El Speaker denuncia: campaña de injustos ataques de la prensa (1950)

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EL SPEAKER DENUNCIA: f"-^TORR!0'!(?<■,. No SE presta fuera D! ' ' LA sala.

La Campaña de Injustos Ataques de la Prensa

Discurso pronunciado por el Presidente do la Cámara de Representantes de Puerto Rico, Hon. Ernesto^amoa Antonini, desde el hemiciclo de la Cámara durante la sesión del miércoles 15 de marzo de 1950 y con el cual se solidarizó la Cámara en pleno; y otros documentos.

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HON. ERNESTO RAMOS ANTONINI Presidente de la Cámara de Representantes de Puerto Rico

COL£CCíOr>i ,'Ü¿RTORRlQUEÑA

NO SE PRESTA FUERA DE LA SALA.

INTRODUCCION

Los hombres públicos están siempre sujetos al examen escru tador que de sus actividades oficiales y políticas haga, en ejer cicio de su derecho fiscalizador, la Prensa, como columna soste nedora de una democracia.

En esa función la Prensa no tiene límites, y, por eso, cuando está bien orientada, cuando no persigue fines ocultos, cuando la motivación de sus informaciones, de sus análisis y de sus criticas son nobles, y bien fundadas, nadie, no importa lo prominente de la posición que ocupe, puede sentirse herido o mortificado.

Sin embargo, a lo que no tiene derecho una prensa libre en un país democrático, no obstante su facultad de hacer una crítica sana y constructiva de sus hombres públicos y una justa fisca lización de sus actuaciones, es a hacer constantes e injustificados ataques, basados en hechos falsos, con ánimo de desprestigiar, desacreditar, hacer daño a esos hombres públicos, arbitraria y sistemáticamente.

Mucho menos cuando se trata de hombres que simplemente llevan una vida de principios y se adhieren fielmente a un pro grama de Partido y unas normas de Gobierno que han sido san cionadas por la opinión pública.

Y mucho menos todavía cuando esos hombres públicos en el trasiego de la lucha, en el cumplimiento de ese programa y de esas normas y de esa política, han privado a su familia, y a su hogar del calor de su compañía; han sacrificado intereses per sonales, con abandono del ejercicio de la profesión y han sobre llevado todas las penalidades amargas inherentes al ejercicio de la lucha política.

Ese es el caso del actual Presidente de la Cámara de Repre sentantes de Puerto Rico, licenciado Ernesto Ramos Antonini. Y este volumen recoge y compila, para la Historia, diversos do cumentos la mayoría de los cuales forma parte de las Actas ofi ciales de este cuerpo legislativo, como ejemplo del estoicismo de un hombre público injustamente atacado por la Prensa. .Aquí un estallido de su ira amarga contra sus detractores. A él ss unieron, por sentirse víctimas también, sus compañeros de la bores legislativas, en una estimulante y contundente expresión pública de solidaridad . . .

Puntualizando '

Señor Presidente:

Ayer se produjo un incidente en el Senado de Puerto Rico que me obliga a mi, tanto en lo que concierne a mi como Presi dente de la Cámara como en lo que concierne a los Presidentes de las Comisiones de esta Cámara, y, por lo que veo, a todos los Representantes de esta Cámara, a referirme a dicho incidente, a comentarlo, a hacer una rectificación y a puntualizar toda una situación que considero llegado el momento de clarificar.

Para no incurrir en error, he preferido utilizar el Acta del Senado, de la que voy a leer. Tengo la impresión de que la in formación periodistica de hoy, posiblemente por falta de tiempo debido a la hora en que se suscitó el incidente, no contiene una explicación completa del incidente.

Procedo a leer del Acta. (Leyendo):

"El señor Gutiérrez Franqui hace las siguientes manifes taciones:

"Señor Presidente; La noche del sábado escuché por la radio una información en el sentido de que los Presidentes de las Cá maras hablan tenido que llamar la atención a los Presidentes de las comisiones respectivas de ambos cuerpos para que se alige rase el trabajo de informe de comisiones por encontrarse el mismo muy atrasado. En El Diario de ayer se publica una información parecida.

"Yo quisiera dejar aclarado con los hechos la impresión erró nea que pueda haber causado en la opinión pública la trasmisión de esta noticia por la radio y la publicación de una noticia pare cida en El Diario de Puerto Rico.

"Los presidentes de nuestras Cámaras están en la obligación y en el cumplimiento de la responsabilidad de dirigir los trabajos de estos Cuerpos Legisladores. Yo aplaudo el interés de los Pre sidentes de ambos Cuerpos en que se aligere y se lleve dentro del mayor orden posible el trabajo de estudio de las comisiones y sus correspondientes informes, pero yo no puedo aceptar sin una aclaración que esa diligencia y ese cumplimiento del deber por los Presidentes de ambas Cámaras se interprete, como se interpretó, en el aludido programa de radio en el sentido de que ese interés es debido a que el trabajo de las comisiones estaba atrasado.

"Señor Presidente: ¿Cuál fué el programa de radio?

"Señor Gutiérrez Franqui: Yo lamento no haber identificado el programa, pero lo oí por la radio en un momento dado y luego leí la información en El Diario.

"Quiero que conste en el acta del Senado de hoy-que, contrario a esa impresión que se ha pretendido dar por esas informaciones, 4

la realidad es que las Cámaras Legislativas y especialmente el Senado, se encuentran o se encontraban el viernes—que fué el último día de sesión antes de aparecer estas informaciones y que es el día que utilicé para establecer la siguiente estadística— se encontraban más adelantadas que en igual tiempo de la sesión anterior o de la sesión del 1948.

"Señor Presidente: A los 29 días de sesión del año 1948 se habían radicado en el Senado 388 proyectos, de los cuales habían sido informados 22 y aprobados 16. En el año 1949, a la misma fecha, a los 29 días de sesión, se habían radicado 246 proyectos en el Senado, se habían informado 11 y se habían aprobado 8. A los 29 días de sesión de este año, se han radicado en el Senado solamente 228 proyectos de ley. Se han informado 28, o sea, 17 más que a la misma fecha del año pasado y 6 más que a la misma fecha del 1948. Se han considerado y aprobado por el Senado 27 proyectos, o sea, 19 proyectos más que a la misma fecha del año pasado y 11 proyectos más que a la misma fecha de 1948.

"Además, hasta la fecha, a los 29 días de sesión, este Senado ha recibido 24 proyectos de la Cámara de Representantes, de los cuales ha informado ya 9 y aprobado 8; en comparación a 16 recibidos en el 1949 (5 informados y 4 aprobados) y a 12 recibidos en el 1948 (1 informado y 1 aprobado).

"De manera, señor Presidente, que la estadística oñcial de la Oficina de Récords del Senado demuestra fuera de toda duda que tanto en proyectos del Senado como en proyectos recibidos de la Cámara, el Senado este año está mucho más adelantado en su trabajo que en los dos últimos años anteriores.

