Se mezclaron los cuentos

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Había una vez un niño que se llamaba Pulgarcito. Se llamaba así, porque era como un pulgar y vivía con sus hermanos en la Patagonia.

Un día se fue con sus hermanos a buscar leña, encontró una chica que estaba desmayada Pulgarcito y sus hermanos la despertaron, ésta se sintió mareada. Pulgarcito le preguntó: - ¿Cómo te llamas?

Y la chica le dijo: - Me llamo Bella Durmiente.

Entonces la llevaron a la casa, le dieron un té, le dieron una cama para dormir la siesta. Cuando se despertó no había nadie y escuchó pasos. Era un gigante. Con fuerza tocó la puerta

La bella durmiente se asustó y se escondió debajo de la cama Después llegaron, Pulgarcito y los hermanos

Los hermanos también escucharon pasos y se escondieron atrás de un árbol, se asustaron, llamaron al hada madrina

Ésta hizo magia para que se vaya el gigante Se fue

Entraron a La casa para buscar a Bella durmiente y se fueron a la casa del hada. Comieron torta y vivieron felices para siempre.

Autores: MIA, JOSE, SANTI, BENJA A.

Caperucita y Juan

Había una vez una chica que le decían Caperucita Roja, que tenía un amigo llamado Juan.

Su madre los mandó a llevar un sanguche, pero la abuela vivía del otro lado, al noroeste.

Empezaron a caminar por los cerros y en el camino, un señor grande les dio semillas. Las plantaron, esperaron.

Un zorro flaco le preguntó a Juan: – ¿Que están esperando?

– Que nazca una planta enorme, dijo Juan.

El zorro salió corriendo apurado…

Creció la planta, la treparon y desde allí vieron al zorro con la abuela.

Bajaron lo más rápido posible y pidieron ayuda al cazador.

Cuando el zorro vio la escopeta del cazador, salió corriendo.

El cazador se puso feliz porque fue la primera vida que salvó, disfrutaron mucho el sanguche junto al cazador y la abuela.

JONÁS

– TOBIAS – EMILIA Z. – SABRINA

La Bella Durmiente del Noroeste HABÍA UNA VEZ UNA PRINCESA LLAMADA SOFIA QUE VIVÍA EN UN CASTILLO DEL NOROESTE, CON SUS PADRES.

UN DÍA SALIÓ RUMBO HACIA EL CERRO, CUANDO DE REPENTE SE ENCONTRÓ A UNA BRUJA. LE REGALÓ UNOS ANIMALES DE LA SELVA, ENTRE ESOS ANIMALES HABÍA UN YAGUARETÉ.

EL PRÍNCIPE ANDABA A CABALLO Y VIO TIRADA EN EL SUELO A LA PRINCESA, LA LEVANTÓ A LA BELLA DURMIENTE Y LA LLEVÓ AL CASTILLO.

LA BELLA DURMIÓ POR CIEN AÑOS, PASARON DÍAS Y DÍAS, HASTA QUE LLEGÓ EL DÍA CIEN. LA BELLA PRINCESA SE DESPERTÓ.

FUE CUANDO EL PADRE Y LA MADRE LA ABRAZARON, FELICES POR TENER NUEVAMENTE A SU HIJA CON ELLOS.

AUTORES: ALEJO F., BENJA G., LEILA S., YESICA.

Pelea con el yaguareté

Había una vez un niño llamado Juan que conoció a una niña llamada Caperucita.

El niño le dijo: - ¿Vamos al bosque a jugar?

Y cuando se iban a su casa, se encontraron con un yaguareté.

Venía su hermano desde la aldea, cuando se encontró en el camino con una bruja. Ésta le dio una lanza.

Llegó a donde estaba el yaguareté, lo apuñaló.

Más tarde, volvieron a su aldea para festejar y vivir felices con su familia.

Autores: Kevin, Agos, Guada y Pedro.

Las aventuras de Pulgarcito

La mamá y el papá tuvieron un bebé que le decían Pulgarcito de la Patagonia, porque era travieso, pero su papá era un príncipe y vivían en un castillo.

Pulgarcito fue a la casa de la abuela, que vivía detrás del bosque, y vio pasar un yaguareté por el camino, paró a juntar flores y las puso en la canasta.

Vio animales de la selva y vio una aldea. Adentro de la aldea vivían hadas.

Encontró, al lado de una roca, unas botas mágicas, entonces se las puso, dio un paso gigante, llegó a la casa de su abuela y vivieron felices por siempre.

Autores: Thiago V., Delfina, Alejo A., Cristian.

Pulgarcito y el gigante

Había una vez un niño, le decían Pulgarcito, vivía en la Patagonia en una aldea llena de pinos.

Un día pulgarcito salió a caminar por el sendero y se encontró con el yaguareté.

Pulgarcito fue a la casa de la abuela, en el camino se encontró huellas de un gigante.

De pronto se chocó con un pie enorme. El gigante sintió el golpe, miró al suelo y no vio nada porque Pulgarcito se metió en un hormiguero. Las hormigas lo ayudaron a llegar a la casa de la abuela. Pero en el camino el gigante lo alzó y lo llevó a la casa de la abuela, porque era bueno.

Pulgarcito le dio las gracias, entonces el gigante lo perdonó por haberle tenido miedo.

Autores: Germán, Lourdes, Emilia y Alex, Leila A.

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