ta de antiguallas otro artefacto cólebre
El tirano.
que al parecer se le olvidó: ¡La CARABINA DE AMBROSIO! . J. 1. Bento. (San Juan.) - De su cuento La vida
del
mar
Un ente el tirano es, árbitro del despotismo, que piensa hoy en si mismo, cual antes pensó y después, Llámese Cesar 6 Arbués
extractamos
pre parrafito, que no tiene desperdicio: «La”embarcación, debido á la mala
dirección del capitán, se vió en
nos remite un
gro de sosobrar»
largo manuscr
ado Males que á la agricultura pro-
(12) ¡Es para temblar,
r
del mundo en parte cualquiera, un chacal Ó una pantera con la figura de un hombre,
Soso.. ..bqué dico usted? ¡Caracoles, amigo Bento! Si el capitán, cual se ve,
Mi patria.
pone á su buque en tal brete, ¡en literatura usté se porta como un grumete!Y no tenemos más que añadir.
al examen
Hecha de átomos de gloria
en las aguas del Caribe,
Borínquen está y recibe
acogida meritoria. Quiero ser grande en la historia con su loma la Bondad; ersigue en la humanidad os Inureles del progreso, mas el torpe retroceso
“Así, pues, amigo Bento, 14 la barra con su cuento! +...» 9
osa
materia,
CINE DE LA PLAZA
á estas alturas con tan Avenirnos
Nuevas é interesantes películas que han llamado poderosamente la atención, ha es-
¡Es para volverse loco!......
107
Coñ tal motivo, es cada vez mas numerosa
cultos espectaculos,
ATRAS
Al fin y 4 la postre no resul-
ción :
NUESTRO 182
hay mucha analogía y poca sin-
De lo grande y lo pequeño
los versos
La justicia
Si calabazas le dió
hurí que usted Ea, sin tardar... no se vuelva á enredar otra como esa, no!
Con alwún detenimiento
en el mundo la he buscado;
pero jamás he logrado
al
hallarla como la siento, A veces, la juzgo cuento 6 encantadora visión; y cuando ya la razón por siempre la cree perdida,
pie
de la letra, y no volverá á ser en el o víctima de desengaños como que usted describo pésima-
en su composición Despuésde la ol
este motivo, no po-
el P. (Quebradillas). Querido de anes un museo go, su trabajo igiiedac No pasan dos líneas sin usted nos hable, ya de la roca de , Ora de la espada de Damocles. linterna de Di
sto
6 de
un
usted
un
lindezas por el estilo. De toque
es
formidabley un latero de á fo9 en
re
Es pura cual la mañana;
reina y lucha sin cesar.
183
Pues se ha lucido usted, amigo!
A
Cual la Fe, sú augusta hermana, entre las virtudes brilla, vertiendo noble semilla en toda la especie humana.
de la gloria conquistar; y en el turbulento mar de las humanas pasiones, contra infinitos ciclones,
de una ella
el
La caridad
aunque él siempre solicita
e nos envía y que son, por cierto, 1 ucimos que no ha usted muy bien librado de los
Procure seguir este consejo
mas cuando se juzga estar en la cumbre, soberano, como al mísero gusano pe se le contempla arrastrar,
ser grande con todo empeño. Acaricia el vano sueño
e manera que ha habido rcalaba-
A
quiere la gloria escalar;
es una mezcla inaudita,
que más claro ....... !
eh?
CONCURSO DE DECIMAS El hombre
rto lo que , perolo que mite dudaes que en su compo-
Jayuya).—Por
Haciendo genuflexiones $e pasa la vida entera; pero resulta un cualquiera en todas las ocasiones. Con hipócritas razones
la concurrencia que diariamente asiste a sus
nos parece que su Olvido tiene cierto parecido ; n verso becqueriano.,
IÑ
usted que le publiquemos
, tendrá que añadir á esa lis-
miro su luz encendida
184
¡la priva de libertad!
El adulador
trenado este cine en las últimas noches.
¡Cáspita! Querido Cano,
6 nada implica el nombre)
siempre será, no os asombre,
obra de manera que
Aunque del cielo sos Maida, 'Áimos
(poco
peli-
que alumbra mi corazón,
La fe Faro que luce radiante
en la cima de la gloria,
y que augura la victoria
aún al hombre agonizante; que al perdido naveganté del mar de la desventura, señala la embocadura del puerto de salvación; . maravilloso eslabón entre Dios y la criatura,
sn
es la bandera del bien, y se torna en un edén el sitio donde ella impera, porque esa hermosa bandera es la del cielo también.
¡Psch! ¿Qué me importa que la tierra Se envejezca y debilite, E Y la peste rehabilite sus cuarteles de hacer guerra? Qué mo importa que en la sierra Estalle el volcán siniestro, Y recen el Padre Nuestro Las viejas meticulosas, Sial fin y al cabo son cosas
que se aprenden sin maestro? La verdad
No hay un sol que tanto alumbre
cual ella, reiña de soles, y matiza de arreboles del Infinito la cumbre. Revive con su vislumbre al esclavo del deber; y su grandioso po: en la vida del planeta, es la redentora meta donde ha llegado el saber,