2 minute read

TODOS SOMOS PREDECIBLES

Después de dos largos años de encierro y preocupación, 2022 logró ser un periodo de consuelo para muchos y de cambios importantes para otros. Aunque el virus siga ahí afuera, socialmente estamos emergiendo de nuevo, saliendo de nuestras cajas residenciales para explorar la nueva realidad, una donde tenemos que caminar rápido, como si ya fuéramos tarde a todos lados.

No somos pocos los que nos hemos sentido “estancados” todo este tiempo. Ya sea que hayamos sido cuidadosos o no respecto al COVID, muchas cosas hoy por hoy se hacen de manera diferente; algunos empleos ahora son desde casa, existen protocolos más estrictos de higiene, incluso nuestra manera de comunicarnos ha cambiado. ¿Cuántas veces no preferimos enviar un mensaje que hablar por teléfono?, es más, ¿cuántas veces hablaste por teléfono el año pasado?

Advertisement

nología, por ejemplo, es común pensar en eficientizar procesos para utilizar mejor la energía de los dispositivos, pero este mismo principio se está trasladando a la cultura digital. Tan solo pensemos en cómo las redes sociales se están configurando de una manera tal que, entre más entretenido y corto sea un contenido, más retención o “engagement” tiene.

No por nada Instagram y Youtube, dos de las redes sociales más importantes de hoy en día, se han esforzado en copiar a TikTok, enfocándose ahora en los videos de menos de 1 minuto, incentivando incluso a sus creadores a sumarse con este formato. Pero la pregunta es, ¿por qué somos tan adictos al micro-contenido? Yo mismo me he visto atrapado por largos ratos recorriendo el carrete de clips uno tras otro. Me recuerda a cuando cambiábamos de canal sin quedarnos a ver ningún programa de TV en específico, solo buscábamos mantener nuestra mente ocupada en algo, sin comprometernos a nada.

Por lo menos en ese entonces teníamos el poder de apagar el televisor y seguir con nuestra vida sin mayor consecuencia, lamentablemente con el internet ya nada es así; En casi cualquier aplicación o sitio web, existen algoritmos que observan cada una de nuestras interacciones, tratando de entender nuestros gustos para así llegar a predecir lo que nos gustaría consumir, a este concepto se le llama “profiling” o perfilamiento y se ha vuelto un estándar en los últimos años.

El perfilamiento se define como: “El acto o proceso de extrapolar información sobre una persona con base en rasgos o tendencias conocidas, para evaluar ciertos aspectos de la persona en cuestión y analizar o predecir sus intereses, comportamiento y otros atributos”; lo que quiere decir que, en cada uno de nuestros dispositivos inteligentes, existe un pedazo de software que contiene una predicción de lo que somos, un pedacito de nuestro “YO”, aunque eso sí, definido por alguien más.

Lo más irónico es que no podemos hacer nada para evitarlo, ya que incluso entre nosotros nos encasillamos en estereotipos, para así saber cómo comportarnos ante las distintas situaciones que se nos presentan en la vida. Es un mecanismo autónomo que tenemos los sujetos sociales para interactuar con los demás, interesante ¿no?, la tecnología solo se basa en lo que siempre hemos hecho.

Entre más intentamos ser diferentes a través de lo que consumimos o de las tendencias que seguimos, más alimentamos a un algoritmo invisible que tras bambalinas nos agrupa entre cientos de miles de personas que intentan lo mismo. En lo personal me gusta pensar que esto es solo un precario intento de la tecnología por entendernos, aunque al final nos termina simplificando.

¿Realmente todos somos predecibles?

This article is from: