En la obra de Jairo Rueda las pupas y los nidos son objetos que convergen como metáfora del ser humano durante periodos de cambio y desarrollo del intelecto, en busca de una mejor adaptabilidad al mundo. Sin embargo surgen variables como el tiempo y el conocimiento; si bien para un insecto la información de muchos comportamientos, procesos y tiempos se encuentran en su ADN, en el caso del humano es diferente, al menos en lo que intelectualmente refiere. Por ello el humano debe regresar a sus pupas y/o nidos, en procesos introspectivos que deben durar el tiempo necesario para consolidar, madurar o transformar aspectos que hacen de cada persona un ser único.