"Señor Presidente: Por eso es que la Presidencia entiende que la información, que yo no he escuchado por la radio aunque si leí en El Diario, no se ajusta, en cuanto al Presidente del Senado concierne, estrictamente al memorándum que el Presi dente del Senado dirigió a los señores Presidentes de comisiones, igual que lo hizo el año pasado precisamente para la fecha de este memorándum de este año, con la sola diferencia de que el año pasado además del memorándum hubo una reunión de todos los presidentes de comisiones.

"He mandado a buscar a mi oficina el memorándum dirigido por el Presidente del Senado a los presidentes de las comisiones y de ese memorándum no se puede desprender en absoluto la más remota insinuación de que los trabajos del Senado estén atrasados. Yo creo al igual que el fioor leader de la mayoría que los trabajos del Senado este año están más adelantados a esta época que en años anteriores.

"Dice el memorándum: 'Memorándum—Dirigido a los seño res Presidentes de las Comisiones del Senado—a los efectos de acelerar los trabajos legislativos, suplico a los señores Presidentes de las comisiones del Senado que en el curso de la próxima se mana informen los proyectos sometidos a su comisión, esto es,

naturalmente, sujeto a las determinaciones que hayan tomado las comisiones en cuanto a darle debido estudio a los proyectos bajo su consideración.'

"Entiende la Presidencia que no hay en absoluto, sobre la base de ese memorándum, deducción o inferencia alguna de que los trabajos del Senado están atrasados y si se ha dado pública mente una interpretación de ese memorándum que no es la que se ajusta a ese memorándum, me parece que, además de la mo ción del Senador Gutiérrez Franqui de que consten en acta esas palabras de él, debiera publicarse la expresión clara, terminante y definitiva e inconfundible de que los trabajos del Senado no están atrasados en absoluto.

"Entiendo que tampoco en la Cámara por el número de pro yectos de la Cámara que hasta la fecha se han aprobado.

"Dentro del cumplimiento de su deber, éste es un memorán dum rutinario que el Presidente del Senado dirige a los presi dentes de las comisiones del Senado y que regularmente se envía a esta fecha en esos mismos términos a todos los señores presi dentes de las comisiones, aclarando, naturalmente, que cualquier determinación de cualquier comisión en cuanto a no informar los proyectos, depende del criterio de la propia comisión.

"Con estas palabras, y suplicando que la moción del Senador Gutiérrez Franqui vaya más lejos de meramente consignar en acta sus trabajos, sino que pueda tener la impresión de este Se nado de que el trabajo del Senado no está más atrasado sino que, por el contrario, más adelantado que en años anteriores, me parece conveniente la aclaración.

"La presentación de una moción así, y su aprobación, sería un acto de justicia para el Senado y para las comisiones.

"Señor Gutiérrez Franqui: Yo voy a hacer mía la moción, pero desde luego, aclarando que mi intención no era llegar a tanto, sino meramente dejar aclarada cuál era la verdadera situación.

"Claramente, en ningún momento me referí al memorándum del señor Presidente, que según mis palabras, siempre consideré como una gestión apropiada en el verdadero desempeño de su deber y en atención a su responsabilidad.

"Señor Presidente: Yo lo sé. Y cuando sugiero esa moción, la sugiero meramente para una aclaración ya que públicamente no se informó como debiera serlo."

El señor Gutiérrez Franqui hace suya, como moción, la su gerencia hecha por el señor Presidente.

Dicha moción es considerada por el Senado, siendo aprobada por unanimidad."

De la lectura del Acta del Senado que acabo de hacer, queda hasta este momento, no sé hasta dónde en la opinión pública, según haya llegado a ella, la información de los actos de ayer.

Por lo menos, repito, en el Acta del Senado se establecieron los siguientes hechos: que los Presidentes de los Cuerpos Cole gisladores dirigimos una comunicación en igual sentido a los Pre sidentes de las Comisiones de ambos Cuerpos. Así se publicó.

Leo de El Diario de Puerto Rico:

"Exigen Acelerar Labor Cámaras"

Ese es el título.

"Presidentes Quiñones, Ramos Se Dirigen a Comités."

Ese es el subtítulo. Y sigue así la información: (Leyendo):

"Los presidentes de las cámaras legislativas. Ledos. Samuel R. Quiñones y Ernesto Ramos Antonini, han solicitado que se acelere el estudio de la legislación que ha sido referida a la con sideración de las comisiones de los cuerpos colegisladores.

"Hasta la fecha en la Cámara de Representantes han sido radicados más de 585 proyectos de ley mientras que en el Senado han sido presentados 225 proyectos.

"Casi las comisiones de la Asamblea Legislativa han venido reuniéndose periódicamente para considerar la legislación que les ha sido referida para su estudio e informe. Las comisiones que tienen a su cargo el mayor número de proyectos son las de Hacienda y Jurídico Penal."

Y según se infiere de la lectura del Acta, entonces un órgano de la Radio informó que esas comunicaciones que fueron dirigidas por los Presidentes a los Presidentes de las Comisiones tuvieron por motivo el retraso de los trabajos de las Comisiones en ambos Cuerpos.

Eso queda establecido por las informaciones de El Diario de Puerto Rico, de la Radio y por el Acta que se acaba de leer por mi.

Queda establecido también, por la lectura del Acta, que, en cuanto al Senado se refiere, los trabajos del Senado no están atrasados, y que las Comisiones han trabajado con diligencia en comparación con el mismo periodo de tiempo transcurrido desde que se inicia la Sesión presente hasta el día de ayer, re lativo ese periodo a las dos Sesiones Ordinarias del 1949 y 1948.

Respecto a la Cámara de Representantes, nada queda aclarado ni establecido, ni informado; de donde un criterio racionalmente lógico necesariamente tendría que llegar a la conclusión de que, si bien en el Senado la comunicación dirigida por el Presidente a los Presidentes de las Comisiones fué una mera cuestión de rutina, tan de rutina que el hecho escueto era que los trabajos están más adelantados que nunca en sesiones anteriores, la co municación del Presidente de la Cámara está justificada porque, en efecto, resulta que es en la Cámara donde están atrasados los trabajos; y de ahí la justificación de la comunicación del Presidente de la Cámara a los Presidentes de las Comisiones de la Cámara.

Yo quiero comenzar, en defensa de los Presidentes de las Comisiones de esta Cámara, y en defensa de esta Cámara, por complementar la información estadística en cuanto se refiere a la Cámara de Representantes, en el mismo periodo de tiempo. (Leyendo):

Labor de la Cámara de Representantes en lo que se refiere a proyectos de ley, durante los primeros 29 días de sesión:

Proyectos de la Cámara, año 1948, presentados 578, infor mados 14, descargados 1, aprobados 12; año 1949, presentados 47/, informados 19, contra 14, descargados 3; contra 1, apro bados 15, contra 12, en el año 1948.

"En el año 1950, proyectos presentados 616, contra 477 y 578 en los años respectivos 1940 y 1948. Informados 24, contra 19 y 14 en los anos ya mencionados; descargados 1, aprobados 25, contra 15 y 12 en los años ya mencionados.

