El Puertorriqueño * Por
V
CLARA LAIR
IBRA GARBOSO Y .(GIL CUAL GAJO DB PALMERAS.
Tiene los ojos férvidos y obscuros como el mar. Habla con voz ardiente, extendida, cimbrera: como si hablara la copa, alta y roja, del flamboyán. Tiene brazos fantásticos, sus dos brazos se enredan a todas las patrañas de la luna que ruedan fluidas en la noche, y se caen al sopor del mediodía encendido por la cola del 501.
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¡Ah!, me dicen las gentes que no es bueno ni útil, tornadizo y voluble igual que la marea; exhuberancia frágil de enredadera fútil y la corta bravura del gallo de pelea. En el día de sol, la carne enardecida, en sus pies no da un paso positivo la vida. y en la noche de luna, borracho de quimera, por él, esfuerzo y obra se mueren en la espera.
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Fruto de prematura madurez, dulciamargo lleva c;ual yo en las venas la videz y el lfftargo del sol enardecido y de la luna yerta. El mismo punto verde del mar y la montaña que detenga mi anhelo, destrozará su hazaña. No habrá una puerta abierta a su anhelo y los míos, todo será un caudal.de montañas y ríos. y será como yo, con la misma fortuna; como yo hijo del trópico: mitad sol, mitad luna.
• Poema inédi lo.
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