¿Hay o no hay democracia en Rusia? (1946)

Page 1


HAY O NO HAY

DEMOCRACIA

EN RUSIA?

ste os el tema que se debate ahora en la fensa americana e inglesa, — y por demás iteresante. Por eso ofrecemos este bosque! comparativo de los dos sistemas — el Icialista y el capitalista — en sus aspectos pítico, cultural y humano. El político, es sentido por un erudito escritor ruso; el lltural, por un famoso poeta y crítico literio americano, y el humano, por un pueririqueño: David Zaslavsky, Isidor Schneifler y Manuel Arroyo, respectivamente.

extenso editorial sobre el significado de las huelgas en Estados Unidos.

San Juan, Puerto Rico

Enero, 1946

OPINION PUBLICA

Es importante leer la Prensa, pero mucho más importante aún es conocer aquello que la Prensa no puede qmblicar. Esta situación es explicable si se tiene en cuenta que dé los DOS MIL MILLONES de dólares 000,000,000) que se gastan al ano en anun cios en los Estados Unidos, el OCHENTA por ciento (80%) pro viene de los reaccionarios (fascis tas),- con quienes cada periódico o revista tiene que congraciarse para conseguir su participación. Sólo leijendo los folletos que nos in forman lo que la Prensa tiene que silenciar, podremos tener tina opinión publica bien orientada, o sea formar un ]uicio exacto de los asuntos más importantes.¡Y a un pueblo enterado no se le puede engañar! Por eso pu blicamos nuestros folletos y recomen damos su lectura.

Presidente, Lectores Puertorriqueños de "In Fact".

* tomados de "In Facb", julio 16. 1945, pagina 3.

¿HAY O NO HAY

DEMOCRACIA EN RUSIA?

Después de la terminación de la Segunda Guerra Mundial, hemos leído en la prensa diversas opiniones sobre este tema, y la discusión se ha acentuado después del fra caso de la Conferencia de Cancilleres de Londres. Hemos creído oportuno dar a co nocer los siguientes artículos que analizan la situación en una forma comparativa de los dos sistemas — el socialista y el capita lista, — en sus aspectos político, cultural y humano.

\ EL SISTEMA DEL PARTIDO UNICO

por David Zaslasvsky

Moscú.

j I JNA DISCUSION algo exti;aña se ha sus* citado en la prensa extranjera;^ El centro de la porfía es si el estado soviético es o Vi no realmente democrático. Tal parece que hay gentes que tienen sus dudas, y hasta hay algunos que lo niegan, j Otros hay que se disponen a reconocer a la Unión Soviética como una clase de democracia de segunda categoría. •>., .En mi opinión la mejor contestación se dió en la guerra que acabamos de pelear ^ y ganar.

,J\ Sin ninguna duda esta fué una guerra de las fuerzas unidas de la democracia contra las fuerzas conjuntas del fascismo, ^ y la democracia fué la victoriosa. El fas cismo alemán encontró a su enemigo más

peligroso en el Ejército Rojo, el cual ^se apuntó tan tremendas victorias s . fascistas. Ahora que la guerra ha ^rmi nado, el país que mas consecuentemente lucha por la erradicación de todos siduos del fascismo debería ser conside rado el más democrático. No todos los es tados democráticos han hecho ni por mu cho todo lo que se puede hacer en este sen tido.

Tomemos la democracia americana, por ejemplo, la cual aun hasta ahora tolera que se lleve a cabo propaganda fascista por una sección determinada de su prensa. En los Estados Unidos e Inglaterra haypersonas que viven en paz y comodidad y que durante toda la guerra con el fascismo estuvieron abogando abiertamente por una paz de transacción con Hitler, e hicieron todo lo posible para salvar a la Alemania fascista y socavar la unidad de la demo cracia mundial.

Con estos baldones negros de todos los tamaños y formas de la democracia ame ricana y de la Europa Occidental, sería me jor para esas personas que gustan de adop tar tal posición de tanta crítica de la Unión Soviética el seguir el consejo sabio que el oso le dió a la mona en la famosa fábula antigua: "¿Por qué, querida señora, se fi ja tanto usted en las faltas de los demás? ¿ No sería mucho mejor que se fijara en usted misma?" O podríamos citar las pa labras de Roberto Burns y pedir la "gra cia" de vernos a nosotros mismos como los demás nos ven.

No nos sorprende en lo más mínimo el que ciertas personas coloquen su propia forma de democracia por encima de la for ma democrática soviética. Aquí en Rusia tenemos un decir que cada agachadiza can ta las loas de su propia ciénaga. Pero no

podemos dejar pasar las pretensiones de esas gentes, a quienes agradaria imponer su concepto de la democracia al mundo en tero, como si fuera el único concepto.

CUALES SOIi, sus objeciones a la de mocracia soviética? Antes que nada,_ el que solamente hay un solo partido políti co en la Unión Soviética. Ellos insisten en que donde sólo existe un partido único, no hay democracia. Pues bien, esto es una gran sandez. Si fuéramos a convenir con que el número de partidos determina el grado de democracia en un pais dado, ha bríamos entonces de reconocer a la vieja monarquía austro-húngara como el modelo de un estado democrático. En el Parla mento Austríaco de aquellos días había casi tantos partidos representados como había diputados. Pero ese parlamento era el hazmereir de las naciones, y la historia lo enterró en el cementerio político cali ficándolo de despotismo.