"Proyectos del Senado, año 1948, recibidos en la Cámara 16, informados 2, aprobado 1; año 1949, recibidos 7, informados 3, contra 2; aprobados 3, contra 1 el año anterior.

7 y 16 de los años respectivos 1949 y 1948; informados 4 contra 3 y 2 en los años mencionados; aprobados 5 contra 3 y 1 en los años ya mencionados."

Queda así aclarada la labor de la Cámara de Representantes en lo que respecta a diligencia y en cuanto respecta a labor rea lizada este año en comparación con los dos años anteriores. Se puede ver que la Cámara de Representantes no le va en zaga al Senado de Puerto Rico, ni sus Presidentes a los Presidentes del Senado en laboriosidad y dedicación a su trabajo.

De lo dicho hasta aquí, el balance, la conclusión pudiera ser entonces la siguiente: que la comunicación, según informa El Diario de Puerto Rico, que califica un órgano de la Radio como motivada por el retraso en la Cámara de Representantes, mien tras en el Senado era una comunicación de mera rutina que nada tenía que ver con retraso alguno, en la Cámara de Representan-

tes, establecido ya por mí que el trabajo estaba más adelantado que el año pasado, entonces la comunicación del Presidente de la Cámara, por lo menos se convierte en una cuestión de mera rutina que nada tenía que ver con el retraso de los trabajos.

Salvada así la responsabilidad y el prestigio,—en cuanto a hombres cumplidores de sus deberes—de los Presidentes de las Comisiones, yo quiero preguntarles, dirigiéndome a todos ahora, a todos los Presidentes de Comisiones de esta Cámara que me escuchan, si alguno de ellos ha recibido comunicación alguna fir mada por este Presidente, según lo ha informado un periódico, y ha calificado después un órgano de la opinión pública de Puerto Rico . . . ¿Alguno de ustedes ha recibido esa comunicación?

(Los señores Representantes interpelados contestan en la negativa.)

A la negativa de ustedes yo uno la rotunda afirmación de que no sólo no les ha llegado sino que no se ha escrito y que tampoco he pensado jamás en escribirla, ni por razón de retraso ni como cuestión de mera rutina; que no sólo no la escribí este año sino que no la escribí ni la pensé el año anterior tampoco.

Por el contrario, el compañero Vice-Presidente y dirigente parlamentario de la mayoría que preside en este momento, señor Benjamín Ortiz, puede dar testimonio de que hemos estado en constante comunicación él y yo casi todos los días examinando el progreso de los trabajos de las Comisiones; de que nos hemos dado por satisfechos con ese progreso y de que no más que ayer tuvimos una conferencia y llegamos al acuerdo de en la próxima semana, según que estuviera justificado, tener una reunión con los Presidentes de las Comisiones tan solo y al efecto de trazar un plan de coordinación de trabajos que pueda expeditar estos trabajos contra cualquier posible congestión en razón del volu men de proyectos que han llegado a última hora, de manera que los trabajos de la Cámara puedan continuar satisfactoriamente como han ido desarrollándose hasta la fecha.

Pero hé aquí, queridos compañeros, que la Prensa ha infor mado que yo envié una comunicación que yo no envié; y se ha publicado un título de que yo exijo; y se ha descrito la comu nicación que yo no he mandado, como motivada por el retraso de esta Cámara de Representantes.

Una Cuestión de Justicia

Bastaría hasta aquí para dejar sobriamente establecida la realidad y la verdad de estos hechos, pero yo quiero decirles a ustedes que si he ocupado la atención de ustedes en esta tarde— que muy rara vez lo he hecho en dos años de mi incumbencia como Presidente de la Cámara—lo he hecho para plantearles a ustedes una cuestión que yo creo de justicia para ustedes, de justicia para los Presidentes de las Comisiones, y de justicia por razón de verdad, no para Ernesto Ramos Antonini, sino para el Presidente que ustedes eligieron para presidir la Cámara de Representantes de Puerto Rico.

Lo he hecho por considerar que es una obligación de mi cargo el mantener siempre, hasta donde sea posible, fuera de todo al cance de censura injusta, de falsa información, de ataque arbi trario o caprichoso, de imputaciones que en alguna forma pu dieran perjudicar, no ya, repito, a Ernesto Ramos Antonini, sino al Presidente de la Cámara de Representantes, que no sólo tiene el honor de presidirla, sino que tiene también la obligación de mantener, hasta donde le sea posible, el prestigio del cargo con que se le invistió.

Yo no acostumbro nunca defenderme de los ataques que se me hacen en mi carácter personal. No tengo tiempo. El tem peramento mío no me incita a ocuparme de los ataques arbitra rios, calumniosos, injustos, que se me hacen personalmente a dia rio en la Prensa.

Ustedes todos conocen mi vida, ustedes todos conocen mi con ducta, especialmente en lo que respecta a mi actuación pública. Pero yo quiero decir a ustedes, más que como señores Represen tantes, como compañeros de lucha pública, y en esto incluyo al distinguido Representante de la minoría, doctor Leopoldo Figueroa, que realmente ya me estoy sintiendo, más que fatigado, espiritualmente angustiado, por esta persecución diaria, copiosa, arbitraria, calumniosa, que todos los días se produce en torno a mi persona.

Créanme que, si no fuera porque he observado que la Cámara también es victima muy frecuentemente de estos ataques, si no fuera porque muchos de ustedes individualmente también son victimas frecuentemente de este mismo trato, yo todavía hubiera

resistido y esperado un poco más en esta situación que parece aumentar y crecer, lejos de amainar, en la experiencia de la vida diaria de cada cual.

Para mí es muy doloroso hablar de estas cosas. Rehuyo siempre tratar mis asuntos personales, tanto en la tribuna pú blica como en la Cámara de Representantes, hasta el momento en que creo que el ataque o el volumen del ataque puede afectar a los que me han hecho objeto de su confianza, bien sea en lo político respecto de la tribuna pública en las actuaciones del Partido a que pertenezco, como en lo legislativo, donde el cargo que tengo, gracias a Dios—y lo digo con inmensa satisfacción y hasta con orgullo de Puertorriqueño—ni siquiera puedo decir que es el resultado de la votación del Partido de la Mayoría exclusi vamente, sino que tuve el privilegio de recibir el voto unánime de esta Cámara, incluyendo el voto del doctor Leopoldo Figueroa.

Eso me obliga no sólo ya para con todos ustedes los señores de la mayoría sino para con toda la Cámara, unánimemente. Es por eso que me he sentido inclinado a expresarme en estos tér minos de querella, de queja amarga, y, hasta donde pueda haber esperanza de un mejor trato, de una mayor justicia, de una medida de ponderación para tratar a los hombres que en la vida pública de Puerto Rico han sacrificado intereses de familia, aten ción de hogar, intereses personales, con abandono de ejercicio de la profesión, horas de sueño, horas de diversión, alimentos, para andar por todas las carreteras de Puerto Rico y casi ad quirir el don de la ubicuidad, a veces pareciendo que se está presente en varios sitios a la misma hora en distintos pueblos de la Isla de Puerto Rico; solicitar, invocar a nombre de todos ustedes, que es invocar a nombre de todo el pueblo de Puerto Rico, que en esta época de trabajo, de lucha angustiosa de todo el pueblo de Puerto Rico para levantarse en su tremendo drama de dolor en que vive por razones económicas, y de emancipación política, en razón del estado en que se encuentra su status cons titucional, invocar a nombre de ustedes, repito, y del pueblo de Puerto Rico, mayor justicia de aquellos que tienen el sagrado deber de fiscalizar, porque así lo necesita la Democracia.

