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GLORIA MARÍA BUSTAMANTE MORALES
74 Barrio último rincón de resistencia
Nació en Medellín. Es Psicóloga. Magíster en Educación y Desarrollo Humano y Diplomada en Cooperación Internacional. Es socia fundadora y Coordinadora de Investigación en la Corporación Educativa Combos, una ONG que defiende los derechos de las niñas, niños y mujeres desde hace 25 años.
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SA-VER
“¿Saben los videntes que ven? ¿saben los no videntes que ven de otra manera? ¿Qué vemos? ¿ven los ojos que ven? Los unos ven y no saben que ven. Tienen ojos y no ven que no ven.”
-Hélèn Cixous-
Ver, sa-ver, verse, ver-so, velar, velado, de-velar, desvelar, velarse, re-velarse, velo, verlo, verse, ser visto, pro-visto, pro-veer, por-ver.
No dejar verse, no dar un saber, esconderse-escon-darse darse a saber. Verse para saberse, ojearse en ojo de saber, hojearse en hoja,
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dejarse caer limpia de ropa para mostrarse, desgajarse, ir, levitar en dolorosa comprensión mientras se cae al fondo del ojo, pupila-papila, de espejo contra sí misma, deshojarse en ojo cristalino, no ir al medio, estarse en la periferia, niña en la esquina lacrimógena, nacimiento de sal, salarse la herida al ver, al verse al verso mudo, quieto, inefable.
Ir de visita al oculista o al ocultista propio, ponerse los ante-ojos y durante-ojos sorprenderse en fuego de no haberse visto, de ser tan nueva para sí misma, y en el post-ojo reposar, dormir con los párpados abiertos. No descuidarse en el sueño, no desconocerse en la vigilia, vigilar lo que no se mira, en vela-duerme velarse 9 noches seguidas: velación debida, de-vida.
Y de vez en cuando diagnosticarse ceguera provisional, separarse un poco de sí para verse mejor, o estarse muy cerca porque de lejos se ve borroso, estar consigo dentro del ojo, tenerse por un tiempo retenida en la retina, ob-ligarse a saber de sí, des-proveerse de antifaz y soportar la presión del ojo, y si acaso viene con la visión una catarata, viajar mansa, sin oponerse al agua, dejarse llevar hasta sí misma: única orilla posible.
Y al fin desnuda y empapada acurrucarse en el cristalino y sa-verse.
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Antígona
“Dedicado a las mujeres, que aún buscan a sus muertos”
Hay esposos, hay hijos, hay padres, por enterrar.
Creonte, el rey que conduce la barca infernal, quiere que sus cuerpos sean abandonados y se borren sus nombres, y no se reconozca en ellos su maldad y su miedo.
Insepultos, sin rezos, sin llanto femenino que les consuele del hielo, sin flores que cicatricen este cementerio eterno, sin sueño que no se duerma para velar el entierro.
¿Antígona qué reclamas? ¿Unos huesos viejos? ¿Un rostro irreconocible? ¿Unos pasos que se fueron?
Reclamo: una verdad hecha cuerpo, un despojado horror, una lágrima mía que caiga en ellos, un entierro de espera ensordecida en silencio, un baúl de recuerdos, un huésped lejano y quedo, un silbido de ausencias.
Un hombre que vuelva yerto, pero que vuelva conmigo, que necesito abrazar sus restos, que necesito la vida que a mí me sobra sobre su cadáver negro.
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Que venga, que venga mi esposo-hijo, mi padre-yerno, que yo le doy una cava justa, un vestido nuevo, una cometa de flores que lo eleve por los cielos, un fuego, una ceniza que le recuerde que es viento para que vuele lejos y sepa que los muertos son los que lo murieron1 y viva libre por fin en mi cementerio interno.
______________________________ 1. Uso justificado por el sentido del poema.