La escuela el lugar seguro
Teniendo en cuenta a Lidia Fernández “La institución escolar es el resultado de la especialización de una parte de la transmisión de la cultura que requiere una sociedad compleja. Cada escuela específica es el ámbito que se concretiza a nivel singular”. En el caso de mi residencia se desarrolló en la Escuela de Nivel Primario Mariano Moreno de la localidad de Oliva.
A lo largo del tiempo la escuela fue cambiando y aún se encuentra en este proceso, siempre muy atravesada por el contexto social, cultural e histórico. Estamos vivenciando un contexto particular, donde los cambios son radicales y bruscos. Pero aún se realiza un recorte de información, saberes, modos de valor y de percibir la realidad, todo esto acompañado de un alto contenido emocional. Aquí puedo marcar los rasgos generales de representaciones colectivas vinculadas a la institución: puedo marcar la existencia de un ambiente artificial donde se aislaban personas, en particular, por edad cronológica. En este caso era un grupo 13 estudiantes entre 9 y 10 años de cuarto grado que presentaban diferentes modos de aprender.
Hace tiempo las clases medias y las clases más desfavorecidas mandaban a sus hijos a las escuelas estatales del barrio, con la convicción de que la escuela pública estatal era la mejor forma de integración y de igualación social, que se mantuvo hasta hace poco tiempo.
En los últimos 30 años, la sociedad argentina vivió un proceso de segregación social y espacial mucho más marcado que antes. No es que antes no hubiera desigualdad o exclusión; la había, y muy grave. Pero en el último tiempo, hubo un cambio fuerte no solo en la realidad sino también en el imaginario, que empezó a considerar legítima esa desigualdad, y esa segregación.
En las escuelas públicas estatales en las grandes ciudades suelen ser escuelas a los que asisten los sectores más empobrecidos. Lo público en ésta vieja acepción de lo que une a ricos y pobres es cada vez menos frecuente. Pensar en lo público implica un espacio complejo que incluye el hacer de cada uno de nosotros, pero ese hacer debe volverse más general, más inclusivo y menos sometido a lo individual.
La escuela participa de la construcción de un espacio común de una noción de lo público en las que las particularidades tienen peso, pero que tienen que articularse en una construcción colectiva, que las incluye y que también las excede. 1
Como venía hablando a los estudiantes de cuarto grado se les ofrecieron saberes relevantes para su vida, para el enriquecimiento intelectual y afectivo. Me hice responsable de que aprendan y de que la experiencia escolar les resulte de provecho. Se utilizaron los libros brindados por el estado, teniendo en cuenta que algunas actividades no eran acordes a su proceso de aprendizaje por lo tanto se acompañó con fotocopias, con explicaciones, juegos, construcción de referentes, diálogos. Buscando abrir el horizonte y los intereses de los estudiantes, se les presentaron libros de cuentos, poesías, fábulas que les permitieronaprender lamanipulación de librosmás alláde la lectura, sino también la interpretación de imágenes, la ampliación de su vocabulario para expresar sus emociones. Esto último muy importante en este contexto desfavorecido económicamente, la escuela es el lugar seguro para contar miedos, problemas, sus tristezas y alegrías. Todo esto utilizado como herramienta para favorecer el proceso de aprendizaje de lectoescritura, que les permitirá desarrollarse en un mundo letrado. Valorando las expresiones de los estudiantes, sus puntos de vista, opiniones, sentimientos y emociones para aprender a expresarme en el mundo sociocultural. Prestando especial atención a los procesos diferenciados, valorando logros individuales, que sumaban a la escucha y la compresión de las necesidades personales y cognitivas de mis estudiantes. Es necesario diseñar una formación deliberada del habitus profesional orientada por objetivos y al mismo tiempo abierta, que respete a la persona. La acción pedagógica está basada en rutinas o una improvisación regulada, las cuales apelan a un habitus personal. El rol que puede tener la toma de conciencia y el análisis de la práctica en la trasformación de los esquemas. Esto puede favorecer el trabajo y hacernos responsables sobre nuestro propio habitus. Espero que en mi práctica profesional futura la observación atenta a las particularidades de mis
estudiantes y la reflexión continua, sea parte de mi habitus y que me ayuden a planificar y desarrollar mi oficio de enseñar.
En la acción pedagógica se moviliza constantemente el habitus, según cuatro mecanismos mínimos.
