Diputación de Costalero

CCuando empiezo a escribir este artículo lo primero que se me viene a la mente es ese comienzo de Cuaresma 2020. Año 20 y 20 años bajo la trabajadera de mi Virgen de la Paciencia, 20 años hace que ese niño comenzará a pasearla por las calles de Carmona. Se me viene a la mente la conversación que tuve en la sacristía de mi Iglesia de Santiago, mientras hacíamos la ropa, con José María Jiménez “Matute” y cómo me daba esas pautas antes de comenzar el ensayo. Me quiero acordar de todos los hermanos costaleros con los que he compartido trabajadera y que, por algún motivo u otro, no pueden salir hoy día.

Dirijo mi mente al 21 de febrero de 2020, cuando se llevó a cabo el último ensayo que realizará nuestra cuadrilla de costaleros de la Virgen de la Paciencia días antes de dar comienzo esta pandemia. Pero, sin embargo y tras mucho sufrido, este año 2022 espero una vuelta a las trabajaderas con más ganas y fuerzas que nunca, aunque es verdad que dada las circunstancias esta vuelta resulta más difícil incluso. Si existe un contacto estrecho, aparte de cualquier otro, ése es el de debajo de las trabajaderas y la Hermandad adoptará las medidas pertinentes para reducir la posibilidad de contagio, como son entre otras: reducir el número de ensayos, solicitar certificados COVID, realizar test de antígenos

antes de cada uno de los ensayos, el uso en los mismos de mascarilla FFP2, desinfección de manos y parihuelas…

Estos dos años en blanco nos pueden afectar bastante, habrá hermanos costaleros que por distintas circunstancias (como pueden ser miedo, desapego, enfermedad de riesgo de él o de algún familiar etc.) se les hará muy complicada esta nueva etapa que tenemos que vivir, siendo ésta más dura que nunca en lo que al mundo del costal se refiere. Por ello quisiera hacer un llamamiento a todos los hermanos costaleros, respetando por supuesto la decisión de cada uno, y recordarles lo que seguro ya saben y tienen presente: ‘’hay que ser costalero también en pandemia’’.

Afrontaremos este año la vuelta a nuestras procesiones de Semana Santa con mucha ilusión y esperanza. Para terminar, quiero dar las gracias a mi Virgen de la Paciencia y a Nuestro Padre Jesús en la Columna por hacer realidad mis súplicas.