Al- Ghurabá 23

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La capacidad de financiarse estafando a las compañías aseguradoras es real. Y peligrosa, si no le prestamos la suficiente atención. Los terroristas requieren liquidez para sostener las labores de reclutamiento, propaganda, logística y los aspectos estrictamente operativos y han demostrado ser innovadores a la hora de encontrar nuevos métodos de financiación para no ser detectados. Estafar a las aseguradoras es un método discreto y seguro, que en la mayoría de ocasiones no pasa por el filtro de la policía. Existen multitud de siniestros que no requieren de una denuncia previa, y por lo tanto las FCSE no tienen porqué conocer de su existencia. Por ejemplo, en el ramo de hogar, si se declara un falso siniestro de daños por agua, el asegurado podría solicitar que su compañía le indemnice económicamente y una vez hecho el ingreso, nadie le exige que repare los daños causados por el agua. Puede destinar el dinero de la indemnización a lo que considere oportuno. Otro ejemplo que podría escapar del radar de la policía es el conocido “cuponazo cervical”, que básicamente consiste en exagerar los daños corporales para obtener un enriquecimiento ilícito a costa de las lesiones que alegan padecer los ocupantes de los vehículos implicados. Se lo he visto hacer a toda clase de personas, de diferentes etnias y culturas. Es un tipo de fraude muy extendido que en los meses más duros de la crisis económica, en algunos barrios de España se convirtió en la principal fuente de ingresos de muchas familias. Es cierto que este tipo de estafa genera ingresos pequeños comparados con otras actividades delictivas pero ojo, es mucho más segura. Las aseguradoras invierten en detectar el fraude pero no en perseguirlo. Cuando afrontan gastos imprevistos por intentos de estafa, prefieren no destinar más recursos a largos e inciertos caminos judiciales a no ser que la situación lo exija. En consecuencia un sujeto puede intentar estafar a las compañías aseguradoras y a no ser que abuse de la reiteración, raramente sufre las consecuencias.

ISSUE 23 | JUL`2019


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