Cuadernos de LIngüística de El Colegio de México 2014

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Cuadernos ISSN: 2007-736X

de Lingüística de El Colegio de México Publicación anual

Volumen 2

2014

Estudios de cambio y variación

C E N T RO D E E S T U D I O S LINGÜÍSTICOS Y LITERARIOS EL COLEGIO DE MÉXICO


CUADERNOS DE LINGÜÍSTICA DE EL COLEGIO DE MÉXICO VOLUMEN 2 ESTUDIOS DE CAMBIO Y VARIACIÓN


CUADERNOS DE LINGÜÍSTICA DE EL COLEGIO DE MÉXICO DIRECCIÓN Y EDICIÓN JULIA POZAS LOYO y VIOLETA VÁZQUEZ ROJAS MALDONADO COMISIÓN EDITORIAL REBECA BARRIGA VILLANUEVA, SERGIO BOGARD SIERRA, LUZ FERNÁNDEZ GORDILLO, GRACIELA FERNÁNDEZ RUIZ, JOSEFINA GARCÍA FAJARDO, RODRIGO GUTIÉRREZ BRAVO, ESTHER HERRERA ZENDEJAS, LUIS FERNANDO LARA, PEDRO MARTÍN BUTRAGUEÑO, ALFONSO MEDINA URREA, MARÍA POZZI, CARMEN DELIA VALADÉS, MARÍA EUGENIA VÁZQUEZ LASLOP, DANIELLE ZASLAVSKY RABINOVICI CONSEJO ASESOR CONCEPCIÓN COMPANY, Universidad Nacional Autónoma de México LYLE CAMPBELL, University of Hawaii JOSÉ CAMACHO, Rutgers University VIOLETA DEMONTE, Centro de Ciencias Humanas y Sociales, CSIC MANUEL ANTONIO DÍAZ-CAMPOS, Indiana University DONKA FARKAS, University of California at Santa Cruz PILAR GARCÍA MOUTON, Centro de Ciencias Humanas y Sociales, CSIC HEIDI HARLEY, University of Arizona ESTHER HERNÁNDEZ, Centro de Ciencias Humanas y Sociales, CSIC MARTIN HASPELMATH, Max Planck Institute for Evolutionary Anthropology, Leipzig BRENDA LACA, Université Paris 8 JOAQUIM LLISTERRI, Universitat Autònoma de Barcelona ADAM LEDGEWAY, University of Cambridge MANUEL LEONETTI, Universidad de Alcalá RICARDO MALDONADO, Universidad Nacional Autónoma de México AZUCENA PALACIOS, Universidad Autónoma de Madrid ROGER WRIGHT, University of Liverpool Foto de portada: Santiago Arau Pontones Cuadernos de Lingüística de El Colegio de México, Año 2, número 2, diciembre de 2014 – noviembre de 2015. Esta es una publicación anual electrónica de difusión gratuita editada por El Colegio de México, Camino al Ajusco 20, Pedregal de Santa Teresa, Tlalpan. CP 10740, Distrito Federal. Contacto: cuadernosdelinguistica@colmex.mx. Editores responsables: Julia Pozas Loyo y Violeta Vázquez Rojas Maldonado. Reservas de Derechos al Uso Exclusivo No: 04-2013-091813014400-203, ISSN 2007-736X, ambos otorgados por el Instituto Nacional del Derecho de Autor. Composición tipográfica: El Atril Tipográfico, S.A. de C.V. Digitalización: Tania Ochoa. Arquitectura de Información. Coordinación de Servicios de Cómputo de El Colegio de México. Camino al Ajusco 20, Pedregal de Santa Teresa, Tlalpan. CP 10740, Distrito Federal. Última modificación: 7 de octubre de 2014.


SUMARIO JULIA POZAS LOYO y VIOLETA VÁZQUEZ ROJAS MALDONADO Presentación

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Artículos CHRISTOPHER J. POUNTAIN Preposición + que en español ISABEL MOLINA MARTOS y FLORENTINO PAREDES GARCÍA Sociolingüística de la elisión de la dental -/d/- en Madrid (distrito de Salamanca) ERIK DANIEL FRANCO TRUJILLO Grado de penetración y difusión de tres anglicismos en el español de México ANDRÉ ZAMPAULO Los pronombres de objeto directo te y você: variación lingüística en el portugués brasileño CARLOS IVANHOE GIL BURGOIN Reconstrucción del sistema consonántico del protoyumano de California y Delta del Colorado

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ETNA T. PASCACIO MONTIJO Reconstrucción morfológica y fonológica de los pronombres personales independientes del protoatzinca

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Notas ELENA DIEZ DEL CORRAL ARETA y LEYRE MARTÍN AIZPURU Sin corpus no hay historia: la Red CHARTA como un proyecto de edición común

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Reseñas LARA, LUIS FERNANDO. Historia mínima de la lengua española. (Martha Lilia Tenorio) VILLAVICENCIO ZARZA, FRIDA. Lenguas indígenas en el México decimonónico. Ecos, pregones y contrapuntos. (María Eugenia Vázquez Laslop)

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327


PRESENTACIÓN Cuadernos de Lingüística de El Colegio de México es una revista electrónica anual arbitrada, cuyo objetivo es difundir y promover la investigación en lingüística, a partir de diversas lenguas y sin preferencia por alguna perspectiva teórica en particular. Se busca que los trabajos publicados contribuyan a nuestro entendimiento de los sistemas lingüisticos, ya sea desde un punto de vista teórico o puramente descriptivo. De manera especial, para los dos primeros tomos hemos preparado volúmenes temáticos. El primero, Estudios descriptivos del purépecha (2013), reúne una serie de contribuciones en torno a la morfología, sintaxis y semántica de la lengua de Michoacán. El segundo, que presentamos ahora, versa sobre el cambio y la variación lingüística. El presente volumen consta de seis artículos de investigación, una nota y dos reseñas. Se abre con un estudio diacrónico de Christopher Pountain acerca la la variación entre presencia y ausencia de preposición delante del complementizador que en español. El segundo artículo, a cargo de Isabel Molina Martos y Florentino Paredes García, constituye un análisis de corte sociolinguístico de la elisión de /d/ en posición intervocálica en el español de Madrid. A continuación, se presenta el trabajo de Erik Franco Trujillo sobre la difusión en el español de México de tres anglicismos, a saber, bulling, gay y checar, seguido de la contribución de André CUADERNOS DE LINGÜÍSTICA, VOL. 2, 2014


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Zampaulo, donde se ofrece una explicación variacionista de los factores lingüísticos que condicionan el uso de los pronombres de objeto directo te y você en el portugués brasileño. Finalmente, los textos de Carlos Ivanhoe Gil Burgoin y Etna T. Pascacio Montijo se enfocan en la reconstrucción del sistema fonológico del protoyumano y del sistema de pronombres del protoatzinca, respetivamente. Se incluye también una nota de Elena Diez del Corral y Leyre Martín Aizpuru sobre la Red CHARTA (Corpus Hispánico y Americano en la Red: Textos Antiguos), en la que se explican los antecedentes del proyecto, los criterios de edición y su utilidad como herramienta para la investigación de la historia de la lengua española. El volumen se completa con dos reseñas: la primera, de Martha Lilia Tenorio, sobre Historia mínima de la lengua española, de Luis Fernando Lara, y la segunda, de María Eugenia Vázquez Laslop, sobre Lenguas indígenas en el México decimonónico. Ecos, pregones y contrapuntos, de Frida Villavicencio. La diversidad temática de los trabajos que integran este volumen, tanto en términos de los niveles de análisis –morfofonológico, sintáctico y léxico–, como de las lenguas estudiadas, da muestra de la amplitud del campo de estudio actual sobre el cambio y la variación lingüística. Sea la publicación de este segundo volumen de los Cuadernos de Lingüística de El Colegio de México una invitación a la comunidad académica a proseguir la investigación de fenómenos particulares que, en última instancia, puedan contribuir a una mejor comprensión de los mecanismos generales del cambio lingüístico. Cuadernos de Lingüística de El Colegio de México es el resultado de un esfuerzo colectivo. Por ello, las editoras queremos reiterar nuestro agradecimiento a todos los que participaron en la realización de este segundo


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volumen. Agradecemos a los autores de cada una de las contribuciones y a los dictaminadores anónimos que, generosamente, revisaron los originales. Agradecemos también el apoyo brindado por el Dr. Javier Garciadiego, Presidente de El Colegio de México, y la Dra. Luz Elena Gutiérrez de Velasco, Directora del Centro de Estudios Lingüísticos y Literarios. La publicación de esta revista no hubiera sido posible sin el arduo trabajo de los equipos de Publicaciones y Cómputo de El Colegio de México, y del Taller Tipográfico El Atril. Finalmente, queremos dejar constancia de nuestra gratitud a los miembros de la Comisión Editorial y Consejo Asesor, cuya entusiasta colaboración ha sido clave para dar continuidad al proyecto que emprendimos hace un año, con la publicación del primer volumen de Cuadernos de Lingüística de El Colegio de México. JULIA POZAS LOYO VIOLETA VÁZQUEZ ROJAS MALDONADO



PREPOSICIÓN + QUE EN ESPAÑOL CHRISTOPHER J. POUNTAIN Queen Mary, University of London c.j.pountain@qmul.ac.uk

This article examines the creation and evolution of a syntactic variable in Spanish: the presence/absence of a preposition before the complementiser que. Using data retrieved from the large linguistic corpora, it follows in detail the development of a number of elements (verbs, nouns, adjectives, complex expressions and conjunctions) which constitute the contexts of this variation, and attempts to evaluate some of the explanatory hypotheses concerning the changes involved. Keywords: variation, linguistic change, complementation, queísmo, dequeísmo, corpus En este artículo examinamos la creación y evolución de una variable sintáctica en español: la presencia/ausencia de una preposición delante del complementizador que. Con base en datos recuperados de los grandes corpus lingüísticos, seguimos de manera pormenorizada el desarrollo de varios elementos (verbos, sustantivos, adjetivos, expresiones complejas y conjunciones) que constituyen los contextos de esta variación e intentamos evaluar algunas hipótesis explicativas al respecto. Palabras clave: variación, cambio lingüístico, complementación, queísmo, dequeísmo, corpus

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1. INTRODUCCIÓN Un rasgo sintáctico del español que se ha calificado muchas veces de distintivo (véase, por ejemplo, Bogard y Company 1989:261)1 es el empleo de una preposición delante de un complemento oracional introducido por que de forma paralela a un complemento nominal o infinitivo (1). (1)

El ministro insistió en que las reformas eran necesarias. (cf. El ministro insistió en la necesidad de las reformas. / El ministro insistió en hacer las reformas)

La preposición aparece con los complementos oracionales de verbos (2a), sustantivos (2b), adjetivos (2c), expresiones verbales más complejas basadas en sustantivos (2d) y después de conjunciones complejas cuyo núcleo es un adverbio (2e): (2)

a. Los expertos apuestan por que la economía mejore. b. El diario publicó una invitación a que los lectores dieran su opinión. c. Los ministros se mostraron reacios a que se declarara un estado de emergencia. 1

En realidad el fenómeno no es tan raro como puede parecer a primera vista. Existe en portugués y también en italiano se pueden encontrar frases como Il ministro ha insistito in che le riforme sono necessarie; Il fatto di che non potevano uscire (el francés en cambio sí que es reacio a admitir esta combinación a menos que constituya una conjunción independiente: Le ministre a insisté *(sur) que les réformes étaient nécessaires mais Le ministre a insisté pour que les réformes soient faites: compárese nuestro análisis de los complementos de esforzarse en §3.1.1). Lo distintivo del español parece ser la extensión y la aceptación purista de la secuencia preposición + que en determinados contextos.


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d. Tienen miedo de que vuelva el dictador. e. Confirmó su asistencia luego de que se anunció la fecha de la reunión.

Lo interesante de este fenómeno es su falta de estabilidad: desde el siglo XVI cabe hablar de la existencia de una variable (PREP_QUE) constituida por dos variantes, [+PREP_QUE] y [-PREP_QUE] (presencia y ausencia de la preposición), frente a la cual se ha tomado una postura normativa. La trayectoria media del desarrollo de esta variable es que la variante [+PREP_QUE] vaya cobrando impulso de forma relativamente abrupta en el siglo XVII para luego establecerse como decisivamente mayoritaria, sin que desaparezca del todo la variante [-PREP_QUE]. En el siglo XX es normal que esta recupere terreno, tendencia que se ha calificado de queísmo en la lingüística española, y que está sujeta a la censura purista (Diccionario Panhispánico de Dudas [=DPD]:548). La historia de los complementos oracionales del propio insistir (tabla 1) es un caso extremo de este proceso. Insistir es un cultismo que aparece en el siglo XV; la complementación preposicional con en se atestigua por primera vez a fines de este siglo (3a) y es la variante mayoritaria, si no exclusiva (3b), a partir de entonces. Sin embargo, en el siglo XX [-PREP_QUE] vuelve a establecerse en la lengua hablada (3c) y en América (3d). (3)

a. Mucho deueys insistir en que la dicha reuocacion e nueua comission se impetren luego (CORDE, 1490. Anónimo, Instrucciones de don Fernando y doña Isabel a los obispos de Badajoz y Astorga…)2 2

Este ejemplo no figura en CdE, cuyos primeros ejemplos solo se remontan al siglo XVI; por lo demás CdE ha sido utilizado para la elaboración de la tabla 1 por las razones que se expondrán en §2.


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b. Algunos atribuyeron este favor a la santidad del Padre Mirón […], y fué el que más insistía que prosiguiesen por el lago (CdE, 1589. Luis de la Puente (1594–1624), Vida del P. Baltasar Álvarez) c. Pero a mí eso, insisto que no me parece mal (CdE, s.XX: España Oral: ADEB002A) d. Debió haber insistido que lo acompañara (CdE, s.XX: José Donoso, Casa de campo)

Tabla 1. Insistir (en) que en CdE3 XVI insistir en que insistir que Total Frec. por millón de pal. % en que del total

XVII

XVIII

XIX

XX

17

6

29

98

319

5

0

1

0

61

22

6

30

98

380

1.24

0.45

2.91

4.71

18.50

77.27

100.00

96.67

100.00

83.95

Hasta la fecha, este proceso ha sido analizado en términos muy generales, centrándose en el uso de la preposición de (véase, por ejemplo, el resumen hecho por Moreno de Alba 2009:1334–5). Con respecto al uso de de que, existe consenso (Bogard y Company 1989:260) en que la introducción de [+PREP_QUE] se debe a la analogía arriba mencionada con 3

Cabe agregar que el modo del verbo del complemento de insistir no parece influir en la presencia o ausencia de la preposición. De los 319 ejemplos de [+PREP_QUE] del siglo XX, 314 tienen formas completas del verbo en sus complementos, de las cuales 242 (77.07%) son indicativas y 65 (22.93%) subjuntivas; de los 61 ejemplos de [-PREP_QUE], 52 (85.3%) tienen verbos indicativos y 9 (14.7%) subjuntivos; estas proporciones no difieren de manera significativa.


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los complementos nominales e infinitivos. La presencia de la preposición contribuye asimismo a la transparencia sintáctica en el sentido de que crea una relación más patente entre la forma superficial y la función gramatical, discriminando la inexactitud de que, que es desde hace mucho tiempo la palabra más frecuente y multifuncional del español. El interés especial por de que se explica por su extensión, aparentemente en el español del siglo XX, a contextos en los que no se utiliza la preposición correspondiente con complementos nominales o infinitivos (el llamado dequeísmo), por ejemplo con el verbo pensar (4), reavivando así la variable (PREP_QUE). Pero este proceso, purísticamente castigado, parece ir en contra de la analogía que sirve para explicar la introducción originaria de de que en el español áureo, y además carece de transparencia. Pienso L(de) que conseguiremos ganar el campeonato.4 (cf. Pienso *(de) lo mismo, Pienso *(de) hacerlo)

(4)

Investigaciones recientes sobre el dequeísmo en el español de América han llevado a la conclusión de que la variante [+PREP_QUE] está correlacionada con un grado más alto de independencia semántica (De Mello 1995:130), de expresividad (Náñez Fernández 1984), evidencialidad (Schwenter 1999:74), o de distanciamiento (Mollica 1991; Delbecque 2008). Si fuera así, el dequeísmo moderno diferiría del antiguo en otro

4

Empleamos el emoticono L para indicar que una forma, aunque atestiguada, no se considera correcta purísticamente.


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sentido, ya que en este último la variable (PREP_QUE) parece no haber dado lugar a ninguna diferenciación semántica o funcional.5 2. FUENTES Para la recolección de datos nos hemos basado en el Corpus de Español (CdE). Cabe aclarar que son las cifras derivadas de este corpus que se dan en todas las tablas estadísticas 1–19 aun cuando hayamos recurrido a otros corpus para matizar más nuestras conclusiones. Nuestra adhesión al CdE responde a varias razones prácticas. Tiene la enorme ventaja de proporcionar estadísticas para cada siglo que, al compararse, permiten representar la progresión de un cambio, lo que es de suma importancia para el estudio de una variable como (PREP_QUE); la división en siglos también da la posibilidad de calcular la frecuencia de ocurrencia de la variable por siglo (las frecuencias de nuestras tablas se dan por millón de palabras para que sean expresadas en su mayoría como números no demasiado pequeños), por lo que se apreciará en muchos casos la mayor frecuencia de la variable en los siglos XIX y XX. Este corpus también permite la búsqueda por categoría gramatical; así mismo, la recuperación de ejemplos para su 5

Interesan los comentarios del DPD sobre los verbos cognitivos que admiten normativamente la complementación tanto con que como con de que (véase también §4 más abajo). Para avisar (pág. 78) y advertir (pág. 25), el DPD dice que se prefiere la complementación sin preposición “cuando la intención es admonitoria o amenazante”; para dudar, la complementación con de implica “no confiar en” mientras que la complementación sin de implica “no creer” (pp. 241–2). Sin embargo, desde un punto de vista histórico estos verbos parecen ser casos excepcionales.


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posterior análisis manual, necesaria en varios casos, resulta más factible. Hemos recurrido al Corpus Diacrónico del Español (CORDE), sin embargo, para una datación más exacta y para casos suplementarios, ya que este es más grande que CdE. El Corpus de Referencia del Español Actual (CREA) es imprescindible para ejemplos contemporáneos, sobre todo del queísmo y del dequeísmo. Los corpus de la RAE también informan sobre el país de origen del ejemplo, y son más discriminadores con respecto al tipo de texto. No obstante, por útiles que sean estas fuentes para establecer las líneas generales de la evolución lingüística, hay que reconocer que son muy incompletas. Fernández Alcaide (2009:245) llama la atención acerca de la presencia, en textos informales del siglo XVI, de ejemplos no solo de de que empleado en el complemento de un sustantivo (5a) (lo que corresponde a la primera “oleada”, analógica, de dequeísmo), sino del uso de de que en el complemento del verbo suplicar, lo que constituye un caso tempranísimo del dequeísmo moderno de segunda “oleada” (5b). Estos ejemplos dejan suponer que la extensión de ambos fenómenos es en realidad mucho mayor de lo que sugieren los datos recuperados de los corpus históricos. (5)

a. le daréis mi palabra de que en la flota que vos viniereredes denbiarle para ayudar a su casamiento (Carta 75) b. aunque no fuera por mas de por aver visto por las cartas que a vros padres tengo escriptas suplicándoles de que hiziesen tanta m[er]r[ce] d de que os [en]jbiasen a bos y a vro hermno donde yo y el liçenciado mi hermano estamos lo aviais de hazer (Carta 372) Fernández Alcaide (2009:245)


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3. EL DESARROLLO DE PREPOSICIÓN + QUE Y LA PRIMERA “OLEADA” DE DEQUEÍSMO En esta sección presentamos una serie de casos prácticos siguiendo los contextos del uso de (PREP_QUE) identificados en los ejemplos dados en (2). Lo que pronto quedará patente es que, aunque todos los casos analizados siguen el mismo esquema evolutivo o “drift” (deriva) en el sentido de Sapir (1921:141–70, véase también Mollica 1991:270), difieren mucho en su detalle. 3.1. Complementos de verbos 3.1.1. Con preposiciones que no son de Primero esbozamos la historia de la complementación oracional de cuatro verbos de uso corriente que llevan distintas preposiciones: esforzarse (por), persistir (en), negarse (a) y soñar (con), lo que revela inmediatamente la falta de un desarrollo uniforme de verbos de este tipo. Esforzarse Hay muy pocos casos de complementación oracional con este verbo en los corpus (un total de 12 en CdE), aunque su presencia en la lengua es constante. Hay un ejemplo muy temprano del siglo XIII (6a) que a ojos modernos se puede interpretar como una variante [+PREP_QUE], pero nos parece más probable que se trate de una oración final en la que por que corresponde al moderno para que, y esforzarse tiene el valor de “reforzarse”,


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como sugerimos en la glosa. Los primeros ejemplos de complementación cierta solo datan del siglo XIX (6b). (6)

a. mas que trabajasse cada vno de se esforçar por que defendiessen sus tierras delos enemigos de la fe. (CdE, s.XIII: Gran conquista de Ultramar) ‘[…] sino que cada uno hiciese esfuerzos para reforzarse, para que pudiesen defender sus tierras […]’ b. pero Gumersindo era una excepción de esta regla, o al menos se esforzaba por que a nosotros nos lo pareciese (CdE, 1854: Antonio de Trueba (1819–1889), Cuentos del hogar)

Esforzarse parece ser incompatible con la variante [-PREP_QUE]; incluso en CREA falta esta construcción. Cabe concluir, por lo tanto, que la preposición es un vestigio de una antigua oración final (en efecto, en la lengua moderna hay variación entre por y para, con preferencia por este último: CREA tiene 5 casos de por y 31 de para), y que tal vez por esta razón no está permitida la ausencia de la preposición. Persistir CORDE nos proporciona un ejemplo temprano de la variante [+PREP_ QUE] de finales del siglo XV (7a). Otra vez los casos recuperados de los corpus son muy pocos: CORDE tiene 4 casos del siglo XVI, 1 caso del siglo XVII y del siglo XVIII, 5 del siglo XIX y 1 del siglo XX (en CdE no hay ninguno antes del siglo XIX (7b)). Tampoco hay ejemplos convincentes de persistir en los que falte la preposición. En (7c), tomado de CORDE, persistir contrasta con disuadir y la falta de la preposición correspondiente


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a persistir se debe con toda probabilidad a la incompatibilidad de los dos verbos a este respecto (de para disuadir, en para persistir). (7)

a. de lo qual fastaqui no hauemos hauido repuesta, ante hauemos entendido persiste en que su prouision surta effecto (CORDE, 1496: Anónimo, Fernando al cardenal maestre de Rodas y al Capítulo de la Orden, sobre el priorato de Cataluña para…) b. el Gabinete británico persistía en que el español desaprobara a secas la conducta de Bucareli (CdE, 1843: Antonio Ferrer del Río (1814– 1872), Historia del reinado de Carlos III en España) c. y si él quiere proveer al Papa el dicho dinero, habiendo respecto que Su Santidad le ha hecho primero requerir ó por otras consideraciones, no lo disuadiréis, mas persistiréis que lo quiera hacer como arriba, de buena suma y cierta y pronta (CORDE, c.1550: Alonso de Santa Cruz, Crónica del Emperador Carlos V)

Negarse El primer caso de negarse a que que tiene CdE es de 1853 (8a). Aquí también el número de casos es pequeño (CdE tiene 2 casos del siglo XIX y 9 del siglo XX) y la variante [-PREP_QUE] no está atestiguada. Esto puede ser consecuencia de la polisemia de negar, que también tiene una significación declarativa (“decir que algo no es verdad”) que en principio rige un complemento oracional sin preposición (8b) y en la lengua actual es propenso al dequeísmo (8c).6 La resistencia a la pérdida de la preposición por parte 6

(8c) está tomado de Internet ya que no hay ejemplos en los corpus, ni siquiera en CREA.


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de negarse en el sentido de “excusarse de hacer algo” afianza la diferencia entre negarse a y negar. (8)

a. El uno sostenía que la sobrina con mejor derecho, se negaba a que diesen caldo a la enferma, con objeto de acabar más pronto y salir de penas (CdE, 1853: Ángela Grassi (1823–1883), El copo de nieve) b. No niego que ha habido intercambio de información con la policía ecuatoriana (CREA, 1997, Ecuador: Vistazo, 19/06/1997) c. No niego de que el arte de hacer pan es algo ‘mágico’, sin duda lo es. (http://lasbuenasmigas.blogspot.co.uk/2013/10/dia-mundial-del-pano-la-idea-de-honrar.html [consultado el 3 de mayo de 2014])

Soñar Este es un caso más complejo y está mejor atestiguado en los corpus, según los cuales la variante [+PREP_QUE] con con aparece por primera vez en el siglo XIX (9a). Hay, sin embargo, muchos casos de soñar con la variante [-PREP_QUE] a partir del siglo XIV (9b), y esta es la variante mayoritaria que persiste hasta hoy (tabla 2). También aparece otra variante [+PREP_QUE] con en en el siglo XIX (9c). (9)

a. Yo estoy soñando con que Periquito hable y diga gracias (CdE, 1864: Juan Valera (1824–1905), Pepita Jiménez) b. & ssera commo aquel que sueña que ha fanbre (CdE, s.XIV: Biblia romanceada judio cri…) c. Y sueño en que no interviene por cierto lo terrorífico (CdE, 1892: Rubén Darío, Cuentos)


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Tabla 2. Soñarse (con/en) que en CdE soñar con que soñar en que soñar que Total Frec. por millón de pal. % de que del total % en que del total

XIV 0 0 2 2 0.75 0.00 0.00

XV 0 0 14 14 1.60 0.00 0.00

XVI 0 0 15 15 0.84 0.00 0.00

XVII 0 0 9 9 0.67 0.00 0.00

XVIII 0 0 6 6 0.58 0.00 0.00

XIX 9 5 15 29 1.39 31.03 17.24

XX 13 0 20 33 1.61 39.99 0.00

DPD (pág. 612) acepta las tres variantes, comentando que la variante [-PREP_QUE] está asociada con registros literarios. Con este verbo, entonces, el movimiento hacia la variante [+PREP_QUE] no es muy acusado y tampoco se castiga purísticamente la variante queísta. En efecto, lo que se desprende de CREA, que tiene 109 casos de soñé que y 103 de soñó que contra solo 2 de soñé con que y 2 de soñó con que, es que la variante [-PREP_QUE] está en vías de desplazar a la variante [+PREP_QUE]. Los pocos ejemplos modernos de CREA sugieren que soñar con que está restringido a la significación de “anhelar persistentemente algo”, pero está claro que esta significación también va incluida en las funciones soñar que; lo interesante para nuestro estudio es que esta posibilidad de diferenciación semántica no ha sido lo suficientemente fuerte como para mantener vigentes a las dos variantes. 3.1.2. Con de Por un lado, como señalamos en la primera sección, los verbos cuyos complementos oracionales llevan la preposición de en su variante [+PREP_QUE] se comportan de la misma manera que los verbos que venimos comen-


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tando en §3.1.1. Exactamente como en el caso de insistir (1), el uso de la preposición de con el complemento oracional de quejarse es equiparable con su uso en complementos nominales e infinitivos (10): (10) Se quejó de que los vecinos hacían tanto ruido. (cf. Se quejó del frío. / Se quejó de tener que compartir la habitación.)

Quejarse muestra las mismas características evolutivas que insistir, o sea, la introducción de una nueva variante [+PREP_QUE] en el siglo XVI, seguida de una creciente preferencia por esta, como se muestra en la tabla 3. Tabla 3. Quejarse (de) que en CdE quejarse que quejarse de que Total Frec. por millón de pal. % de que del total

XVI 18 14 32 1.80 43.75

XVII 10 23 33 2.47 69.70

XVIII 0 26 26 2.52 100.00

XIX 1 31 32 1.54 96.88

XX 4 53 57 2.78 92.98

De es la preposición más utilizada con complementos (Moreno de Alba 2009:1333) y muchos verbos de esta clase tienen múltiples significaciones o valencias gramaticales que, además de complicar su análisis,7 inducen a pensar que puede haber interferencia o cruces de construcciones. Veamos 7

Por ejemplo, la existencia de distintas posibilidades sintácticas para el verbo olvidar comentadas más abajo necesita que los casos recuperados de CdE a base de buscar las secuencias léxicas olvid* que y olvid* de que se deben analizar de forma manual.


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ahora unos casos prácticos que demuestran otra vez la importancia de trazar la historia individual de cada verbo. Olvidar Este verbo tiene al menos tres construcciones de interés: (a) un uso transitivo con un complemento sin preposición (11a); (b) un uso pronominal con las dos variantes [+PREP_QUE] y [-PREP_QUE] (11b); (c) otro uso pronominal en el que el complemento oracional se puede considerar el sujeto del verbo (11c).8 (11) a. Había olvidado que / Lde que vivía allí. b. Se había olvidado de que / Lque tenía el diccionario de su compañero. c. Se me había olvidado que / Lde que mi madre tenía que usar gafas.

En la tabla 4 se ofrecen las estadísticas para las construcciones (11b) y (11c):

8

Los juicios normativos en (11a–c) reflejan la postura del DPD.


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Tabla 4. Olvidarse (de) que in CdE XVI olvidarse que olvidarse de que olvidársele a uno que olvidársele a uno de que Total Frec. por millón de pal. % de que del total (olvidarse) % de que del total (olvidársele a uno)

3 3 4 0 6 0.56 50.00 0.00

XVII 11 11 2 1 22 1.87 50.00 33.33

XVIII 4 9 2 0 13 1.45 69.23 0.00

XIX 13 61 2 0 74 3.65 82.43 0.00

XX 37 20 11 0 57 3.31 35.09 0.00

Estas cifras demuestran que, en cuanto a la construcción (b), las variantes [+PREP_QUE] y [-PREP_QUE] llevan coexistiendo con un peso más o menos igual desde el siglo XVI. Aunque en el siglo XIX se prefiere la variante [+PREP_QUE], en el siglo XX la variante [-PREP_QUE] va en auge, tal vez reforzada por la tendencia queísta. Nótese que el queísmo aquí no es innovación: el propio DPD (pág. 472), al recomendar que se mantenga la preposición con olvidarse (b), dice que “desde antiguo es frecuente omitir la preposición de cuando el complemento es una oración subordinada, especialmente en la lengua oral y coloquial”. Desafortunadamente, no ha sido factible establecer con base en CREA la distribución de estas variantes en la lengua actual, pero de un análisis de los ejemplos pertenecientes al siglo XX recuperados de CdE se desprende que todos (literatura, periodismo y oral) son de fuentes americanas (por ejemplo (12)); por consiguiente, el posible queísmo en este contexto será de carácter diatópico antes que diastrático. (12) No te olvides que así aumentarían la herencia del chico. (CdE, s. XX: Ricardo Ludovico Gulminelli, Fecundación fraudulenta (Argentina))


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La coexistencia de las tres construcciones de (11) se presta a la interferencia. Las construcciones (11b) y (11c) ya son muy parecidas: solo las distingue superficialmente la presencia del pronombre átono me (11c). Es más, es posible emplear olvidar transitivo (que no lleva preposición) con el se impersonal, lo que constituye otro paralelo superficial (Se olvida que vivía allí ). La distinción entre un verbo transitivo impersonal y un verbo pronominal con sujeto oculto es a veces difícil de apreciar y depende muchas veces de que el contexto discursivo provea un sujeto. Algunos casos recuperados de CdE también sugieren que cuando el verbo aparece en forma infinitiva hay una falta de transparencia notable: (13a) es un ejemplo del uso aparentemente impersonal de una forma infinitiva, pero con la variante [+PREP_QUE]. El contexto no hay que olvidarse parece ser muy propenso a este dequeísmo: CREA tiene 7 casos (2 peninsulares, 5 americanos) de esta construcción (13b). Aunque en CREA no hemos podido encontrar ningún ejemplo de una forma conjugada del verbo empleada de esta manera,9 se da en registros informales en Internet en (13c). CdE también tiene un ejemplo tempranísimo de una construcción de este tipo (13d), lo que sugiere que la posibilidad de interferencia en este contexto existe desde hace mucho tiempo. (13) a. lo que me parece completamente fuera de contexto es olvidarse de que eso es algo que está ahí hace cien años y sobre todo, mezclar los Juegos en un tema que evidentemente pues no tiene nada que ver. (CdE, s.XX: España Oral: AENT033A) 9

Según una búsqueda de las secuencias léxicas se me/te/le(s)/nos/os olvid* de que.


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b. No hay que olvidarse de que Juan José Lucas sigue siendo presidente regional del PP (CREA, 2001: El Norte de Castilla, 19/06/2001, España (Valladolid)) c. Al momento de subirse al auto, muchos automovilistas presentan conductas arrogantes y se les olvida de que existen peatones, ciclistas e incluso otros conductores a su lado (Chile, http://www.automovilclub. cl/noticias/posts/decalogo-buen-conductor [consultado el 4 de mayo de 2014]) d. Con el dolor que sentí al punto se me olvidó de que padre me engendró, como de madre salí. (CdE, 1600: Guillén de Castro (1569– 1631), El nacimiento de Montesinos)

Alegrar De forma similar, alegrar tiene dos construcciones principales: (a) un verbo pronominal (14a) cuyo complemento se construye con la preposición de, y (b) un verbo causativo cuyo complemento oracional sirve de sujeto (14b) y no lleva preposición. Se observa que en estas dos frases, que se aproximan bastante desde el punto de vista semántico, el beneficiario de alegría (Juan) es sujeto sintáctico de (14a) pero complemento indirecto de (14b). (14) a. (Juan) se alegra de que / Lque su amigo haya aprobado. b. (A Juan) le alegra que / Lde que su amigo haya aprobado.

En CdE, la primera construcción viene atestiguada con la variante [+PREP_QUE] desde el siglo XVI (15a) y, aparte de un ligero retroceso en


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el siglo XVIII, [+PREP_QUE] parece ser la variante preferida a partir de su aparición. En comparación con olvidarse (tabla 4), la extensión de [-PREP_ QUE] alegrarse en el siglo XX es menor, pero la variante [-PREP_QUE] sí que se mantiene y el siglo XX cuenta con ejemplos de alegrarse con [-PREP_QUE] tanto en el español peninsular como en el español de América, en su mayoría provenientes de textos orales (15b). Esto sugiere que también en el caso de alegrarse el queísmo no es innovación, sino que se trata del mantenimiento de la antigua variante [-PREP_QUE], que tiene antecedentes en el siglo XIV (15c). Esta impresión de la extensión relativamente restringida de [-PREP_QUE] con alegrarse está confirmada por los datos de CREA, que ofrece 78 casos de la variante [+PREP_QUE] frente a 6 de [-PREP_QUE];10 estos son todos de fuentes americanas, lo que sugiere que [-PREP_QUE] es una variante diatópica. Hay otras diferencias entre los dos verbos. Alegrar, a diferencia de olvidar, carece de un uso transitivo que corresponda al de (11a): *Juan alegra que su amigo haya aprobado es inaceptable. Tampoco tiene una construcción correspondiente a la de olvidar en (11c): *Se me alegró que estuvieran mis padres también resulta inaceptable. La construcción causativa de alegrar en (14b) está atestiguada por primera vez en el siglo XVII (15d) y es siempre una variante minoritaria. No delata ninguna tendencia hacia el dequeísmo; no hemos podido encontrar casos convincentes ni en CREA ni en Internet. Concluimos, por lo tanto, que, a pesar de una potencial coincidencia entre las dos construcciones de alegrar, la mayor transparencia sintáctica de este verbo no crea inestabilidad en la variable (PREP_QUE), lo que tal 10

Según una búsqueda de las secuencias léxicas se alegr* (de) que.


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vez haya frenado la extensión de [-PREP_QUE] con alegrarse en comparación con la de olvidarse. Las estadísticas recogidas se ofrecen en la tabla 5. (15) a. empero no sabré decir cuánto me alegré de que se alzasen ello (CdE, 1581: Mateo Alemán (1547–1615), Guzmán de Alfarache) b. me alegro que me hayas dado la oportunidad de decirlo (CdE, s.XX: Habla culta: San Juan (PR)) c. E deues saber que non los deues entrecauar. njn estercolar / Ante se alegran que aya yeruas açerca dellos. (CdE, s.XIV: Paladio; tr. Anónimo, De re rustica; Tratado de Agricultura.) d. me alegra que sea tal la señora, que yo parecerlo pueda (CdE, 1644: Agustín Moreto (1618 –1669), Lo que puede la aprehensión)

Tabla 5. Alegrarse (de) que en CdE11 alegrarse de que alegrarse que alegrarle a uno que Total Frec. por millón de pal. % de que del total

11

XIV 0 2 0 2 0.75 0.00

XV 0 1 0 1 0.11 0.00

XVI 7 3 0 10 0.56 70.00

XVII 12 7 4 24 1.80 50.00

XVIII 8 15 0 27 2.62 29.63

XIX 64 31 2 106 5.09 60.38

XX 18 8 6 33 1.61 54.55

Hay algunos casos de alegrar recuperados del CdE sin sujeto explíci to, que podría ser de primera o de tercera persona, y con un complemento pronominal de primera persona (p.ej. A veces me alegraba que no lo hiciera por algún tiempo (CdE, s.XX: Ernesto Sábato, Sobre héroes y tumbas)), en los que es imposible saber si se trata de una construcción personal o impersonal (si se admite la posibilidad de queísmo con el verbo pronominal). Tales ejemplos quedan excluidos de nuestras estadísticas.


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3.2. Complementos de sustantivos que son nominalizaciones de verbos cognitivos o de adjetivos (PREP_QUE) también sirve como variable en los complementos de sustantivos que se pueden considerar nominalizaciones de verbos cognitivos o de adjetivos: estos sustantivos pueden estar relacionados morfológicamente con sus verbos o adjetivos correspondientes (16a–b) o bien se refieren a una actividad del mismo tipo (16c): (16) a. La creencia de que el nivel del paro es culpa de los banqueros (cf. Juan cree que el nivel del paro es culpa de los banqueros) b. La posibilidad de que vaya a llover (cf. Es posible que vaya a llover) c. La teoría de que los seres humanos tuvieron su origen en África (cf. Teorizó que los seres humanos tuvieron su origen en África)

Al igual que los complementos de los verbos estudiados en §3.1, de no es la única preposición en participar en esta construcción; las nominalizaciones deverbales suelen seleccionar la misma preposición que el verbo correspondiente (17). (17) La invitación a que se sentaran (cf. El presidente les invitó a sentarse)

Pero el uso de de se extiende a las nominalizaciones cuyo verbo correspondiente no lleva ninguna preposición en su complemento (18a–b). Es más, la asociación entre [+PREP_QUE] y el complemento de una nomina-


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lización es tan fuerte que la norma moderna dicta que el complemento oracional de cualquier sustantivo deba incluir una preposición, siendo de la preposición por defecto. Por consiguiente, el uso de de que en este contexto contribuye enormemente a su frecuencia. Se ha planteado la hipótesis (véase, por ejemplo, Bogard y Company 1989:269) de que el uso de de que con los complementos oracionales de sustantivos esté motivado por la necesidad de distinguirlos de las oraciones relativas, evitando así la ambigüedad; pero el hecho de que hay muchas lenguas (incluyendo el francés y el inglés) en las que no se hace este tipo de distinción superficial y la dificultad de encontrar, por no decir inventar, casos convincentes de ambigüedad potencial, le restan credibilidad como hipótesis causal. Lo más probable es que se trate de una generalización analógica de [+PREP_ QUE] a todos los complementos oracionales de sustantivo. (18) a. Su deseo de que / Lque no haya violencia (pero Desea que no haya violencia) b. En la esperanza de que / Lque llueva (pero Esperamos que llueva)

Sin embargo, a pesar de la postura purista moderna, los siguientes casos prácticos dejan claro que desde el siglo XVI hay variación entre la presencia y ausencia de de en los complementos oracionales de sustantivos. Esperanza La complementación [+PREP_QUE] con esperanza empieza a finales del siglo XV, alcanza una frecuencia significativa en el siglo XVI (19a) y a partir


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del siglo XVII ya es mayoritaria (tabla 6). Aunque la complementación [-PREP_QUE] todavía no ha desaparecido del todo, un análisis de los casos recuperados del CdE sugiere que la ausencia de de está asociada con un registro informal del español de América: los 8 casos del siglo XX son todos de fuentes americanas (por ejemplo 19b); es tal vez significativo también que, en la mayoría de estos, esperanza sirve de complemento de tener o de un verbo semejante, o sea, una expresión equivalente al verbo esperar, cuyo complemento oracional no lleva preposición: (19) a. Así que hay fama pública, como la tuvieron aquellos españoles, de haber escondido los indios infinito tesoro en lagos, cuevas y en montañas sin que haya esperanza de que se pueda cobrar. (CdE, 1578. El Inca Garcilaso de la Vega (1539–1616), Comentarios reales) b. No; yo siempre tengo la esperanza que todos estos poetas, oye, que están… han estado durante tanto tiempo como en el anonimato, oye, se les descubra de nuevo, como a Vicente Huidobro, que se… se le ha tenido tan olvidado (CdE: Habla Culta: Santiago: M42)

Tabla 6. Esperanza (de) que en CdE esperanza que esperanza de que Total Frec. por millón de pal. % de que del total

XV 43 2 45 5.14 4.44

XVI 111 51 162 9.11 31.48

XVII 20 69 89 6.66 77.53

XVIII 8 81 89 8.62 91.01

XIX 8 185 193 9.27 95.85

XX 8 139 147 7.16 94.56


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Posibilidad Se da un análisis cuantitativo en la tabla 7. No hay ejemplos en CdE de posibilidad con complemento oracional antes del siglo XVIII. Antes del siglo XX, solo está atestiguada la variante [+PREP_QUE], que sigue siendo mayoritaria en el siglo XX, cuando experimenta una expansión notable. Tabla 7. Posibilidad (de) que en CdE posibilidad que posibilidad de que Total Frec. por millón de pal. % de que del total

XVIII 0 11 11 0.97 100.00

XIX 0 43 43 2.07 100.00

XX 14 376 390 18.99 96.41

Mientras que las cifras correspondientes a posibilidad confirman las observaciones de Bogard y Company (1989:269), según quienes la variante [+PREP_QUE] se empleaba casi exclusivamente entre la segunda mitad del siglo XVII y mediados del siglo XX, las correspondientes a esperanza demuestran que en este caso la existencia de la variante [-PREP_QUE] nunca se interrumpió. Las cifras también nos enseñan que los sustantivos analizados favorecen la variante [+PREP_QUE] en mayor grado que los verbos y que la tendencia queísta es menos fuerte en los complementos de sustantivos (esperanza también manifiesta esta característica, a pesar de haber mantenido más enérgicamente la variante [-PREP_QUE]. También cabe destacar que la complementación de nominalizaciones y sustantivos afines no se presta a la interferencia, a diferencia de los verbos.


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3.3. Expresiones verbales con sustantivos y adjetivos Los sustantivos y adjetivos participan en expresiones más complejas que también admiten complementación. La situación es semejante a la de los verbos examinados en §3.1: la variante [+PREP_QUE] como complementizador es paralela al uso de una preposición con complementos nominales e infinitivos: (20) a. Se dio cuenta de que no iba a recuperarse. (cf. No se dio cuenta de mi ausencia, No se dio cuenta de haberlo hecho) b. Era muy consciente de que no tenía nada que contribuir al debate. (cf. Era muy consciente de su importancia, Era muy consciente de no ser capaz de hacerlo)

Muchas de estas expresiones tienen una frecuencia muy baja en los corpus: por ejemplo, en CdE y CORDE solo hay casos de ser/estar consciente (de) que en el siglo XX.12 Pero las estadísticas establecidas a base de CdE cuadran con lo que se viene presentando como la distribución normal: hay 146 casos de la variante [+PREP_QUE] frente a 18 de [-PREP_QUE], y de estos últimos, 15 son de fuentes americanas. Se da a continuación un análisis de un caso bastante complejo, en el que la coexistencia a nivel superficial de varias construcciones bastante parecidas plantea la posibilidad de la interferencia mutua. Se trata de las 12

CdE tiene ejemplos aparentes de Luis de Molina (1535–1600), Tratado sobre los préstamos y la usura (1568), pero se trata de una traducción moderna al español de un original latino.


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expresiones basadas en el sustantivo cuenta (tablas 8–11). De estas, se podría esperar que tres (darse cuenta, caer (en) la cuenta and hacer(se) (la) cuenta) favorecieran la variante [+PREP_QUE] que corresponde a sus complementos nominales e infinitivos (véanse los ejemplos de darse cuenta dados más arriba en 20a), y que otra, tener en cuenta, prefiriera la variante [-PREP_QUE], según los paralelos ilustrados en (21). (21) No había tenido en cuenta que tendría que estudiar. (cf. Tenía en cuenta la necesidad de estudiar. / No había tenido en cuenta tener que estudiar)

La investigación de estas expresiones es problemática no solo por su gran número sino también por sus cambios de frecuencia, ya que ninguna es constante en la historia del idioma. Darse cuenta (tabla 8), que es en mucho la expresión más frecuente del siglo XX, está escasamente atestiguada antes del siglo XIX; sin embargo, la expresión no reflexiva dar cuenta (de algo a alguien) se conoce a partir del siglo XVI y ocurre mayoritariamente con la variante [+PREP_QUE] (22a). Hasta el siglo XIX, caer en la cuenta (tabla 9), que parece casi sinónimo al moderno darse cuenta, es más frecuente que este, y demuestra a partir del siglo XVIII una preferencia marcada por la variante [+PREP_QUE]: un ejemplo típico, del siglo XIX, cuando esta expresión está en su auge, es (22b). Darse cuenta tiene propiedades parecidas y se puede considerar el sucesor léxico de caer en la cuenta: todos los ejemplos decimonónicos se construyen con la variante [+PREP_QUE] (22c).


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(22) a. –Pues si esso es assí –dixo don Leandro–, yo le voy a dar cuenta de que está aquí a quien buscamos. (CdE, 1616: Alonso de Castillo Solórzano (1584 –1648), Lisardo enamorado) b. Sí, la vida todavía guardaba para ella un porvenir sustancioso; ahora caía en la cuenta de que no había sido antes bastante egoísta. (CdE, s.XIX: Leopoldo Alas, Su único hijo) c. Y luego, se dan cuenta de que les ha robado varias piezas del motor. (CdE, s.XIX: Rubén Darío (1867–1916), El modernismo)

En el siglo XX hay una expansión masiva de darse cuenta, y aunque [+PREP_QUE] sigue siendo la variante mayoritaria, [-PREP_QUE] vuelve a establecerse de manera decisiva: este parece ser un caso claro de queísmo, ya que [-PREP_QUE] había dejado de figurar en los siglos XVIII y XIX. En CREA, hay 32 casos peninsulares y 197 casos americanos de se dio cuenta que, lo que demuestra otra vez la preferencia americana por [-PREP_QUE]. Hacer cuenta (tabla 11) tiene una frecuencia alta en los siglos XVI y XVII y está todavía vigente en el siglo XIX, aunque para entonces habría entrado en declive; esta expresión sigue favoreciendo la variante [-PREP_QUE] (23), incluso en sus pocas manifestaciones del siglo XX, que son todas de fuentes americanas. En este caso, por lo tanto, no es verosímil hablar de un queísmo reciente, sino del mantenimiento de un arcaísmo. (23) y si la mi hija está aún soltera, haz cuenta que eres ya yerno mío (CdE, 1854: Antonio de Trueba (1819–1889), Cuentos del hogar)


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Pero es sorprendente la tenacidad de [-PREP_QUE] si se tiene en cuenta la presencia constante de de con complementos nominales e infinitivos (24a-b). (24) a. haciendo cuenta de los pocos españoles que habían ido cuando la prisión del cacique y los muchos que iban en aquella salida (CdE, 1600. Pedro Simón, Noticias historiales de las conquistas de Tierra Firme en las Indias Occidentales) b. haciendo cuenta de recebir a un labrador vecino suyo, que era pobre y con hijos, pero muy a propósito para el oficio escuderil de la caballería (CdE, 1582. Miguel de Cervantes Saavedra (1547–1616), Don Quijote de la Mancha)

Esta falta de coherencia tal vez se deba a una falta de transparencia en la propia expresión. En primer lugar, aunque hacer cuenta parece tener el mismo sentido que darse cuenta, no se empleaba al principio (siglos XVI y XVII) con pronombre reflexivo (e incluso en los siglos XVIII y XIX la forma reflexiva constituye una minoría de los casos). Segundo, en contraste con dar, que tiene una estructura argumental muy clara de complemento directo e indirecto que siempre atribuye a cuenta el papel de complemento directo y al pronombre reflexivo el papel de complemento indirecto, hacer es menos transparente por su polivalencia. Además de estas consideraciones, la transparencia de hacer(se) cuenta se ve comprometida aun más cuando aparece en el siglo XIX la construcción hacer de cuenta (25), que solo emplea la variante [-PREP_QUE], (quizás por evitar la repetición de la preposición de).


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(25) Esta desgracia hace que no haya exportación de ninguna obra impresa aquí; porque haz de cuenta que mi obrita, ya impresa y encuadernada, tiene de costo por lo menos ocho o diez pesos (CdE, s.XIX: José Joaquín Fernández de Lizardi (1776 –1827), Periquillo Sarniento)

No parece demás arriesgado, por lo tanto, proponer que la mayor transparencia de darse cuenta, que es siempre reflexivo en su sentido de “percatarse de, comprender”, favorece su expansión y preferencia por la variante [+PREP_QUE] en los siglos XIX y XX, aunque, como ya hemos visto, también participa en el queísmo moderno. Tener en cuenta, cuyo complemento es el complemento directo de tener (cf. tener algo en cuenta), se atestigua a partir del siglo XVI (un competidor potencial, tomar en cuenta, no alcanza una frecuencia significativa hasta el siglo XX: los casos son mayoritariamente americanos). Tener en cuenta se construyó exclusivamente con la variante [+PREP_QUE] hasta el siglo XX, cuando parece experimentar, al igual que tomar en cuenta, el dequeísmo (26a–b, y hay muchos más ejemplos en Internet). (26) a. Porque tenemos que tener en cuenta de que la caza, en definitiva, no es sino una lucha entre el cazador y el animal […] (CdE, s.XX: Habla culta: Sevilla: M12) b. sin tomar en cuenta de que son víctimas de una vulgar estafa (CREA, 1999: El Universal (Venezuela), 06/04/1999)


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Tabla 8. Dar(se) cuenta (de) que en CdE XVI dar cuenta que darse cuenta que dar cuenta de que darse cuenta de que Total Frec. por millón de pal. % de que del total

2 4 3 5 14 0.79 57.14

XVII 1 1 11 4 17 1.27 88.24

XVIII 0 0 0 0 0 0.00 n/a

XIX 0 0 3 45 48 2.31 100.00

XX 0 326 18 729 1073 52.24 69.92

Tabla 9. Caer en la cuenta (de) que en CdE XVI caer en la cuenta que caer en cuenta que caer en la cuenta de que caer en cuenta de que Total Frec. por millón de pal. % de que del total

4 0 10 0 14 0.79 71.43

XVII 7 0 3 0 10 0.75 30.00

XVIII 0 1 4 1 6 0.58 83.33

XIX 0 0 61 0 61 2.93 100.00

XX 0 1 26 1 28 1.36 96.43

Tabla 10. Tener en cuenta (de) que en CdE tener en cuenta que tener en cuenta de que tomar en cuenta que tomar en cuenta de que Total Frec. por millón de pal. % de que del total

XVI 11 0 0 0 11 0.62 0.00

XVII 3 0 0 0 3 0.22 0.00

XVIII 2 0 0 0 2 0.19 0.00

XIX 162 0 2 0 164 7.88 0.00

XX 107 1 15 1 124 6.04 1.61


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Tabla 11. Hacer(se) cuenta (de) que en CdE hacer cuenta que hacer cuenta de que Total Frec. por millón de pal. % de que del total hacer de cuenta que hacer de cuenta de que Total Frec. por millón de pal. % de que del total hacer la cuenta que hacer la cuenta de que Total Frec. por millón de pal. % de que del total hacerse cuenta que hacerse cuenta de que Total Frec. por millón de pal. % de que del total hacerse la cuenta que hacerse la cuenta de que Total Frec. por millón de pal. % de que del total

XVI 168 0 168 9.45 0.00 0 0 0 0.00 n/c 0 0 0 0.00 n/c 0 0 0 0.00 n/c 0 0 0 0.00 n/c

XVII 124 6 130 9.73 4.62 0 0 0 0.00 n/c 0 0 0 0.00 n/c 0 0 0 0.00 n/c 0 0 0 0.00 n/c

XVIII 24 5 29 2.81 17.24 0 0 0 0.00 n/c 3 8 8 1.07 72.73 2 2 4 0.39 50.00 0 18 18 1.74 100.00

XIX 24 3 27 1.30 11.11 3 0 3 0.14 0.00 1 0 1 0.05 0.00 9 9 18 0.86 50.00 1 4 5 0.24 80.00

XX 3 0 3 0.15 0.00 6 0 6 0.29 0.00 0 0 0 0.00 n/c 0 0 0 0.00 n/c 0 0 0 0.00 n/c


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3.4. Conjunciones de subordinación En las conjunciones cuyo núcleo es un sustantivo (a condición de que (27a), a pesar de que, a cambio de que, en lugar de que, con el objeto de que, a fin de que, etc.) se incluye el de que es propio de la preposición compleja correspondiente y aparece obligatoriamente antes de un complemento nominal o infinitivo (27b): (27) a. […] usted puede volver hacia atrás, al pasado, a condición de que todas las cosas que necesite que estén en el pasado se encuentren en la máquina […]. (CdE, s.XX: ABC (España)) b. […] sólo queda una esperanza: que la dirección del Liceo les mantenga en su puesto a condición de trabajar en las labores de desescombro […]. (CdE, s.XX: ABC (España))

Aunque se pueda pensar que el comportamiento sintáctico de las conjunciones es un fenómeno ajeno a la complementación oracional de verbos y sustantivos por tratarse de una categoría gramatical distinta, llama la atención que estas conjunciones parecen seguir una misma trayectoria histórica muy parecida en cuanto a la variable (PREP_QUE) (tablas 12–15): el uso de la variante [+PREP_QUE] empieza en el siglo XVI, y desde el siglo XIX, siglo en el que estos elementos también se hacen más frecuentes, ya es predominante. Determinadas conjunciones (a pesar (de) que, tabla 13) son propensas al queísmo, pero en general hoy en día la tendencia hacia el queísmo parece menos fuerte que con verbos y sustantivos (esto se nota especialmente en el caso de a fin (de)


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que (tabla 15), que aunque ha mantenido una frecuencia muy alta con una presencia apreciable de la variante [-PREP_QUE], en el siglo XX esta variante ha seguido disminuyendo).

Tabla 12. A condición (de) que en CdE a condición que a condición de que Total Frec. por millón de pal. % de que del total

XVI 10 3 13 0.73 23.08

XVII 1 0 1 0.07 0.00

XVIII 1 3 4 0.39 75.00

XIX 1 67 68 3.27 98.53

XX 1 21 22 1.07 95.45

Tabla 13. A pesar (de) que en CdE XVI a pesar que a pesar de que Total Frec. por millón de pal. % de que del total

2 54 56 3.15 96.43

XVII 1 10 11 0.82 90.91

XVIII 0 8 8 0.77 100.00

XIX 10 226 236 11.33 95.76

XX 43 1058 1101 53.60 96.09

Tabla 14. A cambio (de) que en CdE XVI a cambio que a cambio de que Total Frec. por millón de pal. % de que del total

0 1 1 0.06 100.00

XVII 0 0 0 0.00 n/c

XVIII 0 0 0 0.00 n/c

XIX 0 3 3 0.14 100.00

XX 1 22 23 1.12 95.65


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Tabla 15. A fin (de) que en CdE a fin que a fin de que Total Frec. por millón de pal. % de que del total

XIV 11 0 11 4.12 0.00

XV 69 2 71 8.12 2.82

XVI 40 82 122 6.86 67.21

XVII 7 27 34 2.55 79.41

XVIII 14 313 327 31.67 95.72

XIX 4 592 596 28.62 99.33

XX 1 82 83 4.04 98.80

Con tal (de) que (tabla 16), aunque también empieza a emplearse con la variante [+PREP_QUE] en el siglo XVI, en paralelo con la preposición con tal de (28a), se distingue de otras conjunciones complejas por mantener en vigor la variante [-PREP_QUE], que predomina hasta el siglo XIX antes de decaer (28b–c son ejemplos modernos de las dos variantes). El motivo de una preferencia tan tardía por [+PREP_QUE] es difícil de explicar, pero notamos que el uso del infinitivo con con tal de tiene una frecuencia muy baja hasta el siglo XIX, cuando parece cobrar fuerza (59 casos para el siglo XIX y 75 para el siglo XX, según CdE); es posible entonces que la restitución de [+PREP_QUE] con con tal (de) que corresponda a la mayor frecuencia del complemento infinitivo. (28) a. A cualquier parte de la tierra hubiera ido con tal de estar a tu lado (CdE, s.XX: Paul Perez, adaptado por Enrique Jardiel Poncela, La melodía prohibida) b. Yo lo que quiero saber es si puedo hacer algo por él, con tal que no me comprometa. (CdE, s.XX: Luis Martín Santos, Tiempo de silencio) c. Las cosas les iban bien con tal de que fueran buenos en los deportes. (CdE, s.XX: ABC (España))


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Tabla 16. Con tal (de) que en CdE con tal que con tal de que Total Frec. por millón de pal. % de que del total

XIII XIV 7 1 0 0 7 1 0.99 0.37 0.00 0.00

XV 28 0 28 3.20 0.00

XVI XVII XVIII 326 46 131 8 2 9 334 48 140 18.79 3.59 13.56 2.40 4.17 6.43

XIX XX 298 9 111 36 409 45 19.64 2.19 27.14 80.00

El caso de a menos (de) que (tabla 17) es aun más sorprendente. A pesar de que la preposición compleja a menos de siempre incluye la preposición con sustantivos e infinitivos (29a), la conjunción no ha favorecido en nada la variante [+PREP_QUE]: (29b), con [-PREP_QUE], es normal, mientras que (29c) es uno de los muy escasos ejemplos de [+PREP_QUE] presentes en CdE. Tampoco hay indicaciones de una distribución diatópicamente acondicionada: CREA cuenta con 47 casos de a menos de que, de los que el 34.04% son peninsulares, frente a 1299 casos de a menos que, de los que el 41.19% son peninsulares: se ve que la diferencia distribucional entre las dos variantes no es significativa. La frecuencia del infinitivo con a menos de ha decaído en el siglo XX (CdE tiene 28 casos para el siglo XVIII, 39 para el siglo XIX, y solo 6 para el siglo XX). (29) a. ¿Y por qué se llamaba jardín, a menos de imaginar los jardines de pedrerías de las fábulas orientales? (CdE, s.XX: Julio Cortázar, Rayuela) b. no se podía disponer de ese vehículo a menos que no se pagara la multa (CdE, s.XX: Habla culta, San Juan (PR)) c. “Existen pocas posibilidades de que nada de eso suceda, a menos de que la FIFA quiera pagar mucho dinero”, advierte Lenz. (CdE, s.XX: Diario de Yucatán)


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Tabla 17. A menos (de) que en CdE a menos que a menos de que Total Frec. por millón de pal. % de que del total

XIII XIV XV XVI XVII XVIII XIX 22 4 7 11 7 63 149 0 0 1 0 0 7 10 22 4 8 11 7 70 159 3.11 1.50 0.91 0.62 0.52 6.78 7.64 0.00 0.00 12.50 0.00 0.00 10.00 6.29

XX 166 4 170 8.28 2.35

Es difícil decir por qué con tal (de) que y a menos (de) que rechazan la tendencia general al uso de la preposición. Tal vez sea porque su núcleo no es un sustantivo: como ya vimos en §3.2, son los sustantivos que tienen la asociación más fuerte con la variante [+PREP_QUE]. Tampoco tienen una relación semántica obvia con tal y menos: es posible que esta falta de transparencia les permitiera un mayor grado de gramaticalización que las independizara de su preposición correspondiente. Finalmente vamos a examinar las conjunciones temporales antes (de) que y después (de) que, cuyo núcleo tampoco es sustantival sino adverbial. Estas conjunciones son frecuentísimas en todos los siglos. Las estadísticas dadas en las tablas 18 y 19 nos muestran que la introducción de la variante [+PREP_ QUE] fue muy temprana (el siglo XIV en el caso de después (de) que (30)). (30) E porende lo que quesierdes que sea poridat, non lo digades a ninguno, ca despues de que dicha fuere non sera ya todo en vuestro poder (CdE, s.XIV, Libro del Caballero Zifar)

Así como en el caso de con tal (de) que, la variante [+PREP_QUE] solo ha llegado a predominar en el siglo XX y la variante [-PREP_QUE] sigue


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mayoritaria hasta el siglo XIX; estas conjunciones temporales parecen ir a la zaga de las conjunciones basadas en sustantivos. Otra particularidad de las conjunciones temporales es que es más problemático establecer un paralelismo entre el uso de la variante [+PREP_QUE] con complementos oracionales y complementos nominales e infinitivos. Aunque hay preposiciones complejas correspondientes que se forman con de, antes/después que también se emplean con complementos nominales cuando estos se pueden interpretar como una elipsis de una oración temporal (31a–b); es más, hay muchos ejemplos de coincidencia entre antes/después que y antes/ después de (31c). (31) a. […] se había ido muy pocos años antes que yo a Estados Unidos (CdE: Habla culta, La Paz, M23) = antes (de) que yo me fuera a Estados Unidos b. […] porque tus compañeros de la Audiencia de Cádiz se han ido dos días después que tú (CdE: España oral: CCON035A) = después (de) que tú te hayas ido c. Entiendo yo que mi suegra nació en la época que dice Teresa, más o menos, ocho años después de ella (CdE, s.XX: Habla culta, La Paz, M28) = después (de) que ella naciera

Antes que también se emplea en el sentido de prioridad preferencial (32a), que coexiste con el de prioridad temporal (32b) desde la lengua medieval:


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(32) a. Et en quantas vezes el estos grandes fechos fizo en tantas vezes lo llamaron enperador antes que cauallero. (CdE, s.XIII: General estoria, V) (prioridad preferencial) b. lo al es patrimonio quoando el auuelo muere antes que padre o madre (CdE, s.XIII: Fuero general de Navarra) = antes que muera el padre o la madre (prioridad temporal, elipsis de una cláusula temporal)

Con complementos infinitivos, en cambio, antes que parece estar reservado al sentido de prioridad preferencial (33a), mientras que antes de denota la prioridad temporal (33b): (33) a. Et desi tornaron todos como omnes que auien sabor de morir antes que ser uençudos. (CdE, s.XIII: Estoria de España, II) b. E deuen les fazer lauar las manos antes de comer (CdE, s.XIII: Siete partidas)

Todo lo expuesto indica que la distinción entre las preposiciones complejas antes/después de y antes/después que no es muy nítida y que, como consecuencia, el paralelo entre conjunción y preposición puede resultar más borroso que en otros casos que venimos comentando. Es posible también que la existencia de antes/después que como preposiciones complejas impidiera el progreso de la variante [+PREP_QUE] con las conjunciones correspondientes.


