ChopperON #41

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EntrevistON

adolfo.Callesbonneville.madrid

Adolfo Calles, propietario de Bonneville Madrid es pionero en España en el negocio de piezas aftermarket para Harley-Davidson. Su experiencia aflora por sus poros; 16 años le avalan. :Mahou>Luis de las Alas

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hopperON: Explícanos tus comienzos. ¿Cómo fue? ¿Por qué te dio por abrir una tienda? Mis comienzos... Todo empezó de una forma más o menos casual. Yo siempre he sido lo que los americanos llaman un “tuerca”, un apasionado de la mecánica. Curiosamente me gustaban (y me siguen gustando) los coches, y las motos no me interesaban demasiado. Pero resumiendo, después de restaurar la Duo Glide que perteneció a mi padre, comencé a escribir en la recién salida edición española de Freeway....Me di cuenta de que eso de buscar piezas se me daba bien, tenía un local pequeño a tiro y casi no había donde comprar piezas. Además, en esa época trabajaba de Disc Jockey y... ¡me sobraba mucho tiempo! ChON: ¿Cómo te preparaste? ¿Eres autodidacta? Como he dicho me apasionaba cualquier cosa con ruedas desde pequeño. Enredaba siempre que podía y leía todo lo que caía en mis manos; el típico quemao. Pero el salto fue restaurar la Panhead. Sabía lo que tenía que hacer pero no cómo; rompí muchísimas cosas. En el 91 tener un catálogo de Custom Chrome o un despiece

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original era un triunfo. Recuerdo que me leía y releía los catálogos y todo lo que tenía que ver con Harley. Aquello de manejarme con piezas se me daba bien, hilaba la información...Mi trabajo me aburría un poco. No sé, imagino que todo fue muy natural. ¡Aunque todo el mundo pensaba que era una locura! Comencé con la Duo Glide que perteneció a mi padre. Él murió cuando yo tenía siete años, y afortunadamente la moto se quedó en casa, abandonada. De los pocos recuerdos que tengo con él está el de esa moto grande y azul. ChON: Eres un habitual de las ferias internacionales de Cultura Custom ¿Cual fue la primera que visitaste? ¿Qué impresión te llevaste? Sí, procuro ir a todos sitios. La primera fue en Alemania, en el 96. Yo era el único que iba, y así fue durante muchos años, la gente lo veía absurdo. ¿Impresión? Flipé. La calidad de los acabados, la creatividad, el poderío y la ventaja cultural que nos llevaban...Se me dio la vuelta la cabeza como a un calamar. Volvía a España y le contaba a mis clientes lo que había visto, me miraban como si estuviese chalao. Ten en cuenta que en esa época ni Internet ni leches....


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