Todo está cambiando en la moda, muchos diseñadores han dejado las grandes casas de costura por el excesivo estrés que supone para centrase en sus marcas, la moda sin género está en lo más alto y el normcore ha dejado de ser tendencia. Es curioso como a finales del 2015 se anunciaba en varias revistas la muerte de esta tendencia y la aparición de otra nueva, el chaosmagic o algo así como la magia del caos. Trata de divertirse, no tener miedo, experimentar y proyectar una visión optimista. Esto se traduce en color, superposición y estampados, que nada tienen que ver pero que unidos crean un universo propio y estéticamente potente. Y esto tiene mucho que ver con esta corriente estética de la que hablo, el uso variado caótico y al azahar de prendas vintage para crear looks irremplazables. ¡Qué reine la personalidad!
Abel Baguena
Y como si de un movimiento revolucionario se tratase, esta tendencia toma elementos de estéticas que en su momento fueron, causaron o formaron parte de una revolución, el punk y la Revolución francesa, uniéndolo a prendas cotidianas y bebiendo del grunge. La aclamación a la naturalidad y el gusto por lo feo, hace que el maquillaje sea una herramienta vital o detestada desde el uso extremo para acentuar la fealdad, la exageración de los rasgos e incluso escribir palabras en la cara como mensaje de protesta, hasta el desuso desértico en una cara recién lavada a salvo de pigmento alguno. Porque de esto también trata, de variedad y antítesis. Andy Bradin
No podemos comprender que existan unos códigos permanentes e inmutables dentro de un movimiento en el que predomina la personalidad propia y la mente abierta. El fin último de este movimiento es cuestionar lo establecido, crear nuevos conceptos, abrir la mente y reescribir la cultura y al final, ser una obra de arte. “Ve a la escuela, consigue un trabajo, cásate, ten hijos, sigue la moda, mira la televisión, obedece la ley, actúa normal. Repite conmigo: soy libre.”
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