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Tabla 18. Antes (de) que con valor temporal en CdE13 XIII XIV XV XVI XVII XVIII XIX antes que 346 219 765* 3255* 1767* 675* 864* antes de que 0 0 2 73 24 28 557 Total 346 219 767 3328 1791 703 1421 Frec. por millón de pal. 48.88 82.09 87.68 187.23 134.10 68.09 68.24 % de que del total 0.00 0.00 0.26 2.19 1.34 3.98 39.20

XX 192 1148 1340 65.24 85.67

Tabla 19. Después (de) que en CdE XIII XIV XV XVI después que 3375 1861 2508 3101 después de que 0 5 3 37 Total 3375 1866 2511 3138 Frec. por millón de pal. 476.75 699.45 287.04 176.54 % de que del total 0.00 0.27 0.12 1.18

XVII XVIII XIX XX 1231 964 954 391 13 8 31 677 1244 972 985 1068 93.15 94.15 47.31 52.00 1.05 0.82 3.15 63.39

4. DEQUEÍSMO: LA SEGUNDA OLEADA Es imposible ofrecer un análisis detallado de lo que denominamos la segunda oleada de dequeísmo, ya que se trata de un proceso relativamente reciente que todavía no está plenamente atestiguado en los corpus históricos. Sin embargo, podemos destacar algunas de sus características. Primero, se trata tan solo de la inserción de la preposición de y no de otra preposición (el proceso que acabamos de comentar en §3 fue más general, 13

Debido al número tan elevado de casos, las cifras marcadas con * corresponden a las cifras proyectadas con base en un análisis de los 500 primeros casos en recuperarse.


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afectando a varias preposiciones, si bien es verdad que de es la preposición más frecuente). En efecto, en el dequeísmo moderno de incluso puede sustituir a otra preposición: (34)

LMe

he fijado de que su fecha de reproduccion es a partir de mayo a diciembre (http://www.tortuamigos.com/viewtopic.php?f=22&p=121547 [consultado el 29 de abril de 2014]) (= me he fijado en que… Cf. LMe fijé de que llevaba corbata, citado por DPD (pág. 215); ejemplos de este tipo de dequeísmo con fijarse ni siquiera están atestiguados en CREA)

Segundo, en el dequeísmo moderno se emplea de con complementos oracionales aun cuando los complementos nominales e infinitivos correspondientes no requieran preposición: (35) a. La madre afirma (Lde) que la maestra le fracturó un brazo a su hijo (https://twitter.com/TraficologoC4/status/253955834474795008, [consultado el 28 de abril de 2014]) cf. El testigo afirmó (*de) la verdad de su declaración b. La propia Presidenta Bachelet tiene una lógica pragmática, positiva y creativa y, en ese sentido, es posible (Lde) que en seis u ocho meses más se pueda retomar el diálogo. (http://diario.latercera. com/2014/02/15/01/contenido/reportajes/25-157903-9-con-bachelet-es-posible-que-en-seis-u-ocho-meses-se-retome-el-dialogo-con. shtml, [consultado el 28 de abril de 2014]) cf. Es posible (*de) retomar el diálogo


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(El mismo artículo tiene el titular Con Bachelet es posible que en seis u ocho meses se retome el diálogo con Bolivia)

Hay varios motivos que pueden explicar el dequeísmo moderno. El primero es otra vez la analogía superficial. Como ejemplo veamos (36a), sancionado por DPD, en la que de que sirve de complementizador en una frase ecuacional donde, en principio, no hay ningún motivo para emplear de.14 La asociación superficial entre intención y un complemento oracional introducido por de que se da en (36c), donde de que se emplea correctamente; también sería posible considerar que (36a) es una elipsis de la estructura, artificial y torpe, pero teóricamente posible, representada en (36d).15 (36) a. Mi intención es (Lde) que participen todos (DPD, pág. 215) b. Mi intención no es hablar de la Navidad, […]. Mi intención es (Lde) hablar en Adviento […]. (http://comunidades.laopiniondemalaga.es/ blogs/javier_cebreros/no_venia_hablar_de_la_navidad_pero-5656. html, consultado el 28.4.2014) c. Tengo la intención de que participen todos. d. Mi intención es una intención de que participen todos. 14

Observamos de paso que también hay una tendencia de interponer un de antes de un complemento infinitivo en este mismo contexto (36b), lo que no ha atraído la misma atención por parte de los puristas. 15 Mollica (1991:270) aboga por la analogía entre los complementos de sustantivos que aparecen en expresiones complejas (p.e. tengo la creencia de que) y los verbos correspondientes (Lcreo de que).


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Otro contexto semejante que se presta al dequeísmo moderno es un complemento oracional sujeto pospuesto al verbo (37a); compárese también (35b) más arriba. Ya hemos comentado en §3.2 la falta de paralelismo entre el sustantivo (posibilidad ) y el adjetivo (posible) que fue consecuencia de la generalización de la variante [+PREP_QUE] a los complementos de sustantivos; la introducción de de en (37a) restablece en cierto modo esta relación (cf. (37a) y (37b)). (37) a. Es muy posible (Lde) que nieve mañana (DPD, pág. 214) b. Existe la posibilidad de que nieve mañana

En cuanto a los complementos de verbos declarativos como afirmar (35a), cabe señalar que en el español moderno hay varios verbos en los que las dos variantes de (PREP_QUE) están admitidas normativamente: advertir, avisar, dudar e informar. En (38) se dan ejemplos de avisar): (38) a. Avisaron al embajador de que el presidente había llegado. b. Te aviso que me estoy cansando de tus impertinencias (DPD, pág. 78)

Aunque con estos verbos la preposición se emplea también con complementos nominales, se puede pensar que la posibilidad de que también se construyan con la variante [-PREP_QUE] cree un modelo analógico para otros verbos afirmativos. El segundo motivo para el dequeísmo es la hipercorrección. Ya hemos visto abundantes ejemplos del llamado queísmo en el español del siglo XX (y, concretamente, en los complementos de posibilidad, donde hemos


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constatado un resurgimiento de la variante [-PREP_QUE] en el siglo XX). Con base en la evidencia de los corpus, sobre todo CREA, que da testimonio de un queísmo firmemente establecido, parece claro que el queísmo es anterior al segundo dequeísmo, que apenas se atestigua en los corpus, ni siquiera en CREA. Por lo tanto, hay razones de sobra para creer que el dequeísmo moderno puede marcar una reacción frente al creciente queísmo, o sea, una hipercorrección. Por ejemplo, frente a una situación en la que los hablantes son conscientes de que de tiende a suprimirse en los complementos oracionales de adjetivos (39a), se comprende fácilmente que se introduzca de en los complementos superficialmente semejantes donde el complemento oracional tiene la función de sujeto (39b). (39) a.

LEstoy

seguro que llegaremos tarde. → Estoy seguro de que llegaremos tarde. b. Es posible que lleguemos tarde. → LEs posible de que lleguemos tarde.

Los paralelismos que acabamos de describir sugieren que un tercer factor puede entrar en juego en el dequeísmo moderno, a saber, el reanálisis. Parece que las expresiones verbales complejas (véase §3.3) son especialmente propensas a este proceso. Las frases (40a) y (40b) tienen un paralelismo superficial en la identidad léxica de su verbo (dar), el pronombre átono (me), la presencia de un complemento nominal de dar y la posición final del complemento oracional. Por supuesto, hay diferencias morfológicas: la persona del verbo dar y el modo del verbo del complemento (estaba (indicativo) / estuviera (subjuntivo)). Pero no es inverosímil que el complemento oracional sujeto de (40b) (que no es-


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tuviera) se reanalice como un complemento oblicuo del sustantivo pena a la par de cuenta en (40a): (40) a. Me di cuenta de que no estaba. b. Me dio pena que no estuviera → Me dio pena (Lde) que no estuviera.

5. CONCLUSIONES Creemos haber demostrado que la historia de la variable (PREP_QUE) se puede estudiar como fenómeno unitario. Es una variable que aparece en muchos contextos (complementos de verbos, de sustantivos, de adjetivos y de expresiones complejas, y en conjunciones complejas). El desarrollo de la secuencia de que no es en origen sino un caso particular de esta tendencia más generalizada, es decir, el uso de una preposición delante del complementizador que. Al mismo tiempo, la preposición de merece una atención especial por ser la más extendida y la preposición por defecto, que se emplea, por ejemplo, en complementos de sustantivos donde no hay paralelismo con complementos nominales e infinitivos y en tiempos recientes se ha extendido de una manera muy individual mediante el dequeísmo. La variación en esta área se puede entender como el resultado de varias presiones. La analogía estructural, que es la principal fuerza motriz en el desarrollo de [+PREP_QUE] también contribuye a la segunda oleada del dequeísmo que se observa hoy en día. La falta de transparencia es responsable del cruce de construcciones que se puede observar a lo largo de la historia de la variable y que se observa todavía hoy en el dequeísmo. La hipercorrección parece ser un factor nuevo, que afecta sobre todo al dequeísmo, y es tal


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vez consecuencia de la tendencia queísta que se intensificó en el siglo XX; también es de esperar que la hipercorrección sea una fuerza más potente en una época de normativismo institucionalizado. Podemos identificar tres épocas de cambios relativamente abruptos: la “primera oleada” de la variante [+PREP_QUE], que a pesar de tener antecedentes medievales en algunos contextos solo cobró fuerza en el siglo XVI; la intensificación de la variante [-PREP_QUE], el llamado queísmo, en el siglo XX, y la muy reciente “segunda oleada” de dequeísmo. Entre el siglo XVII y el siglo XIX, en cambio, tenemos la impresión de una evolución más gradual, o incluso de variación más o menos estable. El análisis detenido de una variedad de contextos en los que se encuentra la variable (PREP_QUE) ha permitido concluir que los distintos contextos, e incluso los distintos elementos léxicos, tienen una dinámica propia que sin embargo contribuye a una deriva evolutiva, o dirección general, del cambio. Hacen falta más indagaciones de este tipo para aprovechar los ricos recursos de los corpus lingüísticos y establecer una visión más completa y matizada de esta particularidad de la lengua castellana. BIBLIOGRAFÍA Bogard, Sergio y Concepción Company, 1989. “Estructura y evolución de las oraciones completivas de sustantivos en el español”. Romance Philology 43, pp. 258–73. De Mello, George, 1995. “El dequeísmo en el español hablado contemporáneo: ¿un caso de independencia sintáctica?”. Hispanic Linguistics 6/7, pp. 117–152.


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Delbecque, Nicole, 2008. “Spanish (de)queísmo: part/whole alternation and viewing arrangement”. En Barbara Lewandowska-Tomaszczyk (ed.), Asymmetric Events. Philadelphia: John Benjamins, pp. 53–84. Fernández Alcaide, Marta, 2009. Cartas de particulares en Indias del siglo XVI. Edición y estudio discursivo. Madrid: Iberoamericana/Vervuert. Mollica, María Cecilia, 1991. “Processing and morpho-semantic effects in complementation in Brazilian Portuguese”. Language Variation and Change 3, pp. 265–74. Moreno de Alba, José G, 2009. “Sintagmas completivos del nombre: complementos adnominales y oraciones subordinadas completivas del nombre”. En Concepción Company Company (ed.), Sintaxis histórica de la lengua española. Segunda parte: La frase nominal. Vol. 2. México: Fondo de Cultura Económica, pp. 1323–1409. Náñez Fernández, Emilio, 1984. “Sobre dequeísmo”. Revista de Filología Románica 2, pp. 239–248. Real Academia Española, 2005. Diccionario panhispánico de dudas. Madrid: Real Academia Española/Asociación de Academias de Lengua Española. Sapir, Edward, 1921. Language: An Introduction to the Study of Speech. London: Hart–Davis. Schwenter, Scott, 1999. “Evidentiality in Spanish morphosyntax: a reanalysis of (de)queísmo”. En María José Serrano (ed.), Estudios de variación sintáctica. Francfurt–Madrid: Iberoamericana/Vervuert, pp. 65–87.


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CORPUS CORDE = Real Academia Española: Banco de datos (CORDE) [en línea]. Corpus diacrónico del español. <http://www.rae.es> [Consultado entre el 1 de marzo y el 10 de mayo de 2014] CREA = Real Academia Española: Banco de datos (CREA) [en línea]. Corpus de referencia del español actual. <http://www.rae.es> [Consultado entre el 1 de marzo y el 10 de mayo de 2014] CdE = Davies, Mark. (2002–) Corpus del Español: 100 million words, 1200s–1900s [en línea]. <http://www.corpusdelespanol.org> [Consultado entre el 1 de marzo y el 10 de mayo de 2014]


SOCIOLINGÜÍSTICA DE LA ELISIÓN DE LA DENTAL /d/ EN MADRID DISTRITO DE SALAMANCA ISABEL MOLINA MARTOS

FLORENTINO PAREDES GARCÍA

Universidad de Alcalá isabel.molina@uah.es

Universidad de Alcalá florentino.paredes@uah.es

This article analyzes the elision of intervocalic /d/ in Madrid (Salamanca district) and provides a social and linguistic description of the dual tendency of this change, conservative in the general context and innovative in the -ado context. Variationist analyses are contrasted and complemented with approaches that bring into the discussion individual contributions, in order to highlight the agentivity of speakers and the performative nature of language. We use statistic correlations and regression analyses to test the influence of 26 variables in the realization of the segment, and to measure the individual impact of the speakers in the innovation. Key words: sociolinguistics of Madrid, sound change, individual variation En este artículo se analiza la elisión del fonema dental /d/ en posición intervocálica en Madrid (distrito de Salamanca), con objeto de caracterizar social y lingüísticamente el cambio en su doble tendencia, conservadora en el entorno general e innovadora en el entorno -ado. Se completan y reinterpretan los análisis variacionistas con otros que analizan el aporte individual con el fin de explorar CUADERNOS DE LINGÜÍSTICA, VOL. 2, 2014

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una dimensión que evidencie la agentividad de los hablantes y la naturaleza performativa de la lengua en uso. Mediante análisis de correlaciones y análisis de regresión se analiza la incidencia de 26 variables en la realización del segmento y se atiende al impacto individual de los hablantes en la innovación. Palabras clave: sociolingüística de Madrid, cambio fónico, variación individual

1. INTRODUCCIÓN La investigación sociolingüística en el ámbito hispánico ha experimentado en la dos últimas décadas un importante desarrollo teórico y metodológico.1 A su evolución metodológica ha contribuido la consolidación del “Proyecto para el Estudio Sociolingüístico del Español de España y América” (PRESEEA), que surge de la necesidad de contar con un corpus panhispánico de materiales de habla estratificados sociolingüísticamente. El principal objetivo del PRESEEA ha sido aportar a la comunidad científica material sociolingüístico de las comunidades urbanas hispanohablantes con el fin de conocer cada estructura en particular y abordar análisis coordinados que expliquen en qué sentido se orientan las innovaciones panhispánicas y cuáles son los elementos motores que las impulsan. En España, los equipos de Málaga, Granada, Valencia, Las Palmas de Gran Canaria y Madrid llevan a cabo un análisis multivariable coordinado que examina el impacto de los mismos factores sobre el segmento dental, del que se han considerado tres clases de variantes: 1ª: segmento percibido 1

Este trabajo se inscribe en el proyecto de investigación “Patrones sociolingüísticos y procesos de integración sociolingüística en Madrid” (Ref. FFI2011-29189-C05-02), financiado por el Ministerio de Ciencia e Innovación de España.


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como fricativo o como aproximante sin ruido [ð  ̞ ]; 2ª: segmento aproximante debilitado [ð  ̞ ]; y 3ª: elisión [ø] con percepción de hiato, diptongo o vocal de duración variable (Villena 2012: 956). Para el análisis se elaboró una hoja de codificación con 25 variables independientes, de las cuales 14 son factores lingüísticos, 7 factores estilísticos y 4 factores sociológicos.2 En la actualidad, desde la sociolingüística se afronta una reflexión sobre la capacidad que tienen los hablantes de intervenir con su práctica lingüística individual en estructuras sociales complejas. Desde este nuevo punto de vista, la variación ya no es mero reflejo de la estructura social, sino también “un recurso para poner en práctica determinadas acciones, cualidades o posiciones que conforman un entramado de significados microsociológicos” (Eckert 2009). La Sociolingüística de la Tercera Ola propone una visión del comportamiento lingüístico en el marco de una teoría social en la que el estudio de la lengua forma parte de una reflexión global sobre el individuo. La variación también se interpreta en términos locales, lo que permite comprender con mayor flexibilidad y de forma más matizada las opciones lingüísticas de los hablantes.3 2

Cf. “Análisis de la /d/ intervocálica. Propuesta de codificación”, la hoja de codificación de la /d/ intervocálica con las 26 variables (1 dependiente y 25 independientes), elaborada por los equipos PRESEEA para el análisis coordinado de la obstruyente oclusiva dental (<preseea. linguas.net/metodologia>). 3 Desde esta perspectiva, se entiende que las formas lingüísticas no remiten directamente a categorías sociales, sino indirectamente, a través de elementos realizados discursivamente, como la toma de posiciones específicas. El hablante es un actor social en el discurso, donde puede posicionarse con respecto a cualquier dimensión del contexto sociocultural y realizar cosas con palabras, como crear significado social en diferentes niveles de indexicalidad. Esta nueva perspectiva conlleva la aplicación de metodologías de análisis que combinen los tradi-


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En este estudio se completan y reinterpretan los análisis variacionistas con otros que analizan el aporte individual con el fin de explorar una dimensión que evidencie la agentividad de los hablantes y la naturaleza performativa de la lengua en uso. Investigaciones previas4 han demostrado cuantitativamente que la variación de la dental en las ciudades españolas está fuertemente condicionada por factores lingüísticos como la categoría gramatical de la palabra o el morfema en que aparece, de modo que en algunas comunidades la elisión se registra en el sufijo de los participios, pero apenas se desarrolla en las raíces léxicas. La difusión de la elisión se caracteriza sociolingüísticamente como un “cambio desde abajo”, que comenzó extendiéndose a todos los contornos fónicos entre los grupos de bajo estatus. El origen social de la innovación provocó una reacción en contra de las élites: un movimiento de retracción que consistió en retener la /d/ en todos los contextos donde el hablante interpreta que puede perderse. En Madrid, el proceso tiene características distintas a las que se han descrito en Granada, Málaga o Las Palmas,5 pues la elisión retrocede en todos los contextos fónicos excepto en -ado, cionales factores macrosociológicos (sexo, edad, nivel educativo, clase social…) con categorías intermedias e individuales. Con ello se persigue evidenciar la capacidad que el hablante como individuo tiene de intervenir sobre la estructura social, una posibilidad que en la sociolingüística tradicional queda difuminada tras las grandes categorías sociológicas. 4 Cf. Gómez Molina y Gómez Devís 2010; Gómez Molina 2013; Moya et al. 2012; Samper et al. 2010; Samper et al. 2011, 2011b; Villena Ponsoda et al. 2011, Villena 2012. 5 La jerarquía entre las restricciones de fidelidad y de marcación explica por qué en algunas variedades la elisión no marcada de segmentos es más frecuente que en otras, y por qué razón tiende a desplazarse a la terminación de las palabras (cf. Martín Butragueño 2002; Samper 2011; Villena 2012).


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donde su frecuencia, en lugar de reducirse, aumenta. Los sectores sociales más influyentes en Madrid pronuncian -ao < -ado incluso en situaciones formales, y como son los que marcan la tendencias lingüísticas, es previsible que su comportamiento se difunda a otras zonas de la ciudad y a los pueblos de la región (Molina 2011). Teniendo en cuenta esta caracterización general del cambio, se han establecido siete hipótesis de investigación. a) Hipótesis sobre el entorno general: 1) el barrio de Salamanca de Madrid es conservador en sus realizaciones de la dental; 2) los sectores sociales que favorecen la tendencia conservadora son los hablantes de instrucción alta y las mujeres; 3) en el entorno general, la incidencia de los factores lingüísticos es mayor que la de los factores socioestilísticos; 4) la tendencia a la elisión en el barrio de Salamanca se ajusta más al patrón de un cambio fónico que al de un cambio por difusión léxica. b) Hipótesis sobre el entorno restringido -ado: 5) en Madrid, la elisión de la dental no es un cambio general ni social ni lingüísticamente extendido, sino una innovación restringida al entorno -ado; 6) la elisión en el entorno -ado es un cambio consciente, que funciona en esta comunidad de habla como marcador, esto es, una variable sociolingüística que covaría con factores sociales y estilísticos; 7) la variable en el entorno -ado supone un movimiento de convergencia con las hablas castellanas septentrionales. En relación con las hipótesis, en este trabajo se han planteado cinco objetivos: 1) caracterizar social y lingüísticamente el cambio en su tendencia general conservadora; 2) demostrar estadísticamente el carácter


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innovador del cambio en el entorno -ado en el barrio de Salamanca; 3) caracterizar social, estilística y lingüísticamente la innovación en el entorno -ado; 4) analizar el impacto individual de los hablantes del barrio de Salamanca en la innovación, incorporándolos en el análisis como variables independientes por su capacidad de influir sobre el proceso; 5) valorar la antigüedad o novedad del cambio en el entorno restringido a partir de su estratificación por grupos de edad. 2. ANÁLISIS CUANTITATIVO DE LA ELISIÓN DE LA DENTAL /d/ El corpus que se ha usado para el análisis del fonema consta de cincuenta y cuatro entrevistas semidirigidas realizadas casi todas entre 2001 y 2002 a una muestra sociológicamente representativa del distrito de Salamanca madrileño. Los sujetos fueron seleccionados mediante un muestreo por cuotas de asignación uniforme en función del sexo, la edad y el nivel de instrucción, con tres sujetos por casilla. Para el estudio se analizaron todos los casos de /d/ intevocálica en cinco minutos del comienzo de la entrevista, cinco del medio y otros cinco del final. El análisis se ha estructurado en cuatro etapas. En primer lugar, se realiza un análisis de todo el corpus dirigido a determinar cuáles son los entornos más favorables a la elisión. El propósito es definir contextos lingüísticos cada vez más acotados hasta determinar en qué entornos y con qué restricciones se desarrolla la elisión en Madrid (cf. §2.1). En segundo lugar, se hace un análisis de correlaciones bivariantes para calcular la posible incidencia de cada una de las 25 variables independientes (lingüísticas, estilísticas y sociales) sobre la realización de la dental. A las variables


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sociales que mantienen una correlación positiva con la elisión, se les aplica un análisis de correlaciones trivariantes que determina cómo interactúan sobre la dental las variables sociales tomadas de dos en dos (cf. §2.2). Si en §2.1 y §2.2 se trabaja con macrocategorías sociales, el tercer análisis bivariante incorpora el estudio de la variación individual tomando cada hablante de la muestra del barrio de Salamanca como una variable independiente con capacidad de influir sobre el cambio (cf. §2.3). El estudio se cierra con el análisis escalonado de regresión múltiple (cf. §2.4) que permite determinar el peso conjunto de las variables incidentes en la elisión del fonema, la jerarquía entre ellas y el peso de cada variante. 2.1. Análisis secuencial del corpus: cuatro entornos que restringen progresivamente el contexto más favorable a la elisión Para un análisis de la variable -/d/- que explique el comportamiento de los madrileños del barrio de Salamanca, se han calculado las probabilidades de elisión en cuatro entornos fónicos cada vez más restrictivos que arrojan valores cada vez más altos de elisión. El primer análisis, realizado sobre todo el corpus de datos (corpus general), contiene casos de /d/ intervocálica6 en cualquier contexto (además, rodea, lado, rápido, navidad, ordenador). Incluye 5460 ocurrencias del segmento dental. El análisis del segundo corpus se limita a los casos de palabras paroxítonas en los que 6

Tras la corrección de errores, se han excluido los casos en los que a /d/ le precede o sigue una paravocal, al corroborarse que en ese contexto la conservación por parte de los madrileños es categórica; estos datos coinciden con los de otras investigaciones sobre el español (Alba 1999:7).


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la d va precedida de una vocal acentuada (sido, todo, cada, vida, estado); consta de 4163 casos. El tercer análisis solo incluye los casos en los que el segmento donde aparece la dental tiene valor morfemático (leído, llegado, congeladas) y se excluyen los casos en los que la dental forma parte de un lexema (todo, cada, modo, lado); este corpus está constituido por 1895 casos. El último corpus solo incluye palabras en que la dental forma parte de la terminación -ado; consta de 903 casos. El análisis escalonado de los cuatro entornos (tabla 1), permite ver el progreso de la elisión, más acusada a medida que se restringe el contexto fónico; así, se pasa de un 14.29% en el entorno general a un 17.44% en el restringido, un 27.65% cuando la dental forma parte del morfema y un 55.15% en la terminación -ado. Tabla 1. Realización del segmento /d/ según los entornos Ent. general Ent. restringido Ent. morfemático Entorno -ado N % N % N % N % Elisión 780 14.29 726 17.44 524 27.65 498 55.15 Realización plena 4245 77.75 3072 73.79 1237 65.28 349 38.65 Realización debilitada 435 7.97 365 8.77 134 7.07 56 6.20 Total 5460 100.00 4163 100 1895 100.00 903 100.00

La figura 1 ilustra cómo en el contexto más restrictivo (-ado) el patrón conservador se invierte, de manera que la elisión, que en el contexto general presenta frecuencias relativamente bajas, en -ado supera a la conservación de la dental (55.15%), sumando la realización plena y la debi-


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litada.7 Se trata de un porcentaje muy elevado si se tiene en cuenta que la madrileña es una comunidad fonéticamente conservadora y especialmente el barrio de Salamanca, donde el comportamiento en relación con el segmento que estudiamos ha sido tradicionalmente conservador. De esta manera, resulta evidente que en la comunidad madrileña el entorno más propicio a la elisión es -ado, sobre todo cuando se trata de un participio, y que ha de ser este el entorno que haya de tenerse en cuenta en el estudio del cambio en esta comunidad. Figura 1. Porcentaje de las realizaciones de /d/ según los entornos 90 80 70 60 50 elisión 40 plena

30 20

debilitada 10 0 general

7

restringido

bimorfemático

ado

Los datos muestran también que el debilitamiento consonántico, además de ser la realización menos frecuente en el habla madrileña, no aparece relacionado con ningún contexto.


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Del primer análisis se deduce que en el barrio de Salamanca de Madrid no hay un cambio lingüístico en marcha en el entorno general, sino un cambio condicionado por la posición del acento y por el carácter morfemático o lexemático del segmento donde aparece la /d/. En relación con las otras ciudades españolas estudiadas en el PRESEEA, Madrid se sitúa junto con las comunidades de habla conservadoras (Gómez Molina, Molina y Paredes 2012), casi en la misma posición que Valencia si se consideran todos los casos de d intervocálica, pero más adelantada que esta en el entorno -ado. La explicación debe buscarse en la confluencia de factores socioespaciales: la localización geográfica de la ciudad, punto de confluencia de isoglosas entre las variedades meridionales y septentrionales del castellano peninsular (Molina 2006, 2013), así como en los contactos interdialectales que han tenido lugar históricamente en la capital y siguen produciéndose hasta nuestros días. 2.2. Análisis de correlaciones bivariantes: la incidencia de las variables independientes en la dental En segundo lugar, se realizó un análisis de correlaciones bivariantes sobre el corpus que contiene todos los casos de la dental en todos los entornos (entorno general). Se utilizó el programa SPSS 15.0 para calcular correlaciones bivariantes entre la variable dependiente /d/ y 25 variables independientes lingüísticas, estilísticas y sociales. Para cada una de las correlaciones bivariantes que resultaron significativas se realizó una tabla de contingencia, que aporta frecuencias absolutas y relativas de cada correlación junto con las pruebas de significación estadística. El análisis


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

establece que no hay correlación –no se determinan recíprocamente– entre la realización de la -/d/- y las siguientes siete variables: entorno de la palabra; entorno de la secuencia; categoría léxica; tenor y edad; tenor y estatus; nivel de estudios; y modo de vida. En cambio, sí inciden en la articulación de la -/d/- las 18 variables restantes, diez lingüísticas, cinco estilísticas y dos sociales. 2.2.1. Variables lingüísticas El análisis ha mostrado incidentes en la elisión de la dental las siguientes variables lingüísticas: 1) posición del acento; 2) número de sílabas de la palabra donde aparece la dental; 3) estructura acentual de la palabra; 4) vocal previa y vocal posterior a la dental; 5) categoría gramatical de la palabra donde aparece la dental; 6) homofonía; 7) funcionalidad del lexema de la dental; 8) presencia de la dental en límite morfemático; 9) difusión léxica; y 10) asimilación al turno anterior. Los datos generales de cada una de las variables aparecen en la tabla 2 y se analizan a continuación con más detalle los relevantes.


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Tabla 2. Variables lingüísticas correlacionadas con la realización del segmento /d/ (entorno general)8 Variantes Posición del acento (χ2 = 233.51 (8); p = 0.000; V de Cramer: 0.146, p = 0.000)

Nº de sílabas de la palabra ( χ2 = 107.63 (4); p = 0.000; V de Cramer: 0.099, p = 0.000) Contorno vocálico (χ2 = 1514.892 (22); p = 0.000; V de Cramer: 0.372, p = 0.000)

Estructural acentual de la palabra (χ2 = 61.283 (4); p = 0.000; V de Cramer: 0.075, p = 0.000)

8

Precede mediatamente Precede inmediatamente Sigue mediatamente Sigue inmediatamente Sílaba tónica Bisílaba Trisílaba Polisílaba -ado -oda -odo -ada -ido -ede -ida -edo -eda -uda -udo resto Proparoxítona Paroxítona Oxítona

Elisión N % 0 0 729 93.5 0 0 41 5.3 10 1.3 216 27.7 364 46.7 200 25.6 498 55.1 32 17.3 102 13.2 35 4.3 12 1.8 10 6.2 2 0.7 2 2.2 0 0 0 0 0 0 87 5.7 1 0.1 737 94.5 42 5.4

Total N % 76 1.4 4190 76.7 37 0.7 286 5.2 871 16 2306 42.2 1847 33.8 1307 23.9 903 16.54 185 3.39 775 14.19 807 14.78 658 12.05 161 2.95 273 5.00 92 1.68 57 1.04 17 0.31 12 0.22 1520 27.84 180 3.3 4742 86.8 538 9.9

Se indican para cada variable los estadísticos ji cuadrado y V de Cramer, así como las pruebas de significación (p) de ambos.


SOC IOLI NG ÜÍ STI CA DE L A ELI SI ÓN D E L A D E N TA L - / d/ Variantes Categoría gramatical (χ2 = 747.383 (14); p = 0.000; V de Cramer: 0.262, p = 0.000)

Homofonía (χ2 = 145.212 (8); p = 0.000; V de Cramer: 0.115, p = 0.000)

Funcionalidad (χ2 = 35.583 (4); p = 0.000; V de Cramer: 0.057, p = 0.000)

Límite morfemático (χ2 = 302.470 (4); p = 0.000; V de Cramer: 0.166, p = 0.000) Difusión léxica (χ2 = 370.565 (18); p = 0.000; V de Cramer: 0.184, p = 0.000)

Participio Verbo Nombre Adjetivo Pronombre Adverbio Determinante Otros Ausencia de homofonía Homofonía nombre o adjetivo -participio Homofonía adjetivo-nombre Homofonía nombre-verbo Otros casos de homofonía La d no es funcional Distingue pares de distinta categoría Distingue pares de igual categoría d en la estructura léxica d morfemática otros vida además todavía cada nada quedar poder todo núcleo



Elisión Total N % N % 396 50.8 1197 21.9 12 1.5 704 12.9 65 8.3 1320 24.2 117 15 735 13.5 44 5.6 861 15.8 55 7.1 285 5.2 77 9.9 328 6 14 1.8 30 0.5 217 27.8 2129 39 208 82 2 271 750 29 1 250 530 0 0 35 4 0 22 13 12 40

26.7 760 10.5 502 0.3 39 34.7 2030 96.2 5021 3.7

13.9 9.2 0.7 37.2 92

291

5.3

0.1 148 32.1 3282 67.9 2173 0 5 0 145 4.5 114 0.5 21 0 98 2.8 412 1.7 175 1.5 333 5.1 528

2.7 60.1 39.8 0.1 2.7 2.1 0.4 1.8 7.5 3.2 6.1 9.7




ISABEL MOLI NA y FLORENTINO PA RE D E S Variantes

Asimilación al turno anterior (χ2 = 15.493 (4); p = 0.004; V de Cramer: 0.38, p = 0.004)

Total

todo modificador otros En el turno anterior no hay d En el turno anterior hay d elidida En el turno anterior hay d realizada

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Elisión Total N % N % 93 11.9 398 7.3 561 71.9 3236 59.3 662 84.9 4599 84.2 35 83 780

4.5

172

3.2

10.6 689 100 5460

12.6 100

El análisis muestra que la realización de -/d/- está correlacionada con la posición que ocupa la sílaba que contiene la dental en relación con el acento de la palabra. La tabla 2 indica cómo la elisión se ve favorecida solo cuando el acento precede inmediatamente a la d, contexto que concentra el 93.5% de todos los casos de elisión (729 ocurrencias de elisión en palabras como todo, pescado o llegado). Los demás entornos son restrictores de la elisión: la d no desaparece nunca cuando precede mediatamente al acento (rápido, pirámide) ni cuando sigue mediatamente (adaptable, adelante). Cuando la dental está situada a una sílaba de distancia del acento, los casos de elisión se produjeron una vez en adaptados, dos en todavía y el resto en además, posiblemente por la erosión fonética a que se ve sometida esta palabra en su uso como marcador discursivo. En cuanto a la situación de la dental en sílaba tónica, los quince casos de elisión de nuestro corpus ocurren exclusivamente en joder cuando se utiliza como interjección, pero nunca se elide si se utiliza como verbo.


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

El número de sílabas de la palabra también es un factor asociado a la realización de la d. La elisión es más frecuente en las palabras trisílabas (46.7%) que en las bisílabas (27.7%) o en las polisílabas (25.6%) o, de otro modo, si la palabra tiene poco cuerpo fónico, la elisión de d se ve condicionada para evitar problemas de identificación de la unidad (restricción de fidelidad). Ya se señaló en las hipótesis de la investigación que la posición del acento en la palabra está directamente relacionada con nuestra variable, pues la elisión se produce sobre todo en palabras paroxítonas (94.5%), muy pocas veces en palabras oxítonas (5.4%) y apenas nunca en las proparoxítonas (0.1%). Ahora bien, la frecuencia de palabras paroxítonas en español, y por consiguiente en nuestro corpus, es muy superior (86.8%), a la de oxítonas (9.9%) y proparoxítonas (3.3%). Las vocales que preceden y siguen a la dental determinan en gran medida la elisión. Para determinar el efecto conjunto del entorno vocálico de la dental, se ha creado una variable, el contorno vocálico, que une la vocal que precede a la d y la vocal que sigue para evidenciar cuáles son los contextos vocálicos en los que tiene lugar la elisión, como se muestra en la tabla 2. El contorno vocálico que sin duda favorece la elisión es -ado: el 55.1% de casos de pérdida de la dental en el barrio de Salamanca se produce en participios o adjetivos del tipo: sentado > sentao, cansado > cansao. Las elisiones en las terminaciones en -oda (17.3% de elisión) y en -odo (13.2%) corresponden a toda y todo, pero nunca a sustantivos (boda, modalidad ) ni a adjetivos o verbos (incomoda, incómoda). Respecto a la categoría gramatical, la mayor parte de las elisiones son participios (50.77%) y adjetivos (15%): ambas categorías contienen conjuntamente las dos terceras partes de las elisiones. Tras estas, las que más


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la favorecen son el nombre (8.3%), el adverbio (7.1%) y el pronombre (5.6%). En los nombres, la elisión ocurre en los que acaban en -ado, sobre todo si se trata de nombres comunes (lado>lao, mercado>mercao, pescado>pescao, estado>estao), aunque puede llegar a afectar a los nombres propios (Estado>Estao, Preciados>Preciaos).9 Entre los adjetivos también predomina la elisión en -ado, aunque esporádicamente puede encontrarse pérdida en la forma femenina (concienciada, congeladas, empeñada, obsesionada). Un entorno vocálico diferente es el de delgaducho, donde la pérdida se explica a partir de la forma sin el sufijo apreciativo (delgado> delgao> delgaúcho). Todos los casos de determinante y de pronombre en que encontramos elisión corresponden a todo o a sus variantes de género y número. En cuanto al verbo, los doce casos de elisión corresponden únicamente a formas del presente de poder: puedo, puedes, puede. La nómina de adverbios en los que hay elisión está encabezada por además¸ que aglutina 35 de los 55 casos (63.6%); este alto porcentaje se debe a su uso como marcador discursivo, como ya vimos. Cuando se cruza la categoría gramatical con el entorno vocálico, quedan claramente identificadas las palabras con más tendencia a la elisión: participios, adjetivos y nombres en -ado; todo como pronombre y determinante y toda como determinante (tabla 3).

9

El carácter coloquial de los términos en algún caso puede favorecer la elisión, como sucede en tinglado, que se pronunció tinglao en las dos ocasiones en que la palabra se registra en nuestro corpus; pero tampoco son refractarios a la pérdida términos más cultos, como visado. Solo anotamos un caso de elisión en un entorno vocálico diferente de -ado, en la palabra navidades, que el hablante emitió en elocución rápida como [naβi’ðaes].


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Tabla 3. Contorno vocálico y categoría gramatical (elisión en el entorno general) Part.

V

N

A

Pron.

Adv.

Det.

otra

Total

-ado

363

0

61

80

3

5

0

1

513

-ada

4

0

3

8

14

4

0

5

38

-odo

1

0

0

18

24

7

51

0

101

-oda

0

0

0

4

3

0

26

0

33

-ido

12

0

0

1

0

0

0

0

13

-ida

1

0

0

1

0

0

0

0

2

-ede

0

10

0

0

0

0

0

0

10

-edo

0

2

0

0

0

0

0

0

2

1

5

0

39

0

8

68

65 117

44

55

77

14

780

-resto

15

0

Total

396

12

La inclusión de la variable Funcionalidad de la dental tenía como objetivo comprobar si la dental se conserva para distinguir pares de unidades léxicas de igual o distinta categoría gramatical, en todo iguales excepto por la presencia o ausencia de la dental. Se trata de casos como boda/boa o todos/tos. De hecho, el análisis de frecuencias indica que esta variable es muy determinante, pues la elisión se produce, casi de forma categórica (96.2%), cuando la presencia/ausencia de la dental no marca virtualmente diferencia semántica en un par mínimo. No llegan al 4% los casos en que la dental contribuye a distinguir pares mínimos, sean o no de la misma categoría morfológica. Hay que matizar que, aunque la d se retiene cuando es preciso realizar distinciones semánticas, esa circunstancia sucede muy pocas veces en nuestro corpus.10 10

La inmensa mayoría de las palabras que contienen la dental en el corpus no forma par mínimo con otra palabra sin dental: de las 5460 dentales analizadas, solo el 8% de los casos


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Muy influyente ha resultado también el carácter estructural del fonema, esto es, si forma parte del lema o del morfema. Las dos terceras partes de las elisiones se producen cuando la dental forma parte de un morfema flexivo (67.9%) y solo un tercio de los casos (32.1%) se dan cuando la dental está en la raíz léxica. Por lo que respecta a la frecuencia de uso de las palabras, la mayor parte de los casos de elisión no corresponde a ninguna de las palabras contempladas como muy frecuentes (71.9%), e incluso en algunas de estas (vida, cada) la conservación de la dental es categórica en el barrio de Salamanca. La elisión aumenta en palabras como todo modificador (11.9%) y todo núcleo (5.1%).11 En cambio, no es frecuente que la d se pierda en estas categorías cuando no forman parte de un sintagma nominal con varios términos: no es característico del barrio de Salamanca encontrar hablantes que digan lo tiene tó en lugar de lo tiene todo. El resto de las palabras presenta frecuencias bajas de elisión que deben explicarse por fonética sintáctica y no por su estructura léxica: además (4.5%), nada (2.8%), quedar (1.7%), poder (1.5%), todavía (0.5%). Los datos expuestos hasta aquí permiten matizar la hipótesis acerca del tipo de cambio que opera en la comunidad madrileña. El hecho de que la elisión no aparezca vinculada a la frecuencia de uso de las palabras reduce las posibilidades de que el cambio se produzca por difusión léxica. El caso sirve a estos fines, mientras que en el 92% de los casos estudiados (5 021 palabras) la d no sirve para distinguir pares. 11 Cuando toda/todo forman parte de un sintagma compuesto de varios términos pueden perder la dental por fonética sintáctica (por ejemplo, todo el mundo lo sabe > to-el mundo lo sabe; todas esas cosas > toas-esas cosas).


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madrileño se ajusta mejor al de los cambios fónicos, pero teniendo en cuenta que ni se da por igual en todos los contextos, ni ocurre en todas las palabras en las que el fonema se halla en posición intervocálica, ni la frecuencia de elisión es idéntica en aquellas unidades en que se produce. En este sentido la elisión aparece condicionada por las restricciones de marcación y fidelidad: las primeras actúan conservando la dental lexemática para facilitar la identificación de la unidad léxica; las segundas, facilitando la elisión en aquellos contextos en los que la presencia del segmento no es imprescindible. Con la variable Asimilación al turno anterior se trata de medir el posible efecto sobre el hablante de la presencia de otras dentales –elididas o conservadas– en el turno anterior, que pueden incitarle a converger fónicamente con la secuencia previa, repitiendo lo que en esta haya sucedido. Sin embargo, en la mayor parte de los casos (4599 casos; 84.2%) en el turno anterior no hay /d/, luego la posibilidad de que se produzca el esperado efecto convergente solo podría tener lugar en el 15% restante, pero incluso cuando en el turno anterior hay d, el hablante no parece verse condicionado por la manera en que haya sido pronunciada pues, de hecho, se da más elisión cuando en el turno anterior no se elide (10.6%) que cuando se elide (4.5%). 2.2.2. Variables estilísticas Las cinco variables estilísticas que inciden en la elisión de la dental son estas: 1) la relación de proximidad entre los interlocutores; 2) el grado de especialización del tema que se trata en la entrevista; 3) el tipo de discurso; 4) el grado de planificación del discurso; y 5) la fase de la interacción.


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Tabla 4. Variables estilísticas correlacionadas con la realización del segmento /d/ (entorno general) Variantes Tenor y proximidad ( χ2 = 33.620 (4); p = 0.000 V de Cramer: 0.55, p = 0.000) Grado de especialización (χ2 = 40.349 (6); p = 0.000; V de Cramer: 0.061, p = 0.000) Tipo de discurso ( χ2 = 23.979 (10); p = 0.008; V de Cramer: 0.047, p = 0.008)

Planificación del discurso ( χ2 = 50.563 (4); p = 0.000; V de Cramer: 0.068, p = 0.000) Fases de la interacción ( χ2 = 21.238 (4); p = 0.000; V de Cramer: 0.044, p = 0.000) Total

Insider outsider Relación surgida en la entrevista No técnico Técnico Metalingüístico Otros Diálogo Explicativo-expositivo Narrativo Argumentativo Descriptivo Otros Coloquio Pares adyacentes Otros Inicial Intermedia Final

Elisión N % 21 2.7 12 1.5 747 95.8 615 78.8 159 20.4 4 0.5 2 0.3 149 19.1 355 45.5 196 25.1 37 4.7 42 5.4 1 0.1 259 33.2 306 39.2 215 27.6 223 28.6 265 34 292 37.4 780 100

Total N % 183 3.4 137 2.5 5140 94.1 4548 83.3 831 15.2 69 1.3 12 0.2 1008 18.5 2503 45.8 1385 25.4 279 5.1 274 5 11 0.2 2138 39.2 1908 34.9 1414 25.9 1862 34.1 1815 33.9 1747 32 5460 100

La primera de las variables estilísticas examina la posibilidad de que la relación entre los hablantes determine su pronunciación atendiendo a si informante y entrevistador se conocían o no con anterioridad a la entrevista. Pero la mayor parte de los informantes del barrio de Salamanca no


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conocía a los entrevistadores antes de la encuesta y, de hecho, la mayor parte de las ocurrencias analizadas de /d/ (94.1%) corresponde a entrevistas en las que los interlocutores no se conocían. Es relativo, por tanto, que el 6% de los casos de relaciones donde había un conocimiento previo a la entrevista sea estadísticamente relevante. Del mismo modo, la variable Especialización del discurso resulta poco explicativa dado que la mayor parte de los temas que normalmente se suscitan en un acto discursivo de estas características puede calificarse como “no especializado” o “no técnico”. En la tabla 4 puede comprobarse cómo el 83.3% de las dentales analizadas (4548) se produjo cuando los temas tratados no eran técnicos. De hecho, aunque esta es la temática que más favorece la elisión (78.8%), en términos relativos la temática más técnica no parece desfavorecerla (20.4%). La variable Tipo de discurso se refiere a la estructura del discurso y a sus parámetros formales y semánticos. Se ha distinguido en las distintas partes de la entrevista el predominio de un discurso explicativo-expositivo, narrativo, argumentativo, descriptivo o dialogado. A priori, se pensó que un estilo dialogado-conversacional sería más propicio a la elisión que el argumentativo, pero de nuevo las características del corpus determinan el predominio de algunos estilos discursivos sobre los otros, y que los resultados del análisis se vean condicionados por su distinto peso en la muestra. Así, el estilo explicativo-expositivo es el que más la favorece, seguido del estilo narrativo y del diálogo. En cuanto a la variable Planificación del discurso y grado de espontaneidad, determina la incidencia de la forma discursiva sobre la dental, distinguiendo las partes más formales de la entrevista de las más informales, donde el coloquio se produce de forma más espontánea y no obedece


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a la dinámica pregunta-respuesta que caracteriza la entrevista. En la tabla 4 se muestra que la elisión no aumenta en las partes del discurso presuntamente más coloquiales (33.2%), al contrario, es mayor en la estructura de pares adyacentes característica de la entrevista. Los resultados más claros se obtienen con la variable Fase de la interacción, que analiza la incidencia del desarrollo de la entrevista en la elisión: se espera que a medida que esta avanza y el hablante se siente más confiado, relaje su discurso y produzca más elisiones, como de hecho ocurre (figura 2). Figura 2. Porcentaje de elisión según la fase de la entrevista 40

37.4

35

34

30

28.6

25 20 15 10 5 0

Inicial

Intermedia

Final

2.2.3. Variables sociales Hay que diferenciar la incidencia de las variables en el entorno general y en el entorno más favorable a la elisión. De manera independiente, solo las variables sexo y edad presentan correlación con la elisión de la d en el entorno general. Sin embargo, en el entorno -ado la elisión viene


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determinada por el nivel de estudios de los sujetos y, sobre todo, por la interrelación de los rasgos sociales. Tabla 5. Variables sociales correlacionadas con la realización del segmento /d/ (entorno general) Variantes Sexo ( χ2 = 92.999 (2); p = 0.000; V de Cramer: 0.131, p = 0.000) Edad ( χ2 = 93.812 (4); p = 0.000; V de Cramer: 0.093, p = 0.000) Total

Hombres Mujeres 1ª generación 2ª generación 3ª generación

Elisión N % 431 55.3 349 44.7

N 2640 2820

% 48.4 51.6

293 198 289 780

1913 1497 2050 5460

35 27.4 37.5 100

37.6 25.4 37.1 100

Total

En el entorno general y en relación al sexo, la sociolingüística ha mostrado profusamente que en los procesos de variación donde alternan variantes con prestigio abierto y encubierto, los hombres se muestran más afines a las variantes con prestigio encubierto, mientras que las mujeres se decantan por las variantes con prestigio abierto (hipótesis 2). Así sucede en el barrio de Salamanca, donde los hombres eliden más (55.3%) que las mujeres (44.7%). En cuanto a la edad, la generación más joven es la que muestra una tendencia más clara a la elisión (37.6%), seguida de la tercera generación (37.1%). Frente a estas, los hablantes del grupo intermedio de edad se muestran más conservadores, con tasas de elisión inferiores (25.4%) a las de jóvenes y mayores. Esta distribución del proceso por grupos de edad indica una involución de la relajación en el paso de la tercera


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a la segunda generación que vuelve a cobrar vitalidad en los más jóvenes, quienes retoman la elisión en niveles que superan a los de sus abuelos. Figura 3. Porcentaje de elisión y grupo generacional 40

37.6

35

37.1

30 25.4

25 20 15 10 5 0

I

II

III

Tras el análisis de todas las variables en el entorno general, se procedió a un estudio de la incidencia de los factores sociales sobre la elisión en el entorno -ado con el fin de determinar qué hablantes favorecen el cambio en ese contexto específico. El nivel de estudios no determina la elisión en el entorno general, pero sí en el entorno -ado, donde son los universitarios quienes lideran la elisión, por delante de los hablantes con estudios primarios y secundarios. La correlación entre la elisión, el sexo y la edad muestra en el comportamiento de hombres y mujeres un cambio de pauta generacional que se ilustra en la figura 4. La tercera generación es innovadora, la segunda es conservadora y la primera vuelve a ser innovadora. Esta curva en forma de “uve” corresponde al habla masculina, pues la de las mujeres sigue una secuencia distinta: los hombres de la tercera generación eran más innova-


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Tabla 6. Factores sociales correlacionados con la realización del segmento /d/ (entorno -ado) Nivel de estudios Primarios 2 Secundarios ( χ = 9.577 (4); p = 0.048; V de Cramer: 0.073, p = 0.048) Universitarios Total

Elisión N % 165 33.5 163 32.7 170 34.1 498 100

Total N % 275 30.5 289 32 339 37.5 903 100

dores que las mujeres de su edad pero en el paso de la segunda a la primera generación la sociedad retomó en el entorno -ado la pauta innovadora de los mayores bajo liderazgo femenino, pues las mujeres jóvenes superan el índice de elisión de los hombres de su edad. Este cambio de tendencia puede explicarse por el mayor acceso a la instrucción y a la vida laboral de las mujeres jóvenes. Figura 4. Porcentaje de elisión, sexo y edad (entorno -ado) 50 45 40

40.1

35

34.3

30

43.0

30.4

29.6

25

H M

22.7

20 15 10 5 0

I

II

III


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La combinación de la edad con el nivel de instrucción muestra la complejidad de patrones de comportamiento que pueden darse en una comunidad de habla y cómo se produce la interacción entre factores. Los hablantes de instrucción primaria adoptan un patrón lineal ascendente según el cual la elisión en -ado es menor entre los más jóvenes y aumenta en el resto de generaciones. Los hablantes de estudios secundarios presentan el patrón inverso: la elisión va decreciendo paulatinamente a medida que aumenta la edad de los sujetos. Por último, los universitarios muestran un patrón en “uve”, según el cual la generación intermedia se sitúa por debajo de los sujetos de las generaciones de los extremos. Figura 5. Porcentaje de elisión, edad y nivel de instrucción (entorno -ado) 45.0 38.5

38.4 36.8

40.0 35.0 30.0 25.0

33.8

37.7 34.4

27.7

27.9

24.9

secundarios

20.0

universitarios

15.0 10.0 5.0 0.0

primarios

I

II

III


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

Pero aún podemos aproximarnos más y observar la interacción de los tres factores sociales considerados, que coincide con las casillas establecidas en la muestra. La correlación de esta nueva variable ha resultado significativa ( 2 = 123.519, p = 0.000; V = 0.262, p= 0.000) y será este análisis el que nos permita acotar con mayor precisión el perfil del hablante innovador en el entorno más favorable, a la vez que posibilita entender la complejidad de aspectos que operan en el proceso de cambio lingüístico. Los datos aparecen representados en la figura 6, en la que podemos observar cómo la tercera generación sigue los patrones lineales esperables: la elisión va decreciendo a medida que aumenta el nivel de instrucción de los sujetos, tanto en el grupo masculino H-III como en el femenino M-III. Ese patrón regular, sin embargo, no tiene continuidad en el resto de grupos generacionales: los grupos M-I y H-II presentan patrones en “uve”, en los que los sujetos del nivel educativo intermedio eliden menos que los más cultos; por el contrario, en el grupo masculino de primera generación H-I estos hablantes de estudios secundarios se sitúan a la cabeza de las soluciones elididas. El cambio más significativo, sin embargo, se produce en el grupo femenino de la generación intermedia M-II, donde la inversión de la tendencia respecto a la tercera generación es radical: las más instruidas y las de menor formación intercambian los papeles tradicionalmente asociados al factor educativo y mientras las universitarias adoptan decididamente los usos menos prestigiados, las mujeres de menor nivel educativo se inclinan hacia los usos ejemplares representados por la conservación de la dental.


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Figura 6. Elisión, sexo, edad y nivel de instrucción (entorno -ado) 90.0 83.7 78.2

80.0 72.7 70.0

67.2

60.0 50.0

46.7

47.8

70.0 66.7

63.6

60.5 56.9

53.5 49.2

Primarios 40.0 36.6

40.0

40.0

Secundarios Universitarios

30.0 21.4

20.5

20.0 10.0 0.0

H-I

M-I

H-II

M-II

H-III

M-III

La explicación de este cambio de comportamiento habrá de buscarse en el contexto social en que se produce. La edad media de las mujeres encuestadas de la segunda generación es de 46.7 años, lo que quiere decir que nacieron en torno a 1955 y que se incorporaron a la vida laboral o accedieron a los estudios universitarios en los primeros años o mediados de la década de los 70. Este periodo es particularmente importante para la historia reciente de la sociedad española en lo que se refiere a la mujer, pues es cuando se producen cambios que afectan no solo a sus condiciones sociales sino también a los roles tradicionales


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que tenían asignados. Esta década es el periodo en el que se inicia de forma masiva la incorporación de la mujer al mundo laboral (Alonso y Furió 2007) y a los niveles educativos superiores, hasta el punto de que en 1975 el porcentaje femenino en la universidad representaba ya un tercio del alumnado y en carreras como Farmacia, Filosofía o Magisterio constituía el grupo mayoritario (Laorden y Giménez 1978; López de la Cruz 2001). Estos cambios sociales tuvieron, como muestra el análisis, su correlato en el comportamiento lingüístico y podemos aventurar una explicación en el valor sintomático del lenguaje. Es sabido que la conservación representa la lengua ejemplar, el modelo lingüístico, y que se asocia con los estilos más formales y con la distancia social, mientras que la elisión es el modelo vernacular, asociado con la informalidad y la solidaridad. Las universitarias emplean la elisión como un modo de aproximar su comportamiento al del grupo masculino y a los esquemas de solidaridad y de poner de manifiesto que no son diferentes a los varones tampoco en lo lingüístico. Las mujeres de menor nivel de instrucción, por su parte, son conscientes de que un medio para favorecer la inserción sociolaboral consiste en mostrar no solo su capacidad profesional, sino también su dominio lingüístico y, como estrategia consciente o inconsciente, adoptan los modelos lingüísticos de los grupos sociales más altos. De este modo, mediante dos estrategias de orientación contraria ambos subgrupos invierten sus tendencias “naturales” para facilitar sus intereses como colectivo y lograr así el progreso económico y la plena integración social.


