06 Zona de Carga y Descarga (septiembre - diciembre 1973)

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demiurgos del proceso h istórico. De lo que se trat a, en el caso de los pri meros, es de su c apacidad para servir como portavoces, co mo re presentantes, como adelant a dos de los an helos y esperanzas ·de las grandes masas ex p lotadas. Saludo a l Compañero Presidente Es la ca pacidad de estos hombres para traducir en forma teórica y práctica los anhelos y esperanzas de las clases sociales que protagoni zan el proceso histórico lo que les confiere el carácter de . conductores de pueblos, d e 11 Íderes revolucionarios. Lejos de ser providenciales o mesi ánicos, los grandes re volucion.arios han sido nada más, pero tamb ién nada menos, que los que han logrado esa intuitiva, famil iar y casi íntima relación con sus pueblos, los que han sabido interpretar correctamente las sinuosas corri entes subterráneas que vibran y laten e n e l torrente larvado de la acción popular. Hombres como estos ll evan sobre sus hombres una enorme responsabilidad. Pues los pueblos han depositado en ellos t odo su e norme ca udal de confianza, de buena fe, de ge nerosidad. Por el mismo motivo los agentes d e la contrarrevolución, los enemi gos de la clase obrera, los explotadores de toda laya, ven en estos hombres los s ímbolos hacia el cual se canalizará su odio de clase. El facismo, movimiento mesián ico en s u médul a, proyecta su propia de bilidad en e l 1íder r e v ol uc ion ario y decreta su muerte, puesto q ue as í concibe que habrá de detener e l procesorevol uci onario mismo. Para e l La verdadera, la auténtica difacismo el asesinat o poi ítico es mensión de un pe rsonaje históriuna necesidad, más aún, es una co se mide, no en la fugaz contide sus razon~s de ser. Su falla nuidad del tiempo cronológico, consiste precisamente en su incasino en lo que este personaje ha pacidad para ver que la mue rte ja lo nado e n s u breve existencia del 1íder revo lucio nario no es pa ra las generaciones pr_esentes y fatal en la lucha de los pueblos, po r ve nir. J alones que, en la vida sino un revés profundo, pero no de un hombre de acción, de un insalvable, que sufre e l movipoi ítico, implican su necesaria mi ento revolucionario. El propio ubicació n en las corrientes uniDr. Salvador Allend e, Compañe-· versales - históricas que actu al· ro Presidente de Ch ile, expresamente asignan el derrotero de la ría lo q ue acabo de afirmar con humanidad. En las luchas milelas siguientes palabras: "El proceso social no va a desaparecer narias po r la justicia social y por porque desaparece UN · DIRIla libertad de los ho mbres y de GENTE. Podrá demorarse, podrá .los pueblos, h ay qu ienes han contribuido significativa mente al prolongarse, pero a la p~stre no podrá detenerse. En el caso de ª'!anee y consolidación de· las victori as d e los oprimidos y Q Chile, si me asesioan el pueblo seguirá su ruta, seguirá su camiexplotados, mie ntras vemos surno con la difere ncia quizás que gir de manera antitética a estos a las cosas será n mucho más di.Itas, los que medi ant e sus acciones y mucho más violentas, porque seomisiones han constribuido a cirán una lecció n objetiva muy clamentar las estructuras d el atraso ra para las masas de que e.s ta geneconómico, la explotación y la miseria humana. No se trata, por te no se detie ne ante nada." cierto, de que est os hombres El Compañero Presidente sase¡i_n los protagon_ista~·-· los bía perfectamente que la contra-.

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Será necesa rio, a la altura de hoy , añadir algo a lo antes dicho? No lo creemos'. Porque hombres como Salvador All ende no so n dados a baladronadas, a los estériles retruécanos de la retóri ca banal. Y cumpli ó su promesa con e l pueblo de Chile y con toda esa vasta humanidad que le veía como un o de sus

Oue lo sepan, que lo oigan, que se les gra be profundamente: defenderé esta revolu· ción chilena, y defenderé el Gobierno Popular porque es el mandato que el pueblo me ha e ntregado, no t e ngo otra alternativa, sólo acribillándo· me a balazos podrán impedir la voluntad que es hacer cumplir el Programa del pueblo".

