Cronica de un sueño

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CRÓNICA DE UN SUEÑO (O LA VICTORIA DE LEGONESS EN LA FLL DE CÓRDOBA) El sábado 14 de febrero de 2015 fue un día inolvidable para muchos, y no solo porque fuera el día de San Valentín. Ese sábado se celebró en la Diputación de Córdoba la First Lego League clasificatoria y, ya solo por ese simple hecho, hace que ese día no se olvide. Pero lo que verdaderamente hizo que ese día fuera mágico para nosotros fue la victoria obtenida por el equipo “Legoness” (IES Maimónides), mi equipo, en dicho torneo. En las siguientes líneas me dispongo a contar como nuestro equipo vivió tan maravillosa experiencia.

Eran alrededor de las siete menos cuarto cuando me levanté el sábado. Los nervios ya rondaban dentro de mi cuerpo. Justo el día anterior habíamos salido a las diez menos cuarto de la noche del instituto, ultimando los detalles de nuestro robot. Sabíamos que el sábado era el gran día, ese día para el que nos habíamos estado preparando desde octubre, el día en el que había que darlo todo. Teníamos que estar en la Diputación a las ocho de la mañana, para así poder preparar todo antes de que la competición se inaugurase a las diez menos veinte. Los ocho miembros del equipo llegamos puntuales, cada uno con nuestra camiseta del grupo (uno de nuestro signo de identidad), y los nervios eran más que palpables.


Mirábamos a los demás equipos, siempre con la misma pregunta en la mente: <<¿Quién podrá ser el ganador?>> Sabíamos que teníamos que defender nuestro proyecto, lo que habíamos hecho entre todos, pero también pasárnoslo bien. Además, no teníamos muchas esperanzas en quedar ganadores.

Eran ya más de las diez cuando enseñamos nuestro trabajo a los jueces. Primero, el cartel de los valores (un dibujo de un robot con los valores dentro de él), donde se explicó como cada valor (integración, coopertición, descubrimiento...) estaba relacionado con la educación. Después, el proyecto científico, en el que expliqué como habíamos desarrollado un programa para nuestro robot con el fin de hacer un traductor código binario-decimal, para así facilitar el aprendizaje del mismo. Decir que ambas cosas fueron muy bien acogidas por el jurado, que se mostró muy interesado por nuestros trabajos. Y por último, el desarrollo y diseño del robot, nuestro escorpión, que dejó a los jueces con la boca abierta cuando en la mesa de misiones del jurado metió la pelota dentro de la portería.


A partir de ahí, solo quedaba ver como se defendía el robot en la mesa de misiones, compitiendo con otros equipos. Dichas misiones englobaban desde crear una llave para meterla en unos agujeros bastantes pequeños hasta tirar de una palanca o abrir una puerta, así como recoger anillas. Sólo dos de nuestro equipo pudieron subir en las 3 rondas de 2 minutos y medio cada una donde el robot debía hacer tantas misiones como pudiese para conseguir los puntos. Sólo dos compañeros ante los 500 espectadores que había. He de decir que el simple hecho de subirse allí con tanta presión es de admirar. Cada ronda se distanciaba entre sí en una hora, donde se podía descansar o seguir “entrenando” con el robot. Nuestras puntuaciones fueron ascendentes, con 155, 165 y 220 puntos en cada una de las rondas, respectivamente. En mesa quedamos los segundos (el ganador de mesa fue PriegoBOT- F3, con 225 puntos; sin duda, un buen rival), una calificación muy buena si pensamos que justo el día anterior todavía tenía algunos fallos. Sin duda, estábamos orgullosos del trabajo de nuestro robot.

