Salud Masculina

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Lic. en Nutrición Judith Jiménez López

BUENOS HÁBITOS

para qué salgo. Y eso me parece incluso más loco que el que me vendan algo que no es calidad y me lo cobren caro, que encima la que está mal soy yo. Donde entonces queda la ética, el profesionalismo, el cariño y aquel perdido espíritu de servicio que los lugares presumían. Ahora hay mucho de todo, pero poco de nutrición. Que bien que haya una fuente en el centro o que las paredes tengan arte moderno o hasta me atrevo a decir que en la cocina haya un chef, pero lo que quiero es que me sorprendan con algo increíblemente bueno y nutritivo al mismo tiempo. Que puedo tener de ganancia con un sushi de carnes frías envuelto en tocino bañado en salsa de caramelo. O que la cerveza ahora tenga salsas negras cargadas de sodio y glutamato monosódico. Hace poco, en un sitio pedí una bebida de fresa. Pero sólo llego el color rojo. Otra ocasión pedí limón-alfalfa y el color verde era fosfore s cente. Los helados ac tuales de taro son solo color morado y aroma. Si preguntas ni siquiera saben que es un tubérculo. Yo soy un ser extraño porque no me gusta solo decir de un lugar que su comida sabe bien. Y no soy difícil de complacer, no me molesta, como dicen: Comer a ras de

banqueta si lo que me ofrecen vale la pena. Estoy un poco cansada de pagar experiencias y llegar a casa con hambre. Hambre de nutrición real de comida real. Si es un taco que no sea una chalupita tiesa del país vecino. Si es una ensalada espero más que un puño de lechugas y pollo por $120 pesos. Nos hemos vuelto los que se toman selfies en la entrada, en el espejo del baño y con la bebida en la mano haciendo boquita de pez. Pero sólo eso. Regresamos a la mesa y aquello es “rico” o “bueno” o “es”, pero que importa, aquí todo mundo viene, tienes que hacer reservación o esperar más de media hora por que todo mundo habla del sitio como lo mejor. Me sigo preguntando: ¿Qué estamos pagando? Quizá es porque soy nutrióloga que el día que me encuentro una ensalada servida con aderezo de la casa, mi bebida de chocolate tiene cacao, o el consomé de vegetales realmente lo es… quiero felicitar al cocinero. Estamos viviendo un momento donde todo es plástico, pero se sigue presumiendo de natural.

una fórmula, la carne es de engorda química, el pollo vive de hormonas, los verduras y frutas tiene pesticidas, o son regadas con aguas turbias. Es un momento para reflexionar… ¿Qué sucederá a futuro… qué pasa ya en el presente? ¿Qué estamos permitiendo y promocionando? ¿Qué consumimos porque es poquito o una sola vez por semana? ¿Qué lamentaremos mañana? ¿Qué estamos enseñando con nuestro ejemplo? No hay manera de pedir algo distinto porque las personas se ofenden, no hay manera de escuchar y darnos la tarea de mejorar realmente. Si lo haces la respuesta es simple: “No vayas”. Pero no creo que pare en eso. Debemos crear conciencia. Para que aquellos cuya inspiración sea alimentar lo hagan desde el alma. Es un acto de profundo reconocimiento de quien somos y que necesitamos para vivir. Y lo siento mucho, pero tenemos que abogar por que aquellos que aman su profesión no sean corrompidos con el creciente mercado de la fama y sus seguidores. Mientras se siga distraído en más comensales, más volumen, más dinero, más… Se pierde el piso de lo que debe llevar la palabra MÁS: Calidad nutricional.

El queso es “tipo”, la leche es JULIO - AGOSTO 2022

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