En el Congreso de los Estados Unidos hay virtualmente dos partidos. En el Par lamento Británico hay tres. ¿No se des prende entonces, a juzgar por lo que ante cede que la monarquía constitucional bri tánica supera por mucho a la república nor teamericana, en lo que respecta a democra cia? Por otra parte en Inglaterra el Par tido Liberal fué prácticamente barrido en las recientes elecciones. Escasamente re tuvo uno que otro de los escaños que tenía en el parlamento anterior. Pero eso no quiere decir que el grado de democracia en Inglaterra se haya al mismo tiempo reducido.

Cada partido .trata de ganar una mayo ría de votos y, de ser posible, todos los votos, venciendo así a la oposición. ¿Quie re esto decir que toda democracia se es^ fuerza por su propia negación?

Otros dicen que la democracia exige ^ esté representada en el parlamento una noria oposicionista, y que sin esto no Pu®ne haber democracia. En esto estamos ae acuerdo. Si hay oposición alguna en cual quier país, ésta debe estar representada. ¿Pero supongamos que no hay oposicion . ¿Entonces qué? ¿Tiene que crearse una en nombre de la democracia?

La oposición es parte integrante de la democracia parlamentaria burguesa, por la sencilla razón de que intereses opuestos son parte de la vida misma de esos países. No puede menos que existir en un país que tiene en su seno clases con intereses so ciales en conflicto. Donde hay grandes la tifundios tiene necesariamente que haber lucha constante entre los terratenientes y los campesinos, —de ahí nace la oposición. Donde existen el capitalista y el trabajador uno al lado del otro, necesariamente tiene que haber una lucha entre el capital y el trabajo: en otras palabras — oposición.

En la democracia soviética no existe oposición porque no tenemos terratenientes ni capitalistas. Ni es posible que haya al guna, por cuanto el sistema socialista des truyó las bases mismas sobre las cuales podría desarrollarse.

Todo el poder, tanto en el parlamento so viético como en la economía soviética, per tenece al pueblo — a aquéllos que traba jan. ¿No es ésta entonces la forma más elevada de la democracia?

Podría preguntar en son de broma a los críticos de la democracia soviética, lo que ellos han hecho con la oposición de los monárquicos, con la de aquéllos que defen dieron la esclavitud de los negros. Estos críticos se darían prisa en contestar, y con toda justicia, que estos grupos de oposición no están representados en el Congreso por-

que ya no existen en la realidad. Los mo nárquicos americanos desaparecieron de la escena hace casi 200 años; los francos de fensores de la esclavitud de los negros, ha ce como 80 años — aunque en su tiempo constituyeron en verdad una fuerte oposi ción.

pERO LO QUE estos críticos no quieren comprender es que en Rusia los pro pietarios de la tierra y los capitalistas desaparecieron de la escena de igual mo do estos otros grupos desaparecieron en su propio país; y con ellos los defen sores aquí del capitalismo han desapare cido pai-a siempre.

Un segundo par-tido — esto es, de opo sición — podría existir en la Unión So viética solamente como partido que buscase restaurar el capitalismo, los grandes lati fundios, y el juego de la bolsa. Todo esto ha pasado al olvido, junto con el feuda lismo, la nobleza y la autocracia de los zares rusos. --j.- i,

La democracia soviética ha puesto fin a todo eso. La Unión Soviética es la forma más alta de la democracia. No sólo ha rea lizado los sueños del pueblo por largo tiem po soñados, sino que asestó el más pode roso, el más destructivo golpe contra to das las formas de la reacción, contra to dos los defensores del fascismo.

La segunda guerra mundial ha demos trado esto, mediante las hazañas del pue blo soviético reconocidas universalmente, más clara, más decisiva y más concluyentemente que lo que cualquier calumnia pue de esperar refutar. El pueblo soviético no puede sino mirar con desdén a aquellas personas que tratan de criticar, desde las cenagosas tierras en que desarrollan sus vidas, las cumbres alcanzadas por la de mocracia soviética.

LA CULTURA DE LA UNION SOVIETI

CA Y LA DE ESTADOS UNIDOS

p ARA EL AMERICANO promedio la pa labra "Cultura" quiere decir la univer sidad, el instituto do Investigaciones cien tíficas, los últimos libros publicados, el concierto de música de cámara, la galería de arte, la ópera, el baile artístico, el roce social de la gente bien, y el trato excén trico de los bohemios. Significa las cosas de interés intelectual y de recreo de una minoría.

Este concepto de la cultura como asunto de una minoría es la primera diferencia esencial entre la cultura americana y la soviética.