Ya dijo alguien "si yo no tuviera la censui-a de mis enemigos yo no podría hacer un buen gobierno" . . . ¡pero la censura, cuando está bien fundada en los hechos, y la censura en la me dida propia que tiende en la Democracia a expresar la disención de opinión, sanamente, con propósito edificante, pero jamás par

tiendo de la falsedad y de la mentira! . . . . ¡Y mucho menos esgrimiendo la diatriba ni insistiendo en la terquedad ni en el trato injusto!

Porque, ciertamente no es para eso que el pueblo elige a los hombres, ni es para eso que esos hombres elegidos se sacrifican por el pueblo, que se sacrifican por cumplir sus deberes respon diendo a la confianza depositada en ellos por el pueblo.

Si yo fuera a decirles a ustedes ahora, en un breve resumen, todo lo que por esa vía de calumnia y de injusticia y de falsedad a diario se arroja sobre mí, ustedes quedarían abrumados, que ridos amigos, más que compañeros.

Desde el último día que estamos viviendo y hacia atrás se manas, meses y años, tiene uno que soportar que la opinión pú blica de Puerto Rico pueda estar leyendo columnas de periódicos aparentemente desinteresadas, movidas exclusivamente por el alto interés de informar la verdad al pueblo y de encauzar su opinión.

Tras Columnas Periodísticas

El pueblo no tiene todavía la más remota sospecha, (y sobre todo nuestro pueblo que es sano,) de que pueda haber quienes se escondan detrás de columnas periodísticas para saciar ven ganzas personales, para cubrir asi las exigencias de su apetito malsano, de veneno; para inyectar en la opinión pública injus tamente falsedades y, sobre esas falsedades, desprestigiar, desa creditar, hacer daño a los hombres que no le hacen daño a nadie en el sentido en que la moral condena, sino que simplemente llevan una vida de principios y un programa de Partido y unas normas de Gobierno que han sido sancionadas por la opinión pública.

Si en ese trasiego de lucha en el cumplimiento de ese pro grama y de esas normas y de esa política, tiene uno que venir en conflicto con los intereses económicos o sociales de algunos sectores, esa es la voluntad de la Democracia.

No hay, estoy seguro, quien pueda sospechar que haya columnistas que así actúen porque en una ocasión le pidieran a este Presidente una colocación, la creación de una plaza en el Presupuesto de la Cámara para un allegado o familiar, y este Presidente se negara a la creación de esa plaza, y lo hiciera es pecialmente por el motivo de que los miembros de esta Cámara, con excepción del doctor Leopoldo Figueroa, en reunión celebrada en mi hogar el año pasado y refiriéndose al solicitante, llegaran a la conclusión unánime de que la conducta de ese columnista era absolutamente impropia e indeseable en esta Cámara de Re presentantes donde desempeñaba su labor periodística.

Y ustedes saben que yo recibí mandato de ustedes en aquella reunión para disciplinar y poner en orden la conducta de tal periodista, y le llamé la atención, y no pude crear la colocación.

Nadie es capaz de sospechar que más tarde, cuando este Pre sidente fué víctima de un editorial de lo más acre e inclemente que se pueda haber producido contra este Presidente porque, convirtiéndose supuestamente en un dictador, según el editorial, se había negado a firmar, a última hora, al fenecer la sesión le gislativa ordinaria pasada, un proyecto que ya había sido apro bado por el Senado y por la Cámara. Y resultó que esta in formación no era cierta; que yo no me había negado arbitra riamente a firmar tal proyecto, sino que era un mandato de la

Cámara que, a moción de uno de ustedes, por unanimidad, había aprobado e instruido al Presidente para que no firmara el pro yecto; procedimiento parlamentario éste sancionado por los an tecedentes y por la historia parlamentaria del Parlamento Inglés y del Congreso de los Estados Unidos y de la propia Asamblea Legislativa de Puerto Rico.

Que tal información, no basada en la verdad, diera lugar a un editorial en contra de este Presidente, víctima inocente de no haberse suministrado la información correcta al periódico por razón de no estar presente ese periodista en el cumplimiento de su deber aquí en la Cámara cuando ocurrió la moción y el acuerdo instruyendo al Presidente. Y que después, sin haberme consultado, porque yo estaba fuera de Puerto Rico, el que en tonces era Ayudante mío, por su cuenta, mandó una carta pri vada a un compañero de ese periodista diciéndole que la respon sabilidad total de la falla en que había incurrido el periódico era de ese periodista, por haber estado ausente en el momento en que se produjo el incidente mal informado.

El pueblo de Puerto Rico es incapaz de estar enterado de que conocida esa carta por el periodista culpable, dirigió una comu nicación a mi Ayudante que era una diatriba contra este Pre sidente porque este Presidente, según el periodista, era el que había inspirado esa comunicación de mi Ayudante no estando ya en Puerto Rico yo; y allí, repito, se vaciaron los dicterios y las diatribas más venenosas contra este Presidente.

El pueblo de Puerto Rico es incapaz de saber que poco des pués, ese periodista hizo la afirmación de que este Presidente se había dirigido por medio de alguien al Director de su periódico para que lo retirara de cubrir la información de esta Cámara, lo cual fué falso, ha sido falso, es falso. Yo no autoricé tal cosa.

El pueblo de Puerto Rico no sabe que el periodista no está cubriendo la información de esta Cámara, y que sin duda alguna está convencido de que no lo está por razón de la supuesta ges tión de este Presidente.

Quien le lee a ese periodista desde hace un año, desde la so licitud de la colocación hasta su retiro de cubrir la información en esta Cámara, cree que esté haciendo informaciones desintere sadas en su columna. Se podría decir que, sin excepción du rante ese año, no ha habido una sola columna, que no contenga un ataque basado en una falsedad contra este Presidente ; desde la cosa más nimia, impropia de una columna, hasta cosas de ma yor monta.

La última: la de que este Presidente fué autor de que el

homenaje ofrecido a nuestro gran actor, Juano Hernández, se llevara a cabo de manera formal y de etiqueta. ¡Falso que yo fuera el autor!, digo yo ahora.

Y no es que me importe negarlo por considerar que pueda o no tener importancia, sino sencillamente para destacar que es una nueva, la última falsedad que se esgrime contra este Presi dente. Para ello tengo cuatro testigos de esa falsedad.

Pero como se piensa que eso puede arrojarme mala voluntad, hostilidad, impopularidad, por eso se hace.

