Edicion.422

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EDITORIAL

TLC con Estados Unidos: ¿Oportunidad o amenaza para el campo colombiano?

L “Yo no digo que todo sea color de rosa. Nos tenemos que poner las pilas, tenemos que mejorar las gestiones nuestras, del propio gobierno. Pero es factible que estos TLC, en vez de una maldición sean una bendición y en vez de que reine el desfallecimiento, reine la esperanza”, Juan Camilo Restrepo Salazar, ministro de Agricultura y Desarrollo Rural de Colombia.

a euforia del gobierno y de otros sectores de la vida nacional porque al fin entrará en vigencia el tan esperado Tratado de Libre Comercio (TLC) con Estados Unidos, a mediados de mayo, contrasta con la incertidumbre, y en muchos casos preocupación, que viven muchos agricultores y ganaderos del país, quienes aún no perciben con claridad la competitividad de algunos productos frente a la apertura de los mercados. En el balance de la VI Cumbre de las Américas, que se llevó a cabo en Cartagena, se destaca que los presidentes Barack Obama y Juan Manuel Santos concretaron que el TLC empiece a regir de manera inmediata (15 de mayo), lo que implicará profundos cambios en las condiciones y operaciones de comercio exterior de Colombia con su principal socio: Estados Unidos. Nadie desconoce que el TLC puede ser una gran oportunidad para que la economía de Colombia continúe su avance exitoso por el sendero del crecimiento y que contribuya de mejor manera al desarrollo social, en beneficio del bienestar de toda la población. Sin embargo, tampoco se puede ignorar que hay serios problemas y limitantes que de no solucionarse en el corto plazo, en cambio de favorecer a la producción nacional, podría implicar retrocesos en la competitividad de las exportaciones de bienes y servicios. Mientras que los industriales y comerciantes expresan su optimismo porque el libre comercio con Estados Unidos se convierta en más producción, nuevos puestos de trabajo e incremento de las ventas en ese importante mercado de Norteamérica, los productores agropecuarios ya manifestaron las preocupaciones que les agobia y comprometen su panorama socioeconómico. Es apenas obvio que en estos procesos de integración y apertura de mercados siempre habrá sectores ganadores y perdedores, dependiendo de cómo se esté preparado o no para explorar las oportunidades y enfrentar los desafíos que demanda un acuerdo bilateral de esta magnitud. Lo que sí está claro es que en diversos subsectores agropecuarios (especialmente cárnicos y cereales), los productores estadounidenses les llevan enorme ventaja a los colombianos. Entre tanto, existen grandes opciones de incrementar las exportaciones en renglones como frutas, hortalizas, flores, aceites, grasas y productos agroindustrializados. Lo que también queda claro es que el TLC no solo obligará a los productores a mejorar su productividad, sino que demandará del gobierno mayor atención para apoyar a los subsectores débiles y a priorizar sus inversiones en infraestructura y modernización del propio Estado.

EDICIÓN 422, abril 2012

En reiterados pronunciamientos los voceros de los principales gremios del agro advirtieron que bajo las actuales circunstancias, el TLC con Estados Unidos puede agudizar la grave situación que atraviesan muchos productores del campo colombiano. Fedegan y Fenavi, por ejemplo, señalaron que las restricciones y exigencias sanitarias y fitosanitarias de Estados Unidos, por ahora, harán imposible que Colombia exporte carne o derivados, mientras que se prevé un incremento considerable de productos procedentes de esa potencia mundial, que afectaría los precios nacionales y obligaría a reducir los niveles de rentabilidad del negocio ganadero. El propio presidente Juan Manuel Santos y el ministro de Comercio Exterior, Industria y Turismo, Sergio Díaz-Granados, pidieron a los productores de carne y leche y sus derivados, mirar con optimismo las oportunidades que se abren con el TLC, recordándoles que son sectores que forman parte del Programa de Transformación Productiva. Aunque el país consiguió una cuota preferencial para exportar 5.250 toneladas de carnes industriales el primer año, con un incremento de 5% anual, eso no será suficiente, a menos que se establezcan amplios protocolos sanitarios que faciliten el intercambio de doble vía. Eso convertiría el problema en una buena oportunidad. Por otra parte, el país necesitará mejorar lo más pronto posible aspectos vitales para el normal flujo de los negocios como infraestructura, educación, investigación, apoyo financiero y otros factores claves para que, de manera efectiva, el TLC se constituya en un nuevo camino hacia el pleno desarrollo y la prosperidad nacional.

Agricultura de las Américas

Orden al Mérito Agrícola, en el grado de Caballero, otorgada por el gobierno nacional a Fabio Romero Martínez.

Juan Camilo Restrepo, ministro de Agricultura y Desarrollo Rural; Fabio Romero Martínez, director de la revista Agricultura de las Américas, y Ricardo Sánchez López, viceministro de Agricultura, durante la condecoración concedida al periodista en noviembre de 2011.

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