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Un emigrante

Por: Mariam Khoury

Según el diccionario un emigrante es la persona que cambia su lugar de residencia, ya sea dentro de un país o a través de una frontera, pero ¿dónde queda el sentimiento en esta descripción?, ¿dónde queda el dolor de dejar a tu familia, a tus amigos, tu país, tu casa y tus costumbres?

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Una vida entera no cabe en una maleta. Algunos podrán opinar que vivimos de la nostalgia y de las románticas anécdotas de los emigrantes, de sus miedos al viajar por meses en barcos, de sus vicisitudes al tratar de ser registrados con sus nombres, de la forma en que fueron recibidos, de sus inicios en el trabajo, de su esfuerzo diario por sobrevivir y de los logros obtenidos en toda esta odisea. También podrán decir que los valores del trabajo constante y dedicado, el amor a la familia, y la fidelidad con el amigo con el que se distinguieron desde su llegada, son sólo palabras ostentosas y ensalzantes.

Yo creo que ignorar la odisea de la migración libanesa, y los valores que con ella trajeron sus personajes, es negarnos a nosotros mismos. Es ignorar la esencia que traemos dentro. Es eliminar los conceptos que explican nuestra forma de ser, de actuar, de vivir y de relacionarnos con los demás. Y aunque a veces nos invada la nostalgia de haber emigrado, debemos tener en cuenta que aún podemos poner nuestro granito de arena desde cualquier parte del mundo.

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