rrevolución acechaba. En repeti das ocasiones las mirillas de los ene migos del pueblo chileno se posa ron en él. Pero ni por un momento fl aqueó en su serena convi cción de q ue al ocupar la presidencia de Chil e esta ba cu mpliendo con un deber frente a cuya magnitud su vida no importada. No siguió p o rque no podía segu ir el camin o de Go ulart, de Arbenz, de Torres. Cumplir c on la promesa que había hech o a su pueblo no implicaba est ériles tetan ías machistas, sino l.a serena convicc ió n de que la vida no es el supremo valor de un revol ucionario a Fidel Castro, e l Co mpañero Presidente pronunciará las siguie ntes proféticas pal abras: "Quienes pretenden sacarnos del camino que nos hemos trazado, quienes mintiendo y calumniando hablan de que en Chile no hay libertad, se da el derecho de información, está en peligro la prensa, son los que mixt ifican para poder, engañando , encontrar apoyo en determinados sectores, y son los conjurados en el ansia turbia de oponerse a la voluntad popular, y yo Jes digo a ustedes, compañe ros, compa· ñe ro s de tantos años, se lo digo con calma, con absol uta tranquilidad: Yo no tengo pasta de apóstol ni tengo pasta de Mesías, no tengo condiciones de mártir, soy un luchador social que cumple una tarea, la tarea qu e el pueblo me ha dado; pe ro que lo ~nti e ndan aquellos que quie· ren retrotraer la Historia y desconocer a la voluntad mayoritaria en Chile: sin tener carne de mártir, no daré un paso atrás; que lo sepan: dejaré La Moneda cuando cumpla el mandato que el pueblo me die ra.

grandes abanderados. Pero, sin embargo, los enemigos del socialismo se agazapan en las sombras para negarle incl uso su muerte heroica. Nos acordamos entonces de las infamias, de las mentiras que dijeron y re p itieron acerc a de Al bizú Ca mpos. son m uert os · poderosos estos hombres extraordin arios que viven más allá, m ucho más allá de su exist encia física. Para enterrar a l Co mpañero President e los facistas tienen q ue declara r el es• tado de sitio. Se oculta el lugar don de se hall a ent errado. Pero, sin embargo, pocos días más tarde el Ejército ti ene que d isolver a t iros una multitud que quiere rescata r el cadáver d e Allende de su fosa en Va lparaíso. Son los obreros, los campesinos y los estudia ntes que vienen a rendir su t ributo e mocionado al Compañero Presidente. Era, en suma, su pueblo. Salvador All ende se consideraba a sí mismo , " El Compañe ro Presidente". Pero no porque é l fuese "El Compañero" de todos los Ch ilenos. Antes que sucumbir ante la demagogia de decir que él es el "Presidente de todos los Chilenos", Alle nde precisa q ue él es e l representante de las masas chilenas, del pueblo Chileno que a é l no lo e ligieron los testaferros de "El Me rc uri o", ni las mujeres de la parte alta de Santiago que batían las ollas vac ías, ni los grandes latifundistas chile nos. En su discurso ante el Co nsultivo Nacional de la Confederación de los Trabajadores del Cobre, pronunciado en Machali el 7 de febre ro de 1971, Salvador Al lende d ice lo sigui ente: "En un momento determina· do y respondiendo a una pregunta, lo hice desde e l punto de vista p olít ic o y programático. Dije: "No soy el Presidente de t odos los chilenos" . Pero agre gué: " Respeto el derecho de todos y trabajo po r el bienestar de todos y p or e l bienestar de Chile, que no perte nece a la Unidad Popular" . Esta re spuesta mía ha dado motivo a una campaña de preh sa y radio, en la que se ha señalado que fue un a aberración que yo di ga, desde el punto de vista poi ftico y programático, que no sov Presidente de todos los chilenos. En respuest a a esta ca mpaña, voy a precisar con cla ridad, po rque dije estas palabras conscientemente. Des· de luego, yo soy para ustedes e l compañero Presidente. Pero no puedo ser el compañero de agiotistas y lati fundistas que han negado la tie rra al