• Una parte de los “gestos del oficio” son rutinas que no exigen ya la movilización explícita de saberes y reglas;
• Incluso cuando se aplican reglas y se movilizan saberes, la identificación de la situación y del momento oportuno depende del habitus;
• La parte menos consciente del habitus interviene en la microregulación de cualquier acción;
• La improvisación está regulada por los esquemas de percepción, de decisión y de acción, los cuales movilizan mínimamente el pensamiento racional y los saberes explícitos 2
La toma de conciencia cambia el habitus porque ella lo combate en situación. Cuando se combate se repite, se automatiza el control y toma a su vez la forma de contraesquema. Porque lo natural puede reproducirse en ciertas circunstancias y la trasformación del habitus es un trabajo de larga duración e incierto.
Me desarrollé en la tarea de enseñar considerando que la escuela transmite saberes que permiten formar parte de la historia. Según el texto la opción de educar y la responsabilidad pedagógica “para que éste saber sea emancipador debemos enseñar la historia de los saberes porque el entender que esos saberes constituyeron un gran desafío se puede entender la interacción de todos los elementos de nuestro complejo mundo” Considero que intenté enseñar a través de una construcción creativa e innovadora del saber utilizando como base lo aprendido en el profesorado. Aunque no quiero dejar de señalar que aún tengo mucho que aprender en la implementación de recursos entendiendo que los mismos no solo facilitan mi trabajo, sino también una forma de atracción para el aprendizaje de los estudiantes.
Los días lunes fueron un momento de crítica y reflexión, que me permitieron crecer. Por ejemplo, con la presentación del enfoque DUA en la clase de práctica en el profesorado. El cual hace referencia al Diseño Universal del Aprendizaje. La planeación didáctica que desde este enfoque llevan a cabo los maestros requiere tener en cuenta que el aprendizaje debe ser significativo y que, por ello, se basa en las competencias, los conocimientos y los saberes previos de los alumnos, a fin de construir puentes sensibles entre visiones y conocimientos propios y ajenos, en busca de complementariedad antes que de oposición. (Schmelkes 2006:74).
Eliminar las barreras que impiden la participación de todos los alumnos en las actividades del aula, supone que las experiencias de aprendizajes que consideran un equilibrio entre el respeto a la individualidad de cada uno de los alumnos y la pertenencia a un grupo como miembro de pleno derecho, en el que se le valora, se siente partícipe y obtiene éxitos en su proceso de aprendizaje, (Muntaner, 2010). Desde esta perspectiva la planeación diversificada es una oportunidad de establecer la colaboración entre docentes e impulsar la transformación de las aulas en espacios cada vez más inclusivos contribuyendo a la eliminación o minimización de las barreras para el aprendizaje y la participación. La inclusión es un proceso. Es decir, no se trata simplemente de una cuestión de fijación y logro de determinados objetivos y asunto terminado. En la práctica la labor nunca finaliza. La inclusión debe ser considerada como una búsqueda interminable de formas más adecuadas de responder a la diversidad. Se centra en la identificación yeliminación de barreras. Supone la recopilación yevaluación de la información de fuentes muy diversas con el objeto de planificar mejoras en las políticas y las prácticas inclusivas.3
Considero que pude llevar adelante este enfoque, en las clases de arte, que desarrollaba los días viernes. Clasesmuy esperadas por los estudiantes, quienes cada viernes preguntaban si íbamos a hacer arte, por comentarios de la profesora en las evaluaciones de cada semana. Estas clases fueron planificadas a través de una secuencia, iniciando con el libro ¿Qué ve el
pintor?, para que los estudiantes lograran posicionarse como sujetos creadores, a partir del mismo. Intente abrir su horizonte de conocimiento de diferentes pintores reconocidos a nivel mundial de nacionalidad argentina, lo que les permitía sentirse más identificados. No se les presentaba una sola obra, sino que un abanico de ellas,para que ellos a partir de sus intereses personales eligieran y pudieran plasmarloa través de acuarelas. Esta actividad permitía romper con el esquema tradicionaldel aula, se escuchaba música mientras se trabajaba, los estudiantes y el mobiliario se desordenaban, para ordenarse según una lógica de trabajo particular, por ejemplo, los materiales que debían ser llevados por mí, ya que el contexto socioeconómico no permite que los estudiantes lleven sus propios materiales, se preparaban estaciones que permitían compartir los materiales.
Cada uno de los estudiantes se convertía en un artista, cada uno con su sello particular. Luego todo esto fue catalizado en un museo digital, la suma de las partes conformo el mismo más allá de los trabajos individuales. Esto fue de gran orgullo para ellos, se lo mostraron a la directora Silvia, una persona muy querida por ellos. Además, esta herramienta digital permitía ser envido por el grupo de WhatsApp de las familias, logrando así que las mismas conocieran y fueran parte del trabajo de los estudiantes, sin tener la barrera de tener que asistir a la institución.
La base de la educación es el respeto, tener curiosidad, imaginación. Debemos hacer que la escuela sea un lugar donde los niños quieran ir y donde se despierte su curiosidad. Teniendo en cuenta que cada uno es un universo, que no debe quedarse callado, ya que es muy importante lo que tienen para decir. El docente es quien debe organizar y abrir esos lugares. Por eso es fundamental la producción del saber ligado a los estudiantes.
Philippe Meirieu nos dice “nunca se debe declarar la incapacidad de nadie, que todos los alumnos tienen un camino de aprendizaje y que no hay un techo para ello.” Es nuestra tarea como formadores tener responsabilidad y convicción política, a nivel macro y micro institucional en la que se inscribe el proyecto escolar y nuestro accionar. Debemos ser responsables y tener siempre presente nuestra función transformadora sobre el niño buscando el desarrollo favorable y adaptado a las necesidades diversas de los educandos.
Espero formarme como docente a partir de un rol activo, empático, responsable, comprometido en múltiples dimensiones tanto pedagógica, didáctica, como cognitiva. La tarea de enseñar en el complejo contexto actual contribuyendo desde el humilde lugar del aula a la transformación de mis futuros estudiantes a través del crecimiento intelectual y personal.
Tenemos que resignificar la clase como un espacio de construcción de conocimiento por parte del alumno, ayudado por estrategias de enseñanza. Nos permitirán superar su visión como cosa o mero espacio físico en el cual desarrollamos el proceso de enseñanza y de aprendizaje y entenderla también como espacio pedagógico, de poder,de comunicaciones, de relaciones, de orden y desorden, de consenso y conflicto. 4 En principio, para facilitar el aprendizaje y organizar socialmente los contenidos básicos.
La clase supone partir de la concepción de la relación pedagógica como una tríada: docente/alumno/contenido. Una relación mediada por el contenido, que adquiere sentido si y solo si existe un sujeto que posee un saber y que es capaz de hacerlo comprensible para que otro sujeto se apropie significativamente de él.
Teniendo en cuenta la transposición didáctica, como el proceso a través del cual el docente logra que el contenido científico se transforme en contenido a enseñar y en contenido aprendido sin que sea deformado (Frigerio, 1992, 32) La enseñanza para la comprensión propone partir de un currículo vinculado con preocupaciones y experiencias cotidianas de los alumnos.
A lo largo de este proceso puedo decir que aprendí que evaluar no es una tarea sencilla. Por el contrario, es complejo juzgar cuando reconocemos que es preciso tener en cuenta múltiples variables. A la hora de evaluar los aprendizajes de los estudiantes, el problema se centra en encontrar estrategias de valor que permitan distinguir cabalmente los aprendizajes construidos y de los simplemente almacenados.
La preocupación mayor radica en el temor de que se afianzan conocimientos equivocados o se construyan a partir de un error, nuevos conocimientos, generando así una montaña de saberes falsos o inconexos.
En el campo de la didáctica contemporánea el análisis del error juega un lugar destacado. Es importante entender su origen, naturaleza y relevancia para así atender a mejores comprensiones. En algunas oportunidades los estudiantes logran una relación incorrecta y por lo tanto es necesario que los docentes reparemos o revisemos y que esto se haga sin temor ni vergüenza. Es preferible usar el tiempo para revisar o ahondar en las explicaciones o temas que requieren en sus bases de esos conocimientos o ideas y luego avanzar. 5
En el caso de mis prácticas profesionalizantes las evaluaciones se segmentaron para delimitar las exigencias y otorgar confianza que permita generar un espacio de aprendizaje fluido. Intentando favorecer y estimular las producciones de los alumnos. Estar cómodos en un espacio evaluativo es todo un desafío, se pone a prueba la salud del estudiante, el tiempo, el respeto y posibilidades. Por lo tanto, muchos de ellos requirieron ayuda personalizada para la realización de sus actividades. Ellos esperaron esta evaluación con ansiedad y buscaron realizarla con gran dedicación. Como docente busqué dar cuenta de sus logros y trabajar los fracasos juntos.
Con la docente Co-formadora tuvimos la diferencia en la concepción de las notas finales. Ella consideraba que los estudiantes ante el mínimo error ya no era considerado un excelente. En cambio, yo considero que la nota final debe ser fruto de apreciaciones compartidas, del proceso de trabajo desempeñado, porque es lícito identificar a estudiantes que partieron de un escaso rendimiento incrementando paulatinamente, a medida que transcurre los niveles de comprensión.