Evocamos con estas notas la figura del baezano Luis de Quesada, uno de los innumerables hidalgos de espíritu aventurero que pasan a Indias con el fin de conquistar y descubrir aquellas tierras vírgenes, en las que abundaba la riqueza. Su llegada a esas tierras en 1550, coincide con aquellos años convulsos en que se suceden los alzamientos en Perú, participando en todos ellos, luchando siempre bajo el estandarte real. Establecido en Cuzco, y como persona entendida en minería y fundición, salió desde esta ciudad hacia la inexplorada provincia de Carabaya a la busca de minas de oro y plata. Descubrió el río San Cristóbal, rico en oro, en cuyas inmediaciones fundó el pueblo de San Juan del Oro, hecho hoy completamente olvidado. Fue el introductor en Potosí, en 1572, del beneficio de la plata por azogue, acontecimiento que se atribuye, ya desde el primer momento, a su operario Pedro Fernández de Velasco. El azogue había sido descubierto en Perú hacía tan solo unos años por el portugués En