Al considerar la cursilería comercializa da y las diversiones que se dispensan a la mayoría de los americanos, la palabra "Cultura", excepto en sentido antropológi co, es generalmente reprimida — y una razón de peso. El sentido de la pala bra incluye una selección consciente de lo mejor; y la selección consciente en una cultura comercializada es el beneficio pe cuniario, lo que conduce, si no a una com pleta corrupción del gusto, a un mero ro ce superficial con la mente y las emocio nes. "

La "entrada de taquilla" como causa de terminante en la cultura que se le propor ciona a la mayoría de los americanos es la segunda diferencia básica entre la cultura americana y la soviética. Esto encierra al go más que el beneficio pecuniario. La pri mera fila de colonos de un imperialismo capitalista la componen sus propias masas del pueblo. La cultura que a ellas les proporciona, más o menos conscientemente,

ayuda a perpetuar la sei-vidumbre de clase. En su forma más desnuda y brutal esta actitud fué puesta de manifiesto en el es tablecimiento por los japoneses do casas de prostitución y antros para jugar y fu mar opio en la China conquistada, calcu lando que un pueblo corrompido so man tendría sojuzgado. Actitudes parecidas a éstas pueden advertirse en nuestras agen cias de anuncios y en las cadenas de pe riódicos tales como las de Hearst o las de Luce.

Todavia más, el determinante "entrada de taquilla"', es incompatible con nuestros ideales institucionados. Los padres cons cientes se desesperaji frente a la anti-educación a que están expuestos sus hijos fue ra de las escuelas. Y el levantar la fuer za moral de un hombre mediante el cum plimiento de los deberes dominicales, es ineficaz contra los llamamientos socavadores que a sus temores, vanidades, privacio nes y envidias les hace su "cultui-a" duran te la semana. Esta contradicción entre los ideales institucionados y las degradaciones comerciales en la cnltui'a de la mayoria de los americanos, que también se abre paso en formas más sutiles en la cultura de su minoría, es su tercera mayor dife rencia con la cultura soviética. Y por último, nuestra cultura, particu larmente desde que se inflara con la bom ba atómica, presenta una patriotería tan tosca como peligrosa. En este momento histórico somos el pueblo más rico y más poderoso de la tierra. Pero esto es obra de'la historia, no un premio de virtud o sabiduría; y las situaciones históricas que crean tal poderío, cambian con la historia. El considerarnos nosotros mismos el pueblo más limpio, libre, inteligente y bueno del mundo es una necedad; el considerar al

resto de la humanidad como necesitada de nuestra mano fuerte en sus problemas y como debiéndonos deudas insaldables que nos dan derecho al embargo preventivo de su porvenir, es arriesgado.

. Esta creciente actitud de patriotería es la cuarta mayor diferencia con la cultura soviética.

IIp S A BASE DE estas cuatro diferencias, que expresan en variados aspectos la di ferencia entre la sociedad capitalista y la socialista, que trataré de describir la cul tura soviética.

Primero, pues, la cultura soviética se di ferencia de la nuestra en que rechaza la división de la cultura nacional en cultura de minoría excesivamente individualizada, y cultura de mayoría excesivamente regu lada. El fin que se persigue y que esta todavía por alcanzarse, es eliminar los ni veles estratificados de la cultura. Es ver dad que no todo el mundo en la Unión So viética va o quiere ir a los conciertos sin fónicos y a las exhibiciones de arte, pei'o millones ya lo hacen; que el promedio de los espectáculos en los teatros de los gre mios obreros está más o menos al nivel de las variedades, pero ese nivel mejora cons tantemente; y toda la presión social, desde la moda hasta los subsidios del gobierno, apremia hacia la adquisición de todas las modalidades de la cultura. Esto empezó con el esfuerzo maravilloso, principalmente voluntario, llevado a cabo por toda la nación, que en quince años transformó a cincuenta millones de analfa betas en gente de letras. Su objetivo esen cial está previsto en el plan a largo pla zo que interrumpiera la invasión alemana y cuya meta económica consistía en una

prodüccióíi per capita igual a la de Esta dos Unidos, y cuya meta cultural era "la eliminación de la distinción entre el traba jo mental y el manual" (Stalin). La ins trucción, el adiestramiento y la participa ción en actividades culturales equivaldrá a la larga a levantar a cada ciudadano sovié tico al nivel del intelectual. Como ejemplo del proceso podría seña lar la compra en conjunto por las uniones obreras de todas las entradas a concier tos, óperas, bailes artísticos, etc. Podría hacer una lista de los teatros con reperto rios de primera clase que dan funciones aún en las "provincias"; podría enumerar los conjuntos musicales, las escuelas (in cluyendo studios de arte), las compañías teatrales, las publicaciones, etc., del Ejér cito Rojo; las conferencias, funciones ar tísticas, peregrinaciones a los museos, la prensa, los periódicos murales en los talle res, etc., de las uniones obreras; los labo ratorios en cabanas, los corresponsales de noticias, y los conjuntos musicales en las haciendas colectivizadas; la cultura de los niños con sus teatros ricamente desarro llados, sus funciones de títeres, casinos, pax-ques, etc., que aseguran para los niños soviéticos un desarrollo natural hacia la cultura adulta, y que proveen facilidades que ni aun los millonarios americanos pue den costearles a sus hijos. Las estadísti cas, en su variedad tanto como en sus to tales, serían abrumadoras. Pero prefiero dar énfasis a un aspecto que en la fascina ción en los números es con frecuencia pa sado por alto.