Desde esa cosa nimia hasta la cosa de mayor monta de que se había pensado y resuelto que yo, Vice-Presidente del Partido Popular, quedara a cargo de los asuntos del Partido Popular, al ausentarse su Presidente don Luis Muñoz Marín, rodeado de dos compañeros más—el señor José Berríos Berdecía, Secretario de esta Cámara, y el señor Ildefonso Solá Morales, Secretario Ge neral del Partido, pero que, después, las intervenciones que hubo de los líderes del Partido hicieron decidir al señor Muñoz Marín, a última hora, casi en el momento de tomar el barco hacia los Estados Unidos, desistir de ese propósito, y dejar los asuntos del Partido en manos del señor Ildefonso Solá Morales.

Partiendo de ese hecho incierto, el periodista aludido, en su columna, agrega unas cuantas falsedades y establece la inferencia de que por lo tanto la estrella de "ERA", de Ernesto Ramos Antonini, está en eclipse.

¡No es cierta la información sobre el triunvirato, compañeros y queridos amigos! Yo me he acercado al autor de esa infor mación, señor Juan Martínez Chapel, para preguntarle de dónde sacaba él esa información, para ver si su origen estaba en de terminaciones o pensamientos en principio del señor Muñoz Ma rín, y el señor Martínez Chapel me ha dicho, antes de embar carse el señor Muñoz Marín, que eso había sido una mera espe culación personal de él, (de Martínez Chapel), basada en la creencia de que el año pasado, cuando el señor Muñoz Marín se ausentó, la Presidencia había quedado en manos de un triun virato; pero que después había sabido que tal no había sido el precedente sino que de acuerdo con reglamentos y determina ciones del señor Muñoz Marín, desde la Asamblea del Partido, los asuntos administrativos del Partido estarían siempre en ma nos del Secretario General.

Y me le quejé a él de que hiciera especulaciones que podían dar la impresión al pueblo de Puerto Rico por la íntima relación que guarda su trabajo diario con el Gobernador de Puerto Rico,

que resulta ser el Presidente del Partido de que en efecto se habia pensado en eso. Después, sale la información que tenia que salir, o sea, que no era cierto, puesto que era una especulación. Pues bien, viene la columna aludida, establece que eso fué verdad, y que fué una decisión primera del señor Muñoz Marín y un cambio de opinión después. ¡Y por lo tanto, "la estrella en eclipse", compañeros!

Yo he estado esperando pacientemente que el autor de la primera información que dió lugar a esa columna hiciera una rectificación a su compañero diciéndole "eso no es cierto; fué meramente especulación mia." Pasan los días, y no hay la acla ración ¡y que el pueblo siga creyendo que es verdad la informa ción previa y, por lo tanto, que está justificada la columna posterior!

Y yo he estado haciendo gestiones durante los últimos cuatro días para tener una entrevista con el autor de la columna de especulación. Todos los esfuerzos han sido inútiles para conse guir que haga la rectificación que procede en honor al restable cimiento de la verdad.

.,'^°LEcaoM .'=u;;?torriqu£ña o SE PRESTA FUERA DE LA SALA.

VÍCTIMA DE UNA LEYENDA

Yo he dado nada más que dos ejemplos para terminar di ciendo: si el pueblo de Puerto Rico no es capaz de sospechar que por motivaciones de mero carácter personal se está abu sando del sacrificio que hiciera el dueño del periódico para lograr en esa gran empresa su apogeo actual, y para abusar del respeto que merece el Director del periódico que, sin duda alguna, no dirige un periódico para que en sus columnas se sacien venganzas de puro tipo personal basadas en falsedades . . .

Cuando el pueblo de Puerto Rico no puede sospechar que haya esos hechos detrás que motivan esas columnas venenosas, falsas, calumniosas, personales, mucho menos sería capaz de sos pechar el pueblo de Puerto Rico que quien de tal modo procede— y esto que voy a decir no lo digo en forma alguna, como se dice vulgarmente, para echar en cara, ¡no! ¡no! ¡no!; para mí un Parlamento es, en sentido de virtudes ciudadanas, una escuela, y cuando en una escuela se plantean cuestiones como ésta en tonces el marco moral que debe servir de base para justipreciar y calificar las actuaciones caen en otra categoría—el pueblo de Puerto Rico, repito, sería incapaz de sospechar que quien de tal modo procede contra mí estuvo, en el año 1945, complicado en un caso de Ataque para Cometer Asesinato, por razón política, por haber descargado su revólver a tiros contra un líder popular.

Tampoco el pueblo de Puerto Rico sabe que el autor de la columna así acusado entonces es un adversario político nuestro, y que, a requerimiento de su padre, este Presidente de la Cámara, que apenas lo conocía, arriesgó la enemistad y la hostilidad de todo el liderato y del electorado Popular del distrito, y allá fué a defenderlo ante un Jurado. ¡Y fué absuelto! ¡Y no le cobró un solo centavo!

El Pueblo de Puerto Rico no es capaz de concebir que la moral de esa columna esté tan podrida y deteriorada ante la conciencia del hombre.

Yo recuerdo, al dar esta información última, que en una oca sión el doctor Leopoldo Figueroa, en Cámara o en el periódico, se vió acorralado y obligado, por razón de persecuciones iguales, 17

a tener también que mencionar en público servicios profesionales de doctor prestados a otro periodista que lo hacía víctima de sus ataques. ¿Recuerda eso el Doctor?

(El interpelado responde con un gesto afirmativo.)

Por eso digo que eso no es cuestión de Partidos. Esto nos pasa a todos.

El pueblo de Puerto Rico—y esto es mucho más grave, y al gún día se publicará en alguna forma como acta pública—vive una leyenda contra mí. Por ejemplo, todo lo que se ha publicado y^ que ustedes creen porque ustedes mismos, alertas, pero que sin embargo tienen su límite, como personas normales—la infor mación publicada hace alrededor de un año en torno a la actua ción heroica de un Fiscal que me demandó que me retirara del ejercicio de lo criminal en las Cortes y que de esa manera fué que yo abandoné ese ejercicio.

Ustedes no son capaces de saber, y mucho menos el pueblo de Puerto Rico, que todo eso es falso, que eso es una leyenda, que la verdad en contrario consta en las Actas de la Corte de Distrito de San Juan. Que la información fué publicada por redactores que no estuvieron presentes en ningún momento en la noche del juicio que se celebraba en esa ocasión. Que yo acudí a la Corte para restablecer la verdad de los hechos, con a intervención del propio Fiscal, y, preguntándole al Juez si los ec os eran exactamente como yo los iba reproduciendo en ne gación absoluta de lo que se había publicado en la Prensa, el Juez así lo estableció que sí. ¡Y la Prensa no publicó la rec tificación!

El pueblo de Puerto Rico todavía sigue creyendo la leyenda el acto heroico, y en la desmoralización de un hombre público en el plano profesional y político.

