Revista del Instituto de Cultura Puertorriqueña

Page 50

muertos en Okinawa y aquellos seltados p'or el CuelIo en la masacre de Pon ce. El recuerdo en Josemilio, más que elegíaco cobra matices de crónica. Es esa su urgencia. Nada cae en vano para nuestro poeta. Su motivo culminante es Julia, que cerca de la mitiCicación resuelve profetizarla. Las preocupaciones Cundamentales de Prof~cía ... traspasan la textura del Cántico mortal. Pero esta vez Julia de Burgos es el ser suCriente devuelta a su pureza. Ubicable entre los poetas malditos que estudia Francisco Umbral en su obra sobre Garda Lorca. Cántico mortal justifica cierta emotividad y anticipa en ramalazos a Parábola d~l canto, pese a las divergencias temáticas que los caracterizan. Veremos cómo el trasunto amoroso y otras variantes relacionan a estos poemarios: Cántico mortal... , Pará· bola del canto y Sol~dad absoluta. Lo que tiende a separarlos es la transición que se va operando en el lenguaje poético de cada obra debido quizás al tiempo que las separa y al viraje en cuanto al tono además de las variantes temáticas principalmente en So/~dad absoluta. En Cántico mortal. Julia de Burgos es la máxima aspiración transmutada en Cotos de silvestre adolescencia. Su ser sobrepasa 10 telúrico y es'comparable a los Cadáv~r~s amados en Profecía de Puerto Rico. Son entes irrepetibles. Julia marca esa ansiedad de vuelta al origen. La muerte como agente mágico la vuelve a la vida. El mar ha de ser esa Cuente de vitalidad que la cerca y presagió su destino: "Oh nostalgia de amar / mar subterráneo I ún!co brazo amante I remo de paz I anclado en tu ventana". El poeta y la aspiración esencial amada se uniCican hacia una soledad posterior que se va gestando. La tragicidad que envuelve a Julia la vierte en agua, emanación núbil y patria. Pero hay ira. desconcierto porque el poeta conCiesa no aceptar su destino. Entre contradicciones persiste su ansia de instalarla en lo perdido para así recobrar, hacerla providencial en "niña pez", "carne yagua". Pero no se conCorma y en una manera desorbitada junta Cragmentos prosaicos del sector pobre neoyorquino donde cae Julia. Algunas imágenes recuerdan la etapa inicial del Bergman cineasta: "El corazón es una araña I que sabe a bronce. a saliva y a lágrima". Notamos que la enumeración caótica destacable en otros ejemplos de estos poemarios tienen algún acercamiento al Larca de Po~ta ~n Nuroa York aunque recuerda también a Neruda en R~sidencia ~n la ti~rTa 1. La mujer núbil en Parábola del canto tuvo como anticipo el metamorfosear a Julia en niña como si nos devolviese con ello algo diáfano. esperanzador de nuestra problemática isleña. El Cántico nos diría el poeta. es la médula. Fauna y Clora se fusionan en alusiones a la corporeidad "mortal y rosa" de Salinas. Prosigue el ademán caótico de Parábola... en las metáforas ante todo impresionistas. "Tocaste mi rodilla deleznable / mi negro puño de Curar y arena". Lo erótico cobra a veces una tensión lumínica: "Bebí de tu

mejilla la manzana de agua I resbalé por el claro embudo de la aurora / subí contigo al lomo Cogueado de la noche". Entremezcla esta Cluidez josemiliana de raiz creacionista a su insistencia y acercamiento métrico, burlando el metrónomo por lo dúctil de su juego de imágenes. "Esta rosa inundada en cuyo Cuego Cino I mojo la red ardida de mi suave silencio". Ansias. pasión recortada de perCección y movimiento aleixandrino. Se divisa también la presencia de los poetas españoles del 27. Es como si toda la poética amatoria se encontrase a sí misma. Hay eCectos acústicos en el paisaje un tanto estático que se recoge en ejemplos de: cit:los d~ hojalata. ~stTellas frías que ast:tean los dedos de la amada, a la vez que ésta se vuelve espejo de cima aguda. El dejo surrealista, la exaltación barroca. persisten en una razón de amor que une espacio y cuerpo. Se entremezcla en la carne Corcejeante. entre resentimiento, ausencia, recuerdo. Todo. se devela en zonas semioscuras, sugestivas. Hay veces que el cosmós luminoso se hace partícipe de su ansiedad. El hervor deja al azar las sugerencias. El verso se hace óvalo panorámico, quietista. confidente de la secretividad en Soledad absoluta. "No estoy aquí para llorar a nadie I ni mis lágrimas sirven para amarte." Desaparece la rajadura sentimental. el esbozo dramático de las obras anteriores. La distancia en la añorada tierra europea trasciende sequedad, desasosiego. El poeta se siente extranjero de sí mismo. Tiende cierta coraza a su intimidad sintiendo que se hiere lo más soñado, de modo que lo que no confiesa pesa más hasta enroscársele en la garganta. El exilio anterior que dejó entrever, volcar en los motivos de Julia. Julia como asidero de su propia verdad, crea en sí cierta ansiedad de desexilio que desemboca en paisaje o gesto poetizaOle. La estancia en París se toca de anlipoesía por vías de la incomunicación. Hay equilibrio en este derrumbe psíquico: "Sino que acepto un redondel de niebla / una campana gris de la distancia". Esto lo lleva a reClexionar entre dejos nerudianos: "Todo lo que he jugado y he perdido / todo lo que he ganado y he perdido". En su estadio paradójico le sentimos cruzar ligero de equipaje como Machado. El libro estructurado en rorma de diario lírico. Cechado de marzo a mayo. acentúa principalmente dos lendencias estéticas: aquello qua.enCatizaba Ezra Pound en cuanto a tratar las situaciones directamente ya Cuesen subjetivas u objetivas. además de la combinación de un contenido fluído y otro sórdido. La primera parte de Soledad absoluta contiene a trazos una adherencia a la Corma, cierta rigurosidad. Esle ámbito clasicista da un viraje en las dos últimas partes en las cuales el autor se convierte en eOle contemplativo. Museos, escritores y músicos parisienses se hacen presencia pictórico-poética. entre sus Cavoritos: Rimbaud, Verlaine. Proust.


Turn static files into dynamic content formats.

Create a flipbook
Issuu converts static files into: digital portfolios, online yearbooks, online catalogs, digital photo albums and more. Sign up and create your flipbook.
Revista del Instituto de Cultura Puertorriqueña by La Colección Puertorriqueña - Issuu