Apuntes sobre el bilingüismo en Puerto Rico: actitudes sociolingüísticas del maestro puertorriqueño. Prot. María M. L6pez Laguerre
Se hace muy dificil pretender que todos acepten la existencia de un bilingüismo arquetipo en Puerto Rico, luego de examinar la multiplicidad de definiciones logradas en diferentes campos del saber que se han dedicado a su estudio. Si aceptamos el punto de vista político, de que es mediante una legislación que se declaran oficiales dos lenguas en un territorio, entonces Puerto Rico es un país bilingüe. Podríamos también aceptar que una comunidad es bilingüe cuando hay contacto entre dos lenguas, aunque la mayoría de los habitantes sólo posea un barniz de una de ellas. En estas circunstancias podría aceptarse que Puerto Rico es un país bilingüe. La meta de nuestro sistema educativo es dara al afirmar que su máxima aspiración es el bilingüismo. La realidad es otra cuando nos acogemos a una definición más rigurosa, dentro de unas dimensiones puramente lingüísticas, o nos atenemos al estricto sentido literal del término (Haugen, 1953; Weinreireich, 1953; Gili Gaya, 1965). Si se habla con el concepto etimológico a la vista, el término bilingüe se refiere a la coexistencia de dos lenguas. Por lo tanto podemos aplicarlo a los individuos que hablan dos lenguas o a las comunidades donde estas lenguas conviven. Así que puede hablarse de un bilingüismo individual y de un bilingüismo colectivo. Miremos el individual. Si examinamos las dos lenguas, el español y el inglés, en sus aspectos constitutivos, y exigimos el dominio fonitico, morfológico, sintáctico y semántico que permita una comunicación en ambas lenguas, es obvio que se reducida significativamente la población bilingüe puertorriqueña. Esta disminuye aún más cuando pensamos en el utópico bilingüe que adquiere las dos lenguas en la primera infancia y las utiUza en las mismas circunstancias y con la misma frecuencia, sin necesidad de traducir de una a otra. Si aceptamos una definición más flexible y obviamos un grado de perfección y únicamente nos limitamos a pedir que el individuo pueda comuni-
carse oralmente con efectividad en ambos idiomas; aún así no podemos ofrecer una contestación categórica sobre si el 50% de la población puertorriqueña es bilingüe. Otro aspecto no menos importante es explicar el bilingüismo en su función dentro del contexto socio-cultural de una comunidad o país conocido como bilingüe. Sin duda que es una transferencia metafórica de significado, pues si bien es difícil describir una competencia dual de un individuo, más difícil resulta describirla en una comunidad. Podemos entender que en una comunidad CO~ existan dos o más lenguas; también se explica que una porción numerosa de los habitantes sean capa~ ces de comunicarse en tales lenguas con cabal facilidad relativa. No conocemos ningún país que haya logrado un bilingüismo de toda su población. Para entender el bilingüismo colectivo, sin lugar a dudas, hay que rroyectar los fenómenos del bilingüismo individua o psicológico sobre la base de la situación socio-cultural de la comunidad bilingüe. Quede claro que, a pesar de la estrecha relación que une los dos aspectos, se trata de dos realidades distintas cuyo conocimiento implica metodologías diferentes. Del comportamiento individual se ocupa la sicología y la psicolingüística y del comportamiento colectivo, la sociolingüística o la sociología del lenguaje. Si el puertorriqueño quiere precisar la situación bllingüe del país debe comenzar por preguntarse: ¿Qué grado de competencia lingüística, conducente a lograr una comunicación efectiva en ambos idiomas, se requerirá para considerar bilingüe a una persona ya las muchedumbres? Desde este punto de vista cabe preguntarse si existe en Puerto Rico un estudio científico que demuestre la competencia dual de la población. Nos preguntamos hasta qué punto el bilingüismo de Puerto Rico es estable, objetivo y susceptible de ser medido. Muchas de las confusiones que surgen en Puerto Rico se deben en gran medida al hecho de que no se
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