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2.2.4. Conclusiones sobre la incidencia de las variables independientes en la dental 1. En relación con el entorno general, se comprueba la hipótesis 1 sobre elisión de la dental: en el barrio de Salamanca de Madrid, la tendencia general es conservadora, pues en el contexto general la elisión apenas se produce en el 15% de los casos. En la geografía peninsular, este dato sitúa a Valencia y a Madrid como conservadoras en relación con Granada y Málaga. El conservadurismo fónico en Madrid se habría agudizado a lo largo de la segunda mitad del siglo XX, en convergencia con la mitad norte peninsular, limitando los contextos en que tradicionalmente podía elidirse la dental. 2. La elisión en el entorno general solo mantiene correlación con el sexo y la edad de los hablantes, como preveía la hipótesis 2. La distribución de la elisión por grupos de edad indica una involución de la relajación en el paso de la tercera a la segunda generación que vuelve a cobrar vitalidad en los más jóvenes, quienes retoman la elisión en niveles que superan a los de sus abuelos. Los hombres se muestran más receptivos a la innovación que las mujeres. 3. La mayor incidencia de los factores lingüísticos frente a los socioestilísticos se ajusta a las previsiones de la hipótesis 3. 4. La elisión de la dental en el caso madrileño se ajusta mejor al modelo del cambio fónico que al de difusión léxica (hipótesis 4), pero con diferencias de contextos y de frecuencia. La elisión aparece condicionada por restricciones de marcación, en el sentido de que se


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produce en contextos en los que la presencia del segmento no es imprescindible. 5. En cuanto al entorno restringido, se comprueba la hipótesis 5, pues en Madrid la elisión de la dental no es un cambio general, sino una innovación circunscrita casi exclusivamente al entorno -ado. El análisis de entornos restringidos deja ver que sí hay innovación en un conjunto limitado de contextos y de palabras, en determinadas situaciones discursivas y por parte de algunos hablantes concretos. Determinados factores y contextos lingüísticos favorecen exponencialmente la elisión: cuando el acento precede inmediatamente a la dental; cuando la dental es parte de un morfema flexivo; en palabras trisílabas; en el morfema -ado de participios y adjetivos; y todo y toda cuando forman parte de un sintagma con varios términos. 6. Se comprueba la hipótesis 6 para el entorno -ado: la variación de la dental en ese contexto es un cambio consciente que funciona como marcador en la comunidad. La correlación con variables estilísticas indica que el cambio es consciente; los hablantes eliden la dental cuando adoptan un tono informal, lo que explica que haya estilos discursivos que la favorezcan más y que, a medida que avanza la entrevista y el hablante se siente más relajado, aumenten sus elisiones. En el entorno más favorecedor de la elisión, las mujeres de la segunda generación presentan el comportamiento más diferenciado y son las promotoras de los cambios más significativos. No obstante, como las causas que motivan esos cambios son diferentes para cada uno de los subgrupos femeninos, el resultado final es una especie de equilibrio, una aparente neutralización de las tendencias.


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2.3. Análisis de la variación individual El comportamiento lingüístico de los individuos está relacionado con sus características sociales, pero estas no son por sí solas suficientemente explicativas. En gran medida, es la decisión del sujeto como ser individual la que le lleva a seleccionar variantes, a preferir usos y, en definitiva, a adoptar decisiones lingüísticas que le permiten influir en otros individuos a través de sus redes sociales. Por ello, es importante conocer en más detalle quiénes son los sujetos que componen la muestra y analizar su comportamiento ante el fenómeno que estamos analizando. La sociolingüística actual tiene gran interés en determinar el papel que desempeña el individuo en los procesos de cambio, dado que la innovación se produce siempre en la interacción cara a cara, y en este sentido, se interesa por determinar qué individuos actúan en la comunidad como los promotores de los cambios lingüísticos. Los sujetos que se encuentran a la cabeza de estos cambios se denominan líderes lingüísticos y entre los diversos tipos que podemos encontrar interesa ahora distinguir los líderes del cambio y los líderes de la variación (Martín Butragueño 2014:580). Los líderes del cambio son la avanzadilla del proceso del cambio, mientras que los líderes de la variación son quienes más promueven las variantes consideradas normativas en una comunidad de habla. Veamos primero en qué medida los madrileños del distrito de Salamanca eliden la dental en el entorno general y después en el entorno -ado.


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2.3.1. Entorno general La figura 712 representa el porcentaje individual de elisión de los hablantes en el entorno general y pone de relieve cómo, por encima de cualquier otra circunstancia, es la actitud individual hacia la variable lingüística la que mejor explica la variación. Los usos individuales reflejados en la figura presentan una notable oscilación que encuentra su límite inferior en los Figura 7. Porcentaje individual de la elisión de d/ (entorno general). (Hombre = color sólido; Mujer = trama) 40% 35% 30% 25% 20% 15% 10% 5% 0% 1

12

4

7

10 13 16 19 22 25 28 31 34 37 40 43 46 49 52

En estas figuras y en las que siguen se presentan los 54 informantes ordenados del siguiente modo: el primer tercio (=18 sujetos) corresponde al nivel de instrucción alto, el segundo al nivel de instrucción media y el tercero al nivel de instrucción baja. Dentro de cada tercio, los 6 primeros son de la primera generación (3 hombres y 3 mujeres), los 6 siguientes de la segunda y los 6 últimos de la tercera.


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que nunca elidieron la dental en las encuestas y su límite superior en aquellos para quienes la elisión es bastante habitual, con porcentajes iguales o superiores al 25%, esto es, en una de cada cuatro ocasiones. Los primeros podrían considerarse líderes lingüísticos de la resistencia al cambio lingüístico, mientras que los segundos son quienes más decididamente lo promueven en la comunidad madrileña. Tomando como punto 0 la media porcentual de la elisión individual –que se sitúa en el 14.7 %–, se puede distribuir a los sujetos según su desviación respecto a ese estadístico. Esto es lo que nos ofrece la figura 8, donde se aprecia que la variación no se distribuye simétricamente: por una parte, la diferencia porcentual en la zona de valores positivos presenta un rango mayor que la de la zona negativa, lo cual indica que los hablantes innovadores tienen un comportamiento menos homogéneo que los conservadores. Por otra parte, tampoco hay simetría en el número de sujetos que se sitúa en cada polo: en el área de los valores negativos hay 31 sujetos (el 56.4 % del total), de los cuales 19 son mujeres y 12 hombres, mientras que en la zona de los valores positivos (los que favorecen la elisión), el número de sujetos es de solo 23 (43.6%), 15 hombres y 8 mujeres. Por último, una tercera asimetría se produce entre el tercio izquierdo de la figura, donde se sitúan los informantes más jóvenes, y el resto, donde se ubican los de la segunda y la tercera generación. También aquí se constata que los innovadores se encuentran más entre los jóvenes que en las otras dos generaciones. Para distinguir cuáles son los hablantes más destacados en el comportamiento innovador y en el conservador, se ha tomado como referencia el valor de la desviación típica (8.99). La figura 8 refleja la desviación indivi-


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Figura 8. Diferencia de cada sujeto respecto a la media de elisión (entorno general) (Hombre = color sólido; Mujer = trama) 26.97 21.6

20.4

17.98

15.8 13.7

13.3 11.4 9.6

10.5

9.7

9.910.0

8.99

0.00 1

3

5

7

9 11 13 15 17 19 21 23 25 27 29 31 33 35 37 39 41 43 45 47 49 51 53

-8.99 -9.3 -12.0

-17.98

-14.2

-10.8 -14.2 -14.2

-12.9 -14.2

dual de los sujetos que superan esa frontera. Se inclina hacia la elisión un grupo de once personas, los informantes 5, 8, 9, 13, 16, 21, 36, 37, 38, 42 y 44, a quienes podemos considerar líderes del cambio por ser quienes más promueven la variante innovadora. En este grupo predominan los hombres (7 H/4 M), los hablantes de instrucción primaria (5 P/3 S/3 U) y los de la generación más joven (5 I/2 II/4 III); en cuanto a la clase social, abundan los de clase media (1 CB/1 CMB/7 CM/1 CMA). Las profesiones u oficios que desempeñan estas personas son heterogéneas, pero predominan las que no requieren especial dominio de los registros formales:


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hay tres estudiantes, dos amas de casa, dos jubilados, un administrativo, un repostero, un maestro platero y un técnico de cajeros automáticos. Todavía dentro de este grupo de líderes del cambio, hay que destacar algunos sujetos que duplican la diferencia respecto a la desviación típica: el informante 38 es quien muestra un comportamiento lingüístico más avanzado: es un maestro platero de clase media y 79 años de edad en el momento de la encuesta, que había cursado estudios primarios; su cónyuge es de Madrid y sus ascendientes proceden de regiones del norte de España, la madre de Burgos y el padre de Asturias. El informante 21 es un hombre de clase media-baja de 41 años, repostero de profesión, que no llegó a completar los estudios básicos y cuyos padres son gaditano y madrileña respectivamente. A este reducido grupo podrían añadirse los informantes que superan la desviación típica y media, zona en la que se encuentran otros dos sujetos: la informante 36, una ama de casa de 40 años licenciada en Derecho, de clase media-alta, de padre vallisoletano y madre donostiarra y casada con un madrileño, y la informante número 5, una estudiante soltera de clase media que trabaja en la tienda de sus padres, ambos madrileños. Este subconjunto del grupo de los innovadores constituye la avanzadilla de la innovación lingüística en el entorno general. Conforman el perfil individualizado de los hablantes que tienden a elidir en todos los contextos. Hay que destacar el hecho de que dos de los cuatro tengan ascendentes originarios de las regiones vasca o cántabra –áreas en la que el proceso de elisión en el entorno -ado se encuentra más avanzado (cf. Etxebarria 2007; Oñederra 2007) y que otro de ellos tenga ascendientes gaditanos, de una zona en la que la elisión se encuentra en un estadio más avanzado. Estos


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hechos vendrían a avalar la hipótesis de que el cambio que está ocurriendo en la ciudad de Madrid supone una intersección entre la tendencia general innovadora de la hablas meridionales y la elisión restringida al entorno -ado, de las hablas castellanas de la cornisa cantábrica. De forma complementaria, el análisis de la variación debe considerar el comportamiento individual de los que se resisten a la innovación y siguen las pautas normativas, pues es el contraste entre la tendencia innovadora y la conservadora lo que permitirá plantear hipótesis sobre la dirección del cambio lingüístico. En la zona de los valores negativos, donde se sitúan los hablantes líderes de la variación, hay un grupo formado por siete sujetos. De ellos, los informantes 23, 33, 34 y 53 nunca elidieron la dental en las encuestas, mientras que los sujetos 54, 24, 30 y 18 presentan índices de elisión por debajo del 5%. Hay algunas características comunes en este grupo, en el que predominan claramente las mujeres (6 M/1 H), la generación intermedia (0 I/5 II/ 2 III) y los de instrucción alta (2 P/1 M/4 U); ninguno de ellos pertenece a las clases bajas (0 CB/0 CMB/5 CM/ 2 CMA). En cuanto a las profesiones ejercidas por esas personas, encontramos dos amas de casa, un administrativo, un médico, una profesora de secundaria, una farmacéutica jubilada y una bióloga, también jubilada. Predominan, pues, aquellas profesiones que requieren dominio del registro formal para el desempeño de su actividad diaria (profesor, médico, farmacéutica), aunque no parece ser este un elemento concluyente. Por último, en cuanto a la ascendencia de los padres o del cónyuge, predominan los hablantes de ascendencia meridional frente a los de Madrid o de ascendencia mixta; curiosamente, no hay ninguno que proceda del norte.


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Por otra parte, para conocer la actitud de los individuos hacia la elisión interesa observar su comportamiento en los diferentes contextos de la dental. Los datos se reflejan en la figura 9, que presenta a los informantes ordenados según la frecuencia de elisión en el entorno más favorable y su comportamiento en los distintos contornos. Se observa cómo el entorno -ado es el que muestra para cada sujeto un porcentaje de elisión más alto. Solo en dos casos la elisión en este entorno presenta porcentajes inferiores: se trata de los sujetos 48 y 32, que eliden más en la terminación -odo; en otros cuatro casos la elisión en -ado coincide con la de otros entornos, como vemos en los informantes 24, 50, 44 y 27. Figura 9. Porcentaje individual de elisión según los contornos fónicos (los números en el eje de abscisas corresponden a cada informante) Elisión de /d/ y contorno

100 90 80 70 60 50 40 30 20 10 0

11 16 18 29 30 37 17 12 10 31 46 45 20 1 42 35 14 22 47 49 13 40 43 39 9 28 8 21 36 4 38 5 41 26 51 7 15 24 50 52 19 25 48 54 3 2 44 32 6 27 23 33 34 53

resto oda

ede ido

ado ida

ada edo

odo

Hay una serie de sujetos, situados en la zona izquierda de la figura, que eliden exclusivamente en la terminación -ado: se trata del grupo formado


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por las mujeres 11, 16, 18, 29, 30 y, como único hombre, el 37. Otro aspecto destacable es que muchos sujetos restringen la elisión a uno o dos contornos y conservan siempre la dental en el resto: así, los informantes 17 y 24 solo eliden en las terminaciones -ado e -ida; los informantes 12 y 1 suprimen la dental solo en -ado y -odo; los informantes 46, 22 y 50 limitan su elisión a -ado y -ada y los infs. 45 y 47 lo hacen únicamente en -ada y -oda. Estos comportamientos son una muestra más de las restricciones que los hablantes madrileños se imponen a sí mismos a la hora de seleccionar los contextos de elisión. En la zona de la derecha de la figura –exceptuados los cuatro que mantuvieron siempre el fonema– se ubican los sujetos que menos restricciones se imponen en relación con los contornos de elisión. Hay que destacar que no hay ningún hablante que elida en los ocho contornos considerados: el máximo de contornos para un mismo hablante es de seis, comportamiento que muestran los sujetos 4, 6, 7, 8 y 21. En estos hablantes, la elisión en -ado no alcanza valores superiores a la elisión del resto de los contextos, de donde se deduce que desde este grupo no se lidera ni favorece el cambio en el entorno restringido. La adscripción de casi todos estos sujetos al primer grupo generacional y a los niveles de instrucción bajo o medio nos estaría dando una clave sobre la posible evolución de la elisión en la comunidad madrileña. Por último, quienes reparten la elisión de manera más equilibrada son los sujetos 27, 6, 32, 44, 2, 3, 54, 25 y 48, que presentan frecuencias en -ado por debajo del 40% y relativamente altas en los demás contextos. En este grupo hay un claro predominio de los hombres (6 H/3 M) y de la clase media (1 CB/1 CMB/7 CM), mientras que el reparto por edades y por nivel educativo está equilibrado.


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2.3.2. Entorno -ado A continuación se analiza el comportamiento de los madrileños del distrito de Salamanca respecto a la elisión en el entorno más favorecedor, la terminación -ado, donde la elisión supera el 55%. Figura 10. Porcentaje individual de la elisión de d/ (entorno -ado). (Hombre = color sólido; Mujer = trama) 100 90 80 70 60 50 40 30 20 10 0 1 3 5 7 9 11 13 15 17 19 21 23 25 27 29 31 33 35 37 39 41 43 45 47 49 51 53

El comportamiento individual de los madrileños en el entorno más favorecedor de la elisión presenta un panorama de patrones individuales muy diferentes al que aparecía en el entorno general (figura 10).13 La 13

No son contradictorios los datos relativos a -ado que aparecen en esta figura con los de la figura 9. En aquel se representan los contornos fónicos en los que cada hablante elide; en la figura 10 se señala el porcentaje individual de elisión en -ado. De hecho, un hablante puede eliminar la d solo en -ado independientemente de que unas veces lo haga y otras no, y, del


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oscilación, en este caso, abarca todo el espectro: desde el 0%, correspondiente a los informantes que nunca elidieron la dental, hasta el 100% de los cuatro que la elidieron en todas las ocasiones (informantes 5, 35, 36 y 46). Además, hay que destacar que treinta encuestados (55% del total) eliden la dental en más de la mitad de las ocasiones en que aparece en este entorno y 15 (28%) la omiten al menos dos de cada tres veces. Esa misma figura 10 aporta también información sobre el comportamiento de los sujetos según el sexo. Las mujeres madrileñas son las que obtienen porcentajes de elisión más altos, hasta el punto de que las cuatro personas que eliden siempre son todas mujeres. La adopción de este comportamiento por parte del grupo femenino estaría indicando que la elisión en este entorno es un rasgo propio de la comunidad y valorado positivamente.14 Siguiendo la pauta establecida en el apartado anterior, procedemos ahora a distribuir a los madrileños encuestados en relación con su diferencia respecto a la media de elisión, que es del 53.6%. La figura 11 muestra una distribución bastante más equilibrada que la que veíamos en el entorno general: 28 sujetos (16 H/12 M) eliden más de la media y 26 menos (11 H/15 M). En el grupo de quienes favorecen la elisión, la proporción es favorable a los hombres (16 H/12 M). Parecida simetría encontramos en mismo modo, un hablante puede eliminar la d siempre en -ado además de en otros contextos. 14 Estos datos avalan muchas de las características particulares de los líderes lingüísticos, quienes, según Labov (2001:360), poseen los siguientes rasgos: a) suelen ser mujeres; b) se concentran en el centro de los grupos jerárquicamente dominantes en la sociedad; c) tienen contactos estrechos dentro de sus redes sociales; d) no se limitan a mantener contactos con sus redes más próximas; y e) establecen contactos con individuos de diferente estatus, por encima o por debajo en la escala social.


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el rango de la variación porcentual (46.4 los que más eliden, -53.6 % los que menos), lo que significa que el comportamiento de los madrileños es más homogéneo en este entorno -ado que en el general. Figura 11. Diferencia de cada sujeto respecto a la media de elisión (entorno -ado) (Hombre = color sólido; Mujer = trama) 56.8 46.4

46.4 46.4

46.4 39.8

38.7 31.4

30.6 29.8

28.4

0.0 1

3

5

7

9 11 13 15 17 19 21 23 25 27 29 31 33 35 37 39 41 43 45 47 49 51 53

-28.4 -28.6 -33.6

-29.8

-31.4

-36.9 -42.5

-56.8

-53.6

-53.6-53.6

-53.6

El estadístico correspondiente a la desviación típica es 28.4, y también aquí nos vamos a valer de él para determinar quiénes son los líderes del cambio lingüístico y quiénes los más reacios a la innovación. En el grupo de los más innovadores (sujetos 5, 28, 31, 35, 36, 38, 41, 42 y 46) predominan las mujeres (2H/7M) y los mayores de 35 años (1 I/4 II/4 III),


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

mientras que no destaca ningún nivel instrucción (4 P/2 S/3 U). En relación con las profesiones, sobresalen las amas de casa (cinco mujeres), aunque también hay un abogado, un documentalista, un estudiante y un maestro platero. Respecto al origen de sus ascendentes, en tres casos los padres procedían de la ciudad de Madrid y cuatro tenían el padre o la madre de San Sebastián o de Burgos. Todavía podemos detenernos un poco más en el análisis de la figura 11 para fijar la atención en los cuatro sujetos que elidieron siempre que la palabra terminaba en -ado. Estos son, sin duda, los máximos promotores de la innovación lingüística, por lo que interesa especialmente conocer sus características. Todos ellos presentan una desviación respecto a la media de 46.4 puntos porcentuales y son los informantes 5, 35, 36 y 46. Un rasgo que los une tiene que ver con su raigambre madrileña: de tres de ellos tanto los padres como el cónyuge –en caso de tenerlo– eran originarios de Madrid,15 lo que avala la hipótesis de que el cambio está siendo especialmente promovido por los oriundos madrileños, quizá por considerarlo rasgo idiosincrásico de la ciudad. En conclusión, el comportamiento de los madrileños del barrio de Salamanca hacia la elisión está en gran medida determinado por los rasgos individuales de cada sujeto y su carácter más o menos renuente a la innovación lingüística. En relación con el entorno general, podemos decir que los madrileños del barrio de Salamanca tienen una actitud desfavorable hacia la elisión, que se manifiesta en que los índices individuales suelen 15

El otro miembro de este grupo es la mujer catalogada con el número 38, cuyo cónyuge es también originario de Madrid.


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estar por debajo del 14 %. Hay madrileños que nunca eliden la dental y la mayor parte de los hablantes limitan los contornos en los que aceptan la elisión. Por otra parte, el perfil de los líderes lingüísticos del cambio en el entorno general es el de un varón joven sin estudios que ejerce una profesión para la que no se requiere dominio de los registros formales. Respecto al entorno -ado, los patrones se invierten, pues a) los índices de elisión superan en muchos casos el 50 %, b) hay sujetos que eliden siempre la dental en este entorno, y c) otros hablantes solo eliden en este entorno. Los líderes lingüísticos del cambio en este entorno son mujeres mayores de 35 años y cuya familia es de origen madrileño. Estos hechos avalan la hipótesis de que el cambio se valora positivamente y se ha convertido en un marcador lingüístico de la comunidad de habla. Por último, a pesar de que contamos con pocos datos relacionados con el origen geográfico de los hablantes, parece constatarse que quienes promueven más decididamente el cambio en Madrid son aquellos que tienen vinculaciones por orígenes o por viajes y estancias con las áreas septentrionales de España en las que más adelantada va la elisión de d en -ado. 2.4. Análisis multivariante: la incidencia conjunta de los factores Hasta aquí se ha visto la incidencia que sobre la elisión de la dental ejerce cada una de las variables tomadas individualmente. Sin embargo, en la realidad estas variables actúan conjuntamente, de manera que la presencia de unas eventualmente puede incidir sobre el resto. Se hace necesario, por ello, buscar un modelo explicativo más ajustado recurriendo a técnicas estadísticas que permitan combinar y tratar conjuntamente las variables.


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2.4.1. Análisis de regresión (entorno general) Es necesario recurrir a un análisis de regresión logística para poder ver en qué medida contribuyen solidariamente las variables seleccionadas a explicar la variación observada y determinar la importancia que cada variable individualmente tiene en la elisión de la d intervocálica cuando interactúan conjuntamente, así como el peso de cada variante en la elisión. Para este propósito se ha utilizado el programa Goldvarb X, y la tabla 7 presenta la información resultante del análisis escalonado. Tabla 7. Jerarquía de variables en la elisión de /d/ (Entorno general) Rango y variable 1. Contorno vocálico Raz. ver. =-1647.236 P = 0.000

2. Categoría gramatical Raz. ver. =-1502.080 P = 0.000

Variantes

N

f

P1 nivel

Pescal.

-ado -ede -odo -oda -edo resto -ada -ido -ida

513 10 101 33 2 68 38 13 2

50.9 6.2 13.0 17.8 2.2 4.8 4.7 2.0 7.0

0.922 0.430 0.630 0.712 0.202 0.365 0.360 0.187 0.078

0.895 0.809 0.653 0.565 0.573 0.488 0.270 0.098 0.092

Interj Adv Det Part A Pro N V

14 55 77 396 117 44 65 12

46.7 19.3 23.51 33.1 15.9 5.1 4.9 1.7

0.890 0.688 0.739 0.820 0.636 0.332 0.324 0.138

0.982 0.778 0.769 0.679 0.632 0.504 0.475 0.052


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Rango y variable

N

f

P1 nivel

Pescal.

además todavía quedar poder nada todo (mod.) resto todo (núc.)

35 4 13 12 22 93 561 40

30.7 19.0 7.4 3.6 5.3 23.4 17.3 7.6

0.739 0.601 0.340 0.194 0.266 0.344 0.573 0.661

0.919 0.844 0.852 0.818 0.589 0.561 0.417 0.369

4. Límite morfemático Raz. ver. =-1459.723 P = 0.000

d morfemática d lexemática

530 250

24.4 7.6

0.694 0.368

0.700 0.363

5. Fase de la interacción

Final Intermedia Inicial

292 265 223

16.7 14.3 12.0

0.548 0.503 0.452

0.583 0.495 0.463

Entrevista Coloquio Resto

306 259 215

16.0 12.1 15.2

0.536 0.455 0.520

0.600 0.463 0.420

Resto Técnico No técnico Metalingüístico

2 159 615 4

16.7 19.1 13.5 5.8

0.548 0.590 0.487 0.272

0.708 0.661 0.472 0.335

Precede Sigue Sílaba tónica

729 41 10

17.1 12.7 1.1

0.618 0.533 0.084

0.578 0.380 0.205

Desconocidos Amigos Conocidos

747 21 12

14.5 11.5 8.8

0.506 0.438 0.367

0.512 0.339 0.278

Diálogo Descriptivo Narrativo Argumentativo Explicativo Otros

149 42 196 37 355 1

14.8 15.3 14.2 13.3 14.4 9.1

0.510 0.521 0.497 0.479 0.498 0.376

0.593 0.586 0.498 0.474 0.458 0207

3. Difusión léxica Raz. ver. =-1470.630 P = 0.000

Raz. ver. =-1451.010 P = 0.000

6. Planificación del discurso Raz. ver.=-1439.786 P = 0.000

7. Grado de especialización Raz. ver. =-1429.807 P = 0.000

8. Posición del acento Raz. ver. =-1421.463 P = 0.000

9. Tenor y proximidad Raz. ver. =-1415.503 P = 0.005

10. Tipo de discurso Raz. ver. =-1406.697 P = 0.006

Variantes

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SOC IOLI NG ÜÍ STI CA DE L A ELI SI ÓN D E L A D E N TA L - / d/ Rango y variable 11. Número de sílabas Raz. ver. =-1401.549 P = 0.008

12. Edad Raz. ver. =-1398.070 P = 0.034

Variantes



N

f

P1 nivel

Pescal.

Bisílaba Trisílaba Polisílaba

216 364 200

9.4 19.7 15.3

0.608 0.395 0.533

0.602 0.433 0.414

3ª generación 1ª generación 2ª generación

289 293 198

14.1 15.3 13.2

0.497 0.520 0.479

0.537 0.496 0.354

En coherencia con los análisis bivariantes, el modelo de regresión escalonada vuelve a mostrar que los factores lingüísticos son los que más importancia tienen en la elisión de la aproximante intervocálica: han sido seleccionadas seis variables lingüísticas y cuatro de ellas ocupan las primeras posiciones; en segundo lugar inciden algunas variables estilísticas, especialmente la fase de la interacción y el grado de planificación y especialización del discurso; por último, queda descartada la influencia de todas las variables sociales, con excepción de la edad. El contorno vocálico que rodea la d se ha mostrado como la variable que más determina la elisión del segmento. Por variantes, favorecen la elisión los contornos -ado, -odo y, en menor medida, -oda, con índices por encima del 0.5. En este grupo favorecedor de la elisión aparecen también las terminaciones -edo y -eda, pero sus bajos valores frecuenciales hacen que los datos en estos casos no se puedan considerar relevantes. Los madrileños rechazan claramente la elisión en el femenino -ada, así como los participios de la segunda y la tercera conjugación. En cuanto a la categoría gramatical, la interjección, que ocupa la posición más favorecedora de la elisión, está representada en nuestro corpus


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fundamentalmente por joder, donde la elisión se explica por el carácter marcado discursivamente de este elemento –aparte de que su baja frecuencia obligue a que sus valores deban ser interpretados con cautela–. En un sentido similar, la presencia de los adverbios en el grupo favorecedor se explica por la inclusión, como ya vimos, de además y todavía, en los cuales la elisión puede obedecer a razones discursivas o de otro tipo. La categoría participio, que también favorece la elisión, obtiene un índice probabilístico muy diferente en el primer paso del análisis y en el último paso escalonado: es, por tanto, la categoría más permeable a la consideración individual o conjunta, lo que se explica por el hecho de que el entorno favorecedor -ado contrasta con el fuertemente restrictivo -ido, -ida. En posición favorecedora se encuentra también el adjetivo, mientras que el pronombre se ubica en una posición que podemos considerar neutra (este punto está marcado por el valor 0.5). Las categorías lingüísticas primarias, el nombre y el verbo, desfavorecen claramente la elisión, posiblemente porque en estos casos el fonema suele ser de carácter lexemático. El equilibrio entre las restricciones de fidelidad y marcación explican lo que sucede en la variable seleccionada en el cuarto paso: el límite morfemático. En consonancia con lo que acabamos de señalar, el hecho de que la d forme parte del morfema favorece con claridad la elisión, mientras que la retrae el que la dental se halle en el lexema. La pérdida de la d en este caso podría influir en la identificación de la unidad, por lo que tiende a conservarse (marcación de fidelidad); en el morfema, por el contrario, la elisión no dificulta el reconocimiento de la unidad y facilita la pronunciación (restricción de marcación).


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

El discurso no técnico es el más habitual en las entrevistas semidirigidas que componen el discurso, por lo que en este tipo de texto no se favorece la elisión. Es coherente que la mayor atención que exige el discurso metalingüístico retraiga la pérdida del segmento. El hecho de que sea la fase final de la entrevista, como vimos en el análisis bivariante, la que más propicie la elisión no resulta extraño si se tiene en cuenta que en esta fase el hablante suele encontrarse en una situación más relajada y produce el estilo de habla menos formal de los obtenidos en la entrevista. En cuanto a los tipos de discurso, todos ellos se sitúan cerca del punto neutro 0.5, es decir, ninguno favorece ni desfavorece con claridad la elisión. Esta es algo más frecuente en el discurso dialógico y en el descriptivo, quizá porque en ellos el hablante preste menor atención a su discurso, y es menos frecuente en el discurso explicativo y argumentativo. En general, podría decirse que estos dos tipos de discurso exigen una mayor atención del hablante a su propio discurso, especialmente cuando el hablante ha de dar opiniones. No obstante, hay que tener en cuenta también la posible incidencia de la ubicación del tipo de discurso dentro de la entrevista. Las palabras bisílabas favorecen la elisión en mayor medida que las trisílabas o polisílabas. Este hecho, que parece ir en contra de la restricción de fidelidad en la medida en que al desaparecer un elemento la unidad léxica se hace menos reconocible (véase §2.2.1), posiblemente se explique por la importancia cuantitativa que la elisión en todo y nada representa respecto a la suma total de las elisiones dentro del subgrupo de las bisílabas.


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Respecto a la edad, apenas hay diferencias entre las dos generaciones extremas: los de la última generación tienden ligeramente a elidir, mientras que los de la primera se ubican en el punto neutro. La segunda generación es la que presenta un comportamiento más divergente, patrocinando claramente las soluciones normativas. 2.4.2. Análisis de regresión (entorno -ado) El análisis escalonado ha dejado apenas un manojo de variables como incidentes en la elisión de la dental. Debemos considerar este hecho como esperable, pues, dado que la terminación -ado favorece claramente la elisión, los factores que la determinan son muy pocos, en este caso la categoría léxica, la fase de la interacción, la difusión léxica y la relación de proximidad entre el entrevistador y el entrevistado.16 Además, algunas de las variantes de las variables seleccionadas presentan unos valores frecuenciales muy bajos, lo que disminuye su capacidad explicativa.

16

Hay que tener en cuenta, no obstante, que para la elaboración de este corpus había sido previamente necesaria la restricción de muchas variables, como vocal previa y posterior, límite morfemático, posición del acento y otras.


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Tabla 8. Jerarquía de variables en la elisión de /d/ (Entorno -ado) Rango y variable 1. Categoría léxica Raz. ver.= –615.969; P= 0.002

2. Fase de la interacción Raz. ver.= –609.446; P= 0.003

3. Difusión léxica Raz. ver.= –604.618; P= 0.005

4. Tenor y proximidad Raz. ver.= –598.225; P= 0.005

Variantes

P1 nivel

P escal.

55.8 14.3

0.508 0.120

0.508 0.124

186 168 144

61.8 56.2 47.5

0.567 0.510 0.424

0.578 0.506 0.416

Quedar Resto

13 485

92.9 54.6

0.912 0.491

0.920 0.490

Desconocidos Conocidos Amigos o parientes

479 8 11

56.5 36.4 33.3

0.514 0.318 0.290

0.516 0.308 0.251

N

f

No marcado Marcado

496 2

Final Intermedia Inicial

El carácter no marcado del término favorece ligerísimamente la eliminación de la dental, mientras que se retiene cuando el término tiene algún tipo de marca (extranjerismo, tecnicismo, etc.), pero debe notarse, no obstante, que solo dos casos corresponden al segundo grupo. La segunda variable en orden de importancia vuelve a ser la fase de la interacción y aquí, igual que en el entorno general, la probabilidad de elisión en este entorno va aumentando a medida que avanza la entrevista, aproximándose así a los estilos más informales. En la variable Difusión léxica solo se encuentran dos variantes: quedar y el resto; la primera favorece la eliminación en el participio (quedado > quedao). Por último, en el corpus el tipo de relación más frecuente entre los interlocutores es la que surge directamente del desarrollo de la entrevista, que no se conociesen previamente, lo que explica que la variante “desconocidos” obtenga un peso prácticamente coincidente con la probabilidad general de elisión.


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3. CONCLUSIONES GENERALES En el barrio de Salamanca, la dental en posición de ataque silábico es una variable estable, con un índice bajo de actividad en su desarrollo lingüístico. La estabilidad que la variable ha mantenido a lo largo de los siglos ha resultado en un equilibrio de fuerzas entre el prestigio abierto y el encubierto, entre la influencia de la lengua estándar y la de los valores locales que mantienen rasgos del habla coloquial. Como preveía la hipótesis 1, los madrileños de esta parte de la ciudad se decantan por las realizaciones conservadoras de la dental, de acuerdo con los patrones fónicos del prestigio oficial o abierto. El comportamiento de hombres y mujeres es revelador en este sentido pues, como preveía la hipótesis 2, los hombres se identifican con las variantes con prestigio encubierto (elisión), mientras que las mujeres se decantan por las soluciones con prestigio abierto (conservación de la dental). Pero además de estos, hay otros aspectos poco claros en relación a los mecanismos que condicionan este cambio: ¿se trata de un cambio fónico regular o de un cambio por difusión léxica?, ¿la elisión se difunde gradualmente afectando a los sonidos o a las palabras? El análisis ha mostrado la mayor relevancia de los factores lingüísticos sobre los socioestilísticos (hipótesis 3) y ha explorado la posibilidad de que la elisión estuviera asociada a palabras de uso frecuente en el discurso cotidiano. Sin embargo, las elisiones no se producen nunca en las palabras “muy frecuentes”, sino que están condicionadas por el contexto fónico: la posición del acento en la sílaba que precede a la dental, la estructura acentual de la palabra y el entorno vocálico previo y posterior.


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Además, la lenición de la obstruyente oclusiva está sujeta a restricciones gramaticales como la categoría (las elisiones se dan en participios y adjetivos) o la funcionalidad (la dental se elide solo si no establece diferencias semánticas o categoriales). Esta caracterización de las restricciones lingüísticas del cambio no se atiene a lo previsto por la hipótesis 4: en esta comunidad la innovación no responde al mecanismo de difusión léxica, sino que avanza siguiendo la secuencia característica de un cambio fónico regular. Aunque la innovación tiene poca actividad, en su estratificación por grupos de edad puede verse que la evolución de la elisión en el barrio de Salamanca tiene forma de V: la alta frecuencia con que se registra entre los hablantes mayores, se retrae en el paso de la tercera a la segunda generación para volver a cobrar vitalidad entre los jóvenes, quienes la adoptan en niveles superiores a los de sus abuelos. La difusión intermitente o no lineal de los procesos lingüísticos es una característica constante de la evolución lingüística. En el barrio de Salamanca se retoma la pronunciación innovadora que era característica de los mayores pero cambió en la segunda generación, más conservadora. Para entender estos datos hay que imaginar que en algún momento del pasado muchas variedades del español experimentaron un debilitamiento de la dental que afectó a los sufijos gramaticales además de a las raíces, y que una parte de esa variación se ha mantenido estable a través de las generaciones, por lo que los contextos donde aún se pierde serían residuales, restos de un largo desarrollo histórico que puede reactivarse.17 17

Existen testimonios de pérdida de la dental en participios en el habla de Madrid desde principios del siglo XVIII (Lapesa 1980:389).


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Se concluye, entonces, que la dental madrileña es una variable sociolingüística bien asentada en la comunidad y no un nuevo cambio fónico en curso, como lo prueba su desarrollo como marcador lingüístico con estratificación social y estilística (hipótesis 6). Esta variable –junto a otras– permite a los madrileños marcar su discurso como más o menos formal: la pronunciación se torna más conservadora en registros formales, mientras que la elisión aumenta en contextos de informalidad. En el corpus del barrio de Salamanca, su valor como marcador se manifiesta en la mayor frecuencia que la elisión va alcanzando a medida que avanza la entrevista y aumenta la informalidad de la situación. Aunque en términos generales estamos ante un cambio fónico regular, estable o poco activo, el corpus oral del barrio de Salamanca revela una línea de desarrollo mucho más dinámica en el entorno restringido -ado, donde la dental se elimina en el 55% de los casos frente al 14% del entorno general, lo que confirma la hipótesis 5. La disparidad de frecuencias entre el contexto general y el restringido favorece el uso de la variable en la comunidad como marcador, pues resulta llamativo el elevado número de elisiones en -ado en una comunidad particularmente conservadora en el plano fónico. Las preguntas que se plantearon a continuación fueron: ¿de dónde procede el cambio?, ¿qué comunidades de habla o qué referentes sociales imitan los hablantes del barrio de Salamanca cuando deciden incorporar esta innovación en su habla?, ¿qué modelos sociales tratan de imitar sus líderes? El análisis del cambio en el entorno -ado muestra una estratificación sociolingüística distinta de la que manifiesta en el entorno general, lo que significa que la tendencia se ha modificado al extenderse una valoración


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positiva de la elisión, que no solo se tolera, sino que se promueve en este entorno restringido. En el conjunto de la comunidad, los menores de 55 años se decantan por la elisión en -ado en un momento en que la tendencia general en la comunidad era conservadora por influencia de la norma culta. El cambio de dirección del proceso está muy claro en el paso de la tercera a la segunda generación, pues si los hombres mayores de 55 años eran más innovadores que las mujeres de su edad, el patrón cambió en la siguiente generación (35–54 años), pasando las mujeres a liderar este proceso y situándose por delante de los hombres como agentes de la innovación. El análisis ha permitido observar matizadamente el proceso del cambio, mostrando cómo, dentro del grupo femenino, el subgrupo de las universitarias promueve la elisión mientras que las mujeres de los niveles bajos de instrucción adoptan soluciones normativas. Las razones de este comportamiento, a priori poco esperado, deben relacionarse con los cambios sociales que afectaron a las mujeres en la sociedad española a mediados de la década de los 70 del pasado siglo y, en concreto, al mayor acceso a la instrucción y a la vida laboral que han tenido las mujeres de esa segunda generación. El análisis sociolingüístico de los comportamientos individuales del barrio arroja alguna luz sobre los modelos que están operando en la mente de los hablantes para favorecer el cambio de patrón, lo que podría suponer un movimiento de convergencia con las hablas castellanas septentrionales, especialmente con el castellano hablado en la región vasco-hablante (hipótesis 7). En esa región se utiliza un castellano vasco con rasgos específicos, uno de los cuales es la tendencia a la pérdida de /d/ intervocálica en -ado > -ao / -au: sentau ‘sentado’. Aunque la elisión en -ado no se da


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solamente en el castellano de la zona vasca, allí es la pronunciación más común, acompañada regularmente por el cierre de /o/ en [u], que muy frecuentemente se pronuncia formando diptongo con la vocal precedente (Oñederra 2007:1106). La elisión también es característica del castellano manchego (Moreno 2009:143) –donde es de origen andaluz– pero allí las vocales no experimentan, al menos con tanta intensidad, el cierre y diptongación que distingue el castellano de los vascos, entre quienes la innovación estaría en una etapa más avanzada, con alteraciones vocálicas casi generales en toda la comunidad.18 El análisis individual de los hablantes que componen la muestra en el barrio de Salamanca ha permitido confirmar, de forma muy clara en algunos casos, la influencia que ejerce el habla de los vascos y sus costumbres sobre algunos madrileños. Concretamente, algunas mujeres declararon afición y querencia por el País Vasco, región a la que decían viajar todos los años para veranear.19 Estas hablantes manifestaron claramente su adhesión a las costumbres del norte, evidenciada en la pronunciación, y muy específicamente en la elisión de la obstruyente dental sonora y en la diptongación de las vocales que quedan en contacto tras la desaparición de la consonante.

18

Un estudio realizado por Etxebarria (2000) en Bilbao matiza que aunque la diptongación decreciente es una solución muy común, no es general en toda la ciudad (apud Etxebarria 2007:43). 19 San Sebastián ha sido tradicionalmente ciudad de veraneo de la alta burguesía madrileña.


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GRADO DE PENETRACIÓN Y DIFUSIÓN DE TRES ANGLICISMOS EN EL ESPAÑOL DE MÉXICO* ERIK DANIEL FRANCO TRUJILLO El Colegio de México efranco@colmex.mx

This paper describes the degree of penetration and diffusion of the following lexical anglicisms in Mexican Spanish: bullying, gay, and checar. We examine both linguistic and social indicators to find out in which way a lexical item is introduced into a speech community and expands throughout different social and linguistic contexts. We search for occurrences of these lexical items in different linguistic corpora, as well as in the search engine Google. The findings are further supported with a survey questionnaire that considers social variables such as gender, age, and education level. With this methodology, we try to combine production and competence data in order to describe the degree of penetration and diffusion of these loanwords in Mexican Spanish. Keywords: lexical anglicism, diffusion, Mexican Spanish

* Quiero agradecer a Pedro Martín Butragueño por su ayuda durante la realización de este trabajo. Sin su apoyo constante e incondicional hubiera sido imposible llevar a cabo esta investigación. CUADERNOS DE LINGÜÍSTICA, VOL. 2, 2014

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En este trabajo se describe el grado de penetración y difusión de los anglicismos bullying, gay y checar en el español de México, a través de una serie de indicadores tanto lingüísticos como sociales. Se muestran los resultados obtenidos de una serie de búsquedas de estas unidades léxicas en diferentes corpus lingüísticos, así como en el buscador Google. Los hallazgos obtenidos se complementan con un cuestionario que considera las variables sociales de género, edad y escolaridad. A través de esta metodología se trata de describir el grado de penetración y difusión de estos préstamos léxicos en el español mexicano. Palabras clave: anglicismo léxico, difusión, español de México

1. INTRODUCCIÓN Sin lugar a dudas, la riqueza léxica del español refleja el contacto que sus hablantes han establecido a lo largo del tiempo con hablantes de otras lenguas y culturas. El impacto de estos encuentros es de tal importancia que, como bien señala Pedro Álvarez de Miranda (2004:1037), una de las tres dimensiones en la que se puede dividir el vocabulario de una lengua es la de los préstamos.1 Por préstamo debe entenderse “tout procédé par lequel les utilisateurs d’une langue adoptent intégralement ou partiellement une unité ou un trait linguistique (lexical, sémantique, morphologique, syntaxique, phonétique) d’une autre langue” (Office Québécois de la Langue Française 2007). De la variedad de préstamos lingüísticos que se pueden presentar, el préstamo léxico es el más común de todos (Moreno de Alba 1992:196). El préstamo léxico, a diferencia de otros tipos de préstamos como los calcos y los préstamos semánticos, se caracteriza por ser una adopción integral, 1

Los otros dos sectores los constituyen las palabras patrimoniales y las palabras creadas por medio de procesos de derivación, composición y parasíntesis.


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es decir, lo que pasa de una lengua fuente a una lengua meta es un signo lingüístico en su totalidad.2 La importancia de este fenómeno ha llevado a algunos a afirmar que en el vocabulario de una lengua particular hay más préstamos que palabras patrimoniales (Sala 1988:159). Más allá de preguntarnos si dicha afirmación es válida en todos los casos, queda claro que la influencia extranjera es una de las causas principales del cambio léxico (Ullmann 1965).3 Al hacer un breve recorrido de la historia del español, encontramos la presencia de voces latinas y árabes en la Edad Media (Lapesa 1942:79), la incorporación de galicismos en el ámbito político, militar, cultural y tecnológico desde el medioevo hasta principios del siglo XX (Curell 2006) y la aparición de voces amerindias en Hispanoamérica como consecuencia de la conquista (Mejías 1980). Además, desde mediados del siglo xx hasta nuestros días, gracias a la expansión militar y económica de los Estados Unidos, la lengua que mayor influencia ha tenido sobre el español, en términos léxicos, es el inglés. 2

Se cuenta con un buen número de trabajos que proponen tipologías para acercarse al estudio de las diferentes características que los préstamos pueden tener. Para cuestiones generales sobre el préstamo vale la pena consultar propuestas como la de Haugen (1950) y Humbley (1974); por su parte, existen propuestas tipológicas como las de Pratt (1980), Gómez Capuz (1991) y Lorenzo (1996) que se centran exclusivamente en el anglicismo. 3 Si bien el interés de Ullmann se centra en las causas del cambio semántico, creemos que su clasificación resulta útil para comprender la dinámica del cambio léxico. En este sentido, Ullmann (1962), inspirado en las propuestas de Meillet (1926) y Sperber (1926), distingue seis grandes causas que están detrás de cualquier cambio de significado: causas lingüísticas, causas históricas, causas sociales, causas psicológicas, influencia extranjera y exigencia de un nuevo nombre.


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Tener en cuenta que el caudal léxico de una lengua se enriquece constantemente a través de la adopción de préstamos también es un recordatorio del dinamismo y movilidad que caracteriza al vocabulario de las lenguas (Otaola 2004:59–60). Por algo se ha reconocido que el plano léxico es el subsistema lingüístico que se transforma con mayor rapidez, pues “está en íntimo contacto con el mundo extralingüístico cuyos cambios políticos, económicos, sociales y culturales refleja más o menos directamente” (Schifko1992:143). Para comprender el dinamismo constante del léxico de las lenguas, Schifko (1992) destaca tres procedimientos neológicos de los que se valen los hablantes para adaptarse a nuevas situaciones y realidades: los cambios semánticos, el préstamo y la formación de palabras. Estos procedimientos responden a tres principios básicos: satisfacer las necesidades comunicativas y expresivas de los hablantes, contar con las herramientas necesarias para nombrar los aspectos objetivos cambiantes del mundo y mantener la funcionalidad estructural de la lengua para alcanzar estos fines. La complejidad que entraña la dinámica del cambio léxico resalta la necesidad de entender el fenómeno tanto desde una perspectiva lingüística, como desde una perspectiva social, en particular si tomamos en cuenta que el acervo léxico de las lenguas representa la memoria colectiva, la cosmovisión y la identidad cultural de sus hablantes.4 Si nos ceñimos exclusivamente al caso de los préstamos léxicos, el interés social y cultural que acarrean no hace sino volverse aún más evidente, pues todo intercambio lingüístico de esta índole involucra, por lo menos, el contacto de dos lenguas y dos culturas. Como es sabido, el contacto entre 4

Para más al respecto ver Lara (1990).


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lenguas se puede establecer de manera directa o de manera indirecta (Sala 1988:17). Un contacto directo es aquel que “se establece en el mismo territorio, a través de la mezcla de poblaciones o la convivencia durante un periodo variable”, mientras que un contacto indirecto se manifiesta en territorios o regiones diferentes “a través de relaciones culturales, económicas y políticas”. Evidentemente, las consecuencias lingüísticas de estos dos tipos de contactos difieren entre sí. El contacto directo suele implicar una etapa de bilingüismo en la que, en última instancia, se generan fenómenos de interferencia que pueden afectar los dominios más estructurados de una lengua, a saber, la fonología, la morfología, la sintaxis y algunas zonas del vocabulario (Mackey 1970). Por su parte, en el contacto indirecto, el tipo de intercambios lingüísticos que se da entre dos comunidades lingüísticas suele tener consecuencias exclusivamente en el plano léxico y sintáctico (Sala 1988). Creemos que un contacto como el que existe entre el inglés y el español mexicano es sobre todo un contacto de tipo indirecto y, por lo mismo, se produce y expande a través de los medios masivos de comunicación como la radio, la televisión o Internet (Lázaro Carreter 1987). Tomando estas premisas como punto de partida, el propósito de este trabajo es analizar el momento de expansión en el que se encuentran algunos préstamos léxicos del inglés en el español de México, apelando a la idea de que cada palabra tiene un patrón evolutivo particular. La investigación surge de la inquietud de buscar un método que permita trazar el grado de penetración y difusión de dichas palabras apelando tanto a indicadores lingüísticos como sociales.5 En consecuencia, se 5

Por difusión debe entenderse un cambio entre comunidades de habla (Labov 2010).


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considera el fenómeno del préstamo como un problema sociolingüístico en el que una pieza léxica es introducida por los hablantes para luego sufrir un proceso de expansión por medio de ciertos contextos lingüísticos, tanto orales como escritos, así como en ciertos ámbitos sociales. Desde el enfoque que se maneja en este estudio, el grado de penetración implica: a) Observar qué tan acoplado está un préstamo al comportamiento morfológico del español. b) Observar qué tan estable es el significado del préstamo estudiado entre los hablantes. c) Observar el grado de expansión del uso del préstamo en distintos contextos lingüísticos y sociales. A este respecto, se consideran tres niveles de búsqueda para fundamentar la reconstrucción del proceso de integración al español mexicano de los siguientes anglicismos léxicos: bullying, gay y checar. 2. METODOLOGÍA La elección de estas palabras se llevó a cabo con base en los siguientes criterios: I. Evitar elegir palabras como DVD, walkman, Internet, iPod, entre otras, ya que resultaban poco atractivas para el estudio si se considera que la palabra se difunde tan pronto se difunde el objeto mismo. Dicho esto, resulta hasta cierto punto predecible dar cuenta del proceso de expansión del término, ya que se puede ir directamente al momento de aparición del objeto en cuestión para calcular el inicio del uso de la palabra.


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II.

Partir de un nivel hipotético de antigüedad con la idea de formar un continuum en cuyos extremos se encontraran términos de largo recorrido por un lado y términos de reciente aparición por el otro. A este respecto, la palabra checar se colocó en el extremo de los términos que se cree tienen una larga trayectoria en el idioma; bullying se colocó en el extremo de los términos de reciente aparición y gay se colocó a la mitad de dicho continuum. Una vez seleccionadas las unidades léxicas a estudiar, se realizó la búsqueda de datos en tres dimensiones distintas. En primer lugar, se buscaron las ocurrencias de cada una de estas piezas en los siguientes corpus: el Corpus Sociolingüístico de la Ciudad de México (CSCM), el Corpus Diacrónico del Español (CORDE), el Corpus de Referencia del Español Actual (CREA), el Corpus del Español Mexicano Contemporáneo (CEMC) y el Corpus del Español de Mark Davies (CEMD).6 La búsqueda en el CSCM permitió documentar la difusión social de las voces consideradas en un corpus oral, pues se trata de 108 entrevistas sociolingüísticas en las que se consideran las variables sociales de género, edad y grado de instrucción.7 Las búsquedas en los otros corpus permitieron documentar el proceso de expansión 6

Evidentemente, para el CORDE, el CREA y el Corpus del Español de Mark Davies, se acotaron los criterios de búsqueda a contextos de uso exclusivamente de México. 7 A este respecto, el género comprende hombres y mujeres, la edad considera 3 generaciones: la primera formada por personas de entre 20 y 34 años de edad; la segunda conformada por personas de entre 35 y 54 años y la tercera incluye individuos de 55 años en adelante. Por último, el grado de instrucción se divide en bajo, medio y alto. El grado de instrucción bajo comprende personas que tienen como máximo educación básica. El grado de instrucción medio comprende personas que tienen como máximo la enseñanza media. El grado de instrucción alto considera individuos con educación superior.


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de las palabras en cuestión tanto en lengua oral como en lengua escrita. En el caso particular de estas búsquedas, se procuró anotar la fecha más antigua de aparición de los términos estudiados, así como algunos de los géneros en los que se documentó su ocurrencia. En segundo lugar, dado que los resultados de esta exploración en distintos corpus no siempre resultaron lo suficientemente fructíferos, el siguiente paso fue continuar el proceso de recopilación de datos en el Diccionario del Español de México (DEM) y en el buscador Google. Dado que uno de los objetivos de la investigación es dar cuenta del proceso progresivo de expansión de estas palabras, se optó por investigar el crecimiento en cuanto al número de usuarios de Internet en México a lo largo de los años, así como ubicar el año en que Internet hizo su apertura comercial en el país para poder medir de alguna manera la proporción de la expansión del término. De acuerdo con Gutiérrez Cortés e Islas Carmona (2008), a partir de 1995 es cuando Internet comenzó su expansión comercial en la República Mexicana. Los criterios de búsqueda en Google se acotaron solamente a páginas de México; además, gracias a que el buscador Google permite realizar búsquedas fechadas, se tomaron en consideración tres lapsos de tiempo distintos dentro de los cuales se realizaron las búsquedas deseadas. El primero de estos lapsos va del 01/01/1995 al 31/12/2000; el segundo, del 01/01/2001 al 31/12/2006; por último, el tercer lapso de tiempo cubre el periodo del 01/01/2007 al 20/09/2012. Como se puede observar, se trata de un continuo de 15 años dividido en tres periodos de tiempo de cinco años cada uno. La razón principal para hacer estos cortes temporales fue contar con un contexto de fondo a partir del cual se pudiera medir la expansión relativa de las unidades léxicas de nuestro interés. A continua-


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ción, se hizo una búsqueda general del 01/01/1995 al 20/09/2012 a partir de la cual se consideraron las primeras cinco páginas de resultados para cada una de las palabras consideradas en el estudio, esto con el objetivo de observar a través de qué géneros discursivos y de qué grupos sociales se han expandido las palabras, así como el grado de integración tanto de los préstamos ya asentados como de los préstamos más recientes. Por último, el tercer nivel de búsqueda consistió en un cuestionario realizado a doce personas. Para dicho cuestionario se consideraron las variables sociales de género, edad y grado de instrucción.8 El contenido del cuestionario se divide en tres partes; la primera contiene preguntas cuyo objetivo es averiguar si el informante ha escuchado la palabra en cuestión, si la utiliza y si sabe su significado. La segunda parte incluye preguntas que buscan dar cuenta de la expansión social de las unidades léxicas consideradas. Finalmente, la tercera parte es una prueba prescriptiva cuya finalidad es obtener información sobre la seguridad lingüística de los informantes. El interés principal de este cuestionario es contar con una pequeña comprobación de las reacciones de algunos hablantes del español mexicano a las tendencias que sugieren los otros dos niveles de búsqueda con respecto a las unidades léxicas estudiadas. Estamos 8

El género considera hombres (H) y mujeres (M). La edad comprende tres generaciones: la primera formada por personas de entre 20 y 34 años de edad (1); la segunda conformada por personas de entre 35 y 54 años (2) y la tercera comprende individuos de 55 años en adelante (3). El grado de instrucción se divide en alto (A) y bajo (B). El grado de instrucción alto considera informantes que por lo menos hayan terminado una licenciatura. El grado de instrucción bajo incluye informantes que como máximo hayan cursado la secundaria. Se cuenta entonces con 12 informantes, seis hombres y seis mujeres distribuidos en tres grupos de edad y dos grados de instrucción respectivamente.


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conscientes de que, para confirmar la trascendencia y validez de estas reacciones, lo ideal sería ampliar el número de hablantes por casilla para así contar con una muestra representativa; no obstante, las respuestas de los entrevistados ofrecen algunos indicios que bien valdría estudiar a profundidad. En consecuencia, por el momento, las respuestas de los informantes deben tomarse como meros indicios. Por medio de estos tres niveles de búsqueda se ha querido conjuntar tanto datos de producción como datos de competencia para contrastarlos al servicio de la penetración y difusión de los préstamos. Se espera que los análisis que se muestran a continuación permitan un acercamiento al proceso de integración que han sufrido estas unidades léxicas en el español de México. 3. ANÁLISIS DE DATOS 3.1. La palabra bullying El primer paso del análisis fue buscar las ocurrencias de la palabra bullying en los corpus mencionados en la sección anterior. La tabla 1 muestra los resultados de estas búsquedas. Tabla 1. Número de ocurrencias de la palabra bullying en los distintos corpus consultados Palabra bullying

CEMC 0

CREA 0

CEMD 0

CORDE 0

CSCM Nivel alto: 0 Nivel medio: 0 Nivel bajo: 0


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La tabla 1 muestra que no se presentó ocurrencia alguna de la palabra bullying en los corpus que se consultaron. Esto puede interpretarse de dos maneras. Por un lado, se confirma que para realizar estudios sobre léxico no siempre resulta suficiente la consulta de corpus (Serrano 2011:191). Por el otro, se presta como un argumento para interpretar que el uso de la palabra bullying en el español de México es muy reciente como para aparecer documentada en este tipo de fuentes. En cuanto a las búsquedas que se realizaron en Google, la tabla 2 muestra los resultados obtenidos durante la búsqueda por periodos de tiempo. La tabla 2 advierte que existe un incremento exponencial de las ocurrencias de la palabra bullying considerando los tres periodos de tiempo en cuestión. En relación a lo anterior, si bien resulta cuestionable la exactitud de los resultados obtenidos, no deja de llamar la atención que el comportamiento de esta aparente tendencia se ajuste a la hipótesis de que la palabra bullying es un término que está en pleno momento de expansión. Ahora bien, si se toma en consideración que, de acuerdo con el INEGI,9 en el año 2000 había alrededor de 5.5 millones de usuarios de Internet en México, que para 2006 el número incrementó a 20.5 millones de usuarios y para 2011 se contabilizaron alrededor de 40.5 millones de usuarios, cabría la posibilidad de que el incremento en el empleo de la palabra se deba exclusivamente al incremento del número de usuarios. No obstante, si partimos de la premisa de que el uso de la palabra bullying en Internet tiene una relación proporcional al número de usuarios, resulta que el aumento exponencial en el uso supera al incremento estimado de usuarios 9

http://www.inegi.gob.mx/est/contenidos/espanol/temas/Sociodem/notatinf212.asp


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tal y como lo muestra la tabla 2. Esto sugiere que esta aparente difusión en el empleo de la palabra no se debe nada más a este factor. Tabla 2. Índice de ocurrencias de la palabra bullying en Google en tres periodos de tiempo distintos Periodo

01/01/1995– 31/12/2000 01/01/2001– 31/12/2006 01/01/2007– 20/09/2012

Uso de la palabra bullying

N. de usuarios de internet Real: 729 resultados 5.5 millones Estimado: 2717 resultados 20.5 Real: Cerca de 4,450 resultados millones 40.5 Estimado: 5368 resultados Real: Cerca de 186000 resultados. millones

Incremento de acuerdo a la relación entre el uso y el número de usuarios* 64% 3365%

* El cálculo se hizo por medio de una regla de tres donde se multiplicó el número de usuarios del segundo periodo de tiempo por el número de ocurrencias de la palabra en el primer periodo de tiempo dividido entre el número de usuarios del primer periodo de tiempo. Para el tercer periodo de tiempo, así como para el resto de los cálculos que se realizaron, se repitió el mismo procedimiento; es decir, siempre se hizo la comparación a partir del primer periodo considerado. Por medio de este primer cálculo, se obtuvo el estimado del número de ocurrencias de la palabra. Posteriormente, se determinó el incremento en el porcentaje con relación al número real de resultados obtenidos. Es decir, se obtuvo la diferencia entre el número real de resultados y el número estimado de ocurrencias del término divididas entre el estimado del periodo en cuestión para finalmente obtener el porcentaje de incremento con relación al número real de resultados obtenidos.

