Creencias Cláudia Barros
E
¿Quién ha robado el lino del almacén?
l robo, la usurpación y la mentira, desde muy temprano, son actos bastante juzgados por la ética y la moral humanas. Desde las primeras civilizaciones, asistimos a una propaganda gigantesca por parte de los Estados en promover la integridad del hombre, no comprometiendo el orden cósmico, apaciguando la cólera divina y el caos. Los primeros humanos tenían una relación de asombro con su entorno, especialmente con los fenómenos que eran incapaces de justificar. Así, de los mundos de la oscuridad, incerteza y de las tinieblas surge el concepto de ‘‘caos’’. El caos siempre asombró las poblaciones de la Antigüedad, que lo concebían como un demonio, una entidad capaz de asustar, el destructor de la armonía terrenal. Mirando la psicología humana y analizando su sistema operativo, posiblemente encontraríamos algo como, ‘‘rechazar el caos, crear el orden’’. Este no es nada más que el programa director del cerebro, implantado por los credos y dogmas religioso-sociales, el pilar de la concepción humana de una vida ideal y perfecta. En cualquier civilización que cultive la dualidad de los términos de ‘‘orden’’ y ‘‘caos’’, es la premisa cabal por la cual el Hombre siempre se ha guiado - contra el caos y a favor del orden.
Los padres de Osiris, Nut (cielo) y Geb (tierra) fueron separados por Shu (aliento vital) por orden de Atum (dios creador). Detalle del Papiro Greenfield o Libro de los muertos de Nesitanebetashru. British Museum. | British Museum. 78 | Egiptología 2.0