En una cultura basada en el beneficio pecuniario, se desalienta la participación. Todo cuanto es posible queda absorbido en las relaciones entre el productor y el con sumidor — en la cultura, la relación entre

el actor estelar y el espectador pasivo. E los Estados Unidos la palabra "aficiona do" conlleva connotaciones derogatorias. En la Unión Soviética el aficionado esta en todas partes, y está unido al profesio nal en una relación comunal. El novelista Sholokhov, por ejemplo, trabaja con el círculo literario de Veshenskaya, la viiia cosaca donde vive. El director del teatro de Bellas Artes de Moscú, Ivan Moskvin, es uno de los preceptores del circulo dra mático en una fábrica de automóviles de Moscú, y 30 miembros de esa trupe bien adiestrada han venido a formar parte de una compañía en el Teatro de Moscú. Eos wallflowcrs de la sociedad soviética aquellos que no toman parte en actividad ninguna cultura], ni aunque sea un circulo de estudiantes de idiomas.

III

UN CUESTIONARIO que fuera contes tado por varios miles de trabajadores^ de una fábrica- soviética sobre cómo pasado un día de fiesta demostró que ha bían estado visitando, en jiras campestres, asistiendo a espectáculos públicos, etc.; pe ro casi todos estaban leyendo y muchos co mentando un extenso discurso de Litvmov publicado en primera plana ese día, si guiendo la costumbre soviética, en todos los periódicos. Puede que esto conteste a los visitantes americanos que se pregun tan sorprendidos: ¿leen los soviéticos su prensa "insulsa" que no sólo publica tales discursos sino que también publica largos artículos informativos y teóricos, largas poesías, estadísticas sobre la producción industrial o agrícola, pero que omiten por completo o limitan los relatos de crímenes a unos párrafos de tres lineas, y Que para sus "grabados" imprimen los retratos de

sus personajes políticos y de sus Stakhanovitas, y omiten los de los que se divor cian ?

Las gentes hacen lai-gas colas frente a los puestos para comprar estos periódicos "insulsos"; y cuando se han agotado, se pa ran frente a las tablillas en las cuales se pegan ejemplares de los periódicos. Yo las he visto apiñadas frente a esas tablillas en una temperatura de varios grados bajo cero.

Suprimanse las manipulaciones de las debilidades humanas con fines de lucro, y se presenta el fenómeno de gentes que leen ávidamente los periódicos para insti'uirse. Suspéndanse la obsesión de la entrada de taquilla y el complejo del actor estelar que la fomenta, y en vez de disolverse las grandes compañías teatrales, como nues tros Artistas de la Plaza Washington y nuestro Grupo Teatral, éstas prospei-arían y se i'eijresentarían a los clásicos con llenos completos.

En los veinte meses "que pasé en la Unión Soviética me topé una vez con un libro por el estilo de "La Virgen de Broadway", o sea el tipo de novela que se i^resta en las bibliotecas de las farmacias ame ricanas. Este artículo raro vino a determi narse que era producto del período de la NEP cuando, por unos años, se le permitió al capitalismo reabrir sus tiendas y pro ducir algunos artículos industriales de con sumo.

IV

CI RECORDAMOS la unidad nacional de Estados Unidos durante la guerra, o la parte que en ella jugó su radio y su pren sa, que subió a niveles considerablemen te más altos de los que tiene por norma, podremos tener un concepto más claro de la vida soviética y la parte que en la üni-

ficación juega su cultura. Y es_ que el ob jetivo social común es característico de la vida soviética. Antes de ayer fué la_ cam paña contra el analfabetismo, pro-mdustrialización y pro-colectivización; ayer fue el esfuerzo de guerra; hoy la reconstruc ción; mañana será el lograr la abundancia americana para todos y las etapas finales para la democratización de la cultura. Las aspiraciones del artista más sensitivo, y del director de fábricas más severo se au nan en la aspiración social común. Por eso es que en la radio soviética el programa entero es sólo sustancial, y en la prensa todas las noticias son de in terés público. Nada tiene que pulirse para pillar al oyente y al lector a qué oiga o lea la plática de ventas del anunciante. La ética salvaje de la compra-venta no se in miscuye ni corrompe la ética comunal.

VpINALMENTE

existe el sentido de lo in ternacional en la cultura soviética, la que no ha sido afectada en nada por la intensificación en tiempo de guerra del pa triotismo ruso. Es un internacionalismo de dos circuios concéntricos. Uno es el internacionalismo de más de sesenta na cionalidades soviéticas y el producto de su coexistencia en igualdad de términos y. co operación. El otro es el sentido soviéti co fraternal del mundo, en oposición a la mundanalidad de los centros cosmopolitanos occidentales, que se acerca más a la desnacionalización que a la internacionalización.

_ La internacionalización soviética" ^éterior comenzó con la revolución del 191', que liberó las sesenta nacionalidades. -En tre ellas habla algunas culturas muy avan zadas, como la ucraniana y la armenia, que

habían sufrido por la rusificación forzosa. Después habían las culturas estancadas mahometanas en el Cáucaso y en el Asia

Central, mantenidas en el estancamiento por su status colonial bajo el zarismo. Por último, había los pueblos nómadas del este y el norte que el zarismo había estado ex plotando hasta la aniquilación.

