AL-GHURABÁ 16

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INSURGENCIA Y CONTRAINSURGENCIA

En el desarrollo de una insurgencia, es necesario para su comprensión citar varios aspectos a tener en cuenta, como destacar que la insurgencia nace como un pequeño grupo, débil e incapaz de ejercer ningún tipo de acción violenta, aunque con un comienzo en su actividad política. Si el movimiento sobrevive a este Estado incipiente, se convertirá en una insurgencia de pequeña escala, capaz de atraer seguidores fuera de su ámbito de nacimiento. Esto le capacitaría para provocar acciones violentas de calado en un amplio espacio geográfico, amenazando las estructuras del Estado, pero sin capacidad aún para sustituirlo. Éstos serán ya capaces de amenazar y sustituir al Estado en algunas regiones o tareas, crear inestabilidad económica, así como de captar la atención de los medios de comunicación internacionales, lo que les puede reportar apoyos y reconocimiento externo.

La contrainsurgencia (COIN) Cuando se habla de insurgencia, se tiene que hacer también irremediablemente de la contrainsurgencia. Y esto se debe a que la evolución y el desarrollo de ésta marcará el camino de la primera. Como ejemplos claros, tenemos precisamente las dos organizaciones terroristas yihadistas más conocidas en la actualidad: Al-Qaeda e ISIS. El caos generado en el País afectado es el caldo de cultivo para que nazcan y se perpetúen los movimientos insurgentes, cuyos principales objetivos son: el derrocamiento del poder establecido o la expulsión de las fuerzas de ocupación. Cabe recordar la aseveración del teniente-coronel Eliot Cohen, del ejército de los Estados Unidos de Norteamérica, que consideraba como uno de los principios de la contrainsurgencia (en la revista Military Review, número de marzo-abril de 2006) a “la seguridad bajo el imperio de la ley”. Cuando hablamos de seguridad, lo hacemos de la piedra angular de cualquier esfuerzo de contrainsurgencia. La población debe sentirse segura ya que de lo contrario no se puede implementar ninguna reforma y por consiguiente, reinará el desorden. Se hace necesario, a la hora de establecer la legitimidad, que las actividades de seguridad se enfoquen específicamente en realizar esfuerzos de imposición de ley y orden. Si los insurgentes fueran percibidos como criminales, perderían apoyo popular (pilar importantísimo a la hora de consolidar una insurgencia). Si un sistema legal bien establecido les trata de manera que corresponde con la cultura y prácticas locales (entender el ambiente), se aumentaría considerablemente la legitimidad del Gobierno anfitrión. Hablamos de un proceso a largo plazo, debiendo de establecerse instituciones indígenas (policiacas, legales y prisiones) que apoyarían el régimen legal.

ISSUE 16 | DIC `2018


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