Otra cuestión a la que se prestó especial atención para darle mayor peso a nuestra argumentación fue la de observar si también se había presentado un incremento en el número de ocurrencias de unidades léxicas derivadas de la palabra bullying que se ajustaran a los procesos morfológicos del español. En relación a esto, la tabla 3 muestra el incremento en el uso tanto de formas alternas en las que se pensó podría aparecer la palabra bullying


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(bulling), como de formas derivadas y flexionadas que poco a poco se empiezan a escuchar entre los hablantes del español de México como buleado, buleador, bulear, buleando, entre otras. Tabla 3. Ocurrencias de formas flexionadas y derivadas de la palabra bullying Formas gráfico-léxicas bulling bullear bulear bulleando buleando bulleable buleable buleado buleado buleador bulleador buleadores bulleadores

01/01/1995– 31/12/2000 10 resultados 0 resultados 0 resultados 0 resultados 0 resultados 0 resultados 0 resultados 0 resultados 0 resultados 0 resultados 0 resultados 0 resultados 0 resultados

01/01/2001– 31/12/2006 Cerca de 357 resultados 0 resultados 1 resultado 0 resultados 0 resultados 0 resultados 0 resultados 0 resultados 3 resultados 2 resultados 0 resultados 1 resultado 0 resultados

01/01/2007– 20/9/2012 Cerca de 20 700 resultados 63 resultados 43 resultados 27 resultados 4 resultados 2 resultados 1 resultado 138 resultados 71 resultados 43 resultados 22 resultados 554 resultados 10 resultados

La tabla 3 respalda la hipótesis de que la unidad léxica bullying está en pleno proceso de expansión, ya que es a partir del periodo que va de 2007 a 2012 que encontramos un número relevante de ocurrencias de la palabra, así como de formas derivadas y alternancias ortográficas en los datos. Entre los procesos derivativos que se observan, destacan el sufijo verbalizante -ear y el sufijo nominalizador -dor. Los verbos denominales terminados en -ear se caracterizan por añadir dicho sufijo a la base sustantiva, elidiendo la


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vocal final cuando resulta necesario: bully > bulear; bat(e) > batear; escáner > escanear; facebook > facebookear; faul > faulear; fumble > fumblear; hippy > hippear etcétera. De acuerdo con Beniers (2010:97–98), las bases de este tipo de verbos pueden estar constituidas por préstamos, en su mayoría, del inglés, tal y como lo confirman los datos recién mencionados. En términos semánticos, el verbo bulear entra dentro de lo que Beniers (2010) caracteriza como un atributo comparativo de sujeto: ‘hacer como un X’, ‘hacer de X’ o ‘comportarse como un X’. Dado lo anterior, la palabra bulear podría parafrasearse de la siguiente manera: bulear: ‘hacer de acosador o bully’. Por su parte, el sufijo -dor, se añade a una base verbal, previa elisión de la terminación final -r de infinitivo, pero conservando la vocal temática del verbo en cuestión: batear > bateador; boxear > boxeador; bulear > buleador; linchar >linchador; programar > programador etcétera. Este sufijo genera tanto a sustantivos como adjetivos a partir de verbos. En términos semánticos, Santiago Lacuesta y Bustos Gisbert (1999:4543–4544) mencionan que, cuando se trata de sustantivos animados, se pueden distinguir tres categorías distintas: i. Los sustantivos clasificadores que suelen tener un significado con un sema de ‘profesión’ y pueden parafrasearse como ‘alguien que profesionalmente hace x’. ii. Los sustantivos caracterizadores, cuyo significado presenta un sema de ‘persona caracterizada por su inclinación a realizar la acción designada por la base verbal’. iii. Los sustantivos intensificadores que tienen un significado con un sema de ‘persona que lleva a cabo la acción referida por el verbo o que la realizan en el momento de la enunciación’.


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Dada esta caracterización cabe parafrasear el significado de buleador como ‘una persona que bulea a otra u otras’. Como se ha venido señalando, los datos con los que se cuenta hasta el momento sugieren que es a partir del periodo de 2007/2012 cuando se ha comenzado a manifestar la adaptación lingüística del término bullying. A este respecto, resulta interesante observar que a nivel panhispánico el registro de la palabra bullying también es bastante reciente. De acuerdo con María Pozzi (2012): En español, el Corpus de Referencia del Español Actual (CREA) de la Real Academia Española registra bullying por primera vez en 2000 y bully en 2002. En las Antenas Neológicas, el primer registro de ambos neologismos data de 2006: “Paula Vives es la actriz que encarna a Mercè Amorós, la estudiante víctima de bullying en la telenovela de TV–3, El cor de la ciutat. [El País, España, 02/06/2006]”.

Ahora bien, en lo que respecta a los géneros discursivos en los que se registra el uso de la palabra bullying, de acuerdo con las primeras cinco páginas de resultados que se obtuvieron en el buscador Google (acotando la búsqueda a páginas de México y al periodo que va del 01/01/1995 al 20/09/2012), la palabra puede aparecer tanto en contextos formales como informales. A grandes rasgos, el término se registra en páginas que buscan informar qué es el bullying, revistas de interés general, blogs, periódicos, página especializadas en psicología, entre otras. En la imagen 1 se observan algunos de estos registros:


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Imagen 1. Ejemplo de páginas en las que se registra el uso de la palabra bullying

La imagen 1 ejemplifica el tipo de páginas en las que se registra el término bullying. El hecho de encontrar páginas en las que abiertamente se explica qué se debe entender por bullying y se describen sus principales características respalda la hipótesis de que se trata de un préstamo de reciente aparición, pues ejemplos como los que se muestran en la imagen 2 son un indicador de que el significado del término todavía no está del todo asentado y sigue en negociación. 3.1.1. Datos del cuestionario10 En cuanto a la información que proporciona el cuestionario realizado, la mayoría de los informantes reconocieron haber escuchado la palabra 10

Todas las tablas que contienen información relacionada con el cuestionario aparecen en el Anexo que se encuentra al final de este documento.


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Imagen 2. Negociación del significado de la palabra bullying

bullying. De hecho, todas las personas con grado de instrucción alto mencionaron conocerla, y solo dos personas, ambas mujeres, perteneciente al grupo de grado de instrucción bajo, señalaron nunca haberla escuchado. Cabe preguntarse hasta qué punto influye el hecho de que estas personas tengan una relación estrecha con familiares que actualmente están cursando la primaria, la secundaria o la prepa, pues es de llamar la atención que incluso las personas del grupo de edad 3 y de grado de instrucción bajo aseguren haber escuchado esta palabra. Ahora bien, resulta más interesante lo que dejan entrever los datos relacionados con la descripción del significado de la palabra bullying. Si contrastamos los datos obtenidos de los informantes con grado de instrucción alto con los de grado de instrucción bajo, se muestra revelador que


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los informantes con grado de instrucción alto parezcan tener una mejor idea del significado de la palabra. Algunos ejemplos de las respuestas obtenidas se muestran en (1): (1)

a. “Estar molestando a una persona o estar fastidiando a una persona. Normalmente en… se da en las escuelas.” (HA1) b. “El pasarte de lanza con tus compañeros (de escuela).” (MA1) c. “Maltrato a las personas en las escuelas, también en el área en la que estoy porque hay bullying laboral.” (HA3) d. “Lo de las escuelas ¿no?, se agreden a los niños.” (MB3)

Al mismo tiempo, se debe mencionar que en la mayoría de los casos donde se obtuvo algún tipo de definición sobre el significado del término, el significado aparece relacionado con la escuela. Cabe preguntarse si el significado de la unidad léxica bullying terminará restringiéndose al ámbito escolar o si pasará a ser algo mucho más genérico; en este sentido, se debe averiguar si realmente se está gestando una competencia entre la palabra bullying y la palabra acosar 11 y, en caso de que así sea, estudiar en qué condiciones se está dando. A este respecto, resulta interesante señalar que de acuerdo con María Pozzi (2012):

11

Marius Sala (1988:148) señala que en muchas ocasiones los préstamos aparecen sin que por ello se reemplace por completo el uso de palabras antiguas que se utilizan para designar situaciones o realidades similares. Por lo mismo, al menos durante un tiempo, tanto el préstamo como la palabra antigua pueden funcionar como sinónimos.


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La palabra bully es un préstamo del inglés, en donde según el Merriam Webster Learner’s Dictionary (MW), funciona como sustantivo / adjetivo: ‘a person who uses strength or power to harm or intimidate those who are weaker’ o como verbo, con dos acepciones: 1) ‘to frighten, hurt, or threaten (a smaller or weaker person): to act like a bully toward (someone)’; 2) ‘to cause (someone) to do something by making threats or insults or by using force – usually + into’. El MW también registra bullying como sustantivo y proporciona el siguiente ejemplo: “bullying is not tolerated at school ”. Según el Oxford English Dictionary, a finales del siglo XVII bully ya tenía un significado similar al actual: ‘harasser of the weak’. El verbo to bully apareció alrededor de 1710 y posteriormente, bullying se nominalizó.

La definición de la palabra bullying en inglés no se restringe al ámbito escolar, por lo mismo, se debe tener en consideración que el significado de esta pieza léxica en los usos que la gente le está dando en el español de México parece circunscribirse, en un gran número de casos, al ámbito escolar. Por otro lado, en lo que concierne al empleo de la palabra bullying por parte de los informantes, los datos obtenidos sugieren que en su mayoría son los jóvenes los que afirman utilizarla, mientras que los adultos se muestran más reticentes al respecto. Como se mencionó en la introducción de este trabajo, la segunda parte del cuestionario consistió en realizar preguntas vinculadas con la expansión social de las palabras en cuestión. Sobre la palabra bullying, al preguntarles a los informantes sobre el tipo de gente que en su opinión usa dicho término, varias de las respuestas coinciden en mencionar que en padres de familia, hijos y jóvenes. Los datos que ejemplifican esto se presentan en (2):


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Pregunta: ¿Qué tipo de personas utilizan la palabra bullying? a. “Ahorita está muy de moda, creo que los papás… y ya si su hijo está siendo acosado o molestado en la escuela dicen: ‘ah, ya tiene bullying’ y es por influencia de los medios de comunicación.” (HA1) b. “Los jóvenes, aunque la he escuchado mucho en CNN. La utilizan los adultos ya como un problema.” (HA2) c. “Las mamás, padres de familia, maestros.” (MA2) d. “Los jóvenes, es una palabra que ellos utilizan.” (MA3) e. “Los que están relacionados con esa palabra, esa moda. El padre con el hijo, el hijo con el papá.” (HB1) f. “Los padres que tienen hijos en las escuelas, son los que usan esa terminología malamente.” (HB3)

Algo que resulta llamativo es que tanto en (2a) como en (2b) se expresa abiertamente el uso de la palabra en los medios de comunicación. Estas intuiciones de los informantes coinciden con los hallazgos de esta investigación que apuntan a pensar que podría tratarse de un cambio desde arriba, pues como señala Silva Corvalán (2001:245), los cambios desde arriba son cambios conscientes que se inician en los grupos sociales de mayor prestigio. Pareciera ser que con la palabra bullying se está generando un patrón valorado socialmente que con el apoyo y respaldo de los medios de comunicación comienza a imponerse entre los diferentes hablantes del país que poco a poco comienzan a adoptar el modelo impuesto desde arriba. También se obtuvieron datos interesantes relacionados con la siguiente pregunta:


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(3)

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¿En boca de quién se/te imagina(s) la palabra bullying?

De acuerdo con la información con la que contamos, existe una notoria tendencia en las respuestas de los informantes a imaginar la palabra bullying en boca de jóvenes y adultos. Esto también sugiere que la palabra está en pleno momento de expansión, pues de acuerdo con los informantes del primer y segundo grupo de edad, un adulto mayor difícilmente utilizaría la palabra bullying. Por último, en relación a la prueba prescriptiva del cuestionario, las respuestas recibidas también revelan algunas cuestiones sugerentes. Las primeras preguntas de esta sección dirigen a los informantes a que escojan una respuesta entre dos o más opciones, como se muestra en (4) y (5): (4)

¿Cómo llamaría(s) a alguien que practica el bullying? Por ejemplo, “Juan es un…” a. bully b. buleador c. acosador

(5)

¿Cómo llamarías a alguien que sufre el bullying? a. acosado b. buleado

En términos generales, existe una marcada preferencia de los informantes por el uso de las unidades léxicas acosador y acosado, respectivamente. Solamente en el caso de los informantes del primer grupo de edad y de


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grado de instrucción alto se percibe una preferencia por utilizar formas como bully, buleador y buleado que, de acuerdo con la hipótesis de este trabajo, son de reciente aparición. Dados estos hallazgos, sería muy oportuno ahondar al respecto y verificar por medio de una muestra más amplia si otros informantes que entraran en estas categorías también se inclinarían por el uso de estas formas. Asimismo, al preguntarles abiertamente a los informantes si consideraban que bullying está bien dicho en español, la respuesta que más se obtuvo fue la de no. Esto, incluso en aquellos hablantes del primer grupo de edad y de grado de instrucción alto, que indicaron preferir utilizar formas como bully o buleador a acosador. Finalmente, al preguntarles abiertamente si resulta preferible utilizar bullying en vez de acoso, los informantes, en su mayoría, se inclinaron por la unidad léxica acoso. Es de llamar la atención que aquellos informantes que señalaron que bullying sí está bien dicho en español parecen considerar que existe cierta diferencia de significado entre acoso y bullying. Por lo mismo, los ejemplos que aparecen en (6) podrían justificar por qué desde la perspectiva de estos hablantes el uso de bullying es correcto: (6)

a. “Acoso yo lo siento como algo de sexual, yo diría algo más como agresión o agresión hacia los niños.” (MB3) b. “Acoso puede aplicarse a más cosas, el bullying solo a una golpiza o terror psicológico.” (HA2) c. “Bullying es botanearse a los chavos y acoso ya es excederse es algo más pesado. Son más pesadas las maldades.” (HB1)


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3.1.2. Síntesis Las tres dimensiones de búsqueda que se consideraron para dar cuenta del momento de expansión en que se encuentra el anglicismo bullying sugieren que se trata de un préstamo de reciente aparición. La nula ocurrencia de la palabra en los corpus considerados sugiere que estamos ante una pieza léxica que no está lo suficientemente asentada como para aparecer en este tipo de fuentes. A su vez, el hecho de que en Google la frecuencia de su uso se empiece a incrementar a partir del periodo que va de 2007 a 2012, así como la manifestación de formas derivadas en ese mismo lapso de tiempo, refuerzan la hipótesis de que el término está en pleno proceso de integración al español de México. De igual modo, la información que proporcionan las preguntas del cuestionario deja entrever que la palabra todavía no es reconocida por todos y que su significado todavía no es del todo claro y se sigue negociando. Por último, las respuestas de la parte prescriptiva del cuestionario manifiestan que a pesar de que hay un grupo mayoritario que no está de acuerdo con el uso del término bullying en lugar de acoso, los jóvenes parecen ser los más proclives a utilizarla, incluso si reconocen abiertamente que sería mejor optar por el empleo de la palabra acoso. En resumidas cuentas, se considera que todos estos indicadores son un buen punto de partida para seguir ahondando en el desarrollo del proceso de integración que está teniendo este anglicismo en el español de México. 3.2. La palabra gay En cuanto a la palabra gay, la tabla 4 muestra los resultados de las búsquedas realizadas en los corpus seleccionados.


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Tabla 4. Número de ocurrencias de la palabra gay en los distintos corpus consultados Palabra gay

CEMC 0

CREA 18

CEMD 1

CORDE 0

CSCM* Nivel alto: 4 Nivel medio: 14 Nivel bajo: 3

* Las cuatro ocurrencias de nivel alto se registraron en la misma entrevista, las doce de nivel medio en dos entrevistas distintas y las tres de nivel bajo también en la misma entrevista.

A diferencia de lo acontecido con la palabra bullying, la palabra gay sí se documentó en algunas de estas fuentes. Esto parece indicar que la palabra tiene un mayor grado de penetración que bullying. En particular, llama la atención que en el CSCM se registra la palabra en por lo menos en una de las entrevistas para cada grado de instrucción (7): (7)

a. “… pero luego nos dimos cuenta que es una playa de gays”. (ME-10731M-00, nivel alto) b. “… [hasta esa] fecha/ pero yo/ pues <~pus> yo/ sí me gustaba <~gusta:ba>/ pero pues <~pus> obviamente yo no sabía si él era gay <~guey> o no/ entonces/ pasó otra cosa con él/ é- él estuvo/ enamorado/ pero súper enamorado/ en aquel entonces/ de otro chavo del mismo ballet/…” (ME-271-21H-06, nivel medio) c. “[y ahora] que ya lo llevo a los ensayos y eso/ ve que no/ no el hecho de ser gay <~guei>/ significa que bailes [clásico]” (ME-279-22H-06, nivel medio) d. “…pues sí porque/ luego/ por decirlo así// una ocasión me tocó un gay/ pero haz de cuenta [que]…” (ME-291-11H-06, nivel bajo)


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En el CREA se documentaron un total de 18 casos en 12 textos distintos, donde la ocurrencia más antigua data de 1985 y la más reciente es del año 2003. Asimismo, resulta significativo observar que los géneros discursivos en los que más se documenta esta pieza léxica son textos narrativos de ficción y de interés general (arte y salud): Tabla 5. Estadísticas del CREA sobre las ocurrencias de la palabra gay Año 1996 1997 2002 2003 1995 1985 1987 1993 1999

% Casos 16.66 3 16.66 3 16.66 3 16.66 3 11.11 2 5.55 1 5.55 1 5.55 1 5.55 1

País % Casos México 100.00 18

Tema 7.- Ficción. 4.- Artes. 6.- Salud. 2.-Ciencias sociales, creencias y pensamiento. 8.- Miscelánea.

% Casos 33.33 6 27.77 5 22.22 4 11.11 2

5.55

1

Otra cuestión importante, es que, a diferencia de bullying, la palabra gay sí aparece en el DEM: gay s y adj m y f (Se pronuncia guéi) Persona homosexual, en particular la de sexo masculino: “Gays de todo el mundo hicieron una convención en Acapulco”, “orgullo gay”. Por su parte, los resultados obtenidos a través de Google aparecen en la tabla 6:


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Tabla 6. Índice de ocurrencias de la palabra gay en Google en tres periodos de tiempo distintos Periodo

Uso de la palabra gay

N. de Incremento de acuerdo usuarios a la relación entre el uso de internet y el número de usuarios

01/01/1995– Real: Cerca de 8 370 resultados 31/12/2000

5.5 millones

-

01/01/2001– Estimado: 31 197 resultados 31/12/2006 Real: Cerca de 91 600 resultados

20.5 millones

193 %

01/01/2007– Estimado: 61 633 resultados 20/09/2012 Real: Cerca de 333 000 resultados

40.5 millones

440 %

Como se puede observar, al igual que con la palabra bullying, se presenta un incremento exponencial de las ocurrencias de la pieza léxica gay a partir de los periodos de tiempo considerados. Sin embargo, si se comparan las ocurrencias para la palabra gay con las registradas para la palabra bullying, queda claro que las cifras estimadas para gay en los tres periodos en cuestión superan notoriamente las cifras obtenidas para la unidad léxica bullying. Esta información va de acuerdo con la hipótesis presentada al inicio de este trabajo de que el anglicismo gay tiene un mayor grado de difusión y distribución social por lo que se encuentra a la mitad del continuum propuesto. Por otro lado, en lo que respecta a los géneros discursivos en los que aparece la pieza léxica gay en el buscador Google, observamos que la palabra tiene presencia tanto en contextos formales como informales. Por lo mismo, la palabra se documenta en foros de interés general, chats, páginas sobre destinos de viaje, revistas, periódicos y páginas exclusivamente


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creadas para hombres y mujeres homosexuales. La imagen 3, que aparece a continuación, ejemplifica algunos de estos registros: Imagen 3. Ejemplo de páginas en las que se registra el uso de la palabra gay

Si bien la palabra gay no muestra, por el momento, formas derivadas, sí se han generado algunas colocaciones y conceptos compuestos como orgullo gay, comunidad gay, bodas gay, matrimonio gay, antro gay, bar gay, desfile gay, baño gay entre otras. 3.2.1. Datos del cuestionario En relación a la pregunta sobre el conocimiento de la palabra gay, todos los informantes aseguraron haberla escuchado antes, aspecto que refuerza


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la hipótesis de que la palabra tiene un mayor recorrido en el español mexicano que bullying. Asimismo, en cuanto a su significado, independientemente de cualquier variable social, todos los informantes dieron una definición bastante clara de lo que gay quiere decir: en la mayoría de los casos mencionaron la palabra homosexual para caracterizarla: (8)

Pregunta: ¿Qué quiere decir gay? a. “Una persona homosexual.” (HA1) b. “Una persona que es homosexual.” (MA2) c. “Se utiliza para identificar a un grupo de homosexuales o una persona homosexual.” (HA3) d. “homosexual.” (MA3) e. “Son las personas que son homosexuales.” (MB1) f. “El término que usan para definir la homosexualidad de una persona.” (HB3) g. “Son las personas que, cómo le dijera, son homosexuales.” (MB3)

De acuerdo con el Merriam Webster Learner’s Dictionary (MW), en inglés, la palabra gay se utiliza como sustantivo y como adjetivo. Como sustantivo, la palabra gay tiene un solo significado: ‘a person and especially a man who is homosexual ’; como adjetivo, la palabra gay presenta tres acepciones; dos de ellas de uso anticuado: 1) a. ‘sexually attracted to someone who is the same sex: homosexual ’; b. ‘always used before a noun: of, relating to, or used by homosexuals ’; 2) ‘old-fashioned: happy and excited ’ o bien, ‘cheerful and lively’; y 3) ‘old-fashioned: very bright in color’.


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A partir de las respuestas en (8), así como de lo registrado en el DEM, queda claro que el campo de significaciones de la palabra gay en español está restringido al significado de la primera acepción que aparece en el MW cuando se usa como adjetivo, así como al único significado que tiene la palabra gay en inglés cuando se usa como sustantivo. Ahora bien, al preguntarles abiertamente a los informantes sobre la diferencia entre homosexual, gay y puto, 5 de los 12 informantes (3 de grado de instrucción bajo y 2 de grado de instrucción alto) señalaron que en su opinión las tres significan exactamente lo mismo, mientras que los demás consideraron que la palabra puto es más grosera, peyorativa o discriminatoria: Pregunta: ¿Cuál es la diferencia entre homosexual, gay y puto? 12 a. “Ninguna, son sinónimos.” (MA1) b. “Ninguna, se me hace lo mismo.” (HB1) c. “Es lo mismo, solamente cambia la palabra.” (HB2) d. “Es lo mismo.” (MB3)

(9)

12

Es importante tener en cuenta que de acuerdo con el DEM, en el español mexicano, la palabra puto cuenta con dos acepciones. Por un lado, la palabra como sustantivo masculino puede significar ‘hombre homosexual’, sin embargo, en otros contextos la palabra se puede utilizar como sustantivo o bien como adjetivo con el sentido de ‘que es cobarde o miedoso’. Tomando esto en consideración, podría pensarse que el hecho de que la palabra puto tenga dos acepciones provoca que esta unidad léxica no esté exactamente en el mismo nivel de generalidad que las otras dos; no obstante, creemos que las preguntas del cuestionario como las respuestas ofrecidas por los informantes acotan y contextualizan el sentido de la palabra que estamos buscando, a saber, el de la primera acepción de la palabra según el DEM: ‘hombre homosexual’. Vale la pena seguir indagando e investigar si la palabra gay en el español de México está adquiriendo el sentido de ‘que es cobarde o miedoso’ en algunos contextos.


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e. “Es lo mismo, aunque puto es más grosera.” (MB1) f. “Gay es una palabra en otro idioma, homosexual se usa en español para una persona que tiene preferencias sexuales del mismo sexo, y puto es más bien utilizada por el vulgo aunque quiere decir lo mismo.” (MA3) g. “La palabra gay es darle cierta elegancia al término, homosexual se volvió una palabra tabú y puto ya es como una situación de discriminación.” (HA3) h. “Son sinónimos y simplemente es para degradar o poner más énfasis en su homosexualidad, puto sería una mala palabra.” (MA2). i. “Puto es muy despectivo y no me gusta en lo personal, gay y homosexual es el término para las personas que tienen estas preferencias.” (HA2) j. “Se oye mejor gay, es una palabra que no se oye tan fea, no se escucha tan drástica.” (MB2)

En cuanto a si los hablantes utilizan o no la palabra gay, cinco de los seis informantes de grado de instrucción alto indicaron que sí la utilizan, mientras que tres de los seis informantes de grado de instrucción bajo señalaron que no. Si bien estos datos resultan interesantes, cabría indagar si las respuestas de los informantes se ajustan a la realidad y realmente el uso de la palabra gay está más difundido en aquellas personas que tienen un grado de instrucción alto. Según nuestros datos, en general, los informantes imaginan la palabra gay en boca tanto de adolescentes, adultos y adultos mayores o en su defecto, en adolescentes y adultos. Estos indicadores parecen señalar que en la intuición de los hablantes el término gay parece estar bastante difundido.


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Finalmente, la prueba prescriptiva del cuestionario muestra que ante la pregunta sobre cómo debe decirse: Tengo muchos amigos que son: a) gay, b) gays o c) gayes, existe cierta variación entre los que consideran que la opción a) es la correcta y los que consideran que la opción b) es la que está bien. Ocho de los doce informantes indicaron que la opción b) era la correcta, mientras que el resto escogió la opción a). Si bien tres de los cuatro informantes que eligieron la opción a) como la correcta son mujeres, resulta arriesgado afirmar que esto signifique que haya cierta tendencia a que las mujeres utilicen la variante a). No obstante, se debe profundizar a este respecto para tener un panorama más claro en relación con esta variación. Otro indicador que podría apoyar el argumento de que el uso de la palabra gay está más generalizado en aquellos individuos con un nivel de instrucción alto es que ante la pregunta de si consideran que gay está bien dicho en español, la mayoría de los del grupo con grado de instrucción alto señaló que sí (cuatro de seis), mientras que la mayoría de los del grupo con grado de instrucción bajo dijo que no (cuatro de seis). No obstante, también resulta indispensable contar con un mayor número de datos para poder afirmar o rechazar estos indicadores. Por último, ante la pregunta de si resulta preferible decir gay u homosexual, en términos generales, los individuos que pertenecen al primer y segundo grupos de edad muestran cierta preferencia por la pieza léxica gay, mientras que los que pertenecen al tercer grupo de edad prefieren el término homosexual. Esto resulta interesante ya que es a partir de finales de los años 70 cuando la comunidad gay en México comienza a aceptar abiertamente su homosexualidad en marchas y publicaciones.13 Este 13

ver http://www.letraese.org.mx/cronologia.htm


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tipo de eventos coincide con las fechas de nacimiento de los informantes que pertenecen al primer grupo de edad considerado (20–34 años). Por lo mismo, son los adolescentes y adultos jóvenes mexicanos de la actualidad los que han vivido más de cerca el proceso a través del cual la comunidad gay ha ido ganando más espacios sociales y aceptación en el país. Es probable que este tipo de acontecimientos influyan en la preferencia que muestran los informantes del primer y segundo grupo de edad por el anglicismo gay, pues la misma comunidad gay ha decidido autodenominarse con dicha palabra, aspecto que debe tomarse en cuenta. 3.2.2. Síntesis Las tres dimensiones de búsqueda consideradas para aproximarnos a la historia de la expansión de la palabra gay sugieren que se trata de un préstamo con mucho mayor recorrido en la lengua que bullying. Por un lado, la ocurrencia de la palabra en algunos de los corpus consultados sugiere que se trata de una pieza léxica lo suficientemente usual como para aparecer en este tipo de fuentes. Por su parte, el hecho de que gay tenga una entrada en el DEM y que en Google la frecuencia de su uso se haga patente desde el primer periodo de tiempo considerado (01/01/1995 –31/12/2000) son indicadores de que el término ya forma parte del español de México. De igual modo, la información que proporcionan las preguntas del cuestionario apuntan a que su significado está plenamente establecido; no obstante, parece ser que su uso se da sobre todo en jóvenes y adultos jóvenes.


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3.3. La palabra checar La tabla 7 muestra las ocurrencias de checar en los corpus consultados. Tabla 7. Número de ocurrencias de la palabra checar en los distintos corpus consultados Palabra checar

CEMC 17

CREA 42

CEMD 7

CORDE 1

CSCM* Nivel alto: 7 Nivel medio: 22 Nivel bajo: 9

* Las siete ocurrencias de nivel alto se registraron en seis entrevista distintas, las 22 de nivel medio en nueve entrevistas distintas y las nueve de nivel bajo también en seis entrevistas distintas.

A diferencia de lo observado con la palabra gay, que apareció en solo algunos de los corpus consultados, la palabra checar se documenta por lo menos una vez en cada uno de los corpus considerados. Esto va de acuerdo con la hipótesis de que el anglicismo checar ya es una pieza léxica bien incorporado al español de México. Asimismo, resulta llamativo que en el CSCM se registra la palabra varias veces en distintas entrevistas para cada grado de instrucción: (10) a. “… entonces les doy su clase/ me vengo corriendo/ checo los correos este// contesto/ trato de contestar siempre <~siempre:>/ lo que hay…” (ME-247-32M-05 571 I, nivel alto) b. “… no/ entonces/ sí es es muy feo pero/ no todo es cáncer/ tampoco o sea no/ no hablar de virus de papiloma humano es cáncer/ no// o


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c.

d.

e.

f.

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sea hablar de virus de papiloma humano/ primero se debe de checar bien…” (ME-252-31M-05, nivel alto) “…entonces <~tos>/ pues <~pus> yo cada que tengo/ que estoy dando rondines/ tengo que checar/ ahora <~ora> sí que los locales que estén ahí/ ya sean/ vinaterías// hay cantinas…” (ME-232-21H-04, nivel medio) “este/ bueno/ el caso en cuestión del cine es eso no/ por eso/ yo estoy tan picado yo en/ en/ si veo una escena/ haz de cuenta/ nada <~na> más ando checando/ si n- no no los errores/ porque no/ o sea no estoy cazando errores pero…” (ME-057-21H-99, nivel medio) “…dice/ y/ y le vamos a <decir> a la gente pues <~pus> que/ vamos a checar bien el autobús y todo eso [para que no]…” (ME-130-12H-01, nivel bajo) “…checando preguntándome que ¿qué ando haciendo?/ que <~que:>/ qué es lo que hago ¿no?/ porque antes sí/ te digo que cuando deje de vender <de> este la droga…” (ME-304-11H-07, nivel bajo)

Por su parte, de las 42 ocurrencias de checar documentadas en el CREA, en la tabla 8 se muestra la fecha de aparición más antigua y más actual para cada una de las formas buscadas:14

14

Se buscaron las formas checar, checa, checó, chequé, checaba.


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Tabla 8. Ocurrencias documentadas en el CREA Forma checar checa checó checando chequé checaba Total

Número de ocurrencias 21 casos en 15 movimientos 4 casos en 4 documentos 3 casos en 3 movimientos 6 casos en 4 documentos 3 casos en un solo documento 5 caos en 5 documentos distintos 42 casos en 31 documentos distintos

Más antigua 1977 1980 1977 1986 186 1996

Más reciente 2001 1991 1997 2001 1986 2000

En la tabla 8 se muestra que el registro más antiguo de checar en el CREA data de 1977. Esto, aunado al hecho de que en el CEMC la ocurrencia más antigua de checar procede de 1963 (11), refuerza el argumento de que el término checar se encuentra en el extremo final del continuum propuesto: (11) “Vino aquí a la escuela. y como le queda tan cerca, pues, aprovechó para llamarme y vino un ratito y se tenía que regresar a la scop porque tenía que checar su hora de salida pues no mucho, porque él en la tarde va a la universidad. y entonces muchas veces sale muy tarde de clase o tiene que entrar al…” (1963. Anónimo. Cinta 71-LII-A., CEMC)

Por su parte, la tabla 9 muestra los resultados de la búsqueda en Google. A partir de los resultados expuestos en la tabla 9, una vez más observamos que se presenta un incremento exponencial de las ocurrencias de la palabra checar a partir de los periodos considerados. No obstante, si bien se presentan más ocurrencias que las registradas para la palabra bullying, también es un hecho que para checar se registran menos ocurrencias que


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Tabla 9. Índice de ocurrencias de la palabra checar en Google en tres periodos de tiempo distintos Periodo

Uso de la palabra checar

N. de Incremento de acuerdo a usuarios la relación entre el uso y el de Internet número de usuarios 01/01/1995– Real: Cerca de 1890 resultados 5.5 31/12/2000 millones 01/01/2001– Estimado: 7044 resultados 20.5 280 % 31/12/2006 Real: Cerca de 26800 resultados millones 01/01/2007– Estimado: 13917 resultados 40.5 1581 % 20/09/2012 Real: Cerca de 234000 resultados millones

para gay. Esto no resulta contradictorio, ya que en la tabla 9 solamente se consideran las ocurrencias de checar en infinitivo; por ende, si tomáramos en cuenta todas las formas flexionadas del verbo checar, se registrarían muchas más ocurrencias que para el término gay. Para ejemplificar lo anterior, considérese la tabla 10: Tabla 10. Ocurrencias de algunas formas flexionadas del verbo checar FORMA FLEXIONADA checaste chécate checamos chequen checando

01/01/1995– 31/12/2000 4 resultados 2 resultados 28 resultados 196 resultados 125 resultados

01/01/2001–31/12/2006 Cerca de 1 140 resultados 373 resultados 617 resultados Cerca de 6 130 resultados Cerca de 3 760 resultados

01/01/2007–20/09/2012 Cerca de 56 800 resultados Cerca de 56 800 resultados Cerca de 30 100 resultados Cerca de 173 000 resultados Cerca de 123 000 resultados

Asimismo, los géneros discursivos en los que se documentó la palabra checar en el buscador Google engloban tanto contextos formales como


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informales. La pieza léxica aparece en páginas sobre cómo checar el aceite de un automóvil, checar un correo electrónico, páginas sobre consejos de distinta índole, periódicos, estados de crédito, foros, páginas de automóviles, motos, etcétera. La imagen 4 ilustra algunos de estos registros: Imagen 4. Ejemplo de páginas en las que se registra el uso de la palabra checar

La palabra checar también aparece documentada en el DEM con la siguientes dos acepciones: checar v tr (Se conjuga como amar) 1 Comprobar la validez, la calidad o el buen estado de algo o alguien respecto de una norma, una lista o un catálogo previamente fijados: checar la presión del aceite, checar el aire de las llantas


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2 Marcar algo para comprobar alguna cosa como la entrada de alguien a un lugar, la utilización de algo, etc: checar los boletos, checar la tarjeta de asistencia

Con respecto a la segunda acepción, la palabra checar ha generado la forma derivada checador. De acuerdo con Lacuesta y Bustos Gisbert (1999), la unidades léxicas con el sufijo -dor que constituyen sustantivos inanimados, suelen tener un significado con semas de ‘instrumento’, ‘lugar’ o ‘aparato’ o ‘máquina’. Dicho esto, la unidad léxica checador podría parafrasearse de la siguiente manera: ‘máquina que se utiliza para checar la entrada y salida de alguien en algún lugar’. Sobre la primera acepción, la palabra checar ha generado frases hechas como traer bien checadito a alguien y la forma derivada chequeo que ha dado lugar a la frase hecha hacerse un chequeo. De acuerdo con Lacuesta y Bustos Gisbert (1999:4584–4585), el sufijo -eo da forma a sustantivos deverbales añadiéndose a verbos terminados en -ar y -ear; se trata de un sufijo que da lugar a derivados de género masculino que son “mayoritariamente ‘nombres de acción’”. Dicho esto, la palabra chequeo podría parafrasearse como ‘acción o efecto de checar’. 3.3.1. Datos del cuestionario De acuerdo con el cuestionario realizado, todos los informantes reconocieron haber escuchado la palabra checar. De igual modo, en cuanto a su significado, todos los informantes dieron una definición vinculada con la primera acepción que aparece en el DEM; es importante señalar que en


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varios casos las palabras ver, mirar, observar y analizar aparecieron en las definiciones proporcionadas: (12) Pregunta: ¿Qué quiere decir la palabra checar? a. “…puede ser entre mira esto o pon atención a esto.” (HA1) b. “Observar.” (MA1) c. “Es como ver algo que esté bien o mal, una persona o un auto.” (MA2) d. “Observar o estar al pendiente de lo que hace alguien.” (MB3) e. “Revisar, observar, fíjate en esto.” (HB1) f. “Es como analizar.” (HB2)

Todos los informantes mencionaron que sí emplean la palabra checar. Esta información apoya la idea de que se trata de un préstamo totalmente acoplado al español mexicano. Por otro lado, ocho de los doce informantes señalaron que se imaginan la palabra en boca de cualquier tipo de persona, es decir, adolescentes, adultos y adultos mayores. Esto es otro indicador que muestra que la palabra está bien asentada en español mexicano. En la prueba prescriptiva del cuestionario, ante la pregunta de si checar está bien dicho en español, solamente uno de los seis informantes con grado de instrucción alto dijo que no, mientras que cuatro de los seis informantes con grado de instrucción bajo consideraron que checar no está bien dicho en español. Esta información se complementa con la que se obtuvo por medio de la pregunta de si es preferible decir checar, verificar o ver, pues cuatro de los seis informantes con grado de instrucción alto señalaron que checar les parece perfectamente bien; mientras que cinco de los seis informantes con grado de instrucción bajo consideraron preferible utilizar alguna de las otras dos opciones.


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3.3.2. Síntesis Las tres dimensiones de búsqueda realizadas para observar el nivel de expansión y penetración de la palabra checar sugieren que se trata de un préstamo que indudablemente ya forma parte del español mexicano. Por un lado, el hecho de encontrar registrada la palabra en todos los corpus consultados resulta un indicador claro de que la pieza léxica forma parte del vocabulario general de los usuarios; asimismo, las búsquedas en Google apoyan el argumento, ya que la palabra se puede encontrar en todo tipo de géneros discursivos. También, el hecho de encontrar formas derivadas, así como frases hechas que incluyen la unidad léxica checar, reflejan el grado de asentamiento que tiene la palabra entre los hablantes. Finalmente, la información proveniente del cuestionario permite dar cuenta de que el término es utilizado tanto por jóvenes como por adultos y adultos mayores. Quizá valdría la pena seguir investigando si realmente las personas con un grado de instrucción bajo consideran que, en lugar de checar, resulta preferible utilizar las unidades léxicas ver o verificar, tal y como sugieren los datos del cuestionario. 4. DISCUSIÓN Al inicio de este trabajo se planteó el objetivo de observar en qué momento de expansión se encuentran tres préstamos del inglés en el español de México. Por medio de los tres niveles de búsqueda considerados se ha querido dar una aproximación del grado de penetración y difusión que las palabras bullying, gay y checar tienen en la variante mexicana del español.


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Cuando consideramos que, a diferencia de otras unidades de la lengua como los fonemas o afijos, el léxico conforma un inventario abierto que se incrementa con facilidad dada su movilidad inherente, las limitaciones que conlleva trabajar tanto con corpus orales como escritos se magnifican. Es decir, además de lidiar con cuestiones generales como la autenticidad de los textos, el tipo de muestreo y representatividad (Tognini-Bonelli 2001:55–62), nos encontramos ante el hecho de que, en muchas ocasiones, no se registran ocurrencias de las unidades léxicas que estamos estudiando. Si a esto le añadimos la inclinación por estudiar un área particular del léxico como es la de los anglicismos, la pesquisa de contextos de uso, así como de información relacionada con el tipo de personas y géneros discursivos en que estas piezas léxicas cobran vida queda todavía más restringida. Ante estas dificultades, buscar alternativas para la recolección de datos, como cuestionarios, entrevistas dirigidas y semidirigidas, búsquedas en Internet, etcétera, es una necesidad imperiosa. En el caso particular de esta investigación, el empleo de una herramienta como el buscador de Google sirvió para documentar cuestiones relacionadas con el comportamiento morfológico de los anglicismos analizados, así como para indagar sobre su expansión en ciertos géneros discursivos. No obstante, se debe tener en cuenta que no todo aquello que aparece en Internet es fidedigno, razón por la cual se debe corroborar que efectivamente lo que encontramos corresponde tanto al fenómeno que estudiamos, como a la lengua o al dialecto que nos interesa. Por otro lado, si bien las búsquedas fechadas en Google permitieron dar cuenta de ciertos indicios sobre la expansión relativa de las piezas léxicas estudiadas, queda pendiente realizar una investigación más profunda y concisa que permita


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verificar si el incremento en el número de ocurrencias no se debe exclusivamente a que el volumen de información y la cantidad de usuarios de Internet en el territorio mexicano ha aumentado significativamente durante el último decenio. En lo que respecta al cuestionario, a pesar de que en términos cualitativos las respuestas de los informantes revelan información valiosa relacionada con la estabilidad del significado de las palabras bullying, gay y checar, es indudable que para que estos datos adquieran verdadera representatividad y relevancia argumentativa se debe considerar un mayor número de informantes. Lo que sí queda claro es que al intentar reconstruir el proceso de adaptación de estos préstamos al español de México, la noción de que cada palabra tiene su propia historia se manifiesta con mayor nitidez, pues la cantidad de información que se puede recolectar para cada pieza léxica siguiendo estas tres dimensiones de búsqueda es abundante. Esta observación plantea la posibilidad de concentrarse en una sola palabra, como bullying, para tratar a profundidad el tipo de géneros discursivos en el que una unidad léxica se va abriendo paso hasta volverse parte de la lengua general. Indiscutiblemente, esto implicaría implementar una metodología con criterios explícitos para obtener datos cualitativos y cuantitativos de los textos consultados para observar la pertinencia de hacer un trabajo de ese tipo. De cualquier manera, como un primer ejercicio para acercarse al dinamismo del léxico de una lengua, utilizar buscadores como Google, con los criterios de búsqueda pertinentes, parece una buena herramienta para la recolección de datos.


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APÉNDICE. TABLAS CON LOS DATOS OBTENIDOS EN EL CUESTIONARIO Tabla I. Respuestas obtenidas en relación al conocimiento y desconocimiento de las palabras bullying, gay y checar Respuesta: s= sí, n=no; Edad: 1= 20–34 años, 2= 35–54 años, 3= 55 años en adelante; Género: H=hombre, M=mujer; Nivel educativo: A=alto, B=bajo Respuesta s s s s s s s n s n s s Respuesta s s s s s s s

Pregunta: ¿Ha(s) escuchado la palabra bullying? Edad Género Nivel educativo 1 H A 1 M A 2 H A 2 M A 3 H A 3 M A 1 H B 1 M B 2 H B 2 M B 3 H B 3 M B Pregunta: ¿Ha(s) escuchado la palabra gay? Edad Género Nivel educativo 1 H A 1 M A 2 H A 2 M A 3 H A 3 M A 1 H B


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Respuesta s s s s s Respuesta s s s s s s s s s s s s

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Pregunta: ¿Ha(s) escuchado la palabra gay? Edad Género Nivel educativo 1 M B 2 H B 2 M B 3 H B 3 M B Pregunta: ¿Ha(s) escuchado la palabra checar? Edad Género Nivel educativo 1 H A 1 M A 2 H A 2 M A 3 H A 3 M A 1 H B 1 M B 2 H B 2 M B 3 H B 3 M B


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Tabla II. Conocimiento del significado de las palabras bullying, gay y checar Pregunta: ¿Qué quiere decir bullying? Índice de conocimiento Edad Género del significado III 1 H III 1 M III 2 H II 2 M III 3 H II 3 M III 1 H 0 1 M I 2 H 0 2 M II 3 H II 3 M Pregunta: ¿Qué quiere decir gay? Índice de conocimiento Edad Género del significado III 1 H III 1 M III 2 H III 2 M III 3 H III 3 M III 1 H III 1 M II 2 H III 2 M III 3 H III 3 M

Nivel educativo A A A A A A B B B B B B Nivel educativo A A A A A A B B B B B B


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Pregunta: ¿Qué quiere decir checar? Índice de conocimiento Edad Género del significado III 1 H III 1 M III 2 H III 2 M III 3 H III 3 M III 1 H III 1 M III 2 H III 2 M III 3 H III 3 M

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Nivel educativo A A A A A A B B B B B B

Tabla III. Uso de las palabras bullying, gay y checar Respuesta: 0=no la conoce, s=sí, n=no Respuesta s s n n s n s 0 s 0 n n

Pregunta: ¿Usted/Tú usa(s) la palabra bullying? Edad Género Nivel educativo 1 H A 1 M A 2 H A 2 M A 3 H A 3 M A 1 H B 1 M B 2 H B 2 M B 3 H B 3 M B


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Respuesta s s s s s n s n n n s s Respuesta s s s s s s s s s s s n

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Pregunta: ¿Usted/Tú usa(s) la palabra gay? Edad Género Nivel educativo 1 H A 1 M A 2 H A 2 M A 3 H A 3 M A 1 H B 1 M B 2 H B 2 M B 3 H B 3 M B Pregunta: ¿Usted/Tú usa(s) la palabra checar? Edad Género Nivel educativo 1 H A 1 M A 2 H A 2 M A 3 H A 3 M A 1 H B 1 M B 2 H B 2 M B 3 H B 3 M B


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Tabla IV. Respuestas: 0=no conoce la palabra, a=adolescentes, b=adultos, c=adultos mayores Pregunta: ¿En boca de quién se/te imagina(s) la palabra bullying? Respuesta Edad Género Nivel educativo a, b 1 H A b 1 M A a, b 2 H A a 2 M A a, b, c 3 H A a 3 M A a, b 1 H B 0 1 M B a 2 H B 0 2 M B a, b 3 H B b, c 3 M B Pregunta: ¿En boca de quién se/te imagina(s) la palabra gay? Respuesta Edad Género Nivel educativo a, b, c 1 H A a, b, c 1 M A a, b, c 2 H A a, b 2 M A a, b, c 3 H A a, b 3 M A a, b, c 1 H B a 1 M B a, b 2 H B a, b 2 M B a, b, c 3 H B a, b 3 M B


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Pregunta: ¿En boca de quién se/te imagina(s) la palabra checar? Respuesta Edad Género Nivel educativo a, b, c 1 H A b 1 M A a, b, c 2 H A a, b, c 2 M A b 3 H A a, b, c 3 M A a 1 H B b 1 M B a, b, c 2 H B a, b, c 2 M B a, b, c 3 H B a, b, c 3 M B

Tabla V. Respuestas: 0=no conoce la palabra, a= bully, b= buleador, c=acosador; 0=no conoce la palabra, a= gay, b= gayes, c=gayes ¿Cómo llamaría(s) a alguien que practica el bullying? Ej. Juan es un: a) bully, b) buleador, c) acosador Respuesta Edad Género Nivel educativo a 1 H A b 1 M A c 2 H A c 2 M A c 3 H A c 3 M A a 1 H B 0 1 M B c 2 H B 0 2 M B c 3 H B a 3 M B


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Respuesta b a b a b b b b b a a b

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¿En su/tu opinión cómo debe decirse? Ej. Tengo amigos que son: a) gay, b) gays c) gayes Edad Género Nivel educativo 1 H A 1 M A 2 H A 2 M A 3 H A 3 M A 1 H B 1 M B 2 H B 2 M B 3 H B 3 M B

Tabla VI. Respuestas: 0=no conoce la palabra, a=acosado, b=buleado

Respuesta b b a a a a a 0 a 0 a a

Preguntas:¿Cómo llamarías a alguien que sufre el bullying? a) acosado, b) buleado Edad Género Nivel educativo 1 H A 1 M A 2 H A 2 M A 3 H A 3 M A 1 H B 1 M B 2 H B 2 M B 3 H B 3 M B


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Tabla VII. 0=no conoce la palabra, s= sí, n=no Pregunta: ¿Usted/tú cree(s) que bullying está bien dicho en español? Respuesta Edad Género Nivel educativo n 1 H A n 1 M A n 2 H A n 2 M A s 3 H A n 3 M A n 1 H B 0 1 M B n 2 H B 0 2 M B n 3 H B n 3 M B Pregunta: ¿Usted/tú cree(s) que gay está bien dicho en español? Respuesta Edad Género Nivel educativo s 1 H A s 1 M A s 2 H A n 2 M A s 3 H A n 3 M A s 1 H B n 1 M B n 2 H B s 2 M B n 3 H B n 3 M B


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Pregunta: ¿Usted/tú cree(s) que checar está bien dicho en español? Respuesta Edad Género Nivel educativo s 1 H A s 1 M A n 2 H A s 2 M A s 3 H A s 3 M A n 1 H B s 1 M B n 2 H B n 2 M B n 3 H B s 3 M B

Tabla VIII. Respuestas: 0=no conoce la palabra, a=acoso, b=bullying; 0=no conoce la palabra, a=homosexual, b=gay;0=no conoce la palabra, a= checar, b= verificar, c=ver Respuesta a a b a a, b a b 0 a 0 a b

Pregunta: ¿Es preferible decir a) acoso o b) bullying? Edad Género Nivel educativo 1 H A 1 M A 2 H A 2 M A 3 H A 3 M A 1 H B 1 M B 2 H B 2 M B 3 H B 3 M B


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Pregunta: ¿Es preferible decir a) homosexual o b) gay? Respuesta Edad Género Nivel educativo b 1 H A b 1 M A b 2 H A b 2 M A a 3 H A a 3 M A a, b 1 H B a 1 M B a 2 H B b 2 M B a 3 H B a 3 M B ¿En su/tu opinión es preferible decir a) checar, b) verificar o c) ver? Respuesta Edad Género Nivel educativo a 1 H A a, b, c 1 M A b, c 2 H A a 2 M A a, b c 3 H A b 3 M A b 1 H B c 1 M B b 2 H B c 2 M B b 3 H B a 3 M B



LOS PRONOMBRES DE OBJETO DIRECTO TE Y VOCÊ: VARIACIÓN LINGÜÍSTICA EN EL PORTUGUÉS BRASILEÑO* ANDRÉ ZAMPAULO California State University, Fullerton azampaulo@fullerton.edu

This article provides a variationist account of the linguistic factors that constrain the use of direct object pronouns te and você in Brazilian Portuguese. Results indicate that the factor group verbal construction plays a significant role in the use of these variants. In synthetic verbal constructions, the pronoun te is favored (0.56), whereas in constructions with more than one verb variant você is favored, both with two verbs (0.60) and with three verbs (0.79). From a theoretical standpoint, this article represents a contribution to variationist studies of Brazilian Portuguese, as it proposes the inclusion of a variable not yet studied in this variety, i.e. direct object pronouns with reference to second person singular. Keywords: variation, direct object, Brazilian Portuguese Este artículo ofrece una explicación variacionista de los factores lingüísticos que condicionan el uso de los pronombres de objeto directo te y você en el portugués * Quisiera agradecerles a Scott Schwenter, a dos revisores anónimos y a las editoras por los comentarios críticos y discusión de las ideas volcadas en este artículo. Todo y cualquier error es de mi reponsabilidad. CUADERNOS DE LINGÜÍSTICA, VOL. 2, 2014

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ANDRÉ Z A MPAULO

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brasileño. Los resultados indican que el grupo construcción verbal ejerce un papel significativo en el uso de las variantes. En las construcciones verbales sintéticas, se favorece el pronombre te (0.56), mientras que en las construcciones con más de un verbo se favorece la variante você, tanto con dos verbos (0.60) como con tres verbos (0.79). Desde un punto de vista teórico, este artículo contribuye a los estudios variacionistas del portugués brasileño, puesto que propone la inclusión de una variable que todavía no se ha estudiado en esa variedad, es decir, los pronombres de objeto directo con referencia a la segunda persona del singular. Palabras clave: variación, objeto directo, portugués brasileño

1. INTRODUCCIÓN El uso de los pronombres de objeto directo en el portugués ha representado tradicionalmente una variable de gran interés a los estudios variacionistas de las pasadas décadas. Los trabajos de investigación sobre esa variable se han centrado en su uso anafórico (Maia 1996), su realización como un objeto explícito o nulo (Cyrino 2003; Farrell 1990; Lopes y Cyrino 2005; Schwenter y Silva 2002) y su papel como referencia de tercera persona, tanto en el singular como en el plural (Oliveira 2007). El presente estudio, sin embargo, cambia el enfoque investigativo hacia el uso de los pronombres de objeto directo referentes a la segunda persona del singular en el portugués brasileño (‘PB’ de aquí en adelante). En el habla informal, los pronombres te y você –ambos correspondientes al pronombre clítico ‘te’ en español– presentan un caso interesante de variación morfosintáctica, como puede verse en los ejemplos hipotéticos en (1) y (2): (1)

Eu te conheço de algum lugar. ‘Yo te conozco de algún lugar’.


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(2)

Ninguém conhece você aqui. ‘Nadie te conoce aquí’.

Aunque en los manuales de la gramática tradicional suele afirmarse la existencia de solo un pronombre de objeto directo para la segunda persona del singular en esta variedad del portugués, es decir, el pronombre te, el uso del pronombre você como objeto directo está bastante extendido y reconocido entre los hablantes nativos del PB. Dentro del sistema pronominal de esta variedad, te y você representan un contraste innegable entre las gramáticas prescriptiva y descriptiva. Las tablas 1 y 2 ilustran dicho contraste. Tabla 1: Pronombres de sujeto y de objeto en la gramática prescriptiva del PB (basada en Bechara 2002:164) Pronombres

Sujeto

Objeto directo

Objeto indirecto

Después de preposición

‘Yo’

eu

me

me

mim

‘Tú/Vos’

tu

te

te

você

‘Él/Ella’

ele/ela

o/a

lhe

ele/ela

‘Nosotros’

nós

nos

nos

nós

‘Vosotros/Ustedes’

vós

vos

vos

vós

‘Ellos/Ellas’

eles/elas

os/as

lhes

eles/elas

Mientras que la tabla 1 presenta un alineamiento prescriptivo hacia el sistema pronominal usado en el portugués de Portugal (‘PP’ de aquí en adelante), la tabla 2 sigue una orientación más descriptiva del uso actual del sistema pronominal del PB al incluir y reconocer las variantes del presente estudio, te y você. Aunque difieren consistentemente en su posición


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Tabla 2: Pronombres de sujeto y de objeto en la gramática descriptiva del PB (adaptada de Perini 2002:98) Pronombres

Sujeto

Objeto directo

Objeto indirecto

Después de preposición

‘Yo’

eu

me

me

mim

‘Tú/Vos’

você

te você [o/a]*

te [lhe]

você

‘Él/Ella’

ele/ela

ele/ela [o/a]

[lhe]

ele/ela

‘Nosotros’

nós/ a gente

nos

nos

nós

‘Vosotros/Ustedes’

vocês

vocês [os/as]

[lhes]

vocês

‘Ellos/Ellas’

eles/elas

eles/elas [os/as]

[lhes]

eles/elas

* Los corchetes ‘[ ]’ hacen referencia a las formas de la gramática prescriptiva que no suelen usarse en el registro coloquial.

sintáctica –você siempre va en posición enclítica y te puede aparecer en varias posiciones de acuerdo con la construcción verbal–, estos pronombres hacen referencia a la misma persona gramatical y al sujeto pronominal você en la gran mayoría del territorio brasileño, con la excepción de algunas regiones donde todavía se usa el pronombre de sujeto tu ‘tú/vos’ (por ejemplo, en Río de Janeiro y en algunas partes del sur y del noreste de Brasil), a pesar de que este pronombre tiende a seguir la conjugación de las formas verbales de tercera persona en el registro oral del PB. Siguiendo el marco teórico variacionista (Labov 1971, 1984), el presente artículo ofrece una primera aproximación al estudio de las variantes


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te y você como pronombres de objeto directo en el PB, mediante un análisis cuantitativo de los datos recogidos de un corpus electrónico de esta variedad. Como se verá en los siguientes apartados, la variación lingüística entre te y você no se da al azar, es decir, ambos pronombres no se usan de manera aleatoria como lo señalan los manuales de gramática (véase, por ejemplo, Perini 2002:385). Al contrario, el presente artículo demuestra que la elección de te o você varía significativamente según la composición del sintagma verbal: mientras que una construcción verbal sintética favorece el uso de te, el empleo de un sintagma verbal con dos o tres verbos favorece la elección de você. El artículo está organizado de la siguiente manera. En el segundo apartado se reseñan los trabajos previos que se han dedicado al presente tema de investigación. En el tercer apartado se presentan los datos recogidos y utilizados en el presente estudio. El cuarto apartado describe la metodología y el sistema de codificación empleados, mientras que en el quinto apartado se detallan los resultados obtenidos. Finalmente, el último apartado discute los hallazgos del estudio y ofrece algunos posibles caminos para los futuros trabajos de investigación sobre el tema. 2. ESTUDIOS ANTERIORES Los trabajos de investigación sobre los pronombres de objeto directo de la segunda persona del singular en las variedades del portugués son escasos. Las pocas obras que se han centrado en el uso actual de esta variable en el PB argumentan equivocadamente que se trata de un caso de variación libre, en el cual el hablante parece elegir una variante u otra aleatoriamen-


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te, según lo indica Perini (2002:100): “For these pronouns [los de la tabla 2], the only case form intensively used nowadays in the spoken language is te, objective form of você; but even this competes with the regular form, so that one hears both eu te amo and eu amo você ”. El mismo autor lo reafirma más adelante: “The two pronouns are used interchangeably, with no difference in meaning or degree of formality” (Perini 2002:385, n.4). Azevedo (2005:231) igualmente menciona la posibilidad de uso de un pronombre u otro en posición de objeto directo, pero no reconoce ninguna diferencia entre ambos en cuanto a su elección por el hablante: “Use of você (…) in object function (…) is universal: (…) Eu vi você no teatro ontem [Te vi en el teatro ayer]”. Diniz (2007), por otro lado, informa sobre la posibilidad de un doblado de clíticos y el uso simultáneo de ambos pronombres relacionados al mismo referente gramatical en el dialecto del estado de Minas Gerais en el sureste de Brasil, donde se producen oraciones como el ejemplo en (3): (3)

Eu te vi você. ‘Yo te vi [te]’.

(Diniz 2007:152)

Para la autora, la presencia del clítico te y su uso concomitante con el objeto directo você podría interpretarse como la existencia de una operación sintáctica de concordancia entre el verbo y el objeto, en la que você asume la posición sintáctica canónica de objeto en el portugués, apareciendo después del verbo. Estos estudios, sin embargo, no exploran los factores que condicionan o restringen la elección de una forma u otra. De este modo, el presente artículo emplea el método cuantitativo-variacionis-


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ta con el fin de investigar los posibles factores lingüísticos que favorecen el uso de te o você en posición de objeto directo. Como se demostrará en los siguientes apartados, el número de verbos del sintagma verbal ejerce un papel estadísticamente significativo para el uso de ambos pronombres, con las construcciones sintéticas favoreciendo el uso de te, mientras que las construcciones con más de un verbo favorecen la elección de você. 3. LOS DATOS Los datos en que se basa el presente estudio se obtuvieron del Corpus do Português (‘CdP’ de aquí en adelante) (Davies y Ferreira 2006), al cual puede accederse en línea en el sitio <www.corpusdoportugues.org>. Este corpus contiene un total de 45 millones de palabras, distribuidas entre las variedades peninsular y brasileña del portugués, desde el siglo XIII hasta el siglo XX, y que están subdivididas según los registros escrito y oral. Para el propósito del presente estudio, la búsqueda por las ocurrencias de te y você siguió los siguientes criterios: Dialecto: Brazilian Portuguese (portugués brasileño) Período histórico: 20th century (siglo XX) Registro: spoken (oral)

La búsqueda registró un total de 14409 ocurrencias de você y de 3951 de te. De ese total, se encontraron unas 213 ocurrencias de você y unas 346 de te en posición de objeto directo y, por tanto, fueron las que se consideraron para la presente investigación. La evidente discrepancia entre el


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número total de ejemplos encontrados y el número de ejemplos seleccionados se debe a que la mayoría de las ocurrencias de você se encontraron en posición de sujeto o de objeto indirecto. En cuanto al pronombre te, la mayoría de los ejemplos se encontraron en posición de objeto indirecto o representaban casos de pronombre reflexivo referente al pronombre sujeto tu. La tabla 3 refleja la distribución general de ambas variantes en el CdP. Tabla 3. Número de ejemplos de te y você en el Corpus do Português Objeto Directo

Otras funciones sintácticas

Total

te

346

3 605

3 951

você

213

14 196

14 409

Total

559

17 801

18 360

4. METODOLOGÍA Y CODIFICACIÓN Como se mencionó anteriormente, el presente estudio se llevó a cabo bajo el marco teórico sociolingüístico-variacionista (Labov 1971, 1984; Tagliamonte 2006), el cual afirma la existencia de patrones y tendencias en la variabilidad de la lengua hablada. Dicha variabilidad puede estudiarse mediante un análisis cuantitativo de los datos, siguiendo una serie de codificación para las variables independientes, las cuales son responsables por condicionar el uso de una variante u otra. Se ha realizado el análisis cuantitativo de los datos al someterlos a una prueba de regla variable por medio del programa GoldVarb X (Sankoff, Tagliamonte y Smith 2005). Puesto que esta investigación representa una primera aproximación al estudio cuantitativo de los pronombres de objeto directo de la segunda persona


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del singular en el PB, las siguientes oraciones hipotéticas (4), (5) y (6) sirvieron como un punto de partida para el desarrollo de un esquema de códigos que mejor se encajarían en el estudio de la variable dependiente: (4)

Eu te convido para a festa. | Eu convido você para a festa. ‘Yo te invito a la fiesta’.