Pero el torneo no se podía alargar mucho más, y la entrega de


premios se acercaba a la velocidad de la luz. El nivel de los 14 equipos era muy alto, al igual que sus proyectos y trabajos. Todos nos habíamos esforzado mucho para llegar hasta ahí y darlo todo, pero algunos se iban a marchar con las manos vacías, algo totalmente injusto. No teníamos muchas probabilidades de ganar, o al menos eso era lo que pensábamos nosotros y, en especial, nuestro profesor. Nos presentamos con un modelo de robot un tanto obsoleto (no era la versión nueva, con la que sí contaban la mayoría de equipos) y luchamos en la competición sin sensores. Tampoco éramos un número muy numeroso en cuanto a miembros de equipo. ¿Acaso alguien veía a ese robot en la final de Tenerife? Bueno, claro, siempre quedaban los sueños...

Sobre las 14:00 horas, el presentador, jueces y árbitros comenzaron su labor. Una vez hubieron deliberado, dieron a todos los equipos unas medallas para que, a continuación, empezaran a repartir los verdaderos premios. Al mejor entrenador, proyecto científico, jóvenes promesas, valores FLL, hubo de todo en general. Pero nosotros no teníamos aún ningún premio. Nuestra cara se iba apagando cada vez más al ver que ya quedaban muy pocos premios que dar, cada vez menos y menos. Al final, cuando ya solo quedaba el 1º premio, nuestras esperanzas eran casi nulas. Nuestro profesor nos dijo que nos podíamos ir yendo ya, que iba a ocurrir lo mismo que el año anterior, y que no pasaba nada, que lo habíamos hecho muy bien. Los relojes marcaban las 14:30 horas cuando, de pronto, el milagro ocurrió. Esa palabra, la que todos nosotros queríamos oír , correspondía a un sueño, nuestro sueño. El presentador gritó: <<¡Que suban al escenario...>>, y yo


me di la vuelta, en dirección a la salida. Y de pronto: <<... los chicos de Legoness! >>Justo entonces, el tiempo se detuvo.

Es curioso como en esos momentos el tiempo puede pasar tan deprisa y tan despacio a la vez. Yo sólo sé que miré a mi profesor, que no daba crédito a lo que oía. Todos corrimos al escenario a por tan deseado trofeo. Muchas y muchas horas de trabajo iban ligadas a ese premio, el mismo que nos concedía el pase a la Gran Final en St. Cruz de Tenerife. Entonces, la euforia se apoderó de nosotros. La felicidad nos invadió de lleno. La emoción estaba a flor de piel, nos sentíamos muy orgullosos de todo lo que nos había conllevado a estar allí arriba. Aún así, y con el trofeo en nuestras manos, no nos lo creíamos. ¡Eramos los ganadores de la FLL de Córdoba! Entre besos y abrazos, un mar de “Enhorabuenas” y “Felicidades” nos sacudía. Nadie se lo esperaba, nos había pillado de improvisto. El sueño se había cumplido. Las lágrimas que caían por las mejillas de más de uno no eran en vano. Habíamos defendido nuestro trabajo en equipo, y ahí estaba nuestra recompensa.

Cuando pasaron los primeros minutos después de todo esto, y cuando ya nos habían sacado innumerables fotos, la calma volvió (solo un poco, claro está) y enseguida nos pusimos a pensar en la final, en qué mejorar y qué corregir. Porque seguimos queriéndolo dar todo ese 22 de marzo en Tenerife, y para honrar el nombre del Instituto Maimónides y de Córdoba. Esperamos representarlos lo mejor que


sepamos allí, e intentar quedar en buena posición, al ser posible entre los tres primeros, los que optan a una plaza en el Campeonato de Europa o del Mundo. También deseamos felicitar a todos los equipos que participaron ese glorioso sábado; todos merecían ganar, sin duda alguna. Y, por supuesto, dar las gracias a nuestro entrenador y profesor, Javier León, ya que sin su incalculable ayuda (en todos los sentidos) nada de esto hubiese sido posible; él se merece más que nadie este premio. Para despedirme, decir que estoy enormemente orgullosa del equipo del cual formo parte, Legoness, y volver a dar las gracias a todos los que hicieron posible que nuestro sueño por fin se hiciese realidad.

Sofía Tarín Roldán, participante en el equipo “Legoness”de la FLL de España


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