4 minute read

El desafío de ser docente de apoyo pedagógico

Un puente hacia la inclusión

Por Jenny Andrea Ariza, Docente de Apoyo Pedagógico, Departamento de Orientación, Colegio Alemán de Cali

Cuando ingresé al Colegio Alemán de Cali, asumí el reto de ser docente de apoyo pedagógico con una mezcla de entusiasmo y responsabilidad. Sabía que mi labor formaría parte de un trabajo conjunto con el Departamento de Orientación y el equipo pedagógico, para construir un espacio inclusivo en el cual cada estudiante pudiera ampliar oportunidades para superar barreras que limitan su aprendizaje.

El apoyo pedagógico de inclusión forma parte de un esfuerzo institucional para que los estudiantes que pertenecen a la comunidad escolar cuenten con las garantías necesarias para desarrollar sus procesos de aprendizaje en igualdad de condiciones. Este trabajo

requiere una coordinación constante entre docentes, familias y el equipo de orientación, para eliminar obstáculos y potenciar habilidades.

Un trabajo colaborativo y personalizado

Uno de los principales objetivos es acompañar a los estudiantes que presentan barreras para el aprendizaje y la participación. Esto implica acompañarlos en el aula, adaptar material y diseñar estrategias ajustadas a sus necesidades específicas. Cada día, como equipo, escuchamos, observamos y encontramos formas creativas de hacer que los contenidos sean accesibles para todos.

La inclusión no solo se refiere a la discapacidad, sino que además cubre a estudiantes con capacidades o talentos excepcionales, quienes también requieren estrategias diferenciadas que les permitan explorar su máximo potencial.

En esta labor, el trabajo colaborativo con los docentes es clave para analizar las fortalezas y áreas de mejora de los estudiantes, así como para ajustar las actividades y garantizar la participación de todos, basándonos en el Plan Individual de Ajustes Razonables (PIAR), elaborado por el equipo pedagógico y el programa de inclusión. Las familias también juegan un papel fundamental en este proceso, por lo que mantenemos un diálogo constante con ellas.

De la misma forma, en conjunto con los demás profesionales del Departamento de Orientación y Apoyo al Estudiante, implementamos programas pedagógicos para fortalecer habilidades específicas, por ejemplo, programas de intervención con estudiantes que enfrentan dificultades en la comprensión lectora o en la escritura, desarrollando herramientas que les permitan avanzar a su ritmo.

Un ejemplo práctico: aula de apoyo para estudiantes de inclusión

Este año, con el objetivo de fortalecer el acompañamiento a los estudiantes del grupo de inclusión, habilitamos un espacio los miércoles en la tarde, en el cual brindamos apoyo personalizado a quienes requieren acompañamiento adicional en sus procesos académicos. Esta estrategia nos ha permitido trabajar más de cerca con los estudiantes, reforzar sus procesos de aprendizaje y generar un ambiente de confianza en el que pueden expresar sus dificultades y avanzar en sus metas educativas, con un seguimiento más detallado.

Promoción de un entorno inclusivo

Más allá del aula, el Departamento de Orientación también trabaja en la sensibilización de la comunidad educativa sobre la importancia de la inclusión, entendiendo que un ambiente respetuoso y participativo no se construye solo con estrategias pedagógicas, sino también con prácticas que valoren la diversidad y celebren las diferencias.

Es fundamental, entender que mediante este trabajo no solo buscamos fortalecer sus habilidades académicas, sino también fomentar su autoestima y confianza, elementos esenciales para el desarrollo integral de los estudiantes.

En esta dirección, hemos aprendido que la inclusión no es un objetivo final, sino un proceso continuo de aprendizaje y adaptación. Y aunque los retos son muchos, las sonrisas de los estudiantes al sentirse escuchados y apoyados son la mejor recompensa, pues ¡al final, la educación inclusiva es eso: construir un lugar donde todos podamos aprender y crecer juntos!

This article is from: