Tercer boletín bimestral de la Red de Mujeres en Tamaulipas

Narrativa informativa de la Red de Mujeres para la Promociรณn y Difusiรณn del Derecho a una Vida Libre de Violencia, en el estado de Tamaulipas

México, por su ubicación en el mundo, sus climas, bosques, minerales, petróleo, grandes litorales, además de su riqueza cultural ha conseguido diseminar un amplio conocimiento de sus tradiciones, pero también del paradigma colonial al cual se sujeta. México no ha superado los embates de los fantasmas de su idiosincrasia nacional, pues ni los recursos naturales del país son inagotables ni el sistema político contribuye facilitando el desarrollo económico de la nación como equivocadamente alguno que otro despistado o desinformado ha llegado a creer.

De los males endémicos que sufre nuestro país con seguridad podemos afirmar que la corrupción es el principal dolor que penetra la cultura política, económica y social mexicana, pero también está aquel otro fenómeno que convierte a nuestro país en una gran fosa común, aquello que le permite a México entender muy bien a su hermano del sur, Colombia. La tierra mexicana está herida, abierta, supurante y las víctimas son aquellas que se quedan para buscar por su cuenta, es por eso que este número de nuestra narrativa lo hemos dedicado a “La Red de Desaparecidos en Tamaulipas, de pie hasta encontrarlos”, una asociación civil que nació el 3 de diciembre del 2012 como una iniciativa familiar.

Sus fundadores, una familia Tamaulipeca que inició la búsqueda de un familiar desaparecido el 22 de abril del 2012 en ciudad Victoria, Tamaulipas y que al paso del tiempo en este camino de búsqueda fueron conociendo a más y más personas para poco a poco dar inicio a la primera asociación en el estado sobre este rubro.

“Red de Desaparecidos en Tamaulipas, de pie hasta encontrarlos” nació en el mundo completamente nuevo y desconocido, doloroso y dinámico de las desapariciones de cientos de personas en el estado y -ante la falta de acciones inmediatas y acordes a la contingencia- se dieron a la tarea de explorar brechas, caminos, ranchos, huertas, ejidos, plazas municipales, tienditas ejidales.

Fue un esfuerzo basado en la desesperación, en la esperanza de encontrar a la ausente, de tener un indicio, algún objeto, algo, lo que fuera que diera una luz o una pista. Los caminos que recorrieron olían a sangre, a pólvora, a muerte, eran lugares que infundían temor; encontraron a su paso vehículos con hombres armados que salían de los caminos a la carretera para tratar de extinguir la frágil llama de su confianza, pero no se rindieron, el camino emprendido les señaló que no habría retorno.

El Impacto de “Red de Desaparecidos en Tamaulipas, de pie hasta encontrarlos” en la Red de Mujeres para la Promoción y Difusión del Derecho a una Vida Libre de Violencia” es amplio y tiene que ver sobretodo con su trabajo a favor de niñas y mujeres desaparecidas y con sus familiares que las buscan que suelen ser, casi en su totalidad, las madres u otras mujeres de las familias.

Puntualmente, la Red de Desaparecidos en Tamaulipas, fortalece a la Red de Mujeres mediante la coordinación de talleres de capacitación, como el de: “Mecanismos de prevención y protección al interior de la Red”. Con esto se demuestra que el trabajo conjunto es clave a la hora de combatir la violencia contra las mujeres, para la prevención de las violaciones a sus derechos humanos y para su protección en situaciones de conflicto e inseguridad.

Ana Karen se despidió de su mamá, Mauri Félix, el 29 de septiembre de 2012. La joven celebraba haber conseguido una entrevista para un trabajo de mesera en Reynosa, Tamaulipas. No lo consiguió pero aprovechó el sábado para visitar a su amiga Tania, con quien se quedaría a dormir, según avisó a su madre.

De acuerdo con la columna del periodista Héctor de Mauleón para El Universal, la señora Mauri, quien trabajaba del otro lado de la frontera como empleada de limpieza en McAllen, Texas, regresó hasta el martes a su casa y al no contar con un teléfono celular, recién se enteró que Karen no había regresado a su hogar. La señora Mauri llamó a la amiga de su hija quien dudosa dijo no saber su paradero después de que esta se retirara de la fiesta acompañada por un hombre de nombre Juan Pérez Rodríguez de 32 o 33 años “a comprar botana”.

Angustiada, pidió la dirección del hombre y fue a buscar a su hija. Sin embargo, la señora Mauri se encontró con la hermana del sujeto quien dijo no saber nada de él y que además acababa de salir de la prisión bajo fianza. Los familiares del sujeto argumentaban no saber nada de él.

Al no tener información sobre el paradero de su hija; la señora Mauri interpuso una denuncia ante las autoridades. Al mismo tiempo que emprendió, junto a familiares, la búsqueda de Ana Karen por su propia cuenta.

Al indagar, vecinos les informaron que había corrido el rumor de que el Cártel del Golfo había advertido a través de redes sociales que iban a levantar a todo aquél que anduviera esa noche por la ciudad. Esto debido a que supuestamente los Zetas entrarían a Reynosa. Según el propio De Mauleón, en Reynosa “casi todos conocen a alguien”. Fue así que la madre de la joven desaparecida logró ubicar a una persona con amistades en el Cártel del Golfo para preguntar si su hija estaba en alguna de sus casas de seguridad. No obstante, la respuesta fue negativa.

Motivada por el amor de madre, la señora Mauri logró saber que Juan Pérez Rodríguez era oriundo de Padilla; fue a buscar a su hija a aquel municipio pero el padre del hombre dijo no haber visto a Juan desde hacía tiempo.

Para entonces, las autoridades seguían sin avanzar en las investigaciones; en la Procuraduría perdían información relativa al caso o cambiaban al personal y todo se retrasaba, una serie de fallas sucesivas que terminaron por dejar el caso de su hija entre telarañas.

Finalmente, la madre de Ana Karen encontró un viso de esperanza. La columna de Héctor de Mauleón en El Universal, titulada “La mujer de los Zetas”; en donde se narraba la historia de María, la mujer a la que su esposo habría vendido a los Zetas para que la prostituyeran junto a otras 40 mujeres, podría ayudarla.

En 2016, debido al contenido y su relevancia, la columna fue compartida en la página de Facebook “Bienvenido a la realidad”, en donde el administrador la ilustró con una fotografía de un prostíbulo rodeado de supuestos policías encapuchados, misma que -alegóhabría encontrado en Internet. Sin embargo, la señora Mauri identificó inmediatamente a su hija: era Ana Karen en la imagen. La fotografía fue rastreada hasta dar con un portal que lejos de ser de Tamaulipas, donde desapareció la joven, pertenecía al estado de Quintana Roo llamado “Unión Cancún”, el cual la habría compartido en julio de 2015 y documentaba un operativo de rescate.

No obstante, es todo lo que Mauri Félix tiene de su querida Ana Karen, una captura de ella en un prostíbulo de algún lugar en México hace 4 años. Hasta el día de hoy, se desconoce su paradero.

De acuerdo con el documento elaborado por Litigio Estratégico de Derechos Humanos (DH)EAS y el Instituto Mexicano de Derechos Humanos y Democracia (IMDHD), a nivel nacional de cada diez personas desaparecidas tres son mujeres.

La Organización de las Naciones Unidas (ONU) ha alertado sobre la situación de desapariciones en especial en Tamaulipas.

A nivel nacional hay un total de 2,222 mujeres y niñas desaparecidas registradas en el Programa de personas extraviadas “Dar Contigo”, en donde el 75% de ellas se concentra en 10 entidades federativas. A continuación, se presenta una gráfica que muestra las estadísticas por entidad federativa ordenadas de mayor a menor de acuerdo al programa.

Desde 2006 hasta 2018, en México hubo un total de 35,424 personas desaparecidas. En Tamaulipas se han registrado 5,989 de estas desapariciones. De enero de 2016 a mayo de 2017, la Procuraduría del estado de Tamaulipas, identificó 1,093 denuncias por mujeres desaparecidas.

Según la nota aparecida en Milenio en el 15 de julio de este año, la Red de Desaparecidos en Tamaulipas A.C registró de enero a julio de este año, 834 personas desaparecidas, de los cuales 39 por ciento son mujeres y 61 por ciento son hombres, con una gran tendencia al alza de desaparición de mujeres. Josefina de León Mendoza, directora de la organización señaló que de acuerdo al monitoreo y a las estadísticas que recaban, consideran que la desaparición en mujeres se ha incrementado un 17 por ciento. Esto en comparación con el periodo del 2006 al 2017. De estos grupos dijo que mujeres se han encontradas con vida al 65 por ciento, encontradas sin vida 1 por ciento y sin localizar 34 por ciento.

Los rangos de edad de las mujeres desaparecidas en el estado van de los pocos meses a los noventa y cinco años, predominantemente de diez a treinta y nueve años, cifras que coinciden con las proporcionadas por REDIM en el que se señala que 97% de las mujeres desaparecidas se encuentran entre los doce y diecisiete años. La enorme mayoría de estas niñas y jóvenes, son integradas a redes de trata para explotación sexual.

México es un país de origen, tránsito y destino de personas que son víctimas de trata con fines de explotación sexual y trabajo forzado. Los grupos más vulnerables de este delito son: mujeres y niñas, migrantes indocumentados, indígenas, obreros, trabajadores informales, jóvenes y personas analfabetas o con bajos niveles educativos.

Los principales focos de explotación y enganche son las ciudades norteñas que limitan con Estados Unidos, las principales ciudades turísticas, y las sureñas que limitan con Centro América.

México es el país americano con más mujeres desaparecidas que son convertidas en esclavas sexuales.

Los enganchadores contactan principalmente con niñas, niños y mujeres de forma directa o indirecta (avisos en los diarios, concursos de belleza, Internet, etc.) y generalmente por medio del engaño, como promesas laborales o de matrimonio, aunque a veces los medios de enganche puedan ser violentos, como el secuestro. Los enganchadores reclutan las víctimas que posteriormente serán transportadas a lugares en los que no tengan un entorno que las pueda ayudar (familiares, amigos, conocidos), donde serán explotadas sexualmente.

Los cárteles de la droga en México son uno de los principales explotadores de la trata sexual y trabajo esclavo. La desaparición de niñas, adolescentes y mujeres no es un tema menor, es algo muy grave y delicado.La directora regional de la Coalición Contra el Tráfico de Mujeres y Niñas para América Latina y el Caribe, reveló que su organización cree que, sólo el año pasado, los carteles mexicanos hicieron US$10.000 millones de la esclavitud y explotación sexual de mujeres y niñas.

"Se puede tener una idea de la dimensión por las miles de jóvenes que desaparecen cada año en México", dice el director de una organización no gubernamental que se dedica a readaptar en la sociedad a las víctimas de la trata.

Según un diagnóstico del Centro de Estudios e Investigación en Desarrollo y Asistencia Social, A.C. (Ceidas) las rutas de este delito en el norte del país son las ciudades de Nogales,Tijuana, Mexicali, Ciudad Juárez, Nuevo Laredo y Matamoros .

Trata de mujeres: Enganchar mujeres con la intención de explotarlas sexual o laboralmente, reteniéndolas a través de la coacción, el engaño o el abuso. Es un crimen contra la persona.

La trata es un delito complejo, porque las víctimas muchas veces no se asumen como tales. Muchas veces están sometidas y no quieren denunciar a sus tratantes por amenazas a ellas, sus familias o a los hijos que tienen con ellos.

Poco sabemos de las personas desaparecidas en México y menos aún de las mujeres en esta situación, y a quienes las autoridades tienden a criminalizar por cuestiones de género, sugiriendo —como documentan investigadoras feministas como Lydiette Carrión- que se fueron por su propia voluntad con “un novio”, porque “estaban embarazadas” o en algún problema y querían ocultarlo a sus familias, entre otros tantos argumentos que solo revictimizan y entorpecen el proceso de búsqueda.

Es una publicación digital bimestral de divulgación de las actividades de la Red La elaboración de este producto digital fue posible gracias al apoyo generoso del pueblo de los Estados Unidos de América, a través de la Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID). Sus contenidos son responsabilidad del Centro de Investigación, Capacitación y Atención para el Desarrollo Social, AC (CICADES) y no necesariamente reflejan el punto de vista de USAID o del gobierno de los Estados Unidos.