En el caso de un pueblo como el de los ucranianos, su liberación fué suficiente. Nuestros historiadores tratarán el renaci miento ucraniano como un aspecto sobresalient© de la Europa del siglo XX, cuando dejen de creer que la historia europea es aigo que termina en el río Vístula.

En el caso de las naciones mahometa nas se necesitó ayuda especial. Los mú sicos, bardos y artífices nativos pudieron vivir de su arte y se les estimuló a enseñar a otros, a fin de que no desapareciesen sus artes y habilidades, como había sucedido en otros países donde la industrialización había desti-uído las artes tradicionales. Y el trabajo de ellos se registró, conservo, y reprodujo en el proyecto más grande para la preservación de la cultura tradicional que existe en la historia. En adición, dán dose cuenta de que una dominante orienta ción cultural hacia el oeste era inevitaDie, esta orientación fué conscientemente alen tada para evitar una pérdida de elementos nativos. El compositor ruso Gliere, por ejemplo, trabajo con compositores azerbaijamaiios para i una música en la que se introdujeron los instrumentos nativos azerbaijanianos en las orquestas clásicas. El idioma musical nativo proveyó la base temática. ^

En el tercer caso la ayuda fue aun extensiva. Tanto fue asi que los "entificos soviéticos suministraron algunos de los al fabetos de los pueblos nómadas, y suminis-

traron también otros instrumentos prima rios para el desarrollo cultural. En estos casos también se preservaron las artes na tivas, aunque los músicos, escritores y pin tores nativos ya estaban acudiendo a las fórmulas occidentales. .

La interrelación de estas culturas nacio nales es múltiple. Se fomenta formalrnente mediante interesantes festivales interculturales, e informalmente en formas de masiado complicadas y vigorosas para que puedan describirse con exactitud. Como resultado existe una amistosa compenetra ción entre los pueblos soviéticos que se pa rece tanto como la noche al día a la acti tud de los americanos hacia sus minorías. El circulo externo del internacionalismo soviético es menos ameno a la descripción, aunque fácilmente perceptible. Se puede advertir en el amplio desarrollo del estudio de los idiomas extranjeros, en la lectura de literaturas extranjeras, en la representa ción de obras maestras extranjeras. Ls muy probalDle que un ciudadano soviético conozca de Shakespeare más que un ingles, de Calderón más que un español. Las no ciones generales son considerables y exac tas. El estudiante soviético promedio de escuela superior está mucho mejor infor mado acerca de los Estados Unidos, y ea lo que a eso respecta, otros países extran jeros, que lo que lo están los estudiantes americanos de nuestras escuelas superio res en cuanto a la Unión Soviética y de más países extranjeros. Una cosa quf La ma la atención en los parques soviéticos es el conferenciante sobre historia que pa rado frente a un mapa, atrae grandes au ditorios de entre las multitudes que van a los parques en días de fiesta, y les habla de los sucesos de actualidad.

Este interés está preñado de respeto hacia los logros de otros pueblos, y de un sentido de hermandad humana que es el alma del socialismo. Era tan intenso que le tomó mucho tiempo al pueblo soviético en la guerra sobreponerse a él y darse cuenta de cuán lejos de estar a la recí proca se había llevado a su enemigo bes-. tializado el alemán. Pero ni aun los ale manes lo han destruido en el pueblo so viético; ni el craso complejo americano de superioridad lo ha afectado; porque es que está arraigado en las nuevas actitudes hu manas del socialismo. Esta es la cualidad que hace al pueblo soviético estar más pre parado para cumplir su cometido entre las naciones unidas que cualquier otro pueblo.

VI

Algunos de nuestros lectores intelec

tuales puede que estén tan influenciados por las normas y la sensación placentera de privilegio intelectual de que gozan al tener participación en nuestra cultura mi noritaria, que podrían argüir que "es me jor una cultura minoritaria que produce maestros que una cultura mayoritaria que lo más que logra es una respetable me diocridad." Ninguna cultura, sin embargo, se salva de la mediocridad; aun la mejor tiene su promedio. Pero la cultura sovié tica ha producido sus maestros, y en lo que a eso respecta puede resistir comparación con cualquier cultura contemporánea. Estos lectores pueden también objetar que una cultura que apoya tan de cerca a tantos objetivos sociales, no es libre. En cuanto a eso razonan a base de la naturaleza de nuestro propio sistema de beneficio pe cuniario, el que explota las desigualdades, se nutre de conflictos, y es por sí solo tan ofensivo que la desavenencia surge por

ley'natural y es considerada señal mente libre. Una mente libre, sin em go, también puede dar coiisentiiniento, y la cultura soviética así 1°. el consentimiento a los principales o J vos soviéticos. No ha habido ausencia oposición a las malas aplicaciones, oposición vigorosa expresada en sanra en polémicas. , Uhve La cultura soviética no ha „„:ps de tendencias dañinas. Algunas Penden se han hallado en la practica arrolladoras, y han deformado a intelectos que la corriente arrastro jas que también se sufren en otras ras. Algunas de las tendencias, particlarmente aquellas izquierdistas, ser infructuosas. No obstante, estas dencias de por si constituyen evidencia vigor y de la variedad de la cultura viética. • . jp la Básicamente las vastas distinciones oe cultura soviética siguen siendo las cualidades que he mencionado, su , T,;-. democrático, su unidad con las lies del pueblo, el estar libre de siones de beneficio pecuniario, y su sen firme de la internacionalidad de la cuiru

