a los enfermos con el mismo interés o mayor del que he prestado recibiendo remuneración (...) el sueldo más bien atenúa la satisfacción que se experimenta de salvar la vida de un infeliz o de conservar para la Patria uno de sus baluartes”, escribió en una carta dirigida al Gobierno de la época.

Una vez instalado, en el Hospital de la Guaira, el doctor alemán en su tiempo libre hacía largas cabalgatas por la zona quedó encantado por la selva tropical que se encontraba en la cordillera de la costa. El picacho de Galipán, en pleno cerro de El Avila, hoy Parque Waraira Repano,fue el escogido y consiguió comprar una finca “Buenas Vista” que hacía honor a su nombre, entre la niebla de la montaña y la vista al litoral guaireño. La casa al estilo de la Selva negra alemana alebergó su laboratorio donde iniciaría sus investigaciones.

El cólera, la guerra y los experimentos

El doctor Knoche comenzó a experimentar con un suero que al ser inyectado en la yugular de un recien muerto, evitaba la descomposición de los organos internos y producía un efecto de momificación del cadáver, permaneciendo por mucho tiempo casi en estado natural. La epidemia del cólera en el año de 1845 le suministró los suficientes cadáveres, que no reclamaban, para perfeccionar su invento. La fama desa-

rrollada por el enigmático médico llevó ese mismo año a la familia de Tomás Lander, polémico periodista y escritor, fundador del Partido Liberal y de periódicos como El Venezolano, que falleció ese año, a solicitar sus servicios para momificarlo. El cadáver momificado fue colocado a la entrada de la casa, sentado frente a su escritorio con su traje negro y su pluma en la mano en posición de escribir. Allí permaneció por casi 40 años, hasta 1884, cuando el presidente Antonio Guzmán Blanco ordenó trasladar sus restos al Panteón Nacional.

La guerra Federal también dio su cuota de cadáveres para sus experimentos.

Una vez aclarado sus experimentos científicos los pobladores de la zona ya conocían al “misterioso doctor CANOCHE” y aún mas cuando al morirse el capatáz de la finca, lo momifico y lo puso a la entrada con su uniforme, para evitar a los intrusos en su propiedad. También sus perros fueron momificados y colocados en los alrededores de la finca.

Recorte de periódico de 1929 dónde reseñan los saqueos a los cadáveres.En un cruce del camino el resto de una momia en un nicho señala el camino a la finca “Buena vista”.

Luego construyó un mausoleo con seis tumbas para sus familiares que fueron momificados a medida que fallecían: su hija Anna, su esposo Heinrich Muller su hermano Wilhelm, Amalie y Josephine Weissman sus enfermeras y él. La esposa murió en Alemania.

El mismo día en que terminaba el año de 1.900. el estado de salud del doctor Gottfried Knoche había venido deteriorándose y repasó con Amalie Weismann, su criada y enfermera, los pasos que debía seguir tras su fallecimiento. Le pidió ser momificado con la misma fórmula secreta que había inventado y desarrollado en Venezuela. Esa era su última voluntad.

Excursión y decepción

Una vez leido esta crónica, en el año de 1971, un grupo de amigos del liceo emprendimos una excursión al lugar. Subimos en teleférico y bajamos hacia el Picacho de Galipán, pasamos por la zona llamada “Infiernito”, acampamos allí bajo un bosque de pinos y en la mañana logramos a duras penas llegar al sitio, el camino estaba lleno de gamelotes y monte. Para nuestra decepción encontramos el mausoleo con seis tumbas vacías y las paredes llenas de graffitis absurdos y solo restos de lo que llegó a ser una vez

Las seis tumbas con réplicas de las momias de su hermano,su hija, el yerno, el doctor Knoche y dos de sus asistentes.

una hermosa finca. Luego llegaron otro grupo de excursionistas, entre ellos un artesano de la zona, que nos contó que aquello fue abandonado al morir en 1926 la última ama de llaves del lugar Amalia Weismann y cayó en el abandono, siendo saqueado por ladrones en busca de algún tesoro, santeros y superticiosos que profanaron las tumbas.

Hoy día varias organizaciones , entre ellas la Fundación Doctor Knoche, tratan de reconstruir el sitio, pero eso es casi imposible, la selva tropical no perdona y el espíritu de Knoche tampoco. La fórmula del suero se lo llevó a la tumba.

Inclusive hay un proyecto cinematográfico de varios graduados de la Universidad Católica de Venezuela, para llevar a la pantalla una película de ficción basada en la historia del misterioso Dr. Knoche.

Recopilación Francisco Arteaga

Fuentes: La Caracas que ya no vuelve de Guillermo Schael. Fundación Knoche. Fundación Parimonio de La Guaira