Si yo valiera la pena, si yo algún día escribiera las cosas que a mi se me han hecho, y ciertamente no por Ernesto Ramos Anonini sino por la posición política que ocupo, y especialmente esde que soy Presidente de esta Cámara, las juventudes que leyeran eso quedarían asombradas de cómo se puede soportar tanta ignominia, tanta falsedad y tanta injusticia.

Yo les voy a pedir a ustedes, pues no quiero abrumarlos más nada mas que lo siguiente: que me den autorización, como Pre sidente de esta Camara, para sí en algún momento, en el curso de esta sesión, esta situación de informaciones que perjudican a a y ^ sus Representantes llegara a ser de tal manera irremediable que no fuera posible otro medio que crear aunque

fuera un humilde órgano de información pública sobre las deli beraciones y las actuaciones de la Cámara—en que se pueda informar lo que ocurrió aquí con entera fidelidad, y absoluta im parcialidad y justicia para todos, incluyendo especialmente al Representante de la minoría—pueda yo reunirlos de nuevo y decirles "creo haber llegado el momento de que tal cosa se dis ponga como único medio de que el pueblo sepa que ésa es la fuente donde se establece la verdad en relación con los procedi mientos de esta Cámara de Representantes."

Esa es mi única netición.

La moción contenida en las últimas palabras del señor Ramos Antonini fué secundada por el Representante, honorable Manuel Rivera Baerga.

Finalmente, la moción formulada fué sometida a votación y aprobada por unanimidad.

Comisión Estudia el Discurso

Al día siguiente, marzo 16, 1950, el vicepresidente de la Cámara de Representantes, y portavoz de la mayoría parlamen taria, honorable Benjamín Ortiz, pidió que por el Secretario se diera lectura a la información que ese mismo día apareciera en el periódico El Mundo, sobre el discurso pronunciado el día antes por el Speaker Ramos Antonini.

La información, leía asi:

"El Speaker Solicita se le Autorice a Convocar Cámara DELEa4D0S.—Seria Para Proveer Medios Información Pública.— Dice Esta Siendo Perseguido Por Prensa del País.—Por M. Nie ves Rivera.—Redactor de El Mundo.

El Presidente de la Cámara de Representantes solicitó auto rización de la Cámara para que 'en caso de que la situación iníormativa llegara a ser irremediable por desenvolverse de modo anormal contra los mejores intereses del cuerpo legislativo', pulera ser convocada la Cámara a los fines de instrumentar su propio medio de información diaria.

La anterior solicitud fué la culminación de extensas decla raciones vertidas ayer en el hemiciclo por el Speaker Ernesto Kamos Antonini comentando la persecución de que alegó se le pScílar miembros de la Prensa y por periodistas en estuvo Ramos Antonini haciendo +Q».,- • comenzando sus declaraciones con el comen- información del Diario de Puerto Fdco, sobre una LeSsítuL ^ Presidentes de las Comisiones de las Cámaras Lííari legislativos, por al fl'rS'

Cámara de Representantes dió lectura en Ta mm correspondiente a la sesión del último martes, Frannni en declaraciones del senador Gutiérrez ciónra^m^-HHÍ T"T"" la información del Diario, y la informatificar programa que no pudo idenSenad? '^°"®.Í^"aban declaraciones del Presidente del iTuT. Quiñones, enfatizando que las labores legis- ñonefhacina al Senado, no estaban atrasadas qTI este a¿3 en rTa ^ntre la labor de la Alta Cámara

"Ramos Antonini dió entonces lectura a un estado compara tivo de la labor realizada por la Cámara durante los últimos tres años, comparándola con la del Senado, para demostrar que la labor de la Cámara Baja habia superado con creces la realizada por la Cámara Alta, manifestando que la Cámara no le iba en zaga al Senado en tal concepto. Para probar que él no había emitido orden alguna dirigida a los Presidentes de las Comisiones de la Cámara en el sentido de que aligeraran los trabajos por estar éstos retrasados, el Speaker se dirigió a los Presidentes de Comisiones para que informaran si él había hecho tal cosa, a lo que éstos contestaron en forma negativa.

"El Presidente de la Cámara dijo que había llevado el asunto a la consideración del organismo legislativo no porque le afectara personalmente, sino por lo que representaba de injusto contra los Presidentes de las Comisiones de la Cámara.

"Expresó Ramos Antonini que se sentía cansado y amargado con la persecución de que se le hacia objeto. Se reñrió a colum nas periodísticas tras las cuales , dijo se escondían algunos para saciar venganzas personales, inyectando veneno en el ánimo de la opinión pública.

"Se refirió a un editorial que le fué dedicado atribuyéndole haberse negado a firmar un proyecto aprobado por ambos cuer pos colegisladores, tildándosele de dictador, cuando la verdad era que él no había firmado tal proyecto obedeciendo a un mandato de la Cámara. Añadió que la información errónea fué dada por un periodista que lejos de rectificar contestó las insinuaciones de rectificación dadas por un compañero suyo con improperios.

"Ramos Antonini calificó de falsedad lo dicho en relación con el homenaje a Juano Hernández en el Hotel Caribe Hilton. Dijo que era falsa la intención que se le atribuía en relación con la formalidad del acto en homenaje al actor puertorriqueño.

"El Presidente de la Cámara invocó 'mayor nobleza' de los que estaban supuestos a fiscalizar su labor, que dijo habia sido de luchas y de sacrificios.

"Ramos Antonini se extendió en otras consideraciones, ce rrando sus declaraciones a la Cámara con la solicitud de autori zación para cuando la situación informativa en la Cámara llegara a ser irremediable, la Cámara provea su propio medio de infor mación, para lo cual sería convocada por él."

Terminada la lectura, el señor Ortiz hizo uso de la palabra y se expresó asi:

"Señor Presidente;

"Refiriéndome al discurso que pronunció ante nosotros en la tarde de ayer el Presidente de esta Cámara de Representantes, compañero Ernesto Ramos Antonini, de cuyo discurso, además de un acuerdo que se tomó, surgen otras cuestiones que no han sido consideradas por la Cámara, y considerando también el con-

tenido de la información que se acaba de leer, publicada por el diario El Mundo, yo propongo que esta Cámara acuerde el que por la Presidencia se designe un Comité Especial que considere y estudie todas las cuestiones que surgen de ese discurso, al igual que de esa información, y al igual que de la información a que hizo referencia el Speaker, publicada en el Diario de Puerto Rico, y que ese Comité Especial formule sus recomendaciones a la Camara en la sesión del dia de mañana."

La moción del floor leader Benjamín Ortiz, fué secundada por varios Representantes y aprobada por unanimidad.

Presidia la Cámara en esos momentos el Representante, ho norable Santiago Polanco Abréu, quien procedió inmediatamente a designar la Comisión Especial propuesta.

Por indicación del Representante de la minoría, honorable Leopoldo Figueroa Carreras, el señor Presidente Accidental dis puso que por Secretaría se remitiese a la Comisión Especial que se acababa de nombrar, y que integraron los Representantes Or tiz, Alvarado y Figueroa, copias de las declaraciones hechas por el señor Ramos Antonini en la sesión del día anterior, los ejem plares del periódico a que se hiciera referencia y los demás do cumentos relacionados con el asunto objeto de estudio.