EL SER HUMANO por Manuel Arroyo

P N LOS PAISES capitalistas — de pr^oj ducción para fines de lucro ■— menos se aprecia es el valor del ser no. No importa la forma de rija, el que éste sea más o menos demo tico, en todas partes los seres humanos esclavos asalariados al servicio de una noria capitalista ociosa, cuyas únicas m-tas son: el logro de enormes ganancias, pago de salarios miserables y 1^. ®^^fv>lidel pago de contribuciones al erario pnm -

co. Para'alcanzar estas metas, invierten millones de pesos en las elecciones para controlar los gobiernos y sus parlamentos, en agentes oportunistas y confusionistas, en el soborno de funcionarios gubernamen tales, la prensa comercializada, etc., y así lo controlan todo, mantienen a los pueblos en la ignorancia de lo que ocurre, crean odios y pasiones entre ellos y — lo que más les conviene — completamente dividi dos por cuestiones políticas, raciales, reli giosas, etc.

Una sociedad fundada en la avaricia, la inmoralidad y el crimen no puede sino de generar al ser humano. Las prédicas cris tianas son en vano. Aumentará la demen cia y la delincuencia y las guerras segui rán siendo inevitables. Sólo podremos sal varnos por la unión sólida de todos los pro letarios — trabajadores de fábricas y ta lleres — y de los campesinos, dedicados no sólo a defenderse del hambre y la miseria, sino también al estudio de todos los ma les sociales para adquirir madurez política y pasar cuanto antes a la economía socia lista — de producción para fines de uso eliminando para siempre la explotación del hombre por el hombre.

Y A NADIE QUE no sea un ignorante puede decir que el socialismo científico, des cubierto por Carlos Marx y Federico Engels, es una utopía. Ahí está la obi-a que ha asombrado a la humanidad, iniciada so lo en el 1917 por Lenin y continuada luego por Stalin. En la Rusia Soviética todos los medios de producción — tierra, fábricas, minas, bosques, etc. — son propiedad del pueblo en su conjunto. No hay desempleo desde el año 193Ó. El Que menos gana re cibe lo suficiente para vivir cómodamente. El crimen ha descendido de manera nota ble. La instrucción en todos los órdenes

17:

ampliamente desarrollada para servir a ple nitud su elevada misión. La medicina so cializada con todos los recursos necesarios — hospitales, sanatorios, laboratorios, ma ternidad, etc. — para cuidar eficientemen te la salud de todos por igual. Se cuida y estima el valor del ser humano desde antes de nacer hasta que muere.

SUSCRIPCION ANUAL

No se pierda la lectura de todos estos fo lletos según vayan saliendo. Puede suscri birse por un año y recibirlos por correo — 12 folletos, uno cada mes — por la su ma de $1.00

Interese a sus amigos para que ellos tam bién se suscriban. No sólo les haría un gran servicio, sino que, en reconocimiento de su esfuerzo personal y de su coopera ción al enviarnos CINCO suscripciones, re cibiría gratis y libre de franqueo estos dos valiosos libros sobre Rusia, "Días de Infancia" y "El Secreto de la Fortaleza Soviética"; ideales para un estudio compa rativo, por demás interesante, entre la Ru sia de los Zares y la actual bajo la Unión Soviética.

LECTORES PUERTORRIQUEÑOS DE "IN FACT"

Apartado 1655, San Juan, P. R.

COMO AFECTA A USTED LA HUELGA DEL AUTOMOVIL

Un Editorial

Por ser de palpitante actualidad, damos a conocer el siguiente editorial sobre la huelga de los trabajadores de la industria del automóvil en la General Motors, y que nos servirá para interpretar el significado de esta huelga y de otras ya declaradas, amén de las que están a punto de ser de claradas.

C E ESTA JUGANDO el porvenir de los Estados Unidos en el desfile de piquetes frente a la General Motors. Todo america no debe entender esto. Las consignas que aparecen en los cartelones de los huelguis tas encierran cuestiones de vida o muerte para los americanos. Si estas demandas fracasan debido a los reyezuelos arrogantes que rigen el imperio de la industria del au tomóvil, no hay duda de que los perjudica dos serían los hombres, mujeres y niños en general que viven dentro de nuestras fronteras.

