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FRANCISCO OLIVA BLÁZQUEZ

, reCtor MagnífiCo universidad pablo de olavide

Malagueño de nacimiento es catedrático de Derecho Civil de la Universidad Pablo de Olavide. Como gestor ha sido vicesecretario general y secretario general de la UPO, y actualmente es responsable del área de Derecho Civil y codirector del Doble Máster Universitario en Abogacía y Derecho de la Contratación y Responsabilidad Civil.

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Ha dirigido su actividad investigadora prácticamente a todos los sectores del Derecho civil, y muy especialmente al Derecho de las obligaciones y contratos y de la responsabilidad civil. Además, es experto en Bioética, así como en Derecho privado comparado. Desde su puesto actual de Rector hablamos con él de diferentes temas de gran interés sobre la situación de las universidades en general y la UPO en particular.

Desde que tomó posesión de su cargo como Rector, ¿qué líneas de actuación ha seguido y cuáles han sido los retos y objetivos marcados en este tiempo?

Tomé posesión en un momento en el que, en los campus, y en toda la sociedad, la prioridad aún era proteger la salud de las personas frente a la pandemia y hacer compatible en lo posible estas medidas con el desarrollo de la actividad docente y académica. Una vez normalizada la situación, nuestra prioridad hasta ahora viene marcada por varios ejes principales que se reflejan en nuestro plan estratégico. Estos son, en primer lugar, el refuerzo de nuestra plantilla, la internacionalización, la apuesta por la investigación (acabamos de aprobar nuestro VI Plan Propio de Investigación que ha visto incrementada en 200.000 euros su aportación inicial, con el compromiso de seguir creciendo en los próximos años), la digitalización, un impulso estratégico a la igualdad y la transformación del campus para hacerlo un entorno plenamente sostenible y saludable. Y siempre, como hilo conductor de todas nuestras políticas, las personas, esto es, toda la comunidad universitaria, motor y razón de ser de la UPO.

¿Qué opina de la nueva Ley Orgánica del Sistema Universitario (LOSU) en España?

Como toda ley tiene luces y sombras. Hay cosas positivas, como el reforzamiento de la internacionalización de las universidades, el incremento de las partidas destinadas a los planes de investigación, el objetivo de llegar a una financiación universitaria del 1% del PIB o, entre otras, la apuesta por las microcredenciales, que en mi opinión son el futuro de la enseñanza a lo largo de toda la vida, siendo un ámbito en el que desde la UPO nos estamos convirtiendo en pioneros por la oferta que ya estamos realizando a la sociedad. Sin embargo, tengo que reconocer que lo que más me preocupa es la financiación, ya que para alcanzar los objetivos que la LOSU nos marca hace falta una aportación económica extraordinaria con la que no contamos hoy en día, lo cual puede acabar tensionando excesivamente a las universidades y generando inevitables problemas.

¿Cuál debería ser la radiografía de la Universidad del futuro?

Para la Universidad Pablo de Olavide, como institución pública, no puede ser otra que poder seguir ofreciendo a la sociedad una formación universitaria de calidad y capaz de responder a los retos que el mundo nos exige. En las universidades públicas recae la responsabilidad de garantizar la igualdad de oportunidades en algo tan importante como la formación superior, luego, si hablamos de radiografiar el futuro, ese es para mí el norte que no debemos perder. Además, la UPO del mañana tiene que seguir generando una investigación de excelencia en todos los ámbitos del conocimiento, cuyos resulta- dos puedan transferirse a la sociedad y generar innovación, riqueza y empleo. Y por supuesto, siempre me imagino a una universidad solidaria, preocupada por los más vulnerables y proactiva en las políticas sociales y de sostenibilidad.

Centrándonos en el Grado Relaciones Laborales y Recursos Humanos ¿Qué nivel de empleabilidad tiene? ¿Con qué estudios de tercer grado se puede complementar?

La empleabilidad del Grado en Relaciones Laborales y RRHH está en torno al 60%, una buena cifra, teniendo en cuenta que estas estadísticas se realizan tras un par de años, una vez finalizados los estudios, y que buena parte del estudiantado decide seguir formándose. En este sentido, para quienes deseen especializarse con un postgrado, la UPO cuenta con varias titulaciones que complementan los estudios de Relaciones Laborales. Ofertamos másteres universitarios centrados en la dirección estratégica de recursos humanos, en auditoría y consultoría laboral y en gestión administrativa. Pero, además, impartimos este grado en una titulación conjunta con Derecho, lo que amplía las salidas profesionales y la especialización de sus estudiantes.