Informe de la Comisión Especial \

Con fecha de marzo 17, 1950, la Comisión Especial designada para estudiar el discurso del Speaker Ramos Antonini y toda la situación que diera lugar al mismo, rindió el siguiente informe aprobado con el voto unánime de sus tres miembros:

"Esta Comisión Especial nombrada por la presidencia de esta Cámara de Representantes de Puerto Rico, a virtud del acuerdo tomado en su sesión de ayer, día 16 de marzo de 1950, para estudiar el discurso pronunciado en el hemiciclo de este alto cuerpo legislativo por el presidente en propiedad del mismo, honorable Ernesto Ramos Antonini, informa que ha llegado a las siguientes conclusiones:

1. Que ha estudiado detenidamente el texto de dicho discurso, y los exhibits de publicaciones periodísticas mencionados en el mismo, que dieron base al referido discurso.

2. La Comisión Especial ha llegado a la conclusión de que el compañero Presidente de esta Cámara de Representantes efecti vamente ha sido objeto de injustificados ataques periodísticos, basados en hechos falsos, a lo que no tiene derecho una prensa libre en un país democrático no obstante su facultad de hacer una crítica sana y constructiva de sus hombres públicos y una justa fiscalización de su proceder.

3. Esta Comisión Especial recomienda a la Cámara de Re presentantes que haga expresión pública de su solidaridad para con su Presidente, honorable Ernesto Ramos Antonini, y que acuerde indicar la conveniencia, para beneficio del público y como tributo a la verdad, de que se publique por la prensa del país el texto íntegro del referido discurso, según aparece en las Actas de la Cámara, por entender que el pueblo de Puerto Rico tiene derecho a conocer los hechos que dieron base al discurso y la forma en que el mismo está concebido."

La citada Comisión Especial la integraban,^ como ya se ha dicho, los honorables Benjamín Ortiz, vicepresidente de la Cá mara de Representantes y jloor leader de la mayoría parlamen taria, el representante Popular,^ Arcillo Alvarado, y Leopoldo Figueroa Carreras, de la minoría.

Presidía la Cámara en esos momentos, la honorable Srta, María Libertad Gómez.

Al terminarse la lectura del informe, varios Representantes solicitaron simultáneamente que el mismo fuese aprobado.

No habiendo discusión, se sometió a votación el informe y fué aprobado por unanimidad.

El Speaker Ramos Antonini, quien todo el tiempo habia per manecido en el hemiciclo, se puso de pie entonces, y se limitó a decir;

—Señorita Presidente: dos palabras solamente, para dar les las gracias más encarecidas a mis queridos compañeros de Cámara.

El acuerdo unánime de la Cámara de Representantes fué cer tificado oficialmente por Secretaría, a los directores de los cuatro diarios que se publican en la Isla.

El Día, de Ponce, El Imparcial y Diario de Puerto Rico, de San Juan fueron los únicos que reprodujeron—en el orden en que se mencionan—el discurso del Speaker Ramos Antonini, tal y como fué al Acta de la Cámara, para beneficio de sus lectores y de todo el pueblo de Puerto Rico.

El Mundo no hizo público el discurso.

No obstante, copias mimeografiadas del discurso fueron dis tribuidas entre los legisladores, periodistas, y algunas persona lidades gubernamentales y particulares.

Al dia siguiente, sábado 18 de marzo, el periodista Juan Mar tínez Chapel, redactor de El Mundo y autor de la columna diaria "Ayer en Palacio", hizo ciertos comentarios en torno del dis curso del Speaker, y éste le dirigió ese mismo día la siguiente histórica carta:

"a 18 de marzo de 1950.

Sr. Juan Martínez Chapel, Redactor, El Mundo, San Juan, P. R.

Mi estimado amigo:

Dices bien en tu columna de hoy sábado en El Mundo, al decir que desde hace años somos amigos. Lo hemos sido, lo somos, y lo seguiremos siendo, mientras tú estés dispuesto a honrarme con tu amistad.

Pero me temo que tus comentarios de hoy en torno a mi dis curso, los hiciste sin leer antes, esto es, sin conocer íntegramente el texto del mismo, o que, si lo leíste, lo leíste sugestionado por alguna información interesada en crear animosidad en tí contra un amigo de tantos años.

Aprovecho para decirte que no sólo sé y recuerdo que somos amigos de muchos años, sino que, además, estoy enterado, de la fuente más confiable posible, de las varias veces en que, en mi ausencia, me has defendido vehementemente contra ataques in justos que se me han hecho en tu presencia.

Tu columna de hoy parte de la base de que yo te atribuyo en mi discurso hostilidad hacia mi y hasta segundas intenciones contra mí. Mi querido amigo Martínez Chapel, déjame decirte que ni en mi discurso, ni en mi pensamiento ni en mi corazón he albergado jamás tales pensamientos o sentimientos.

Admito que por la forma en que están mezclados, en uno de mis párrafos de mi discurso, las alusiones a tu columna que mo tiva, o motivó las falsedades y las afirmaciones venenosas de García Calderón, y bajo el coraje que confiesas que tuviste, expe rimentaras, humana y racionalmente, la sensación desagradable que exhibes en tus comentarios de hoy.

En pocas palabras, mi estado de ánimo, y mi pensamiento en todo este asunto pueden sintetizarse asi: Escribiste una columna sobre el triunvirato. Al leerla, pensé que por tu asocia ción tan íntima y diaria con el Presidente del Partido, nuestro muy querido y mutuo amigo Muñoz Marín, el pueblo todo inter pretaría que eso era una información anticipada sobre el pen samiento a ti expresado por el propio Muñoz Marín.

Claro está, yo sabía que, por los precedentes, ésa no podía ser la realidad. Cuando me vi contigo me corroboraste lo que yo me imaginaba. Y dices bien cuando afirmas, refiriéndote a esta conversación: 'creí que había quedado satisfecho' (el Speaker), etc. Después, García Calderón, en su columna del 5 de marzo, afirma . . . 'la crisis que le provocó la decisión del Presidente del Partido Popular y Gobernador de Puerto Rico, señor Luis Muñoz Marín, al designar el mismo día en que salió acia ashington, al senador Ildefonso Solá Morales para PRESIDIR el Partido con carácter interino' . . . 'La víspera de su partida hacia la Capital federal . . . el señor Muñoz Marín se dio cuenta de que tenía que dejar los asuntos de su Partido en las manos de alguien de su confianza. El jefe Popular pudo dejar resuelto el pequeño problema sin demasiadas preocupacio-

"r ■ ■ Reglamento, en ausencia del señor Muñoz Marín, la dirección de su colectividad debía quedar en manos del Antonini, quien es el vicepresidente del Partido.' El señor Muñoz Marín . . . procedió a designar un triunvirato integrado por el Secretario de la Cámara de Representantes, se ñor José Berrios Berdecía, el senador Ildefonso Solá Morales y el Speaker, para dirigir el Partido. La decisión del señor Muñoz Marín apareció publicada en los periódicos' 'Sin em bargo, pocas horas antes de comparecer ante las cámaras . . . y j T_ , , —A— ciiiuc ÍCIÍ5 cciíiiarcifcj y e abordar el vapor puerto rico, el señor Muñoz Marín revocó

su ORDEN DEL DÍA ANTERIOR y designó al senador Solá Morales PRESIDENTE INTERINO del Partido Popular dejando al Speaker en la calle', etc.