Una norma de vida está en peligro: ali mento suficiente para nutrir bien a una generación, las instituciones democráticas, el bienestar nacional — todo aquello que soñaron nuestras tropas en sus zorreras. Los de la dinastía du Pont, la fuerza de cisiva en el imperio de la industria del au tomóvil, están abriendo el camino a^ punta de lanza a nuestros monopolistas más ava ros, para destruir la ley Wagner, des truir la estructura de las uniones obreras, negar a nuestro pueblo el imperativo del cual depende enteramente nuestra econo mía — un adecuado poder adquisitivo que permita mover las ruedas de nuestra ma quinaria industrial. Y en el Congreso, los 19

,1 *

que sil-ven a los monopolistas ® íí^ínni' pulsando la legislación que ha de las libertades de nuestra clase trabaja Puesto que los principios en el tan importantes, y envuelven a mundo sin excepción, esta revista & sus lectores que se tomen la o+rucsus respectivas comunidades para turar una coalición sólida y fuerte q palde a los huelguistas — unaque incluya a los profesionales, ® ¡.«gs queños negociantes, a las organiz cívicas y las asociaciones íi'^tcrnaie , ^ Y puesto que la mayor parte de la P ^ comercializada se opone criminalme suministrar a sus lectores inform exacta e imparcial cuando se trata u trabaj'adores, nuestros lectores en su fuerzo por convencer a sus vecinos verdad, deberían enterarse de la cuidadosamente documentada hecha días por el presidente del CIO, Philip ray, para justificar el aumento nales. Murray presenta evidencia ble para probar que las industrias n factureras,pueden aumentar los f,.atar un treinta por ciento y aun usí disi del doble de las ganancias que hacia los años anteriores a la guerra. En presencia de esta realidad vertible, la General Motors ha negociar colectivamente con la UTA> rechazado dictatoriaimente su oferta arbitraje y ha rehusado histéricain aceptar la proposición de la unión de , los libros de la compañía a exaniinao conjuntamente autorizados a fin de público pueda ver si los aumentos ' ¿¡gj, nales se pueden pagar sin subir los pr de venta. (Porque la unión al hctuay^.^,^ tenido en cuenta el bienestar de la " y ha demandado que los aumentos ®h J

nales se hagan sin •ningún aumento en los precios de venta. Esa ha sido la propues ta de Philip Murray ante la conferencia de industria y trabajo en Washington, una propuesta vergonzosamente traicionada por John L. Lewis y los representantes de la Eederación Americana del Trabajo allí pre sentes.) Como la UTA ha insistido en esa propuesta, la corporación ha contestado hi pócritamente que tal oferta "no era una oferta de arbitraje sino una demanda de abdicación." Por consiguiente, la unión se vió forzada a ir a la huelga y los piquetes comenzaron su desfile en el conflicto obre ro más grande de los últimos siete años.

Ciento dos fábricas en veinte estados cerra ron sus puertas después que la compañía había venido retardando las negociaciones durante noventa y siete días.

Este es realmente el ijrimer encuentro en una lucha de salarios que se espera abarcará a 000,000 trabajadores en los Tres Grandes de la industria del automóvil: GM, Chrysler y Ford. Debe también advertirse que cerca de un millón de trabajadores en las industrias del acero y de las eléctricas están a punto de declararse en huelga den tro de poco. Se les ha impuesto esta al ternativa a los trabajadores poi-que la in dustria ha rehusado de manera vocinglera someterse a los siguientes hechos, prohados irrefutablemente tanto por estadísti cas del trabajo como del gobierno: que las grandes empresas pueden aumentar los tiPes básicos de jornales en treinta y ocho por ciento y retener para sí el doble de ganancias de antes de la guerra sin necesidad de aumentar los precios de ven- »ta; que se puede hacer esto debido a las gigantescas ganancias de tiempo de gue rra, a la rebaja de contribuciones y al auiPento de Ja capacidad productiva de los

trabajadores; que en 1946 las las corporaciones, sin deducii las cont clones, montaran a un total de $20,000,000,000; que durante los sms a ^ de guerra partiendo de 1940, cuarenta y cinco corporaciones hicieron ganancias d pués de deducir las contribuciones q^e montaron a $52,000,000,000. Como i'esuWa do de todo esto la industria se encuentr en una posición financiera favorable -i paralelos, con tremendas reservas. La. »ecurity Excbange Corporation estima que ei capital neto de operación de todas las cor poraciones montará hasta cerca de $50,ÜOU 000,000 para fines de este año (1945) más del doble de las reservas liquidables del 1939. , . El reverso de la medalla económica re vela hoy que con los jornales actuales el trabajador industrial promedio se encuen tra hoy con que le faltan más de veinte dólares por semana para lograr el ingreso necesario que le permita una norma de vi da decente y sana. Ha perdido cerca de 1» cuarta parte del ingreso promedio que U®' vaha a su casa en tiempos de guerra coino resultado de las rebajas en el pago de ho ras extras o una rebaja de $43.65 a $35.69. El Comité Heller pudo comprobar que las necesidades de la vida, para mantener un nivel minimo de salud, requerirían una pa* ga semanal de $57.97 para la familia prO' medio. La rebaja de $10.75 que ha sufrido el trabajador no es todo lo que hay q9® decir. A medida que se ha abandonado 1® reglamentación, los precios de los alimentos y de otros articulos esenciales han aumen tado de manera exhorbitante.

