Informe de la Comisión Especial de Reciclaje y Manejo de Desperdicios Sólidos
I.
Trasfondo: Al principio de todos los desechos domésticos, comerciales y los limitados industriales se disponía en cualquier lugar baldío, muchos de ellos cercanos a las comunidades bajo la consigna “tíralo ahí”. Cuando las cantidades de desechos se acumularon se fueron acumulando formando lomas, la peste que generada era insoportable, y los lugares se convirtieron en criaderos de vectores. Para aquel tiempo las enfermedades causadas por vectores eran abundantes. Estos vectores causaron plagas en Puerto Rico y epidemia en varios países.
Quizás motivados por estos problemas, se decidió entonces incendiar los cúmulos de desechos, y así surgieron los crematorios, primero clandestinos y luego formales / oficiales, como el famoso crematorio de San Juan. Las columnas de humo procedentes de los crematorios causaban problemas de asfixia a los vecinos, poca visibilidad al tránsito y los vuelos aéreos; eran sencillamente un estorbo. Algunas comunidades decidieron entonces suspender los fuegos y depositar los desechos en lugares que no causaran problemas inmediatos. Aquí comenzó la costumbre de descargarlos por barrancos profundos como el Cañón de San Cristóbal o echarlos al mar como el caso del Cabo de Mala Pascua. En este último método, gran parte de los desechos no se hundían y flotaban de vuelta a las playas cercanas.
Informe de la Comisión Especial de Reciclaje y Desperdicios Sólidos
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