(5)

Eu quero te convidar para a festa. | Eu quero convidar você para a festa. ‘Yo te quiero invitar a la fiesta’.

(6)

Eu deveria ter te convidado para a festa. | Eu deveria ter convidado você para a festa. ‘Yo debería haberte invitado a la fiesta’.

Al considerar las oraciones en (4), (5) y (6), puede verse cómo el sintagma verbal puede ejercer un papel importante para la elección de te o você, así como el modo y el tiempo del verbo principal. Además, el sujeto de la oración también debe considerarse en la creación de un esquema de códigos, ya que presenta una gama de posibilidades, no solo en cuanto a la persona gramatical, sino también en cuanto al número (singular o plural). Finalmente, la presencia de adverbios negativos como não ‘no’, nunca ‘nunca’ y jamais ‘jamás’ podrían, potencialmente, atraer al clítico te y representar un factor clave en los patrones de variación. De esta manera, el tipo de oración, negativa o afirmativa, también se incluyó como un grupo de factor lingüístico en el esquema de códigos. En total, se consideraron seis variables independientes que contenían veinte factores en la


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codificación de los 559 ejemplos. Las siguientes subsecciones describen los resultados para cada grupo de factor lingüístico y su distribución general en los datos recogidos. 4.1. Persona gramatical Se dividió inicialmente el grupo persona gramatical en ocho factores, según las posibilidades de expresión del sujeto en las oraciones incluidas en el análisis. Como la gran parte del corpus está constituida principalmente de entrevistas, se excluyó el factor segunda persona del esquema de codificación, ya que en este caso el pronombre te implicaría un uso reflexivo y no de objeto directo en la oración. De todas maneras, no se encontró ninguna instancia con estas características. Además de la primera persona, también se incluyó el factor tercera persona y se lo dividió en tres sub-factores: tercera persona-pronombre, tercera persona-sintagma nominal y tercera persona-sin sujeto explícito. Los ejemplos de estos factores no resultaron estadísticamente significativos, así que se los agrupó en un solo factor, es decir, tercera persona. La tabla 4 ilustra los dos factores, primera y tercera persona, y su distribución general en los datos. Tabla 4. Frecuencia general del grupo persona gramatical en los datos recogidos Persona gramatical te

Primera persona

Tercera persona

Total

167 (48.2%)

179 (51.8%)

346 (61.9%)

115 (54%)

213 (38.1%)

294 (52.6%)

559 (100%)

você

98 (46%)

Total

265 (47.4%)


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Como se ve en la tabla 4, el gran número de ejemplos en la tercera persona refleja la gama de posibilidades de este factor, es decir, un pronombre, un sintagma nominal o una tercera persona sin un sujeto explícito. Asimismo, es importante destacar la frecuencia más alta de las instancias de te (tanto con la primera como con la tercera persona) en el corpus analizado. 4.2. Número gramatical Para el grupo número gramatical, se codificó el sujeto de la oración como singular o plural. La tabla 5 resume la frecuencia general para esos dos factores en los datos recogidos. Tabla 5. Frecuencia general del grupo número gramatical en los datos recogidos Número gramatical Singular

Plural

Total

te

304 (88%)

42 (12%)

346 (61.9%)

você

188 (88.2%)

25 (11.8%)

213 (38.1%)

Total

492 (88%)

67 (12%)

559 (100%)

Las frecuencias presentadas en la tabla 5 indican que la mayoría de las oraciones presentaron sujetos singulares, incluyendo la primera y la tercera personas. Además, así como en la tabla 4, puede observarse la frecuencia más alta de te (61.9%) como pronombre de objeto directo en contraste con la frecuencia de você (38.1%).


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4.3. Tiempo verbal El grupo tiempo verbal se centró en el verbo principal de la oración y se lo dividió en tres factores: presente, pasado (incluyendo el pretérito y el imperfecto) y futuro (incluyendo tanto las formas simples como las compuestas). La tabla 6 ilustra el porcentaje de las ocurrencias para cada factor e indica la frecuencia más alta del tiempo presente en los ejemplos seleccionados, lo cual es consecuencia del registro oral de las entrevistas que constituyen el corpus. Tabla 6. Frecuencia general del grupo tiempo verbal en los datos recogidos Tiempo verbal Presente

Pasado

Futuro

Total

te

192 (55.4%)

107 (30.9%)

47 (13.5%)

346 (61.9%)

você

114 (53.5%)

72 (33.8%)

27 (12.5%)

213 (38.1%)

Total

306 (54.7%)

74 (13.2%)

559 (100%)

179 (32%)

4.4. Modo verbal Puesto que todas las instancias se encontraban en oraciones declarativas, se codificó el modo verbal en indicativo o subjuntivo. Como demuestra la tabla 7, el 90.2% de los verbos se encontraron en el modo indicativo, mientras que ni un 10% estuvieron en el subjuntivo. Estos datos podrían explicarse por la baja incidencia del uso del subjuntivo en el PB (cf. Hutchins 1975) y también por la naturaleza del corpus, que está constituido


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principalmente de entrevistas en las que las declaraciones o la narración de hechos presentan oraciones con estructuras sintácticas más sencillas que las observadas en el modo subjuntivo. Tabla 7. Frecuencia general del grupo modo verbal en los datos recogidos Modo verbal Indicativo

Subjuntivo

Total

te

311 (89.8%)

35 (10.2%)

346 (61.9%)

você

193 (90.6%)

20 (9.4%)

213 (38.1%)

Total

504 (90.2%)

55 (9.8%)

559 (100%)

4.5. Construcción verbal Como se observó en las oraciones hipotéticas en (4), (5) y (6), la cantidad de verbos del sintagma verbal parece ejercer un papel importante en relación a los pronombres de objeto directo, ya que representa la unidad sintáctica que actúa más de cerca sobre la variable dependiente. Se dividió, entonces, este grupo en tres factores: construcción verbal sintética, construcción verbal con dos verbos y construcción verbal con tres verbos, como ilustran las oraciones recogidas del CdP en (7), (8) y (9), respectivamente. (7)

a. (19Or:Br:Intrv:ISP) A tortura é uma punição que te culpabiliza. ‘La tortura es un castigo que te culpabiliza’. b. (19Or:Br:LF:Recf) -((ri)) ((rindo)) eles te convenceram mesmo (…) ‘-((se ríe)) ((riéndose)) ellos te convencieron de veras (…)’


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(8)

a. (19Or:Br:Intrv:Cid) Eles querem ver você com aquela guitarra. ‘Ellos te quieren ver con aquella guitarra eléctrica’. b. (19Fic:Br:Carvalho:Bebados) Não posso mais ver você. ‘Ya no te puedo ver más’.

(9)

a. (19Or:Br:Intrv:Web)…e eu nem deveria estar ouvindo você. ‘…y yo ni te debería estar escuchando’. b. (19Fic:Br:Cabral:Xambioa) …querida, vou ter que entregar você pro outro,… ‘…querida, te voy a tener que entregar al otro,…’ (Davies y Ferreira 2006)

Como se indica en la tabla 8, las formas verbales sintéticas presentan una frecuencia mucho más alta que las construcciones con dos o más verbos. Sin embargo, el número de ejemplos con construcciones de dos verbos para ambas variantes es casi el mismo, mientras que el número de ocurrencias de você sobrepasa el de las ocurrencias de te con relación a la construcción verbal de tres verbos. Como se discutirá en §5, esos números reflejan que la alternancia entre los dos pronombres está ligada a la estructura verbal de la oración. Tabla 8. Frecuencia general del grupo construcción verbal en los datos recogidos Construcción verbal Sintética. 1 verbo

Con 2 verbos

Con 3 verbos

Total

te

259 (74.8%)

você

111 (52.1%)

81 (23.4%)

6 (1.8%)

346 (61.9%)

88 (41.3%)

14 (6.6%)

213 (38.1%)

Total

370 (66.2%)

169 (30.2%)

20 (3.6%)

559 (100%)


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4.6. Tipo de oración El último factor empleado en la codificación de los ejemplos recogidos de te y você se refiere a la polaridad de la oración, es decir, si es afirmativa o negativa. Se incluyó esta variable independiente en el presente estudio con el fin de averiguar si la presencia de adverbios negativos, tales como nunca ‘nunca’ y jamais ‘jamás’, o de pronombres negativos, tales como ninguém ‘nadie’ y nenhum ‘ninguno’, tendrían algún efecto para favorecer o desfavorecer una de las variantes. Como demuestra la tabla 9, la mayoría de las oraciones son afirmativas y hay un mayor número de ejemplos de te que de você como pronombre de objeto directo, lo que refleja la tendencia general del corpus analizado. Tabla 9. Frecuencia general del grupo tipo de oración en los datos recogidos Tipo de oración Afirmativa Negativa te você Total

306 (88.4%) 193 (90.6%) 499 (89.3%)

40 (11.6%) 20 (9.4%) 60 (10.7%)

Total 346 (61.9%) 213 (38.1%) 559 (100%)

5. RESULTADOS Los 559 ejemplos recogidos del corpus –de los cuales 346 fueron del pronombre te y 213 del pronombre você– fueron sometidos a una prueba de regla variable mediante el programa GoldVarb X, que mide el efecto de significación estadística de cada grupo sobre la variable dependiente y también


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indica la magnitud de dicho efecto. Un peso de 0.5 sugiere que el grupo no ejerce un efecto significativo en la variable dependiente. Por otro lado, un peso mayor que 0.5 indica que el factor favorece la variable, mientras que un peso menor que 0.5 la desfavorece. Cuanto más el peso esté cerca de 1 o 0, tanto más fuerte es el efecto de un factor. Además, el programa de análisis multivariante proporciona la extensión de la variación, es decir, la distancia entre los valores más altos y más bajos, que mide la magnitud del efecto que un grupo ejerce sobre la variable dependiente. De los seis grupos considerados en el presente estudio, solamente el grupo construcción verbal fue seleccionado como estadísticamente significativo para la elección entre los pronombres te y você. La tabla 10 presenta los detalles del análisis estadístico. Tabla 10. Análisis multivariante. El grupo seleccionado como estadísticamente significativo: construcción verbal. [ ] = no significativo; Log likelihood = –359 016 você N = 213 Input = 0.38 Construcción verbal Con 3 verbos Con 2 verbos Sintética (1 verbo) Extensión Persona gramatical Tercera persona Primera persona Extensión

te N = 346 Input: 0.62

0.79 0.60 0.43 36

0.20 0.39 0.56 36

[0.52] [0.47] 5

[0.48] [0.53] 5


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Número gramatical Singular Plural Extensión Tiempo verbal Pasado Presente Futuro Extensión Modo verbal Indicativo Subjuntivo Extensión Tipo de oración Afirmativa Negativa Extensión

você N = 213 Input = 0.38

te N = 346 Input: 0.62

[0.50] [0.48] 2

[0.50] [0.52] 2

[0.53] [0.49] [0.43] 10

[0.47] [0.51] [0.57] 10

[0.50] [0.48] 2

[0.50] [0.52] 2

[0.51] [0.44] 7

[0.49] [0.56] 7

Los resultados de esta tabla indican que los hablantes del PB tienden a usar la forma te como el pronombre de objeto directo para la segunda persona singular (input: 0.62) en oposición al pronombre você (input: 0.38). Sin embargo, la complejidad del sintagma verbal cambia esta tendencia y favorece el pronombre você cuando contiene dos o más verbos. Para las construcciones con dos verbos, el peso que favorece el pronombre você es de 0.60, mientras que para el pronombre te el peso es de solo 0.39, lo que desfavorece su uso. En el caso de las construcciones con tres verbos,


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la diferencia se revela aún más clara: favorece el uso de você con un peso de 0.79, mientras que desfavorece el uso de te con un peso de solo 0.20. Estos resultados establecen un paralelo con los porcentajes ilustrados en la tabla 8, la cual demuestra una frecuencia mayor de ejemplos de você en las construcciones con dos o tres verbos. 6. DISCUSIÓN Y CONCLUSIÓN Los resultados del presente estudio muestran que el uso de te y você como pronombres de objeto directo de la segunda persona del singular en el PB no se encuentran en variación libre ni se eligen aleatoriamente, como se señala en la escasa literatura acerca del tema. Aunque todavía representan una aproximación inicial a la variación de dichos pronombres en el PB, los resultados de este trabajo demuestran la relevancia del método variacionista para el descubrimiento de patrones y tendencias en el comportamiento lingüístico de una variable que hasta el momento no se ha analizado en los estudios de variación del portugués. Como se indició en el apartado anterior, el número de verbos del sintagma verbal de una oración ejerce un papel estadísticamente significativo en la elección de te o você como pronombres de objeto directo. Asimismo, el análisis cuantitativo del presente estudio indica que los sintagmas verbales con dos o tres verbos tienden a favorecer el pronombre você como objeto directo para la segunda persona del singular, mientras que los sintagmas verbales sintéticos tienden a favorecer la elección de te. Sin embargo, como se hace evidente la necesidad de más análisis cuantitativos sobre esta variable, los estudios futuros tendrán la posibilidad de incluir un conjunto mayor de variables independientes.


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Además de los aspectos lingüísticos, también se deberán incluir factores sociales como el género, la educación y la edad de los hablantes, con el fin de descubrir si al menos uno de esos factores favorece estadísticamente una de las variantes. Un análisis contrastivo entre el registro escrito y el oral también podrá arrojar luz sobre el uso de la variable, puesto que revelará los posibles efectos de la formalidad de los documentos y la informalidad de los diálogos entre los hablantes. Los futuros trabajos también podrán beneficiarse al incorporar datos de otros corpus del portugués, incluso de regiones específicas de Brasil, con el fin de realizar una investigación centrada en la dialectología y proporcionar resultados significativos acerca del uso sincrónico de ambas variantes. Finalmente, la inclusión de variables desde el nivel discursivo podrá revelar el papel que las restricciones pragmáticas ejercen en la elección de una variante u otra, como se ilustra en el ejemplo hipotético en (10): (10) Hablante A: Hablante B:

Você convidou aquele seu amigo para a festa? ‘¿Invitaste a aquel amigo tuyo a la fiesta?’ Não, eu não o convidei–eu convidei você! ‘No, yo no lo invité–¡yo te invité a ti!’

Mientras que el uso de te en lugar de você en este caso se consideraría agramatical, es evidente que el valor contrastivo de la oración del hablante B favorece el pronombre tónico você en vez del átono te. El estudio de esta y de las otras variables independientes mencionadas ayudará a obtener un panorama más amplio de los factores que condicionan la variación del uso entre te y você como pronombres de objeto directo en el PB contem-


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poráneo. El presente estudio constituye un paso inicial para alcanzar ese objetivo. BIBLIOGRAFÍA Azevedo, Milton, 2005. Portuguese: A Linguistic Introduction. Cambridge: Cambridge University Press. Bechara, Evanildo, 2002. Moderna grámatica portuguesa. Rio de Janeiro: Lucerna. Cyrino, Sonia, 2003. “Para a história do português brasileiro: A presença do objeto nulo e a ausência dos clíticos”. Letras de Hoje 38, pp. 31–47. Davies, Mark y Michael Ferreira, 2006. Corpus do Português (45 milhões de palavras, sécs. XIV-XX). Disponible en <http://www.corpusdoportugues.org>. Diniz, Carolina Ribeiro, 2007. “O redobro de clíticos no dialeto mineiro do português brasileiro e no espanhol rio-platense”. Estudos Lingüísticos 36, pp. 152–161. Farrell, Patrick, 1990. “Null objects in Brazilian Portuguese”. Natural Language and Linguistic Theory 8, pp. 325 –346. Hutchins, John, 1975. “Use and frequency of occurrence of verb forms in spoken Brazilian Portuguese”. Hispania 58, pp. 59–67. Labov, William, 1971. “Some principles of linguistic methodology”. Language in Society 1, pp. 97–120. Labov, William, 1984. “Field methods of the project on linguistic change and variation”. En J. Baugh y J. Sherzer. (eds.), Language in Use: Readings in Sociolinguistics. Englewood Cliffs, NJ: Prentice-Hall, pp. 28 –54.


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RECONSTRUCCIÓN DEL SISTEMA CONSONÁNTICO DEL PROTOYUMANO DE CALIFORNIA Y DELTA DEL COLORADO* CARLOS IVANHOE GIL BURGOIN El Colegio de México cgil@colmex.mx

This paper presents a partial reconstruction of the inventory of phonological segments of Proto-Deltacalifornian, i.e., the hypothetical common ancestor of the languages of the Delta-California branch of the Yuman family. It is concerned with the consonantal segments of the protolanguage, based on a revised version of the comparative method. In addition to formulating a protosystem of consonants, the comparison between three languages of this Yuman sub-group suggests the necessity to reconsider the kind and degree of relationship among their members. Keywords: Yuman, Diegueño, Cocopa, Comparative Method Este trabajo presenta una reconstrucción parcial del inventario de segmentos fonológicos del protodeltacaliforniano, es decir, la lengua hipotética que dio origen a las lenguas de la rama Delta-California de la familia lingüística yumana. Se aborda el inventario de segmentos consonánticos de la protolengua de * Agradezco los comentarios de Esther Herrera y de dos dictaminadores anónimos para la realización de este trabajo. CUADERNOS DE LINGÜÍSTICA, VOL. 2, 2014

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acuerdo a una versión actualizada del método comparativo. Además de formular un protosistema de consonantes, la comparación entre las tres lenguas de este subgrupo de la familia yumana apunta a la necesidad de reconsiderar el tipo y grado de relación entre sus miembros. Palabras clave: Yumano, Diegueño, Cucapá, método comparativo

1. INTRODUCCIÓN El grupo cochimí-yumano es una familia lingüística integrada por una decena de lenguas habladas en el suroeste de Estados Unidos, en California y Arizona, y en el norte de Baja California. El subgrupo de interés para este trabajo es el llamado yumano Delta-California, que está integrado por dos ramas: la rama cucapá y la diegueña (Campbell 1997; Miller 2001). En general se considera que el cucapá, lengua hablada en el delta de Río Colorado, es una lengua más o menos unitaria, en tanto que el estatus del diegueño no está tan claramente definido. La opinión de Margaret Langdon (1970, 1991) y Amy Miller (2001) –postura presente en otros sitios como Campbell 1997; Mixco 1978; Wares 1968– es que el diegueño es un conjunto de dialectos con diferencias más o menos importantes entre sí, pudiendo hablarse, incluso, de lenguas distintas muy relacionadas entre ellas (este es un problema que no resolveremos por el momento). Las divisiones más grandes que pueden hacerse se establecen entre el diegueño del norte o ‘iipay (variantes de Barona y Mesa Grande), el diegueño de Campo y el diegueño del sur (variantes de Jamul, San José de la Zorra y La Huerta), que recibe varias denominaciones locales, como tipai o kumiai. En el esquema 1 se muestra la ubicación del subgrupo Delta-California


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dentro de la familia yumana, mientras que en la figura 1 puede observarse la distribución geográfica de las mismas. Aunque las lenguas yumanas han sido descritas desde la época del descriptivismo americano y se ha señalado su relación desde trabajos como el de Kroeber (1948) e incluso antes, se trata de un grupo de lenguas relativamente poco estudiadas, sobre todo las que se hablan en territorio mexicano. Respecto a la historia de la familia, ha habido varias propuestas de reconstrucción del sistema fonológico del protoyumano, lengua que hipotéticamente dio origen a todas estas lenguas, entre las que destaca el trabajo de Wares (1968) sobre el sistema consonántico y el de Langdon (1976a) sobre las vocales. No obstante, no se han hecho trabajos de reconstrucción acerca de las protolenguas que se fragmentaron de la lengua madre de toda la familia y que dieron lugar a los distintos subgrupos. Esquema 1. Familia cochimí-yumana (Campbell 1997) Cochimí Kiliwa Yumano Delta-California Cucapá Diegueño Diegueño del norte – ‘Iipai Diegueño de Campo Diegueño del sur – Tipai, Kumiai Yumano Rivereño Yuma Maricopa


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Mojave Pai Havasupai – Hualapai Yavapai Paipai Figura 1. Distribución actual aproximada de las lenguas del grupo California-Delta


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El objetivo de este trabajo es contribuir al conocimiento de la historia de esta familia lingüística a través de la reconstrucción de ciertos elementos fónicos de la lengua de la cual hipotéticamente surgió el subgrupo yumano Delta-California, en particular el aspecto consonántico de la misma. El sistema vocálico, debido a la extensión de la actual empresa y la complejidad que supondría la reconstrucción de la contraparte vocálica, se realizará en un trabajo futuro. 2. METODOLOGÍA El objetivo general de este trabajo es contribuir a la descripción de estados reconstruidos de lenguas yumanas. El objetivo particular es la reconstrucción del sistema consonántico del protodeltacaliforniano a partir de la observación de una lista de cognados de tres entidades lingüísticas: el diegueño de Mesa Grande (de acuerdo al término usado por Couro y Hutcheson 1973) o ‘ipai, el tipai y el cucapá. Para ello se ha recurrido al método comparativo y de reconstrucción fonológica en los términos en los que es expuesto por Campbell (1999), aunque siguiendo también una serie de recomendaciones expuestas por Rankin (2003). Este método contempla los siguientes pasos: 1) Realizar una lista de potenciales cognados. 2) Establecer correspondencias entre segmentos de las distintas lenguas. 3) Reconstruir el protosonido a partir de varios principios, como la direccionalidad de los cambios fónicos, principios y procesos fonológicos (naturalidad del cambio) y el principio de la mayoría, tomando en cuenta los entornos fónicos.


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4) Verificar la plausibilidad del sistema fonológico reconstruido como un todo y de modo interno. 5) Verificar la plausibilidad tipológica del sistema. La lista de cognados que construimos tomó en cuenta las tres lenguas ya mencionadas: diegueño, tipai y cucapá. Las fuentes de las que provienen los datos son las siguientes: 1) Para el ‘ipai se ha usado el diccionario del diegueño de Mesa Grande (condado de San Diego) de Couro y Hutcheson (1973). Este diccionario tiene la ventaja de que refleja la lengua de una sola comunidad de habla que está bien delimitada. 2) Para el cucapá se ha recurrido al diccionario de cucapá de Crawford (1989), que recaba un gran número de léxico que recopiló de Cucapá estadounidense en Somerton, Arizona. Aunque el autor afirma que ha trabajado tanto con hablantes en México como en Estados Unidos, se asume que el cucapá tiene poca o nula variación dialectal en ambos lados de la frontera. 3) Para el tipai se tiene un número más reducido de datos ya que provienen de una lista de comparación léxica que ofrece Wares (1968) sobre las lenguas yumanas. Wares explica que los datos de esta lengua provienen de varias entrevistas que él realizó en la comunidad de La Huerta, en el municipio de Ensenada, Baja California. Aunque en esta lista de comparación aparecen datos del diegueño y del cucapá, tienen la desventaja de que son datos de segunda mano para Wares y no está nada claro que provengan de una sola comunidad de habla, lo que podría acarrear la introducción de una variabilidad indeseable.


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La lista final de cognados que se elaboró cuenta con 185 elementos. No en todas estas entradas, no obstante, es posible encontrar una correspondencia para cada lengua, aunque sí en la mayoría. Fue necesaria, además, la retranscripción de los ítems léxicos a una versión apegada al AFI, ya que cada una contaba con convenciones fonéticas u ortográficas particulares. Para ello se revisaron también las descripciones fonológicas presentes en los diccionarios y en las gramáticas que hay disponibles del cucapá (Crawford 1989) y el diegueño (Langdon 1970; Miller 2001). Para cada segmento en cada lengua se planteó la pregunta ¿a qué segmento corresponde este segmento en las otras lenguas? Para cada grupo de correspondencias entre segmentos se hizo la pregunta ¿cuál es el más probable representante de este grupo de segmentos en un estado anterior de la lengua? Se manejaron varias hipótesis de acuerdo a las correspondencias entre segmentos que se hallaron. Para cada una de las correspondencias se obtuvo una hipótesis distinta respecto al reflejo que constituyen de un estado anterior de lengua. A propósito del principio de la mayoría, no se recurrió a él ya que, al menos de modo teórico, las tres lenguas no se encuentran a la misma distancia genética. Hay dos de ellas (el ‘ipai y el tipai) que están, de acuerdo a los estudios previos, muy cercanas una de la otra. Por ello puede argüirse que los niveles de comparación entre las tres lenguas no son equiparables y una posible decantación por un cierto sonido reconstruido basado de modo acrítico en el principio “democrático”, sobre todo cuando la mayoría está formada por el diegueño y el tipai, sería una decisión cuestionable. Es decir, los datos estarían, basados solamente en ese principio, cargando el peso hacia un solo lado de las ramas (diegueña o California) que se


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generaron de la protolengua que se busca reconstruir.1 Cabría entonces preguntarse qué tan conveniente es hacer este estudio basado en dos lenguas de una rama (California) y solo una de la otra rama (Delta). Este es un asunto en el que es deseable ahondar. A continuación presento varios argumentos a favor del tratamiento que se da del problema en este trabajo, que opta por tomar las tres lenguas: 1. En primer lugar, la exclusión de una lengua de la rama californiana supondría una pérdida de datos importantes y reduciría el juego fonológico que puede hacerse hacia atrás en el tiempo. Con un número tan reducido de lenguas que analizar es indispensable contar con la mayor cantidad de elementos que comparar. Por otro lado, hasta el momento es imposible acceder a otras variedades de la rama delta (cucapá), ya no que hay más descripciones que de ella se hayan hecho. 2. Los criterios de reconstrucción que aquí utilizamos están basados en principios fonológicos y de marcación y no en el principio de la mayoría. El único caso en el que una versión de este principio es aplicada es cuando se decide que, dado que todas las lenguas tienen el mismo reflejo y vistas ciertas condiciones de plausibilidad, el sonido reconstruido debe ser idéntico o muy parecido al sonido de las lenguas actuales. 3. Contrario a lo que pudiera pensarse, el ‘ipai y el tipai no parecen tener en todos los casos un comportamiento paralelo distinto respecto al cucapá, lo cual indica que son pocos los sesgos que puede sufrir el análisis al poner todas las lenguas en el mismo nivel de análisis. De hecho, como 1

Esta es una de las problemáticas que Harrison (2003) trata bajo el problema de la subagrupación. No obstante, Harrison no proscribe tal procedimiento sino que lo presenta como afectado por una limitación del método comparativo.


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se verá, hay ejemplos de similitud entre el ‘ipai y el tipai, pero existen virtualmente el mismo número de similitudes entre ‘ipai y cucapá y cucapá y tipai. En cierta medida, los resultados de este estudio constituyen una base para replantear las relaciones que guardan entre sí las lenguas de esta familia, y la necesidad de problematizar la historia y las motivaciones de las divisiones entre estas lenguas. 4. Una aparente solución sería reconstruir primero el protocaliforniano para poder compararlo con el cucapá o un posible predelta. No obstante, para el protocaliforniano las comparaciones se harían con dos lenguas, lo cual conduciría a un problema similar al del punto 1. Por otro lado, es improbable que este procedimiento, dada la pequeñez de la escala de comparación, arrojara hechos de gran interés y que pudiera modificar el resultado de este estudio en general. 5. Tampoco está claro que sea una práctica inusual o ilícita en la escuela del método comparativo, cuando se cuenta con pocos datos y un número reducido de lenguas que comparar (porque la familia o subfamilia cuenta con pocos miembros) la comparación de lenguas que pueden tener, aparentemente, grados asimétricos de relación genética. Rankin (2003:191) mismo explica que los requisitos impuestos por Meillet pueden pasarse por alto cuando el tamaño de la familia es pequeño. También puede usarse como ejemplo el análisis que Rankin hace en el mismo trabajo citado sobre cognados de un grupo de lenguas de la familia siouana. Aparte de la separación gráfica de las subfamilias, no parece hacer un tratamiento jerárquico sistemático de los datos que use como criterio estos distintos grados de cercanía genética.


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3. RESULTADOS 3.1. Área labial y velar En estas áreas de articulación se encontró bastante transparencia en las correspondencias. Ello nos hace pensar que, en general, los segmentos labiales y velares de las lenguas actuales son reflejos directos de la protolengua antepasada con un alto grado de fidelidad. Veamos ahora los ejemplos concretos. La oclusiva labial sorda /*p/, como puede constatarse en la tabla 1, siempre (en los casos regulares) corresponde a /p/ en las otras lenguas. Puede verse que la posición dentro de la palabra o la sílaba es irrelevante para que se cumpla esta correspondencia. Lo mismo puede decirse acerca de la identidad del segmento nasal /m/ de las tres lenguas, como puede verse en la tabla 2, y también del glide labial /w/ cuyas correspondencias pueden observarse en la tabla 3.2 Tabla 1. /p/ ‘Ipai

Tipai

Cucapá

zorro

parxa:w

prxaw

prxa:w

tuna

ʔexpa:

xpa

xpa:

llegar

pa:

pax

pa:

tabaco

ʔup

up

ʔu:p

cinco

sa:rap

sarap

ʂrap

2

En las tablas se muestran ejemplos regulares como representaciones prototípicas de las correspondencias. En general no contienen todos los casos observados en la tabla de cognados y no se muestran las excepciones. Estas, en caso de ser necesario, se explican de modo separado.


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Tabla 2. /m/ alacrán árbol bailar disparar noche

‘Ipai meni:x xemuk i:ma: wetim t!i:ɲa:m

Tipai manʔiʃ xmok imax ʈim tiɲam

Cucapá mni:ʃ xmuk ʔi:ma ʈim tʃɲam

Tabla 3. /w/ cansado casa duro zapatos zorro

‘Ipai met!awar ʔewa: ʔewir xemeɲawp parxa:w

Tipai matawar wa ʔwir xamɲaw prxaw

Cucapá tʃuwar wa wir xmaɲaw prxa:w

Existen excepciones a estas correspondencias, pero no fue posible identificar un contexto fónico desencadenante para ellas. Algunos ejemplos de estas excepciones para /p/ se muestran en la tabla 4. Tabla 4. Correspondencias irregulares de /p/ ciego brincar res caminar mediodía zapatos

‘Ipai xema:p wetuk kukwa:jp wamp t!aʔurp xemeɲa.wp

Tipai xʈup wam tuʔur xamɲaw

Cucapá kma:m xʈup kikwa:j tʃuʔur xmaɲaw


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Sustentándonos en la hipótesis de la regularidad del cambio fónico, podemos plantear que las excepciones se explican apelando a la analogía o al cambio fónico esporádico.3 Por ejemplo, es posible que la correspondecia /p/–/m/ de ‘ciego’ en la tabla 4 se dé por una asimilación que hizo que la presencia de una /m/ en el inicio de la sílaba Cma:p produjera una nasalización de la consonante final /p/, resultando un cambio hacia /m/ en cucapá. De igual manera, puede plantearse que la correspondencia de /p/–/k/ en ‘brincar’ se deba a que una hipotética /*p/ cambiara su punto de articulación en ‘ipai hacia uno velar por la presencia de la vocal /u/, de modo similar a la pronunciación velar que se da en español de /b/, como en güeno o agüelo. Sin embargo, no tenemos elementos para negar que el cambio se haya dado en realidad en dirección contraria, de /m/ a /p/ y de /k/ a /p/ aunque las explicaciones fónicamente motivadas que hemos dado parezcan razonables. Además, en el caso de nuestro estudio, es difícil, en ocasiones, tener seguridad acerca de que la estructura morfológica de las palabras ofrecida por los vocabularios que consultamos sea idéntica.4 Es factible que las formas de ‘res’, ‘caminar’, ‘mediodía’ y ‘zapatos’ en ‘ipai presenten algún sufijo -p que no se encuentra en la entrada de tipai y ‘ipai porque los criterios morfológicos y lexicológicos que 3

La cuestión de la excepción del cambio fónico es un tema largamente discutido en la lingüística histórica. La explicación ha incluido desde antaño la introducción de la noción de analogía, y más recientemente la de difusión léxica y la de subespecificación. Véanse Kiparsky 2003 y Halle 2003 para una discusión detallada de la evolución de la problemática y su estado actual. 4 En algunos casos es clara la adjunción de morfemas. Por ejemplo, en el diccionario de diegueño suelen consignarse las formas verbales con el prefijo we- de tercera persona (Langdon 1970; Miller 2001) como puede verse en la lista de cognados.


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se tomaron en las formación de los vocabularios son distintos. También es posible que haya un proceso de elisión de /p/ a final de palabra en tipai y en ‘ipai –aunque, de acuerdo a las descripciones disponibles, los grupos consonánticos a final de palabra son raros–. Estas cuestiones no serán respondidas aquí ya que no es el interés de este trabajo explicar los procesos analógicos ni de cambios fónicos no regulares en estas lenguas y sólo debe quedar claro que, como en toda reconstrucción histórica, hay excepciones a las formulaciones. Las observaciones que se presentan se sustentan en el análisis de los conjuntos más regulares y mayoritarios de datos. Así, en adelante no serán explicadas las excepciones a las correspondencias y reglas y sólo serán mencionadas algunas de interés. En cuanto al área velar, es posible observar el mismo tipo de equivalencia directa que ya se mencionó en torno a las labiales en la mayoría del inventario de segmentos. Los segmentos /k/ y /x/, y sus correspondientes labializadas /kw/ y /xw/ son idénticas en las tres lenguas como puede observarse en la tabla 5. Tabla 5. Correspondencias velares ‘Ipai

Tipai

Cucapá

sur

kewa:k

kuwa:k

kwa:k

mordisquear

tʃu:kat

tʃukaw

sukaʈ

cuerno

ekwa:

kwa

kwa

tejón

mexwa:

maxwa

mxwa

diez

ʃaxuk

ʃaxok

ʃaxu:k

metate

ʔexpi:

xpi

xpi

podrido

weʃax

ʃax

ʃax


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Un pequeño giro en este tópico es introducido por el tipo de correspondencias encontrados en datos como los de la siguiente tabla. Tabla 6. Cambio de /*x/ alacrán rostizar cola húmedo pesado humo

‘Ipai

Tipai

Cucapá

meni:x wexiɬ xejuɬ

man iʃ ʃiɬ ʃuɬ

mni:ʃ ʃiɬj ʃjuɬj

wenax uxu:j

ixaj nex uxuj

xaj ɲix xjaj

Aquí se observa que /x/ del ‘ipai no siempre corresponde a /x/ en las otras dos lenguas, sino que hay un número de casos en los que en tipai y cucapá tenemos una fricativa postalveolar /ʃ/. Resulta viable formular, dados los contextos fónicos encontrados en ‘alacrán’, ‘rostizar’ y ‘cola’, un proceso de palatalización por el que la velar /x/ se desplaza hacia el área coronal en tipai y cucapá debido a la presencia de una vocal /i/ o de una /j/. Esto es congruente porque este tipo de correspondencia no ocurre cuando existe cualquier otra vocal, como en el caso de ‘diez’, ‘metate’ o ‘podrido’ de la tabla 5. Esta regla conoce algunas excepciones, como se ve en ‘húmedo’, ‘pesado’ y ‘humo’. Al menos en uno de estos casos (el de ‘húmedo’ para el tipai) puede atribuirse a que /i/ es producto de una derivación morfológica sincrónica y es posterior a la aplicación de la regla de palatalización. En resumen, vistas las correspondencias idénticas de sonidos, es posible la reconstrucción de los sonidos /*p/, /*m/, /*k/, /*kw/, /*x/ y /*xw/. En el


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caso de /*x/, la hipótesis es que, ante un vocoide alto coronal, su reflejo en el tipai y el cucapá es, de modo frecuente, /ʃ/. 3.2. Área coronal-palatal 3.2.1. Obstruyentes La cuestión de la reconstrucción se vuelve un asunto mucho más complejo en lo que concierne al área coronal y palatal en general. Las correspondencias entre segmentos aún parecen claras pero ya no son siempre del tipo idéntico que observamos en la sección anterior. Comenzando con las obstruyentes, podemos establecer los siguientes grupos de equivalencias. En la tabla 7 observamos la correspondencia de las oclusivas del tipai /t/ y su contraparte adelantada, muchas veces dental o interdental (Langdon 1970) en el ‘ipai /t!/ con la africada del cucapá /tʃ͡ /. En otros grupos de correspondencias /tʃ͡ / del ‘ipai y tipai equivalen a /s/ del cucapá (tabla 8), /s/ del ‘ipai y del tipai aparecen donde aparece /ʂ/ del cucapá (tabla 9), y /t/ del ‘ipai hace lo propio frente a /ʈ/ del tipai y el cucapá (tabla 10).5 Nótese (en la tabla 8, en ‘cuatro’ y ‘hormiga roja’) que para las correspondencias con la africada del ‘ipai, en tipai pueden sufrir un proceso de pérdida del momento oclusivo y en cucapá una palatalización cuando se encuentran en posición de inicio ante una /p/ y una /m/ respectivamente. 5

Ya desde esta instancia, junto con la palatalización de /x/ y otros cambios que vendrán más adelante, puede verse como el tipai y el diegueño no siempre se alinean en sus comportamientos frente al cucapá, a pesar de suponerse teóricamente la mayor cercanía genética de ambas lenguas.


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Tabla 7. Correspondencias coronales I ‘Ipai carrizo

Tipai

Cucapá

t!

t

t͡ʃ

ʔext!a:

xta

xtʃa

espina

tat

tʃatʃ

estómago

et!u:

tu

ʔitʃu

noche

t!i:ɲa:m

tiɲam

tʃɲam

Tabla 8. Correspondencias coronales II ‘Ipai

Tipai

Cucapá

t͡ʃ

t͡ʃ

s

mordisquear

tʃu:kat

tʃukaw

sukaʈ

frío

xetʃu:r

xtʃur

xsur

mano (metate)

xapetʃa:

xpitʃa

xpusa

cuatro

tʃepap

ʃpap

spap

hormiga roja

tʃemiɬj

tʃimiɬ

ʃmujuɬj

Tabla 9. Correspondencias coronales III

áspero beber cinco reir mapache

‘Ipai s xet!esiɬj wesi: sa:rap u:saj nemas

Tipai s xasiɬ si sarap kusej namas

Cucapá ʂ tʃxʂiɬj ʂi ʂrap ʔu:ʂaj ɲmaʂ


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Tabla 10. Correspondencias coronales IV

brincar disparar cerrar cortar

‘Ipai t wetuk wetim ʃu:pit a:kat

Tipai ʈ xʈup ʈim ʃupiʈ akaʈ

Cucapá ʈ xʈup ʈim ʃupiʈ kaʈ

Como puede deducirse de estas tablas, no hay condicionamientos fónicos evidentes, ya que las correspondencias se dan de modo generalizado en las lenguas y no es posible decir que un segmento X en una lengua corresponde a otro segmento Y en otra lengua en el contexto Z. En el caso de la siguiente equivalencia, en cambio, sí es posible encontrar un condicionamiento fónico. Obsérvense las tablas 11 y 12. /ʃ/ aparece de modo idéntico en las tres lenguas en la tabla 11, pero en la tabla 12, /ʃ/ de tipai y cucapá corresponde a la velar /x/. Es una correspondencia similar a la expuesta en el apartado sobre las velares, pero de una naturaleza distinta. El contexto en el que estos segmentos son correspondientes es cuando se encuentran antes de un segmento labial (/m/ o /p/) aunque a veces hay una vocal en ‘ipai que se interpone entre ambas consonantes. No habría razones para creer que /x/ también se palataliza en este contexto, ya que las labiales no son segmentos que produzcan este efecto. Más bien los datos apuntan a un proceso similar a la aspiración de /ʃ/ en el ‘ipai cuando el segmento se encuentra antes de una labial. Esta hipótesis se ve reforzada por algunas observaciones que indican que la presencia de la vocal de la primera o primeras sílabas en palabras no monosilábicas del ‘ipai se


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debe a procesos recursivos de epéntesis6 debido a que la lengua no acepta grupos de inicio muy complejos a diferencia del tipai y el ‘ipai. Quiere decir lo anterior que en la protolengua la forma de las palabras de la tabla 12 tendrían la forma CC(C)VC, es decir, la /ʃ/ sería adyacente y previa a la /p/ o /m/ lo que desencadenaría el proceso de velarización. Esto sería previo a la inserción de la vocal y, en el caso de ‘asustado’, a una metátesis.7 Tabla 11. /ʃ/ ‘Ipai

Tipai

Cucapá

ʃ

ʃ

ʃ

arder

uʃa:

uʃa

cerrar

ʃu:pit

ʃupiʈ

coser gavilán viuda

ʃaʔi

ʃa

ʃukwil

ʃukwiɬj

ʃaji

ʃa:ji

ʃikul

ʃjakul

Los hechos ya reseñados dibujan un panorama de reconstrucción un tanto más complejo que para los segmentos labiales y velares. Lo que parece factible de forma más directa es que /ʃ/ existía ya desde el protodeltacaliforniano al existir reflejos iguales en las tres lenguas y haber encontrado 6

En esencia, el timbre invariante de la vocal es /e/ para la representación de Couro y Hutcheson (1973). Langdon (1970) la caracteriza como [ə] y pone en duda su estatus como fonema. En tipai, en contextos más restringidos, la /e/ átona del diegueño corresponde a una /a/, por lo que es posible pensar en un proceso más general de epéntesis que afecta a ambas lenguas. 7 Langdon (1976b) pone de manifiesto el carácter recurrente y al mismo tiempo irregular de la metátesis entre consonantes adyacentes en las lenguas yumanas en general.


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un patrón de cambio fónicamente condicionado. Para abordar la reconstrucción de los protosonidos de donde provienen los otros segmentos, en principio, vale la pena explorar la tabla 13 de resumen. Tabla 12. Cambio de /*ʃ/ ‘Ipai

Tipai

Cucapá

x

ʃ

ʃ

águila

ʔexpa:

ʃpa

ʃpa

dormir

xema:

ʃma

ʃma

oreja

xemaɬ

ʃmeɬ

ʃma:l

raíz

pexema:

ii waʃma

kwʃma

asustado

mexeja:j

mʃajaj

Tabla 13. Resumen de correspondencias de las obstruyentes coronopalatales 1 2 3 4 5

Proto DC *ʃ *? *?

‘Ipai ʃ s t

Tipai ʃ s ʈ

Cucapá ʃ ʂ ʈ

*?

t͡ʃ

t͡ʃ

s

*?

t!

t

t͡ʃ

La primera propuesta que podría hacerse es que los segmentos /s/ del ‘ipai y el cucapá podrían provenir de una /ʂ/ retrofleja como la que tiene el cucapá. Al no encontrar condicionamientos fónicos, por ejemplo, la presencia de una /r/, que sean indispensables para que aparezca la retro-


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fleja, puede pensarse en mecanismos relativamente más generales para que /ʂ/ haya perdido el rasgo de retroflexión y se haya vuelto una /s/. Aquí los argumentos disponibles son de corte tipológico, ya que el segmento /ʂ/, si bien no es raro en los inventarios fonológicos, sí es menos común en las lenguas del mundo que /s/. El argumento iría en el sentido de un menor esfuerzo articulatorio y posiblemente, correlacionado con el cambio de la correspondencia 4 de la tabla, con un aumento en el contraste funcional. Introduciendo en paralelo la correspondencia 4, la posible conversión de /ʂ/ en /s/ haría que con respecto a las /s/ ya existentes en el sistema se buscara una conservación de los contrastes y ello llevaría la articulación de una /*s/ hacia otro punto de articulación e incluso a una africación. Esto se ilustra en el esquema 2. Esquema 2. Cambio de las fricativas coronales PROTO DC s

ʂ

s   ͡ ʃ DIEGUEÑO Y TIPAI

s

ʂ

CUCAPÁ

En cuanto a las correspondencias 3 y 5, en primer lugar, hay que observar que, si bien hay claras diferencias articulatorias entre los segmentos de una u otra lengua, es posible identificar un patrón. El tipai y el ‘ipai


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cuentan con un contraste entre oclusivas del área coronal, la primera manifestada en el par alveolar/retrofleja y la segunda en el par dental/alveolar. El elemento del ‘ipai que es más anterior del contraste, /t /̪ , corresponde al elemento más anterior del tipai /t/, y el elemento más posterior /t/ del ‘ipai corresponde también al elemento más posterior del tipai /ʈ/. Al mismo tiempo, la retrofleja del cucapá es idéntica al elemento más posterior del tipai y corresponde, aunque no es idéntica, al más posterior del ‘ipai. La hipótesis que surge es que se está reflejando un antiguo contraste de anterioridad.8 El elemento más posterior del sistema reconstruido podría ser la retrofleja /ʈ/ debido a que se refleja en dos lenguas (y no las más cercanas entre sí) pero también porque esto permitiría que la protolengua presentara un sistema más simétrico, con una serie de consonantes retroflejas (tomando en cuenta la formulación de /*ʂ/). En ‘ipai, en un cambio paralelo al que sufrió /*ʂ/, la oclusiva retrofleja sufriría una pérdida de retroflexión y provocaría un empuje del elemento ya existente /t/ hacia delante. El cucapá sufriría, en este modelo, una palatalización y africación de /t/ por motivos que no estamos en condiciones de precisar por el momento.9 Esto se refleja en el siguiente esquema. 8

Los datos de Kroeber (1948) y Wares (1968) constatan en otras lenguas yumanas, como el mojave, el walapai y el kiliwa, la existencia de contrastes similares en el sentido de que, en la zona coronal, entre el área interdental y la retrofleja suele haber más de un elemento, aunque sus manifestaciones articulatorias sean particulares a cada lengua. 9 De hecho, la descripción fonética que hace Crawford (1989:15) de este segmento apoya nuestra hipótesis. Menciona que [t͡ʃ] es solo la realización más común de este fonema, ya que en ciertas posiciones aparece como una africada apicodental con una soltura prepalatal, es decir, una posición mucho más adelantada que la de una simple africada palatal.


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Esquema 3. Cambio de las oclusivas coronales PROTO DC

t

DIEGUEÑO

t

ʈ

t

ʈ

TIPAI

ʈ   ͡ ʃ CUCAPÁ

La propuesta es, en resumen, que el protodelta californiano carecía de una africada y esta surgió en las lenguas hijas por distintos procesos. En cambio, contaba con un contraste entre consonantes del área coronal, unas anteriores y otras posteriores (probablemente retroflejas). Así, agregamos a la lista de fonemas reconstruidos /*t/, /*s/, /*ʂ/, /*ʈ/ y /*ʃ/. 3.2.2. Laterales Los hallazgos en torno a las correspondencias laterales nos hacen pensar que el ancestro de las tres lenguas comparadas tenía una gran complejidad concerniente al rasgo lateral y la evolución de ahí hasta la actualidad, en nuestra explicación, comprende una serie de escisiones y fusiones fónicas que atañen sobre todo a las laterales sordas. Para ofrecer un hilo argumentativo claro hemos elaborado las tablas 14 y 15.


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Tabla 14. /l/

piel de animal limpiar viuda voltear la cabeza hueco

‘Ipai l lemis

Tipai l lamis kwilsaw ʃikul

lawh wii lexup

Cucapá l lmiʂ qlʃaw ʃjakul law ʔi lxux

Tabla 15. /lj/

madera pie piedra mariposa ligero, pequeño

‘Ipai lj ʔi:lj emilj ʔewilj lj mesxaljap ljajk

Tipai j ʔij mij wij lj skaʔljapa

Cucapá i: ʔi: ʔimi: wi: lj ʂxmaljap ljat͡ ʃaʃ

En las tablas 14 y 15 vemos correspondencias bastante transparentes entre las laterales sonoras en las tres lenguas. La lateral sonora alveolar /l/ se distribuye generalmente de modo parejo en las tres lenguas y lo mismo puede decirse de su contraparte palatalizada en contexto inicial o intermedio. Aparte de señalar que /lj/ no es un segmento muy común, hemos de decir que experimenta una lenición cuando se encuentra a final de palabra después de una /i/ en tipai y cucapá. Esta lenición puede llegar incluso hasta la total elisión produciendo simplemente un alargamiento de la vocal. Plantear que un simple rasgo palatal o un glide /j/ se convirtie-


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ra una lateral palatal por un proceso de fortalecimiento sería mucho más difícil. Como las correspondencias no están condicionadas fónicamente, o no queda huella de ese condicionamiento, y debido a la transparencia de las relaciones, podemos postular la existencia del par /*l/–/*lj/ en el protodeltacaliforniano. Con respecto a las laterales sordas es necesaria la revisión de la tabla 16. Observando el grupo de correspondencias de 1 podría pensarse que la lateral sorda alveolar /ɬ/ de ‘ipai y tipai corresponde a la sorda palatal / ɬj/ del cucapá. Dado que no existe un contexto que permita plantear una palatalización en el cucapá, es posible pensar el camino contrario, es decir, que en ‘ipai y tipai ocurrió una despalatalización generalizada. Los datos de 2 apuntan a que, si bien esta despalatalización es generalizada en tipai, en ‘ipai existe un contexto que sirve como freno a la despalatalización, esto es, la cercanía de un elemento coronal como la vocal /i/ en el núcleo de sílaba donde se encuentra /ɬj/ o la presencia de una consonante coronal en el inicio de la misma sílaba. Pero ¿porqué no pensar que todos los reflejos vienen de una lateral sorda alveolar y en cucapá se dio una palatalización generalizada que en ‘ipai solo ocurre en el entorno de elementos coronales y en tipai nunca ocurre? Los datos de 3 proporcionan un argumento en contra de esta hipótesis, ya que ‘lombriz’, ‘rostizar’ y ‘cola’ del ‘ipai no presentan una lateral palatalizada a pesar de la presencia de un elemento coronal en su entorno. Más bien, la hipótesis es que los casos de 3 ya no provendrían de una lateral sorda palatalizada, sino de una lateral sorda alveolar que se palatalizó solamente en cucapá bajo la influencia de un elemento coronal, como /i/. Esto se constata con los datos de 4, en los que vemos que también hay correspondencia entre las laterales sordas


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alveolares de las tres lenguas. Esta correspondencia provendría, entonces, de una lateral sorda de la protolengua que pasó directamente a las lenguas hijas y que, en el caso del cucapá, no encontró un elemento palatalizador. Tabla 16. Correspondencias entre laterales sordas ‘Ipai ɬ

1

Tipai ɬ

Cucapá ɬj

amplio

ʔaɬ

kwaʔaɬ

kwaʔa:ɬj

cavar

wexwaɬ

xwaɬ

xwaɬj

cola

xejuɬ ɬj

ʃuɬ

ʃjuɬj ɬj

áspero

xet̪esiɬj

xasiɬ

tʃxʂiɬj

brazo

esaɬj

ʃeɬ

ʔiʃa:ɬj

hormiga roja

tʃemiɬj ɬ

tʃimiɬ ɬ

ʃmujuɬj ɬj

lombriz

iʔiɬ

maʔi:ɬj

rostizar

wexiɬ

ʃiɬ

ʃiɬj

cola

xejuɬ ɬ

ʃuɬ

ʃjuɬj ɬ

ceniza

ʔempiɬ

xamʔuɬ

exprimir

ɬekwis

2

3

4

ɬ

ɬ

xmʔuɬ ɬkwiʂ

Ahora, con respecto a la relación entre laterales sordas y sonoras, es importante consignar un número de casos en que la alveolar sonora equivale a la sorda en otra lengua. Lo anterior se constata en la tabla 17. El camino de evolución, evidentemente, puede entenderse en los dos sentidos, de sorda a sonora y de sonora a sorda.10 Sería necesario esbozar la existencia 10

Un tercer camino es imaginar un segmento del que provienen estos reflejos y que se


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de una regla más que diera cuenta del cambio. No obstante, los contextos tanto segmentales como silábicos no apuntan por el momento a ninguna dirección. De todos modos, por ahora, esto no afecta el planteamiento anteriormente hecho y es posible asumir que hay escisión fónica de una lateral cuya sonoridad es desconocida.11 Tabla 17. Correspondencias entre /ɬ/ y /l/

oreja corteza pasto sombrero plano

‘Ipai ɬ xemaɬ xa:sejaɬ ʔesemaj ɲepu:ɬ ɬapeɬap

Tipai ɬ ʃmeɬ saʔmaɬ naʔpuɬ

Cucapá l ʃma:l ʂxujal ʂmal ɲʂpu:l laplap

En suma, los protosonidos y las reglas de cambio que planteamos serían los siguientes:

fusionó con la lateral sorda en diegueño y tipai, y con la lateral sonora en cucapá. No obstante, tal operación requeriría sobrecargar aún más el rendimiento funcional de la zona coronal que, como podemos ver, en la protolengua propuesta estaría ya muy poblada de elementos. 11 Sin que esto afecte el análisis, nos decantaríamos por pensar que el protosonido es sordo y se sonorizó en cucapá. El argumento es la poca frecuencia de /ɬ/ en general en cucapá. Puede que estemos ante un proceso aún en curso de sonorización generalizada de la lateral alveolar sorda en cucapá.


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Proto DC Tipai j *ɬ ‘Ipai Cucapá

ɬj > ɬ ɬj > ɬ / (C [-coronal)(V [-coronal])__ ɬj > ɬj

Tipai ‘Ipai Cucapá

ɬ>ɬ ɬ>ɬ ɬ > ɬj / i __

*lj

‘Ipai Tipai Cucapá

lj > lj lj > j / i __ # lj > i: / i __ #

*l

‘Ipai, tipai y cucapá

l>l

¿? ¿?

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Cucapá ɬ > l / ? DyTl>ɬ/?

3.2.3. Nasales Aunque es posible identificar correspondencias en las nasales del área coronal, este es quizás el tipo de segmentos que muestran menos sistematicidad. Respecto a la nasal alveolar /n/, en la tabla 18, puede admitirse la equivalencia transparente en las tres lenguas en algunos pocos casos. No obstante, son más las instancias como las de la tabla 19, en las que la adyacencia de un elemento palatal o velar se correlaciona con la ocurrencia de una nasal palatal en cucapá. Es más probable, con esa observación, que /n/ sea el reflejo más fiel del protosonido y que haya ocurrido una


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posteriorización en cucapá. Proponer /ɲ/ y un adelantamiento en las otras dos lenguas aparece como un cambio menos motivado. Lo que ocurrió, entonces, fue un efecto de asimilación parcial debido a elementos como / t͡ʃ/, /i/, /k/ y /x/. Lo que queda en el aire es por qué /m/ podría tener, en algunas ocasiones, efectos similares como en el caso de ‘mapache’ de la tabla 19. Veáse que en ‘oloroso’ en la tabla 18 el cambio no ocurre. Tabla 18. /n/

alacrán blanco bueno oloroso

‘Ipai n meni:x nemeʃap ʔexan nemeʃiiw

Tipai n manʔiʃ namʃap jixan

Cucapá n mni:ʃ

nmʃiw

Tabla 19. Correspondencias entre /n/ y /ɲ/ ‘Ipai

Tipai

Cucapá

n

n

ɲ

ayer

t!ena:j

taʔna:j

tʃɲar

decir

kena:p

kana:p

kɲa:p

mapache

nemas

namas

ɲmaʂ

pesado

wenax

nex

ɲix

tortuga

ʔehna:ɬj

xɲa:r

Sobre /ɲ/ encontramos un gran número de piezas que coinciden en mostrar ese segmento en las tres lenguas de modo paralelo. Casos muy


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pertinentes son ‘camino’ y ‘puma’, que revelan que no es necesaria la presencia de un elemento coronal para que exista /ɲ/. Ello otorgaría profundidad temporal a /ɲ/ y podría proponerse también como protosonido. Así, en la protolengua existirían /*n/ y /*ɲ/ con reflejos idénticos en las tres lenguas pero con una posible palatalización de /*ɲ/ en cucapá en contextos velares y palatales. No obstante, hay un buen número de correspondencias que no muestran sistematicidad, como los que se muestran en la tabla 21. Si acaso, respecto a los tres últimos casos, ‘hacha’, ‘hueso’ y ‘otra vez’ puede observarse una curiosa correspondencia del saltillo glotal con /ɲ/ pero que no tiene una dirección determinada. Tabla 20. /ɲ/ camino

‘Ipai ɲ ʔu:ɲa:

puma sol zapatos negro

ɲemet!a:j ʔeɲa: xemeɲawp ɲiɬj

Tipai ɲ waʔɲa ɲa: xamɲaw ɲiɬ

Cucapá ɲ waɲa ɲmtʃa: ɲa xmaɲaw ɲi:ɬj

Tabla 21. Irregularidades de nasales coronales amigo cinturón gato montés hacha hueso otra vez

‘Ipai xant!ak eɲi:p ɲemi: ɲimt!u:kat aq ɲiɲuj

Tipai xaɲa nimi ʔi:taka:ʈ ʔa:k

Cucapá xaɲa ʔani:p ɲmi tʃaka:ʈ ɲa:k ʔu:ɲu


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3.2.4. Otras Solamente quedan dos correspondencias que comentar en el área corono-palatal. Ambas son correspondencias muy regulares y además transparentes. Se trata de la vibrante alveolar /r/ y del glide palatal /j/. Como puede verse en las tablas 22 y 23, ambos segmentos se presentan en correspondencias idénticas en las tres lenguas y es factible pensar que ya existían como segmentos en la protolengua. En el caso de /j/ se observa que, después de que ha efectuado un proceso de palatalización, el segmento se absorbe como en el caso de ‘cola’ en el tipai. Tabla 22. /r/ doler duro frío cinco

‘Ipai r werap ʔewir xetʃu:r sa:rap

Tipai r rap ʔwir xtʃur sarap

Cucapá r rap/ra:p wir xsur ʂrap

Tabla 23. /j/ gordo asustado diente ojo cola

‘Ipai j weʃaj mexeja:j eja:w eji:w xejuɬ

Tipai j ʃej jaw jiw ʃuɬ

Cucapá j ʃaj mʃajaj ʔija ʔiju ʃjuɬj


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3.3. Área postvelar El único segmento que se presenta en esta zona de articulación de modo sistemático es la oclusiva glotal /ʔ/. El tipo de correspondencias y, sobre todo, la presencia o ausencia de este segmento en una u otra lengua es atribuible a varios procesos. Algunos de estos procesos no son fonológicos o, si son de carácter fónico, no necesariamente responden a un contraste fonológico. Al observar la tabla 24 pueden hacerse las siguientes observaciones. Existe un nutrido número de casos donde vemos aparecer el saltillo a principio de palabra en ‘ipai o en cucapá como inicio de una sílaba que no existe en las otras lenguas en la misma pieza léxica. En estos casos esta sílaba se produce por un proceso de adjunción morfológica en los que el morfema puede tener distintos significados.12 Por la observación de Langdon (1970) acerca de la aparición del saltillo en este (o estos) prefijos, podemos deducir que es un elemento que puede estar operando por una cuestión de reparación silábica. Ninguna de estas lenguas presenta hiatos y, probablemente, existen en ellas mecanismos fonotácticos para evitar, en lo posible, las sílabas sin inicio y la adyacencia de vocales. Por ello, los ejemplos del grupo 1 y los del grupo 2 no son buenos argumentos para formular un fonema /ʔ/ en la protolengua ya que estos casos pueden ser solo (aunque no afirmamos que lo sean) mecanismos convergentes de reparación silábica. Sin duda, una mejor evidencia sobre la existencia de un protosaltillo son los ejemplos del grupo 3, en los que /ʔ/ del tipai 12

Langdon (1970:32) menciona que ʔe- puede tener significado posesivo o identificar ciertas clases de palabras, aparentemente, nominales.