1 OS ESTADOS UNIDOS deben darse "cuenta de que en la terminación de les gastos de guerra, los ingresos nacionales bajarán hasta cerca de $130,000,000,009

anualmente, lo que representa cuando me nos una disminución de ?20,000,000,000 en los sobres de pagos de la nación. Un ingre so nacional semejante traería consigo el desastre a millares de pequeñas empresas comerciales, arruinaría a infinidad de cam pesinos y haría rodar nuestra nación hacia el abismo de la depresión.

Por estas razones, en el informe del CIO se declara: "que un aumento sustancial en la paga es de por sí una necesidad básica para compensar en parte la merma en los sobres de pago de la nación, y para sentar las bases al nivel de gastos del consumidor que es necesario para reemplazar las mer mas en los expendios de guerra del go bierno."

Otro factor decisivo merece también con sideración: para julio de 1945 le era posi ble al trabajador manufacturero promedio el producir como veintitrés por ciento más de artículos que lo que podía hacer en ene ro de 1941. Es un caso de economía ele mental, indica el CIO que "si el rendimiento por una hora de trabajo aumenta a la par que los trabajadores no reciben más paga que lo que antes recibían, se llevaría a la industria al desbarajuste. Las gentes so lamente pueden comprar artículos indus triales si sus ingresos aumentan en propor ción a la capacidad de la industria para pro ducirlos." El señor Murray hizo un análi sis entie este período y el que prevaleció después de la primer.i guerra mundial en cuya época los jornales fueron virtualniente congelados entre los años 1924-29, mien tras que la productividad del trabajador ha bía aumentado en un veinticuatro por cien to y las ganancias en un setenta y dos por ciento. "Esta gran disparidad entre los jor nales y las ganancias, la negativa de la in dustria a aumentar los jornales y los sala-

ríos y las excesivas década del desastrosa depresión de la pj-g1930." Por eso el Presidente d giinta si los Estados Unidos han a, tir hoy esta "horrible equivocación-^^ Este es el dilema que Uene eiiviieltro pueblo; estas son las cuestiones tas en la huelga de la General ^^p^de de otras industrias. La solucioi de la unidad de los trabajadore , y coalición de los trabajadores con dos de las clases medias, quienes en ^ asunto tienen tantos intereses en P como los hombres y mujeres que .gi valientemente en frente de la "on Motors en estos críticos días.

SUSCRIPCION anual

No se pierda la lectura de todos estos fo lletos según vayan saliendo. Puede birse por un año y recibirlos por eoi — 12 íolletos, uno cada mes — por ma de $1.00

Interese a sus amigos para que bién se suscriban. No sólo les haría gran servicio, sino que, en reconociniient de su esfuerzo personal y de su coopera ción al enviarnos CINCO suscripciones, re cibiría gratis y libre de franqueo estos nos valiosos libros sobre Rusia, "Días Infancia" y "El Secreto de la Eortaicza Soviética"; ideales para un estudio rativo, por demás interesante, entre la kusia de los Zares y la actual bajo la Limón Soviética.

LECTORES PUERTORRiqUEfíOS DE

"IN FACT"

Apartado 1655, San Juan, P. E24

VEA USTED

Diciembre 17 — FRIGHTENED TEACHERS FINALLY SUPPRESS REPORT SHOWING READER'S DIGEST PROPAGANDIZES THE U. S. — Digest Analyzed by Teacher's Committee Chairman.

Diciembre 24 — 12,000,000 NAZIS AND pRO-NAZIS, INCLUDING AMERICANS, ON HITLER LIST SUPPRESSED BY U. S. — Ñame of Every Pro-Nazi in the Worlcl on Card Index.

Diciembre 31 — "RULERS OF AMERI CA" CALLED UN-AMERICAN AT THEIR CONVENTION, BUT NEWS IS SUP PRESSED — NAM'S Free Enterprise Slogan Originated by Hitler.

Noticias como estas no las encuentra us ted en la prensa. Son los titulares de noti cias sensacionales que sólo puede leer en

In ract

Si sabe inglés, no se pierda este vehículo Je cultura. Un semanario editado en Nueva York por el valiente escritor americano George Seldes. Su lectura es una instruc ción que compensa la inversión. Suscrip ción anual — .$1.00.

Envíe su remesa y dirección postal correcta a:

lectores PUERTORRIQUEÑOS DE 'IN FACT"

^\parlado 1655, San Juan 8, Puerto Rico

Publicaciones de LECTORES PUERTORRIQUEÑOS ij "IN FACT" ! Oficina 16, Edificio Bouret |

Apartado 1655 San Juan 8, Pj EN LUCHA POR LA DEMOCRACll Y EN CONTRA DEL FASCISMO "s : i'ta

19 4 5

Un Mensaje a McPherson, (con una carta para D. Luis Muñoz Marín) por Manuel Arroyo

El Fascismo en los Estados Unidos de Norteamérica — Versión española de "In Fact" de Abril 16, 1945

19 4 6

Enero - ¿Hay o no Hay Democracia en Rusia?

Está en preparación el folleto ¿POR QUE PASAR HAMBRE?

Bases para una nueva economía paf Puerto Rico que permita comer tod< los días a sus habitantes.

Turn static files into dynamic content formats.

Create a flipbook
Issuu converts static files into: digital portfolios, online yearbooks, online catalogs, digital photo albums and more. Sign up and create your flipbook.