¿Se plantea desde la UPO la creación de una Facultad de Ciencias del Trabajo propia como en otras universidades, sin que esté integrada en Derecho?

No, actualmente no entra en nuestros planes ni a corto ni a largo plazo. La UPO cuenta con un área propia y específica dedicada al Derecho del Trabajo y de la Seguridad Social y desde la Facultad de Derecho se organiza una docencia de enorme calidad sobre la materia que imparte un profesorado excelente.

¿Cómo valora el trasvase universidad – empresa?

¿Sobre qué puntos habría que trabajar para mejorarlo?

La Universidad no puede ser la academia de las empresas, esa no ha sido nunca nuestra función, pero es indiscutible que debe formar a su estudiantado para que sepa desempeñar su labor en la sociedad, y no solo eso, también debe formar en valores para que el día de mañana la convivencia, la democracia y la tolerancia sean transversales en todos los ámbitos. Dicho esto, lo más importante es que, además de conocimientos teóricos y prácticos, los y las estudiantes salgan con unas competencias, las llamadas habilidades ‘blandas’, que, una vez iniciada su vida profesional, les permitan dar lo mejor de sí y desarrollarse como personas. Empresas de todo tipo valoran muchísimo estas habilidades.

La Inteligencia Artificial es un concepto de moda en muchas áreas de nuestra sociedad. ¿Cómo puede afectar su irrupción en la comunidad universitaria?

Como en otros ámbitos, tendremos que adaptarnos, no pueden ponerse puertas al campo, se trata de una tecnología disruptiva que está llamada a cambiar muchas cosas en la sociedad, y la Universidad, como centro de pensamiento y reflexión crítica por excelencia, no debe mirar hacia otro lado. Así, hay muchas formas para evaluar las competencias necesarias en la formación universitaria. Quizá la irrupción de la IA haga que algunas deban abandonarse, pero cuando en la Universidad, como sucede en la Olavide, el contacto entre el profesorado y sus estudiantes es estrecho, con grupos reducidos y seguimiento personalizado, éste sabe perfectamente cómo preparar y evaluar la adquisición de las competencias que tienen que acreditar. En definitiva, confío plenamente en la tarea de adaptación que los docentes y el estudiantado llevarán a cabo, tal y como ha ocurrido a lo largo de la historia con otros avances tecnológicos.

¿Cuál es su opinión sobre los Colegios Profesionales?

¿Qué mecanismos de cooperación existen en la UPO con los mismos?

Los colegios profesionales son entidades fundamentales para que el ejercicio de las distintas profesiones evolucione, mejore, se especialice y se realice en un marco de honestidad y control deontológico. Dotan además a la sociedad de vías para relacionarse con las administraciones y otros colectivos, por tanto, suponen una ventaja desde todo punto de vista. En la UPO colaboramos con los colegios profesionales por medio de las cátedras universitarias y en proyectos de investigación para avanzar en muchas disciplinas. Cuando como ciudadanos tenemos un problema o una necesi- dad, siempre requerimos profesionales bien formados que nos aporten respuestas y soluciones y, desde la Universidad, trabajamos con los colegios profesionales para que así sea. ana Martínez barbero Licenciada en Ciencias Económicas Y Relaciones Laborales. Directora de Nuevos Productos de MONITOR INFORMÁTICA

De cara al nuevo curso académico ¿Qué retos se plantea como rector de la UPO?

En primer lugar, seguir con nuestra política de reforzamiento de la plantilla, tanto del PDI como del PTGAS, ya que, como dije, el centro de nuestras políticas tiene que pasar necesariamente por las personas que componen la comunidad universitaria.

Por otro lado, tenemos que actualizar nuestros grados ahora que, por fin, tras muchos años de espera, se va a permitir a las universidades públicas hacer nuevas propuestas. Estamos ya trabajando en un grado dual, en el que, mediante acuerdos con empresas, los y las estudiantes alternan su formación en el aula con su trabajo en empresas y entidades, y nuestra intención es igualmente presentar alguna propuesta relativa al ámbito de las STEM.

Por otra parte, formamos parte de un consorcio internacional de universidades europeas y presentaremos próximamente a la Comisión un proyecto ilusionante para una nueva alianza de universidades. Además, espero que se vayan materializando algunos proyectos de infraestructuras que tenemos avanzados y que son imprescindibles para el desarrollo futuro de la Universidad.

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