Revista del Instituto de Cultura Puertorriqueña

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estampa de Andaluda, y que deberia tener a su lado, como lo tuvo en tiempos, un jardin a los pies de la muralla. Es impropio el espectaculo de los automoviles estacionados por todas partes en aquella zona, con aire de campamento de gitanos. El Jardin de la Princesa se uniria sin solucion de continuidad con los jardines que hoy contornean la muralla y la Fortaleza, hasta la Puerta de San Juan. Los baluartes de San Jose y de San Justo, encima de nuestro proyectado jardin, deberian quedar limpios de los edificios que hoy soportan y transformados en floridos miradores para contemplar un barrio de la Puntilla totalmente remodelado, del que tal vez salga en su dia un puente que atraviese la bahia, pero en el que debe restaurarse cuanto antes el viejo y bellisimo Arsenal, hoy en estado lamentable, para que cumpla quiza las funciones de muelle de barcos de recreo, oficina central de turismo o mercado de artesania puertorriquefia. OTRAS IDEAS Y CONSIDERACION FINAL Aun quedan, sobre la calle bien Hamada del Recinto Sur, otros restos de las antiguas murallas, sacrificadas en 1895 a la expansi6n de la ciudad. Yo los liberaria de la servidumbre de estacionamiento de coches, pant la cual pueden y deben crearse edificios adecuados, y los ornaria de vegetacion y de pequefios monumentos. Hay un aspecto de revalorizaci6n historica que no se debe olvidar si se quiere que el pueblo puertorriquefio tenga conciencia, orgullo y respeto de su pasado. Cerca del fuerte de San Jer6nimo, quiza en los jardines de la intersecci6n del Cafio de San Antonio o junto a la Laguna del Condado, deberia alzarse una estatua al capitan general don Ramon de Castro, victorioso defensor de San Juan frente a los ingleses en ~797. El emplazamiento sefialado es tan hermoso y esencial para la ciudad que tal vez conviniera alzar en el un arco de triunfo u otro monumento de gran estilo, consagrado a las glorias his-

t6ricas de Puerto Rico, incluyendo natura1mente a dorl Ram6n de Castro y sus soldados criollos y peninsulares. En los jardines futuros de San Cristobal se deberia recordar de alguna manera, con estelas o lapidas por ejemplo, el esfuerzo de los grandes ingenieros militares O'Daly, O'Reilly, Maestre y Mascaro. En el Campo del Morro figuran ya, con un respeto digno de todo elogio, el monumento erigido en el siglo pasado a la defensa contra los holandeses de 1625, pero deberian colocarse recuerdos de don Juan de Haro, don Sancho de Ochoa, el capitan Amezquita y los otros heroes del lugar, sin olvidar a los combatienes de 1898, porque la Historia es sagrada integramente. Una lapida podria recordar en la capilla del antiguo manicomio, que por cierto es un bello monumento bien cuidado, que en aquel lugar, mas o menos, sobre el antiguo cerro del Calvario, se dijo la primera misa en la isleta de San Juan. Isabel la Cat6lica tiene ya una sencilla estatua junto a la Puerta de San Juan, y rara vez se habra emplazado su recuerdo en un lugar mas adecuado, pero yo pienso que la reina Isabel II, cuyo reinado corresponde al mayor progreso y cultura de Puerto Rico, bien se merece otro monumento -quiza el que esta almacenado en Arecibo-, dentro de ese Jardin de la Princesa que le debio su nombre precisamente a ella. Pensamos tratar otro dia en estas columnas de la restauracion dd Viejo San Juan, tan acertadamente emprendida, y de la arquitectura civil propiamente puertorriquefia, en toda la isla. Nos proponemos estudiar tambien, en su historia y en su valor artistico, todas las iglesias antiguas de la isla, en la capital y en el interior. Ofreceremos asi libre y espontaneamente, como brotadas de la abundancia del coraz6n, otras muchas ideas urbanisticas, nacidas de nuestro amor a Puerto Rico y de nuestra creencia de que la actual prosperidad economica y cultural de la isla debe reflejarse en el cuidado de los monumentos historicos, ni mas ni menos que en todos los pueblos civilidados.

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