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en adyacencia a una consonante a mitad de palabra corresponde a un cero en las otras lenguas. Langdon afirma que esta es una combinación que no se permite en ‘ipai. La lista de cognados indica que esta secuencia en cucapá es posible aunque es más consistente en tipai. El saltillo en esta posición del tipai puede tomarse como un reflejo de una oclusiva glotal del sistema reconstruido que no llegó a reflejarse en las otras lenguas. Paralelamente puede observarse una tendencia frecuente, aunque irregular, a sustituir ciertas consonantes palatales por el saltillo, como puede verse en los ejemplos de 4. Tabla 24. /ʔ/ 1

madera

‘Ipai ʔi:lj

2

mediodía corazón

t!aʔurp i:tʃix

tuʔur itʃeʃ

tʃuʔur ʔija:j

diente

eja:w

jaw

ʔija

carrizo

ʔext!a:

xta

xtʃa

casa alacrán

ʔewa: meni:x

wa manʔiʃ

wa mni:ʃ

ayer

t!ena:j

taʔna:j

tʃɲar

camino gavilán

ʔu:ɲa: ʃaʔi

waʔɲa ʃaji

waɲa ʃa:ji

otra vez

ɲiɲuj

3

4

Tipai ʔij

Cucapá ʔi:

ʔu:ɲu

Por último, cabe mencionar la posible existencia de un segmento oclusivo uvular en el protodeltacaliforniano. En algunos de los elementos de la lista de cognados aparece el segmento /q/ que, de acuerdo a Crawford


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(1969), es un fonema del inventario cucapá. Resulta interesante que, aunque en la brevísima reseña de pronunciación de la lengua diegueña de Couro y Hutcheson (1973) no se menciona este segmento, sí se consignan algunas pocas piezas léxicas que llevan la grafía q. Langdon (1970) afirma que es un segmento raro y muchos hablantes no pueden distinguirlo de /k/. En tipai no aparece. Observando las pocas ocurrencias, ofrecidas en la tabla 25, que son las únicas que aparecen en la lista de cognados no parece que en cucapá /q/ esté condicionada por algún contexto fónico. Por tanto, es verosímil afirmar que existía un elemento uvular en protodeltacaliforniano y que luego éste se perdió (o está en vías de desaparición) en la rama diegueña. Sin embargo, para afirmarlo con mayor seguridad sería necesario un estudio donde estuvieran disponibles un conjunto mayor de datos. Tabla 25. /q/ vomitar amarillo hueso largo limpiar

‘Ipai weju:q ʔekwas aq ʔequɬ

Tipai jok kwas ʔa:k kwakuɬ kwilsaw

Cucapá ju:q qwaʂ ɲa:k kwa:kuɬj qlʃaw

4. LIMITACIONES DEL PRESENTE ESTUDIO Enunciar las limitaciones de este trabajo implica hablar de tres cosas. Por un lado está la limitación del método comparativo; por otro, las limitaciones del tipo de explicación que se asume en este trabajo acerca del cambio fónico; por último, las limitaciones que plantea el tipo de datos usados.


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El objetivo del método comparativo es expuesto por Rankin (2003) como la identificación de grupos de lenguas genéticamente relacionadas y la reconstrucción de las lenguas predecesoras. Este trabajo se ha centrado en el segundo objetivo y ha perseguido esa meta más allá de la posibilidad de la elaboración de un léxico reconstruido. Hay un número de restricciones inherentes al método comparativo que deben tomarse en cuenta. Harrison (2003) las clasifica del siguiente modo: i) Limitaciones temporales. Entre más separación temporal haya entre las lenguas es más difícil determinar el parentesco entre ellas. Este tipo de limitante es tenue en nuestro estudio ya que las lenguas muestran una clara similitud y parentesco. Además, no es el objetivo de este trabajo establecer la profundida temporal de la escisión de la protolengua. ii) Limitaciones sociohistóricas. Ciertas situaciones sociohistóricas pueden tener efectos sobre el sistema que comprometen el éxito del método comparativo. Esta es una de las limitantes más fuertes y se relaciona con el asunto de la motivación del cambio, lo que se comentará más adelante. iii) Limitaciones sistémicas. Algunas áreas del sistema lingüístico son más susceptibles de ser reconstruidas de una manera exitosa. Afortunadamente el componente fónico es el prototipo del tipo de sistema que puede ser reconstruido de modo más preciso y confiable. iv) Limitaciones de “delicadeza”. Solamente es posible identificar de modo confiable ciertas relaciones de parentesco muy precisas. Esto plantea la decisión de aceptar que las conclusiones aquí presentadas son una abstracción de lo que posiblemente sean varias entidades lingüísticas. Si esta suposición es cierta o no, no podremos aquí responderlo


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y es probable que esta tarea requiera de un avance mucho mayor en cuanto al establecimiento de las relaciones históricas entre las tres lenguas aquí analizadas a través del apoyo de otras disciplinas, como la arqueología y la antropología. Respecto a la explicación del cambio fónico, estamos conscientes de que existen numerosas posturas (algunas de ellas irreconciliables) al respecto. Rankin (2003) explica que apelar a la naturalidad del cambio y a las tipologías de los patrones de sonido es una práctica corriente en las explicaciones provistas por el método comparativo. Aquí nos apegamos a esta postura, a pesar de que reconocemos que las motivaciones del cambio frecuentemente residen en componentes no estrictamente lingüísticos, esto es, en el modo en que lo explica la sociolingüística laboviana. No obstante, hemos ofrecido explicaciones sobre el cambio de los segmentos en el protodeltacaliforniano que se apegan a la plausibilidad de los cambios a la manera en que lo explicita la fonología evolutiva (véase Blevins 2004), sin retomar necesariamente sus postulados teóricos sobre las motivaciones. En este trabajo, las explicaciones de orden fono-histórico deben tomarse como rutas de cambio plausibles sin entender que son estas propensiones los motores del cambio y también entendiendo que acceder a aquellas situaciones extralingüísticas que impulsaron los procesos evolutivos en estas lenguas en particular está, por el momento –y probablemente lo seguirá estando–, fuera de nuestro alcance. Además, un aspecto que no aparece todavía en este estudio es el de la variación interna en estas lenguas, asunto no despreciable de acuerdo a las descripciones disponibles y a las observaciones del propio autor.


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Por otro lado, resulta de interés pensar en el tipo de modificaciones que sufriría este análisis al incorporar un conjunto de datos más amplio que incluyera, evidentemente, un contacto directo con materiales audiovisuales de estas lenguas, situación que no es posible en este momento. Sería deseable, en este sentido también, ampliar el número de cognados que sirvieran para afianzar los hechos aquí explicados. Estas dos mejoras se contemplan para versiones futuras del estudio. 5. CONCLUSIÓN A manera de corolario, es indispensable la representación del inventario consonántico completo del protodeltacaliforniano de acuerdo a la presente propuesta. En el esquema 4 se recogen las formulaciones elaboradas en los anteriores apartados. En este esquema puede verse cómo la lengua contaba con un contraste entre consonantes alveolares y retroflejas o, al menos, un contraste entre obstruyentes muy cercanas en el área coronal que tomó distintas manifestaciones en las lenguas hijas. También, existía un número importante de distinciones del rasgo lateral que no necesariamente se heredó completamente a las descendientes. Es posible que esta sobrepoblación de elementos en la zona coronal haya permitido y facilitado (aunque no afirmamos que lo haya desencadenado o causado por sí mismo) un mayor número de cambios precisamente en esta zona, mientras que las zonas labial y velar permanecieron relativamente intactas y con cambios más explicables por contextos fónicos.


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Fricativa Nasal

*s *m

Lateral Vibrante Glide

Glotal

Uvular

*t

Velar

Retrofleja

*p

Postalveolar/palatal

Alveolar

Oclusiva

Labial

Esquema 4. Sistema consonántico reconstruido del protodeltacaliforniano

*k *kw

(*q)

*xw

*n

*l *lj

*ɬ *ɬj

*x

*r *w

*j

Además del resultado del trabajo expresado en el cuadro de protosegmentos, debe recalcarse el hecho de que las similitudes entre las tres agrupaciones, al menos en este nivel –fonológico–, no son necesariamente las esperadas en el sentido de que las dos lenguas del tronco californiano o diegueño no siempre son más parecidas entre sí que con respecto al cucapá. Si además se toma en cuenta el complejo problema de la variación interna de las lenguas que se vincula, probablemente, con características etnográficas que atañen al modo de vida y cruzamiento de los grupos, surge la necesidad de empeñarse en nuevos procedimientos que contemplen una posible reformulación del tronco Delta-California en su conjunto, con un ampliación y complejización, por ejemplo, de la cadena dialectal ya postulada para las lenguas diegueñas.


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BIBLIOGRAFÍA Blevins, Juliette, 2004. Evolutionary Phonology. Cambridge: Cambridge University Press. Campbell, Lyle, 1997. American Indian Languages. The Historical Linguistics of Native America. Oxford: Oxford University Press. Campbell, Lyle, 1999. Historical Linguistics. An Introduction. Cambridge: The MIT Press. Couro, Ted y Christina Hutcheson, 1973. Dictionary of Mesa Grande Diegueño. Banning, California: Malki Museum Press. Crawford, James, 1969. The Cocopa Language. Ann Arbor, Michigan: University Microfilms. Crawford, James, 1989. Cocopa Dictionary. Berkeley/Los Ángeles: University of California. Halle, Mark, 2003. “Neogrammarian Sound Change”. En Brian Joseph y Richard Janda (eds.), The Handbook of Historical Linguistics. Malden, MA: Blackwell, pp. 343–365. Harrison, S. P., 2003. “On the Limits of the Comparative Method”. En Brian Joseph y Richard Janda (eds.), The Handbook of Historical Linguistics. Malden, MA: Blackwell, pp. 213 –243. Kiparsky, Paul, 2003. “The phonological basis of sound change”. En Brian Joseph y Richard Janda (eds.), The Handbook of Historical Linguistics. Malden, MA: Blackwell, pp. 311–342. Kroeber, Alfred Louis, 1948. “Classification of the Yuman Languages”. University of California Publications in Linguistics (1), pp. 21–40.


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Langdon, Margaret, 1970. A Grammar of the Diegueño: The Mesa Grande Dialect. San Diego, University of California. Langdon, Margaret, 1976a. “The Proto Yuman Vowel System”. En Margaret Langdon y Shirley Silvestre (eds), Hokan Studies. Janua Linguarum. La Haya: Mouton de Gruyter, pp. 129–148. Langdon, Margaret, 1976b. “Methatesis in Yuman Languages”. Language 52 (4), pp. 866 –883. Langdon, Margaret, 1991. “Diegueño: how many languages?”. En James E. Redden (ed), Proceedings of the 1990 Hokan-Penutian Language Workshop. Occasional Papers in Linguistics No. 15. Carbondale: University of Southern Illinois, pp. 184 –190. Miller, Amy, 2001. A Grammar of Jamul Tiipay. Berlín/Nueva York: Mouton de Gruyter. Mixco, Mauricio, 1978. Cochimí and Proto-Yuman. Lexical and Syntactic Evidence for a New Language Family in Lower California. Salt Lake City: University of Utah Press. Rankin, Robert L., 2003. “The Comparative Method”. En Brian Joseph y Richard Janda (eds.), The Handbook of Historical Linguistics. Malden, MA: Blackwell, pp. 183 –212. Wares, Allan, 1968. A Comparative Study of Yuman Consonantism. La Haya: Mouton.


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APÉNDICE I. LISTA DE COGNADOS agua águila aire ala alacrán algodón amarillo amigo amplio árbol arco arder ardilla arriba áspero asustado ayer azul bailar beber bellota blanco boca brazo brincar bueno caminar camino cansado carrizo casa cavar cazar ceniza cerrar

‘Ipai ʔexa: ʔixpa: wirewir meni:x ʔekwas xant!ak ʔaɬ xemuk ʔa:t!im uʃa: ʔexma:ɬ ʔema:j xet!esiɬj mexeja:j t!ena:j xepeʃiw i:ma: wesi: xekwi:n nemeʃap a: esaɬj wetuk ʔexan wamp ʔu:ɲa: met!awar ʔext!a: ʔewa: wexwaɬ weɲaj ʔempiɬ ʃu:pit

Tipai xa ʃpa mataxa ʔirwir manʔiʃ xtʃaw kwas xaɲa kwaʔaɬ xmok atim uʃa xamaɬ xasiɬ taʔna:j xapʃiw imax si namʃap ʔa ʃeɬ xʈup jixan wam waʔɲa matawar xta wa xwaɬ ɲejx xamʔuɬ ʃupiʈ

Cucapá xa ʃpa tʃxa ʔirwir mni:ʃ xsaw qwaʂ xaɲa kwaʔa:ɬj xmuk ʔi:tʃim ʃa ma:/ma:j tʃxʂiɬj mʃajaj tʃɲar xpsiw ʔi:ma ʂi xkwʔiɬj ʔija ʔiʃa:ɬj xʈup waɲa tʃuwar xtʃa wa xwaɬj ɲaj xmʔuɬ


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ciego cielo cinco cinturón cocinar codorniz cola columna vertebral comer carne conejo conejo cola de algodón conocer contar corazón correcaminos cortar corteza coser costilla coyote cuatro cuerno cuerpo dar un mordisco decir decir diente diez disparar doler dormir dos duro entrar espina estómago estornudar

‘Ipai xema:p ʔema:j sa:rap eɲi:p weɬjuɬj ʔa:xma: xejuɬ xet!at! wesa:w ʔepxar xeɬjaw u:ja:w i:tʃix t!eɬjpu: a:kat xa:sejaɬ tʃepeʃa:w xatepa: tʃepap ekwa: ema:t! tʃu:kat wi: kena:p eja:w ʃaxuk wetim werap xema: xewak ʔewir wexap et!u: wis

Tipai maj sarap ɬuɬ xma ʃuɬ tatʔak ksaw pxar ɬʔaw uja: si:t itʃeʃ akaʈ ʃukwil xatpa ʃpap kwa ma:t tʃukaw ix kana:p jaw ʃaxok ʈim rap ʃma xuwak ʔwir xapx tat tu iʃx



Cucapá kma:m ma:/ma:ɬj ʂrap ʔani:p xmaku:kak ʃjuɬj xtʃatʃ waʂa:w xɬjʔa ʔu:ja: sa:w ʔija:j tʃlpu kaʈ ʂxujal ʃukwiɬj satʃaɬj xʈpa spap kwa ʔima:tʃ sukaʈ ʔi kɲa:p ʔija ʃaxu:k ʈim rap/ra:p ʃma xwak wir xap tʃatʃ ʔitʃu


 estrella exprimir flecha frío fuego fuerte piel de animal gato montés gavilán gordo hacha halcón hielo hígado hija hijo hormiga roja hornear hueco hueso húmedo humo intestinos ir largo leche lengua limpiar llegar llover lombriz luna madera maduro mano de metate mapache mariposa

CARLOS I VANHOE GI L BURGO IN ‘Ipai ɬekwis ʔepal xetʃu:r ʔaaw sepir lemis ɲemi: ʃaʔi weʃaj ɲimt!u:kat ʃemet!i: tʃepesi: pe:tʃaj xu:ma:j tʃemiɬj weɲi:w lexup aq uxu:j pexa: wa: ʔequɬ ɲemaj enepaɬj pa: iɬ xeɬja ʔi:lj wema: xapetʃa: nemas mesxaljap

Tipai kwaɬap xtʃur aʔaw spir lamis nimi ʃaji ʃej ʔi:taka:ʈ tʃuʔu:r tapsi patʃaj xaʔmaj tʃimiɬ ʔa:k ixaj uxuj pxa ʔax kwakuɬ ɲimej xanpeɬ kwilsaw pax paʔaw iʔiɬ xɬa ʔij uma xpitʃa namas skaʔljapa

CLECM 2-2014 Cucapá kwɬjap ɬkwiʂ ʔi:pa xsur ʔaʔa: lmiʂ ɲmi ʃa:ji ʃaj tʃaka:ʈ sʔur smis tʃpuʂu psa: xma: ʃmujuɬj ɲi: lxux ɲa:k xaj xjaj pxa ʔa: kwa:kuɬj mpaɬj qlʃaw pa: pʔaj maʔi:ɬj xɬjʔa ʔi: ma xpusa ɲmaʂ ʂxmaljap


PROTOY UMA NO DE CA LI F ORNI A Y D E LTA D E L C O LO R A D O

mediodía metate mezcal molcajete moler morder mosca mujer nariz negro noche nube nuca oír ojo oloroso ombligo oreja orinar otra vez pájaro pasto pechos pesado pescado pestaña pie piedra plano podrido preguntar puma raíz rata ratón recto reir

‘Ipai t!aʔurp ʔexpi: ʔemaɬj ʔexmu: t!a:wa: weʃa: metʃha:pu:lj exu: ɲiɬj t!i:ɲa:m ʔekwi:j ejepuk jip eji:w nemeʃiiw miljepuu xemaɬ pesiw ɲiɲuj ʔa:ʃa: ʔesemaj ɲemaj wenax e:jiw ʃeɲa: emilj ʔewilj ɬapeɬap weʃax akekwi: ɲemet!a:j pexema: ʔemekaj xaɬetuk u:saj

Tipai tuʔur xpi xmu tuwax misapul nitʃʔak xu ɲiɬ tiɲam kwi jipuk ipx jiw miɬpu ʃmeɬ pasiw ʃa saʔmaɬ nex ʃaʔiɬ jiw ʃuɲa mij wij ʃax kwi ii waʃma maɬk aʔwaj xanʈok kusej



Cucapá tʃuʔur xpi mʔaɬj xmu tʃmwar ʂa: ʂxljmu sʔak ʔixu ɲi:ɬj tʃɲam kwi: mpuk ʔi:ʔi:p ʔiju nmʃiw ʃma:l pʂi: ʔu:ɲu ʃa ʂmal ɲmaj/ʔimaj ɲix siʔiɬj ʔiju ʃwaɲ ʔimi: wi: laplap ʃax skwi ɲmtʃa: kwʃma ʔamiɬj ʔawa ʔu:ʂaj




CARLOS I VANHOE GI L BURGO IN

res río rostizar ruborizarse sal salado sangre (rojo) sauce secar semilla serpiente de cascabel siempre siete sol sombra sombrero sucio sur sus animales tabaco tejón tierra timido todos tortilla tortuga toser tuna venado ver viuda viuda negra vivo voltear la cabeza vomitar zapatos zorrillo zorro

‘Ipai kukwa:jp wexiɬ mar ʔesilj ʔesiɬjk ʔexwat ʔeja:w sa:j ejatʃ ʔewi: ɲimvaj ʔeɲa: t!emʃa: ɲepu:ɬ xesepiɬj kewa:k ɲetʃexat ʔup mexwa: ʔemat! merejuj ɲama:t! mejaɬj ʔehna:ɬj ux ʔexpa: ʔekwak ewu:w xeɬjt!ut ʔi:pat lawh wii weju:q xemeɲawp kaɬjexwi:w parxa:w

Tipai xawiɬ ʃiɬ siʔir siʔiɬ xwaʈ saʔaj aʔwi paxkaj ɲa: mataʃa naʔpuɬ xpiɬ kuwa:k up maxwa maʈ miʔjeɬ ox xpa kwak wijux ʃikul ɬtut jok xamɲaw ɬxwiw prxaw

CLECM 2-2014 Cucapá kikwa:j xawiɬj ʃiɬj maɬ sʔir sʔiɬj ɲxwaʈ ʔaja: ʂaʔar jas ʔawi ɲmjawi: pxka ɲa maʈkwaʂa ɲʂpu:l kwa:k ɲtʃxa:t ʔu:p mxwa maʈ mrju: ɲma:m mujaɬj xɲa:r ʔux xpa: kwak wi: ʃjakul xɬjtʃutʃ ʔi:paʈ law ʔi ju:q xmaɲaw ɬjxwi:w prxa:w


RECONSTRUCCIÓN MORFOLÓGICA Y FONOLÓGICA DE LOS PRONOMBRES PERSONALES INDEPENDIENTES DEL PROTOATZINCA ETNA T. PASCACIO MONTIJO Universidad Nacional Autónoma de México etnatpm@gmail.com

This paper presents a morphological and phonological reconstruction of the personal independent pronouns of the Proto-Atzinca language, on the basis of data from current Matlatzinca and Ocuilteco languages and colonial documents. In all the Atzinca languages we find eleven pronouns as independent words which distinguish first, second and third person; singular, dual and plural number for each person, as well as inclusive and exclusive for the first-person dual and plural pronouns. Each of these categories is marked with different morphemes in the pronominal words. By comparing these words within the Atzinca languages and making the reconstruction for the Proto-Atzinca, we find that there are no morphological changes, but only phonological and phonetic changes. Keywords: historical linguistics, comparative method, pronouns, matlatzinca, ocuilteco En este artículo presento la reconstrucción morfológica y fonológica de los pronombres personales independientes del protoatzinca, con base en datos del CUADERNOS DE LINGÜÍSTICA, VOL. 2, 2014

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matlatzinca y ocuilteco actuales, y de documentos coloniales. En todas las lenguas atzincas encontramos once pronombres independientes que distinguen primera, segunda y tercera persona, singular, dual y plural para cada persona y exclusividad en los pronombres de primera persona dual y plural. Cada una de estas categorías se expresa con un morfema distinto en las palabras pronominales. Uno de los principales resultados de la comparación y reconstrucción que aquí presento es que no hay cambios morfológicos diacrónicos, pero sí los hay en los niveles fonológico y fonético. Palabras clave: lingüística histórica, método comparativo, pronombres, matlatzinca, ocuilteco

1. INTRODUCCIÓN En este texto presento una propuesta de reconstrucción morfológica y fonológica de los pronombres personales independientes (abreviados como PPI) del protoatzinca.1 En el primer apartado abordo la reconstrucción de las categorías gramaticales que coocurren en los PPI, con sus oposiciones, y presento la jerarquía intracategorial, basándome en Benveniste (1971[1966]), Jakobson (1981[1975]), Siewierska (2004) y en las propuestas del Seminario Permanente sobre Persona Gramatical del Instituto de Investigaciones Antropológicas de la UNAM.2 En el segundo 1

Llamo “lenguas atzincas” a las lenguas registradas o mencionadas con los nombres “matlatzinca”, “pirinda” y “ocuilteco” en la época colonial, y a las lenguas matlatzinca y ocuilteca o tlahuica actuales. Llamo “protoatzinca” a la lengua madre de estas lenguas. Utilizo el término “atzinca” como una etiqueta y no por su significado en náhuatl, sino porque, por un lado, hace referencia de forma precisa a la lengua de San Juan Atzingo, como propuso Soustelle (1993[1937]), y por el otro, también remite al termino “matlatzinca”, que es el más utilizado para el resto de las lenguas atzincas. 2 Veáse Aguilar y Valiñas (2008), Meléndez (2011) y Pascacio (2011).


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apartado presento la reconstrucción de los PPI de primera y segunda persona, mientras que en el tercero presento la reconstrucción de los PPI de tercera persona. En el último apartado concluyo con una serie de reflexiones derivadas de las reconstrucciones. Quiero aclarar desde este punto que separo los pronombres de primera y segunda personas de los de tercera, porque tanto en el protoatzinca como en las lenguas actuales tienen una estructura de palabra distinta. Este hecho puede explicarse desde una perspectiva teórica general y se sustenta tipológicamente, ya que de acuerdo con Benveniste (1971[1966]) y Siewierska (2004), podemos esperar que los exponentes para tercera persona se comporten de manera distinta a los de primera y segunda personas. Asimismo, quiero señalar que el corpus que analicé está formado con datos del matlatzinca y el ocuilteco o tlahuica recopilados en campo y por datos registrados por autores anteriores, incluyendo documentos coloniales.3 Para analizar los datos provenientes de otros autores, fue necesario hacer una regularización gráfica, la cual, en el caso de los documentos coloniales, implicó la interpretación fonética de las grafías originales. Metodológicamente parto de considerar una lengua por comunidad o por registro, para fines comparativos. Asimismo, a lo largo del texto hago referencia a cada lengua por el lugar en el que se habla o por el lugar en el que se hicieron los registros, ya que sería confuso llamar a la mayoría “matlatzinca”. 3

Actualmente, el matlatzinca se habla solamente en la comunidad de San Francisco Oxtotilpan, municipio de Temascaltepec y el ocuilteco en seis localidades del municipio de Ocuilan, ambos municipios situados en el Estado de México. De acuerdo con el Censo General de Población y Vivienda 2010 del INEGI, hay aproximadamente 750 hablantes de matlatzinca y 700 de ocuilteco.


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Como se sabe, las lenguas atzincas son tonales. Sin embargo, en la reconstrucción que propongo no presento una reconstrucción del tono, ya que no cuento con suficientes datos para todas las lenguas atzincas. 2. LAS CATEGORÍAS PRONOMINALES DEL PROTOATZINCA En los PPI del protoatzinca las oposiciones dentro de las categorías gramaticales de persona, número y exclusividad se marcaban con exponentes morfológicos afijales. En las lenguas hijas encontramos las mismas oposiciones con los mismos exponentes morfológicos, es decir, no hay cambios en las categorías gramaticales del protoatzinca hacia las lenguas hijas. Para entender con mayor claridad la expresión formal de cada una de las oposiciones dentro de cada categoría presento la estructura de palabra morfológica de los PPI en el esquema 1. Esquema 1. Estructura de palabra morfológica de los PPI del protoatzinca a) Primera y segunda personas b) Tercera persona

*[[[RAÍZ -PERSONA]-NÚMERO]-EXCLUSIVO]

*[R-[TERCERA PERSONA -NÚMERO]]

Los pronombres de primera y segunda persona del protoatzinca estaban compuestos por una raíz pronominal a la cual se le sufijaba un morfema de persona, después se sufijaba un morfema de número y, finalmente, en los pronombres de primera persona no singular se sufijaba el morfema 4

Con el asterisco se indican los elementos reconstruidos.


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de exclusivo. Los pronombres de tercera persona estaban formados por el morfema de tercera persona, al cual se sufijaba un morfema de número y después se prefijaba el exponente R. Aún no está definida la categoría o la función del prefijo R, pero más adelante describiré su posición y su comportamiento. A continuación presento las oposiciones expresadas para cada categoría y su jerarquía en los PPI. Las oposiciones que se presentan en todas las lenguas para la categoría de persona son participante del acto de habla ([+/-PAH]) y subjetividad ([+/SUB]). En el protoatzinca, los pronombres con el rasgo [+PAH] que corresponden a los de primera y segunda personas compartían la misma estructura de palabra, la cual tenía como núcleo morfológico la raíz pronominal *ka, mientras que la tercera persona, con el rasgo [-PAH], tenía una estructura de palabra distinta con el exponente de tercera persona como núcleo morfológico *t’ǝ. Dentro de los pronombres con el rasgo [+PAH] la oposición de [+SUB] se expresaba con el sufijo *-ki ‘primera persona’, mientras que [-SUB] se expresaba con el sufijo *-č’i ‘segunda persona’ (véase esquema 2). Esquema 2. Exponentes para las oposiciones de la categoría de persona en los PPI del protoatzinca Persona [+ PAH]

[- PAH]

*ka

*ka-ki ‘primera’ *ka-č’i ‘segunda’

[+ SUB]

[- SUB]

*-ki

*-č’i

*t’ə *-t’ǝ

‘tercera’


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Por otro lado, en la categoría de número, la primera oposición se daba entre las formas plurales, con el rasgo [+PLURAL], y el singular, con el rasgo [-PLURAL]. Dentro de las formas plurales, se oponían el dual, con el rasgo [+DUAL], y el plural con el rasgo [-DUAL] (véase esquema 3). Las oposiciones de número con el rasgo [+PLURAL] se expresaban con afijos, mientras que el singular con el rasgo [-PLURAL] no tenía un exponente con estructura segmental, es decir, se mantenía la posición estructural dentro de la palabra para la categoría de número, pero no se llenaba. De esta manera, los afijos de número eran *-kwe ‘dual’ y *-khǝ ‘plural’ para primera y segunda persona, y *-hə ‘plural’ para la tercera persona. Esquema 3. Exponentes para las oposiciones dentro de la categoría de número Número *ka-ki-kwe ‘primera dual’ *ka-ki-khə ‘primera plural’ [+ PLURAL] [- PLURAL] *ka-č’i-kwe ‘segunda dual’ *ka-č’i-khə ‘segunda plural’ [+ DUAL] [- DUAL] *t’ə-kwe ‘tercera dual’ w h *t’ə-hə ‘tercera plural’ *-k e *-k ǝ *-hə Finalmente, dentro de la primera persona [+PLURAL] se presentaba la oposición de exclusividad, expresando la diferencia entre exclusivo ([+EXCL]) e inclusivo ([-EXCL]). En el protoatzinca, el término marcado de la oposición tanto en el ámbito de las categorías como en la expresión


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formal era el [+EXCLUSIVO], es decir, la exclusión de la segunda persona. Formalmente, los PPI en primera persona dual o plural exclusivos se marcaban con el sufijo -bi, pospuesto al afijo de número, mientras que las formas inclusivas no se marcaban con afijos (esquema 4). Esquema 4. Oposiciones dentro de la categoría de exclusividad Exclusividad *ka-ki-kwe-bi ‘primera dual exclusivo’ *ka-ki-khə-bi ‘primera plural exclusivo’ [+ EXCL] [- EXCL] -bi El esquema 5 representa la jerarquía de las categorías gramaticales involucradas en el paradigma de los PPI del protoatzinca y que también funciona para las lenguas hijas, ya que, como mencioné, no hay cambios en las categorías expresadas y sus oposiciones.


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Esquema 5. Jerarquía de las categorías pronominales (CP) en los PPI del protoatzinca CP [+PAH] [+SUBJETIVO] [+PLURAL] [+DUAL]

[-SUBJETIVO]

[-PLURAL] [-DUAL]

[-PAH]

[+PLURAL] [-PLURAL]

[+DUAL] [-DUAL]

[+PLURAL] [-PLURAL]

[+DUAL] [-DUAL]

[+EXCL] [-EXCL] [+EXCL] [-EXCL] 1D.EXCL 1D.INCL 1P.EXCL

1P.INCL 1S

2D

2P 2S

3D

3P 3S

Como se verá en los siguientes apartados, esta jerarquía se refleja en el proceso de construcción de palabra del protoatzinca y las lenguas hijas. 3. RECONSTRUCCIÓN DE LOS PPI DE PRIMERA Y SEGUNDA PERSONA En este apartado comienzo por presentar las formas cognadas de los PPI de primera y segunda personas y a continuación ofrezco la reconstrucción de la estructura de palabra morfológica y, finalmente, la reconstrucción fonológica de los exponentes morfológicos. En las tablas 1 y 2 se pueden observar las listas de cognados que comparé. Cada tabla está


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organizada por lenguas, número y exclusividad, en las formas de primera persona. En la mayoría de los casos hay más de una forma cognada, lo cual se debe a que hay formas distintas registradas por los autores. Las formas están escritas fonéticamente y los registros originales se pueden observar en el Anexo “Lista de cognados por lengua y fuente”. Tabla 1. PPI de primera persona en las lenguas atzincas Lengua por lugar Valle de Toluca Undameo Charo Mexicaltzingo Matlatzinca* San Francisco Oxtotilpan

1 singular [kaki] [kaki] [kaki] [kaaki] [gaki] [kaki] [kaki] [kaki̥ ] [kaki]

San Juan Atzingo [kakə̥] [kakə] [kaki] [kak] [kakhi] [kaakhi] [kaaki]

1 dual

[kakwewi] [kakwewi]

1 dual exclusivo [kakwebi] [kakweʔbi] [kakwebi]

1 plural

[kakhowi]

1 plural exclusivo [nkakhǝbi] [kakhǝʔbi] [kakhǝbi] [kakhǝbi]

[kakhowi]

[kakwewi̥ ] [kákwewi]

[kakwebi] [kaakweʔbi]

[kakwe] [kakhe]

[kakwebi] [kakwebi̥ ] [kakwhebi]

[kakhowi] [kakhowi] [kakhǝʔwi] [kaakhǝǝwi] [kakho] [kakho]

[kaakhǝʔbi]

[kakhəbi] [kákhəbi̥ ] [kakhobi]

* Utilizo la etiqueta “matlatzinca” en las tablas de formas cognadas, cuando los autores consultados no señalan si tomaron los datos de San Francisco Oxtotilpan o de Mexicaltzingo.


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Tabla 2. PPI de segunda persona en las lenguas atzincas Lengua por lugar Undameo

2 singular [kač’i] [kači]

Charo Mexicaltzingo

[kaači] [kači] [kaači] [kaač’i] [kači] [kaač’i] [kač’i] [kač’] [kaač’i] [kaač’i̥ ]

Matlatzinca San Francisco Oxtotilpan

San Juan Atzingo

[kaač’i] [kač’i] [kač] [kaač’i̥ ] [kaači]

2 dual

[kačewi]

[kač’ewi] [ka’č’ewi] [kaač’ewi] [kahč’ewi] [kahč’ɨwí] [kaahč’ewi] [kač’ik’kwe] [kač’ikw’e] [kaač’ikwe]

2 plural [kač’owi] [kačowi] [kačo] [kačowi] [kačowi] [kačowi] [kahč’owi] [kahč’óowi] [ka’č’owi] [kač’owi] [kačowi] [kač’o] [kač’ik’o] [kačikho] [kaač’ikho]

En las dos tablas se puede notar que hay diferencias entre los cognados. Dichas diferencias se deben, sin precisar por el momento, a tres factores: a) el registro de los distintos autores, b) diferencias por lenguas en la forma fonológica de algunos exponentes y reglas fonotácticas distintas, y c) variación sincrónica en cada lengua. Es importante señalar que la comparación y reconstrucción se hace a partir de las formas subyacentes de los pronombres, no de las formas fonéticas. En el siguiente apartado presento la reconstrucción y descripción de la estructura de palabra morfológica de los PPI en el protoatzinca. Posteriormente, presento la reconstrucción de los exponentes morfológicos con su forma fonológica subyacente. En este punto iré describiendo algunas de las diferencias entre las lenguas atzincas derivadas.


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3.1 Estructura de palabra morfológica de los PPI de primera y segunda persona del protoatzinca Como ya mencioné, en los PPI de primera y segunda persona había una raíz pronominal y las oposiciones dentro de las categorías de persona, número y exclusividad se marcaban con un exponente morfológico afijal distinto para cada una de ellas. Así, los PPI de primera persona dual y plural eran palabras tetramorfémicas contando los exponentes para la oposición de exclusividad, mientras que el resto eran palabras trimorfémicas. En el esquema 6 muestro la jerarquización de la estructura de palabra morfológica de los PPI de primera y segunda personas del protoatzinca. Dicha estructura se mantiene sin cambios en las lenguas derivadas. Esquema 6. Estructura de palabra morfológica de los PPI de primera y segunda persona del protoatzinca *PRON PRON PRON

EXCL NÚM

√ PRON

PERS

*ka

*-ki ‘1’ *-č’i ‘2’

*-kwe ‘D’ *-bi ‘EXCL’ *-khǝ ‘P’


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En el esquema 6 podemos observar que la posición de núcleo de la estructura estaba ocupada por la raíz pronominal para primera y segunda persona *ka. A la raíz se le sufijaban los exponentes de persona: *-ki “primera persona” y *-č’i “segunda persona”. Posteriormente se sufijaban los morfemas de número: *-kwe ‘dual’ y *-khǝ “plural”. Finalmente, se sufijaba el exponente de exclusividad *-bi en los pronombres de primera persona dual y plural. Tabla 3. PPI del protoatzinca 1 2

Incl Excl

Singular *ka-ki *ka-č’i

Dual *ka-ki-k w e *ka-ki-k w e-bi *ka-č’i-k w e

Plural *ka-ki-k h ǝ *ka-ki-k h ǝ-bi *ka-č’i-k h ǝ

En la tabla 3 presento las formas subyacentes de los PPI de primera y segunda del protoatzinca. Las formas que presento en el paradigma resultan de la reconstrucción de los morfemas sin pasar por las reglas y restricciones fonotácticas y silábicas, es decir, estas no necesariamente eran las formas superficiales de los PPI del protoatzinca. En la tabla 4 presento cada uno de los exponentes reconstruidos para los PPI de primera y segunda persona del protoatzinca, junto con la forma subyacente de los exponentes de los pronombres en los lenguas atzincas.


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Tabla 4. Forma fonológica de los morfemas de los PPI de las lenguas atzincas5 Raíz Persona Pronominal Primera Segunda Protoatzinca *ka *-ki *-č’i Toluca ka -ki Undameo ka -ki -č’i Charo ka -ki -či Mexicaltzingo ka -ki -č’i San Francisco Oxtotilpan ka -ki -č’i San Juan Atzingo ka -ki -č’i

Número Exclusividad Dual Plural Exclusivo *-kwe *-khǝ *-bi -hǝwi -bi -wewi -hǝwi -bi -wewi -hǝwi -bi -wewi -hǝwi -bi -wewi -hǝwi -bi -bi -kwe -khǝ

En la tabla 4 se puede observar que los cambios en la estructura fonológica subyacente de los morfemas que componen a los PPI de primera y segunda persona se encuentra en los sufijos de número. En el protoatzinca los exponentes de número eran *-kwe ‘dual’ y *-khǝ ‘plural’. La forma fonológica de estos sufijos se mantiene en la lengua de San Juan Atzingo, mientras que en el resto de las lenguas atzincas ambos sufijos perdieron el segmento *[k] de la consonante inicial, y se fonologizó la secuencia /wi/ como parte de su estructura, resultando /-wewi/ y /-howi/ respectivamente. Por otro lado, la raíz pronominal y los exponentes morfológicos para las categorías de persona y de exclusividad, se mantienen sin cambios subyacentes del protoatzinca hacia las lenguas derivadas.

5

En esta y las siguientes tablas ya no incluyo la lengua etiquetada como “matlatzinca” en las tablas de formas cognadas anteriores, en tanto que se trata de las lenguas de San Francisco Oxtotilpan o Mexicaltzingo.


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3.2 Reconstrucción fonológica de los exponentes morfológicos 6 La raíz pronominal *ka era el núcleo de la estructura de palabra de los PPI con el rasgo [+PAH], es decir, los de primera y segunda personas. Se trataba de una raíz por posición estructural, ya que era el núcleo de la palabra. La raíz estaba formada por la consonante densa grave interrupta */k/ y la vocal densa */a/. En la lengua de Mexicaltzingo la consonante está registrada como sorda [k] o sonora [g]. No tengo elementos para explicar el contexto de sonorización, ya que el pronombre está registrado sin elementos que le antecedan. Carranza (2011) describe este mismo cambio en los PPI de la lengua de San Francisco Oxtotilpan, en especial en el habla continua en las generaciones mayores. En esta lengua la consonante sonora [g] es alófono del fonema denso grave interrupto /k/.7 Sin embargo, dicho fonema en inicio de palabra tiende a realizarse sordo [k]. El templete de la raíz era *CV con vocal monomoraica. En la tabla 5 presento las realizaciones de la raíz en cada lengua. Podemos notar que en la lengua de Undameo la raíz se realiza siempre con vocal corta, en la de Charo la primera persona singular presenta variación entre vocal corta y larga, la segunda persona tiene vocal larga y en el resto de los pronombres hay vocal corta. Considero que no hay suficientes datos para las lenguas de Toluca y Mexicaltzingo para encontrar una regularidad o tendencia; solo hay variación en el de segunda persona singular de Mexicaltzingo. En la lengua de San Francisco Oxtotilpan, así como en 6

Para la descripción fonológica utilizo los rasgos propuestos por Trubetzkoy (1973[1939]) y Jakobson y Waugh (1979). 7 Véase Pascacio (2006).


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la de San Juan Atzingo, la tendencia es que la vocal de la raíz sea larga en los PPI de segunda y corta en los de primera. Tabla 5. Realización de la raíz pronominal en las lenguas atzincas

[ka] [ka]

[ka] ~ [kaa] [ka] ~ [ga] [ka]

[ka] [ka]

San Juan Atzingo [ka] ~ [kaa] [ka]

1DE

[ka]

[ka]

[ka] ~ [kaa]

[ka]

1P

[ka]

[ka]

[ka]

[kaa]

[ka]

Toluca Undameo 1S 1D

1PE

[ka]

[ka]

[ka]

Charo

[ka] [ka]

2S

[ka]

[kaa]

2D

[ka]

[ka]

2P

[ka]

[ka]

San Francisco Oxtotilpan

Mexicaltzingo

[ka] ~ [kaa]

[ka] ~ [kaa]

[ka] ~ [kaa] [ka] ~ [kaa]

[ka]

[ka] ~ [kaa] ~ [kah] ~ [kaah] [ka] ~ [kah]

[ka] ~ [kaa]

Reconstruyo la raíz de los PPI del protoatzinca con el templete *CV con vocal monomoraica, pero no hay argumentos contundentes para reconstruir la vocal como monomoraica o bimoraica. Presento, en relación con esto, tres puntos a considerar: a) en las lenguas coloniales de Undameo y Charo la raíz está registrada en la mayoría de los casos con la vocal corta, mientras que en las lenguas actuales de San Francisco Oxtotilpan y San Juan Atzingo, la tendencia es que en los pronombres de primera persona la raíz se realice con vocal corta, mientras que en los de segunda persona se realiza con vocal larga; b) en las lenguas atzincas las vocales bimoraicas solo se presentan en las raíces léxicas, por lo tanto la vocal bimoraica en la raíz pronominal es posible; y c) Bartholomew (1965:217), al explicar el


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desarrollo desde el proto-otopame al matlatzinca y ocuilteco, señala que las formas matlatzincas para los pronombres independientes antepusieron ka-, con vocal corta, a los morfemas de persona. Para continuar con la argumentación sobre la moraicidad de la vocal de la raíz, es necesario rastrear el origen de la raíz pronominal y tomar en cuenta los cambios diacrónicos descritos por Bartholomew (1965, 1992) respecto de la cantidad moraica de las raíces léxicas. Los exponentes morfológicos para la primera y segunda personas eran los sufijos *-ki y *-č’i respectivamente. La primera persona se expresaba con el sufijo formado por la consonante densa grave interrupta */k/ y la vocal aguda difusa */i/, mientras que la segunda persona se expresaba con el sufijo formado por la consonante densa, aguda, interrupta, glotalizada */č’/ y la vocal aguda difusa */i/. El templete de estos afijos era *CV, mismo que encontramos en las lenguas atzincas derivadas para los afijos. En la lengua de Charo no hay registro de la glotalización del sufijo de segunda persona. Sin embargo, considero que esto se debe a que el registro de Basalenque (1975a,b [1642]) del sonido glotal [ʔ] no fue regular, ni cuando se trataba de la consonante (/ʔ/), ni cuando era rasgo consonántico (C’) o particularidad prosódica (V’, V’V) (Trubetzkoy 1973[1939]). Para la lengua de Mexicaltzingo, tomo como registro de la glotalización del sufijo de segunda persona, el registro de Hasler (1961) del pronombre de segunda persona singular [kaač’i]. En la lengua de San Juan Atzingo solamente un autor no registra la glotalización de la consonante del sufijo de segunda persona, pero los otros cognados sí la marcan. Así pues, considero que en los exponentes para la categoría de persona no hay cambios del protoatzinca a las lenguas derivadas.


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En los pronombres de primera persona singular de la lengua de San Juan Atzingo, la vocal /i/ con los rasgos [+aguda] [+difusa] se realiza como [ǝ] con los rasgos [-densa] [-difusa] [+bemolizada]. Este cambio puede estar relacionado con la consonante /k/ del sufijo de primera persona, ya que tiene los rasgos [+denso] [+grave] y este no ocurre con la consonante de la segunda persona /č’/ con el rasgo [+agudo]. Otro cambio sincrónico relacionado con la vocal de los exponentes de persona es que se elide ante los sufijos de número. Este cambio se presenta en los pronombres de todos las lenguas atzincas, exceptuando los de segunda persona de la lengua de San Juan Atzingo, en los cuales se mantiene la vocal. Los exponentes para las oposiciones de la categoría de número eran *-kwe ‘dual’ y *-khǝ “plural”, considerando que el singular no se expresaba, aunque sí se mantenía la posición estructural en la palabra morfológica. Ambos sufijos tenían el templete CV, el dual estaba formado por la consonante densa grave interrupta bemolizada */kw/ y la vocal aguda */e/, mientras que el plural estaba formado por la consonante densa grave interrupta tensa */kh/ y la vocal bemolizada */ǝ/. Estos afijos sí presentan cambios del protoatzinca hacia las lenguas derivadas. La lengua de San Juan Atzingo mantiene la forma fonológica de los exponentes del protoatzinca, mientras que en el resto de las lenguas hubo dos cambios. Uno de ellos consiste en que estos morfemas perdieron la consonante obstruyente velar [k] al inicio, conservando la bemolización o aspiración como consonantes plenas y no como rasgos secundarios. El otro cambio es que estos afijos incorporaron la secuencia final /wi/ a su forma fonológica, resultando -howi “plural” y -wewi “dual”. En el esquema 7 se pueden observar los cambios en cada exponente. Estos cambios son


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importantes en tanto que ambos separan a la lengua de San Juan Atzingo del resto de las lenguas atzincas. Esquema 7. Cambios en los exponentes de número ˃ /-kwe/ San Juan Atzingo ˃ /-wewi/ El resto de las lenguas atzincas (b) */-khǝ/ “plural” ˃ /-khǝ/ San Juan Atzingo ˃ /-hǝwi/ El resto de las lenguas atzincas (a) */-kwe/ “dual”

Es posible reconstruir los exponentes de número dual y plural con el segmento consonántico *[k] gracias a los pronombres de segunda persona dual y plural de la lengua de San Juan Atzingo. En estos pronombres se mantiene la vocal del sufijo de segunda persona -č’i al sufijarse los morfemas de número, de manera que no hay restricciones fonotácticas y se mantiene sin cambios el segmento inicial de los sufijos de número. En los pronombres de primera persona de la lengua de San Juan Atzingo, sí se elide la vocal difusa aguda /i/ del sufijo de persona –ki; el resultado es la secuencia de la consonante del sufijo de primera persona /k/ seguida de la consonante inicial de los sufijos de número /kw/ y /kh/. Estas secuencias (/kkw/, /kkh/) no están permitidas y, por lo tanto, uno de los segmentos idénticos se elide, resultando una sola consonante densa grave interrupta ya sea bemolizada /kw/ en el caso del dual, o tensa /kh/ en el caso del plural. En el resto de las lenguas atzincas, tanto en los pronombres de primera persona como en los de segunda, se elide la vocal difusa aguda /i/ de los sufijos de persona -ki y -č’i. Debido a la elisión, quedan secuencias no permitidas de dos consonantes (/kh/, /kw/, /č’h/, /č’w/). En el caso de los PPI


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de primera, la consonante inicial de los exponentes de número (/h/, /w/) se mantiene como rasgo de la consonante del morfema de primera persona, resultando las consonantes /kw/ y /kh/ respectivamente, mientras que en los pronombres personales de segunda persona se elide la consonante inicial de los sufijos de número. Por otro lado, tenemos la fonologización de la secuencia /wi/ como parte de los sufijos de número -wewi ‘dual’ y -hǝwi ‘plural’. La secuencia /wi/ es una sílaba final regular de las palabras nominales y verbales de las lenguas atzincas exceptuando la de San Juan Atzingo. Bartholomew (1965) propone que el matlatzinca (agrupando la lengua de San Francisco Oxtotilpan y coloniales) inserta el sufijo -wi después de la sílaba de una raíz y antes de la frontera de palabra, por ejemplo cuando no hay un sufijo formativo de radical.8 En términos de templete, esto se puede interpretar como que el matlatzinca estaría agregando la secuencia /wi/ a las raíces con templete CV en final de palabra generando el templete CVwi. Muntzel (1986:78) sugiere que la lengua de San Juan Atzingo perdió dicho sufijo, lo cual implica que lo tenía, al igual que el matlatzinca. Sin embargo, no tengo elementos que me permitan saber si la lengua de San Juan Atzingo lo incorporó y después lo perdió, o si nunca lo incorporó. Hasta el momento, ningún autor le ha atribuido una función morfológica o significado gramatical a la secuencia /wi/, ni en las lenguas coloniales, ni en las actuales. En las lenguas atzincas, exceptuando a San Juan Atzingo, los sufijos de número dual y plural en palabras nominales son -wewi y -hǝ. La hipóte8

Según Bartholomew (1965:197), “Matlatzinca inserts a suffix -wi after a root syllable and before word boundary, i.e., when there is no stem-formative suffix.”


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sis que propongo para las lenguas que incorporaron la secuencia /wi/ a los morfemas de número es que en el sufijo de dual en nominales y posteriormente en los PPI de tercera persona se reanalizó la secuencia /wi/ como parte de su estructura fonológica subyacente -wewi, esto probablemente por analogía con la regularidad de la secuencia final /wi/ tanto en palabras nominales como verbales. Posteriormente, en los PPI de primera y segunda persona también se agregó y reanalizó la secuencia /wi/ como parte de la estructura fonológica, no solo del morfema de dual, sino también del de plural para regularizar el templete fonológico de palabra, resultando -wewi y -hǝwi. Sin embargo, en los pronombres de tercera persona plural y en las palabras nominales no se incorporó la silaba final /wi/ como parte del sufijo de plural, quedando como -hǝ. En las tablas 5 y 6 podemos observar, en los PPI en plural, que la primera vocal del sufijo de número presenta una alternancia realizándose como aguda bemolizada [ǝ] o como grave [o] ([hǝwi] ~ [howi] o [khǝ] ~ [kho]. La tendencia es que la vocal bemolizada [ǝ] aparece generalmente en los pronombres de primera persona exclusivos, mientras que la vocal grave [o] aparece generalmente en los pronombres inclusivos, así como en los pronombres de segunda persona. Por otro lado, en los PPI de las lenguas que incorporaron la silaba final /wi/ como parte de las marcas de número también podemos observar que en los de primera dual y plural la silaba /wi/ de los sufijos de número pierde la vocal difusa aguda /i/ ante el sufijo de exclusividad -bi. En este caso, la consonante /w/ se realiza como glotal [ʔ]. De estos cambios resultan formas como [kaakweʔbi] o [kaakhǝʔbi]. En la tabla 6 de cognados se puede observar la forma [kač’o] para el pronombre de segunda persona plural de la lengua de San Juan Atzingo, registra-


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da por Soustelle (1993 [1937]). Esta forma queda fuera de la regularidad que se puede observar en los cognados y parece corresponder más bien, a otra de las lenguas atzincas, ya sea de Mexicaltzingo o de San Francisco Oxtotilpan. También llaman la atención las formas [kač’ik’kwe], [kač’ikw’e] y [kač’ik’o]. Schumann (1975) registra el primer caso para la lengua de San Juan Atzingo. Se puede observar una consonante interrupta densa grave glotalizada /k’/ que no está registrada por ningún otro autor en esa posición. Silábicamente, solo puede ser la coda de la segunda sílaba [ka.č’ik’. kwe] o la primera consonante del inicio ramificado de la tercera sílaba de izquierda a derecha [ka.č’i.k’kwe], pero ninguna de las dos posiciones está permitida para esta consonante en la lengua de San Juan Atzingo. Por otro lado, tenemos las formas [kač’ikw’e] y [kač’ik’o] registradas por Muntzel (1986) también para San Juan Atzingo. En estos registros, la consonante de los sufijos de número dual y plural está glotalizada /kw’/ y /k’/. En el resto de los registros la consonante del sufijo de número dual no está glotalizada y la de número plural es tensa no glotalizada. No considero que estas diferencias se deban a los registros. Sin embargo, por el momento no tengo suficientes datos que me permitan explicar la variación entre dichas consonantes glotalizadas y no glotalizadas. Por último, también observamos la forma [kahč’ɨwi] de la lengua de San Francisco Oxtotilpan, registrada por Escalante y Hernández (1994). En este caso, la vocal del sufijo de dual se realiza como bemolizada y difusa [ɨ]. Aunque la bemolización se podría explicar por la consonante bemolizada /w/, esta alternancia no la encontramos registrada por ningún otro autor, ni por los mismos Escalante y Hernández (1999a, s.f. a y s.f. b), así que no cuento con datos para saber si realmente se presenta.


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El sufijo de exclusividad se mantiene sin cambios del protoatzinca hacia las lenguas derivadas. Este morfema tenía el templete CV que también se encuentra para los afijos en las lenguas derivadas. Estaba formado por la consonante difusa grave continua */b/ y la vocal aguda difusa */i/. Es necesario mencionar que en las fuentes coloniales no se señala la oposición exclusivo : inclusivo, aunque, a partir de la fonologización y la sistematización morfológica, se puede proponer que en las lenguas atzincas coloniales sí se oponían las formas exclusivas e inclusivas. Una tendencia regular que se puede observar en las tablas 5 y 6 de cognados es que la vocal aguda difusa /i/ se ensordece en final de palabra. En la tabla 5 de cognados, se observa que en el segmento final de palabra de los pronombres de primera persona de la lengua de San Juan Atzingo hay mucha variación. Encontramos la vocal [i], la vocal [ǝ], esta misma vocal sorda [ə̥], la ausencia de vocal y la vocal [i] pero con la consonante del morfema tensa [kh]. Esta variación está relacionada con el proceso de ensordecimiento y con el de pérdida de rasgos. En los pronombres exclusivos solo se encuentra la vocal [i] y esta misma vocal sorda [i̥ ], mientras que en los de segunda persona singular encontramos estas mismas vocales y la ausencia de vocal. En el resto de las lenguas encontramos la vocal [i] y esta misma vocal sorda [i̥ ]. Tanto el ensordecimiento de las vocales /i/ y /ǝ/ en final de palabra, como la elisión de la vocal /i/ en los morfemas de persona y de número, probablemente están relacionados con posiciones átonas de la palabra. 4. RECONSTRUCCIÓN DE LOS PPI DE TERCERA PERSONA Los PPI de tercera persona tienen el rasgo [-PAH] en oposición a los de primera y segunda personas con el rasgo [+PAH]. Como ya he mencionado,


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esto encuentra evidencia formal en que tienen un comportamiento morfológico distinto, ya que en los pronombres de tercera persona el núcleo de la estructura de palabra morfológica es el exponente de tercera persona. Cabe mencionar que los demostrativos pueden funcionar como pronombres personales de tercera persona, aunque para el análisis que realizo excluyo a los demostrativos. En la tabla 6 presento la lista de cognados de pronombres de tercera persona de las lenguas atzincas derivadas. El arreglo de las tablas se basa en lengua y la categoría de número. Tabla 6. PPI de tercera persona de las lenguas atzincas Lengua por lugar Valle de Toluca Undameo

Singular Dual [kit’awi] [ret’ewi] [det’ewi] [int’ewewi] [detewi] [kit’ewi] [int’ewi] [intewi]

Charo

[det’ewi] [indegewi] [kiregewi] [int’ewi] [reCəwi] [re’t’ə]

Matlatzinca

[int’ewewi]

[ret’ewhə] [det’ewhə] [detewhə] [int’ewhə] [intewhe] [reint’ewhə] [weretewhə] [int’ewhǝ]

[retəwhə]

San Francisco Oxtotilpan [ret’ǝwi] [ret’əw i̥ ] [ret’ɨwi] [reet’ǝwi] [t’ǝwi] [t’ɨ̥ wi] [tat’ɨwi] [kat’ewi]

[ret’ǝwewi] [reet’ǝwewi] [ret’ɨwewi] [ret’ewewi] [ret’ǝwǝ] [t’ǝwewi]

San Juan Atzingo

[lyetǝngwe] [leht’yɨnwe] [liht’ənkwe] [lyəht’ɨngwe]

[lyehtye] [lyete] [let’ə] [leht’yɨ] [liht’ə] [leigt’e] [léht’ə]

Plural

[ret’ǝwhǝ] [ret’ǝwhǝ] [ret’ǝhǝ] [ret’ǝwhǝ] [ret’owhǝ] [ret’ɨwhǝ] [ret’ewhe] [ret’ǝwhɨ] [reet’ǝwhǝ] [reet’əwhhə] [t’ehwhe] [t’ǝwhǝ] [kit’ewhəə] [lyetenyə̥] [leht’yɨhñǝ] [liht’əhnə] [leigt’eñe] [lyəht’ɨnhyə]̃


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En la tabla 6 podemos observar diferencias entre los pronombres de tercera persona que se deben al registro de los autores, a cambios en la estructura de palabra morfológica y a cambios en la función y forma fonológica de los exponentes. En contraste con los pronombres de primera y segunda personas, en los de tercera sí hay cambios diacrónicos estructurales en la palabra morfológica del protoatzinca hacia las lenguas atzincas derivadas. Es importante señalar que para la reconstrucción utilizo las formas cognadas que inician con las secuencias [re], [de], [lye], en tanto que son las más regulares y recurrentes para el pronombre de tercera persona en los datos con los que cuento. 4.1 Estructura de palabra morfológica de los PPI de tercera del protoatzinca En el protoatzinca los pronombres de tercera persona independientes expresaban con morfemas las categorías de persona y número y tenían el prefijo *re-. La categoría de persona expresaba la oposición [-PAH] con el exponente de tercera persona *t’ǝ como núcleo. Las oposiciones de número dual y plural se expresaban con los exponentes sufijales *-kwe y *-hǝ respectivamente, mientras que el singular no tenía un exponente afijal. La posición más lejana a la raíz estaba ocupada por el prefijo *re- cuya categoría o función aún no está definida. En el esquema 8 de estructura de palabra morfológica utilizo la etiqueta R para señalar la posición estructural jerárquica de este prefijo sin pretender asociarla con una categoría específica.


