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Entre pasiones, baile y sueños
Por Laura Ramírez Quintero Estudiante, Grado 12° Colegio Alemán de Cali
Luna Bonilla Duque, una estudiante de grado 12° del Colegio Alemán de Cali, por más de nueve años ha dedicado gran parte de su vida a la danza. "Bailar me permite expresarme emocionalmente y mostrarle al mundo mis sentimientos a través de los movimientos" –considera. Encontró en el baile una manera de canalizar sus emociones. Se trata de una persona carismática, creativa, amante de los animales y con un fuerte sentido de empatía. En su hogar, que comparte con sus padres y cinco perritos, encuentra un refugio de amor y alegría.
Luna aprendió a transformar los momentos de dificultad en oportunidades de crecimiento.
Su rutina es tan exigente como inspiradora: organiza su día desde la mañana para asistir a la jornada escolar normal y, más tarde, entrenar en la academia Club Deportivo Gimnastas, donde se sumerge en ensayos durante horas que combinan técnica y mucho esfuerzo físico, razón por la cual el equilibrio entre sus estudios y la danza ha sido un desafío constante. Afortunadamente, el Colegio Alemán de Cali la ha apoyado inmensamente, dado que ella hace parte del programa de talentos excepcionales. Luna asegura que sin ese respaldo hubiera sido muy difícil haberse sostenido en ambas áreas durante su paso por el Colegio. Para llegar a donde se encuentra actualmente, Luna ha pasado por varios momentos de frustración, cuando se ha sentido estancada por no avanzar como ella esperaba, a pesar de lo cual nunca se ha rendido. Gracias a su perseverancia, combinada con el apoyo incondicional de sus padres, Marisol y Rolando, y la motivación de sus entrenadores y amigos, Luna aprendió a transformar los momentos de dificultad en oportunidades de crecimiento.

En su proceso de desarrollo, la experiencia internacional ha jugado un papel fundamental. Su intercambio en Berlín durante el grado 10° significó para Luna una oportunidad de inmersión total en el mundo de la danza contemporánea y la cultura alemana: "Fue una experiencia increíble; bailaba todo el día, aprendí técnicas que nunca había experimentado y compartí con personas de todo el mundo". Esta vivencia también le sirvió gratamente para aprender sobre responsabilidad y autonomía, mientras fortalecía sus habilidades en el idioma alemán.
Por lo anterior, los resultados de Luna en el ámbito competitivo son admirables. Su dedicación y disciplina definitivamente la han llevado muy lejos, nacional e internacionalmente, pues Luna ha representado a su academia y ganado múltiples reconocimientos, entre estos, la obtención del mejor puntaje en la competencia con uno de sus solos, un momento muy satisfactorio para ella, pues tras su rutina había muchos sacrificios y horas de entrenamiento. Sin embargo, lo que más la llena trasciende la obtención de trofeos, pues Luna disfruta el proceso de sentir que da lo mejor de sí misma y mediante lo que hace inspira a otros a perseguir sus búsquedas y pasiones.
Su madre, Marisol, resalta la dedicación de su hija: "Luna nunca ha tenido las cosas fáciles, pero su perseverancia la ha llevado a alcanzar muchas de sus metas. Su padre y yo estamos orgullosos de verla crecer no solo como bailarina, sino como persona". La familia Bonilla Duque es un claro ejemplo de apoyo familiar, algo fundamental para que Luna persiga sus sueños.
Mirando hacia el futuro, la estudiante sueña con ser una bailarina profesional de renombre, que participa en escenarios internacionales como World of Dance o America's Got Talent. Pero más allá de la fama, su mayor anhelo es seguir inspirando a otros para dejar su huella en el mundo. Afirma con una sonrisa que "si yo puedo, tú también puedes. Todo es cuestión de disciplina y constancia". La historia de Luna nos recuerda que el verdadero éxito radica no sólo en atreverse a soñar, sino también en trabajar día a día para convertir ese sueño en realidad.
