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De pr n to, suena el timbre de la m~quiQ;a.- y esta se para, quedando el b reo á merced de las -furibundas olas y 1 vi rito. ·Qué ha pa~ado ? ~u ·que, hallándo<;e tan espantosamtnte o curo el fit mamento, y est~,ndo nosotros m u y cerC.l de la .isla d~ San V icen te. es decir. en la zona peligrosa ) del volCán, el Capit3n del PotMilllC cree ~ conveniente detener el barco en lo que aclara· un pDL'O y podemos seguir la ruta con mayor seguridad. · . · E digno de. verse el cuadro que á nue tr v1sta contemplamos. El Putomac. dé\ndo tu m bo.i en todos· entid · ea la cresta de ol~s formicla· ,be·, earcce un punto en la inmensiuad .del mar. El cielo, arrojando ver. dad e ríos . de agua, no presenta un ". lo punto claro; y sólo de cuando en c·lando u'z;t reliampago cruza l.a bruma ~n caprictio:s ' dibujos, y,. á · poco, el t bleteo del trueno, se une al ruido de las agu~ al. caer y de lCi:S olas al choc. r upas con qtras y con el Potoma-c. Son· las cinco de la tarde y debemos tar muy cerca de la isla. Efectivamente, á uue · tra izquierda y por la proa de! Potomac, St" nota ·que la nube que cubre tl . horizonte . es más dens~. Bl .r~to del cielo se aclara un poco y el barco vuelv~. á emprenderla marcha. M~jora un ~co el mar y se levanta
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. Ja cortin.a .de nubes en dirección al N. · E. A.p arece la cost~. pero una · costa esc~upada y fo~mada de pequefi~ mon· tfculos de terreno, · en su may0na cor· tados á pico sobr~ el mar, pero cubiertos de vegetactón. Rasgando las nubes aparéce de pronto una e~pecie de vapor•. planquecino, sem,eJap~e á la nebltna de nuestras montaí!as. Se oye un ~ordo rumor distinto al del trueno, al .del viento y al mar: allá, cerca de la costa, á espaldas del Potomac, se ve perfectamente, á una distancia de unos 8oo metros, correr sobre el mar ~lgo que no son las olas, algo que uene otro color más subi<!o y que levanta un vapor blanquísimo á su paso .... Es lava, es el volcáa de San Vicente qu~ lleva al mar el contenido de . sus entrafias en momentos que el Pótomac, después de un temporal que no ha p.:tsado todavía, puec.le verlo con toda su terrorífica manifestación. Continuamos la marcha á toda máquina has~ salir del cí~culo peligroso de la formtdable eru pctón del volcán ; y bordeando muy cerca de la costa, ~emos ápreciar los detalles de ague. . lla a pesar del tiempo infernal que te~emos ·y de la lluvia que arrecia otra vez al extremo de formar ·una verc.la. dera cortina de agua que nos oculta en pa.r te.