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Esquema 8. Estructura de palabra morfológica de los PPI de tercera persona del protoatzinca * PRON 3 R

PRON 3 PERS

NÚM

*t’ǝ

*-kwe ʻDʼ *-hǝ ʻPʼ

*re-

En la tabla 7 presento el paradigma de pronombres de tercera persona. Al igual que en el caso del paradigma de pronombres de primera y segunda persona, las formas que presento en la tabla resultan de la reconstrucción de los morfemas sin pasar por las reglas y restricciones fonotácticas y silábicas, es decir, estas no necesariamente eran las formas superficiales de los pronombres del protoatzinca. Tabla 7. PPI de tercera persona del protoatzinca Singular *re-t’ǝ

Dual *re-t’ǝ-kwe

Plural *re-t’ǝ-hǝ

La estructura de palabra de los pronombres independientes de tercera persona cambió en la lengua de San Juan Atzingo, mientras que se mantuvo igual en el resto de las lenguas. El cambio estructural en la lengua de San Juan Atzingo radica en que el prefijo *re- se gramaticalizó como


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parte del exponente de tercera persona. Así, el núcleo de la estructura es la secuencia leht’ǝ y a este exponente se le sufijan los exponentes de número. En el esquema 9 presento esta estructura de palabra morfológica. Esquema 9. Estructura de palabra morfológica de los PPI de tercera persona de San Juan Atzingo PRON 3 PERS

NÚM

leht’ǝ

-kwe -hǝ

Propongo este cambio ya que no hay evidencia para segmentar morfológicamente la secuencia leht’ǝ. Muntzel (1986:90) también presenta esta secuencia como monomorfémica. El cambio de la consonante */r/ del protoatzinca a la consonante /l/ de la lengua de San Juan Atzingo, lo explico más adelante. 4.2 Reconstrucción fonológica de los exponentes morfológicos El exponente *t’ǝ expresaba tercera persona y era el núcleo morfológico del pronombre. Tenía el templete CV y estaba formado por la consonante aguda difusa interrupta glotalizada */t’/ y la vocal bemolizada /ǝ/. Como mencioné, en la lengua de San Juan Atzingo, la secuencia /leh/ se gamaticalizó como parte del exponente resultando leht’ǝ (esquema 10).


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*t’ǝ

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Esquema 10. Cambios en los PPI de tercera persona > leht’ǝ Lengua de de San Juan Atzingo > t’ǝwi El resto de las lenguas atzincas

En el resto de las lenguas la secuencia /wi/ se gramaticalizó como parte del exponente resultando t’ǝwi (esquema 10). En contraste con el cambio en la lengua de San Juan Atzingo, la gramaticalización de /wi/ no afectó la estructura de palabra morfológica sino solo la forma fonológica del exponente de persona. Este cambio podría estar relacionado con la regularidad de la secuencia /wi/ al final de las palabras nominales y verbales. En la tabla 6 de cognados podemos observar las formas [indegewi] y [kiregewi] registradas por Basalenque (1975a [1642]). El autor las presenta para describir la alternancia entre [r] y [d], indicando que se trata de la tercera persona y las escribe como <indegehuí> y <quiregehuí>. En estos casos, al parecer la consonante densa grave [g] corresponde a la consonante del exponente de persona, sin embargo no encuentro elementos, que permitan explicar la alternancia [t’] ~ [g] en su registro. En las formas cognadas también podemos observar la forma [reCəwi], en este caso con C indico que en ese lugar debe haber una consonante. Este registro pertenece a Soustelle (1993[1937]), donde la forma original es <r̮ęöwi>. En la secuencia no se observa la consonante del exponente de persona, sin embargo, indico la presencia de la consonante porque en las lenguas atzincas no se permite la secuencia de vocales diferentes y por los otros cognados presentados en la tabla 6. En la lengua de San Juan Atzingo, las consonantes agudas difusas tienden a volverse sostenidas. A esto se debe que Schumann (1975) y Soustelle (1993[1937]) hayan registrado las


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secuencias [ty] y [t’y]. Por último, Soustelle es el único autor que no registra la glotalización de esta consonante. En cuanto a la calidad de la vocal del exponente, considero que en el protoatzinca el exponente de tercera persona tenía una vocal bemolizada ya fuera difusa */ɨ/ o no */ǝ/. En la tabla 11, se puede observar que está registrada como vocal bemolizada difusa /ɨ/ y no difusa /ǝ/ en las lenguas derivadas. Aunque también se puede observar como /e/ ([-densa] [-difusa] [+aguda]), /a/ ([+densa]) y /o/ ([-densa] [-difusa] [+grave]). La vocal /a/ está registrada por Castro (1557), quien utilizaba las grafías <a> y <ą> para representar la vocal [-densa] [-difusa] [bemolizada] /ǝ/. Por otro lado, considero que el registro de la vocal /o/ pudo ser un error gráfico, ya que solo está registrado por Andrews (1945), quien utilizaba las grafías <ö>, <ø> y <ǝ> para la vocal /ǝ/. Lo considero como un posible error gráfico ya que solo utilizó una de aproximadamente 60 veces la grafía <o> en sus libretas de campo, caso en el que pudieron faltar las diéresis o la diagonal de las grafías utilizadas regularmente. Finalmente, el registro de la vocal /e/ podría deberse a la realización sostenida de la consonante aguda difusa glotalizada [t’y] del exponente, ya que la vocal se podría realizar como aguda [e] y no como aguda bemolizada [ǝ]. Los exponentes para la categoría de número eran *-kwe ‘dual’, *-hǝ ‘plural’ y para el singular se mantenía la posición estructural aunque no tenía un exponente afijal. Así, los exponentes de singular y dual eran los mismos que los presentados para los pronombres de primera y segunda personas -ø y -kwe. Los cambios fonológicos del sufijo de dual *-kwe son los ya descritos anteriormente, la lengua de San Juan Atzingo mantiene el segmento denso grave interrupto [k] mientras que el resto de las lenguas pierden


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dicho segmento y, por otro lado, agrega la secuencia /wi/ como parte de su estructura fonológica, resultando -wewi. El sufijo de plural *-hǝ muy seguramente está relacionado con el sufijo de plural *-khǝ descrito para los pronombres de primera y segunda personas. Sin embargo en el paradigma de tercera persona no hay evidencia que permita considerar a la consonante densa grave [k] como parte de la estructura subyacente de este morfema en ninguna lengua, ni para reconstruirla para el protoatzinca. En este paradigma también se puede observar que el sufijo de plural no incorporó la secuencia final /wi/ como parte de su estructura fonológica, en ninguna de las lenguas. Este morfema de plural es el que se sufija a los sustantivos y verbos. En las lenguas que tienen el exponente de tercera persona t’ǝwi se elide la vocal aguda difusa /i/ cuando se sufijan los morfemas de número. En el pronombre de tercera dual resulta una secuencia de dos consonantes idénticas /ww/ y en este caso se elide una de ellas (esquema 11), mientras que en los pronombres en plural la consonante aspirada del sufijo de número se realiza como rasgo de la consonante bemolizada, resultando [wh] (esquema 11). Esquema 11. Cambios sincrónicos en los PPI de tercera dual y plural a) [t’ǝwi-wewi] → [t’ǝw-wewi] → [t’ǝwewi] b) [t’ǝwi-hǝ] → [tew-hǝ] → [t’ǝwhǝ] c) [lyeht’ǝ-kwe] → [lyeht’ǝ n -kwe] → [lyeht’ǝngwe] d) [lyeht’ǝ-hǝ] → [lyeht’ǝ n -hǝ] → [lyeht’ǝnhǝ]̃ En la lengua de San Juan Atzingo, se inserta una consonante nasal /n/ en la frontera morfológica entre el exponente de tercera persona y el sufijo


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de número. Eso provoca que la consonante densa grave [k] del sufijo de dual, se realice como sonora [g] (esquema 11c). La consonante nasal también está registrada con el rasgo sostenido [ny], ya que, como mencioné anteriormente, las consonantes agudas difusas tienden a realizarse sostenidas en esta lengua (esquema d) y la vocal del sufijo de plural se realiza nasalizada. El morfema *re- ocupaba la posición más externa y se prefijaba al constituyente formado por el exponente de tercera persona y el sufijo de número. Por el momento, no tengo elementos para proponer a qué categoría pertenecía este morfema o cuál era su función. Propongo que era un prefijo, aunque es necesario contar con más datos de las lenguas derivadas para corroborarlo, ya que pudo tener otro estatus morfológico, como clítico por ejemplo. El prefijo *re- tenía el templete CV y estaba formado por una consonante aguda difusa sonante que represento como */r/ y la vocal /e/ ([-densa] [-difusa] [+aguda]). No hay certeza para proponer si la consonante se realizaba como *[r], *[d] o *[l]. Considero que probablemente no era lateral, en tanto que en las lenguas atzincas actuales, en el nivel fonológico, pertenece a la serie de localización de las agudas difusas y tiene el rasgo [+continuo] por ser fonéticamente fricativa. En la lengua de San Juan Atzingo la correspondencia de esta consonante es la líquida /l/ que tiende a palatalizarse al igual que el resto de las consonantes agudas difusas en esta lengua, a esto se debe que este registrada como [l] y [ly]. En el resto de las lenguas la correspondencia de esta consonante no es lateral y tiene dos alófonos [r] y [d]. En la tabla 11 de formas cognadas podemos obser-


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var que en las lenguas de Charo y Undameo el pronombre de tercera persona está registrado con la consonante [d]. Reconstruyo la vocal del exponente de tercera persona como corta */e/. Solo en la lengua de San Francisco Oxtotilpan se puede observar variación en la longitud de esta vocal. En la lengua de San Juan Atzingo tenemos la aspiración [h] en el reflejo de este prefijo [leh], llama la atención en tanto que la raíz pronominal para primera y segunda persona también se realiza con la aspiración [kah]. Es importante recordar que las vocales largas solo se presentan en las raíces. El hecho de que haya variación en la longitud de la vocal del exponente re- podría deberse a una tendencia de ajuste del templete morfológico de los pronombres en la lengua de San Francisco Oxtotilpan, esto recordando que en los pronombres de primera y segunda persona el elemento nuclear ocupa la primera posición de la palabra de izquierda a derecha y, por ser la raíz pronominal, es el que se presenta con vocales largas. Sin embargo, no es posible proponer que el morfema resea el núcleo estructural en tanto que el pronombre se puede realizar sin dicho elemento, como se puede observar en la tabla 6 de cognados en la lengua de San Francisco Oxtotilpan. Por otro lado, es claro que en la lengua de San Juan Atzingo la secuencia [leh] es parte del exponente de tercera persona, por lo tanto el ajuste no sería morfológico sino de la forma fonológica respecto de los pronombres de primera y segunda persona. En la tabla 11 de pronombres de tercera se pueden observar otros morfemas al principio de palabra: we-, in-, ki-, ka- y ta-. Propongo que estos afijos tienen una posición estructural distinta a la del prefijo re-, el cual solo se opone a su ausencia. En la lengua del Valle de Toluca el pronombre tiene el morfema ki-, en la lengua de Charo aparecen los morfemas


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ki- in- y we-; en la lengua de Undameo observamos los morfemas ki- e in-; finalmente la lengua de San Francisco Oxtotilpan encontramos los morfemas ta-, ka- y ki-. En este última lengua no se permiten los morfemas in- y we-. Los morfemas we- e in- en las lenguas coloniales y en la lengua de San Francisco Oxtotilpan se prefijan a los nominales; we- es empleado exclusivamente para ciertos términos humanos, mientras que in- se usa para no humanos y humanos. De acuerdo con Siewierska (2004) es posible que los pronombres tengan algunas características nominales y la tendencia es que los pronombres de tercera persona sean los que presenten más. De esta manera, es posible que los pronombres de tercera persona de las lenguas coloniales pudieran tener estos prefijos nominales, aunque esto ya no es posible en las lenguas actuales. En los pronombres de tercera plural de la tabla 11 se puede observar que los morfemas in- y we- coaparecen con el prefijo re- y la tendencia es que ocupen la primera posición de la palabra, esto indica que estos morfemas no tienen la misma posición estructural. La posición estructural de estos prefijos sería la más externa de la palabra pronominal. Sin embargo es necesario analizar su funcionamiento en textos para corroborarlo. Castro (1557) registra para la lengua del Valle de Toluca el pronombre de tercera persona como [kit’awi] en las entradas ‘él o ella, pronombre’ y ‘aquel, aquella, aquello’. Mientras que Guevara (1862[1638]), para Undameo, presenta el paradigma de pronombres de tercera como ‘Del pronombre ille’; en singular registra [kit’ewi] ‘aquel’, en plural [int’ehwǝ] ‘aquellos’ y más adelante en una nota menciona el pronombre que corresponde al dual, [int’ewewi]. Los pronombres con el prefijo re- y con los


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morfemas we- y ki- presentados en la tabla 11, aparecen a lo largo del texto en paradigmas verbales y oraciones que presenta Guevara como ejemplos, traducidos indistintamente como ‘él’ o ‘aquel’ y sus correspondientes plurales. Por otro lado, Basalenque (1975a [1642]), para Charo, registra el paradigma de pronombres de tercera persona en el apartado de pronombres como ‘aquel’, en singular, dual y plural aparecen con el morfema in-. En la presentación de la letra <d> en la cartilla de las letras describe que esta letra se puede volver la letra <r> y ejemplifica con las formas [indegewi] y [kiregewi], explicando que “la r en d como quiregehuí es 3ª. persona, fue hecho porque antecede in, si se hace nombre dice indegehuí” (1975[1642]:126). El pronombre registrado como [det’ewi] aparece en el Vocabulario de la lengua matlazinga vuelto a la castellana, con el significado ‘el mismo’ (1975[1642]:183). A partir de estos datos, lo único que puedo proponer es que el prefijo re- no ocupaba la misma posición que los morfemas ki-, in- y we- en las lenguas coloniales. Las traducciones de los distintos registros del pronombre no aportan mayor información en tanto que posiblemente están más relacionadas con los usos del pronombre en castellano en la época colonial que con distinciones de significado en las lenguas atzincas. En la lengua de San Francisco Oxtotilpan, el prefijo re- se opone a la ausencia del prefijo. Al elicitar el paradigma de pronombres, las formas que se obtienen tienen el prefijo re- y ningún elemento antes. Estas mismas formas son las que aparecen al elicitar paradigmas verbales con la tercera persona explícita con distintas funciones sintácticas. En los textos registrados por Cazés (1967), Escalante y Hernández (1999) y los míos, los pronombres tienen el prefijo re-. El pronombre sin el prefijo re- está registrado en los


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vocabularios de Escalante y Hernández (s.f. a y b). Por su parte, Carranza (2011) opina que el pronombre de tercera es [ret’ǝwi] y la forma [t’ǝwi] se usaría en un contexto de confusión como para aclarar ‘sí, es él’. Al preguntar directamente por el pronombre sin el prefijo, me encontré con que ambas formas se traducen como ‘él’ y no hay una diferencia reconocida explícitamente, ya que no parece cambiar por la visibilidad o distancia del participante que refiere a tercera persona respecto de los que refieren a primera y segunda en el hecho discursivo. Por el momento, considero que no es posible atribuir de forma clara un significado o función a este prefijo. Hace falta tener más datos y pruebas de distintos tipos. Respecto a los morfemas ki-, ta- y ka- en la lengua de San Francisco Oxtotilpan, considero que tienen una posición estructural distinta a la del prefijo re-. Esto aun cuando no se puede observar que coaparecen en los datos. Es probable que los morfemas ki-, ka- y ta- pertenezcan al ámbito verbal y ante el pronombre de tercera formen significados como ‘es él’ en tanto que los encontramos en construcciones de este tipo, registradas por Escalante y Hernández (1999), las cuales se pueden observar en los ejemplos de 1 a 3. (1)

tašuwi ta-šuwi TA-mujer9 ‘Soy mujer’

9

TA: tiempo y aspecto, D: determinante, 3: tercera, PS: posesivo, S: singular.


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(2)

inwhán kinmaestro in-whán ki-n-maestro D-Juan TA-?-maestro ‘Juan es maestro’

(3)

nišú kan Pédro ni-šú ka-n-Pédro 3.PS.S-nombre TA -?-Pedro ‘Tu nombre es Pedro’



En los tres ejemplos anteriores los morfemas ki-, ka- y ta- anteceden a sustantivos y forman construcciones verbales. Estos morfemas marcan oposiciones de tiempo y aspecto (TA). Es necesario contar con más datos en discurso y verificar si estos morfemas pueden anteceder a los PPI de primera y segunda persona. Es importante no perder de vista que el morfema ka- tiene la misma forma fonológica que la raíz pronominal de los pronombres de primera y segunda persona. Sin embargo, por el momento, no es posible proponer que se trate del mismo exponente, aunque es posible que tengan el mismo origen histórico pero en un estado de lengua anterior. 5. CONSIDERACIONES FINALES La comparación y reconstrucción de las categorías gramaticales expresadas en los pronombres mostró que no hay cambios del protoatzinca hacia las lenguas derivadas. Por otro lado, en la comparación y reconstrucción de


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los exponentes morfológicos sí se observaron cambios que permiten agrupar las lenguas por las diferencias que generaron. Los cambios son de varios tipos: a) estructura de palabra morfológica; b) forma fonológica subyacente de los exponentes; c) restricciones y reajuste táctico; y d) reglas alofónicas. En el esquema 12 presento los tipos de cambio por lengua. En la primera columna presento el tipo de cambio (a, b, c, d) que generó las diferencias, en la segunda columna, el elemento comparado y en las columnas de la derecha presento cómo se realiza dicho elemento en cada lengua. En algunos casos indico si se permite o no tal elemento, o si no hay información suficiente (indicado con <?>). En este esquema no incluyo la lengua etiquetada como matlatzinca en las tablas de formas cognadas anteriores, en tanto que se trata de las lenguas de San Francisco Oxtotilpan y Mexicaltzingo. En todo caso, podemos suponer que estas lenguas eran muy cercanas, ya que Hasler (1961) y Soustelle (1993[1937]) no separaron los datos. Esquema 12. Comparación de rasgos morfológicos, fonológicos y fonéticos Tipo de Elemento comparado VT* Und Charo Mex Oxtotilpan Atzingo cambio a Exponente de tercera persona t’ǝwi let’ǝ Prefijos nominales we- y in? sí se permiten no se permiten b Secuencia /wi/ en los sí no exponentes de tercera persona, dual y plural Dual -wewi -kwe Plural para primera y -howi -kho segunda persona Fonema difuso, agudo, vibrante /r/ líquido /l/ continuo Longitud de la vocal de la corta ? larga raíz en segunda persona


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

Tipo de Elemento comparado VT* Und Charo Mex Oxtotilpan Atzingo cambio c Presencia de /n/ en la no se presenta sí se frontera morfológica de presenta tercera persona y plural Elisión de la vocal /i/ de los en primera y segunda persona solo en exponentes de persona ante primera los de número persona Procesos para romper grupos consonante del morfema de número elisión de consonánticos como rasgo de la consonante del consonantes morfema de persona iguales d Alófonos sostenidos de las no [ly], [t’y], [nhy] consonantes agudas Sonorización de la [g] ? consonante inicial /k/ Vocal final de los pronombres [i] [ǝ] de primera singular * VT: Valle de Toluca, Und: Undameo, Mex: Mexicaltzingo.

Los cambios en la estructura de palabra morfológica (a) los encontramos solamente en los pronombres de tercera persona. A partir de estos cambios tenemos, por un lado, dos exponentes de tercera persona distintos let’ǝ en la lengua de San Juan Atzingo y t’ǝwi en el resto de las lenguas. Y por otro lado, tenemos que en las lenguas de Undameo y Charo sí se permiten los prefijos we- y in-, mientras que en los actuales no se permiten. Los cambios en la forma fonológica subyacente de los exponentes (b), las restricciones y reajuste táctico (c), y las reglas alofónicas (d), generaron diferencias que en su mayoría separan a la lengua de San Juan Atzingo del resto. Las dos excepciones son la longitud de la vocal de la raíz en los pronombres de segunda persona, ya que la tendencia es que sea larga en las lenguas actuales y no en las coloniales, aunque no hay suficientes datos para


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la lengua de Mexicaltzingo. La otra diferencia es la sonorización de la consonante inicial de los pronombres de primera y segunda persona, que solo está registrada en las lenguas de Mexicaltzingo y San Francisco Oxtotilpan. Así pues, la comparación de los elementos mostrados en el esquema 12 presenta diez diferencias que distinguen a la lengua de San Juan Atzingo del resto y tres que distinguen a las lenguas coloniales de las actuales. Sin embargo, considero que, para comprender de forma más adecuada el desarrollo histórico de las lenguas atzincas, es necesario reconstruir de forma integral otros sistemas y subsistemas de la lengua. En este sentido, la reconstrucción y descripción que aquí presenté no pretenden proponer una separación histórica entre la lengua de San Juan Atzingo, sino que se suman a los aportes de Bartholomew (1965), Hasler (1961), Valiñas (2000) y Pérez (2007), entre otros, para conocer las relaciones entre las lenguas atzincas y la gramática del protoatzinca. BIBLIOGRAFÍA Aguilar, Yásnaya y Leopoldo Valiñas, 2008. “Sistema de pronombres personales libres en algunas lenguas nacionales mexicanas.” Ponencia presentada en el VII Coloquio de Lingüística en la Escuela Nacional de Antropológica e Historia, México, Escuela Nacional de Antropología e Historia. Andrews, Henrietta, 1945. Libretas de campo II y III. Ms. Andrews, Henrietta, s.f. Observaciones en fenómenos tonales de matlatzinca. Ms. Andrews, Henrietta y Olive Shell, s.f. A Preliminary Report on Matlatzinca Grammar. Ms.


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

Bartholomew, Doris. 1964. Vocabulario de San Juan Atzingo, 3 de septiembre de 1964. Ms. Bartholomew, Doris, 1965. The reconstructon of otopamean (Mexico). Tesis Doctoral. Chicago: The University of Chicago. Bartholomew, Doris. 1970. Observations about Matlatzinca Grammar based on informant work done in May, 1966. Ms. Bartholomew, Doris, 1992. “Reverberaciones de la pérdida de la h en la transcripción del matlatzinca en los siglos XVI y XVII”. En Elizabeth Luna Traill (coord). Scripta Philologica in Honorem Juan M. Lope Blanch. México: Universidad Nacional Autónoma de México, Vol. 3, pp. 17–37. Bartholomew, Doris, s.f. Fichero, pronombres. Ms. Basalenque, Diego, 1975a [1642]. Arte y Vocabulario de la lengua matlatzinca vuelto a la castellana. Versión paleográfica de María Elena Bribiesca S., estudio preliminar de Leonardo Manrique. Toluca: Biblioteca Enciclopédica del Estado de México. Basalenque, Diego, 1975b [1642]. Vocabulario de la lengua castellana vuelto a la matlatzinca. Revisión paleográfica, nota introductoria y apéndice por Leonardo Manrique. Toluca: Biblioteca Enciclopédica del Estado de México. Benveniste, Emile. 1971[1966]. Problemas de Lingüística General 1. México: Siglo XXI. Carranza, Leonardo, 2011. Paradigma de pronombres y notas. Ms. Castro, Andrés, 1557. Vocabularo castellano-matlatzinca. Versión paleografiada por Doris Bartholomew. Ms. Cazés, Daniel, 1977. “Glotocronología hña-mclasinka-meco(otopame)” en Amerindia. Revue D’Ethnolinguistique Amerindienne 2, pp. 65–115.




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Cazés, Daniel, 1967. El Pueblo Matlatzinca de San Francisco Oxtotilpan y su Lengua. Acta Anthropologica, Segunda Época 2(3). Escalante, Roberto y Marciano Hernández, 1999. Matlatzinca de San Francisco Oxtotilpan, Estado de México. Archivo de lenguas indígenas de México 23. México: El Colegio de México. Escalante, Roberto y Marciano Hernández, s.f.a. Vocabulario español-matlatzinca. Fichero Personal. México: Dirección de Lingüística. Instituto Nacional de Lenguas Indígenas. Escalante, Roberto y Marciano Hernández, s.f. b. Vocabulario español-matlatzinca. Ms. García Payón, José, 1936. La Zona Arqueológica de Tecaxic-Calixtlahuaca y los Matlatzincas. México: Talleres Gráficos de la Nación. Guevara, Miguel, 1862 [1638]. “Arte doctrinal y modo general para aprender la lengua matlatzinca”. En: Boletín de la Sociedad Mexicana de Geografía y Estadística. México: Sociedad Mexicana de Geografía y Estadística. Hasler, Juan A., 1961. “Reconstrucciones matlatzinca-ocuiltecas”. Anales XIII, 42, México: Instituto Nacional de Antropología e Historia, pp: 269–278. Jakobson, Roman, 1981 [1957]. “Los conmutadores verbales, las categorías verbales y el verbo ruso”. En Ensayos de lingüística general. Barcelona: Seix Barral, pp. 307–332. Jakobson, Roman y Linda R. Waugh, 1979. La forma sonora de la lengua. México: Fondo de Cultura Económica. Koch, Nancy L., 2000. Preliminary Grammar of Matlatzinka, ms. Meléndez, Lucero, 2011. El sistema de persona del proto-huasteco. Tesis de Doctorado. México: Universidad Nacional Autónoma de México.


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

Muntzel, Martha C., 1986. The Structure of Ocuilteco. Tesis de Doctorado. Albany: University of New York at Albany. Pascacio, Etna, 2006. Fonología de la lengua matlatzinca de San Francisco Oxtotilpan. Tesis de Licenciatura. México: Escuela Nacional de Antropología e Historia. Pascacio, Etna, 2011. Pronombres personales independientes del proto-atzinca: reconstrucción morfológica. Tesis de Maestría. México: Universidad Nacional Autónoma de México. Pérez, Nancy, 2007. Synchronic and Diachronic Matlatzinkan Phonology. Tesis de Doctorado. The University of Michigan. Reynoso González, Elpidia, 1998. Vocabulario español-tlahuica. Toluca: Instituto Mexiquense de Cultura, Gobierno del Estado de México. Schumann G., Otto, 1975. “Notas sobre la lengua ocuilteca y sus relaciones”. En: Roman Piña Chan (ed.). Teotenango: el antiguo lugar de la muralla. Memoria de las Excavaciones Arqueológicas, México: Dirección de Turismo del Gobierno del Estado de México, Vol. 2, pp. 529–539. Siewierska, Anna, 2004. Person. Cambridge: Cambridge University Press. Sin autor, 1997. Diccionario Matlatzinca-Español. Estado de Toluca: Colegio de Lenguas y Literatura Indígenas. Soustelle, Jaques, 1993 [1937]. La familia otomí-pame del México central. México: Fondo de Cultura Económica. Trubetzkoy, Nicolái, 1973[1939]. Principios de Fonología. Madrid: Cincel. Valiñas C. Leopoldo, 2000. “El matlatzinca y el ocuilteco, ¿eran ya lenguas distintas en el siglo XVI?”. En Estudios de cultura otopame. México: Instituto de Investigaciones Antropológicas, Universidad Nacional Autónoma de México, pp. 73–96. Weitlaner, Roberto, s.f. Vocabulario español-matlatzinca. Ms.


San Francisco Oxtotilpan San Francisco Oxtotilpan San Francisco Oxtotilpan San Francisco Oxtotilpan San Francisco Oxtotilpan

Matlatzinca San Francisco Oxtotilpan San Francisco Oxtotilpan

Mexicalzingo Matlatzinca Matlatzinca

Charo

Valle de Toluca Undameo

Lengua por lugar

<kakí>

[kakí] [kaki] [kaki]

Schumann (1975)

CLLI2 (1997) <kaki>

[kakwewi]

[kakwewi]

<kakweᵬi> <kakwébi>

<kakwewi> [kakwebi] [kakwébi] <kakwewi>

<kak‘owi>

[kakhowi]

[kakhowi]

[kakhowi]

<kakjowi>

<kakhowi>

[kakhowi] <kakhowi> [kakhǝbi] <kakhøᵬi> [kakhǝɁwi] <kakhø’wi> [kakhǝɁbi] <kakhøɁbi> [kakhówi] <kakhówi>

[kakwebi] <kakwebi> [kaa‫ا‬khǝǝwi] <ka:‫ا‬k‘ö:wi> [kakhǝbi] <kakhøbi> [‫ا‬kaa‫ا‬kweɁbi] <‫ا‬ka:kwεɁᵬi> [‫ا‬kaakhǝɁbi] <‫ا‬ka:k‘öɁᵬi> <‫ا‬ka:‫ا‬ kwεɁᵬi> [kakhowi] <kak‘owi>

<kakhowi> <kak‘owi>

[kakhowi] [kakhowi]

<ncah cueebi> <cahqeuhbi> <cahcuebi> <caquehebí> <caque hebí>1

Plural exclusivo

[nkakhǝbi] <cahcohui> [kakhǝɁbi] [kakhǝbi] [kakhǝbí]

Plural inclusivo

ETNA T. PA SCACI O MO NTIJ O

<kakí>

<kaki>

[kaki]

Bartholomew (s.f., 1970) Cazes (1967)

<kaki>

<kaki> <‫ا‬kaki>

[kaki]

[kaki] [‫ا‬kaki]

Andrews (s.f.a, b, 1945)

<kaki> <caki>

Dual exclusivo

<cacueh, vy> [kakwebi] <caquebi> [kakhowi] [kakweɁbi] <caquehby> <ca cuehuí> [kakwebí] <cacuebí> <cacuehuí>

Dual inclusivo

<caqui> <càqui> [kakwewi] <caqui> <caquí> [kakwewí] <cahaqui> <Gáki> <kaki> <kaki>

Singular

Hasler (1961)

[kaki] [kaki]

[kaki] [kàki] [kaki] [kakí] [kaaki] [gáki] [kaki] [kaki]

Castro (1557) Guevara (1862[1638]) Basalenque (1975[1642]a,b) García (1936) Weitlaner (s.f.) Soustelle (1993[1937]) Hasler (1961) García (1936)

Fuente

Tabla 1. Pronombres personales independientes de primera persona

APÉNDICE I. LISTA DE FORMAS COGNADAS POR COMUNALECTO Y FUENTE

 CLECM 2-2014


<ka.kĭ> <ka.ki> <kaki>

[kakə] [kaak ]4 [kaaki] [kaki]

Soustelle (1993[1937]) Weitlaner (s.f.) Hasler (1961) Bartholomew (1964, 1970) Schumann (1975) Munzel (1986) Cazes (1977, 1983) Reynoso (1998) Pascacio Hasler (1961) *<kkaakki>

<kákhi> <kaakhi> <kakí> <kak>

<kakö>

[kaki]

Carranza (2011)

[kakhi] [kaakhi] [kakí] [kak] [kákə̥ ] *[kkaakki]

<Kaki>

[kákí̥ ]

<kakí> <kaki> <kàkí>

Singular

Pascacio3

Escalante y Hernán- [kakí] dez (s.f.a, b, 1999) [kaki] Koch (2000) [kàkí]

Fuente

[kákwé]

[kakwe] [kakwe]

[kakhe] [kakhwe]

[kakwewi]

[kákwéwí̥ ]

<kakwe> <kakwe>

<kakʻę> <kakʻwę>

<Kakwebi>

[kakwebi̥ ]

[kakwebi] [kakwebi]

<kakwebi> <kakwebi>

[kakhwebi] <kakʻweᵬi>

<Kakwewi> [kakwebi]

[káákwéɁbi̥ ]

[káákhǝɁbi]

<kakhobi> <kakhAbi> <kakjeby>

[kakhoo] <kakjoo> [kakhebi] h [kák ó] [kákhə́bi̥ ] h *[kkak ówi] *<kkak‘ówi>

<kàkhó> <kak‘ó> <kàkhó> <kakhó> <kakho> <kakho>

<kakʻo>

<kakhəbi>

[káakhə̀Ɂbì] <ká:kjə̀7bì>

<Kakhowi> [kakhǝbi]

<kàkjówì>

Plural exclusivo

[kakhobi] [kakhəbi]

[kakho] [kakho] [kàkhó] [kakhó] [kakho] [kakho]

[kakho]

[kakhowi]

[kákhówi̥ ]

<kàkwéwì> [káakwèɁbì] <ká:kwè7bì> [kàkhówì]

[kàkwéwì]

<kakhówi>

Plural inclusivo [kakhówi]

<kakwéwi>

Dual exclusivo

[kakwéwi]

Dual inclusivo

(Conclusión)

Este pronombre también podría corresponder al de primera persona dual exclusiva, depende de la interpretación fonética de la palabra. 2 CLLI: Colegio de lenguas y literatura indígenas. 3 Datos recopilados en trabajo de campo realizado para esta investigación. 4 No fonetizo la grafía <ĭ> porque no tengo suficientes elementos para interpretarla.

1

San Juan Atzingo San Juan Atzingo San Juan Atzingo San Juan Atzingo San Juan Atzingo Proto matlatzinca-oucilteco

San Juan Atzingo San Juan Atzingo

San Francisco Oxtotilpan San Francisco Oxtotilpan San Francisco Oxtotilpan San Francisco Oxtotilpan San Juan Atzingo

Lengua por lugar

Tabla 1. Pronombres personales independientes de primera persona

PRONOMBRES PERSONA LES DE L P ROTOATZ IN CA




Guevara (1862[1638])

Basalenque (1975[1642]a,b) Weitlaner (s.f.) Soustelle (1993[1937]) Hasler (1961) García (1936) Andrews (s.f.a, b, 1945)

Hasler (1961) Bartholomew (s.f., 1970) Cazes (1967) Schumann (1975) CLLI (1997) Escalante y Hernandez (s.f.a, b, 1999)

Charo Mexicalzingo Matlatzinca Mataltzinca San Francisco Oxtotilpan San Francisco Oxtotilpan

San Francisco Oxtotilpan San Francisco Oxtotilpan

San Francisco Oxtotilpan

San Francisco Oxtotilpan San Francisco Oxtotilpan San Francisco Oxtotilpan

Fuente

Undameo

Lengua por lugar

<cahachí> <ka.čǐ> <kači> <ka.č’i> <caach> <kačɁi> <‫ا‬ka:č’i> <kaač’i> <kaačɁi> <ka·čɁi> <kaač’i̥ > <kaači> <ka.č’i> <kaačɁi <ka.čɁi> <kačɁi> <kaach’i> <kaaĉ ’i> <kac7> <kach’i> <kach’í> <kâč’í> <káač’i> <kaach’i>

<càhchi> <cachi>

<cachehuí>

[kahč’ewi] <kahc7ewi> [ka’čewi] <ka’ch’ewi> [kahč’ewí] <kahch’ewi> [káhč’èwí] <kâhch’ewí> [kahč’ɨwí] <kahch’ɨwí> [káahč’ewi] <káahč’ewi>

[kahč’éwi] <kahch’éwi>

[kaač’ewi] <kaačɁewi>

[kač’ewi] <kačɁewi> [kahč’ewi] <kahčɁewi> <kahčɁεwi> [‫ا‬kahč’e‫ا‬wi] <‫ا‬kahčɁε‫ا‬wi> [kaač’ewi] <kaačɁεwi>

[kačewí]

Dual

<kačowi>

[kahč’owi] <kahc7owi> [ka’č’owi] <ka’ch’owi> [kahčówi] <kahchówi> [kahč’ów] <kahch’ôwi> [kahč’óowi] <kahč’óowi>

[kahč’ówi] <kahch’ówi>

[kač’owi] <kačɁowi>

[kač’owi] <kačɁowi>

[kačowi]

[kač’owi] <cah chohuy> <cahchohui> [kačowi] <cachovi> <cachohui> <cachoui> [kačowi] <cachohuí>

Plural

ETNA T. PA SCACI O MO NTIJ O

[kač’] [kač’i] [kač’í] [kâč’í] [káač’i] [kaač’i]

[kač’i] [kaač’i]

[kaač’i̥ ] [kaači] [kaač’i] [kaač’i]

[kaačí] [kaači] [kači] [kaač’i] [kaač] [kač’i] [‫ا‬kaač’i]

[kàč’i] [kači]

Singular

Tabla 2. Pronombres personales independientes de segunda persona

 CLECM 2-2014


Koch (2000) Pascacio Carranza (2011) Soustelle (1993[1937]) Weitlaner (s.f.) Hasler (1961) Bartholomew (1964, 1970) Schumann (1975) Muntzel (1986) Cazes (1977, 1983) Reynoso (1998) Pascacio Hasler (1961)

San Juan Atzingo San Juan Atzingo San Juan Atzingo San Juan Atzingo San Juan Atzingo San Juan Atzingo San Juan Atzingo San Juan Atzingo Proto matlatzinca-oucilteco

Fuente

San Francisco Oxtotilpan San Francisco Oxtotilpan San Francisco Oxtotilpan San Juan Atzingo

Lengua por lugar

[kaač’i] [kaač’i] [kač’i] [kač’i] [kaač’i] [kaači] [kač] [kááč’i̥ ] *[kkaač’i]

[káač’ì] [kááč’ì̥ ] [kač’i] [kač’i]

*<kka.č’i>

<ka.čɁi> <ka.č’i> <kačɁi> <kac7> <kaačɁi> <kaaĉi> <kach>

<KaɁči> <kač’i>

<ká:ch7ì>

Singular

[kač’ik’o] <kac7ik7o> [kač’ik’o] <kačɁikɁo> [kaač’ikho]

[kač’ik’kwe] <kac7ik7kwe> [kač’ikw’e] <kačɁikɁwe> [kaač’ikwe]

<Kahčowi> <kač’o> <kačikʻo>

<kájch7ówî>

[káhč’ówî] [káhč’ówí] [kahčowi] [kač’o] [kačikho]

Plural

[káhč’èwî] <kájch7èwî> [káhč’éwí] [kahčewi] <Kahčewi>

Dual

PRONOMBRES PERSONA LES DE L P ROTOATZ IN CA




Castro (1557) Guevara (1862[1638]) Guevara

Guevara

Basalenque (1975[1642]a,b) Basalenque Basalenque Basalenque Soustelle (1993[1937]) Hasler (1961) Andrews (s.f.a, b, 1945)

Cazes (1967) Schumann (1975)

Undameo

Charo Charo Charo Charo Matlatzinca Matlatzinca San Francisco Oxtotilpan

San Francisco Oxtotilpan

San Francisco Oxtotilpan

Fuente

Valle de Toluca Undameo Undameo

Lengua por lugar

Dual

[intewhə]

[int’ewhə]

<ret7öhwä>

[ret’ǝwhɨ] [ret’ǝwewi] <ret7öwewi>

<retɁøxwø> <‫ا‬rεtɁöx‫ا‬hö> <rεtɁohwø> <‫ا‬reet’ǝ‫ا‬hwǝ> <rε·tɁøhwø>

[ret’ǝwhǝ] [‫ا‬ret’ǝ‫ا‬whǝ] [ret’owhǝ] [‫ا‬reet’ǝ‫ا‬whǝ] [reet’ǝwhǝ]

[reet’ǝwhǝ́] <reet’e°whé°>

<retɁøwewi> <‫ا‬rεtɁöwe‫ا‬wi> <‫ا‬rε:tɁöwε‫ا‬wi> <rε·tɁøwewi>

ETNA T. PA SCACI O MO NTIJ O

[reet’ǝwewí] <reet’e°wewí>

[ret’ǝwewi] [‫ا‬ret’ǝwe‫ا‬wi] [‫ا‬reet’ǝwε‫ا‬wi] [reet’ǝwewi]

<r̮ etęḥwö>

[retəwhə]

<rettehue> <dettehue> <detehue> <reinttehue> <veretehue> <inthehue>

<Inthehue> <ynthehue> <Intehue> <Intehue> <yntehue>

Plural

[ret’ewhə] [det’ewhə] [detewhə] [reint’ewhə] [weretewhə] [int’ewewí] <inthehuehuí> [int’ewhǝ]

<qui ttavy> <Quithehuy> [int’ewewi] <inttehue <intteui> huy> <Yntehui> <intehuy> <intehui> <yntehvi> <yntehhui> <rettehui> <retteui> <dettehui> <detehuy>

<inthehuí> <dethehuí> <indegehuí> <quiregehuí> <r̮ ęöwi> <re’t’ɵ> <retɁøwi> <‫ا‬rεtɁö‫ا‬wi> <re:tɁøwi> <rε:t’øwi> <rε·tɁøwi> [‫ا‬reet’ǝ‫ا‬wi] <‫ا‬rε:tɁö‫ا‬wi> [‫ا‬reet’ǝwi] <‫ا‬rε:tɁöwi> [reet’ǝwí] <reet’e°wí> <reet’äwí> [ret’ǝwi] <ret7öwi>

[int’ewí] [det’ewí] [indegewí] [kiregewí] [reCəwi] [re’t’ə] [ret’ǝwi] [‫ا‬ret’ǝ‫ا‬wi] [reet’ǝwi]

[det’ewi] [detewi]

[ret’ewi]

[kit’awi] [kit’ewi] [int’ewi] [intewi]

Singular

Tabla 3. Pronombres personales independientes de tercera persona

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Bartholomew (s.f., 1970) Escalante y Hernandez (s.f.a, b. 1999) Escalante y Hernandez Escalante y Hernandez CLLI (1997) CLLI CLLI CLLI Koch (2000) Pascacio Pascacio Carranza (2011) Soustelle (1993[1937]) Hasler (1961) Schumann (1975) Muntzel (1968) Cazes (1977, 1983) Reynoso (1998) Pascacio Hasler (1961)

San Francisco Oxtotilpan

San Francisco Oxtotilpan

San Francisco Oxtotilpan San Francisco Oxtotilpan San Francisco Oxtotilpan San Francisco Oxtotilpan San Francisco Oxtotilpan San Francisco Oxtotilpan San Francisoco Oxtotilpan San Francisoco Oxtotilpan San Francisoco Oxtotilpan San Juan Atzingo

San Juan Atzingo San Juan Atzingo San Juan Atzingo San Juan Atzingo San Juan Atzingo San Juan Atzingo Proto matlatzinca-ocuilteco

Fuente

San Francisco Oxtotilpan

Lengua por lugar

<kat’ewi> <ré:t7ə̀wí>

[kat’ewi] [réet’ə̀wí] [rét’ə́wí̥ ] [t’ǝwi] [ret’ǝwi] [lyehtye] [lyete] [let’ə] [leht’yɨ] [liht’ə] [let’ǝ] [leigt’e] [léht’ə́] *[ret’ə] *<ret’ ɵ>

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[reet’ǝwi] [reet’ǝwi] [ret’ɨwi] [ret’ǝwí] [rét’ǝwî] [ret’ǝwi] [t’ǝwi] [t’ɨɁwi] [tat’ɨwi] [ret’ewi]

Singular

<ret’ɨwewí> <ret’ǝwewí> <ret’êwewî> <ret’ǝwǝ̂>

<reet’øhwø> <retɁøhwø> <ret’ɨwhä> <ret’ǝhǝ> <ret’ǝhwǝ>

[réet’ə̀hwhə́] <rét7ə̀jwjə́​́> [rétɁə́hwə́] [t’ǝhwǝ] [ret’ǝhwǝ] <RetɁəhuə> [lyetenyə̥̂ ] <l̮ lyętę / nyö˳̂>

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[reet’ǝwhǝ] [ret’ǝhwǝ] [ret’ɨwhǝ] [ret’ǝhǝ] [ret’ǝhwǝ]

Plural

[lyəht’ɨngwe]

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[reet’ǝwewi] <reet’øwewi>

Dual

PRONOMBRES PERSONA LES DE L P ROTOATZ IN CA

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SIN CORPUS NO HAY HISTORIA: LA RED CHARTA COMO UN PROYECTO DE EDICIÓN COMÚN ELENA DIEZ DEL CORRAL ARETA

LEYRE MARTÍN AIZPURU

Université de Lausanne elena.diezdelcorralareta@unil.ch

Universidad de Salamanca leire.martin@usal.es

The aim of this paper is to present the CHARTA Net (Hispanic and American Corpus on the Web: Ancient Documents) to the scientific community that is not yet aware of its research purposes and its advantages regarding the editing and the subsequent philological analysis of Old and Classical Spanish documents. We begin by presenting the main characteristics of CHARTA, its aims, the research groups that take part in it, and its development from its origin to the present day. Then we describe the methodology that is currently being used, by explaining the triple presentation. We also include a description of the edition criteria that have been established and the problems that have arisen from them. An example of an edited document is provided. Finally, we comment on the current state of the project and the following steps to be taken. Key words: CHARTA Net, edition of ancient documents, edition criteria El objetivo de este trabajo es presentar la Red CHARTA (Corpus Hispánico y Americano En La Red: Textos Antiguos) a la comunidad científica que no conozca todavía sus propósitos investigadores y sus ventajas en lo que respecta a CUADERNOS DE LINGÜÍSTICA, VOL. 2, 2014

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la edición y al posterior análisis filológico de documentos antiguos en español. En él se expone lo que es la Red CHARTA, señalando sus objetivos, los grupos de investigación que la integran y su trayectoria desde sus orígenes hasta la actualidad. Así mismo, se detalla la metodología que se emplea con la explicación de la triple presentación, los criterios de edición que se han establecido y las dificultades que se han presentado al formularlos. Se ofrece también un ejemplo concreto de un documento editado y se comenta el estado actual del proyecto y las tareas que quedan todavía por acometer. Palabras clave: Red CHARTA, edición de textos antiguos, criterios de edición

1. LA RED CHARTA La Red CHARTA1 es un proyecto de edición de un corpus de documentos antiguos en el que se aprovechan la metodología de la filología y los avances de la informática con el fin de publicar en Internet un corpus de textos y documentos antiguos de los siglos XII al XIX escritos en España e Hispanoamérica. El origen de este proyecto se sitúa en una reunión celebrada en 2005, en Deusto, donde investigadores de las universidades de Alcalá, Deusto, Murcia, Valladolid, Las Palmas de Gran Canaria y del Consejo Superior de Investigaciones Científicas se reunieron para debatir sobre el aprovechamiento del lenguaje informático de marcación en las tareas de la edición digital. La falta de un estándar en el campo de la edición de textos antiguos motivó a estos investigadores a trabajar en conjunto con el ob-

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<www.charta.es> [Consultado el 14 de febrero de 2014].


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jetivo de proponer unos criterios que pudieran ser válidos para toda la comunidad científica. A partir de ese primer encuentro y a lo largo de numerosas reuniones –Alcalá de Henares, 2006; Murcia, 2006; Valladolid, 2007 y 2008; Sigüenza, 2010 y Madrid (CCHS-CSIC), 2012– los integrantes de este nuevo y creciente grupo2 han ido buscando la manera de satisfacer las necesidades científicas de todos aquellos que se acercan a un texto histórico. En la reunión de Alcalá de Henares se decidió que el sistema de edición más completo y satisfactorio es el de la triple presentación, esto es, una presentación que incluye una reproducción facsimilar, una transcripción paleográfica y una edición crítica. El segundo paso fundamental fue establecer una serie de criterios comunes para el trabajo con los diferentes textos y documentos históricos. La presentación en público de esta iniciativa tuvo lugar en el primer congreso de la Red, celebrado en el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (Madrid, noviembre de 2009), bajo el rótulo “Tradición e innovación: nuevas perspectivas para la edición y el estudio de documentos antiguos”. En él, los miembros de los diferentes grupos de trabajo pusieron en común sus tareas en el campo de la edición y estudios lingüísticos. En septiembre de 2011, siguiendo el camino iniciado dos años atrás, se 2

En 2007, a los grupos fundadores citados se unieron las universidades de Los Andes, Complutense de Madrid, Gotemburgo, Islas Baleares, King’s College, Neuchâtel, Padua y Salamanca. En 2011 se incorporaron otros grupos de investigación de las Universidades de Granada, La Rioja, Málaga, Nacional Autónoma de México y Tokio. En el año 2013, se han integrado dos grupos de investigación más procedentes de las Universidades de Navarra, Santiago de Compostela y Sevilla. Por último, en 2014 se ha sumado a la Red el grupo de Lausana.


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celebró el segundo congreso, esta vez en la Universidad de Neuchâtel (Suiza), que –como veremos en §1.2–, supuso el inicio de una nueva etapa para la Red, con la acogida de nuevos integrantes. El último congreso de la Red se celebró en junio del 2013 en la Universidad de Salamanca, en el cual se integraron dos grupos nuevos con la perspectiva de publicar en Internet, en el año 2014, el corpus desarrollado en los años pasados. 1.1. Objetivos El principal objetivo de este grupo ha sido establecer una metodología común para la edición de textos, ya que hasta el momento han coexistido y coexisten diferentes criterios que atienden a los intereses dispares desde los que se acercan al texto los investigadores –historiadores, diplomáticos, paleógrafos, etc.–. En segundo lugar, se ha realizado una propuesta de presentación gráfica para la transcripción paleográfica y la edición crítica, atendiendo a criterios filológico-lingüísticos rigurosos y homogéneos. A continuación –y esta es la labor principal del momento actual–, se pretende elaborar un amplio corpus en red de fuentes documentales que abarque la variedad geográfica del español, tanto de España como de América, en un arco cronológico amplio y con muestras de textos pertenecientes a tradiciones discursivas muy dispares, todo ello valiéndose de las herramientas informáticas para el análisis lingüístico de los textos. El cuidadoso trabajo de lectura y edición de los textos permite, en tercer lugar, llevar a cabo estudios de diferentes disciplinas interesadas


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por los textos antiguos, con la seguridad de manejar material original y fiable.3 1.2. Los grupos que forman CHARTA Al día de hoy, la Red CHARTA está formada por un total de 22 grupos, cuyas labores y corpus manejados pasamos a describir a continuación: t Grupo de la Universidad de Alcalá, dirigido por Pedro Sánchez-Prieto Borja, coordinador a su vez de la Red: está encargado de editar la documentación peninsular desde la época de orígenes hasta 1800, así como documentación americana de Bolivia, Paraguay y Centroamérica. t Grupo del CSIC, dirigido por María Jesús Torrens Álvarez: trabaja con documentación medieval de monasterios burgaleses de los siglos XII-XVII. t Grupo de la Universidad de Deusto, dirigido por Carmen Isasi: edita la documentación norteña, del País Vasco y Cantabria, del siglo XVII al XIX. t Grupo de las Islas Baleares, dirigido por Andrés Enrique-Arias: está especializado en la documentación castellana escrita por catalanohablantes bilingües en Mallorca (1739–1833). t Grupo de la Universidad de Murcia, dirigido por Pilar Díez de Revenga Torres: trabaja con documentos notariales de los siglos XIII– 3

Con esta metodología se evita la disparidad de criterios empleados en la edición de los textos y el mero volcado de colecciones documentales que caracterizan otros corpus como el conocido y ampliamente utilizado CORDE.


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XVIII producidos en Murcia y varios procesos inquisitoriales del siglo XVII e inventarios de bienes del siglo XVIII. Grupo de la Universidad de Neuchâtel, dirigido por Juan Pedro Sánchez Méndez: se ocupa de la documentación de la Audiencia de Quito y de Panamá del siglo XVI hasta los primeros decenios del XIX (1550–1810). Grupo de las Palmas de Gran Canaria, dirigido por Rosa María González Monllor: prepara la edición de documentos de diversa tipología producidos en Canarias del siglo XVI al XVIII. Grupo de la Universidad de Gotemburgo, dirigido por Ingmar Söhrman: edita cartas diplomáticas enviadas de Suecia a España del siglo XVII (1670–1673). Grupo de la Universidad de Salamanca, dirigido por María Nieves Sánchez González de Herrero: trabaja con documentos de cancillería castellana del siglo XIII; documentos medievales de Miranda de Ebro (Burgos); documentos medievales de la zona leonesa (monasterio de Santa María de Gradefes, monasterio de Santa María de Otero de las Dueñas, catedral de León, monasterio de Carrizo, monasterio de Sahagún). Grupo de la Universidad de Valladolid, dirigido por Micaela Carrera de la Red: se ocupa de la documentación americana de los siglos XVI–XIX de la isla La Española, actuales Haití y República Dominicana, documentos de la actual Colombia y documentos de Mérida (Venezuela, siglo XIX). Grupo de la Universidad de Los Andes, dirigido por Enrique Obediente: se encarga de editar documentos de diversa tipología pro-


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ducidos en la antigua Provincia de Mérida, tanto en algunas de sus ciudades como en la sede de la Real Audiencia (Santa Fé de Bogotá) de los siglos XVI–XVII. Grupo del Instituto Historia de la Lengua (Cilengua) y la Universidad de la Rioja (IHLyUR ), dirigido por Marta Gómez Martínez: lleva a cabo la edición de documentación altorriojana de los siglos XVI–XVII (1512–1682), conservados en el Monasterio de Yuso de San Millán de la Cogolla (La Rioja). Grupo de la Universidad de Málaga, dirigido por Inés Carrasco Cantos: trabaja con documentación notarial de los siglos XV al XIX conservada en los archivos municipal, histórico provincial, catedralicio y diocesano de Málaga. Grupo de la Universidad de Granada, dirigido por Miguel Calderón Campos: edita declaraciones de testigos (pleitos criminales, probanzas, sumaria información), cartas e inventarios de bienes de 1492 a 1833. Grupo de la Universidad Nacional Autónoma de México, dirigido por Beatriz Arias Álvarez: trabaja con documentos coloniales mexicanos de los siglos XVI, XVII, XVII y dos décadas del XIX. Grupo de la Universidad de Sevilla, dirigido por Lola Pons Rodríguez: se interesa por toda documentación de lamento escrita en primera persona que presenta la queja de un particular desde el español de orígenes hasta el siglo XIX. Para ello trabajan con textos conservados en el Archivo Histórico Provincial de Sevilla, el Archivo de Indias, el Archivo Histórico Nacional y el Archivo de Simancas. Grupo de la Universidad de Santiago de Compostela, dirigido por Ricardo Pichel Gotérrez: edita documentación gallega escrita en cas-


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tellano desde el siglo XIII hasta el XIX. Trabajan, por tanto, con documentos conservados en diferentes archivos históricos y catedralicios de la comunidad autónoma de Galicia. t Grupo de la Universidad de Navarra, dirigido por Cristina Tabernero Sala: trabaja con documentos de diferentes tipologías, fechados entre los siglos XV y XIX y depositados en archivos privados de Navarra. t Grupo de Lausana, dirigido por Mónica Castillo Lluch y Elena Diez del Corral Areta: edita documentación administrativa y genealógica (siglo XVI al XX) del Fondo Balbueno de la Bibliothèque Cantonale et Universitaire de Lausanne. Además de los grupos encargados de editar los diferentes corpus, la Red cuenta con tres colaboraciones informáticas, de la Universidad Complutense, Bautista Horcajada, del King’s College, Paul Spence y de la Universidad de Tokio, Hiroto Ueda, que serán fundamentales en la puesta en marcha del corpus online, con la aplicación de los lenguajes de marcación y etiquetas TEI.4 De la descripción realizada se puede observar que en la Red CHARTA se maneja un amplio y, sobre todo, variado corpus de textos. Variedad que afecta, en primer lugar, a la distribución geográfica –con la edición de documentos de diferentes puntos geográficos de España y América–; en segundo lugar, a la cronología, ya que los primeros textos que se editan pertenecen a la época de orígenes, siglo XII, y los últimos al siglo XIX; en tercer lugar, a la variedad lingüística, pues, además del castellano, se inclu4

<http://www.tei-c.org/index.xml> [Consultado el 14 de febrero de 2014].


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yen muestras bilingües catalano-castellanas emitidas en las islas Baleares y textos de Galicia escritos en español en los que pueden observarse ciertas interferencias con el gallego; y en cuarto lugar, a la tipología textual manejada: por un lado, fuentes documentales, como la documentación real de cancillería (privilegios, cartas plomadas, cartas abiertas), municipal, eclesiástica, testamentos, mandatos, ordenanzas e inventarios de bienes. Se ofrece, por tanto, una gran variedad en la documentación, si bien al hablar de la representatividad del corpus es necesario ser prudentes pues, como cualquier otro corpus diasistemático, CHARTA no es un corpus figurativo total. En un artículo anterior sobre el grupo (Sánchez González de Herrero et al. 2013) ya se puso de manifiesto que ante el manejo de cualquier corpus es el usuario el que debe establecer sus propios parámetros de búsqueda –ya sea geográfica, cronológica, etc.– para “asegurar la proporcionalidad de la muestra”. Por otro lado, este trabajo de edición ha sido facilitado por el resurgir que ha tenido el texto antiguo y con las mejores condiciones de acceso a los archivos, como se verá a continuación. 2. METODOLOGÍA DE TRABAJO: CRITERIOS DE EDICIÓN Una vez expuestos los fundamentos, los orígenes y los miembros integrantes de la Red CHARTA es necesario detenernos en explicar el proceso metodológico que se ha ido forjando en los últimos años, tras prolongadas discusiones y reflexiones, con el fin de lograr los objetivos que se planteó el grupo CHARTA desde sus inicios. En este apartado se impone, en primer lugar, la necesidad de contextualizar el nacimiento de la Red CHARTA en


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un momento histórico en el que se produce un resurgimiento del interés por los textos documentales. A la explicación del porqué y del cómo se sucedieron estos acontecimientos se dedicará un primer subapartado –el § 2.1–. En segundo lugar, se ha creído conveniente ofrecer la revisión de un conjunto de ediciones –tal y como cotejó el grupo CHARTA–, en busca de la mejor opción para editar los documentos archivísticos. El papel que juega el lector, por ejemplo, es imprescindible en la edición de textos, pues en la publicación de cualquier obra nunca hay que perder de vista al destinatario al que va dirigida. Por otro lado, los objetivos del investigador condicionan también su edición de los textos, por lo que disponemos de un conjunto de ediciones de una variada índole, tal y como se muestra en § 2.2. Por último, y tras la exposición de las diversas opciones de edición que se nos presentan, se dedica el tercer subapartado –el §2.3– a ofrecer la propuesta de “edición múltiple” del grupo CHARTA. Los criterios de edición contemplan un acceso triple al documento a través de la reproducción facsimilar del documento, de la realización de una transcripción paleográfica y de la elaboración de una presentación crítica. Estos criterios, además, tienen cierto carácter universal y permiten la edición de textos muy variados tanto desde el punto de vista cronológico como tipológico, como se ha podido comprobar en la descripción del trabajo de edición de cada grupo. 2.1. El resurgir del interés por el texto En los últimos años se ha producido un creciente interés por los textos documentales como una fuente primordial a tener en cuenta tanto en la investigación filológica como en la histórica. Esta nueva atención por el


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texto antiguo está vinculada, además, con los avances tecnológicos que se han ido (y se van) produciendo de manera vertiginosa en nuestra sociedad y que proporcionan nuevas herramientas metodológicas para el desarrollo y la mejora de las investigaciones científicas. En la actualidad disponemos de nuevos procedimientos y técnicas de la información que nos permiten, por ejemplo, acceder a las fuentes manuscritas sin necesidad de desplazarnos hasta el archivo donde se custodian. La difusión del patrimonio histórico documental a través de Internet ha producido proyectos de gran envergadura como la creación de un Portal de Archivos Españoles (PARES),5 promovida por el Ministerio de Cultura, que ofrece un acceso libre y gratuito, no solo al investigador, sino a cualquier ciudadano interesado por las fuentes documentales que se conservan en los Archivos Españoles. Como en toda gran empresa incipiente, queda todavía un gran camino por recorrer. La accesibilidad del documento en forma digital es todavía precaria en muchos archivos e inexistente en otros, por lo que merece una mayor atención y una mejora en sus infraestructuras (Diez del Corral 2012). Aun así, es innegable que el acceso a las fuentes documentales ha mejorado notablemente y que Internet ha brindado un soporte de difusión valiosísimo y poderoso que ha permitido incluso la creación de bibliotecas digitales que incorporan, en su mayoría, los facsímiles de las obras que se poseen. En la lingüística, en concreto, y como consecuencia de estos avances, se originó una subdisciplina conocida como lingüística del corpus que maneja 5

<http://pares.mcu.es> [Consultado el 14 de febrero de 2014].