Ni tú, ni nadie, puede negar que estas falsedades de Garcia Calderón arrancan de la información especulativa tuya. Re cuerdo que en nuestra conversación en La Fortaleza sobre tu información original, dijiste: 'el único culpable soy yo'. Y to davía no se había publicado la columna de García Calderón. No puedo coincidir contigo cuando tratas de restarle importancia a las implicaciones, y sobre todo, a los resultados de tu información. Consumados los hechos, y publicada la columna venenosa y malsana de García Calderón, lo único que yo podía esperar de mi amigo de tantos años era que se apresurara a hacer inme diatamente la rectiñcación justa y reparadora del daño que, in voluntariamente, había hecho el amigo Martínez Chapel a su amigo Ramo.s Antonini.

Pasaron los días y no lo hiciste. Te hice llamar, y no viniste, aunque por causa justificada en ese momento. Me pudiste haber llamado, y no lo hiciste. Pasaron los días, y el daño seguía ci-eciendo. Y tú eras el único que tenias el remedio con la autoridad y el prestigio que tienes para haber puesto las cosas en claro ante todo el pueblo de Puerto Rico.

Hoy, después de todos los hechos desagradables que los dos lamentamos es que te decides a decirle a ese pueblo, toda la verdad que conocías desde el primer momento.

De mi discurso, lo único que te puede molestar es que yo te haya acusado de no haber hecho a tiempo la debida rectificación que has venido a hacer hoy. Y en el fondo de tu conciencia sabes que mi queja del amigo está fundada no sólo por los hechos, sino por razones espirituales. Fíjate bien que al referirme en mi discurso a tu columna no uso la palabra falsedad para calificar tu información. No podía hacerlo porque esta palabra envuelve el concepto de maldad y deliberación.

De todos modos, y después de lamentar que en nuestra amistad haya podido tenderse un velo de contrariedad o de duda de tu parte, quiero aprovechar esta oportunidad para hacerte saber, de la manera más sincera, que las distinciones y las muestras y pruebas de amistad que me has dado durante todos los años que nos han mantenido ligados en las luchas públicas de Puerto Rico y en un lazo de verdadera amistad, constituyen en mi recuerdo y en mi espíritu, un depósito de genuina gratitud, y de cordial afecto.

No quiero terminar sin objetarte tu afirmación de que yo padezca 'hipersensibilidad' y de que yo pienso que me persiguen 'los de arriba' y 'los de abajo'. En cuanto a lo de 'hipersen sibilidad' no podrás recordar que yo le haya salido al paso en muchos años a nadie de los muchos que a diario, en todos los periódicos, me han venido atacando. Respecto de 'los de arriba' y 'los de abajo', sin que yo acepte esa clasificación, pero enten diendo lo que quieres decir, déjame afirmarte, de la manera más rotunda, que estoy convencido de que, en el sector que denominas 'los de arriba' mi labor, mi historia y mis servicios tienen el reconocimiento de la inmensa mayoría.

En cuanto a 'los de abajo' mi contacto continuo por razón de mi actuación en las luchas del trabajo y mi comparecencia múltiple durante las campañas políticas en la tribuna pública de todos los pueblos y los barrios de Puerto Rico me han hecho sa ber, con gran satisfacción, que me ha servido de estímulo vigo roso, que la totalidad de esos 'de los de abajo' guardan de ma nera religiosa la suprema virtud de la gratitud y del amor a los hombres que por ellos luchan. Mal puedo pensar que me persigan 'los de arriba' y 'los de abajo'.

Cordialmente, Ernesto Ramos Antonini.

P- Como esta earta va escrita en el espíritu más sincero Inicia el amigo, y por la verdad, quedas autorizado ])ara que hagas de ella el uso Cjue creas conveniente para tu mayor satisfacción, ante tus lectores y ante mutuos amigos.

E. E. A."

Otra Carta que Dice Mucho

Contestando la anterior carta que le dirigiera el Speaker Ramos Antonini, el reputado y leido periodista, don Juan Mar tínez Chapel, escribió esta otra carta que tanto dice y que pone de manifiesto su nobleza de espíritu: "19 de marzo de 1950. Sr. Ernesto Ramos Antonini, Presidente de la Cámara. San Juan, P. R.

Mi estimado Ernesto:

Anoche en mi casa recibí la carta que por entrega especial tuviste la amabilidad de enviarme. Confieso que me sorprendió porque, a pesar de conocer y saber el buen amigo que siempre has sido, no esperaba nunca tanta bondad de parte tuya. Ahora más que nunca me siento honrado con tu amistad y me alegro de haberla conservado por tantos años. Confieso que escribí mi columna sin la debida tranquilidad de espíritu. Hay palabras en ella de las que me arrepentí "tan pronto las vi im presas, así es que la generosidad de tu carta me alivió del males tar que sentía por haberlas escrito.

Deseo aclararte que el párrafo con que terminó la columna que dice: 'Deseche el Presidente de la Cámara esos temores, que a ratos le asaltan de que es perseguido por los de arriba y por los de abajo' no terminaba ahí. Lo que entregué a las cajas y que no salió, me supongo que por motivos de compaginación, agre- gaba estas palabras poco más o menos: 'El sitial en que se en cuentra, lo ocupa con el beneplácito de los de arriba y de los de abajo y lo ha conquistado por sus propios méritos y nadie que yo sepa, se lo quiere ni se lo puede disputar.'

Te digo esto para que sepas que yo comparto tu opinión de que tu labor, tu historia y tus servicios tienen el reconocimiento de la inmensa 'mayoría.

Si nunca hice aclaración de las notas que motivaron las co lumnas de otros compañeros, fué únicamente por mi creencia firme de que no era necesario y que conociendo, como también conoce todo el público, las cordiales relaciones entre el Presidente del Partido y tú, a nadie podía ocurrírsele que no te dejaran a

tí entre los directores interinos del Partido porque no tuvieras la confianza de nuestro mutuo amisro Muñoz Marín.

Hoy más que nunca deseo expresarte el testimonio de mi verdadero afecto y amistad, amistad y afecto que no han decaído en ningún momento, ni aún en el momento que escribí la columna í[ue motivó tu carta.

Cordialmente,

(Una publicación preparada por la Oficina de Relaciones Públicas.)

V o t A T * ^

COLEGClOi^ PüERTOnRíOüEÑA

No SE PRESTA FUERA DE LA SALA.

DepiFiamento de Hacienda Oiicina de Servicios—División de Imprenta SAN JUAN, P. R. / ? 5- /

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