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gui ente manera: "Es éste un tiempo inverosí· mil, que provee los medios materiales de realizar las utop ías más generosas del pasa· ~º- Sólo nos impide lograrlo el peso de una herencia:de codicias, de miedos y de tradiciones institucional~s obsoletas. Entre nuestra epoca y la del hombre liberado en escala planetaria, lo que media es superar esta herencia. .Sólo así· se podrá convocar a los hom· bres a reedificarse no como productos de un pasado de esclavitud y explotación, sino como real ización . consciente de sus ~ás nobles pote ncialidades. Este es el ideal socialista". Es este carácter básicamente humanista del socialismo lo que mejor nos definirá la concepción de l mu ndo propia del compañero Presidente. Médi~ofe-

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un mfatigable soldado contra la injust icia en tod as sus formas. Allende e ra como ni ría, Ma rtí de nuestro Padre de la Patria, " Piafante bajo la Injusticia". Por eso podía llamársele compañero porque era acreedor al cal ificativo según la clásica definición de l Ché Guevara: "Si usted es capaz de temblar de indignació n cada vez que se comete una injust icia en el· mundo, somos compañeros". A aquellos puertorriqueños a quienes nos cupo el inmenso privilegio de conocer personalmen· te al Compañero Presidente, s u recuerdo se nos hace más vivo cada día. La causa de la libertad de n uestra patria tuvo en él a uno de sus más consecuentes y ardien tes defensores. Siempre le recordaremos como aquella tarde en q ue recibió una delegación del pueblo patriota p uertorriqueño e n ·su depacho de La Moneda. Mediante su acción heroic a desde aquel mismo confín que le asignó el destino al Compañero Presid ente ha entrado por puerta de la inmortalidad y su nombre he roico se inscribe ya junto a los d e Sandino, Malla, Al bizú Campos, Ch é Gue vara, Camilo Torre s , Franc isco A lberto Caamaño y t oda esa p léyade de héroes y márti res de la Revolución Latinoamericana que honramos al honrarle. No nos toca aqu í mas tarea que la de real izar este acto de justic ia histórica y saludar al Compañero Preside nte desde estierra que é l tantas veces detendió. Sabemos que su semilla germinará en e l porve ni r de nues· tra América. Oue los hombres como el se agigantan co n la d ialéctica de los propios hech os his· tóricos y adquieren con el tiempo la auténtica dimensión inter~ nacional de los luchadores in::::1 mortales. O Por tal motivo creemos pertin ente term inar estas palabras D. con unos ver5os de su amigo y O compañero Pablo Neruda que expresan poéticamente la o bra ~ gigante de Alle nde, El Sembra· D dor, El Primer So ldado de la ReD. volución Chilena: " No me siento solo en la noche, O en la oscuridad de la t ierra, Soy pueblo, pueblo innume ra ble, Tengo en mi voz la f uerza pura para atravesar ~I sile ncio CD y germinar en las tinieblas. Muerte, Martirio, Sombra, Hielo, ::::::S Cubren de pronto la se milla, - • Y aparece ente rrado e l pueblo. fll Pero el maíz vue lve a la tierra. Atravesaron el silencio sus implacables manos rojas desde ia muerte re nac_emgs.¡

trabajad o r; no puedo ser el compañero de especuladores; no puedo ser el compañero de los que mienten y calumnian todos los días porque reciben una paga mercenaria; no pued o ser el compañero President e de esos seres inescru pu losos que se han arra ncado de Ch i 1e, después de llevarse grandes can t idades de d in ero que es nuestro: no soy el compa ñero Presid ente de de1incuentes internacionales q ue han p retendido matar sus garras aquí en Chile; no soy el compañero . Presidente de los q ue están a llá en Madrid, en Argentina - ya sea e n Buenos Aires o Mendoza- t ratando todavía de crea r un c lima contrario a la voluntad del pueblo y a la d ignidad de los chile nos; no soy el Presidente de los clanes económicos de este país, que han vivido explo tando a Chile. Soy el compañero Presidente de los que viven d e su trabajo y de los que sitúan el interés nacional antes que sus inte reses particula res. Se trata, en otras palabras, del reconocimiento expreso d e una verdad ax iomática del materialis· mo histó rico. Que el principio Funda ment al que rige e l proceso social es la lucha de clases. Hab lar por consiguiente de la Uni· dad de t od os los chilenos o dP. las divisio nes en la familia chilena es un grave error. Allende rechaza toda interpretación ·meta-clasista de la Sociedad Chilena y postulé_! por sonsiguiente la teoría socialista como única guía para la acción, por eso nos define el idea l socialista de la si- CD

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