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corpus mucho más extensos –por el interés científico que supone el recurso a ellos como una fuente empírica de datos– en relación a los que el lingüista o el filólogo estaba acostumbrado a trabajar. En el presente trabajo no nos vamos a ocupar de sopesar las ventajas e inconvenientes de los avances tecnológicos, sino que nos centramos en presentar un proyecto científico riguroso que se ha propuesto la creación de un corpus textual en la Red con la ventaja de la uniformidad de criterios, combinando –como se ha mencionado anteriormente– la experiencia filológica tradicional en la edición de textos de muchos de sus integrantes con las nuevas herramientas que proporcionan los avances tecnológicos. De ningún modo se pretende desestimar la edición en papel que, como todos sabemos, permite una lectura lineal y completa del texto, sino aprovechar las ventajas del soporte electrónico que nos ofrece otras posibilidades, no solo facilitando su acceso a cualquier persona, sino ofreciendo también una edición continua. Las correcciones en un formato electrónico pueden realizarse con mayor celeridad que en el tradicional papel, en el que la preparación de la publicación de una segunda edición implica una mayor inversión de tiempo. 2.2. La coexistencia de distintos tipos de ediciones El estudio de las fuentes documentales puede abordarse desde enfoques muy dispares y con objetivos diversos. Así pues, el paleógrafo, el diplomatista o el especialista de cualquiera de las tradicionalmente llamadas “ciencias auxiliares” tendrá unas necesidades distintas de las que pueda tener, por ejemplo, un historiador o un filólogo. Las ediciones que busquen unos


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y otros variarán según sus necesidades. Al historiador, por ejemplo, le atrae el contenido del manuscrito y no suele prestar atención a la expresión verbal en la que se fija el filólogo o a los distintos tipos de escrituras que interesan al paleógrafo. Este último necesita una edición más respetuosa y fidedigna del diploma con todos sus rasgos, mientras que el historiador se suele conformar únicamente con una edición que no desvirtúe el contenido del manuscrito. Incluso podemos afirmar que dentro de una misma disciplina como la Lingüística, el interés por un tipo de edición concreto puede variar entre los diversos investigadores. El especialista en fonética y fonología, por ejemplo, necesitará una edición que cumpla unos requisitos quizá innecesarios o superfluos para el especialista en sintaxis o léxico. El interés por las fuentes archivísticas es muy variado, por lo que para cualquier tipo de edición textual –y en verdad, para todo género de publicación– debe atenderse principalmente al objetivo del investigador-editor y a lo que se cree que pueda interesar al investigador-lector. El aprovechamiento de este último se verá condicionado por la edición con la que se tope –y dada la heterogeneidad de intereses, se publican ediciones de diversa índole–, pues la disparidad de soluciones y criterios le obligará a recorrer un camino nuevo cada vez que se enfrente a una de ellas. Ante tal ausencia de homogeneidad se plantea la pregunta de si pueden proponerse unos criterios válidos para todas las orientaciones. ¿Cómo puede realizarse una edición que nos satisfaga a todos? ¿Qué requisitos debe tener para que cumpla todas nuestras necesidades? Tradicionalmente, cada investigador ha propuesto un modo de editar propio, aunque, en realidad, también existe una serie de intentos de unificar y de crear unos criterios entre los que cabe citar la obra de P. Sánchez-Prieto Borja, Cómo editar los


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textos medievales. Criterios para su presentación gráfica, dirigida a la edición de textos de la Edad Media o las conocidas normas de edición propuestas por la Escuela de Estudios Medievales en 1944: Normas de transcripción de textos y documentos. En contraposición con la investigación individual, el trabajo en equipo permite que se aúnen las experiencias de especialistas en la edición de textos en aras de elaborar unos criterios lo más acertado posibles para la edición de un variado y amplio conjunto de documentación. Ese ha sido el objetivo y la manera de actuar del grupo CHARTA, que se ha aventurado a acometer una empresa editorial de dimensiones considerables. Además, el uso de recursos electrónicos para la edición necesita de unos criterios comunes y ofrece posibilidades interesantes tales como la lematización de fenómenos que permite la distinción de formas aparentemente semejantes a primera vista. La puesta en común de las experiencias editoriales de grupos de investigación a nivel internacional como los que integran el grupo CHARTA –ya explicitados en § 1.2– ha dado su fruto en la propuesta que ofrecemos a continuación. 2.3. La propuesta de CHARTA: una edición múltiple Si la Escuela de Estudios Medievales propuso unas normas a la hora de llevar a cabo cualquier edición de textos, el grupo CHARTA propone no unas normas, sino unos criterios de edición. Estos criterios deben ajustarse al interés de un amplio grupo de investigadores y cubrir las expectativas de muchos lectores que necesiten


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desde una edición de gran rigor paleográfico –nos referimos, por ejemplo, a aquellas personas que estudien la historia de la escritura o la fonética histórica– hasta otra, cuyo interés resida únicamente en el contenido que exprese –como puede ser, como citábamos con anterioridad, el caso de un historiador–. Para ello, la propuesta del grupo CHARTA consiste en ofrecer lo que se designa como una ‘edición múltiple’ que proporcione toda la información que los diversos intereses de los investigadores demandan. De esa manera, el grupo CHARTA propone una forma triple de edición para los textos –transcripción paleográfica, presentación crítica y reproducción facsimilar– frente a la edición única que suele realizarse, por ejemplo, para los textos literarios.6 El triple acceso permite la ampliación del alcance de esos textos, pues atrae el interés de investigadores de diferentes áreas, posibilitando estudios de carácter interdisciplinar. En primer lugar, se ofrece una reproducción facsimilar del documento. El facsímil permite abordar estudios diplomáticos y paleográficos que serían inabordables a través de otro tipo de edición. Asimismo, su acceso permite también comprobar algunas dudas que nos puedan surgir al trabajar con las transcripciones, pues como en toda labor que se realiza y, a pesar del cuidado y esmero que se dedique, siempre pueden existir errores. El segundo tipo de edición contempla la elaboración de una transcripción paleográfica. Esta –como bien indica su nombre– se lleva a cabo 6

Un corpus con triple presentación es el CODEA que puede consultarse en: <www.textoshispanicos.es> [Consultado el 14 de febrero de 2014]


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siguiendo unos criterios de gran rigor paleográfico. En ese sentido se pone de relieve el sistema gráfico del documento, lo que permite plantear la evaluación fonética de las grafías. Junto a ella, el facsímil se presenta como un complemento ideal para los interesados en la relación entre grafías y fonemas. En tercer lugar, el grupo CHARTA ha considerado también la utilidad de ofrecer una presentación crítica del documento. Este tipo de edición o presentación facilita la lectura a un público más amplio en el que podrían comprenderse investigadores de disciplinas como la Historia o la Lingüística y dentro de esta última, especialistas interesados por el estudio de la morfología, de la sintaxis y del léxico. Esta triple edición nos acerca al ideal de interrogar el documento en su integridad y además, tiene una aplicación particular en la edición digital, si bien también se ha ensayado previamente en el formato tradicional de papel en los siete volúmenes de la serie Textos para la historia del español (I: 1911; II: 1995; III: 2005; IV: 2005; V: 2010; VI: 2011; VII: 2012).7 Los criterios que presenta el grupo CHARTA son fruto de una reflexión prolongada entre todos los miembros y grupos de investigación que lo integran. La principal ventaja que presentan frente a los criterios individuales es que han sido largamente meditados y ensayados en la edición de textos variados tanto desde un punto de vista cronológico como desde un punto de vista tipológico. 7

El octavo volumen saldrá publicado en 2015: Nieves Sánchez González de Herrero (dir.), Clara Grande López, Ana Lobo Puga, Vicente Marcet Rodríguez, Leyre Martín Aizpuru y Raquel Sánchez Romo (en prensa): Textos para la historia del español VIII. Documentos medievales de Miranda de Ebro.


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Además, estos criterios presentan otro rasgo primordial que es su universalidad. Se ha intentado que los criterios sean válidos para todo el ámbito hispánico con el objetivo de poder editar la inmensa cantidad de series documentales que se custodian en los diferentes archivos de los países hispanohablantes. La validez de los criterios que ofrece la Red CHARTA podría incluso ampliarse a otros textos en lenguas romances. La idea de la edición múltiple es perfectamente aplicable y recomendable para la edición de cualquier documento y los criterios de la transcripción paleográfica también servirían, aunque quizá se necesitaría –al igual que para la presentación crítica– una revisión integral de todos ellos para ver su adecuación a los textos que se quieren editar y, quizá, la propuesta de criterios específicos para cada lengua e incluso para cada época histórica. No obstante, es una ampliación de los objetivos que presentamos como una posibilidad en un futuro. La Red CHARTA tiene primero otras tareas más inmediatas por realizar –de las que se hablará en §3–, si bien no se descarta por completo esta idea. En cuanto al acceso a los criterios de edición, se puede hacer tanto en formato electrónico, a través de la página web del grupo, como en formato papel, gracias a la publicación de su coordinador Pedro Sánchez-Prieto Borja (2011) en Cilengua: La edición de textos españoles medievales y clásicos. Criterios de presentación gráfica. Consideramos y ofrecemos estos criterios como una base que cualquier editor de textos en el ámbito hispánico –o incluso en el románico– puede tomar como referencia, a pesar de que en última instancia él mismo pueda exponer y tomar sus propias soluciones.


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3. EJEMPLO DE EDICIÓN DE UN DOCUMENTO A continuación, y como ejemplo de todo lo expuesto previamente, les incluimos la edición múltiple de un documento específico: en primer lugar, hemos incorporado el facsímil en color, en segundo término, la transcripción paleográfica de ese texto y por último, la presentación crítica. El documento, de 1396, es un documento inédito transcrito por María Jesús Torrens, coordinadora del grupo de investigación del CSIC.8 3.1. Reproducción facsimilar Imagen 1. Documento de 1396. Reproducción facsimilar

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Un estudio más detallado sobre este documento puede verse en un artículo de su transcriptora (Torrens Álvarez 2012).


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3.2. Transcripción paleográfica Sepan quantos esta carta vieren como yo Johan ferrandez del toro vezino de madrit otorgo & connosco que vendo auos martin ferrandez fijo de polo garcia vezino |2 de vallecas Et a [borrado: maria gonçalez] vuestra muger vezinos desta dicha vjlla de madrit vna tierra de pan leuar que yo he enel pauo que dizen pelegrina cerca de |3 aqui de madrit que ha por alledannos dela vna parte [borrado: yo] el dicho joan ferrandez Et dela otra parte tierra de alfonso yannez yerrno de aluar alfonso Et tierra de marjna |4 alfonso muger de diego ferrandez de bolonna vezjnos de madrit Et vendo vos la dicha tierra entera mente con entradas & con salljdas & con todos sus dere|5chos & vsos & pertenencias quantos ha & deue auer & le pertenesçen asi de fecho como de vso & de costunbre & de derecho por sesenta marauedis desta moneda desta |6 moneda vsual que fazen diez dineros el marauedi delos quales dichos marauedis me otorgo deuos por bien pagado & los yo rresçebj deuos & pasa amj poder bien |7 & conplida mente sin escatjma alguna & sin todo entre dicho Et rrenunçio las dos leyes del derecho la vna enque diz quelos testigos deuen veer fazer la |8 paga en dineros o en otra cosa qual quier quelo vala Et la otra enque diz que fasta dos annos es deuido de prouer la paga el quela faze sy el quela |9 rrescibe non la rrenunçia que me non vala Et estos dichos sesenta marauedis por que vos yo vendo la dicha tierra otorgo que son su justo & derecho preçio |10 que oy dia vale Et que non vale mas pero si mas vale yo vos fago gracia & donaçion dello por muchas buenas obras que deuos rresçibj Et |11 esta dicha tierra vos vendo para quela ayades para vos & vuestros herederos & quien deuos la oujere para vender & canbiar & dar & trocar & enagenar & fazer


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della |12 & enella todo lo que quesierdes asi como de cosa vuestra propia conprada por vuestros dineros o heredada de vuestro patrimonjo Et desde oy en adelante |13 que esta carta es fecha me desapodero & desenujsto amj & amjs herederos del sennorio & propiedat dela dicha tierra & con es|14ta presente carta & del dia desu era en adelante apodero & envisto enella & enel sennorio & juro & tenençia & posesion & propiedat della auos el |15 l*** dichos conpradores & aquien deuos lo oujere Et do vos poder conplido para quela entredes & tomedes & ayades & poseades vos & quien vos quisierdes |16 sin mj & sin mj mandado & sin mandado de alcalle njn de Juez & sin pena & sin calonna alguna & si la y oujere que toda sea sobre mjs bienes Et so |17 fiador Et sanador de quien quier que vos venga demandando o contrallando la dicha tierra toda o parte della Et de sallir otor & tomar la boz por |18 vos & por quien deuos lo oujere Cada que menester sea en juyzio o fuera del amjs propias costas & mjsiones sopena delas dich** monedas con el doblo |19 que otorgo deuos pechar Et la pena pagada o non en todo o en parte que vos la faga sana en manera que sana mente la ayades para sienpre |20 jamas Et para lo conplir obligo todos mjs bienes muebles & rrayzes aujdos & por auer por do quier quelos yo aya fecha en madrit seys dias |21 de dezienbre anno del nasçimjento del nuestro saluador ihesu xpcristo de mjll & trezientos & Nouenta & seys annos testes rrogados que estauan presentes |22 rruy ferrandez fijo de alfonso de baraxa & juan ferrandez fijo de pero garcia & diego ferrandez fijo de diego vezinos de madrit [mano 2] [***]|23 blico en madrit por nuestro sennor el rrey fuy presente a lo que [***] conlos dichos testigos Et [***]|24 d[***] ruy lo fiz escriujr & fiz aqui mio ssig[signo]no [ firma]


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3.3. Presentación crítica Sepan cuantos esta carta vieren como yo Joán Ferrández del Toro, vezino de Madrit, otorgo e coñosco que vendo a vós Martín Ferrández, fijo de Polo García, vezino |2 de Vallecas, e a vuestra muger, vezinos d’esta dicha villa de Madrit, una tierra de pan levar que yo he en el pavo que dizen Pelegrina, cerca de |3 aquí de Madrit, que ha por alledaños de la una parte el dicho Joán Ferrández, e de la otra parte tierra de Alfonso Yáñez, yerno de Álvar Alfonso, e tierra de Marina |4 Alfonso, muger de Diego Ferrández de Boloña, vezinos de Madrit. E véndovos la dicha tierra enteramente, con entradas e con sallidas, e con todos sus dere|5chos e usos e pertenencias, cuantos ha e deve aver e le pertenecen, así de fecho como de uso e de costumbre e de derecho, por sesenta maravedís d’esta |6 moneda usual que fazen diez dineros el maravedí, de los cuales dichos maravedís me otorgo de vós por bien pagado, e los yo recebí de vós e passa a mi poder bien |7 e complidamente, sin escatima alguna e sin todo entredicho. E renuncio las dos leyes del derecho, la una en que diz que los testigos deven veer fazer la |8 paga en dineros o en otra cosa cualquier que lo vala, e la otra en que diz que fasta dos años es devido de prover la paga el que la faze si el que la |9 recibe non la renuncia, que me non vala. E estos dichos sesenta maravedís por que vos yo vendo la dicha tierra otorgo que son su justo e derecho precio |10 que hoy día vale e que non vale más, pero si más vale yo vos fago gracia e donación d’ello por muchas buenas obras que de vós recibí. E |11 esta dicha tierra vos vendo para que la ayades para vós e vuestros herederos e quien de vós la oviere para vender, e cambiar, e dar, e trocar, e enagenar e fazer d’ella |12 e en ella todo lo que quesierdes, así como de cosa vuestra propia comprada por vuestros dineros


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o heredada de vuestro patrimonio. E desde hoy en adelante |13 que esta carta es fecha me desapodero e desenvisto a mí e a mis herederos del señorío e propiedat de la dicha tierra, e con es|14ta presente carta e del día de su era en adelante apodero e envisto en ella e en el señorío, e juro, e tenencia, e posesión e propiedat d’ella a vós |15 los dichos compradores e a quien de vós lo oviere, e dóvos poder complido para que la entredes e tomedes, e ayades e poseades vós e quien vós quisierdes |16 sin mí e sin mi mandado e sin mandado de alcalle nin de juez, e sin pena e sin caloña alguna, e si la ý oviere que toda sea sobre mis bienes. E só |17 fiador e sanador de quienquier que vos venga demandando o contrallando la dicha tierra, toda o parte d’ella, e de sallir otor e tomar la boz por vós |18 e por quien de vós lo oviere cada que menester sea, en juizio o fuera d’él, a mis propias costas e misiones, so pena de las dichas monedas con el doblo |19 que otorgo de vos pechar. E la pena pagada o non, en todo o en parte, que vos la faga sana en manera que sanamente la ayades para siempre |20 jamás. E para lo complir obligo todos mis bienes muebles e raízes, avidos e por aver, por doquier que los yo aya. Fecha en Madrit, seis días |21 de deziembre, año del nacimiento del nuestro salvador Jesucristo de mill e trezientos e noventa e seis años. Testes rogados que estavan presentes: |22 Ruy Ferrández, fijo de Alfonso de Baraxa, e Juan Ferrández, fijo de Pero García, e Diego Ferrández, fijo de Diego, vezinos de Madrit. <…> pú|23blico en Madrit por nuestro señor el rey fui presente a lo que con los dichos testigos e |24 <…> lo fiz escrivir e fiz aquí mio signo. 4. ESTADO ACTUAL DEL PROYECTO Y TAREAS FUTURAS Actualmente, el objetivo principal e inmediato del proyecto es la primera publicación de un número cuantioso de documentación en la Red. Hasta


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el momento, y desde el nacimiento de CHARTA, todos los grupos de investigación han dedicado sus esfuerzos a la labor transcriptora, teniendo siempre presente la aplicación y el cumplimiento de los criterios acordados. Cada documento ha sido revisado por una o dos personas diferentes del encargado de la transcripción paleográfica y la presentación crítica. De ese modo, se ofrecerá un trabajo serio y riguroso de edición, acompañado del facsímil del manuscrito –siempre que los archivos concedan un permiso– por si el lector quisiera consultarlo al mismo tiempo. El año 2014 será, por tanto, cuando se publique el primer corpus de CHARTA. A partir de entonces los documentos serán presentados en diferentes fases y se prevé la edición de nuevos manuscritos al menos anualmente, así como las correcciones de los ya editados. La publicación de los documentos se realizará a través de una plataforma en la Red. A partir de ella y directamente enlazada con la página web del grupo se podrá acceder a la edición de todos los manuscritos que se vayan colgando. Asimismo y de forma paralela, un grupo formado por miembros del King’s College y de las Universidades de Alcalá, Deusto y Salamanca han trabajado en cómo aplicar las nuevas tecnologías a la edición de textos. El resultado es la elaboración de una “Guía para editar textos CHARTA según el estándar TEI: una propuesta”. 9 El principal objetivo de este trabajo es representar los Criterios de edición de la Red CHARTA mediante un lenguaje de etiquetado (XML-TEI) y, en última instancia, “crear un modelo “tecno-humanístico” enfocado fundamentalmente a la edición 9

La publicación está disponible en una nueva sección de la página web de la Red CHARTA: http://www.charta.es/investigacion/charta-tei/.


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de fuentes documentales, que al mismo tiempo podría ser aplicable o adaptable a otro tipo de documentos” (Spence et al. 2012:474). A pesar de la publicación de este material, la investigación en este campo no está ni mucho menos concluida ya que en estas primeras fases de trabajo se han ido anotando diferentes aspectos que deberán ser mejorados a fin de que la labor de edición digital sea más asequible para los investigadores (Martín Aizpuru, en prensa § 2. Proyecto CHARTA en TEI). Por otra parte, en los últimos años, el profesor Hiroto Ueda de la Universidad de Tokio ha mostrado a los miembros de la Red nuevas herramientas con las que realizar búsquedas y formas de aplicar la estadística a los estudios históricos (2013a, 2013b, 2014). Este trabajo es posible gracias a que todos los miembros del grupo se reúnen, al menos, dos veces al año para discutir posibles dudas y problemas. Asimismo, para solventar los aspectos conflictivos que puedan surgir en la edición de textos, existen grupos específicos de expertos de cada período cronológico que se encargan de discutir, reflexionar y llegar a un consenso con el ánimo de que exista uniformidad y homogeneidad en las soluciones adoptadas. En definitiva, la Red CHARTA es un proyecto en ebullición y con inquietudes que pretende implantar una nueva manera de trabajar en el campo de la edición y en el estudio de textos antiguos del que en un futuro muy próximo esperamos unos resultados positivos para toda la comunidad científica y, en especial, para aquellos interesados en la filología, en la lingüística y en la historia de la lengua.


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BIBLIOGRAFÍA Díaz Moreno, Rocío (ed.), 2011. Textos para la Historia del español VI. Archivo histórico provincial de Guadalajara. Alcalá de Henares: Servicio de publicaciones Universidad de Alcalá. Carrasco Cantos, Inés (dir.), 2012. Textos para la historia del español VII. Archivo Histórico Provincial de Málaga. Alcalá de Henares: Servicio de Publicaciones Universidad de Alcalá. Diez del Corral Areta, Elena, 2012. “Encrucijada de ediciones: la accesibilidad a los textos documentales”. Versants 59 (3), pp. 35–44. Escuela de estudios medievales, 1944. Normas de transcripción de textos y documentos. Madrid: CSIC. Martín Aizpuru, Leyre, en prensa. “Algunos recursos informáticos al servicio de la edición de textos: la edición en XML-TEI”. Actas del XII Congreso Internacional de la Asociación de Jóvenes Investigadores de Historiografía e Historia de la Lengua Española (Universidad de Padua, 2–4 de mayo de 2012). Paredes García, Florentino, 2005. Textos para la Historia del español III. Archivo Municipal de Alcalá de Henares. Alcalá de Henares: Universidad de Alcalá. Paredes García, Florentino, 2010. Textos para la Historia del español V. Archivo municipal de Daganzo. Alcalá de Henares: Servicio de publicaciones Universidad de Alcalá. Sánchez González de Herrero, Nieves, Juan Sánchez Méndez, Ingmar Söhrman y María Jesús Torrens Álvarez, 2013. “La Red Charta: objetivos y método”. En Emili Casanova Herrero y Cesareo Calvo Rigual


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(eds.), Actas del XXVI Congreso Internacional de Lingüística y de Filología Románicas (Universidad de Valencia, 6–11 de septiembre de 2010), tomo VII. Berlín: De Gruyter Mouton, pp. 263–274. Sánchez-Prieto Borja, Pedro (coord.), 1991. Textos para la historia del español, I. Reproducción facsímil, transcripción paleográfica, presentación crítica y comentario lingüístico de documentos medievales y de los siglos XVI y XVII. Alcalá de Henares: Universidad de Alcalá. Sánchez-Prieto Borja, Pedro (coord.), 1995. Textos para la historia del español, II. Archivo Municipal de Guadalajara. Alcalá de Henares: Universidad de Alcalá. Sánchez-Prieto Borja, Pedro, 1998. Cómo editar los textos medievales. Criterios para su presentación gráfica. Madrid: Arco-Libros. Sánchez-Prieto Borja, Pedro y Ana Flores Ramírez, 2005. Textos para la Historia del español, IV. Archivo Regional de la Comunidad de Madrid. Alcalá de Henares: Universidad de Alcalá. Sánchez-Prieto Borja, Pedro, 2011. La edición de textos españoles medievales y clásicos. Criterios de presentación gráfica. San Millán de la Cogolla: Cilengua. Spence, Paul, Carmen Isasi, Elena Pierazzo e Irene Vicente, 2012. “Cruzando la brecha: marcación digital con criterios filológicos”. En María Jesús Torrens Álvarez y Pedro Sánchez-Prieto Borja (eds.), Nuevas perspectivas para la edición y el estudio de documentos hispánicos antiguos. Berna: Peter Lang, pp. 465–483. Isasi, Carmen (coord.), Ana Lobo Puga, Leyre Martín Aizpuru, Santiago Pérez Isasi, Elena Pierazzo y Paul Spence (coords.)/Con el apoyo de varios colaboradores, reconocidos en el apartado de Agradecimientos,


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en prensa. “Guía para editar textos CHARTA según el estándar TEI: una propuesta”. Red CHARTA. Torrens Álvarez, María Jesús, 2012. “Los Documentos Lingüísticos del Centro de Estudios Históricos”. En María Jesús Torrens Álvarez y Pedro Sánchez-Prieto Borja (eds.), Nuevas perspectivas para la edición y el estudio de documentos hispánicos antiguos. Berna: Peter Lang, pp. 233–252. Ueda, Hiroto, 2013a. “La función de la tilde en la grafía abreviada n<n> del español medieval. Evidencias en los documentos notariales castellanos del siglo XIII al XV”, Cuadernos del Instituto de Historia de la Lengua, Año 4, Num. 8, pp. 343–360. Ueda, Hiroto, 2013b. “Pautas y frecuencias grafotácticas del español medieval. Presentación de métodos y observaciones de documentos notariales”. Comunicación realizada en el Tercer Congreso Internacional Tradición e Innovación: nuevas perspectivas para la edición, la investigación y el estudio de documentos antiguos (Universidad de Salamanca, 5–7 de junio de 2013). Ueda, Hiroto, 2014. “Grafías dobles palatales en los documentos notariales del siglo XIII al XV; Sus implicaciones fonológicas y el origen de la letra española eñe”. En Instituto Cervantes de Tokio (ed.), Actas del Congreso Internacional sobre el español y la cultura hispánica. Instituto Cervantes de Tokio (Instituto Cervantes de Tokio, 1–3 de octubre de 2013), pp. 200–214.


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REFERENCIAS EN LÍNEA: www.charta.es http://pares.mcu.es http://www.tei-c.org/index.xml www.textoshispanicos.es

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RESEÑAS LARA, LUIS FERNANDO, 2013. Historia mínima de la lengua española. México: El Colegio de México/El Colegio Nacional, 578 pp. En el último capítulo de su libro El lenguaje, Edward Sapir dice: “El lenguaje está íntimamente ligado con nuestros hábitos de pensamiento: en cierto sentido, ambas cosas no son sino una sola”. No soy especialista en historia de la lengua; con seguridad mi lectura resultará ingenua. Con todo, esta Historia mínima de la lengua española no está dirigida solo al especialista; y no lo está, porque parte de la premisa de que la lengua es una actividad del pensamiento, la actividad intelectual humana por excelencia, por tanto, algo que nos pertenece a todos y de lo cual todos podemos tener algo que decir. No puedo dar cuenta aquí de todo el libro, y no pretendo aguarles la fiesta a los futuros lectores; me detendré en unos cuantos aspectos, o por curiosos o por sugerentes o por gusto personal. Desde el Curso de lingüística general de Saussure, se ha hecho la distinción entre historia “interna” e historia “externa” de la lengua. La primera da cuenta de la evolución fonética, léxica, gramatical de una lengua; y la segunda tiene que ver con circunstancias históricas, geográficas, sociales, culturales, que quedan fuera del funcionamiento lingüístico, pero que pueden “asociarse” a la evolución de la lengua. Parece suponerse, pues, CUADERNOS DE LINGÜÍSTICA, VOL. 2, 2014

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que a lo largo del proceso de formación y desarrollo de una lengua, los hablantes no tienen intervención alguna; que la lengua es un sistema cerrado, autosuficiente, que contiene dentro de sí todas sus razones, proyecciones y probables desarrollos futuros. “Las lenguas viven por sus hablantes –dice enfáticamente Luis Fernando Lara–; la historia no “se asocia” a su evolución interna, sino que es la causa de su evolución” (p. 15). Es verdad que el hablante común, el de a pie, tiene poca o ninguna noción de la fascinante historia, de la riquísima tradición que actualiza cada vez que abre la boca. Si algo provoca este libro en cualquier lector, especialista o no, es la orgullosa conciencia de lo que significa poseer una lengua, de lo que significa, en nuestro caso, que nuestra lengua sea el español. La propuesta metodológica es la concepción de la lengua, a la manera de Humboldt, como una actividad, no como un producto. Los testimonios aducidos a lo largo de este estudio (latamente podríamos decir “los hablantes”) no son meras fuentes de datos, sino que se presentan como realidades verbales de una comunidad histórica. Como actividad del espíritu, como ejercicio vital del ser humano, la lengua está siempre en proceso, en constante evolución. De ahí la eterna tensión entre su libre ejercicio y la necesidad de darle fijeza, de conjurar la amenaza de su disolución. El propio latín, no obstante su gran tradición escrita, evolucionaba, a ojos de los gramáticos tradicionales, “incorrecta y peligrosamente”. Aquellos Ur-akademiker o protoacadémicos se dieron a la tarea de compilar en prácticos manuales las “incorrecciones” en que incurría la gente, prescribiendo, al mismo tiempo, qué era lo correcto. Luis Fernando Lara trae a colación el muy ilustrativo caso del Appendix Probi, elaborado entre los años 200 y 320, por un supuesto Probo; la estructura


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de este apéndice es básicamente: “No se dice así, se dice asado”. Del lado del no está el habla de la gente; del lado del sí, el latín culto. Interesa el primero, porque es el que recoge la realidad, y esa realidad evidencia que las tendencias al cambio lingüístico originado por el hablante no han variado tanto. Así, según Probo, no se ha de decir “purpureticum marmur”, sino “porphireticum marmor”; no “toloneum”, sino “tolonium” y no “splecum”, sino “speculum”. En esta lista podemos distinguir claramente cuatro tendencias: la primera, adaptar el cultismo ajeno (porphireticum: nombre griego del color morado o púrpura) a la fonética de la propia lengua (que, por cierto, dio lugar al “purpúreo” que tanto escándalo ocasionó cuando Góngora lo incorporó al español, y que ahora es una palabra del todo común); la segunda, cerrar la vocal átona final (mamor > marmur); tercera, la hipercorrección de hacer hiatos los diptongos: curiosa reacción correctora, de parte del hablante, que responde a la “incorrección” en que incurre el propio hablante cuando diptonga los hiatos: no se ha de decir toloneum sino tolonium; finalmente, en el Appendix encontramos ya uno de los hechos más importantes en el proceso de romanceamiento: la caída de la vocal postónica, que dio lugar a fenómenos fonéticos definitivos en la conformación del español. Luis Fernando Lara aclara que todos los errores reprobados están documentados en textos de la Península Ibérica, lo cual habla de la admirable cohesión y unidad del latín vulgar: este Appendix, escrito en África o Italia, da cuenta también de lo que pasaba en el latín hispánico. Y se puede ir un poco más lejos: la asombrosa vigencia de esas tendencias “erróneas”. Por ejemplo: en La Piedad llaman “juasomaras” a los que se van a trabajar a Estados Unidos, porque cuando regresan de visita no se quitan de


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la boca el “What’s the matter”; mis paisanos trabajan en el ranchu, ven en el circo a los liones, vienen a la capital para ir al tiatro, copean en los exámenes y cambean estampas. Nada que hacer al respecto: el hablante es dueño y señor de su lengua. En relación con el Appendix Probi, comenta Alatorre que en el pleito entre el autor y el vulgo reprobado, quien ganó, quien tuvo la razón, fue decididamente el vulgo. El producto tiene valor de testimonio, pero lo que importa es la actividad, que, a la fecha, aunque el “producto” ya es otro, sigue actualizando esas tendencias subterráneas, presentes desde el latín hispánico. Si además de ver en la lengua una serie de datos léxicos, fonéticos, sintácticos, etc., vemos la actividad incansable de un conjunto de hablantes condicionado por su cotidianidad, por sus necesidades de expresión, por su conocimiento o por su desconocimiento, por su cercanía con un lugar o con otro, por su religión, etc., el recorrido histórico es apasionante. Luis Fernando Lara pone ante nuestros ojos, de manera clara (sin demasiados tecnicismos, aunque sí uno que otro) y, sobre todo, de manera elocuente, la serie de hechos históricos, geográficos y sociales que se conjuntaron para que nuestro español sea lo que es hoy en día. Un panorama rapidísimo: las diversas lenguas que existían en la Península antes de la llegada de los romanos, lenguas que influyeron en el latín hablado por los soldados, que, a su vez, no procedían todos de Roma, sino de diversas zonas de Italia, donde todavía se hablaba osco, sabino y umbro; la política colonizadora de Roma que respetaba, cuando las había, las estructuras políticas, sociales y culturales de los pueblos colonizados, y su incansable actividad urbanística en pro de la eficiente comunicación de las diversas zonas del imperio, hechos que dieron lugar a la convivencia de las lenguas y la pervi-


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vencia de diversos sustratos lingüísticos; la presencia judía; el cristianismo y las peregrinaciones; el debilitamiento del imperio, con la consecuente marginalidad de la llamada Hispania; lo que dejaron las dos grandes invasiones sufridas por la Península: visigodos y árabes; el descubrimiento y conquista de América; los sustratos lingüísticos americanos y la política colonizadora, no tanto de los conquistadores, cuanto de los misioneros; el orgullo criollo y luego el americano, tan ligado a la labor filológica de nuestros letrados de fines del siglo XIX. En fin, que muchos más hechos que la diptongación de las vocales breves latinas o la “yod”, por simplificar demasiado, intervinieron en la conformación del español en que hoy millones de hablantes nos expresamos. Explica Luis Fernando Lara que un “acto verbal” “adquiere su forma cuando la comunidad le reconoce un sentido y lo valora en cuanto tal”. Por lo tanto, “la historia de la lengua consiste en el estudio de aquellos conjuntos de actos verbales que han ido dando lugar a la evolución de la lengua en condiciones históricas específicas”. Con esto en mente, estructura su historia a partir de dos conceptos fundamentales: el de tradiciones verbales y el de tradiciones discursivas. No conozco a los estudiosos que han desarrollado estos conceptos (Brigitte Schlieben Lange, Peter Koch, Johannes Kabatek, entre otros), lo que me interesa es el término tradición, que implica que la evolución de la lengua no es un fenómeno natural que ataña únicamente a la lengua misma, sino un proceso histórico determinado social y culturalmente. Los conjuntos de actos verbales en tanto que posibilitan que una comunidad conciba su entorno y su vida cotidiana, se entienda, se exprese, acumule experiencia y saberes, conforman “tradiciones verbales”, “maneras


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de decir” que una comunidad reconoce e identifica como propias. Aquí quiero comentar dos casos, bien analizados por Luis Fernando Lara. El primero tiene que ver con el ya mencionado Appendix Probi; este apéndice documenta muy claramente el momento en que el latín hispánico empieza a singularizarse: aunque no era esa su intención, en su alarma ante la expansión y consolidación de usos “incorrectos”, el tal Probo testimonia el surgimiento de una nueva tradición verbal absolutamente cohesionada en su “incorrección”. El segundo caso es el de las glosas emilianenses y silenses. A partir del concepto de tradición verbal (que enfatiza la condición de que la comunidad haya hecho suya una lengua y se identifique con ella), Luis Fernando Lara considera discutible el valor que tradicionalmente se ha concedido a estas famosas glosas como los primeros documentos del castellano escrito. La función de las glosas es aclarar pasajes complicados de los evangelios y de otros textos litúrgicos; el hecho de que los monjes de La Rioja recurrieran al romance para ese ejercicio, un ejercicio muy individual, pero que implica proyección hacia la comunidad lectora (por reducida que fuera), es indicativo de una comunidad de hablantes que sobre la lengua culta, escrita, ha privilegiado la lengua que habla todos los días, su propia tradición verbal, la que siente suya. Aunque entienda también la lengua culta, ya no la siente como propia. Los glosadores explican en su romance vocablos latinos que ya no se entendían; aclaran funciones sintácticas que habían dejado de ser transparentes para el orden de palabras del romance, o especifican con preposiciones el valor circunstancial de algún ablativo latino. Sin embargo, pecaríamos de ingenuos si nos creemos que exactamente así hablaban estos monjes riojanos, que sus glosas son una repre-


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sentación fiel de su habla cotidiana. Al fin parte del estamento letrado, no pudieron resistirse al prestigio del latín, al que apelan para “mejorar” el sermo rusticus del cual pretenden ser expresión. Su reconstrucción del romance es, pues, algo artificial, además de que el romance representado no es el dialecto castellano, entonces minoritario y ágrafo. Estas glosas no pueden ser ese monumento del castellano, por la simple y sencilla razón de que los hablantes castellanos eran aún más rustici que su sermo y no sabían escribir. La historia, me decía una maestra de bachillerato, no se hace por decreto: Luis Fernando Lara hace hincapié en que mucho más significativos para la historia de nuestra lengua que las publicitadas glosas son dos fenómenos paralelos que se documentan en el siglo XII: el primero tiene que ver con la penetración del dialecto de Castilla en documentos notariales: desde el siglo X, el castellano empieza a filtrarse con algunas expresiones aisladas, pero en el XII ya figura estructuralmente. El segundo hecho es que comienza a manifestarse cierta conciencia en los hablantes de que su romance no es una derivación incorrecta del latín, sino una lengua en toda forma, que sienten propia y que hallan tan digna y sonora como el latín. Luis Fernando Lara cita la Chronica Adefonsi imperatoris de 1150. Recordemos que el latín fue hasta bien entrado el siglo XIX la lengua de los tratados académicos (entre otras cosas, porque aseguraba la circulación universal del conocimiento); bueno, pues en esta crónica de repente nos topamos con esto: “quotidie exiebant de castris magnae turbae militum, quos nostra lingua dicitur algaras” “diariamente salían de los campamentos militares grandes turbas de soldados, que en nuestra lengua se llaman algaras”. El cronista, simplemente, siente insuficiente, para él, para la rea-


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lidad que él quiere nombrar, la expresión latina “turbae militum” y la complementa con un término que será más elocuente para su comunidad: algara, que es, además, un arabismo. El testimonio me parece precioso y muy ilustrativo de lo que será, a partir del siglo XIII, la historia, ahora sí plenamente, de nuestra lengua: “Ego donna Sol… do una terra que es en Duraton, a medias. A poner maiolo… y que fagan en el río de duos molinos fata tres…”. El pasaje se encuentra en un documento notarial de fines del siglo XII; con un poquito de esfuerzo ya podemos reconocer nuestro español: “Yo doña Sol doy una tierra que está en Duratón, a medias, para poner viñas nuevas y que hagan en el río dos o hasta tres molinos…”. Si pensamos en los más de 800 años que han pasado, tenemos que admitir que estamos mucho más cerca de doña Sol de lo que supondríamos. Pero, ¿cómo llegamos de los molinos de doña Sol a “Plorando de los ojos –tanto avién el dolore–, / de las sus bocas todos dizían una razone: / ‘¡Dios qué buen vasallo! ¡Sí oviesse buen señore!”? Reconocemos la misma lengua, la de doña Sol y la nuestra, con todo ya es otra: el romance ha alcanzado tal madurez que tras la representación de las cosas late la emoción; la intención va más allá de la comunicación; aquí ya reconocemos voluntad artística. Estamos ante un hecho literario; frente a una forma específica de tradición verbal: la tradición discursiva, que, a diferencia de la verbal, valora –en palabras de Luis Fernando Lara– “el discurso orientado por la póiesis”. Ya se puede hablar de los comienzos de nuestra literatura: “el cantar de gesta dio lugar a lo que se puede considerar una «tradición discursiva» del castellano, es decir, a un conjunto de esquemas o patrones del género, que desde ese momento formaron parte de la cultura de la lengua” (p. 153).


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La literatura sucede –dice Sapir– cuando la lengua se articula en una expresión de extraordinaria significación. Consciente de ello y en un afán más de humanista que de lingüista, no son pocas las páginas que Luis Fernando Lara dedica a la historia literaria. Entro ahora en terrenos menos inciertos para mí. Me ocuparé de algunos momentos que considero importantes en la constitución de la lengua literaria hispánica y compartiré con ustedes una que otra reflexión detonada por la lectura de esta Historia. Dizen que un religioso avía cada día limosna de casa de un mercader rico: pan e miel e manteca e otras cosas de comer. E comía el pan e los otros comeres, e guardava la miel e la manteca en una jarra, e colgólo a la cabecera de su cama fasta que se finchó la jarra…

Es el comienzo de uno de los cuentos del Libro de Calila e Dimna, colección de cuentos y apólogos árabes, que hasta antes del siglo XIII se había difundido en latín. Ahora, gracias a la labor del taller alfonsí, el instrumento es el castellano y los cuentos se toman directamente del árabe. Explica Luis Fernando Lara que en Alfonso X se conjuntaron el “interés por incorporar la sabiduría y los conocimientos de la cultura musulmana” con el “aprecio decidido de su lengua materna”. El rey sabio supo ver que el romance era un instrumento tan maduro, flexible, libre y digno, tan apto para narrar, como el latín, y que podía ser el medio de expresión de proyectos tan ambiciosos como la Primera crónica general (historia de España) o la General storia (historia universal). Cuando el latín aseguraba la difusión urbi et orbi de estos saberes enciclopédicos, Alfonso X apostó por su lengua; y con esta decisión trascendental creó la prosa castellana.


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El castellano, sin embargo, le pareció todavía poco apto para la poesía: sus Cantigas de Santa María, colección de poemas religiosos, están escritas en gallego portugués. No le faltaban razones a Alfonso X; ¿qué va de la marcialidad y dureza de “Al muy prepotente don Juan el Segundo”, verso inaugural del Laberinto de Fortuna de Juan de Mena, a la suavidad y ternura de la cantiga de amigo “Ay flores, ay flores do verde pino, / se sabedes novas do meu amigo. / Ay Deus, e hu é?”? No es difícil rastrear los tentaleos del castellano en la búsqueda de su expresión lírica: los juegos conceptuales de la poesía cancioneril: “Si no os hubiera mirado / no penara, / pero tampoco os mirara”; los villancicos o “cantares de villanos”: “¡Ah Pelayo, que desmayo! / ¿De qué di? / D’una zagala que vi”; o los tempranos esfuerzos del marqués de Santillana por adaptar el castellano al ritmo del endecasílabo italiano: “El agua blanda en la peña dura / faze por curso de tienpo señal…” Pero todavía no oímos la armonía de Garcilaso. Tuvo que haber una primera revolución: la entrada del italianismo con su espíritu, su música y sus instrumentos (el endecasílabo y el heptasílabo); en apenas un cuarto de siglo, en medio del refrescante entusiasmo renacentista y humanístico, las modas italianas se consolidaron, dieron rumbo a la poesía hispánica y le permitieron alcanzar una expresión plenamente moderna: “¡Oh dulces prendas por mí mal halladas / dulces y alegres, cuando Dios quería! / Juntas estáis en la memoria mía, / y con ella en mi muerte conjuradas”. En poco tiempo, ¡qué lejos estamos de “Al muy prepotente…”!: gracias a la flexibilidad del endecasílabo, a su libertad acentual, sentimos la palpitación humana de estos versos, más aéreos, más ligeros; percibimos esa dulzura del tono, esa ternura que es la marca propia de Garcilaso.


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Arriba mencioné una primera revolución; la segunda fue, por supuesto, la gongorina. A pesar de los siglos que han pasado, me parece que aún no logramos apreciar la magnitud del cambio originado por el genio de un solo hombre. La asombrosa transformación del romance viejo en las manos de Góngora, tan sutil, pero tan profunda y definitiva: “Los rayos le cuenta al sol / con un peine de marfil / la bella Jacinta, un día / que por mi dicha la vi / en la verde orilla / de Guadalquivir”; y qué decir cuando se las ve con el endecasílabo, el metro de la excelencia: “¡Oh bella Galatea, más süave / que los claveles que tronchó la aurora; / blanca más que las plumas de aquel ave / que dulce muere y en las aguas mora”. Pensando en lo dicho por Luis Fernando Lara sobre la tradición discursiva que el cantar de gesta configuró, me atrevo a decir que la lengua de Góngora creó por sí misma una tradición discursiva: un conjunto de hábitos expresivos, de posibilidades y preferencias estilísticas; una memoria colectiva habitada por sus versos; leído o no, el poeta cordobés actuó indirectamente en la lengua y en la literatura, a través de su incalculable influjo en la mayoría de los autores de expresión castellana. Reconocido o no, Góngora participó en la elaboración verbal de la experiencia de todos y contribuyó a cimentar la comunidad de los hablantes de la lengua, de entonces y de ahora. Cuando la segunda mitad del siglo XVII empezó a negar el genio de Góngora, una poeta americana se encargó de darle continuidad. Y cuando la sordera neoclásica se resistió al encanto de los versos de sor Juana y de Góngora y la poesía hispánica se hundió en la pomposa chabacanería versallesca del Neoclasicismo, otro americano, actualizando la lección de Góngora, la volvió a la vida: Darío; y luego, por mencionar dos poetas bastante disímiles, Neruda y Borges, en los que la lengua gongorina fue fermento


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más que fértil. Y “de ahí pa’l real”, los autores hispanoamericanos han sido parte importantísima en la renovación de la literatura hispánica. Terminar este muy parcial recorrido literario con la mención de tres autores americanos no carece de moraleja. Si algo combate Luis Fernando Lara con énfasis a la vez lúcido y valiente es el ninguneo del español americano. Mariano Silva y Aceves, filólogo piedadense, paisanísimo mío, hablaba de las “repúblicas del español”, reconociendo que cada país imprime en la lengua sus propias circunstancias, lo que no la hace incorrecta o menos buena, y reivindicando el derecho que cada una de esas repúblicas tiene sobre la lengua, derecho que debe ejercer de manera autónoma y digna (de hecho ya en 1930 Silva y Aceves proponía “la formación de un Diccionario completo de la lengua española de México”; labor que llevó a cabo el autor de esta historia con su Diccionario del español de México, publicado en 2010). Con claridad y compromiso, Luis Fernando Lara afirma en el prólogo que hasta ahora, como parte de la historia nacional, la lengua española se ha estudiado básicamente como la lengua de la península, y su devenir y desarrollo en la América hispánica han sido vistos como cuestiones marginales, fenómenos curiosos que, por decreto académico, quedan fuera de la “historia oficial”. Se estudia el español de las diversas regiones de Hispanoamérica en tanto que ciertas características lo singularizan, lo apartan del español “verdadero”, singularidades que, además, no son acogidas como parte de la propia historia del español. (Aquí un paréntesis mío: este ninguneo se extiende a la literatura: siendo sor Juana la poeta más importante de la segunda mitad del siglo XVII, no es digna de ninguna mención en el Diccionario de Autoridades, en el que desfilan autores peninsulares más que menores, hoy totalmente olvidados.)


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Con esta historia –y así lo dice él mismo– Luis Fernando Lara da continuidad a la reivindicación iniciada por Alatorre en Los 1001 años de la lengua española. Y no se trata de una debilidad nacionalista, ni de un tender la mano al desvalido español de Hispanoamérica, sino de una aproximación más real al objeto de estudio, más “científica” (y enfatizo el “científica”), epistemológicamente más válida que la que ignora a la gran masa de hablantes del español. Esta Historia es, en buena medida, una respuesta al reclamo de Silva y Aceves: “científicamente es un absurdo desentendernos de [nuestra] realidad y seguir pidiendo a España que nos dé el conocimiento de nosotros mismos”. MARTHA LILIA TENORIO El Colegio de México mtenorio@colmex.mx

VILLAVICENCIO ZARZA, FRIDA, 2013. Lenguas indígenas en el México decimonónico. Ecos, pregones y contrapuntos. México: CIESAS (Laboratorio de Lengua y Cultura Víctor Franco), 264 pp. (40 Aniversario del CIESAS). ¿Por qué leer el libro de Frida Villavicencio Zarza Lenguas indígenas en el México decimonónico. Ecos, pregones y contrapuntos, existiendo ya desde la década de 1950 la obra indigenista de Gonzalo Aguirre Beltrán o la producción bibliográfica de Bárbara Cifuentes, sobre todo, a partir de la


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década de 1990, la dedicada a la historiografía lingüística y de las lenguas indomexicanas durante el siglo XIX; o el ya clásico libro de Shirley Brice Heath La política del lenguaje en México: de la Colonia a la nación, publicado en 1972; o aun los estudios de la historia de la educación en México de Dorothy Tanck de Estrada y de Anne Staples? En primer lugar, porque este nuevo libro de Frida Villavicencio, más que solo contar una historia de la situación y el estudio de las lenguas indígenas en México durante el siglo XIX, se suma a la discusión de estas pocas voces de historiadores, antropólogos y lingüistas no solo constructores de historiografías, sino verdaderos exégetas de la época decimonónica. Este libro, además –y he aquí la segunda y, tal vez, principal razón de por qué leerlo– añade un aspecto original y único a este género historiográfico: la puesta en escena de un caso paradigmático de las lenguas indígenas en el siglo XIX: el del purépecha. Interpreto lo paradigmático del caso de esta lengua de la siguiente manera. Por un lado, se trata de una lengua documentada desde hace cinco siglos en dos sentidos: en cuanto a su descripción gramatical, gracias a la labor incansable y erudita de los lingüistas misioneros novohispanos, a quienes se sumaron otros intelectuales “enciclopédicos” del siglo XIX que enriquecieron el estudio del purépecha o del tarasco, según fuera el caso; y documentada la lengua también para las labores evangelizadoras y didácticas a lo largo del periodo virreinal y sus postrimerías, en la construcción de la identidad mexicana durante el siglo que nos ocupa. Por otro lado, Villavicencio nos despliega el caso del purépecha como paradigmático, porque todo lo que le sucede a su comunidad lingüística es ejemplar respecto de las otras lenguas indomexicanas (sobre todo, de las que cuentan con más hablantes) en los ámbitos demográficos, de


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movilidad social y educativos. Además, como veremos, el purépecha sufre cambios lingüísticos a lo largo de las cinco centurias, que Frida Villavicencio ha documentado ampliamente a lo largo de su carrera como lingüista, la cual supera ya las dos décadas. Villavicencio sintió que llegaba la hora de decirnos más y de decírnoslo de una manera sencilla, amena y bien integrada. Villavicencio decidió trascender su oficio de lingüista para adoptar el de historiadora y antropóloga –diría yo, de humanista. Organiza su libro en tres partes: la primera, dedicada a la realidad plurilingüe de la nueva nación independiente, sin dejar de lado los antecedentes históricos de la época novohispana; la segunda, destinada a explicar el papel central que jugaron las lenguas en el México del siglo XIX como condición sine qua non de la identidad nacional, en esta diversidad plurilingüe, donde el español o castellano en ese entonces, fue ganando terreno; la tercera parte, la del caso paradigmático, el del purépecha, desenvuelta en sus dimensiones histórica, de política lingüística, sociológica y de su estudio científico. Para cerrar, la autora delinea algunas rutas de los cambios lingüísticos que ha sufrido esta lengua desde el siglo XVI hasta el XX. Las dos primeras partes –la de la realidad plurilingüe y la del papel de las lenguas en la construcción de la identidad nacional– son las más ligadas a los trabajos de los estudiosos citados: Aguirre Beltrán, Tanck de Estrada, Cifuentes, Brice Heath, además de historiadores y analistas políticos de México, como Silvio Zavala, Luis González y González, José Luis Martínez, Enrique Florescano, Ricardo Pérez Monfort, Josefina Zoraida Vázquez y Daniel Cosío Villegas, entre otros. Ambas partes de la obra tienen un tono integrador y enciclopédico, informativo y sintético de las cuestiones características del siglo XIX: la Ilustración, el liberalismo enfrentado al


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conservadurismo, las tendencias hacia el positivismo científico, las recomposiciones demográficas en México, según los principales grupos sociales (sobre todo de indios, mestizos y criollos), las actividades productivas y sus transformaciones por la revolución industrial; todos estos aspectos inteligentemente enlazados para encuadrar la situación central del libro: el estado de las lenguas indomexicanas en el siglo XIX, su estudio científico en aquella época y las políticas lingüísticas de las diversas y casi siempre interrumpidas administraciones en el poder a lo largo del siglo. Con este panorama enciclopédico, Villavicencio le ahorra al lector el esfuerzo de acudir a las bibliotecas generales para tener a la mano los detalles de este periodo histórico de México. La diferencia del tratamiento de las dos primeras partes del libro que nos ocupa respecto de las historias generales de México está en lo que percibo como el hilo conductor de la obra de Villavicencio: hablarnos de la disminución del reconocimiento y uso de las lenguas indígenas en el ámbito público y su restricción paulatina pero rápida a su uso en los ámbitos privados a lo largo del siglo XIX. En su recorrido histórico, con una clara delimitación de los movimientos de la conformación de la sociedad mexicana, de su composición demográfica y de las políticas públicas, Villavicencio va comprobando que el avance del español –sea políticamente deliberado o económicamente necesario– va de la mano de la pauperización de los indígenas y la disminución de la población en estas comunidades para responder, por ejemplo, a la leva que obligaba a sus miembros a participar en las constantes guerras civiles a lo largo del siglo XIX. Lo que hizo sobrevivir a muchas de las variantes lingüísticas de México en este periodo fueron los ámbitos familiares, económicos lo-


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cales y, como en los tiempos novohispanos, la evangelización constante. Además, con todo, –nos demuestra Villavicencio– las lenguas se mantuvieron presentes por su estudio en ámbitos académicos de educación superior y en sociedades científicas y literarias tan de moda en aquella época. Desde su personal perspectiva, Villavicencio va reseñando la labor de intelectuales, políticos y literatos del momento casi siempre en dicotomías: los que estaban a favor de restablecer el uso de las lenguas indígenas en algunos lugares del ámbito público frente a los que pugnaban por castellanizar, de una vez por todas, a toda la población mexicana para por fin alcanzar la homogeneidad anhelada en tanta diversidad cultural con el uso generalizado del español (claro, según los cánones de la Real Academia Española). Si con la distancia del tiempo pueden plantearse las cosas así, casi en blanco y negro, es seguramente un punto por discutir con la autora. Me refiero ahora a la tercera parte del libro que, desde mi punto de vista, es la más original: “La lengua de Michoacán en el siglo XIX”. Después de corroborar en las otras dos partes del volumen lo que sucedió con las lenguas indígenas en general, Frida Villavicencio se dedica ahora a revisar con más detalle lo propio en las comunidades purépechas durante el siglo XIX, bajo las mismas directrices. El objetivo de la autora es comprobar que el siglo XIX fue “un parte aguas en la historia de la lengua de Michoacán” (p. 143), puesto que en esa centuria, según las investigaciones lingüísticas de la propia Villavicencio “se consolidó la mayoría de los cambios” en esa lengua y “se forjó la variante moderna del idioma” (ibid.). Comienza –de nuevo a partir de dicotomías ideológicas y políticas– con la discusión acerca de la denominación de la lengua, que, de hecho,


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lleva consigo la consciencia de la identidad de su comunidad hablante: si tarasco o purépecha. Después, Villavicencio hace lucir fuentes documentales decimonónicas en purépecha, a veces anónimas, a veces inéditas, listas para ser tratadas por los filólogos, que son para ella pruebas claras de la subsistencia de tradiciones “cuyos orígenes se remontan a los primeros momentos del contacto cuando se ponderaba el conocimiento y la práctica de las lenguas indígenas como base de la tarea evangelizadora” (p. 173). Entre ellas, pastorelas, oraciones y catecismos conservados gracias a los bibliófilos del siglo XIX (sobre todo, en este caso, Nicolás León). Estos preciosos textos, junto con las artes gramaticales de los misioneros del siglo XVI, otro estudio del siglo XVIII y las gramáticas de corte científico producidas en el siglo XIX son la base para que la autora llegue al culmen del volumen: las pruebas del cambio lingüístico del purépecha. Las gramáticas que Villavicencio destaca del siglo XIX son, además, fundamentales para comprobar su tesis de que dicha centuria marca la pauta del purépecha moderno. La Gramática de la lengua tarasca de fray Manuel de San Juan Crisóstomo Nájera se publicó al principio del siglo, en 1833; la Langue Tarasque. Grammaire, dictionnaire-- Textes traduits et analyses de Raoul de la Grasserie y Nicolás León, se editó en 1896. Son ambos momentos ideales para comparar los posibles cambios en la lengua. Por un lado, la gramática de Nájera organiza la descripción del purépecha a partir de la estructura de las gramáticas clásicas grecolatinas (por cierto, con ánimo descriptivo más que prescriptivo, tal como lo había comentado ya Bárbara Cifuentes en 1996).1 Por otro lado, La Langue Tarasque de de la Grasserie 1

Bárbara Cifuentes, 1996. “Algunas dificultades para la periodización, ejemplificadas en


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y León –nos dice Villavicencio– fue el tomo XIX de la Bibliothèque Linguistique Américaine y muestra una categorización más propia de la lengua: trata la “lexiología” y tres secciones para describir los tipos de afijación del tarasco. Villavicencio dilucida acerca de la proveniencia del concepto de lexiología –que para de la Grasserie y León es lo más característico del tarasco– y acude a la definición de lexía de Bernard Pottier, ya del siglo XX. En realidad (me permito precisiones para la autora), la lexiologie era una subdisciplina de la filología concebida por Honoré Joseph Chavée (1815–1877) como la “ciencia de la palabra”, distinta a la lexicologie, dedicada –según el francés– a coleccionar palabras para el diccionario, y a la morfología, que trataba las partes y formación de las palabras. La lexiología de Chavée tenía un carácter más semántico, pues su objetivo era, entre otras cosas, explicar el por qué y el cómo de las significaciones de las palabras. Chavée había desarrollado y aplicado esta ciencia en su tratado Lexiologie Indoeuropenne, publicada en 1849. De tal forma que al destacar de la Grasserie y León la lexiología del tarasco en su tratado de 1896, por un lado, los autores ponían en primer plano la complejidad de las palabras de esta lengua y sus significados, a lo cual subsumirían todos los procesos morfológicos; y por otro lado, dejaban sobre la mesa un estudio que serviría para estudios filológico-comparativos con otras lenguas, tal como había hecho Chavée con algunas lenguas indoeuropeas. Cierra su libro Villavicencio con su trabajo eminentemente lingüístico. Si todos los capítulos anteriores se organizaron como estudios de corte las obras de Francisco Clavijero y Crisóstomo Náxera”. Estudios de Lingüística Aplicada 23/24, pp. 37–46.


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histórico, sociológico e historiográfico para exponer aspectos de historia de las lenguas indígenas en México, el capítulo final, “Hacia un purépecha moderno”, pasa a la perspectiva lingüístico-histórica. Si todo lo anterior bien va dirigido a cualquier lector mexicano universitario, el cierre del libro es un regalo exclusivo para los lingüistas, pues difícilmente el lector general podría captar la finura de los análisis morfosintácticos de la autora. Frida Villavicencio se propone demostrar que del siglo XVI al XX el orden de aparición de las frases nominales en construcciones de modificación en purépecha ha sufrido un cambio. En el siglo XVI el núcleo iba al final de la construcción de modificación, mientras que en el siglo XX va al principio de la frase modificadora. También demuestra la autora que algunos clíticos marcadores de modalidad y cortesía, frecuentes en el siglo XVI, sobre todo, en enunciados directivos, han dejado de utilizarse desde fines del siglo. Villavicencio lo comprueba de manera sencilla pero contundente, al comparar las descripciones lingüísticas de las artes y gramáticas de los siglos XVI al XX que había descrito en el capítulo anterior. La tesis central de Villavicencio es la siguiente: Al cotejar las sucesivas etapas de desarrollo, se ha podido observar que fue precisamente en el siglo XIX cuando se consolidaron los cambios lingüísticos que separan al sistema de construcciones de modificación antiguo del que opera actualmente y fue también en este siglo cuando ya no se documentan las marcas de modalidad y cortesía tan propias y frecuentes en el siglo XVI. (p. 226).

De la historia en general a la historia de las lenguas, de aquí a la historiografía lingüística y, por último, el salto a la lingüística histórica, es


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el recorrido de esta nueva obra de Frida Villavicencio escrita en estilo ameno y con ricas ilustraciones fotográficas y literarias de los grandes hacedores de la cultura decimonónica en México: sus hablantes y sus pensadores. MARÍA EUGENIA VÁZQUEZ LASLOP El Colegio de México mvazquez@colmex.mx



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