Puerto Rico Ilustrado (1940)

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EL PREI\IDERO

ENOR C onsul, le he llamado a usted porque uno de sus subditos, el buhonero Aloy, sufre en estos mementos de enagenacion mental; y co~o Ia forma de locura que ha contra1do es muy peligrosa, hueno es que tome usted las medidas conducentes a evitar una desgracia. Esto le deda el doctor al agente consular de Italia, en Ia villa de Arecibo, una manana del mes d e diciembre de 1880. -lEsta usted cierto, senor doctor, Los modo lidodes de Ia locuro que se disique pueda el bueno de Aloy llegar a esos extremes? mulon oun a los ojos de los mas perspicoces - Sf senor Consul. La forma de enagenacion mental que sufre Aloy es mania de persecucion; cree el in- tativo, entablando Ia siguiente confe- tengo ninguna responsabilidad en lo feliz que le persiguen para robarle rencia. que pueda suceder. sus alhajas; y tal estado de pertur- Senor doctor, -dijo el notario, A las pocas horas de haber e1 conbacion mental puede originar uno o que era un abogado muy listo y en· sul y el no~ario abandonado el buvanos h omicidios y hasta terminar tcndido-acabamos de visitar a! pren- fete del medico, apareci6 cautelosapor el suicidio de Ia persona enfer- dero A loy; hemos sostenido con el mente en Ia antesala del doctor el inma. una animada conversacion; y en na· feliz Aloy; y llamaba tfmidamente a -Sr . doctor, en este caso tengo da, absolutamente en nada, hemos Ia puerta del consultorio. El faculque llevar a casa de Aloy al Nota- notado en el fen6meno alguno de lo- tative no habia abandonado aun su rio y hacerme cargo de todos sus bie- cura. Entonces, para justificar mi vi· despacho y contesto. nes, dando cuenta al Consul general sita he dejado separadas algunas jo· ;Adelante! italiano, que esta en San Juan, de to- yas para mi senora. Nos ha ensenaY apareci6 en el dintel de Ia endo lo que ocurre para ver de llevar a do las alhajas ultimamente recibidas tre:tbierta puerta Ia figura palida y Aloy al Manicomio de Ia Capital. de Ginebra y ha estado lo mas fino y desencajada del trastornado buhoneAdemas, tiene Ud. que darme un cer- complaciente con nosotros. ro. El doctor le sonri6 cariiiosamentificado facultative de Ia locura de y . . . lei senor consul pien- te y le tendio Ia mana. Aloy Ia tomo mi subdito. sa lo mismo que el senor N otario? con viva efusi6n y dos lagrimas surProceda usted, amigo mio, con mu- Dijo el doctor volviendose hacia el caron sus mejillas. - Sientese usted amigo mio, y cho sigilo, de modo que el enfermo rcpresentante de Italia en Ia villa. - Lo mismo, senor doctor. No he cuente conmigo para todo, para todo. no se entere de lo que usted y el NoLe dijo el doctor animandole. tario hagan, o traten de hacer. Me· notado en mi subdito Aloy vestigio - y a lo se, doctor querido. y por jor seria que se pusieran ustedes de alguno de enagenacion mental, como acuerdo con Ia senora de Aloy, sin Ia usted dice; y por tanto, me guardare eso vengo aca. T om6 una silla y se presencia de e!. Estos enfermos son muy bien de tomar ninguna provi- acerc6 al medico, en quien tenia plemuy desconfiados y muy peligrosos, dencia en el sentido que usted me ha na confianza. D espues anadio en voz aconsejado. baja y muy emocionado: senor Consul. - Pues bien, senores, replico el - T engo que pedir a usted nuevas Esta escena tenia efecto en el con· sultorio del doctor en Ia manana del doctor-yo he cumplido ya con mi consejos. Mi consul y el notario es· dia citado; y a las dos de Ia tarde deber. El tiempo, gran factor en las tuvieron en casa y por su actitud he del mismo dia estaban reunidos en el operaciones de Ia vida humana, se comprendido que estan ya en el com• mismo Iugar el notario de Ia villa, el encargad. de demost~ar que yo tenia plot contra mi. Yo le dije a usted agente consular italiano y el facul- razon en advertir a usted. Ahora, no que cuando desembarque en M aya·

LOCO

POR CAYETA N O COL LY TOSTE

El desdichndo enfermo, para poner t6r· mino a sus sufrlmlentos, habia atentado contra su esposa que estaba dormlda, disparandole el revolver a boca de jarro...

gi.iez empe.z;aron a seguirme algunos individuos para ver donde me en· contraba y robarme las prendas so• bre seguro. Entre en un cafe para despistarlos y en seguida el dueno del establecimiento me dijo: -;Hola, hola A loy, usted par aqui! - l Cuando vino, cuando se va, donde esta usted aposentado? Yo pague y me marche sin darle mis senas; tome mis baules y la mis, m.a noche me dirigi a Aguadilla. En esta poblacion me sucedi6 lo mismo; todos querian saber cuando vine, cuando me iba y donde estaba hospedado. En el camino de Quebradi· lias a Camuy he notado varios hom, indudablemente espias. AI venir aho, ra para aca, un sujeto que estaba de pie junto a Ia puerta de mi casa se me vino detras. Estuve a punta de detenerme, sacar el revolver y pe, garle un tiro. H.asta mi mujer, que yo creia que me era fie!, ayer Ia sor, prendi riendose con uno que Ia saluda al pasar. - lTambien duda usted amigo mio, de su espos.a? -Tambien, doctor. Ella no debe refrse con nadie mas que conmigo. En mi ausencia por Santo Domingo y Haiti Ia habran pervertido. El con, sui ha debido cuidar de mi casa. De, me usted un consejo, doctor querido. - Hombre, Aloy, yo no he oido referir nada de su buena esposa. Pe, ro, en fin, indagaremos. Tenga us, ted calma, mucha calma, amigo mio, Sabre todo no use usted de violen• cias. Procure dominar sus impetus y venga siempre donde mi. -Me marcho, doctor, a casa de mi consul. Adios. Ni el boticario, sujeto de suyo muy perspicaz, creia en Ia locura de A loy. Por Ia noche en Ia tertulia de Ia far, macia, par las noticias que habia da· do el notario, todos los contertulios daban bromas al doctor par su error de diagnostico. -Bueno, buena, replicaba el ga· lena. El tiempo me clara Ia razon. Nuestro amigo Aloy en su viaje a Santo Domingo y Haiti, atravesando Ia frontet:a y durmiendo en los bos, ques ha debilitado su cerebra de tal modo que ha perdido Ia raz6n. En aquellas intranquilas jornadas ape• nas dormia pensando que le iban a robar sus prendas. Le sorprendia el alba despierto, con Ia carabina empu, nada y el ojo irritado de tanto vigi, lar. El insomnia, el ansia de Ilegar a Haiti, y cuando par fin lleg6 Ia detencion que sufrio par las autori, clades de aquel pais, considerandolo contrabandista, dieron al traste con su buen juicio; y perdio el seso, como comunmente se dice. Puesto en li· bertad, no pens6 mas que en regre, sar a Puerto Rico, donde siempre ha vendido bien sus mercaderias a la buena de Dios. Estas son las confi, dencias que el mismo Aloy me ha hecho. T odos los contertulios se mostra, ban incredulos, considerando al bubonero Aloy como un hombre muy aa• tuto para los negocios y muy soca• rr6n . A 1a siguiente manana de loa su, cesos narrados, el vecindario y Ia Justicia invadian Ia casa del prende, ro Aloy. En Ia noche anterior, el de.a-

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